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Necesidad de la evaluación en el proceso de aprendizaje (página 2)


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Cuando guiamos a nuestros alumnos para lograr los objetivos de la enseñanza y diagnosticamos las dificultades del aprendizaje; cuando determinamos su capacidad para las nuevas experiencias y los agrupamos en el aula para actividades especiales; cuando los asistimos para solucionar sus problemas de ajuste, y cuando, finalmente, informamos acerca de su conducta y aprovechamiento, no podemos evitar los juicios de evaluación. En tal sentido, debemos tomar decisiones y, paralelamente, planear y ejecutar algunas acciones. Mientras mas adecuadas sean esas acciones, mas apropiados los juicios, mas acertada y correcta será la dirección que se le de al proceso educativo. Por lo tanto, es indispensable poseer un conocimiento amplio acerca de los principios y procedimientos de la evaluación.

Las técnicas de evaluación son instrumentos indispensables para el educador. Sin embargo, debe quedar bien claro que la evaluación no es, simplemente, una colección de técnicas, sino un proceso continuo sobre el cual descansa el éxito de toda la enseñanza y de todo aprendizaje. De tal suerte, en el quehacer educativo es inevitable o imprescindible cierto tipo de evaluación. Ella no solo es indispensable en el salón de clase, sino, también, en todo sitio donde deba tomarse una decisión o hacerse algún tipo de juicio sobre aprendizajes.

En la vida diaria, toda persona emite constantemente juicios acerca de una larga serie de sucesos, decide, por ejemplo, si un tipo de vivienda es mejor que otro; compara los precios de los alimentos de varios supermercados; considera la actuación de funcionarios públicos o personas que ocupan cargos representativos; admira vestidos y otras prendas; asiste a exposiciones y expresa su parecer acerca de las obras expuestas; decide si una película, un libro o una pieza teatral son buenos o malos. En otras palabras, emite constantemente juicios de distinto tipo sobre el valor de las personas, lugares o cosas con los cuales se encuentra en contacto diario. Emitir juicios no es más que un proceso continuo de evaluación. La Universidad y el educador de nuestros tiempos deben dirigir sus esfuerzos a sistematizarlo, tecnificarlo y humanizarlo, sin pausas de ninguna especie.

Desarrollo.

La evaluación y el diagnóstico en el proceso enseñanza aprendizaje

Nadie puede negar que la evaluación educativa sea una actividad compleja que al mismo tiempo constituye una tarea necesaria y esencial en la labor docente. En principio es compleja porque dentro de un proceso educativo puede evaluarse prácticamente todo, lo cual implica aprendizajes, enseñanza, acción docente, contexto físico y educativo, programas, currículo, aspectos institucionales, etc., Albert Einstein escribió: ""No todo lo que cuenta es evaluable ni todo lo que puede evaluarse cuenta"", sin la evaluación nos costaría mucho saber apenas nada sobre los resultados y la eficacia de la acción docente y de los procedimientos de enseñanza utilizados, que permitan proponer correcciones y mejoras a la actividad curricular que desarrollamos. Se dice que detrás de cada decisión sobre la tarea evaluativa que realiza el profesor, se manifiesta, implícita o explícitamente, una cierta concepción del aprendizaje y, por supuesto, de la enseñanza (Quinquer, 1999).

Sin la actividad evaluativa difícilmente podríamos aseguramos de que ocurriera algún tipo de aprendizaje, cualquiera que éste fuera, o nos costaría mucho saber apenas nada sobre los resultados y la eficacia de la acción docente y de los procedimientos de enseñanza utilizados. Sin la información que nos proporciona la evaluación, tampoco tendríamos argumentos suficientes para proponer correcciones y mejoras.

La evaluación del proceso de aprendizaje y enseñanza debe considerarse como una actividad necesaria, en tanto que le aporta al profesor universitario un mecanismo de autocontrol que le permitirá la regulación y el conocimiento de los factores y problemas que llegan a promover o perturbar dicho proceso.

Por ello, debemos señalar en forma enfática que la evaluación es parte integral de una buena enseñanza, de hecho podríamos decir sin ningún menoscabo que no es posible concebir adecuadamente a la enseñanza sin la evaluación. En consecuencia, una mejora en las propuestas de enseñanza y aprendizaje también requiere necesariamente un cambio significativo en los modos de entender y realizar la evaluación (Jorba y Sanmartí, 1993).

