Los autonomistas italianos y su visión de la relación capital-fuerza de trabajo
Enviado por Liliana Cánaves
- Señale el papel de la crisis tanto en las teorizaciones de Holloway como de Hirsch
- Explique por qué los autores del autonomismo italiano identifican un cambio en la "naturaleza" del trabajo a partir de los años 70
Señale el papel de la crisis tanto en las teorizaciones de Holloway como de Hirsch
Especifique sus diferencias y cómo impactan en la conceptualización del Estado que cada uno desarrolla.
Las dos corrientes que salen del Debate Alemán de la Derivación son por un lado Hirsch con su concepto de "Estado Nacional de Competencia" y Holloway que en debate con Hirsch, enfatiza el principio de lucha de clases como principio de racionalidad política que, según él, con Hirsch queda de costado cuando hacía énfasis en la reestructuración de la forma Estado.
Para Hirsch el Estado nunca es exterior, neutral, es una forma específica de la relación capital, que son relaciones sociales. – relación contradictoria capital-trabajo – En esa lucha de clases se da la explotación del capital sobre el trabajo.
El instrumento que permite destruir los compromisos de clases fordistas es principalmente una liberación amplia y completa, no solamente de la circulación de bienes y servicios, sino especialmente del dinero y el capital. Es decir, los Estados abandonan conscientemente el control político de los movimientos del dinero y el capital, orientándose hacia un cambio decisivo en sus propias estructuras y condiciones de funcionamiento. La consecuencia inmediata de este desarrollo es que, el contenido y los márgenes de acción de la política nacional estatal son determinados directa e indirectamente por los movimientos internacionales de capital.
La desregulación de los mercados internacionales financieros y de capital tiene el mismo efecto que las obligaciones impuestas por el Fondo Monetario Internacional a los países periféricos. La diferencia radica en que, en el mundo de hoy, estas imposiciones sin mediaciones, que no requieren proceso alguno de decisión política, ya no afectan solamente a los países dependientes, sino también a las metrópolis capitalistas, que tampoco están limitadas o sujetas a algún tipo de control político.
Con esto se aclara el significado básico de la organización política de tipo nacional estatal para las relaciones de clase capitalistas: confinar dentro de las fronteras nacionales a las poblaciones, pero no al capital. De esta manera, la forma específica del Estado nacional crea la posibilidad estructural de dividir política y económicamente a los seres humanos y a las clases sociales para confrontarlos entre sí. El Estado, como medio de dominación de clases, tiene básicamente esta función, que adquiere cada vez mayor significado en el proceso de la globalización capitalista. Por eso Hirsch denomina al Estado del capitalismo globalizado como "Estado nacional de competencia". Se trata de un Estado cuya política y estructuras internas son determinadas decisivamente por las presiones de la competencia internacional y sus ventajas comparativas.
De esta forma, el Estado nacional competitivo representa una nueva forma histórica autoritaria de Estado. Éste ya no se apoya –como en el fordismo– en la integración de las diferentes clases sociales a través de una relación reguladora, tanto nacional como económica, en el marco de estructuras corporativas, sino que más bien se llega a una "democratización" fáctica de las instituciones liberal-democráticas debido, sencillamente, a sus incidencias cada vez mayores.
El "Estado nacional competitivo" es entonces, un Estado fuertemente intervencionista, económica y socialmente; su política ya no está enfocada hacia un desarrollo social y regional equilibrado para toda la sociedad. Su finalidad prioritaria es la movilización selectiva de las fuerzas sociales para la competencia internacional y la represión de todos los intereses que se contraponen a ella, y esto último hasta por la fuerza; en consecuencia, la política estatal promueve la intensificación de desigualdades y de divisiones sociales.
El capital tiene mucha capacidad de chantaje. En el pos fordismo esa es función del Estado. El Estado renuncia a estrategias abarcadoras de la mayor población. Su discurso cambia, antes era bienestar para la mayoría, ahora el nivel de competencia internacional es brutal. Si no se hace esto, el capital se va. En nombre del trabajo se negocia contra el trabajo. Se habla de sociedad despolitizada, hay un tipo de politización represiva y el Estado tiene el papel fundamental en la gestión de la marginación social, porque el paradigma pos fordista es expulsivo de mano de obra, pero además el Estado Nacional de Competencia gestiona los permisos de migración para bajar salarios y regular la temporalidad de su aceptación como forma de disciplinamiento interno.
Para Holloway, en Hirsch se ve una teoría preocupada más por cómo se reformula el Estado. La lucha de clases no termina necesariamente en la reformulación. La crisis queda operando el pasaje pero no como perspectiva de cambio radical. Su idea de Estado de transición y pos fordismo obliga a pensar en un horizonte de estabilización. En la crisis, es la ocasión para que el Estado se reformule. Hay que volver a la idea del capital como lucha de clases.
