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Ideario político y social de Simón Bolivar


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    Introducción

    Esta ponencia fue presentada en la Cátedra Simón Bolívar, "La Integración regional en el pensamiento de Simón Bolívar" se abordan algunos aspectos de la vida y el pensamiento de Simón Bolívar, el actor individual más importante del proceso emancipatorio en Nuestra América. Para ello nos apoyamos en documentos publicados por el Dr. Atilio Boron, la Dra. Carmen Bohórquez, y la Biografía de Simón Bolívar de Juan Bosch, ediciones de la Presidencia de la Republica Bolivariana de Venezuela publicado en 2007. Comenzaremos estudiando brevemente su vida y su carrera político-militar. Luego, una vez desarrollado sumariamente el contexto vital e histórico, analizaremos sus postulados anticoloniales, integracionistas, sus proyectos constitucionales, sus ideas sociales y económicas.

    Simón Bolívar: 229 aniversario de una vida de compromiso revolucionario

    Simón Bolívar[1]– Simón José Antonio de la Santísima trinidad Bolívar y Palacios Ponte y Blanco- nació en Caracas el 24 de julio de 1783, en el seno de una de las familias más ricas de la Capitanía General de Venezuela. Riqueza que se basaba en la propiedad de minas, haciendas y plantaciones de cacao donde trabajaban sus padres y familiares con cientos de esclavos. Bolívar tuvo tres hermanos, todos mayores que él: Juan Vicente y María Antonia y Juana.

    La madre de Bolívar, María Concepción de Palacios y Sojo de Bolívar, al nacer este, ella enfermo y no pudo amamantarle, razón por la que le alimentó una negra esclava llamada Hipólita. Bolívar siempre recordaba a Hipólita con cariño de hijo. A muy corta edad cuando tenía tres años perdió a su padre (Coronel) Juan Vicente de Bolívar y Ponte, quien era amigo de Francisco de Miranda, personaje que tendría una gran influencia en Bolívar, cuando tenía nueve años Bolívar perdió a su madre.

    A temprana edad quedó bajo la tutela de sus tíos, hermanos de su madre, que le encomendaron su educación a Simón Rodríguez[2](1769-1854). Un intelectual crítico, ávido lector de las obras de Rousseau, que tendría una enorme influencia en la formación del ideario libertario de Bolívar.

    En su adolescencia (a los 15 años de edad), en 1798 realizó su primer viaje a España para continuar sus estudios. Allí se enamoró y se casó en 1802, con María Teresa Rodríguez del Toro y Alaiza[3](1781-1803) quien sería su primera y única esposa.

    En 1802, los esposos regresaron a Venezuela, con la intención de formar una familia y ocuparse de las haciendas heredadas. Sin embargo, a los pocos meses María Teresa falleció y Bolívar se sumergió en una fuerte depresión que lo llevó, en 1803, a emprender su segundo viaje a Europa. Allí visitó Francia, se reunió con Simón Rodríguez quien estaba en Viena, ambos fueron testigos de la conmoción en Francia ante la coronación imperial de Napoleón Bonaparte.

    Bajo la influencia de su maestro Simón Rodríguez, Bolívar conoció importantes intelectuales como Alexandre Von Humboldt[4]y continuó con su educación, dedicándose, con gran interés, a la lectura de los pensadores ilustrados quienes sostenían que la "razón humana podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor". El pensamiento Ilustrado tuvo una gran influencia en aspectos económicos, políticos y sociales de la época. Esta formación y sus experiencias personales, lo llevaron a tomar una posición crítica frente al colonialismo español en América y a convencerse de la imperiosa necesidad de emprender un proceso independentista, original que impulsara condiciones dignas para el desarrollo de la vida.

    En 1805, Simón Rodríguez y Bolívar de Francia viajaron a Italia y ascendieron el Monte Sacro. Allí, en la cima de la histórica montaña, Bolívar realizó, frente a su maestro, su histórico juramento en el que asumía el compromiso personal de entregarse por entero a la liberación de su patria. En sus palabras:

    "¡Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por mi Patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español!"[5]

    Convencido de su misión histórica, Bolívar regreso a Venezuela para dedicarse a la administración de la economía familiar, y sobre todo para luchar en contra del orden colonial. Anhelos conspirativos, que verían sus frutos en pocos años.

    En 1808 las tropas napoleónicas invadieron España y descabezaron la monarquía de Carlos IV[6]y su sucesor Fernando VII[7]La caída de las autoridades regias, trajo como consecuencia la rebelión del pueblo español, y el surgimiento de un movimiento juntista que reclamaba para sí la asunción de la soberanía nacional. Este turbulento proceso tuvo efectos inmediatos en las colonias. En Caracas la Junta que gobernaba España nombro un nuevo gobernador Vicente Emparan[8]quien teniendo información de las ideas de Bolívar lo confino a la Hacienda San Mateo en desde julio de 1809 a abril de 1910.

