Observa: el signo de apertura se pone donde empieza la pregunta o la exclamación, aunque no sea el inicio del enunciado. Además, tras el signo de cierre no se pone punto, pero sí puede ir coma o punto y coma: Y ahora ¿qué hacemos? Nada, ¿verdad?, Carlos. Ramírez, ¡cállese!
Algunos enunciados son muy breves: ¿Quiénes? ¿Qué? ¿Cuánto? !Ay! ¡Plaf! ¡Uf! ¡Hola!
EL PARÉNTESIS
Los paréntesis [( )] se emplean para introducir en el texto una aclaración, una fecha, un lugar, etc.: En esa calle (en el número 12) vivía su primo (el de Arica, no el de Punta Arenas).
El signo de cierre [)] se utiliza también para encabezar clasificaciones u opciones: Tienes tres posibilidades: a) acompañar a tu hermana; b) quedarte en casa; c) venir con nosotros.
EL CORCHETE
Los corchetes ([ ]) se utilizan para:
Enmarcar alguna precisión, explicación o aclaración de un texto que, a su vez, va entre paréntesis: James Matthew Barrie, autor de Peter Pan (una obra de teatro convertida posteriormente en novela, en la que se basó Walt Disney [1901-1966] para su película de dibujos animados), fue un importante dramaturgo y novelista escocés.
Indicar la supresión de algunas palabras en las citas textuales; en este caso, dentro de los corchetes aparecen puntos suspensivos: El joven […] ya había visto antes a aquel individuo.
LAS COMILLAS
Las comillas ["" «»] se emplean para:
Delimitar citas: Como dijo Machado, "se hace camino al andar".
Citar títulos de poemas o artículos que forman parte de una obra más extensa: "Nanas de la cebolla" es uno de los poemas más bellos del Cancionero y romancero de ausencias, de Miguel Hernández.
Señalar que una palabra es vulgar o que se utiliza en un sentido diferente del habitual: Ése es un "listo".
LA RAYA
La raya [-], cuya longitud es mayor que la del guión, puede aparecer como signo simple o como signo doble.
Como signo simple:
Marca la diferencia entre narración y diálogo cuando precede a las intervenciones de los personajes:
El mago le entregó un anillo y le dijo:
-Llévalo contigo y, cuando te encuentres en un apuro, gíralo.
Señala apartados en un escrito:
Ejemplos:
En las palabras distinguimos su:
forma;
función;
significación.
Como signo doble, se emplea en aclaraciones o incisos:
La sinceridad -una de las muchas cualidades de su amigo- era lo que más admiraba.
Además, en las obras de teatro, precedido de un punto, señala los parlamentos (las distintas intervenciones) de los personajes:
Luis.- ¿Me has llamado?
Ana.- Sí. Quería invitarte a mi fiesta.
EL GUIÓN
El guión [-], de menor longitud que la raya, se utiliza para:
Marcar la división de las palabras al final del renglón: ca-mión.
Expresar alguna relación entre palabras simples: calidad-cantidad.
Unir los elementos de una palabra compuesta: ítalo-francés.
Separar el día, el mes y el año, en las fechas: 12-2-95.
Marcar el intervalo entre dos números: 1-7, curso 2004-2005.
LA DIERESIS
La diéresis o "crema" [¨] son los dos puntos horizontales que se colocan sobre la u, en las sílabas gue, gui, para indicar que la u no es muda, sino que debe pronunciarse: desagüe, piragüista.
PRONUNCIACIÓN
Para pronunciar correctamente necesitamos aprender a articular los fonemas bien. Éstos no se articulan siempre igual, pues depende de la persona que los pronuncie y de la posición que ocupen en la cadena hablada.
La ortología es el arte de pronunciar correctamente los sonidos del idioma y, por extensión, de hablar con propiedad, utilizando las palabras adecuadas.
Normas que se deben seguir para pronunciar bien
El sistema fonológico español no ofrece excesivas dificultades en cuanto a su articulación. No obstante, conviene recordar algunas peculiaridades de los fonemas y ciertos errores que hemos de evitar:
/b/
Se representa con tres letras, b, v y, excepcionalmente, w.
