Desarrollo
El diccionario de Sociología de la Academia de Ciencias de la antigua URSS agrupa los valores sociales en dos sentidos: amplios y estrechos. En el sentido amplio los define como, la significación de los objetivos y fenómenos de la realidad, desde el punto de vista de su correspondencia con las necesidades de la sociedad y de diferentes grupos. En sentido estrecho como, los imperativos y las exigencias éticas y morales elaboradas por la cultura humana y que son producto de la conciencia social, que poseen un condicionamiento objetivo por los portadores económicos de la actividad humana.
Se observa una distinción en la definición de la categoría valor en dos sentidos, que están basados, fundamentalmente, en los criterios de objetividad y subjetividad, que nos llevan hacia una interpretación materialista dialéctica de los mismos.
El tema de los valores aparece en la literatura científica a través de una extraordinaria variedad de definiciones, dada por diferentes estudiosos del tema, entre los que se destacan, psicólogos, sociólogos, juristas, pedagogos, etc.
"Los valores constituyen, principios o fines que fundamentan y guían nuestro comportamiento individual, grupal y social". (Arés Patricia,1998)
Dicha autora considera, "que los valores no son absolutos, no son dados para siempre, no están desconectados de la práctica ni de la producción material de la vida. Su análisis conduce inevitablemente a la lectura de la interacción principios-práctica Estos se traducen en práctica en la medida que tengan una eficiencia social, al mismo tiempo, la prácticas constituyen espacios de gestión den valores".
Se impone entonces la necesidad de reforzar valores gestados y fomentados por el proyecto revolucionario cubano, y valores universales, que cambian en sus prácticas de acuerdo con el contexto histórico y social pero que no pierden su esencia para el desarrollo humano como, la solidaridad, la tolerancia, el altruismo y el respeto, entre otros".
El Dr Fabelo conceptualiza los valores como ¨la significación socialmente positiva que adquieren los objetos al ser incluido en el proceso de actividad práctica, no de cualquier hombre, sino de todos en su conjunto. No depende de los gustos e inclinaciones, sino de la necesidad objetiva del desarrollo social. También también pueden verse como la terminación funcional de los objetos y fenómenos de la realidad consistente en su capacidad (o su posibilidad) de satisfacer determinadas necesidades humanas y de servir a su actividad práctica¨.
"Para González Rey, ¨lo valores son contenidos portadores de un sentido subjetivo, de lo que se deriva su comportamiento emocional, que los define como motivos de la expresión individual".
Obviamente para este autor, los valores constituyen el tipo de motivación por el que nos implicamos en los distintos sistemas de relación de los que somos parte.
Una vez dentro de esta definición, el autor considera que "es esencial preguntarse, ¿qué tipos de motivos son los valores? En su opinión son los configurados en el proceso de socialización de la persona, y definen el sentido que los distintos sistemas de relación – dentro de los que este proceso transcurre – tienen para el individuo concreto".
"La formación de valores es un complicado proceso íntimo, personal, que no puede ser impuesto por fuerzas externas que exijan respuestas inmediatas a nivel conductual". (Calviño, M,1998).
Enfatiza Calbiño que, no se trata de decir: estos son los valores y ahora yo te los voy a ensañar, sino, vamos a construir la posibilidad de que tu llegues a tener la capacidad de decidir con que valores te sientes verdaderamente identificado y comprometido, y qué significa ese compromiso de cara a tu despliegue social, pero depende de tú decisión, ahora tú eres de verdad el centro de la cuestión…"Solo lo que se hace por decisión propia nos compromete realmente". Recuerda a Martí cuando expresó: "Andar es el único modo de llegar". La interpretación dialéctica será: nunca se llega, siempre se está andando.
¨La formación de valores no es el discurso que repite fórmulas consagradas que deben ser eternamente repetidas, sino la revitalización de los entimientos más nobles, más puros, más universales del hombre, que se reeditan y se releen en cada generación, según nuevas circunstancias, nuevas vivencias, nuevos contextos, y entonces el pedagogo pueda encontrar el camino entendido, de ser respetado, de ser escuchado sin malacrianzas, sin majaderías, y por ese camino podemos estar construyendo seriamente a formar un mejor ciudadano¨.(Fernández Bulté,1998)
La autora de este trabajo coincide con Bulté al considerar la necesidad de manejar los sentimientos esenciales del ser humano, los más universales, los más profundos, los más permanentes: bondad, ternura, caridad, fraternidad, conmiseración, esas relaciones que Calviño llama interpersonales.
Jiménez Fiol especifica que los valores son, "cualidades normativas asimilados por los individuos incorporados de manera consciente a su subjetividad, para desde ella ser capaces de tomar decisiones en la realización de sus actos, y emitir juicios de valor cerca de las relaciones en que se desenvuelven".