    Ante la ruptura del orden político en la metrópoli, las élites criollas decidieron conformar, en nombre de Fernando VII, sus propias Juntas que les permitiesen tomar el control local y aumentar su autonomía política y económica en función de sus propios intereses de clase. La élite venezolana fue la primera en dar ese paso al erigir una Junta en Caracas, el 19 de abril 1810. En la que desplazaron al Gobernador Vicente Emparan.

    Desde el inicio, Simón Bolívar participó activamente en el proceso revolucionario y a fines de 1810 fue enviado por la Junta gobernante a Inglaterra como representante internacional del nuevo gobierno, para negociar el apoyo de dicha potencia a la causa americana. Esta misión estuvo conformada por Andrés Bello, Juan Vicente de Bolívar hermano mayor del Libertador y Simón Bolívar, A partir de esta misión Bolívar fue nombrado con rango de Coronel. A pesar de que la misión no logró sus objetivos inmediatos, Bolívar se reunió con Francisco de Miranda[9]el precursor de la independencia colombiana y procuró su regreso a la patria.[10]

    En 1811, el proceso de cambios entró en un proceso de rápida aceleración. Miranda y Bolívar, junto con el ala más radical de los criollos, constituyeron la Sociedad Patriótica desde donde impulsaron propuestas democratizadoras e independentistas. Asimismo, se formó el primer Congreso de Venezuela en el cual participaba Miranda como diputado. Finalmente, gracias a la presión de la Sociedad Patriótica, el Congreso declaró la Independencia de Venezuela el 5 de julio de 1811 y estableció un Gobierno Republicano y Federal para el naciente estado. Las provincias de Coro, Maracaibo y Guayana, que desde el principio se habían mantenido leales a la corona, se rebelaron abiertamente en contra de la nueva autoridad nacional. En este difícil contexto el Congreso nombró a Miranda como Generalísimo y lo encargó de la represión de los realistas. Luego de algunas victorias parciales, el panorama se tornó aún más complejo a comienzos del 1812 con la insurrección de los esclavos, la contraofensiva iniciada por la expedición del Capitán Domingo de Monteverde[11]y el furioso terremoto de marzo de 1812, que asoló a la ciudad de Caracas, el cual dejó miles de muertos.

    Miranda, nombro a Bolívar el oficial a cargo de la fortaleza de Puerto Cabello. Sin embargo, lamentablemente la fuerza y el poder de fuego de los realistas fue mayor; Bolívar, perdió el control del fuerte que cayó en manos de los realistas. Ante aquel golpe mortal a su estrategia militar, Miranda entendió que todo estaba perdido y firmó la capitulación ante Monteverde. Bolívar y otros patriotas vieron el accionar de Miranda como una traición y en represalia decidieron apresarlo, entregarlo a los realistas y exiliarse en Nueva Granada. Miranda fue deportado a Cádiz, donde morirá en 1816. De esta manera trágica terminaba la primera república venezolana.

    Bolívar, en el exilio, lejos de rendirse, se integró a las fuerzas patriotas de Nueva Granada. Asimismo, escribió un célebre Manifiesto (conocido como el Manifiesto de Cartagena) en el que explicó las causas de la derrota de la primera república venezolana y en el que convocó a sus compatriotas a continuar participando en la gesta contra los realistas. A principios de 1813, contradiciendo las órdenes fijadas por sus superiores, emprendió, con su pequeña tropa, una contraofensiva que tenía por objetivo reconquistar la independencia de Venezuela. En ese contexto, promulgó el famoso Decreto de Guerra a Muerte, que establecía:

    "Españoles y canarios contad con la muerte aunque seáis indiferentes. Venezolanos contad con la vida aunque seáis culpables."

    Así, mediante este instrumento político militar, Bolívar intentó transformar el conflicto civil en una guerra internacional, demarcando de forma tajante los dos campos enemigos: el americano y el español. La contraofensiva fue un éxito rotundo. En pocos meses, en lo que se conoce como "la campaña admirable", Bolívar logró derrotar a los realistas y en agosto de 1813, retomó el control de Caracas. En gratitud por sus servicios las autoridades de la ciudad le otorgaron el poder supremo y lo condecoraron con el título de Libertador. Título que lo acompañaría por el resto de sus días. Nacía de esta manera, la segunda república venezolana. Sin embargo, ésta tuvo una corta existencia, ya que Bolívar y los líderes criollos continuaron con su política de no introducir modificaciones sustanciales al orden social y los sectores populares, pardos, esclavos y llaneros se plegaron al bando realista acaudillado por el asturiano José Tomás Boves[12]En poco tiempo, las huestes populares de Boves lograron derrotar a las tropas republicanas de Bolívar y Santiago Mariño[13]y ocupar Caracas, hiriendo de muerte a la segunda república.