Cuando el fonema /b/ ocupa el final de una sílaba, es incorrecto cambiarlo por /p/: /abdómen/, no */apdómen/.
Los grupos abs, obs, ubs, en la lengua oral, tienden a perder la b, pero ésta se mantiene en la escrita por influencia culta: abstracto, obstáculo, subscripción.
/z/
Es representado por las letras c (ante e, i) o z (ante a, o, u). Este fonema, en gran parte de Andalucía, Canarias y casi toda Hispanoamérica, se pronuncia como /s/: /kabesáso/ (cabezazo), /sársa/ (zarza), /ejersísio/ (ejercicio). Es lo que se conoce como seseo.
/ch/
Aunque en la escritura está compuesto por dos letras, este fonema tiene un único sonido y como tal lo hemos de pronunciar: chochez, achicharrar, cuchichear.
/d/
En España, a veces se suprime, en el lenguaje coloquial, en las terminaciones -ado de los participios: */termináo/ por terminado, y, en el vulgar, en las de los participios en -ido: */partío/ por partido. Estos usos son incorrectos: en un lenguaje cuidado, la d debe pronunciarse siempre.
Tampoco es admisible el cambio del fonema /d/ por /z/ o /t/ que hacen algunos al decir, por ejemplo, */virtúz/ o */virtút/ por virtud; ni por el fonema /r/ cuando debemos utilizar la forma imperativa y no la del infinitivo: */bailár/ por bailad o */komér/ por comed.
/g/
Es el que escribimos con las letras g (ante a, o, u): gato, goma, gusano; gu (+ e, i): albergue, guinda, guitarra; g (+ consonante): gladiolo, esgrima; o como final de sílaba: diagnóstico, ignorante.
Cuando el fonema /g/ va seguido de u + e, i y la u ha de tener sonido, es obligatorio el uso de la diéresis (¨): cigüeña, vergüenza, pingüino.
/j/
Es el fonema que gráficamente escribimos como g (+ e, i) o j: agenda, colegio, espejo, granjero, juguete.
/k/
Representamos este fonema como c (+ a, o, u), c (+ consonante), k y qu (+ e, i). Cuando la letra c va delante de una consonante, es incorrecto pronunciarla como /z/, hemos de hacerlo como /k/: inspector (/inspektór/), acné, inyección.
/ll/
Es un único sonido representado con dos letras: caballo, lluvia, muelle. En muchas zonas de España e Hispanoamérica se pronuncia como /y/; es lo que se llama yeísmo: /muráya/ (muralla); /obíyo/ (ovillo).
/p/
Las palabras que empiezan por ps-, en la lengua hablada, suelen perder el fonema /p/, aunque se mantiene en la escrita: psicólogo, psiquiatra, psicópata.
Igualmente tiende a debilitarse en la lengua oral el fonema /p/ en el grupo -pt- de palabras como septiembre, séptimo, etc.
Algunos convierten /p/ final de sílaba en /z/, en palabras como reptil (*/reztíl/), adopción, egipcio; es incorrecto.
/rr/
Es el sonido vibrante múltiple que aparece a principio de palabra: racimo (/rrazímo/), reja; entre vocales: parra, torre; y tras las consonantes l, n, s: alrededor, enredar, desratizar.
/s/
En algunas partes de Andalucía el fonema /s/ se pronuncia como /z/: /azezíno/ (asesino); es lo que se llama ceceo.
/t/
La t al final de sílaba a veces se pronuncia incorrectamente como /z/: */fúzbol/ por fútbol; */ézniko/ por étnico.
Formas de la expresión oral
Al hablar, utilizamos la expresión oral. Es la forma más empleada por el hombre para representar, mediante las palabras, acompañadas de gestos y entonación, sus conocimientos, ideas o sentimientos; también la usamos para relacionarnos con los demás y hacernos comprender.
La expresión oral se presenta en dos formas diferentes: la espontánea y la reflexiva.
