Historia del diseño artesanal e industrial de sillas y otros muebles (página 2)
Enviado por Ibar Ibar
El Movimiento Moderno o Estilo Internacional en arquitectura y diseño de muebles, con su estética-mecanicista (que nos hace pensar en Frank Lloyd Wright y su ética austera y funcionalista) fue el desarrollo de un discurso de dominación-normativa (razón-instrumental), con una justificación-discursiva (que se legitimó culturalmente en una estética de las vanguardias y en un discurso técnico basado en el racionalismo científico), un método analítico-cartesiano (división en partes) y una justificación morfológica ascética (formas puras desprovistas de ornamento), basada en la ética puritana (moral protestante de lo correcto, asociado al trabajo y nunca al ocio, que generó una estética de la limpieza formal, producto de una moral de la pureza del cuerpo). En la austeridad de las formas poseía la siguiente ideología implícita:
• Socrática (hiper-funcionalistas, donde belleza = utilidad).
• Platónica (morfología basada en un ideal de la forma geométrica).
• Newtoniana (mecánica).
• Cartesiana (racionalista).
• Universalista (anti-regionalista).
• Anti-histórica (negadoras del pasado).
• Tecnológicamente científica (fisico-matemáticas).
• Mesiánica (salvadora del proyecto de la humanidad).
• Democrática (para toda la sociedad).
Una de las primeras sillas que encarnan este concepto -o "espíritu" según Giedion- descripto en los nueve ítems arriba descriptos, es la silla de oficina para la sede de Larkin Company (1904), diseñada por Frank Lloyd Wright; de diseño geométrico, racionalista, funcionalista, adecuada al ámbito de trabajo de oficina.
En este sentido famoso es el caso del diseño de Le Corbusier en tubo de acero y que fue descrito como équipement de l´habitation (poniendo a prueba la teoría del Movimiento Moderno en arquitectura), con limpieza formal y geometría (pureza estructural, morfológica y estética), haciendo uso de la racionalidad constructiva, la sistematización, los elementos modulares y otros recursos técnicos constructivos (materiales y tecnología productiva). El modelo más conocido de esta serie es el: B306 (1928) que posee una forma ergonómica, es de estructura de tubo de acero pintado, base de chapa metálica pintada y cubierta de lona.
Pronto iniciaba, asociado a las vanguardias artísticas, al diseño de la primera fase de la Escuela de la Bauhaus que produjo la famosa silla de G. Rietveld (1888-1964): Red and Blue (1918). Lo que fue más una obra de arte que un objeto diseñado (un cuadro de P. Mondrian en tres dimensiones, lo que bien podríamos llamar arte en su máxima expresión).
La pintura de estilo neoplasticita de Piet Mondrian (1872-1944), de 1900, representante de la vanguardia plástica influyó en el diseño de la silla de G. Rietveld.
La silla roji-azul fue un ejercicio de abstracción plástica y síntesis formal. Su composición plástica basada en los colores primarios (amarillo, rojo y azul y el valor negro) estaba compuesta de tres partes bien diferenciadas: asiento (azul), respaldo (rojo), estructura de soporte (negro con las puntas amarillas). Como buen arquitecto, el diseño de la Red and Blue de Rietveld esta basado en un diseño modular y el diseño original, no estaba pintado, el autor lo pinto recién en 1923. Este ejemplo aclara la obviedad de la importancia que la vanguardia (como Arte) ha tenido sobre el diseño de sillas.
Se han generado casos extremos de hiper-esteticidad, análogos a la Red and Blue, como el sofá: Mae West (1936), diseñado por Salvador Dalí (1904-1989) y fabricado por Green & Abbot (en Londres) y Jean-Michel Frank (en París). Fue un sofá inspirado en la obra surrealista de la femme fatal de Hollywood cuyo nombre artístico fue Mae West -pero su nombre verdadero fue Mary Jane West (1893-1980)- y que Salvador Dalí pintó en su obra surrealista de 1934. Para el color rosa vivo del sofá, Dalí insistió en el satinado más brillante posible para que se pareciera a la barra de pintura de labios "rosa shocking" que popularizó la modista italiana Elsa Schiaparelli.