Como actividad, la evaluación posee una composición estructural y funcional: se realiza en función de objetivos o fines previstos, tiene un objeto: aquello que se evalúa, se realiza en interacción del evaluador con el objeto mediante un conjunto de acciones y operaciones que requieren el uso de procedimientos y medios adecuados, se organiza en ciertas formas, se efectúa en determinadas condiciones y tiene resultados que pueden coincidir en mayor o menor medida con los fines propuestos. Asimismo, supone fases de orientación, ejecución, control y regulación (de evaluación de la propia actividad).

Por ello según Arias Beatón, debemos expresar que la evaluación constituye una parte consustancial de toda actividad humana y es en sí misma una actividad que se manifiesta como proceso. Es el proceso y resultado de juzgar la valía de un objeto o fenómeno de la realidad (sus características esenciales, sus manifestaciones particulares, su devenir, su desarrollo actual y previsible), de acuerdo con criterios de referencia pertinentes a la naturaleza del propio objeto y a los propósitos que se persigan.

Definiciones de la evaluación

Evaluar puede considerarse como sinónimo de valorar. El Diccionario de la Academia define el término como "valorar, estimar, apreciar el valor de las cosas no materiales". Así, desde el punto de vista general, evaluación es la "acción y el efecto de evaluar". En efecto, el Diccionario de la Academia Española de la Lengua lo define como un sustantivo derivado del verbo evaluar, definiendo a este, a su vez, como "la acción de fijar valor a una cosa". Esto, desde luego, implica la idea de valor, o sea el sentido de valorar o "apreciar el valor de las cosas inmateriales". De lo dicho hasta aquí se deduce que existe una diferencia real y efectiva entre la valoración de las cosas materiales y la de las cosas inmateriales. Aquella se hace mediante medidas, y ésta mediante la evaluación.

Desde el punto de vista educativo, se puede definir la evaluación como un proceso sistemático, continuo e integral destinado a determinar hasta que punto fueron logrados los objetivos educacionales previamente determinados. Es un proceso que aprecia y juzga el progreso de los alumnos de acuerdo con fines propuestos o metas por alcanzar; o, dicho de otra manera, "la interpretación de los resultados del proceso educativo a la luz de los objetivos propuestos por la institución educativa". La evaluación del hecho educativo es un proceso integral, sistemático, gradual y continuo, que comienza cuando se inicia el estudio de una situación y se (continua) a través de todo el proceso educativo, culminado con un análisis sobre el desarrollo intelectual, social y mental del estudiante.

En la definición anteriormente descrita existen varios aspectos importantes que merecen nuestro análisis. Primero, debe tomarse en cuenta que la evaluación implica un proceso sistemático y continuo, el cual descarta las improvisaciones y las observaciones no controladas.

Segundo, la evaluación debe partir del principio de que los objetivos educativos han sido previamente establecidos e identificados. Este requisito es indispensable, pues sin objetivos previamente determinados resulta materialmente imposible juzgar la cantidad o calidad del proceso logrado. La definición, por lo tanto, indica que "evaluación" es un término mucho más amplio y excluyente que "medida" pues incluye tanto la descripción cualitativa como la descripción cuantitativa de la conducta del estudiante, más los juicios valorativos acerca de la aceptación o no de esa conducta.

En tercer lugar, debemos hacer notar que es un "proceso integral", porque la evaluación atiende a todas las manifestaciones de la conducta escolar, a todos los rasgos de su personalidad y a los factores que condicionan unos y otros. Finalmente, "es un proceso continuo" porque su acción no se detiene, ni sus resultados se logran aisladamente; por el contrario, su acción se integra permanentemente en el quehacer educativo y forma parte intrínseca de el. En tal sentido, la evaluación constituye un elemento indisoluble del proceso de formación del estudiante y por eso debe participar en todas las acciones y estrategias que se planifiquen al efecto.

Dado que la evaluación es, pues, un proceso integral, continuo, sistemático y acumulativo, requiere investigar y recabar todos los datos que permitan conocer los rasgos de la personalidad del educando, de acuerdo con los efectos que ha ejercido el proceso de enseñanza en el estudiante. Esto obliga al educador a mantenerlo bajo constante observación, a fin de poder apreciar todos los rasgos de conducta que le permitan formarse una idea del progreso del alumno. El control y el registro sistemáticos de las observaciones ayudaran a orientar las actividades docentes, y permitirán detectar las diferencias individuales sobre la base de una mayor atención a las limitaciones y capacidades de los estudiantes. Todo esto, además, hará posible una valoración más justa, racional y acorde con los elementos que participan en el proceso total de la enseñanza.