Nos expresamos oralmente, de forma espontánea, para llamar la atención de quienes nos rodean; narrar lo que nos ha ocurrido; expresar nuestros sentimientos, deseos, estados de ánimo o problemas; argumentar nuestra opinión o manifestar nuestros puntos de vista sobre los más diversos temas. La expresión oral espontánea por excelencia es la conversación, que utilizamos en las situaciones cotidianas de la vida.
Cuando exponemos de forma reflexiva algún tema, lo hacemos, generalmente, aunque no siempre, de forma objetiva, tras haberlo pensado y analizado detenidamente. Utilizamos esta modalidad expresiva en los discursos académicos, conferencias, charlas, mítines, etc., y en algunos programas de los medios de comunicación.
EXPRESIÓN ORAL ESPONTÁNEA
La principal finalidad de la expresión oral espontánea es la de favorecer el rápido intercambio de ideas entre las personas, pero puede tener otras.
La persona que habla es el centro del discurso coloquial, dirigido a un "tú" que escucha. A su vez, el "tú" se convierte en "yo" cuando le contesta.
La estructura del discurso es generalmente abierta, ya que el texto se elabora en el momento mismo en el que se habla. El emisor puede variar su discurso, alargarlo o acortarlo, en función de la reacción que cause en quien le escucha.
La expresión oral, por lo general, es dinámica, expresiva e innovadora. Cobra en ella gran importancia el acento, el tono y la intensidad dados a cada palabra o frase, porque atraen o refuerzan la atención del oyente. La modulación de la voz, los gestos, los movimientos de nuestro rostro y cuerpo, etc., ayudan a comprender el verdadero significado del discurso; también influyen la intención y el estado de ánimo de quien habla.
En la expresión oral se reflejan las variedades lingüísticas geográficas, sociales y de estilo, que ponen de manifiesto la procedencia y la cultura de quien se está expresando.
Las oraciones suelen ser breves y sencillas. El contexto, la situación y los gestos favorecen la elipsis (omisión o supresión) de palabras:
– ¿Vienes conmigo?
-Sí (voy contigo).
Al estar el discurso poco elaborado, en la expresión oral son frecuentes:
Las interrupciones momentáneas, repeticiones, incoherencias y divagaciones: esto…; claro que…; ¡porque sí, porque lo digo yo!
Las palabras comodín (que sirven para referirse a conceptos muy distintos), como cosa, cacharro, y el uso genérico de verbos como haber, hacer o tener.
Las muletillas, palabras que se repiten por hábito, costumbre, etc.: bueno, eh, ¿no?
Las locuciones (grupos de palabras), los refranes o las frases hechas: tela marinera; de tal palo, tal astilla; echar la primera papilla.
Las expresiones exclamativas e interrogativas: ¡qué me cuentas!, ¡qué morro!, ¿vienes o no?
Las incorrecciones lingüísticas, como la pérdida de la -d- intervocálica del participio: *comío; el uso del infinitivo por el imperativo: *seguir, *seguir así…; o el apócope (eliminación de sonidos) de ciertas palabras: *na por nada, *pa por para.
Los errores de concordancia, las frases sin terminar: si yo te contara…
Las metáforas coloquiales: alucinar, echar chispas.
Los sufijos diminutivos o aumentativos, y las intensificaciones: poquito, cachito; mogollón; ser algo la repera o una auténtica maravilla.
Las fórmulas de apertura o cierre de la conversación: ¿qué tal?, hasta pronto; y las de transición: y tal, y ya está, y punto.
Las fórmulas expresivas para mostrar conformidad, desacuerdo, enfado, etc.: por supuesto, desde luego; ¡qué va!, de ningún modo; ¿qué se ha creído?
EXPRESIÓN ORAL REFLEXIVA
La principal función de la expresión oral reflexiva es la de atraer y convencer o persuadir al oyente. La estructura del texto y la propia construcción sintáctica están más elaboradas que en la expresión oral espontánea. El vocabulario es más amplio, escogido y variado. El registro lingüístico (las palabras y giros que se utilizan) tiende a ser culto o, al menos, cuidado. Se procura evitar las incorrecciones lingüísticas.