    Ante la debacle generalizada, Bolívar se vio obligado a exiliarse nuevamente en Nueva Granada. Allí participó como oficial del ejército de las Provincias de Nueva Granada contra el estado de Cundinarmaca, pero luego de ciertas diferencias con las autoridades de Cartagena decidió, a mediados de 1815, exiliarse en Jamaica. En la pequeña isla del Caribe, busco sin éxito el apoyo británico para su gesta y publicó la famosa Carta de Jamaica, en la cual postuló, con claridad meridiana, el ambicioso proyecto de independencia y unidad de la América Española. Finalmente, ante la indiferencia de Inglaterra y el éxito de la expedición realista del General Morillo[14]en Nueva Granada y Venezuela, Bolívar decidió exiliarse en Haití.

    Allí, a principios de 1816, se encontró con casi dos mil exiliados neogranadinos y venezolanos que recibían la calurosa bienvenida del gobierno republicano del General Alexandre Petión[15]uno de los artífices de la primera independencia de América Latina.

    Bolívar se reunió con Petión y firmaron un pacto por el cual el gobierno de Haití se comprometía a auxiliar con dinero, armas y tropas a la gesta independentista hispanoamericana, a cambio de que el Libertador incluyese la abolición de la esclavitud entre sus banderas políticas. En poco tiempo, con esta invalorable ayuda haitiana, Bolívar y los líderes criollos (Arismendi, Piar, Mariño), organizaron una expedición con la cual invadieron la costa venezolana en junio de 1816. A pesar de que Bolívar decretó la abolición de la esclavitud (con una limitación importante, ya que estableció que los esclavos varones para alcanzar su libertad debían enrolarse en el ejército patriota) la misión fracasó siendo derrotada por las fuerzas realistas.

    En esta difícil situación, Bolívar se vio forzado a buscar una vez más la generosa ayuda de Petión.[16] Este magnánimo auxilió a los patriotas, quienes en 1817 volvieron a desembarcar en Venezuela. Esta vez la expedición resultó un éxito y los patriotas lograron asentar una base de operaciones en la provincia de Guayana, la cual previamente había sido liberada por las tropas del general mulato Manuel Piar[17]

    El 24 de julio de 1817, los oficiales más importantes del ejército republicano refrendaron el poder de Simón Bolívar, nombrándolo, una vez más, Jefe Supremo de Venezuela. Sin embargo, rápidamente surgieron algunas diferencias entre Bolívar y Piar. Supuestamente, este último intentó radicalizar la revolución buscando insurreccionar a los pardos y esclavos en contra de los criollos blancos, que conformaban la élite republicana. La respuesta de Bolívar fue implacable, acusó a Piar de fomentar la "guerra de razas", ordenó que lo apresaran y, luego de un juicio sumario, avaló su ejecución. Una vez aplacada la rebelión de Piar, Bolívar se reunió con el líder de los llaneros, José Antonio Paez[18]quien le declaró su apoyo incondicional. De esta manera, para comienzos de 1818, Bolívar había conseguido cimentar una importante base de operaciones en Guayana y un amplio consenso entre los oficiales criollos y los sectores populares. Sin embargo, la victoria final todavía se mostraba como un sueño esquivo y lejano.

    A comienzos de 1819, los patriotas constituyeron el Congreso de Angostura, con la intención de darle un marco jurídico político al proceso revolucionario. En ese contexto, Bolívar trazó una nueva estrategia militar, la de invadir Nueva Granada para derrotar a los realistas, allí donde eran más débiles. El plan se puso en marcha inmediatamente, luego del arribo de numerosos oficiales y soldados europeos, que conformaron la nueva legión extranjera. Con esta inestimable colaboración externa, Bolívar cruzó los Andes con su ejército de llaneros y se unió a las tropas comandadas por Francisco de Paula Santander.[19]

    Fortalecidos, los patriotas acaudillados por Bolívar vencieron a los realistas en las decisivas batallas de Pantano de Vargas y Boyaca y finalmente lograron liberar a Bogotá. Luego de este enorme triunfo político-militar, que significó la concreción casi total de la emancipación de Nueva Granada, Bolívar regresó a la ciudad de Angostura donde fue acogido apoteóticamente. Allí, siguiendo las enseñanzas teóricas de la utopía mirandiana, propuso la creación de Colombia[20]una nueva nación que incluyera al Virreinato de Nueva Granada, Quito, Guayaquil y la Capitana General de Venezuela. El Congreso aprobó la moción y decretó, a través del dictado de una ley fundamental, el nacimiento de Colombia. Asimismo, el Congreso nombró a Bolívar como presidente y a Santander como Vicepresidente del novel estado. El plan estaba trazado, sin embargo, todavía era necesaria la liberación efectiva de las regiones que estaban dominadas por los realistas.

