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Identidad y discriminación en Bolivia (página 2)


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DEFINIENDO LA DISCRIMINACIÓN Y SUS ETAPAS

Discriminación es toda distinción, exclusión o preferencia que se basen en motivos como la raza, el color, el sexo, el origen nacional o social, el nacimiento (características naturales) o el idioma, la religión, la opinión política o de otra índole, la posición económica, o cualquier otra condición social (características adquiridas) y que tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales de todas las personas.

Es decir, cuando existe un trato desigual entre personas en relación a cuestiones donde hay igualdad, existe discriminación. Esto nos lleva a pensar que la discriminación es básicamente un acto de injusticia, Y se manifiesta con desprecio, odio, rechazo, ofensas, agresión, demérito o invisibilidad de capacidades y/o un trato despectivo contra un grupo social determinado.

En este punto conviene diferenciar el acto del sentimiento y de la idea.

Cuando hablamos de ideas orientadas a establecer diferencias entre unos y otros nos referimos al estereotipo. La palabra proviene de investigaciones norteamericanas que habían demostrado que los individuos tienen regularmente tendencia a atribuir rasgos en forma de clisés a los diferentes grupos. Esta tendencia es humana, y deriva de nuestra necesidad de clasificar los estímulos en una categoría para que así podamos simplificar toda la información que el mundo nos ofrece. Al clasificar, exageramos la semejanza entre miembros de la misma categoría y aun más las diferencias entre categorías. Por eso existen las etiquetas de blanco/negro, hombre/mujer, niño/adulto, indígena/extranjero, etc. En el transcurso de la convivencia en sociedad es natural que se vayan construyendo estereotipos de los grupos humanos inmersos en ella.

En nuestro país ya nos podemos ir dando cuenta de algunos estereotipos muy claros con los que convivimos. Revisemos las creencias que tenemos acerca de las mujeres, de los discapacitados, de los homosexuales, de los extranjeros, de los indígenas, de los cambas, de los collas y de los chapacos, por citar algunos.

Sintetizando, un estereotipo es una idea, una creencia. No un acto. Como se dice en la voz popular, "del dicho al hecho queda un trecho".

El inconveniente más serio de los estereotipos consiste en que pueden constituirse en la base de los prejuicios, entendidos éstos como "una opinión definitiva y desfavorable acerca de ciertos grupos humanos" (B. Bettelheim 1975). Se constituye así en una actitud negativa hacia la diferencia.

Es interesante que los estereotipos con menos cualidades positivas, con menos valores y con más antivalores, caigan generalmente sobre los grupos minoritarios o los grupos excluidos. Así, el círculo de la exclusión se ve reforzado con los prejuicios fundamentados en tales clisés. Por ejemplo, tendemos a juzgar que un hombre es más inteligente que una mujer, que un blanco es civilizado y un indígena o un negro no tanto, que un adulto tiene siempre más razón que un menor de edad, que los europeos son culturalmente superiores a los sudamericanos, y así podemos ver muchos ejemplos en la vida cotidiana y en la historia.

Los prejuicios no sólo se manifiestan de un grupo hacia otro, sino que las personas individuales los encarnan, ya sea como quien tiene prejuicios o como quien los sufre.

Cabe esperar que la persona con prejuicios tenga una prevención contra los miembros individuales de los grupos prejuiciados simplemente porque pertenecen a él.

La discriminación, a diferencia del prejuicio, es un comportamiento dirigido contra los individuos objeto del prejuicio. Por ejemplo, cuando el conductor de un transporte público no recoge a alguien que parece ser homosexual, porque le desagradan los homosexuales o porque piensa que su presencia en el vehículo molestará a los demás pasajeros. En el segundo caso, puede decir que él personalmente nada tiene en contra de los homosexuales gay, pero que para evitar discrepancias con los demás prefiere ejercer una conducta discriminatoria aparentemente sin prejuicio.

También es posible que la expresión de una actitud puede ser considerada discriminación debido a las molestias y efectos negativos que causa en la persona discriminada, coartando su derecho a ser tratado con respeto.