Uso de la expresión escrita
Cuando haces una redacción, escribes en tu diario o envías un correo electrónico, estás empleando la expresión escrita. Ésta tiene como soporte los signos visuales o gráficos (letras y otros signos), que son la representación de los sonidos. A través de la expresión escrita, transmitimos unos conocimientos o unos hechos, actuales, del pasado e, incluso, referidos al futuro; además, pueden pertenecer a un mundo real o figurado.
Básicamente, utilizamos la expresión escrita para facilitar la comunicación entre personas que se hallen en diferentes lugares y, a veces, en diferente tiempo. Con ella:
Plasmamos conocimientos, pensamientos o sentimientos con intención de que perduren en el tiempo (textos científicos y humanísticos; diarios, etc.).
Creamos obras artísticas con un lenguaje estético: textos literarios (poesía, novela, teatro).
Damos noticia de lo que ocurre en otros lugares (textos periodísticos).
Ordenamos o determinamos las normas de convivencia nacional o internacional: textos jurídicos y administrativos.
Nos relacionamos a través de cartas con familiares y amigos (intercambios epistolares), o establecemos relaciones comerciales mediante cartas o correos electrónicos.
Ofrecemos o solicitamos algo: productos, trabajo, ayuda, etc.
CARACTERÍSTICAS DE LA EXPRESIÓN ESCRITA
El texto se escribe con la intención de que permanezca en el tiempo e incluso pueda ser leído por generaciones posteriores.
Como el emisor (el que escribe) y receptor (el que lee) no se comunican en el mismo momento ni en el mismo espacio, el escritor considera el texto, en su totalidad, como una unidad superior a la oración, con una intencionalidad comunicativa: la de enseñar, informar, divertir, legislar, etc., y realiza todo su trabajo pensando en este fin.
Quien escribe lo hace en soledad, por lo que la expresión escrita es reflexiva: el autor tiene la posibilidad de elaborar un esquema o borrador previo a la redacción que le ayude a organizar y estructurar sus ideas; puede, tras redactar el texto, releerlo, corregirlo y modificarlo tantas veces como quiera, hasta darle su forma definitiva.
La coherencia y la cohesión son propiedades básicas del texto escrito.
Un texto es coherente si:
Todo lo que se dice en él tiene relación con el tema principal.
Cada una de sus partes está al servicio de la totalidad teniendo en cuenta el tipo de texto que es (periodístico, jurídico, literario) y su situación comunicativa.
Gramatical y semánticamente, es aceptable.
Un texto está cohesionado si sus partes están unidas y relacionadas entre sí mediante deixis o señalamientos espaciales, personales o temporales; alusiones; conectores, repeticiones, etc.
Al estar la expresión escrita muy pulida, muy trabajada, es difícil encontrar en ella variedades regionales o sociales que no hayan sido escritas a propósito y con una determinada finalidad, ya que lo habitual es utilizar una lengua neutra, común a todos los hablantes que se expresan en ese idioma.
Para facilitar la comprensión del contenido y su correcta entonación, el autor puede emplear distintos recursos:
Gráficos: distintos tipos, tamaños e incluso colores de letras; signos de puntuación, como comas, puntos y comas, puntos, paréntesis, comillas, guiones, etc.; fotografías, dibujos, croquis, símbolos, fórmulas técnicas o científicas, etc., que complementen el texto.
Tonales: admiraciones o interrogaciones.
Fónicos: onomatopeyas y aliteraciones (repeticiones de fonemas).
Morfosintácticos:
Reduciendo la información a lo básico y relevante, evitando redundancias o repeticiones de información innecesarias.
Creando una sintaxis compleja: por su extensión, por el tipo de oraciones que se emplean y por las relaciones que establecen entre sí.
Léxico-semánticos:
Eligiendo un vocabulario variado y preciso, muy seleccionado.
Evitando repeticiones innecesarias con la utilización frecuente de sinónimos.
Introduciendo, en los textos literarios, distintas figuras retóricas, como hipérboles, antítesis, anáforas, personificaciones, perífrasis, hipérbatos, elipsis, ironías, símiles o comparación, metáforas, metonimias, etc., para embellecer y diferenciar la expresión escrita de la que se utiliza en un uso normal.