Luego, la segunda fase de la Escuela de la Bauhaus produjo la famosa silla de Marcel Breuer (1902-1981): Wassily (1925/26). Cerrado la Bauhaus por Hitler, le siguió la Escuela de la ULM, pero no tenemos ningún ejemplo del diseño de sillas para analizar. La silla Wassily, para el pintor Kandinsky (1866-1944), con tirantes de cuero, cromada, símbolo de la técnica misma (parece haber estado inspirado en el manillar de una bicicleta, idea bastante difundida por diversos autores y confirmada por Giedion). La Wassily es liviana, utiliza materiales hechos a máquina y no contiene adornos; su estructura de tubo de metal doblado y cromado (donde se tensa un cuero desnudo que forma el asiento, el respaldo y los brazos) imponía una belleza radical al no estar hecha a mano.
La silla Wassily de Breuer, de tubo de acero, fue contemporánea a otra silla de tubo de acero igualmente famosa, la "cantilever" de Marcel Breuer: B32 (1928).
Pero la B32 tiene antecedentes previos:
• Primero: La silla de Gaudillot: en 1844, introduce la silla de tubos de gas y agua con el metal pintado con la forma de imitación de madera y vetas.
• Segundo: La silla cantiléver (1926) de Mart Stam (1899-1986), introduce el nuevo paradigma de la silla en voladizo (sobre dos patas que al llegar al suelo se unen en un sin fin). Muy segura, estaba realizada con tubos de acero (copia de la silla de tubos de agua o gas de Gaudillot), pero sin pintar (aclaremos que los tubos de la silla de Mart Stam, para ser doblados eran reforzados adentro con arena).
• Tercero: Ludwig Mies van der Rohe (1886-1969) realizó su modelo: N° MR20 (1927) con el concepto en voladizo de Mart Stam (dándole una misma respuesta al asiento y el respaldo en esterilla).
Luego, la B32 (1928) tuvo consecuencias posteriores dado que influyó en el diseño de Alvar Aalto (1898-1976), la silla modelo: N° F (1930); con asiento y respaldo de contrachapado moldeado. Alvar Aalto también diseño el sillón (silla con apoya brazos) en "cantiléver" modelo: N° 31 (1931) de estructura de madera de abedul y asiento-respaldo de contrachapado moldeado.
Otro ejemplo "cantiléver" posterior fue la silla diseñada por Gerrit Rietveld (1888-1964) llamada: Zig-Zag (1934), en madera con clavijas de cobre. Donde el ángulo de 45° de la silla puede considerarse una respuesta a la idea lanzada por Theo van Doesburg (1883-1931) en 1924 a favor de la introducción de líneas oblicuas para resolver la tensión entre elementos verticales y horizontales.
A pesar de que existen infinidad de soluciones a un problema determinado, algunas sillas han ejercido una gran influencia en la historia del diseño de muebles, como por ejemplo la B3 Club Wassily (1925) de Marcel Breuer; la N° 41 Paimio (1931/32) de Alvar Aalto (1898-1976); las sillas de contrachapado moldeado de Charles y Ray Eames (1945-1946); y la 4860 (1965) de Joe Colombo (1930-1971). Se trata de diseños extremadamente innovadores que surgieron de la búsqueda de conexiones más logradas y efectivas: una búsqueda que, más que en cualquier otro caso, ha hecho evolucionar la teoría del diseño y ha implicado una sucesión de importantes avances en los procesos técnicos y las aplicaciones de materiales, desde el tubo de acero hasta el contrachapado moldeado o los materiales termoplásticos de inyección.
Entre otros materiales aplicados al diseño de sillas, entre 1960 y 1970, se inicia una fase caracterizada por usar y tirar, la satisfacción de las necesidades a corto plazo y del placer hedonista. Se comenzó a gestar a partir de 1950 aproximadamente, paralelamente al desarrollo de los materiales transformables como el poliuretano y sus distintas densidades. Por ejemplo, la poltrona hinchable: Blow (1967). El sillón amorfo: Saco (1968). Y la silla antropomórfica que nacía al abrirse el pack llamada: Up (1969).
En los "50, el Pop, en EE.UU. y Gran Bretaña, desafiará el canon intelectual de vanguardia y cobraría importancia las bajas restricciones teóricas y formales. El funcionalismo no tenía nada que decir en la cultura Pop de masas.
Hasta que en 1965, el show ecléctico de materiales, formas y colores como fuente de placer estético llamado Movimiento Posmoderno en el diseño de sillas, marco la diferencia con el Movimiento Moderno.