La primera contradicción de Holloway con Hirsch es sobre la lucha de clases. Dice que es un análisis fatalista, en cómo se reformula el Estado y que de alguna manera los ritmos de la lucha de clases queda en segundo plano.
Para Holloway crisis no es sólo el momento, es un punto de vista político y metodológico sobre la fragilidad del capitalismo. Se contrapone a Hirsch, cuando éste dice que la crisis es sólo el pasaje de del fordismo al pos fordismo, y al argumento del debate alemán, que piensa que el capital tiene su propia racionalidad, su desenvolvimiento histórico que nunca falla. Desde los 70´se ve una aceleración de la crisis, es el corazón de la fragilidad del capitalismo. Invierte la idea del capitalismo como algo inmutable. El pasaje de una crisis a otra, y que esas crisis sean cada vez más recurrentes y más cortas, lo que muestra, es esa fragilidad del capital, es decir, no es garantía que el capital va a poder sostener la relación de explotación. La crisis no es una suerte de marco externo, sino que es siempre "crisis de dominio del capital sobre el trabajo". Lo que la genera es la insubordinación del trabajo respecto de la norma del capital. En la teoría de Hirsch el pasaje del fordismo al post fordismo aparece la transición, la crisis. El énfasis metodológico es: ¿Cómo captar el movimiento de insubordinación del trabajo que de manera permanente desestructura la relación de explotación?. Y, ¿cómo la teoría marxista está a la altura de ese movimiento?, ¿cómo el enfoque teórico epistemológico logra poner el énfasis en el movimiento y no en la reestructuración? Esto implica asumir al Marxismo como una teoría de la incertidumbre, porque no sabemos hacia donde se dirige la crisis.
Otro punto es lo que Holloway llamará la "asimetría capital-trabajo". Él insiste en el carácter asimétrico, es decir: los dos términos no tienen el mismo peso, porque el capital para existir necesita si o si del trabajo, pero el trabajo sí puede existir sin el capital, como actividad genérica de lo humano, trabajo liberado. El trabajo crea mundo, valoriza la existencia. El capital no tiene existencia por si misma sino en la medida de convertir el trabajo libre en trabajo muerto. El trabajo es poder hacer, el capital es el poder sobre un hacer ajeno. Sin embargo esta relación capital-trabajo tiene cuatro cualidades: 1- Es genética, porque la génesis del capital depende del trabajo, una categoría crea a la otra. 2- es una relación antagónica porque sólo se da como conflicto. El capital sólo existe en la medida que logra imponer su regla de mando sobre el trabajo. 3- es una relación negativa, porque la existencia del capital depende de negar la existencia autónoma del trabajo, el poder del trabajo. El capital se arroga ser el coordinador de la cooperación social. 4- Es invertida, porque el capital aparece teniendo más poder de mando que el trabajo.
El trabajo intenta permanentemente fugarse del capital, pero el capital también intenta fugar del trabajo porque no lo quiere. Su ideal es reproducirse por sí mismo, valorizarse por sí mismo (el paradigma del capital financiero). El capital que gira como flujo financiero, si no encuentra dónde aterrizar, dónde fijarse, dónde producir plus valor, estalla como burbuja financiera. Es débil, porque necesita conquistar nuevos territorios. En la crisis el capital intenta ir a su mayor nivel de abstracción, se vuelve más agresivo, con mayor capacidad de chantaje y desesperado por encontrar lugares de valorización. Antes esto lo hacía la colonización. Ahora no hay afueras para seguir incorporando, entonces la valorización se hace intensiva, son modos de vida, espacios, servicios públicos, recursos que antes no se los tenía en cuenta como valorizables y ahora sí.
Harvey dice: "ya no es sólo explotación, sino desposesión de ciertos recursos que eran recursos comunes".
Holloway da una definición parasitaria del capital: "El capital solo es trabajo alienado, no existe por sí mismo sino que depende totalmente del trabajo y eso construye una asimetría". Es una relación en la que el trabajo está dentro del capital, está en contra e intenta ir más allá. Esta proposición – dentro, contra y más allá- , es una dialéctica negativa del capital. No se puede pensar la figura capital y trabajo separadas. A Holloway le interesa el movimiento de insubordinación que no tiene una proposición positiva del trabajo, (dialéctica, negativa del capital). Da ejemplos desde imágenes sencillas como por ejemplo un trabajador que apaga el despertador cuando se tiene que levantar para ir a trabajar, hasta organizaciones de resistencia más estructuradas dentro de la fábrica o de los lugares de trabajo. La cuestión es, cómo se organiza esa insubordinación y qué características tiene ese trabajo insubordinado respecto de su relación con el capital. En Holloway esa relación es el triple movimiento – contra, dentro y más allá – ese carácter contradictorio que el trabajo le impone al capital, es ese dinamismo conflictivo, vulnerable del capital y dice: el capital se mueve
Muestra al capital como fluidez y proceso que siempre está tratando de huir a la insubordinación del trabajo.