Finalmente, merece destacar una ventaja del lenguaje escrito, la de que el receptor puede elegir el tiempo y el orden de lectura del mensaje, puesto que éste ya se le presenta completo y cerrado en su totalidad.
FORMAS DE LA EXPRESIÓN ESCRITA
La expresión escrita puede adoptar numerosas formas; entre ellas, hay que destacar las siguientes:
La descripción
La narración
El diálogo
La argumentación
La exposición
La explicación
¿Qué es una argumentación?
Cuando queremos demostrar a alguien que lo que decimos es verdad, cuando no estamos de acuerdo con la opinión de otro o al rechazar una invitación, alegamos una serie de razones con las que justificamos nuestra opinión o decisión; es decir, argumentamos.
Es una de las manifestaciones del discurso oral o escrito, cuya principal finalidad es la de convencer de algo a quienes escuchan o leen. A través de razonamientos, se intenta probar o justificar aquello que se defiende y, al mismo tiempo, rebatir las opiniones contrarias.
¿PARA QUÉ SIRVE?
Con la argumentación, intentamos:
defender una opinión o un punto de vista sobre algún tema, demostrando que son más acertados que los de los demás;
poner de manifiesto los fallos o errores de quienes se oponen a nuestra argumentación para hacerlos cambiar de parecer;
convencer a los que nos escuchan o leen para que admitan como cierto lo que decimos.
¿DÓNDE Y CUÁNDO ARGUMENTAMOS?
Todos argumentamos en nuestra vida diaria, cuando queremos convencer a nuestros amigos o familiares de algo o intentamos inducirlos a que actúen de una determinada forma.
En las campañas electorales, se argumenta para convencer a los electores de que les conviene votar a un determinado partido y no a otro.
En el campo judicial, cuando el fiscal o el abogado intentan convencer de la culpabilidad o inocencia del acusado.
En los sermones religiosos, se argumenta a fin de persuadir a los fieles sobre la necesidad de seguir una determinada doctrina.
En los medios de comunicación, cuya finalidad es la de informar y crear una determinada opinión, se realizan argumentaciones de acuerdo con la ideología que éstos tengan.
La argumentación se utiliza mucho en las disciplinas humanísticas (lingüística, literatura, filosofía…) cuyas teorías se apoyan en razonamientos lógicos o valoraciones que no todos aceptan.
LA ESTRUCTURA DE LA ARGUMENTACIÓN
En muchos textos argumentativos se distinguen tres partes:
La tesis o idea básica que se va a defender. Ésta se presenta de forma concisa y clara.
El cuerpo de la argumentación, donde se apoya, justifica o fundamenta la tesis con una serie de razones.
La conclusión, extraída a partir de los argumentos expuestos, con la que se refuerza la tesis inicial.
LOS ARGUMENTOS
Para ser más convincente, el autor puede reforzar su propia opinión:
apelando a la experiencia de quienes le escuchan o leen;
apoyándose en estadísticas, cifras, imágenes o datos que confirmen su parecer;
aportando citas de personas de reconocido prestigio en ese mismo campo del saber, que hayan expresado la misma o similar opinión;
recordando ejemplos, anécdotas o citas literarias, de los que se extraiga idéntica conclusión a la defendida.
Si el emisor quiere convencer a quien le escucha, es aconsejable que exista desde el principio un acuerdo mínimo con éste, pues de lo contrario será muy difícil convencerle completamente de los razonamientos que se exponen.
Los argumentos que utilicemos en una argumentación han de ser creíbles y estar documentados y ordenados; no deben contradecirse entre sí ni ser falsos. También han de estar expresados de forma clara, organizada y sencilla. ¡Sólo así seremos convincentes!
¿Qué es una descripción?
Cuando describimos a alguien, explicamos cómo es físicamente, la ropa que lleva, los rasgos significativos de su personalidad, lo que le gusta o desagrada…; es decir, todo lo que forma parte de su forma de ser y su apariencia.