En Arquitectura Robert Venturi (1925-), escribía en 1966 su famoso libro Complejidad y contradicción en la arquitectura (1966) y a principios de los "70 declararía su famoso lema: "menos es aburrimiento", cambiando la frase "menos es más" de Mies Van Der Rohe, que había caracterizado al Movimiento Moderno en el diseño de muebles e imponiendo nuevas reglas.
Bien podríamos definir a la Posmodernidad con sus nuevas reglas en el diseño de muebles y sillas, como fragmentada (no en el sentido de la cultura, sino formalmente), donde cada parte recibe un tratamiento distinto, no uniforme (por ejemplo respaldo y asiento); con argumentos ligh, high-tech, folck, dark, etc. Rompiendo con todas las reglas (es deconstructivista), también rompe con la geometría, con las reglas productivas, generando piezas únicas (contra los principios de la producción en masa), incluso puede combinar lo artesanal con lo industrial. Es ornamental, historicista, revivalista, humorístico, absurdo, lúdico (puede jugar con el racionalismo, ironizándolo), metafórico, alegórico, expresivo, emotivo, evocativo (del pasado o historicista), simbólico, enigmático, intuitivo, onírico, imaginativo, psicológico; una mezcla de romanticismo y racionalismo (a veces ni sabe lo que es, simplemente desconcertante).
Dentro de esta nueva lógica, Philippe Starck (1949-), realizó proyectos donde combina materiales con un tratamiento diferente, por ejemplo la silla: Lola Mundo (1986). Donde se observa la pata cabriolé en aluminio fundido, un neoLuis XIV, obvio retorno simbólico al pasado artesanal de la mejor ebanistería de Charles Le Brun (1619-1690) y la Manufactura de los Gobelinos, para el reinado de Luis XIV (1638-1715) en Francia. Otros proyectistas como Venturi, también efectuaron buenos ejercicios de diseño arquitectónico en las sillas (síntesis de sus ideas).
Venturi diseñó una línea de sillas de madera curvada contrachapada, aludiendo a Alvar Aalto, en el tratamiento del contrachapado; con serigrafía aplicada -típico de los colores de Memphis y las serigrafías de Andy Warhol (1928-1987)- y que se acercaba a los diseños del siglo XVIII de Thomas Chippendale (1718-1779). Venturi también re-diseño el estilo Sheraton efectuando alteraciones al lenguaje propias del Movimiento Posmoderno. Las sillas de Venturi son de contrachapado moldeado y serigrafiado que simula el volumen (cuando en realidad el volumen del decorado aplicado al respaldo es gráfico, en 2 dimensiones o plano, y no en 3 dimensiones; por lo cual es un simulacro de volumen). Clara expresión del simulacro posmoderno de Jean Baudrillard (1929-2007) en su obra La guerra del Golfo no ha tenido lugar (1991).
Del mismo modo que las sillas de Venturi, Piero Fornasetti diseñó la: Corinthian Capitello (1955), con la decoración gráfica aplicada -serigrafiado (en dos dimensiones)- imitando el volumen del capitel (en tres dimensiones); rechazando en 1955 los principio fundamentales del Movimiento Moderno. El asiento de contrachapado moldeado, poseía en el respaldo el serigrafiado y patas ahusadas de tubo metálico pintado.
Diseñadores como Ettore Sottsass (1917-2007), se suman a Robert Venturi y Philippe Starck. Algunos ejemplos de diseño de sillas bajo la influencia del Movimiento Posmoderno son: la de plástico de Joe Colombo, tapizada con dibujos de mármol, la silla Hill House de Charles Rennie Mackintosh (1868-1928) llena de banderines, entre otros diseños exóticos.
Asimismo en la Argentina Ricardo Blanco (1940-) en su libro Sillopatía (2003), intenta demostrar su sentimiento por las sillas y su gran pasión al diseñar este tipo de muebles mas allá de los postulados del Movimiento Moderno (que como arquitecto, los conoce bien).
En muchas ocasiones los arquitectos y diseñadores locales pueden sentirse tentados de imitar (no vamos a decir copiar, sino que lo llamaremos inspiración) modelos internacionalmente famosos (que han hecho historia o han marcado una tendencia). Ejemplo de esto lo encontramos en el diseñador local de Argentina, el arquitecto Ricardo Blanco (68) -el más famoso proyectista nacional de sillas- quien publicó el libro Sillas Argentinas (2006) y encontró clara inspiración en los modelos consagrados de la historia mundial. Lo cual queda ejemplificado del siguiente modo: el sillón Basilio SE 110 (1975) de Ricardo Blanco está inspirado en la silla Wassily Modelo N° B3 (1925/27) de Marcel Breuer.