La orientación del capital responde a ese movimiento de insubordinación del trabajo. Esa fuga se da tratando de monetarizarse. Esa idea que el capital se mueve significa que no es estático, pero además que no se mueve por sí mismo, (nunca innova por sí mismo), responde a la dialéctica de subordinación/insubordinación del trabajo. Ese movimiento define la relación de clase. Es el movimiento de relación de clase lo que permite pensar las categorías de capital líquido, burbuja financiera y fuga de capitales. Hay que sumergir ese vocabulario del movimiento del capital en el conflicto de la lucha de clases, porque eso expresa la orientación del capital, hacia dónde fuga, por qué fuga y al mismo tiempo muestra que la llamada volatilidad de los mercados, siempre tiene que ver con una dialéctica de conflicto o insubordinación del trabajo. Otro punto importante del movimiento del capital para Holloway, es la relación móvil de capital y la fijación territorial de los Estados nacionales. Es difícil ignorar el movimiento del capital porque en el fordismo todavía teníamos ciertas imágenes que hacían pensar que el capitalismo podía ser fiel a ciertos sectores, se podía hablar del capital automotriz, textil, industrial e incluso se podía hablar de capitales nacionales. El momento de intensificación de la circulación global del capital, que normalmente se conoce como globalización, lo que muestra es lo que siempre fue, pero que hoy está todavía más en crisis. El capital no es fiel ni a un Estado, ni a una rama de la producción. El capital se mueve y es fiel solo al régimen de rentabilidad.
Holloway hace una lectura de Marx despegada de las interpretaciones de los partidos comunistas pero también contra un marxismo que él dice que empieza a pensar más en la estabilización del capitalismo que en su crisis. Por eso su debate con Hirsch al interior del marxismo. Dice:" Marx pone en movimiento las categorías todo el tiempo. Hay que volver a ese movimiento que Marx veía y que no se puede sólo restringir al origen dinámico del capitalismo". En este punto, respecto de las categorías de la movilización del capital, se inscriben los mecanismos que a Holloway le interesa: "la deuda". El endeudamiento como la confiscación a futuro o derechos a futuro de un plus valor. Por lo tanto la deuda es un mecanismo de disciplinamiento.
Holloway toma de Mario Tronti (uno de los padres fundadores del autonomismo obrero) la idea de que la clase trabajadora es el motor dinámico del capital. El capital reacciona frente a los movimientos del trabajo. Esa relación es de composición-descomposición-recomposición: fórmula de valorización, o explotación de un momento histórico, que quiere reemplazar la conciencia en sí y para sí.
Lo que permanentemente marca el ritmo de la secuencia es la clase trabajadora, que es quien organiza cómo reacciona el capital:" Tronti lo llama "El punto de vista de la clase obrera" poniendo al inicio de la secuencia al trabajo como motor dinámico.
La clase obrera anticipa y prefigura la forma que tomará el capital. Cuando el capital parece fuerte, más se insinúa la amenaza obrera. Se tiene que volver a partir de trabajo, porque es el que insinúa la amenaza. El punto de partida es la lucha obrera.
La amenaza obrera no es espontánea, en el sentido que va articulando una serie de comportamientos de insubordinación. Es reemplazar una idea más iluminista en términos de conciencia de la clase obrera, por una materialidad de los comportamientos o de las prácticas de insubordinación. Ese es el pasaje que quiere hacer Holloway. Piensa el triple movimiento de la relación trabajo capital –dentro, contra y más allá- como una dialéctica negativa. El autonomismo italiano piensa esa misma relación como una dialéctica catastrófica, de choque más directo.
Explique por qué los autores del autonomismo italiano identifican un cambio en la "naturaleza" del trabajo a partir de los años 70
Explique qué lectura de Marx está implicada en estas hipótesis. Finalmente, señale en qué consiste su perspectiva crítica.
El autonomismo u obrerismo es una corriente del 50/60 acerca de cómo leer a Marx. . Autonomía en relación al rechazo al trabajo subordinado al capital – significa autonomismo del capital. Se organiza en los 60´ con un ciclo largo de luchas obreras, hasta el 77 momento mayor de luchas en las fábricas. En el 68/9 Italiano, aparece un cambio en la naturaleza del trabajo. La cuestión de la subjetividad obrera se pone en el centro de la discusión.
En" Imperio", Negri expone que dentro de la fábrica se ve cómo la lucha explica en cada momento la estructura objetiva del capital. Hay una relación entre subjetividad y objetividad que siempre está disociada. Son dos caras de una misma moneda, es la lucha subjetiva – el comportamiento de obreros insubordinados – lo que explica la estructura objetiva del capital. El objetivismo del capital muestra su capacidad de subordinación del subjetivismo obrero.