    En 1820 las cosas marchan bien para los patriotas, sin embargo, la rebelión del General Rafael del Riego[21]en contra de la monarquía absolutista de Fernando VII, inclinó aún más la balanza a su favor. En el contexto del avance de los liberales en España, Bolívar y el General Morillo se reunieron y firmaron un tratado de armisticio y de regularización de la guerra. El pacto de no agresión debilitó a los realistas, ya que perdieron el ímpetu militar, mientras que benefició enormemente a los revolucionarios, dándoles tiempo para organizar sus fuerzas bélicas y económicas. En 1821, una vez terminado el plazo del tratado, Bolívar inició con sus huestes de llaneros, una ofensiva sobre Venezuela que resultó victoriosa. En la batalla de Carabobo derrotó al ejército comandado por el General de La Torre[22]y a los pocos días liberó Caracas. Garantizada, ahora sí, la independencia de Venezuela, se realizó el Congreso de Cúcuta, en el que se dictó una constitución para la republicana y centralista Colombia y se refrendó la autoridad presidencial de Bolívar.

    En 1822, el Libertador, inspirado por sus enormes éxitos militares, dejó las riendas del gobierno a cargo de Santander y se dirigió hacia el Sur para continuar con su gesta emancipadora. En mayo, el Mariscal Antonio José de Sucre[23]su oficial más leal, derrotó a los españoles en la batalla de Pichincha y los patriotas lograron la independencia de Quito y Guayaquil, regiones que se incorporaron efectivamente a Colombia. Luego de estas importantes victorias, el 26 y el 27 de julio de 1811, Bolívar se reunió con el General San Martín[24]el Libertador de Argentina, Chile y Perú. Aunque se desconocen los pormenores de esta histórica conferencia, la mayoría de los historiadores tienden a coincidir en que existió un trato sumamente respetuoso y afectuoso entre ambos líderes. Sin embargo, surgieron algunas diferencias políticas y militares de peso. Supuestamente, éstas giraron en torno a tres puntos básicos: el régimen de gobierno que debían adoptar los nuevos estados hispanoamericanos, el status de Guayaquil y el rol de San Martín en el ejército patriota.

    En primer lugar, mientras que el venezolano deseaba establecer regímenes republicanos, el argentino era un defensor del sistema monárquico.

    En segundo lugar, mientras que Bolívar quería incorporar a Guayaquil y a Colombia, San Martín abogaba por su incorporación a Perú.

    Por último, San Martín estaba dispuesto a luchar bajo las órdenes del Libertador venezolano, mientras que éste consideraba inconcebible que alguien de su magnitud fuera su subalterno.

    Al parecer, lamentablemente no había lugar para dos figuras de semejante talla dentro del proceso independentista y San Martín, en un acto de enorme renunciamiento, decidió dar un paso al costado y retirarse hacia el autoexilio en Europa.

    Ciertamente, Bolívar estaba en mejores condiciones militares y políticas de proseguir la guerra con éxito, ya que San Martín estaba muy debilitado en el Perú y fueron estas las causas profundas del desencuentro entre ambos líderes.

    Luego de largos preparativos en Guayaquil, Bolívar hizo su entrada al Perú en 1824. Allí, después de un mes de estar enfermo, fue nombrado Dictador y encargado de dirigir la guerra contra los realistas que se atrincheraban en las sierras. En el mes de agosto, las fuerzas patriotas comandas por el Mariscal Sucre derrotaron a los realistas en la batalla de Junín y luego, en diciembre, las terminaron de aniquilar en la decisiva batalla de Ayacucho. A pesar de que continuaron existiendo algunos conatos menores de resistencia, Ayacucho significó el fin de la dominación española en la Hispanoamérica continental y la concreción efectiva del sueño de Miranda, Bolívar y de todos los patriotas. La noticia corrió por el continente como un reguero de pólvora generando esperanzas y una enorme algarabía popular.

    En 1825, luego de algunas diferencias entre Sucre, la élite del Alto Perú y las autoridades de Buenos Aires, se creó un nuevo estado, Bolivia, el cual recibió su nombre en homenaje al libertador. Bolívar fue invitado a escribir una constitución para la naciente nación y éste propuso, tiempo después (siguiendo el modelo haitiano) una Carta Magna con importantes reformas sociales y con un régimen republicano fuerte que establecía la figura del Presidente Vitalicio. La constitución generó rechazos entre la élite boliviana, pero finalmente fue aceptada, nombrando a Sucre como presidente.[25]

    En 1826, el sueño bolivariano parecía concretarse efectivamente, sin embargo, desde ese momento en adelante, el edificio tan pacientemente construido comenzó a derrumbarse.

    Ese año se realizó el Congreso Anfictiónico en Panamá[26]impulsado profecticiamente por Bolívar en su Carta de Jamaica. Sin embargo, el cónclave mismo resultó en un fracaso porque de los países hispanoamericanos participaron únicamente delegados de Colombia, México, Centroamérica y Perú y no lograron establecer una verdadera confederación de estados. Asimismo, por designio del Vicepresidente Santander y de Pedro Gual[27]Canciller de Colombia, se invitó al encuentro a los Estados Unidos, lo cual desnaturalizó la propuesta originalmente hispano americanista de Bolívar.