Otro ejemplo de diseño posmoderno argentino de Ricardo Blanco es la silla: Nínive (1984).
Pero si rastreamos el simbolismo en el diseño de sillas, quizás la denominada: Cobra (1902) de Carlo Bugatti, que se presentó en la Exposición Internacional de Artes Decorativas de Turín de 1902, haya sido una de las primeras en introducir el simbolismo a inicios del siglo XX.
Efectivamente, desde el punto de vista semántico la silla tiene una serie de significados muy fuertes: es el trono (o el símbolo de poder), el banquillo de los acusados, el lugar de trabajo, el sitio para el relax y otros mensajes (más allá de la simple «función» de sentarse que impuso el Movimiento Moderno). Dada la importancia que tiene el «mensaje» del diseño, más allá de los fines meramente funcionales; este fue un tema muy tratado por el Movimiento Posmoderno.
En efecto, recuperar el «mensaje» que comunica una silla ha sido el objetivo del Movimiento Posmoderno (como lo era en el diseño premoderno de las sillas de ebanistería para los reyes de Europa). Pues los diseños no sólo están vinculados a lo funcional, a los nuevos materiales y tecnologías o a la variable económica (venta masiva) producto del capitalismo industrial de la revolución Industrial inglesa; sino también al imaginario del diseñador, a las variables estéticas y culturales (que son portadoras de ideas y formas); de ahí la pluralidad actual en el diseño de sillas que se caracteriza por el cruce de retóricas.
Conclusiones
Haciendo un repaso histórico desde el diseño premoderno (artesanal), pasando por el diseño moderno (industrial) hasta terminar en el diseño posmoderno (híbrido: artesanal e industrial). Para Ricardo Blanco el listado de las sillas más importantes de la historia mundial (y ¿por qué?), a su juicio son:
• La silla egipcia. Por sus bellas proporciones.
• El Klismos griego. Porque inauguró la pata contínua.
• La Savanaroia (s/f). Porque legalizó la X como tipología.
• La N° 14 (1859) de Michael Thonet. Porque unifica el muele culto con el popular.
• La Willow (s/f) de Mackintosh. Porque aparece como muy diferente manteniendo las característica proyectuales clásicas.
• La Red-and-Blue (1917) de Gerrit Rietveld. Porque hizo de la silla una pieza de arte.
• La Cesca (s/f). Porque innovó la tipología al sacarle dos patas.
• La Zig-Zag (1934) de Gerrit Rietveld. Porque sintetiza y revaloriza la madera como el material de la silla.
• La Tulipán (1955) de Eero Saarinen. Porque sintetiza la unidad.
• La Diamond (1951) de Harry Bertoia. Porque hace de una escultura una silla.
• The Chair (s/f) de M. Wegner. Porque recupera la estética por las buenas proporciones.
• El 670 (1956) de Charles & Ray Eames. Porque recupera un viejo uso con una nueva imagen.
• La Cab de Bellini. Porque es otra vez la síntesis pero sofisticada.
• La BKF (1938) de Bonet, Kurchan y Ferrari Hardoy. Porque imaginan una nueva silla para una nueva arquitectura y porque se diseño en la Argentina.
• La UP Mama (1969) de Gaetano Pesce. Porque introdujo lo simbólico con gran equilibrio con lo tecnológico.
• La Costés (s/f) de Stark. Porque actualizó imágenes que parecen conocidas.
• Cualquiera de B. Sipeck. Porque desconciertan.
Quizás este listado podría ser discutido en algunos ejemplos, dado que faltan citar muchos ejemplos de diseñadores igualmente famosos e importantes, pero en general se puede coincidir en que es un listado muy acertado y coincidente con muchos casos aquí tratados, y dado que fue citado por un reconocido diseñador de sillas (como es Ricardo Blanco); sería necesario profundizar un poco más en el análisis de algunos casos, aunque ello engrosaría los objetivos de debate inicialmente planteados para un trabajo tan limitado y pequeño como este paper.