Detecta que desde los 50´hay un desapego a la disciplina fabril. Los obreros más jóvenes comienzan a insubordinarse al interior de las fábricas. Un comportamiento que no es absorbido por los sindicatos, se ve a nivel general. El rechazo al trabajo, como lo llama Negri, tiene que ver con una subjetividad obrera que no se proyecta como un trabajador de por vida.
Los autonomistas ven conflicto entre generaciones de trabajadores. Los trabajadores mayores culpan a los trabajadores jóvenes, porque su comportamiento no es de clase obrera, no se los entienden.
Lo que tienen en común estos comportamientos, es el rechazo a la disciplina fabril, que es el rechazo al trabajo. Es una tonalidad nueva de un comportamiento político que para muchos es inentendible. En los 70´ comienzan a verse éxodos de las fábricas de trabajadores jóvenes para auto gestionarse. La idea de autogestión es una forma de cooperación social, trabajo sin disciplina fabril con capacidad de auto-reglarse. Se pone en crisis al capital en los 70´, porque complica la secuencia de explotación.
Los autores autonomistas ven que estos comportamientos de insubordinación hacen que el capital reaccione con represión de los trabajadores en fábricas. El partido comunista y los sindicatos se alían con las empresas y el Estado para volver a disciplinar a la clase trabajadora. Represión y disciplinamiento. Ese momento represivo se concreta en el post fordismo conde el capital hace la lectura anti obrera de los intentos de insubordinación obrera. Según Tronti: "el trabajo anticipa y prefigura al capital, pero el capital toma la innovación obrera en clave anti obrera". El pos fordismo es la lectura en clave anti obrera de la fuga de la fábrica. Se derrota el intento de autonomía y de fuga, y se convierte en el management pos fordista. Se habla de un cambio de naturaleza en la idea misma de vida del trabajo donde se manifiesta la indistinción entre tiempo de vida y trabajo.
Los trabajadores descubren que la cooperación social depende cada vez más de su auto organización, que de la coordinación del capital. Se desafía la idea de que la cooperación social depende del capital. Negri dice: "más bien es el capital el que se apropia de forma parasitaria, de una cooperación que lo antecede".
El trabajador anticipa la orientación del cambio. Pero en la medida que esa orientación del cambio está mediada por la derrota obrera, ese cambio se traduce en clave anti-obrera.
El cambio en la naturaleza del trabajo del obrero profesional al fordista o de masa ,como lo llama Negri, es la parcialización de las tareas. Después del 68 se pasa al obrero social. Hay un salto cualitativo de una cooperación que deja de ser simple para ser compleja.
Lo que caracteriza la productividad pos fordista es la cooperación más intensa y densa. Por eso la comunicación pasa al centro del proceso productivo.
En el pos fordismo se invierte la relación entre oferta y demanda. Es la demanda la que organiza la producción y exige diferenciación. La fabricación se vuelve locuaz. Necesita de instrumentos lingüísticos permanentemente para hacer llegar a la producción, los gustos de los diferentes clientes. Se pasa de la fábrica muda a la fábrica locuaz. El trabajo en equipo, la capacidad multivalente del trabajador se convierte en una maquinaria productiva. Lo que produce valor es la subjetividad de los trabajadores puesta a trabajar.
El trabajador fordista, era el gorila amaestrado (Gramsci), donde el intelecto quedaba disponible a la salida del trabajo. El pos fordismo invierte eso. La producción de valor ahora incorpora relaciones sociales y atributos que antes estaban fuera de la fábrica. Poner a trabajar la subjetividad es la reorganización de la sustancia del trabajo (esto se ve en todos los autores autonomistas leídos). La subjetividad produce valor como capacidad efectiva, lingüística y relacional que organizan el proceso de trabajo. Hay una idea de singularidad de cada trabajador puesta a trabajar. Tipos de atributos de lo humano, que la filosofía asoció con los atributos que nos hacen seres políticos, la capacidad del habla, relación con otros, involucramiento afectivo. Cada uno se diferencia del otro y se valoriza, permitiendo una cooperación más compleja. Este saber social general concentra el trabajo acumulado y al mismo tiempo se renuevan formas de trabajo serviles, porque dependen cada vez más de tipos de relaciones personales y arbitrariedades políticas. La jornada laboral y el salario van a dejar de ser medidas objetivas. Las 8h antes duraban en términos físicos repetitivos, hoy son trabajadas con nuestra subjetividad completa. Eso hace que muchos de nuestros atributos estén comprometidos con el trabajo y eso trae consecuencias. Antes las patologías eran físicas, hoy además son psíquicas. Esto también lo considera fundamental Berardi Bifo.
Ahora nuestros atributos humanos quedan reducidos a atributos empleables. La paradoja es que se exigen esos atributos en la medida que sea un ser empleable. Si se produce un desborde de esos atributos, vía la patología o la insubordinación, dejan de funcionar en la máquina de valorización.