La discriminación, además de la exclusión que presupone y que puede ser cometida tanto por el Estado como por la sociedad, se manifiesta con desprecio, odio, rechazo, ofensas, agresión, demérito o invisibilidad de capacidades y/o necesidades, un trato despectivo contra un grupo social determinado. Así tenemos el machismo, la homofobia, el racismo, el antisemitismo, la xenofobia.

ESPACIOS DE MAYOR DISCRIMINACIÓN

Se ha establecido que se multiplica la discriminación en espacios donde las personas se encuentran más hondamente comprometidas y por ende, tienen más que perder. A saber, la escuela o cualquier centro de estudios, y el puesto de trabajo. Por algo la ONU y la OEA hacen declaraciones y convenios para proteger a las personas inmersas en esos ámbitos. El trabajo y la escuela son los lugares donde el ser humano tiene mayor compromiso, ya sea para dar soporte a la economía propia y/o familiar o para educarse y tener mejores posibilidades de empleo, que eventualmente den mejor soporte a la economía propia o de su familia. La decisión de abandonar el trabajo o la escuela no se toma con igual facilidad que abandonar un parque, una reunión social o un centro comercial donde se es víctima de discriminación. Esto quiere decir que en estos dos ámbitos hay una cierta relación jerárquica que pone en desventaja a los empleados o estudiantes, frente a las decisiones, acertadas o desacertadas, que tome el jefe en el trabajo o el director o profesor en la escuela. ( Cf. Nociones Fundamentales sobre la Discriminación – Monografias_com.htm).

La discriminación tiene, por lo anterior, la función de mantener el poder en manos de quienes lo detentan, ya sea poder político, económico, físico, ya que el grupo dominante tiene la facilidad de traducir sus prejuicios en discriminación de hecho. (Cf. Moscovici 1986).

DISCRIMINACIÓN EN BOLIVIA

En Bolivia, más que una abierta conducta violenta hacia los grupos diferentes –salvo situaciones extremas de tensión social y de conductas de grupos extremistas- existe una variedad de prejuicios y de discriminación no intencionada hacia grupos vulnerables.

La gente tiende a discriminar sin tener en claro que está discriminando. Su intención no es discriminar. Esto sucede porque en nuestra cultura existen conductas discriminatorias que ocupan el saco del sentido común, fruto del hábito. Siguiendo con los ejemplos en los medios de transporte público, lugar de encuentro no planeado, el sentido común boliviano dicta que los menores de edad, los niños y las niñas, vayan de pie porque los adultos tienen preferencia en ocupar los asientos. ¿Y por qué? El sentido común responde que es signo de educación, que así tiene que ser. Se trata de una conducta discriminatoria habitual que ha entrado a formar parte de la costumbre y que va en desmedro del derecho de los niños a ser protegidos y ser tratados con preferencia.

El racismo merece una mirada aparte, ya que en nuestro país el escenario de la discriminación racial significa desprecio, exclusión y/o preferencias basadas en el origen étnico, color de piel, idioma y hábitos. Considerando que un 70 % de la población es o tiene origen indígena u originario, vemos que las dimensiones de la discriminación alcanza a igual porcentaje de personas. Esta situación es considerada como "normal" para la gran mayoría de la población. Incluyendo a los sectores discriminados.

En cuanto a la discriminación realizada en los lugares que más importancia adquieren para el presente y futuro de la población: los centros educativos y el puesto de trabajo, señalamos que se ejercita cuando en las centros educativos se dificulta el ingreso de estudiantes con diferencias idiomáticas, o que provienen de familias monoparentales, o que profesan alguna religión que no es la "oficial" en ese medio, o se restringe el ingreso a alumnos según su rendimiento escolar.

En el trabajo, podemos apreciar el demérito que hacen los machistas hacia las capacidades de las mujeres como seres humanos a través de burlas, de comentarios y conductas despectivas, incluso el acoso sexual. Recordemos que la sociedad boliviana es comprobadamente machista. Encontramos que en el presente, el estado fomenta la discriminación a la inversa: emite discursos con contenidos prejuiciosos de la raza blanca y mestiza apoyándose en la historia de 500 años de dominación extranjera, cumpliendo el rol de sector formal que impulsa la formación de la identidad enraizada en la pre-Bolivia.