    A su vez, durante el transcurso de los años 1826 y 1827 se recrudecieron los conflictos de naturaleza localista entre Venezuela y Nueva Granada y entre los bolivarianos y los liberales acaudillados por Santander.

    En 1827 Páez, alentado por la oligarquía caraqueña, se rebeló contra el gobierno de Santander y Bolívar se vio obligado a volver a su patria chica para calmar los ánimos. Intentando sostener el edificio colombiano en pie, Bolívar amnistió a Páez a cambio de su promesa de respetar el orden nacional. Luego, el Libertador se dirigió a Bogotá donde tomó el control efectivo del gobierno. Desde allí, convencido de que era necesario reformar la Carta Magna para imponer una constitución similar a la de Bolivia, llamó a una convención constituyente que debía reunirse en Ocaña. A comienzos de 1828 se llevó adelante la referida asamblea constituyente y los diputados se dividieron entre los liberales/federalistas y los bolivarianos defensores de una república fuerte y centralista. Las disputas internas hicieron que la convención finalmente fracasara y que, en respuesta, Bolívar decidiera asumir el título de Dictador de Colombia. La reacción de los liberales fue implacable: el 25 de septiembre, en un atentado traicionero, penetraron en el palacio de gobierno e intentaron asesinar a Bolívar, el cual se salvó gracias al auxilio de su compañera Manuela Sáenz[28]El Libertador castigó a los conspiradores septembrinos apresándolos y ejecutándolos. Santander, por su parte, fue juzgado y desterrado.

    En 1829 los problemas se agravaron, en la medida en que las oligarquías localistas avivaron las luchas intestinas. Perú inició una guerra contra Colombia, intentando recuperar el territorio perdido. El ataque fue aplastado por las tropas de Bolívar, sin embargo, el conflicto fratricida dejó una fisura entre las naciones hispanoamericanas. A comienzos de 1830, dicha fisura se convirtió en una inmensa fractura cuando Páez decretó la independencia de Venezuela, dejando herido de muerte al proyecto colombiano. Desahuciado, enfermo e incapaz de controlar el terremoto político localista que derrumbaba lo que tanto había luchado por construir, decidió renunciar a la Presidencia y se encaminó hacia el exilio. En el trayecto, recibió el cariño y la aclamación popular, que lo alentaba a retomar el gobierno. Sin embargo, Bolívar ya no era más que un hombre exhausto y enfermo que buscaba una salida para el laberinto tormentoso en el que se había convertido Colombia. En julio recibió con gran pesar la noticia del asesinato del Mariscal Sucre, lo cual lo convenció aún más de que todo el esfuerzo había sido en vano y que "había arado en el mar". Finalmente, el 17 de diciembre de 1830, luego de una larga agonía, Bolívar falleció. Se iba el líder más importante de la revolución de independencia y aunque murió absolutamente desesperanzado, su ejemplo regó la tierra hispanoamericana de semillas que muy pronto volverían a florecer.

    El Pensamiento político constitucional de Simón Bolívar.

    Siguiendo las líneas directrices del pensamiento de Miranda, Bolívar consideraba que el orden colonial español era esencialmente injusto no sólo porque carecía de títulos legitimantes sino, sobre todo, porque mantenía a Hispanoamérica en el atraso económico, social, político y cultural y porque excluía a los sectores americanos de la participación efectiva de la cosa pública. En su famosa Carta de Jamaica[29]planteaba claramente el problema del atraso en los siguientes términos:

    "Los americanos, en el sistema español que está en vigor, y quizá con mayor fuerza que nunca, no ocupan otro lugar en la sociedad que el de siervos propios para el trabajo, y cuando más el de simples consumidores; y aún esta parte coartada con restricciones chocantes: tales son las prohibiciones del cultivo de frutos de Europa, el estanco de las producciones que el Rey monopoliza, el impedimento de las fábricas que la misma Península no posee, los privilegios exclusivos del comercio hasta de los objetos de primera necesidad, las trabas entre provincias y provincias americanas, para que no se traten, entiendan, ni negocien; en fin, ¿quiere Vd. Saber cuál es nuestro destino?, los campos para cultivar el añil, la grana, el café, la caña, el cacao y el algodón, las llanuras solitarias para criar ganados, los desiertos para cazar las bestias feroces, las entrañas de la tierra para excavar el oro que no puede saciar a esa nación avarienta."[30]

    Asimismo, en cuanto a la exclusión política y socio-económica de los americanos, afirmaba:

    "Estábamos, como acabo de exponer, abstraídos y, digámoslo así, ausentes del universo en cuanto es relativo a la ciencia del gobierno y administración del estado. Jamás éramos virreyes ni gobernadores, sino por causas muy extraordinarias; arzobispos y obispos pocas veces; diplomáticos nunca; militares, sólo en calidad de subalternos; nobles, sin privilegios reales; no éramos, en fin, ni magistrados, ni financistas y casi ni aun comerciantes; todo es contravención directa de nuestras instituciones."[31]