Estos autores dicen que las patologías de la clase obrera contemporánea tienen que ver con patologías existenciales, porque todo el tiempo nos obligan a reducir a atributos laboralizables la idea misma que tenemos de estar con los otros, de comunicarnos, es decir, los atributos que tradicionalmente nos permitían convertirnos en seres políticos.
Negri: toma de Marx en los Grundises el fragmento sobre las máquinas donde dice: "Cuando la fuerza del trabajo de la humanidad esté científicamente desarrollada, el tiempo de trabajo para producir algo, las horas hombre serán una base miserable en relación a la producción de valor. El tiempo de los hombres quedará liberado". Negri y varios de esto autores vuelven a esto y dicen que es verdad, se realizó con el pos fordismo, sólo que hoy se trabaja más que nunca. Es tan intensiva la hora laboral que es difícil de medir. Lo que entra en crisis es la ley del valor (Marx), la capacidad de pensar la extracción de plus valor en relación a horas hombre trabajadas. La explotación se mide en forma de salario, y éste varía por formas arbitrarias de medir el compromiso con el trabajo. Se personaliza las relaciones entre trabajadores y supervisores, patrones que califican al trabajador con categorías como actitud, rendimiento, compromiso. Su medida siempre expresa una arbitrariedad política.
Los autores dicen que el saber social general expresa esta productividad de la sociedad contemporánea, pero a diferencia de como planteaba Marx, esa productividad no la vemos sólo concentrada en máquinas, sino que va a aparecer como fuerza de trabajo. Máquinas, tecnología y fuerza de trabajo, porque ésta última va a tener que desplegar toda su subjetividad y la pone a trabajar. La idea misma de autonomía obrera es laboralizada, explotada.
La composición de la clase obrera pos fordista es una lectura en clave anti-obrera de ese deseo de insubordinación de la clase obrera que apareció en los años 70´. Pero se abren espacios problemáticos de campos de lucha, porque lo que está en juego es el gobierno de las subjetividades, entonces el mando sobre la fuerza de trabajo se convertirá en gobierno de la subjetividad. Se altera la misma idea de que si una disciplina laboral estaba determinada a un ámbito que era el de la fábrica, ahora, como lo que se trata de gobernar son capacidades estrictamente subjetivas, el gobierno de lo laboral es un gobierno de la vida misma. Hay una indistinción entre esfera laboral y esfera vital. Se comienzan a borrar las fronteras entre tiempo de trabajo y de no trabajo.
En "Gramática de la Multitud" Paolo Virno trata de pensar el sujeto político del pos fordismo la "multitud", que no se sintetiza en una unidad, es la persistencia de la pluralidad como tal, son los muchos en tanto muchos.
Para Hobbes lo múltiple es un atomismo disperso (de mujeres y hombres) que se sintetizan en un Estado, lo "uno" es la "promesa" que hace el Estado. En la "Teoría de lo Múltiple" de Virno, lo "uno" está por detrás, subyace, es una "premisa" dentro de lo múltiple, que es "lo común". En el caso de Hobbes, el Estado con su promesa era lo que estaba por delante, en este caso, como premisa, lo "uno" está por debajo, es lo común a todos, y "lo común" es el Intelecto General (Marx).
El problema planteado por la Teoría de lo Múltiple de Virno es: ¿Qué, de lo que tenemos en común, nos permite hacer política sin delegar el poder en un Estado?
Según Marx, el Intelecto General es la suma de las aptitudes físicas e intelectuales que permiten la cooperación social. Si bien el pueblo es la figura triunfante tras la instauración del Estado Moderno, a lo largo de la historia la figura de la multitud ha renacido en momentos de insubordinación (como persistencia de muchos en cuanto a muchos, aparece ante las crisis estatales). Esta reaparición de la multitud se vuelve patente cuando el Estado entra definitivamente en crisis. Con la crisis de cómo se divide clásicamente la acción humana (Praxis –Acción Política/ Poiesis – Trabajo – Intelecto) . Cuando las frontera entre la acción política, el trabajo y el intelecto se confunden, aparece la multitud, y se pone en crisis lo que Virno llama "Antropogénesis" (lo propiamente humano, lo que clásicamente era entendido como político). Así, se reformulan el miedo y la angustia (antes, el miedo respondía a algo concreto, identificado/ la angustia a algo inespecífico, a un dilema existencial). En la multitud cualquier hecho genera angustia, hay una sensación de precariedad sentimental por falta de resguardo de un lugar protegido en términos de subjetividad política (no me siento protegido en ningún lado, porque el trabajo es ahora político e intelectual).
La clase obrera para Virno es la actual multitud (noción clasista amplia, de todo aquel que produzca plus valor entendiendo al trabajo material e inmaterial). En el pos fordismo la poiesis (trabajo) absorbe la praxis y el Intelecto, cambiando la naturaleza de lo que produce valor. Este cambio de la naturaleza, es un cambio en la dinámica de laborización de atributos que antes no eran considerados, un cambio estructural del proceso productivo.