LOS CAMINOS DONDE SE ENCUENTRAN LA DISCRIMINACIÓN Y LA IDENTIDAD

Observemos que la discriminación es una característica que se manifiesta con diferente intensidad según el medio social en el que las personas viven, porque cuanto sucede en la sociedad puede influir de hecho y de hecho influye sobre los impulsos de los individuos.

Para que las personas discriminen a otras debe existir la necesidad de hacerlo, y también la correspondiente validación de la conducta discriminadora. De otro modo podría dar pie a una imagen negativa de quien discrimina. Esta validez la encontramos objetivamente en los contenidos del prejuicio, que impulsa a ejercer conductas que vayan acordes a la actitud producto de dicho prejuicio: si consideramos que los indígenas son tontos, los trataremos como tales, invisibilizando sus capacidades. La conducta discriminatoria, que tiene siempre algún nivel de agresividad, adquiere así el matiz de ser un acto de justicia cuyo fin último es la defensa y la reafirmación de ciertos valores apreciados en tal entorno social: Al confirmar que son tontos reafirmamos nuestra propia inteligencia, marcando la diferencia entre ellos y nosotros.

Ahora, cuando mencionamos la palabra defensa, cabe preguntarnos de dónde viene el ataque que motiva la defensa.

En este punto, tocamos a las puertas de la psicología. A partir del genocidio de judíos promovido por el régimen del partido Nazi en Alemania, connotados investigadores se abocaron a la tarea de buscar una explicación a los hechos increíbles de aquella época. Entre ellos, Adorno, Horkheimer y Fromm, que realizaron un interesante trabajo orientado a identificar los rasgos de identidad característicos de personas que discriminan.

Entre sus aciertos, encontraron que todo el que no ha alcanzado por sí mismo una identidad personal firme, se ve amenazado por sentimientos de duda de sí mismo, por confusión acerca de quién es, una ansiedad perenne de que podría muy bien ser un nadie. Trata de acallar este temor diciéndose a sí mismo "al menos no soy un negro, ni un judío, y esto al menos me hace algo por encima de un nadie". El estereotipo social le ha hecho conocer que los negros, los judíos y los ancianos, por ejemplo, son portadores de características poco deseables según la escala de valores vigente. En el afán de probar-se una y otra vez que no posee estas características y que por tanto no es negro, judío o anciano, se esfuerza en remarcar dichas características en los grupos que las portan, redundando la diferencia entre él y ellos. Estamos en el punto en que la diferencia es poco tolerada. La intolerancia aparece entonces como rasgo de rigidez, de inflexibilidad en aquellos quienes vulneran el derecho de trato igualitario que todas las personas tenemos. (Cf. Moscovici 1986, 584-587)

La persona cuya identidad es fuente de inseguridad y duda, de soledad y sentimientos de incompetencia, tratará de superar esta situación perteneciendo a un grupo que, por medio de su prejuicio a los grupos extraños, alcanza un sentido precario de identidad.(Cf. Bettelheim y M. Janowitz 1975). Los grupos extremistas como los homófobos, el tristemente famoso Ku klux clan y las pandillas, por un lado; y los hinchas de equipos de fútbol y ciertas sectas religiosas, por otro, ejemplifican la amplia relación subyacente entre la identidad de las personas y la práctica de la discriminación.

Pensamos, sin embargo, que el énfasis dado a esta relación no alcanza a aclarar la dinámica completa del mecanismo que activa la discriminación. Echamos en falta la relevancia que el entorno sociocultural y la situación socioeconómica de las personas tienen sobre la conducta, los afectos y los pensamientos de las mismas.

DISCRIMINACIÓN Y MEDIO SOCIAL

La Alemania de la entre guerra tenía al frente un estado que había adoptado la política de la discriminación contra un sector de la sociedad de forma abierta. Entonces, maltratar a los judíos se volvió signo distintivo de los buenos alemanes.

Esto nos da un primer vistazo de cuán gravitante es el discurso de los gobiernos para influir en el sistema de valores sociales de los países. El manejo del poder político y los fines que los poderosos persiguen, afectan hondamente a las normas sociales, las cuales son los referentes de comportamiento para las personas.