    Partiendo de estas premisas iniciales, Bolívar propuso desde su juramento en el Monte Sacro (1806) la necesidad imperiosa de romper el lazo colonial con España. El camino para hacerlo, sin embargo, en su opinión, no era el moderado y "pacífico" que Miranda había postulado, sino el de una revolución violenta y a muerte entre americanos y españoles. Consciente de que únicamente una auténtica guerra de liberación traería el fin de la dominación española, postuló entonces, en su decreto de guerra a muerte (1813), el camino que los patriotas debían seguir. Camino que finalmente se mostró, no sólo inevitable, sino también tremendamente efectivo. Además de la necesidad de destruir el orden colonial, una de las obsesiones que recorrió el pensamiento político de Bolívar fue la urgencia de construir un nuevo régimen viable para las naciones emergentes. En esta cuestión tomó como punto de partida sus lecturas ilustradas (Locke, Rousseau, Montesquieu, etc.) y el ejemplo de Estados Unidos y Gran Bretaña, pero no los aplicó acríticamente a la tumultuosa realidad americana, sino que se propuso crear una nueva ingeniería política. En este sentido, siguió las ideas de Simón Rodríguez, quien le había enseñado que:

    "La América Española es original. Originales han de ser sus instituciones y su gobierno y originales las formas de fundar uno y otro. Inventamos o Erramos".

    Asimismo, asumió la teoría socio-política de Montesquieu, según la cual a las diversas sociedades del globo, les correspondían por sus particulares condiciones geográficas, culturales y políticas, diferentes formas de gobierno. De esta manera, desde la experiencia fallida de la Primera República, Bolívar se opuso de forma militante al federalismo como forma de organizar los nuevos estados. En su opinión, el federalismo podía ser un principio muy bello en términos puramente intelectuales, pero en la práctica era muy difícil de realizar y en particular en América Latina, llevaba irremediablemente al libertinaje y a la anarquía. Bolívar expresó por primera vez, con claridad meridiana, esta idea en el Manifiesto de Cartagena (1812):

    "Pero lo que debilitó más el Gobierno de Venezuela, fue la forma federal que adoptó, siguiendo las máximas exageradas de los derechos del hombre, que autorizándolo para que se rija por sí mismo rompe los pactos sociales, y constituye a las naciones en anarquía. Tal era el verdadero estado de la Confederación. Cada provincia se gobernaba independientemente; y, a ejemplo de éstas, cada ciudad pretendía iguales facultades alegando la práctica de aquellas y la teoría de que todos los hombres, y todos los pueblos, gozan de la prerrogativa de instituir a su antojo, el gobierno que les acomode. El sistema federal bien que sea el más perfecto y más capaz de proporcionar la felicidad humana en sociedad es, no obstante, el más opuesto a los intereses de nuestros nacientes Estados."[32]

    Similar postulado encontramos en la Carta de Jamaica, donde afirmaba:

    "En Nueva Granada las excesivas facultades de los gobiernos provinciales y la falta de centralización en el general, han conducido aquel precioso país al estado a que se ve reducido en el día. Por esta razón, sus débiles enemigos se han conservado contra todas las probabilidades."[33]

    Bolívar entendía que el federalismo era un sistema particularmente complejo de concretar en cualquier región del mundo. Sin embargo, es menester destacar que en su opinión era todavía más difícil de realizar en América ya que el pueblo, por motivos de inmadurez política (causada por años de sumisión a la corona), era incapaz de asumir de forma efectiva el bello ideal federal. Así decía: "Generalmente hablando, todavía nuestros conciudadanos no se hallan en aptitud de ejercer por sí mismos y ampliamente sus derechos; porque carecen de las virtudes políticas que caracterizan al verdadero republicano: virtudes que no se adquieren en los gobiernos absolutos, en donde se desconocen los derechos y los deberes del ciudadano"[34].

    Esta perspectiva paternalista sobre el pueblo[35]sin embargo, no lo llevó a postular la necesidad de establecer monarquías en la región, ya que en su opinión este régimen era contrario a los anhelos de los hispanoamericanos:

    "Muy contraria es la política de un rey cuya inclinación constante se dirige al aumento de sus posesiones, riquezas y facultades: con razón, porque su autoridad crece con estas adquisiciones, tanto con respecto a sus vecinos como a sus propios vasallos, que temen en él un poder tan formidable cuanto es su Imperio, que se conserva por medio de la guerra y de las conquistas. Por estas razones pienso que los americanos ansiosos de paz, ciencias, artes, comercio y agricultura, preferirían las repúblicas a los reinos (…)".[36]