En el fordismo, las aptitudes necesarias eran físicas. En el pos fordismo, son aptitudes físicas e intelectuales, produciéndose una relación entre el capital y la Antropogénesis que deriva en una Antropogénesis empobrecida, donde las capacidades humanas pierden valor cuando son puestas al servicio de la generación de valor. Esto es lo que produce angustia, ya que el único reconocimiento se da en términos de capacidades laborales.
Virno define a la paradoja que se produce en el postulado que había hecho Marx del General Intelect (ya definido en párrafos anteriores) como "Comunismo del Capital". Agregando además que, "cuando el intelecto general pasa a ser base en la valorización, no tenemos más tiempo libre, en vez de liberarnos, nos vemos más atados que antes".
Por otro lado, se da la relación invertida en clave anti obrera del capital, porque:
– Si lo que el Trabajo quería era librarse de la jornada estricta, eso se realiza en los 70"
– Si se impugnó la autoridad del Estado, esa crisis de la soberanía es hoy patente
– Si se criticó a la homogeneización de las cualidades del obrero masa, efectivamente, hoy hay un culto a la diferencia.
Estas tres premisas están hoy puestas al servicio del capital, pero fueron tomadas del comunismo de los 60" y 70".
Esta idea de Intelecto General, a diferencia de Marx, el saber científico aparece expresado en capital fijo en las máquinas. Pero los italianos autonomistas dicen que este intelecto general desborda a las máquinas y se expresa como trabajo vivo. Todo esto que llamamos capacidades afectivas, lingüísticas y relacionales. Virno dice que es un tipo de conexión entre saber (intelecto) y producción (poiesis) que toma velocidad cada vez mayor.
Por eso algunos autonomistas, como por ejemplo Lebert y Vercellone, hablan de capitalismo cognitivo, que es esa dimensión que promueve la interacción permanente entre formas de saber obrero (que antes eran marginales en relación a la producción) y su cooperación autónoma creativa, la que alimenta la productividad. La producción mediática comunicacional en términos de marketing es lo que va a producir la diferencia en términos de consumo. Eso implica captar permanentemente los modos de vida que habitan nuevas posibilidades de negocio y, cómo son leídas desde el pos fordismo. Es todo el tiempo esa traducción en términos valorizables de modos de vida.
Compartir o cooperar se vuelve una exigencia para todos los trabajadores, porque es la que genera nuevas formas de valorización. Lo que media entre esa relación de cooperación y momento de valorización es la captura del capital.
Virno dice: Pensar que no hay más obreros, es banalizar la categoría de la clase obrera. Son todos los sujetos que producen plus valor, cuyos hábitos y costumbres no coinciden con los que hace 30 años se entendía por clase obrera. Las categorías que Marx usaba para definir al ejército industrial de reserva, población marginal pero de presión como reemplazo de cierto sector de clase obrera, para Virno, esas categorías se aplican a todos los trabajadores:
Masa flotante – intermitente
Trabajo sacrificado por innovación tecnológica
Jubilación forzosa.
La cooperación social amplificada siempre genera un excedente en términos de lo que es valorizable, porque se produce en exceso. Hay algo de esas subjetividades que desborda los dispositivos del capital. Para Virno, esos desbordes, si se traducen en algo público no estatal, serían organizaciones políticas o sociales que producen un servicio o bienestar común. Lo público de uso común no necesariamente es estatal.
La premisa de la multitud es nuestro intelecto general que deriva en la cooperación social.
El atributo de Virno es ese plano más filosófico de pensar la Antropogénesis y esta indistinción de frontera entre la práctica política, la actividad laboral y el intelecto. Por primera vez la definición de fuerza de trabajo está a la altura de la definición marxiana, como todas las capacidades físicas e intelectuales de lo humano que ahora son puestas a trabajar.
Lo que pasa en este cambio de naturaleza del trabajo, es que en el centro del dispositivo de valorización queda la cuestión de la subjetividad. El tipo de involucramiento es afectivo, lingüístico, relacional, comunicativo. La comunicación pasa a estar al centro del dispositivo productivo. Los autonomistas vuelven a la categoría marxiana del trabajo como el General Intelect.
Virno define al cínico y al oportunista. El oportunista es el que está frente a una cantidad de oportunidades y el criterio de elección es siempre elegir la mejor. Es el tipo de exigencia que se le pone a cualquier trabajador. Idea de saber detectar oportunidades de negocios pero también saber cómo reaccionar ante la contingencia. El oportunismo es un tipo nuevo de exigencia del mercado de trabajo. El cínico es el que tiene la experiencia de que las reglas no funcionan, que siempre las situaciones se resuelven en términos concretos y práctico vinculados a la exigencia situacional. Para Virno esto también es una capacidad exigida a la fuerza de trabajo.