Una descripción es el dibujo, hecho con palabras, de personas, animales, lugares u objetos, mediante la exposición de sus características, cualidades, usos, etc., a fin de que otros puedan crear una imagen mental de ellos. La descripción también es la explicación minuciosa de sentimientos y sensaciones, o de los procesos o procedimientos para hacer algo.
¿DÓNDE Y CUÁNDO UTILIZAMOS LAS DESCRIPCIONES?
En nuestra vida cotidiana, usamos constantemente las descripciones para explicar cómo es lo que nos rodea, nuestros sentimientos o ilusiones, los procesos para hacer algo, como llegar a un sitio, preparar una tarta…
También se emplean muy habitualmente en distintos tipos de textos:
De carácter científico, técnico o humanístico: descripción de animales, plantas, elementos químicos, definiciones de palabras, etc.
Informativos o publicitarios: manuales de uso de ciertos productos, en los que se señala cómo son, cómo funcionan y se manejan; folletos turísticos que describen lugares, sus gentes, costumbres; etc.
Literarios, como las novelas, para describir a los personajes y los ambientes en los que se sitúa la acción.
CARACTERÍSTICAS DE LAS DESCRIPCIONES
En toda descripción pueden distinguirse los siguientes aspectos:
un tema, que es lo que se describe;
los elementos o partes que lo constituyen y las características más destacadas que lo definen (forma, tamaño, color, rasgos físicos o psíquicos, etc.);
los recursos expresivos que utiliza el narrador en ella.
La descripción tiende a ser concisa, clara y objetiva en los textos técnicos, científicos y humanísticos, completada en ocasiones con gráficos o imágenes; en los propagandísticos y literarios suele ser subjetiva, pues es habitual que influyan emociones o valoraciones personales.
TIPOS DE DESCRIPCIONES
Descripciones de personas
El retrato es la forma más habitual de describir a una persona. En él se mezclan las características físicas, psicológicas y morales del personaje.
Si sólo se describen los rasgos físicos y la vestimenta de la persona, se habla de prosopografía; por el contrario, la etopeya se ocupa únicamente de las cualidades psicológicas y morales: carácter, forma de ser y de actuar, personalidad…
Por último, hay que mencionar la caricatura, en la que se dibujan las peculiaridades de la persona, mediante rasgos muy exagerados, con una finalidad humorística.
Descripciones de lugares
El interés puede centrarse en el lugar mismo o en su importancia como marco en el que se desarrolla una acción.
Tanto si se describe un paisaje amplio, como una ciudad, o si se trata de un interior, es importante observar el orden elegido por el autor para realizar la descripción: el tipo de planos (desde uno general, que abarca muchas cosas, a un primerísimo plano, que centra su atención en pequeños detalles), si se ordenan los datos de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo…
Descripciones de objetos
Se describen las formas, los colores, los pequeños detalles o matices, las texturas…
RECURSOS ESTILÍSTICOS DE LA DESCRIPCIÓN
La descripción se caracteriza principalmente por la utilización de sustantivos y adjetivos calificativos, antepuestos o pospuestos al nombre, que el autor elige con precisión: grandes ojos azules.
Escasean los verbos, son copulativos o apenas presentan acción o movimiento. Casi siempre están conjugados en pretérito imperfecto de indicativo: era simpática; estaba siempre enfadado.
Son frecuentes los símiles o comparaciones (astuto como un zorro, frío como el hielo), las metáforas (era un lince para los negocios), las imágenes sensoriales (amarillo chillón), las personificaciones (el ordenador solía estar cansado), etc.
¿CÓMO SE HACE UNA DESCRIPCIÓN?
Para conseguir realizar una buena descripción, es necesario seguir estos pasos:
Observar detenidamente aquello que queremos describir, a través de los cinco sentidos, para anotar todos los detalles, las características, las cualidades…
Seleccionar sólo aquello que sea significativo para el tipo de texto descriptivo que queramos hacer: técnico, científico, literario…
Clasificar y ordenar los datos elegidos de forma coherente.
Utilizar, al hacer la redacción, los recursos estilísticos descritos anteriormente.
A todos nos gusta contar o que nos cuenten historias reales o inventadas, enterarnos de lo que sucede en el mundo, intercambiar opiniones. Para ello utilizamos la narración y el diálogo.