Pero se observó que en el caso alemán, había sucedido también un cambio de nivel socioeconómico brusco para la gran clase media. De pronto, la gente estaba desempleada, había perdido privilegios y carecía de opciones. A este fenómeno se le llama hoy en día movilidad social, la que puede ser ascendente o descendente Los datos disponibles señalan que la lenta movilidad está estrechamente asociada con la tolerancia, mientras que la movilidad rápida, sea ascendente o descendente, se relaciona positivamente con la hostilidad interétnica (Cf. Bettelheim y Janowitz, 1975,167)

El motivo radica en que los cambios bruscos generan mucha tensión ya que se modifica la cotidianeidad y ello exige que las personas modifiquen también sus recursos adaptativos aceleradamente. El resultado es un sentimiento de estrés y frustración, y las personas sometidas a ellos reaccionan con la pérdida de control sobre sus conductas, principalmente las agresivas, ya que son éstas las más sometidas a estos controles.

Pongamos especial interés en la movilidad descendente rápida. La persona en esta situación siente que la sociedad comete una injusticia con ella, y no es raro que reaccione con conductas de rebeldía y desafío hacia las normas sociales que le han defraudado y con las cuales ya no se siente obligada. Es usual que dirija su hostilidad hacia grupos minoritarios proclives a la indefensión, o contra quienes ya albergaba algún prejuicio. En este caso vemos cómo las crisis socioeconómicas pueden generar el clima apropiado para la eclosión de hechos de discriminación.

Puede decirse que la discriminación se hace un problema más serio en el grado en que los grupos numerosos se hacen móviles descendentes con rapidez debido a cambios en la estructura de la sociedad. Para entender la discriminación desde un punto de vista sociológico, es menos importante centrarse en los antecedentes sociales y económicos del individuo que investigar la naturaleza de su movilidad social (Cf. B. Bettelheim 1975).

Y qué sucede con los grupos que sufren la discriminación?

En una crisis económica estos grupos son los que se ven más rápidamente afectados ya que de ordinario acceden a pocos beneficios. Tanto más en una crisis. Su movilidad social descendente es casi inminente. Ello favorece que los estereotipos y prejuicios que los otros tienen sobre un grupo se tornen peligrosamente verídicos. Así por ejemplo: "Si soy de verdad una incapaz porque soy mujer, entonces es posible que todo lo que haga esté mal". Es una actitud que impulsa la conducta sumisa y culpable volviendo la agresividad contra la propia persona. Pero no significa que la sumisión sea permanente, sino que esta mujer discriminada y con movilidad descendente encontrará también algunas formas de exteriorizar esta agresividad y lo hará con el grupo de personas que en menos desacuerdo esté respecto de su sistema de valores. Ella valora la capacidad, así que no será hostil con alguien que considere de esta manera. Valora la fuerza varonil, así que no agrederá a alguien fuerte. El grupo sobre el que descargará su poder será posiblemente el de los niños y niñas, principalmente éstas últimas, porque son mujeres.

Reiteramos que es la movilidad descendente, y no el estereotipo usual sobre la mujer, lo que gatilla la reacción hostil en ella.

Podemos comprender así cómo al interior de grupos minoritarios discriminados, en situación de crisis socioeconómica, se practica incluso más violencia física y psicológica que en el grupo que hace la discriminación. Por ejemplo, las mujeres son quienes más agreden a sus hijos y de formas más dañinas, los indígenas son quienes más practican la violencia contra la mujer, los homosexuales son quienes más relaciones sexuales genitales inseguras practican entre sí. De este modo se refuerza el prejuicio de que estos grupos minoritarios son "peores" que los demás, menos útiles, menos capaces y menos inteligentes.

LAS PELIGROSAS FORMAS ACTUALES DE DISCRIMINACIÓN

En las sociedades denominadas occidentales actualmente la discriminación es mal vista y de hecho se encuentra prohibida en las leyes y en la declaración de los derechos universales. Sin embargo, la mera prohibición no ha logrado que disminuya significativamente, sino que su expresión ha adquirido formas más sutiles, lo que la desvincula de la claridad que la violencia le proporcionaba.