De lo anteriormente expuesto se deduce que la evaluación es un proceso que puede relacionarse con la liberación del potencial de las aptitudes del ser humano y, por lo tanto, debe valorar el cumplimiento de los objetivos educativos que son la razón de ser del proceso social de la educación. En tal sentido, la evaluación debe considerar el cambio de conducta, el crecimiento intelectual, la adquisición de destrezas y habilidades y el desarrollo mental del estudiante en el dominio del programa. Pero, al mismo tiempo, debe someter a juicio la conducta, la metodología, el tacto pedagógico y las técnicas de enseñanza del educador.

En la actualidad es esencial puntualizar que evaluar no es solo hacer acciones de medición y asignar calificaciones, ni tampoco, como alertó Binet, ésta es su función principal. Existe una diferencia esencial entre uno y otro proceso – medición y evaluación- que aunque estén interconectados es necesario establecer que el problema radica en que este proceso es así en todo acto de medir y evaluar.

La mayoría de los educadores confunde el proceso que acabamos de analizar con el término "medición". Tal vez pueda decirse que desconoce, en líneas generales, el verdadero significado de la evaluación y que, fundamentalmente, lo que hace es "medir el resultado docente". La mayoría de nuestros educadores no aplica un verdadero criterio evaluativo y ha mostrado ante las nuevas técnicas un sorprendente estado de confusión. Pero aun conociendo el problema, no se han tomado medidas preventivas en la formación docente, por eso, algunos educadores egresan sin tener una noción clara y definida de la diferencia que existe entre evaluación y medida.

Medir, según el Diccionario de la Lengua Española (en su 3ª acepción, figurado), es una acción que permite "igualar y comparar una cosa no material con otra". Es decir, se establece una comparación. En un sentido más general, el verbo medir indica una acción que proporciona y compara una cosa con otra. Entonces, podemos notar que la medición educativa es uno de los medios de que se vale la evaluación para lograr sus propósitos de valoración. La medición docente, según el profesor Salvador Cammarata, procura medir cuantitativamente el grado de dominio del educando sobre el contenido de una materia. La evaluación, como puede observarse, va mas allá de esa concepción, pues, además de referirse a las de manifestaciones de índole subjetiva, nos dice si el dato cuantitativo proporcionado por la medición satisface o no los objetivos previamente establecidos.

La medición es el aspecto cuantitativo de un proceso de búsqueda de información y la evaluación es éste, más el análisis cualitativo, la construcción de las posibles explicaciones de las condiciones y característica de lo que se está midiendo y evaluando, aspecto que incluye el análisis y la reflexión a través de la integración de todos los datos que se logran obtener y la concepción que se posea acerca del desarrollo del estudiante universitario, sus posibilidades y el papel del proceso de la enseñanza.

Muchas variantes se pueden presentar que fundamenten la concepción, de que evaluar, es algo más que asignar calificaciones como resultado de aplicar pruebas de aprovechamiento. La evaluación es la relación de los datos cuantitativos y cualitativos porque es necesario llegar a las causas del por qué se producen esos resultados.

Esta es la única forma de convertir la evaluación en un proceso encaminado a la búsqueda de soluciones a las dificultades, debilidades, logros y posibilidades que conduzcan al profesor universitario y al propio estudiante, a utilizar esos descubrimientos para mejorar el proceso de la enseñanza y el aprendizaje e incluso, para contribuir a que el profesor sea, cada vez más eficiente y el estudiante mejor preparado para su autoeducación.

La continuidad y sistematización de la evaluación es otra condición esencial para convertir esta tarea en un proceso eficiente y en el contexto de toda la labor educativa y de control en la que ella se encuentra. La evaluación tiene lugar de forma sistemática como forma del trabajo docente-educativo y no solo al final, como un juicio concluyente y definitorio.

De acuerdo con todas estas reflexiones se pueden señalar varias definiciones que sirvan de base junto con ellas, para la elaboración personal que realice cada especialista de lo que es el proceso de evaluación educativa y el valor que este tiene para realizar con eficiencia el proceso de formación del estudiante.

"La palabra evaluación se refiere a actos de decisión y la organización, recolección y descripción de la información necesaria para llevar a cabo estos actos" (Bergan y Dunn, 1990).