¿Qué es una narración?
Una narración es un relato de algo real o ficticio, contado de forma que resulte creíble.
Se pueden narrar historias o sucesos utilizando medios muy distintos: de forma oral o escrita, mediante gestos, a partir de dibujos, con fotografías, fotogramas de películas…
¿CUÁNDO UTILIZAMOS LAS NARRACIONES?
Utilizamos la narración cuando:
Contamos a alguien lo que pensamos, hacemos, sentimos o hemos presenciado.
Referimos los sucesos históricos de un país o de una época.
Damos noticia de lo que sucede o ha sucedido en el mundo, a través de los medios de comunicación.
Contamos un cuento, una fábula, una novela, una película, un chiste, etc.
CARACTERÍSTICAS DE LAS NARRACIONES
Toda narración cuenta una historia, estructurada en tres partes: planteamiento, nudo y desenlace.
En el planteamiento se expone:
quién o quiénes son los personajes que intervienen en la historia o suceso;
dónde se desarrolla;
cuándo ha ocurrido;
qué ha pasado.
En el nudo o desarrollo se explica más extensamente la trama de lo ocurrido, es decir, cómo y por qué ha sucedido.
El desenlace muestra el final de la historia o la conclusión.
En las narraciones siempre hay un narrador, que es el encargado de:
Contar los hechos, en primera, segunda o tercera persona verbal, pues el narrador puede ser un personaje de la historia o un testigo de ésta.
Decidir el orden del relato: desde el principio hasta el final, empezando por la mitad de lo narrado o comenzando por el final, como en las novelas policíacas.
Definir a los personajes por su aspecto físico, carácter, actuación o las relaciones que entabla con los demás.
Decidir el ritmo, rápido o lento, de la narración.
Precisar el lugar y el tiempo de la historia.
TIPOS DE NARRACIONES
Las narraciones pueden ser:
Literarias: novela, cuento, leyenda, fábula, poema épico, romance, etc.
No literarias: basadas en sucesos reales, noticias periodísticas, crónicas de reinados, informes, anécdotas, etc.
Gráficas: cómic, tebeo, chiste…
RECURSOS ESTILÍSTICOS DE LAS NARRACIONES
En la narración se utilizan mucho los verbos que indican acción o proceso, generalmente, en tercera persona del pretérito indefinido o del presente.
Apenas existen adjetivos calificativos porque retardan la acción.
Abundan las indicaciones temporales y locales.
El narrador intenta captar y mantener la atención del oyente o lector con fórmulas lingüísticas, apelaciones, interrogaciones, etc.
En una misma narración se pueden utilizar uno o varios puntos de vista desde los que se narren los hechos.
Es muy habitual intentar embellecer el relato con figuras retóricas y literarias.
¿CÓMO SE HACE UNA NARRACIÓN?
Para que una narración desempeñe bien su función, antes de escribirla, es imprescindible:
Determinar lo que se quiere contar, seleccionando sólo lo relevante para no hacer pesado el relato.
Decidir entre la primera, la segunda o la tercera persona narrativa.
Disponer el orden en que se va a escribir o contar la historia.
Elegir los recursos lingüísticos o literarios, así como el tono que se va a utilizar para presentar los hechos, los personajes e incluso la misma historia.
¿Qué es un diálogo?
Un diálogo es una charla o conversación entre dos o más personas, en la cual intercambian ideas, opiniones o puntos de vista.
¿DÓNDE Y CUÁNDO UTILIZAMOS LOS DIÁLOGOS?
Los diálogos son muy frecuentes en la lengua oral, ya que todos sentimos necesidad de hablar y escuchar a los demás.
El diálogo elaborado se da en debates, tertulias, entrevistas, encuestas…
Casi todos los textos narrativos (novela, cuento, fábulas…) incorporan diálogos para hacer más variada y amena la narración, incluso algunos poemas toman forma dialogada.
Pero cuando el diálogo es realmente básico es en las obras teatrales, donde el autor cuenta una historia a través de las conversaciones entre los distintos personajes. Lo que dice cada uno de los interlocutores va precedido por una raya (-).