Ya no veremos holocaustos de judíos ni ataques a personas de color, ni se difundirá con tanta libertad la mentada inferioridad de la mujer. Ahora encontramos a la discriminación envuelta en razones que comienzan muchas veces con "yo no tengo nada en contra de los indígenas, pero….", y aquí se enumeran los defectos o malos procederes de los grupos minoritarios. Así, en nuestro ejemplo del conductor de autobús que no recoge a un supuesto homosexual, el conductor niega la discriminación pero la ejerce, responsabilizando a los demás de su propia conducta discriminatoria no asumida.

Incluso a nivel estatal, numerosos son los gobiernos que alientan la discriminación contra los inmigrantes, declarando que se respetan sus derechos y se les trata con equidad, pero prohíben su contratación fomentando su explotación y marginación de los beneficios sociales. En nuestro país pasa algo similar con la migración interna del campo a la ciudad manifestándose en el trato que reciben los migrantes en hospitales, escuelas y entidades públicas y privadas, aunque social y formalmente esta discriminación sea negada.

La ambigüedad de la discriminación dificulta la lucha abierta en contra de ella, confunde y hasta propicia la creencia en algunos sectores de que la discriminación ha desaparecido. La aceptación social de tal discurso ambiguo hace que no exista motivo para hablar siquiera de discriminación. 

DE LA IDENTIDAD BOLIVIANA A LA DISCRIMINACIÓN

¿POR QUÉ DISCRIMINAMOS EN BOLIVIA?

Consideremos que lo más cerca que estuvimos de lograr una identidad positiva boliviana fue cuando se instauró el modelo del nacionalsocialismo en la revolución del 52. Asimismo, la gran frustración derivada de su fracaso y la conmoción social vertiginosa que dejó como legado, derivaron en el establecimiento de grupos cuyas diferencias con los demás se acentuaron. Luego de considerar las ideas sobre discriminación y aceptar que los bolivianos tenemos costumbres discriminatorias y que seguimos construyendo nuevos prejuicios que culminan en nuevos actos de discriminación, entendemos que la fortaleza de estos grupos se cimenta sobre la hostilidad hacia los otros, momento en el que adquieren un sentimiento de superioridad que permite justificar la discriminación.

Así, ante los países vecinos, nos sentimos y actuamos como inferiores, y conjurando esta desventaja, al interior tendemos a cultivar un complejo de superioridad.

Por ende, nos discriminaremos unos a otros para intentar fortalecer una identidad parcial aun a costa de cometer injusticias, y seremos más discriminadores mientras no salgamos de la crisis socioeconómica casi permanente en la que vivimos, situación que incrementa el sentimiento de estar sometidos a la injusticia.

Las instituciones gubernamentales reproducen además el círculo de frustración y complejo de inferioridad desde la primera escolarización de las niñas y niños.

"El niño boliviano no es educado en función de una mentalidad ganadora, ni exitosa. La primera percepción que tiene de su historia y de su pasado, es que le quitaron todo y que además Bolivia perdió sistemáticamente los enfrentamientos internacionales que tuvo, es decir, la sociedad boliviana no fue capaz de resolver positivamente sus desafíos (Mesa, Marzo de 1998) (68)

Pensar en estos factores nos impulsa a tratar de modificar la inútil percepción de que, además de ser un país pobre, encima somos un país discriminador (y discriminado). Podemos replantear la sentencia convirtiéndola en explicación y así dotarla de alguna utilidad y dinamismo: Por ser un país discriminador y dividido, somos pobres.

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Partimos de la premisa de que en nuestro medio social las mayorías no se apegan concientemente a la práctica de conductas discriminatorias, y eso es una chance que indica que hay elementos de transmisión cultural que estimulan la discriminación más que los odios frescos y el revanchismo. Existen también leyes y normas que defienden los derechos humanos, pero es cierto que sigue vigente la máxima colonial del "Acato pero no cumplo", que no significa otra cosa que el desconocimiento en los hechos de la norma (Cf. http://derechoshumanosbolivia.org/informes/).