Entre los casos que se consideran necesarios tratar, sería necesario mencionar que la silla Argentina es la: BKF (1938), presentada en el 3er. Salón de Artistas Decoradores de Buenos Aires de 1940; fue diseñada por el Grupo Austral constituido por: Antonio Bonet (1908-), Juan Kurchan (1913-1972) y Jorge Ferrari-Hardoy (1914-). Estuvo inspirada en la silla "tripolina" (que fue un asiento plegable de campaña, con estructura de madera y cubierta de lona que utilizaba el ejército inglés y luego bautizaron los italianos en 1877). Permite la informalidad en el acto de sentarse, tiene una funda de una sola pieza de cuero más estructura de hierro redondo macizo.
No figura en esta lista brindada por Ricardo Blanco los siguientes casos:
• La DAR -Dining Armchair Rod- (1948), de la serie Plastic Shell Group, diseñada por Charles Eames (1907-1978) & Ray Eames (1912-1988). Cuyo asiento-respaldo de resina poliéster moldeada reforzada con fibra de vidrio tiene la forma de "concha" (soportada por una base estilo "torre Eiffel") y sentó antecedentes en el uso del asiento con forma de "concha" que el sillón Tulip N° 150 (1955) volvió a usar.
• La Tulip N° 150 (1955) de Eero Saarinen (1910-1961) despegó a los interiores domésticos de "aglomeraciones de patas". La base es de aluminio fundido y revestido de plástico. Con un asiento en forma de "concha" de fibra de vidrio moldeado y almohadón independiente de espuma de látex.
• La N° 7 (1955) de Arne Jacobsen. La solución que aporta Jacobsen de continuidad entre el respaldo y el asiento y la complejidad del moldeado continuo entre asiento y respaldo está influida por los anteriores modelos de contrachapado de Charles & Ray Eames; es de madera curvada contrachapada de teca más tubo de acero doblado.
Algunos de los casos enumerados por Ricardo Blanco han sido aquí analizados y otros no (por ser premodernos y como tales artesanales, aunque no por ellos debemos suponer que han sido ejemplos pobres a nivel simbólico o estético, justamente todo lo contrario dicho simbolismo le ha dado status para entrar en la historia del mueble antiguo). Simbolismo que el Movimiento Posmoderno ha retomado.
Pero la teoría de la arquitectura moderna y de la disciplina académica del Diseño Industrial -igualmente moderno- exigieron nuevo patrones estéticos ligados a lo nuevos patrones técnicos (materiales y tecnologías) acordes a lo nuevos tiempos en que se vivían; por lo cual los nuevos proyectos de diseño ambiental y de muebles para dichos espacios debían dar cuenta de ello. Pues, el hombre moderno (democrático y capitalista) -influenciado por el «Orden Social Liberal»- necesitaba para su arquitectura moderna, igualmente muebles modernos. Razón por la cual lo artesanal y los aspectos estético-simbólicos (decorativos) se debieron abandonar por los nuevos estilos de vida que impusieron las Revoluciones Burguesas (francesa e inglesa).
Como es bien conocido, la Revolución Francesa puso un fin en la vieja historia (monarquías absolutistas, reyes, palacios y sus muebles) y nace una nueva historia acompañada por la Revolución Industrial y la incipiente burguesía.
En especial la Revolución Industrial de Inglaterra de fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX vino a redefinir al status quo mundial y con ello la urbanización, la arquitectura, los ambientes y los muebles (desde lo más general a lo más particular).
Por lo que quedo bien en claro las relaciones entre la historia de la arquitectura (ligada a la mas amplia historia mundial entendida en términos políticos y económicos) y la historia del mueble. Como lo explica Luis Feduchi al definir, desde su punto de vista, a la historia del mueble como un arte menor dependiente de la arquitectura y del ambiente social.
Y en esta relación entre Arquitectura (Arte Mayor) y diseño de muebles (arte menor), los arquitectos seleccionaron a las sillas (muebles de culto) para materializar en tres dimensiones (y de un modo más pequeño) sus teorías arquitectónicas. Así lo dejaron bien en claro Charlotte & Peter Fiell cuando dijeron que el diseño de sillas ha ejercido una atracción especial entre los arquitectos, ya que les ha permitido comunicar su filosofía en tres dimensiones con mayor facilidad que con la arquitectura. Más allá de cuestiones como la función y la estructura, el valor fundamental de estas sillas, presentes o pasadas, reside en el hecho de que comunican ideas, valores y actitudes.