CARACTERÍSTICAS DE LOS DIÁLOGOS
En un diálogo, el discurso se presenta fragmentado, ya que los interlocutores van alternando sus intervenciones e incluso pueden interrumpirse en un momento determinado.
Con cada parlamento, cada vez que un personaje interviene, se intenta captar la atención de quienes escuchan e influir en ellos, pero, a su vez, los interlocutores puede contestar y contrarrestar lo dicho.
Muchos elementos de las frases están omitidos o elípticos, ya que los gestos, el contexto y la situación lo permiten.
TIPOS DE DIÁLOGOS
Hay varias formas de expresar un diálogo, pero las más frecuentes son las siguientes:
Estilo directo. Recoge las palabras textuales de los interlocutores:
-Está bien, iré -dijo ella.
Estilo indirecto. Un narrador cuenta lo que dijeron los personajes utilizando un verbo como decir, replicar, responder, hablar, susurrar, gritar, etc., aclarando, al mismo tiempo, las circunstancias que rodearon al diálogo:
Ella dijo que iría.
Estilo indirecto libre. En él se mezclan el estilo directo y el indirecto:
Ella dijo que iría, aunque añadió:
-Pero no conduciré yo.
RECURSOS ESTILÍSTICOS DE LOS DIÁLOGOS
En los diálogos espontáneos se suelen utilizar los siguientes recursos estilísticos:
Son frecuentes las expresiones de apertura, como los saludos (¡Hola!, ¿Cómo estás?, ¡Buenos días, etc.), y de cierre (¡Adiós!, ¡Hasta pronto!, ¡Hasta mañana!, etc.), expresiones de cortesía a las que el interlocutor suele responder con otras similares. También son habituales las llamadas de atención al oyente (Escúchame, Atiende, etc.).
Se utiliza un vocabulario sencillo, directo, expresivo, favorecido por el contexto y la situación.
Las frases son breves, con tendencia a lo coloquial y espontáneo; en ellas cobra mucha importancia la entonación.
El estilo, generalmente, es poco cuidado.
Si el diálogo se ha elaborado con anterioridad, como en los debates, coloquios, etc., el lenguaje es más cuidado, estructurado y escogido, y la sintaxis, más compleja.
Las "normas" del diálogo
El diálogo supone un intercambio de ideas entre dos o más personas, por lo que es indispensable:
Saber hablar y escuchar, respetando el turno de palabra.
No intentar acaparar la atención convirtiendo el diálogo en un monólogo.
Evitar las divagaciones, ordenando nuestras ideas antes de intervenir.
Dar el tono adecuado a nuestras intervenciones.
Ser respetuosos con los demás, aunque discrepemos con lo que manifiesten.
Bibliografía
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Cassany, Daniel.: Enseñar lengua.
———————– Describir el escribir.
———————– La cocina de la escritura.
Mañalich Rosario y otros.: Taller de la palabra.
Balmaseda Osvaldo.: Enseñar y aprender ortografía.
Alpízar Castillo, Rodolfo. Para expresarnos mejor. La Hab. Ed. Científico- Técnica, 1983.
Alvero Francés, Francisco. Lo esencial en la Ortografía.. La Hab. Ed. Pueblo y Educación,
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Balmaseda, Osvaldo. Aprender y estudiar Ortografía. La Hab. Ed. Pueblo y Educación, 2001.
Ruiz, Vitelio. Ortográfia Teórico Práctica con una Introducción Lingüística. Ed. Pueblo y Educación. La Hab, 1985.
Semanario Nacional para Educadores, 2000-2009
Tabloide de Ortografía. La Hab, 2000.
Taller de la Palabra. La Hab. Ed. Pueblo y Educación, 1999.
Autor:
Lic. Belmis Isabel Miranda Ortega
Profesora Asistente
UNIVERSIDAD DE CIENCIAS PEDAGÓGICAS
"BLAS ROCA CALDERÍO
GRANMA
Facultad Educación Infantil.
Departamento: Educación Preescolar
Curso escolar 2010-2011
Enviado por:
María Enamorado Hernández
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