Desde un enfoque holístico para este estudioso, "Los valores constituyen niveles de concreción de los principios, traducidos y expresados en la significación socialmente positiva y de sentido, que para los sujetos individuales y colectivos adquieren los hechos y fenómenos, procesos y acontecimientos, de acuerdo al conocimiento que de ellos tengan estos sujetos, la asunción de sus contenidos, las motivaciones y aspiraciones que se creen, los comportamientos que se generen al actuar como reguladores¨.
El sistema de valores está directamente relacionado con la realidad en la medida que esta cambie, también sucede con los valores, en particular la expresión de estos y su jerarquía. Ello hace que se establezcan nuevas valoraciones, por ello la institución universitaria es medio propicio para reforzar los mismos o crear nuevos.
¨Los valores son una producción de la conciencia social e individual y existen en unidad y diferencia con los antivalores ¨. (González M. Viviana 1980).
La autora de este trabajo considera que los antivalores son carencia de los valores o deformación de los mismos, significa estar separado o al margen de la moral, la ética, la cordura, el respeto, la dedicación, la solidaridad, establecidas o válidas para la sociedad en general. Algunos de ellos resultan fronterizos con la ilegalidad y el delito.
Realizando un análisis de las diferentes definiciones de autores antes mencionadas todos coinciden en que los valores:
Son objetivos y tienen significado para el sujeto, lo cual se expresa en el plano subjetivo, poseen un condicionamiento y ejercen una acción determinante sobre la vida política, jurídica y social en general.
Operan en sistemas, lo cual significa que existe una interacción entre ellos, de completamiento.
Están estructurados jerárquicamente, conformando una escala con determinado grado de significación, tanto para cada individuo como para la sociedad.
Tienen un sentido histórico en tanto son expresión de una época histórica, y están directamente relacionados con la realidad.
No se heredan de una persona a otra, pero si se transmiten y son de apreciación por parte del sujeto en dependencia de la significación de ese valor para él.
Como resultado de la observancia en el actuar cotidiano de los estudiantes, en actividades docentes, las visitas a clase, etc. se han determinado las siguientes insuficiencias: léxico pobre y en ocasiones vulgar, faltas de reglas de cortesía a compañeros de estudio, profesores y trabajadores de la institución, tuteo a profesores, preferencia por la música extranjera, las ropas y zapatos de marca, tolerancia ante lo mal hecho como, cometer, intentar o permitir fraude académico, aceptar el liderazgo negativo, apatía en las actividades socialmente útiles, poca sistematicidad en los estudios, pobre dominio de la historia de Cuba y poca profundidad en el conocimiento de la vida y obra de José Martí, etc.
Coincidimos entonces que si algunos jóvenes a los que formamos no son portadores de algunos valores ha sido precisamente, porque no fuimos previsores, no fuimos ejemplo, pedagógicamente no accionamos del modo que debíamos, descubramos que nos faltó o nos falta por hacer empleando la obra martiana.
La comunicación es elemento clave para el desarrollo de los valores. El diálogo creador que garantice la participación de los demás, la reflexión, la discusión y el debate, dejando margen a la contradicción, a la coexistencia de puntos de vistas diferentes incluso para el error reflexivo nunca el discurso impositivo y rígido.
En la comunicación no debemos temer a lo que surja, es esencial aceptar, reconocer y enfrentar un sistema creciente de necesidades y aspiraciones, aun cuando no coincidan con quienes le rodean, solo el camino de la confrontación, y del diálogo puede operar un cambio auténtico en los jóvenes, a través de su propia reflexión individual que lo integra de forma estratégica con el fin social que verdaderamente lo represente.
Entre los valores superiores a formar en los jóvenes y para los que se requiere un sentido claro en las direcciones educacionales están, el desarrollo de sus potencialidades de comunicarse, de convivir con un ser solidario y justo, de tomar decisiones, de transformar el entorno, el desarrollo de sus capacidades de dirección como estudiante y futuros profesionales, el conocimiento de si mismo.
Esto último implica a quién quieren parecerse, a qué persona, sujeto, personalidad, cuál es el paradigma.
En Cuba, existen personalidades cuya vida y obra trascienden su época en su total potencialidad paradigmática por poseer excepcionales virtudes. Tal es el caso de un hombre como José Martí Pérez, modelo axiológico para todos los cubanos de estos tiempos, visto como un símbolo de fuerza moral, de ideal patriótico y principios que identifican al cubano, cuya ética afianza al patriotismo de todos los que entran en contacto con su obra. La tarea de reivindicar la vigencia axiológica martiana encontró a numerosos seguidores en diferentes épocas (Hart, 1983, Montané, 1983, Toledo, 1998, Vitier, 2000 entre otros no menos importantes).