"El proceso que consiste en averiguar las áreas importantes o de decisión, seleccionar la información apropiada, recopilar y analizar esta información para informar con datos resumidos y útiles, a fin de elegir entre varias alternativas". (Alkin, 1969).

"El proceso que consiste en definir, obtener y ofrecer informaciones útiles para juzgar alternativas de decisión". (Stufflebearn, 1971).

"Todas las decisiones involucradas en lo que va a hacerse, la razón por la que se hace, el método que se emplea y la forma en que los resultados cumplen con su expectativas". (Morse y Wingo, 1967).

"La evaluación, en su sentido más amplio, es un componente esencial del proceso de enseñanza que parte de la definición misma de los objetivos y concluye con la determinación del grado de eficiencia del proceso, dada por la medida en que la actividad de educador y estudiante hayan logrado como resultado los objetivos propuestos" (Colectivo de autores, 1984).

Funciones del proceso de evaluación

Muy relacionado con su definición en la Pedagogía, se postulan un conjunto de funciones de la evaluación que comprende mucha de las reflexiones y análisis que se han hecho con anterioridad.

Las cinco funciones que se deben de cumplir en el proceso de evaluación son: Instructiva, educativa, de diagnóstico, de desarrollo y de control.

La evaluación que realiza el profesor de los estudiantes universitarios no puede limitarse al aprovechamiento académico y a conocer si ha aprendido o no, los contenidos de los programas.

Además, debe hacer estudios y evaluaciones de los aspectos afectivos-motivacionales, las relaciones interpersonales y de las condiciones materiales y socioculturales que rodean al estudiante; evaluar y conocer su familia en que medida ésta cumple con las funciones que ella debe asumir. La evaluación de las condiciones socioculturales de la vida familiar se constituye en elementos importantes para poder hacer valoraciones y posibles hipótesis, incluso para un diagnóstico de los problemas de aprendizaje que presenten los estudiantes.

En este proceso de evaluación más integral el profesor, puede y debe trabajar con el psicólogo especializado en las labores escolares y educacionales. En gran medida hace, casi un siglo, que entre las tareas de la orientación psicológica y la psicología aplicada se incluyen este tipo de labor con los estudiantes y los profesores (James, 1899), (Claparedé, 1905) y (Binet, 1905).

Los complejos problemas que se presentan en la labor educacional, exigen de estos estudios y evaluaciones del estudiante universitario. La enseñanza y la educación están determinadas no solo por la calidad y contenido de los programas de estudio, los libros de textos, la profesionalidad del profesor, sino también por el grado de preparación y desarrollo con que llega a la Universidad, las condiciones culturales y materiales de la familia así como de su dinámica y la calidad con la que se lleve a cabo la función educativa (Gutiérrez y otros, 1990). Todos estos aspectos han de tomarse en cuenta para poder hacer un adecuado análisis y evaluación del progreso de los estudiantes.

Desde hace más de dos siglos uno de los grandes iniciadores y promotores del estudio del niño y su desarrollo como punto de partida para una labor pedagógica y educativa eficaz señaló: "Comenzad, pues, por estudiar mejor a vuestros alumnos; seguramente no los conocéis". (Rousseau, 1973).

La evaluación y Diagnóstico en el proceso de formación docente– educativo

Todo ello obliga a que los profesores y psicólogos se preocupen y encarguen de emplear los métodos, técnicas y procedimientos necesarios para llegar a conocer a sus estudiantes lo más amplio y profundamente posible, porque ello es una de las condiciones adecuadas para poder realizar con efectividad la labor docente-educativa que es la vía que garantiza una más adecuada formación y desarrollo del estudiante universitario. La evaluación y el diagnóstico educacional desempeñan un papel clave para prever, planificar y dirigir el proceso acorde con las exigencias que plantea el estado del desarrollo en que se encuentra el escolar desde su comienzo en la Universidad.

Todo lo descrito se enmarca en el contenido de los procesos de evaluación y diagnóstico que se hace en cualquier tipo de labor de atención, creadora y productiva. Esta función esencial determina la conceptualización de este proceso como una actividad encaminada a la búsqueda de un conocimiento acerca de cómo marchan los acontecimientos y en que sentido hay que dar inicio o seguir desarrollando dicha actividad.