Tal es la situación, que ni los organismos ni los representantes del estado se adhieren a la ley. Es un factor que obstaculiza el cambio social y que ahonda las injusticias. Significa también que las personas ejercemos nuestro poder cuando elegimos a un gobierno, y una forma de introducir mejoras es elegir con criterio. En auxilio de esta tarea al parecer quimérica pero no imposible, pueden venir los medios de comunicación de masas, que tienen acceso a la gran fuente de poder del siglo XXI: la información.

Estos mismos medios tienen además bastante responsabilidad social frente a los prejuicios, y corresponde a las instituciones sociales pronunciarse cuando se promueve la discriminación como forma de ganar público.

En la actualidad, la coyuntura política se orienta al restablecimiento de derechos para los pueblos indígenas secularmente excluidos. Pero, a la vez, pretende utilizar los resultados de tal exclusión, como la escasa formación escolar, la agresividad y deseos de revancha, para manipular a las ingente masas de indígenas bolivianos con fines políticos que benefician nuevamente a pocos sectores de la sociedad. Algo similar a lo que ocurrió en el 52. ¿No es esta una manera de vulnerar los derechos a la libertad de pensamiento y a recibir una educación integral que promueva el respeto hacia la diferencia como manera de eliminar paulatinamente la discriminación?

El papel de la educación es invaluable, porque a partir de su temprano contacto con los niños, tiene la oportunidad de mostrar la historia del país no sólo como un rosario de fracasos, sino otorgando un lugar de privilegio a los logros positivos que existen pero que no estamos acostumbrados a ver. Es importante por eso cuidar que la educación sea pertinente y actualizada.

Yendo aun más atrás, a la crianza misma de los infantes, es preciso informar y orientar a los padres para que posibiliten el establecimiento en sus hijos de una actitud positiva ante la vida, asegurando en todo momento la satisfacción de necesidades básicas biológicas y psíquicas, ya que así se evitará asociar la frustración al peligro de la propia existencia. Esta es la asociación que en último caso repite la persona que atraviesa una situación de movilidad social descendente frustrante.

En este acápite cerramos el círculo, ya que el asegurar la provisión de varias necesidades básicas para los niños y niñas, pasa por la implementación de políticas de inclusión y protección del estado. Pensamos que el cambio que necesitamos hacer en el país comienza en quienes detentan el poder, y los ciudadanos, para que este cambio comience, debemos ejercer concientemente nuestro poder de decisión y de elección, y exigir que la ley se cumpla cada vez con mayor justicia.

  1. TERCEROS, Jaime

    "Viva mi Patria Bolivia: Proceso de la construcción de identidad y nacionalism en Bolivia a través del fútbol". Tesis para optar al grado de licenciatura en sociología. 1998

    B. BETTELHEIM Y M. JANOWITZ

    "Cambio Social y Prejuicio". Fdo de Cultura Económica, Madrid 1975

    MOSCOVICI, Serge

    "Psicología Social y Problemas Sociales". Ed. Paidós 1986

    Cap 4: Psicología Social y Problemas Sociales – Michael Billig

    VAN DIJK, Teun A.

    "Discurso, poder y discriminación". S.e. 1994

    WIKIPEDIA

    "Nociones Fundamentales sobre la Discriminación" – Monografias_com.htm 29/09/07

    http://es.wikipedia.org/wiki/Sociedad, 10 /10/07

     

    Por

    Shirley Caballero

    Bolivia, ciudad de Cochabamba, noviembre del 2007

  2. BIBLIOGRAFÍA

Biografía de autora

Shirley Caballero Sahonero, de profesión psicóloga, con un diplomado en Pedagogía Familiar. Nacida en el corazón de América del Sur: Bolivia, en la ciudad corazón de Bolivia: Cochabamba. Amante de la literatura y la música, por lo cual hace intentos más o menos decorosos de crear realidades aún no nacidas utilizando la lengua española. En la práctica profesional está más inclinada por la psicología social, sin restar importancia aunque sí algo de tiempo a la práctica de la clínica psicológica, la apasionante rama que en última instancia intenta echar luces y esperanzas haciendo caminos en la misteriosa región del alma humana.

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