¨La obra de José Martí posee una potencialidad axiológica de trascendencia porque estudiarlo, sentirlo y comprenderlo en el mundo de hoy, es fomentar el amor a la patria, respetar al hombre, sea cual fuese su condición, raza, lengua, profundizar en su obra es activar el interés y la reflexión hacia los viejos y los nuevos tiempos, es salvaguardar por encima de todo la identidad, la soberanía de la nación, la patria toda, estudiar a Martí es no solo estudiar la vida ejemplar del héroe y el maestro, sino también, examinar con su óptica penetrante la historia toda de nuestra patria, extendiendo así mismo la mirada hacia todo el continente americano¨.(Hart, 1983)
¨A Martí hay que contemporanizarlo, valorarlo como el héroe que habla y que piensa en el mundo de hoy, con el lenguaje de hoy, porque eso tienen de grande los grandes pensadores y revolucionarios su lenguaje no envejece. Las palabras de Martí de hoy no son de museo, están incorporadas a nuestra lucha y son nuestro emblema, son nuestra bandera de combate¨.( Guevara, 1995)
La autora de este trabajo recuerda a José Martí, cuando en su drama Adúltera dijo: "Yo no pinto los hombres que son; pinto los hombre que debieran ser." Esta frase expresa la significación que tiene para el, los problemas de los hombres y sus valores.
Por los valores patrióticos y sociales que él encarnó, Martí sigue siendo el paradigma de hombre que nuestra América necesita.
Para este trabajo nos propusimos realizar un análisis de la obra martiana y sus potencialidades axiológicas así como los documentos rectores para la preparación política ideológica del MES, las instrucciones y resoluciones que establecen su procedimiento, a fin de reactivar y reacomodar valores que han perdido vigencia por el impacto de los nuevos tiempos, conquistar y estimular los líderes estudiantiles efectivos brindándoles cierto grado de libertad, (tanto para fracasar como para triunfar), y que saboreen suficiente grado de éxito, aprovechando los mejores valores universales, los de nuestra historia, los de nuestro Héroe Nacional e incluso los de la propia comunidad universitaria. Las actividades que nos propusimos realizar son: matutinos por el natalicio de José Martí u otras efemérides martianas, talleres martianos donde los estudiantes intercambien su visión sobre los valores de Martí u otras personalidades, conferencias con entrada libre, encuentros con la historia e historiadores, turnos de clases en los que se utilicen los primeros cinco minutos para hacer reflexiones, actividades en la jornada del educador, jornadas científicas, donde
puedan valorar: la presencia de Martí en Fidel, en el Che, en Cintio, Varela en Martí, Bolivar en Martí, Mendive en Martí, Céspedes en Martí, etc. Traspolando los valores de personalidades conocidas y estudiadas por ellos, y cuáles de esos valores quieren proyectar según su reflexión individual.
Como resultado de estas actividades se puede generar un proceso dialéctico autovalorativo que acerca a esas figuras paradigmáticas y en especial a Martí a los estudiantes, lo que obviamente modifica su conducta y enriquece sus conocimientos históricos, su acervo cultural y potencia el desarrollo de su futura actuación como profesionales y padres sobre la base de su participación espontánea, activa, reflexiva, flexible y comprometida.
Para estas actividades los jóvenes deben asumir el rol de investigadores y críticos pues tienen entre sus tareas la búsqueda de información sobre nuestro Héroe Nacional y sobre las otras personalidades escogidas que a su vez resumen gran cantidad de valores como revolucionarios, políticos, estrategas, intelectuales, filósofos, en fin como seres humanos.
Conclusiones
El reforzamiento de los valores mismos constituye, sin dudas, una labor imprescindible para el logro de los objetivos de la enseñanza universitaria.
La formación de valores es un proceso complejo que transcurre en el desarrollo de la personalidad a través de la actividad y comunicación que realiza cada persona en sus relaciones sociales.
La obra martiana es una fuente inagotable para la trasmisión de valores y resultan de gran ayuda para alcanzar el objetivo trazado por las universidades cubanas.
En el contexto social cubano sigue cobrando dimensiones nuevas y reclama una impostergable atención el tema de los valores. El paradigma de hacer el hombre nuevo no es meta ni destino consumado, sino ruta larga, difícil, preñada de angustias, en cuyo recorrido cada persona, batalla- no pocas veces contra sus propios abismos y demonios- para habitar el espacio de la virtud.
Recomendación
Trabajar en alternativas que permitan continuar reforzando la formación de valores a través de la obra martiana.
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Autor:
Elvira Aleida Montes de Oca García
Licenciada en Educación, Historia y Ciencias Sociales. Profesora Instructor Principal de Economía Política en la Universidad de la Isla de la Juventud "Jesús Montané Oropesa"
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