Quedando claro que el Arte no ha desaparecido en la contemporaneidad, como se suponía a partir del Movimiento Moderno en el diseño de muebles, dado que el Movimiento Posmoderno lo ha reflotado en todo su esplendor simbólico. Por lo cual si el Movimiento Moderno era anti-histórico (negador del pasado), a partir del Movimiento Posmoderno la historia (con anterioridad a la Revolución Industrial de Inglaterra) va a comenzar a tener valor; lo cual -paradójicamente y por contradictorio que parezca- nos legitima a incorporar ahora a "toda" la historia del diseño del mueble como un factor central de aprendizaje para el Diseño Industrial del mueble.
Por otro lado, es tan interesante este tema del diseño de sillas que se puede decir que la historia de una silla -de algún modo- resumen la historia de la arquitectura, aunque no en el sentido total de la historia de la arquitectura; pero son sobradas las relaciones -ya citadas- entre la arquitectura y el diseño de sillas, con variados y múltiples ejemplos.
Por lo que el Movimiento Posmoderno, último bastión del diseño basado en el «Orden Social Liberal» [democrático] terminó siendo mucho más democrático que el Movimiento Moderno -igualmente basado en el «Orden social Liberal»- (Grupo 4B) por su multiplicidad de lenguajes «estéticos» más allá de la «función» propiamente dicha. Pues, entre los requerimientos que la producción industrial habrá tenido, en sus inicios, esta la necesidad de la simplificación de la línea curva y su complejidad -propia del diseño de muebles de ebanistería rococó francés o Luis XV (1723-1774)- (Grupo 3A) y su transformación en la línea recta (propia del Movimiento Moderno en el diseño de muebles); por lo cual se ganaba en economía de materiales, velocidad de fabricación, abaratamiento de los costos, etc.
Pero las necesidades de comunicación de los nuevos mensajes culturales, propios de fin del siglo XX y principios del siglo XXI, necesitaron de un nuevo lenguaje de diseño (posmoderno); cuya «estética» permitió retomar el simbolismo (como había sucedido en la premodernidad artesanal, con la ebanistería aplicada al diseño de muebles).
Así que encontramos ahora una necesidad de ir más allá de los postulados de racionalidad y adentrarnos en lo comunicacional, en el mensaje que se quiere transmitir, pues -como sucedía en el diseño artesanal, anterior a la Revolución Industrial-: el «mensaje cultural» (soportado en una «estética») es una «función» tan importante como la «función» misma (a secas). En efecto, el Movimiento Posmoderno retornó al mensaje socio-cultural, dado que el diseñador debe ser no solo un constructor, sino un comunicador de los mensajes que la sociedad necesita emitir.
En este sentido la silla, ese mueble de "culto", se ha transformado -por causa de la historia, el arte, los artesanos, los arquitectos, la economía, la producción industrial y los diseñadores profesionales de muebles o Diseñadores Industriales- en un objeto primero y en un producto luego, especialmente seleccionado para transmitir mensajes socio-culturales, por su extrema proximidad al hombre. En definitiva, la silla ha sido, es y será un espejo que refleja la Cultura (material) humana.
En definitiva, esta pequeña investigación -más bien ensayo– desafía los límites mismos impuestos por la enseñanza académica de las carreras de Diseño Industrial en la Argentina (que es justamente «industrial» y no «artesanal» y como tal es académicamente Moderna, por la herencia de la Bauhaus). Buscando abrir un debate epistemológico en el modo de concebir la historia del diseño, que pueda derivar en el debate institucional para la introducción de cambios pedagógicos a nivel académico en la enseñanza de la historia del Diseño Industrial en las Universidades de Argentina.
Bibliografía
– Blanco, Ricardo. (2003). Sillopatía. 240 sillas diseñadas por Ricardo Blanco. Buenos Aires. Editorial Argentina.
– Blanco, Ricardo. (2006). Sillas Argentinas. Buenos Aires. Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Buenos Aires.
– Charlotte & Peter Fiell. (1997). 1000 Chairs. Köln. Editorial Taschen.
– Feduchi, Luis. (1946). Historia del mueble. Barcelona. Editorial Blume.
– Giddens, Anthony (1991). Sociología. Madrid. Alianza Editorial.
– Giedion, Siegfried. (1979). La mecanización toma el mando. Barcelona. Editorial Gustavo Gili.
– Venturi, Robert. (1972). Complejidad y contradicción en la arquitectura. Barcelona. S/E.
Autor:
Diseñador Industrial,
Ibar Federico Anderson.
Magíster en Estética y Teoría de las Artes.
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