    Sin embargo, la obsesión por encauzar la revolución hacia un sistema ordenado y estable, lo impulsó a proponer un régimen republicano, centralista, que tuviera un poder ejecutivo fuerte y que fuera acompañado por instituciones parlamentarias de carácter vitalicio. Estas ideas las podemos encontrar esbozadas por primera vez en la Carta de Jamaica, pero aparecerán de forma mucho más desarrollada en sus diversas propuestas constitucionales. En el célebre Discurso ante el Congreso de Angostura[37]Bolívar propuso la constitución de una república democrática que tuviera como elemento central un poder ejecutivo fuerte. En sus palabras:

    "En las repúblicas el Ejecutivo debe ser el más fuerte, porque todo conspira contra él; en tanto que en las monarquías el más fuerte debe ser el Legislativo, porque todo conspira en favor del monarca. La veneración que profesan los pueblos a la Magistratura Real es un prestigio, que influye poderosamente a aumentar el respeto supersticioso que se tributa a esta autoridad. El esplendor del Trono, de la Corona, de la Púrpura; el apoyo formidable que le presta la nobleza; las inmensas riquezas que generaciones enteras acumulan en una misma dinastía; la protección fraternal que recíprocamente reciben todos los reyes, son ventajas muy considerables que militan en favor de la Autoridad Real y la hacen casi ilimitada. Estas mismas ventajas son, por consiguiente, las que deben confirmar la necesidad de atribuir a un Magistrado Republicano, una suma mayor de autoridad que la que posee un Príncipe Constitucional." [38]

    Asimismo, siguiendo el ejemplo de Roma, de la monarquía constitucional de Inglaterra y las enseñanzas de Miranda, postulaba un poder legislativo que estuviese dividido en dos cámaras, una de diputados (electos popularmente) y otra de senadores hereditarios. Estos últimos, junto con la figura del presidente fuerte, serían los pilares de la estabilidad del orden político. En sus palabras:

    "Si el Senado en lugar de ser electivo fuese hereditario, sería en mi concepto la base, el lazo, el alma de nuestra República."[39]

    Por su parte, el poder judicial debía ser independiente y estar compuesto por jueces inamovibles y por un sistema de juicios por jurados. Finalmente, planteaba la conformación de un cuarto poder, el poder moral, que tendría el rol de regenerador de las costumbres y de la educación de la sociedad para romper con el oscurantismo impuesto por el sistema colonial. Justificaba su propuesta con las siguientes palabras:

    "Meditando sobre el modo efectivo de regenerar el carácter y las costumbres que la tiranía y la guerra nos han dado, he sentido la audacia de inventar un Poder Moral, sacado del fondo de la oscura antigüedad, y de aquellas olvidadas leyes que mantuvieron, algún tiempo, la virtud entre los griegos y romanos. Bien puede ser tenido por un cándido delirio, mas no es imposible, y yo me lisonjeo que no desdeñaréis enteramente un pensamiento que mejorado por la experiencia y las luces, puede llegar a ser muy eficaz."[40]

    Los diputados del Congreso de Angostura y los del Congreso de Cúcuta no tomaron demasiado en cuenta las propuestas de Bolívar y aunque establecieron un régimen centralista, conformaron un orden típicamente republicano y liberal. Tampoco oyeron sus proyectos sociales y su prédica anti-esclavista, pero eso lo analizaremos posteriormente.

    En 1825, luego del triunfo definitivo de los patriotas, Bolívar presentó un nuevo modelo constitucional para Bolivia (que en su opinión debía aplicarse a Colombia), el cual implicaba una continuación y una reformulación de sus proyectos republicanos y centralistas previos. Su preocupación seguía siendo la anarquía y las luchas fratricidas que amenazaban con destruir la reciente independencia. Por ello, tomando como ejemplo la constitución Haití de 1819, propuso un presidente que durase de por vida en el cargo y que tuviese la potestad de nombrar su sucesor. En su opinión, este presidente vitalicio debía ser la base del orden republicano, garantizando la continuidad y la estabilidad del sistema frente a los posibles conflictos internos de la etapa postcolonial. A pesar de su carácter vitalicio, el mismo no tendría grandes atribuciones, sino que dejaría el gobierno cotidiano en manos del Vicepresidente (por él elegido y quien luego sería su sucesor) y de los ministros. Citemos en extenso para dejar en claro las ideas de Bolívar sobre este espinoso punto:

    "El presidente de la República viene a ser en nuestra Constitución, como el sol que, firme en su centro, da vida al Universo. Esta suprema Autoridad debe ser perpetua; porque en los sistemas sin jerarquías se necesita más que en otros, un punto fijo alrededor del cual giren los Magistrados y los ciudadanos (…). Para Bolivia, este punto es el Presidente vitalicio. En él estriba todo nuestro orden, sin tener por esto acción. Se le ha cortado la cabeza para que nadie tema sus intenciones, y se le han ligado las manos para que a nadie dañe. El Presidente de Bolivia participa de las facultades del Ejecutivo Americano, pero con restricciones favorables al pueblo.- su duración es la de los Presidentes de Haití. Yo he tomado para Bolivia el Ejecutivo de la República más democrática del mundo. La isla de Haití, (…) se hallaba en insurrección permanente: después de haber experimentado el imperio, el reino, la república, (…) se vio forzada a ocurrir al Ilustre Petión para que la salvase. Confiaron en él, y los destinos de Haití no vacilaron más. Nombrado Petión Presidente vitalicio con facultades para elegir el sucesor, ni la muerte de este grande hombre, ni la sucesión del nuevo Presidente, han causado el menor peligro en el Estado: todo ha marchado bajo el digno Boyer, en la calma de un reino legítimo. Prueba triunfante de que un Presidente vitalicio, con derecho para elegir el sucesor, es la inspiración más sublime en el orden republicano. El Presidente de Bolivia será menos peligroso que el de Haití, siendo el modo de sucesión más seguro para el bien del Estado. Además, el Presidente de Bolivia está privado de todas las influencias: no nombra los Magistrados, los Jueces, ni las Dignidades eclesiásticas, por pequeñas que sean. Esta disminución de poder no la ha sufrido todavía ningún gobierno bien constituido: ella añade trabas sobre trabas a la autoridad de un Jefe (…) Los límites constitucionales del Presidente de Bolivia, son los más estrechos que se conocen: apenas nombrar los empleados de hacienda, paz y guerra: manda el ejército. He aquí sus funciones. (…) La administración pertenece toda al Ministerio (…) El Presidente de la República nombra al Vice-Presidente, para que administre el estado, y le suceda en el mando."[41]

    Por su parte, el Poder Legislativo estaría dividido, no en dos, sino en tres cámaras. La primera sería la cámara de tribunos la cual: "goza de la atribución de iniciar las leyes relativas a Hacienda, Paz y Guerra. Ella tiene la inspección inmediata de los ramos que el Ejecutivo administra con menos intervención del Legislativo."[42] La segunda sería la cámara de senadores, la que: "forman los Códigos y Reglamentos eclesiásticos, y vela sobre los Tribunales y el Culto. Toca al Senado escoger los Prefectos, los Jueces del distrito, Gobernadores, Corregidores, y todos los Subalternos del Departamento de Justicia. Propone a la Cámara de Censores los miembros del Tribunal Supremo, los Arzobispos, Obispos, Dignidades y Canónigos. Es del resorte del Senado, cuanto pertenece a la Religión y a las leyes".[43] Y por último, la cámara de censores, que tendría facultades similares al poder moral propuesto en el Congreso de Angostura, ya que estos, en su opinión: "ejercen una potestad política y moral que tiene alguna semejanza con la del Areópago de Atenas y de los Censores de Roma. Serán ellos los fiscales contra el Gobierno para celar si la Constitución y los Tratados públicos se observan con religión. He puesto bajo su égida el Juicio Nacional, que debe decidir de la buena o mala administración del Ejecutivo."[44]

    Asimismo, el poder judicial estaría compuesto por jueces independientes e inamovibles, constituyendo la garantía última de la libertad y de las garantías constitucionales.

    Por último, Bolívar propuso un cuarto poder, llamado poder electoral, el cual sería una suerte de asambleas comiciales que tendría a su cargo la facultad de seleccionar a los representantes populares. Vale la pena destacar que para poder participar como ciudadano políticamente activo, Bolívar rechazaba los parámetros dinerarios y establecía como únicos requisitos: saber leer y escribir y tener una profesión. El Poder Electoral funcionaría de la siguiente manera:

    "Cada diez Ciudadanos nombran un Elector; y así se encuentra la nación representada por el décimo de sus Ciudadanos. No se exigen sino capacidades, ni se necesita de poseer bienes, para representar la augusta función del Soberano; mas debe saber escribir sus votaciones, firmar su nombre, y leer las leyes. Ha de profesar una ciencia, o un arte que le asegure un alimento honesto. No se le ponen otras exclusiones que las del crimen, de la ociosidad y de la ignorancia absoluta. Saber y honradez, no dinero, es lo que requiere el ejercicio del Poder Público."[45]

    Ciertamente, estos requisitos fijaban límites que excluían a amplios sectores de la población, pero eran menos tajantes y estructuralmente menos excluyentes que los principios dinerarios postulados por los representantes de las oligarquías.

    Bolívar soñó con aplicar este proyecto Constitucional en Hispanoamérica, sin embargo, únicamente lo logró de manera temporaria en Bolivia. El carácter vitalicio del Presidente y sus postulados sociales (que luego veremos), recibieron el rechazo de la élite liberal, que acusaba a Bolívar de querer perpetuarse en el poder y convertirse en una suerte de remedo de Napoleón sudamericano.

    Anti-colonialismo e Integración de Hispanoamérica

    Partes: 1, 2
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