La subjetividad puesta a trabajar, significa que estas tonalidades emotivas de la multitud se transforman en atributos laborales.
En "Generación post-alfa infotrabajo y precarización" Franco Berardi Bifo expone que las dolencias de los trabajadores de hoy vienen de esa subjetividad puesta a trabajar, y desarrolla la idea de "patologías de la híper expresión". Recombina de manera permanente fragmentos de tiempo que él los llama "celularizados". El teléfono celular es la tecnología que reemplazaría a la cadena de montaje. Hay una permanente expropiación del tiempo de vida, y son los fragmentos celularizados de tiempo los que son conectados a la red. La idea de jornada laboral es, para este autor, un recuerdo del pasado. Todo el tiempo Bifo entra en una especie de pasaje de no tener claro cuándo se trabaja y cuándo no. En el pos fordismo, se ponen a jugar a su vez la plusvalía absoluta y relativa en forma conjunta. Es decir, el trabajo se vuelve más intensivo y extensivo.
Bifo dice que el capital actual es recombinante. Habla de un capitalismo que se maneja por signos y tiene a la cuestión de la comunicación en el centro del dispositivo de valorización. Esto se ve claramente en los 90, donde hay delirio de auto-empresarialidad con el auge de las empresas "punto.com", una especie de euforia productiva. Un tipo de trabajador que está convencido de ser su propio empresario, y que tiene la cuestión de la innovación en términos comunicacionales como materia productiva fundamental, algo que algunos autores llaman "el cognitariado", trabajadores cognitivos, que trabajan con la comunicación y el saber.
Berardi Bifo expresa que ese momento de euforia de los 90´ no puede disociarse de un efecto farmacológico. En los 90 se da el mayor consumo de antidepresivos y todas las drogas que producían lo que él llama "la euforia psíquica", que permitía esta imaginación del auto-empresariado. Es un ciclo que va de la euforia a la depresión. Hay algo de este paradigma del ciclo euforia-depresión que tiene que ver con las finanzas, con este momento de especulación o de financiarización, incluso fantasiosa de la producción,que se pretende como modelo hegemónico. Un tipo de subjetividad capaz de aguantar esta precariedad existencial. Organizar subjetividades dispuestas a trabajar que asuman como horizonte la inestabilidad permanente. Eso, dice Bifo, "necesita un soporte farmacológico".
Esto se vincula a otra contextualización de varios economistas que definen a la economía actual como una "economía de la atención". Hoy los mercados se disputan la capacidad de atención de los consumidores. Y, lo que cada sector productivo va a tener que incorporar es lo que Berardi Bifo llama "función empresa". Crear mundos imaginarios, simbólicos a través del marketing y la publicidad, que inscriban los bienes que se fabrican y necesitan venderse en un mundo de pertenencia simbólico que permita que se diferencie un producto de otro, cuando esencialmente cada vez, son más iguales. Esa diferencia está dada por el modo en que se inscriben en el mundo de pertenencia de clase, de hábitos de consumo.
Bifo y Lazzarato usando el término de Polanyi, que hablaba de la "Gran Transformación" como el momento de conformación de los mercados autorregulados, interpretan el pasaje del fordismo al pos fordismo como una "Nueva Gran Transformación", donde la relación entre el cuerpo, subjetividad y tiempo de trabajo se ve radicalmente alterada. Donde el tiempo humano está despersonalizado, en el sentido que está celularizado. Y además es un tipo de puesta en juego de la subjetividad que implica una fuerte carga afectiva emocional que organiza este ciclo que Bifo llama "ciclo de sobrecarga y desinversión". El momento de carga, puede aparecer como pánico, ansiedad, y la dimensión eufórica. El de desinversión, como depresión.
Ellos dicen que el pos fordismo hace que el trabajo se vuelva narcisista. La realización se da hoy en el trabajo. Con la idea de la singularización que se nos exige en el trabajo, está el componente narcisista y que todo el tiempo nos ata de maneras muy particulares llevándonos a asumir el riesgo de trabajo en nosotros mismos. Porque hay algo de nosotros implicado en términos narcisistas en lo laboral. Esto complica la idea de alienación, falta de conciencia de lo que se hace en el trabajo. Ahora hay una híper-conciencia.
Para Negri y Birno, ésta cooperación social está desplazada a tal punto que hoy más que nunca se ve al capital como parasitario.
La ley del valor estalla como medida y al mismo tiempo se expande a espacios de lo humano que antes quedaban afuera del espacio de valorización. Incluso Bifo habla de la neutralización de los afectos. Lo afectivo puesto a trabajar provoca una neutralización erótica de la vida como nunca antes. Se pone todo el deseo en el trabajo.
Otra de las palabras que Bifo usa es "precariado" en reemplazo de proletariado, porque lo común de todos los trabajadores es quela fuerza de trabajo es precaria.. La otra cara del precariado, es volverse emprendedor o empresario de uno mismo. Los empresarios como modelos personalizados, se traducen en una epidemia depresiva, porque no es posible que todos sean empresarios. Esto tiene que ver con el modelo de las finanzas, porque la finanza es un modelo, como el de la especulación, que se basa en las expectativas de que el dinero puede reproducirse por sí mismo hasta el infinito. Bifo dice "hay una alianza por momentos entre los trabajadores precarios que inician la ola de las empresas punto.com y el capital financiero. Esto estalla como ilusión financiera con el estallido de estas empresas"
Otro punto para pensar estas funciones como burbuja financiera, pero también este empresariado que se concibe así mismo como empresarios de sus propias vidas, según Bifo, tiene que ver con la idea de la producción desterritorializada, que exige por un lado la fragmentación del tiempo de trabajo, pero sobre todo, la idea que estamos sometidos a una exigencia de competencia permanente. Buena parte de la explotación actual, está impulsada por un alto nivel de competencia entre los propios trabajadores. Lo que alimenta la producción de valores, es esta competitividad permanente, que pone a la subjetividad expuesta permanentemente. Nunca se está seguro si se hizo lo suficiente.
Bifo dice: "En la medida en que esta economía cíclica está puesta a trabajar, en el que hay algo de nuestra atención permanentemente solicitada por esta competencia general, hay una crisis de los espacios de atención y de cuidados gratuitos (relaciones afectivas que no están validadas laboralmente) porque hay una inversión afectiva y de atención tan fuerte en el trabajo, que fuera de los espacios laborales, no quedan energía, resto de atención y afectividad para disponer a espacios gratuitos".
Bifo introduce el término de "economía psíquica", Es la idea de felicización del discurso económico. Tiene que ver con la idea de autorrealización narcisista. Hoy, el capital incluye la noción de felicidad, la idea de trabajar porque nos hace felices. Esa idea – dice Bifo – " se la sostiene con psico-fármacos"
Para Bifo, la estrategia de resistencia es crear espacios improductivos. Donde la atención esté puesta en erotizar la vida cotidiana. Espacios colectivos de bienestar capaces de disputarse y apropiarse de riqueza social, por la cual no pagaríamos en tanto consumidores, sino que nos apropiaríamos en tanto trabajadores de esa riqueza social. Porque lo que vemos es al capital permanentemente apropiando y expropiando esa riqueza colectiva. Crear espacios políticos donde hay algo de la cooperación social que tiene otra orientación y otro sentido. Sería lo que para Virno son los espacios púbicos no estatales, "lo común".
Maurizio Lazzarato explica la crisis del modelo de subjetivación de los trabajadores asalariados. Por un lado la identidad como trabajador representable en ciertas instituciones como por ejemplo los sindicatos, pero también la idea de que es, desde la identidad de trabajador, donde se procesan subjetivamente los conflictos. Hace una genealogía de esa crisis que la retrotrae al 68´/70´cuando empiezan a aparecer luchas de minorías, no cuantitativamente sino de subjetividades, que no se reflejan en el modelo hegemónico del trabajador. Luchas por otro tipo de reivindicaciones vitales, (prácticas, sexualidades, lucha de las mujeres), las que ponen en crisis ese modelo de subjetivación mayoritaria del asalariado, abriendo una subjetividad del devenir. Luchas por abrir espacios de subjetivación de ciertos conflictos que no tienen como paradigma este modelo mayoritario de trabajo. Un terreno de la lucha que ya no es la cuestión del trabajo, sino que es la cuestión de la renta. Donde los sindicatos en vez de tener como horizonte la abolición de la clase obrera, tienen como política sostener una serie de privilegios, mientras que una parte cada vez mayor de la población, queda por fuera de ese modelo asalariado mayoritario. Es una cuestión paradojal el modelo asalariado mayoritario, donde mayoritario significa una idea normativa de que son trabajadores. Pero cada vez son menos aquellos que se ajustan a ese ideal. Se comienzan a pluralizar otros tipos de trabajadores y otras formas subjetivas vinculadas al trabajo, que aún, pensándolas como excluidas del modelo mayoritario, van a ser cada vez más amplias y numerosas.
Lazzarato pone en escena emblemática de esta crisis, la lucha de los desocupados y de los trabajadores intermitentes, que tienen que reinventar su condición de trabajadores para encontrar formas de organización que, ya no están contempladas en los sindicatos de manera clasista. En el propio devenir de la lucha de los desocupados, empieza un cuestionamiento radical de saber si se quiere volver a ser ocupados; y problematizar la condición misma de salario. Entonces la lucha de los desocupados junto a esta lucha de subjetividades minoritarias, no están pensando volver al modelo tradicional asalariado; sino que reconocen que hay otras experiencias y producción de valor social que no necesariamente pasan por la producción y el salario de fábrica. Se va replanteando la idea de que la realización del hombre no es en el trabajo.
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