El proceso de evaluación tiene una función de diagnóstico y todo diagnóstico exige una labor de evaluación de determinadas condiciones que permite elaborar un juicio o conclusión acerca de la situación o estado de un problema y las posibles causas que lo determinan. Además, una evaluación y diagnóstico requiere de la búsqueda de información, necesaria y suficiente para poder mediante un amplio y profundo análisis llegar a una posible explicación de las características, logros, dificultades y causas que la provocan, con un último propósito de proyectar posibles soluciones para eliminar o compensar las dificultades.

Por todas estas razones una de las tareas básicas de los psicólogos, pedagogos y educadores, es llegar a conocer al estudiante universitario, con sus características y condiciones de su desarrollo que se han venido formando a lo largo de su vida estudiantil, conocer cómo marcha el proceso de la educación y la enseñanza, en la Universidad en ámbito docente, extradocente y también en la dimensión de la familia, así como en su entorno en general, como paso previo para la realización de cualquier tipo de labor que se realice.

La evaluación y el diagnóstico es la vía esencial a través de la cual se puede realizar una intervención educativa, una práctica social, transformadora y más efectiva. Todo programa interventivo, práctico, de modificación y orientación requiere una evaluación y diagnóstico de la situación presente, es una condición previa para la toma de decisión acerca de lo que se va hacer y cómo hacerlo.

La labor de evaluación y diagnóstico están indisolublemente ligadas y a la vez ellas son un componente esencial para garantizar la adecuada puesta en práctica de una intervención determinada y el control de su evolución. A pesar de que estas dos actividades están estrechamente ligadas, pueden producirse diferentes tipos de procesos de evaluación y de diagnóstico en dependencia de los objetivos y particularidades de lo que se desea conocer y en lo que se va a intervenir. Esto determina el tipo de evaluación y diagnóstico que se realizará, los especialistas que deben participar y la, información que se debe recoger.

A principio de este siglo A. Binet, uno de los más importantes iniciadores del proceso de evaluación y diagnóstico psicológico, señaló otra importantísima idea acerca del proceso evaluativo y sus propósitos:

"Para que una educación sea juzgada como buena es preciso no solo que aumente el rendimiento de un individuo particular, sino que haga aprovechar a la colectividad de tal aumento".

" … Habría que seguir a los escolares en la vida, saber lo que han llegado a ser, apreciar su destino y tomar como término de comparación otros individuos que han recibido una enseñanza diferente o nula. En efecto, la escuela se juzga por sus consecuencias pos escolares; no tiene otra razón de ser, no se juzga o se juzga incompetentemente por sus éxitos de exámenes y de concurso; y es preciso haber perdido las nociones de conjunto para ver, en los exámenes de fin de año, el objeto de la enseñanza". (Binet, 1913).

Indudablemente, que lo esencial de este componente en el proceso educativo, es conocer como marcha la labor de la enseñanza y la educación, para conocer como se van obteniendo los propósitos sociales. No son los "llamados" momentos evaluativos, los exámenes y sus resultados y calificaciones, sino lo que se va logrando para lo que será, en un futuro, un sujeto autónomo e integrado activamente a la actividad social. Estas ideas permiten apreciar que desde muy temprano existen las bases que permiten enunciar las verdaderas posibilidades de la evaluación en el logro de los propósitos educativos que ya están planteados desde sus inicios en la Pedagogía como ciencia.

Otra idea importante en el proceso de la evaluación es que los estudiantes deben de participar en la evaluación sistemática de sus logros y dificultades en el proceso docente-educativo, no solo como – lo vemos en Comenio, sino con su acción individual (Morse y Wingo, 1967).

En ese tiempo Russell, citado por los autores mencionados señala: "… la autovaloración ha sido aceptada como una idea, pero que rara vez se ha puesto en acción". El empleo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs.) incide excelentemente en el logro de los objetivos propuestos, especialmente en la autovaloración o autoevaluación que puede hacer el propio estudiante de su desarrollo docente. En los nuevos tiempos facilita la comunicación entre estudiante- profesor púes permite un acceso más directo que rompe con las barreras del tiempo y el espacio además de facilitar la creación independiente y creativa del estudiante. Permite seleccionar y utilizar recursos electrónicos que contribuyan al mejor desempeño del programa. Contribuyendo de esta forma a la mejor calidad del proceso de aprendizaje, además de orientar y organizar a los estudiantes en grupos colaborativos para que utilicen las herramientas informáticas en el estudio de la materia propuesta y a su vez contribuir con la elaboración de recursos educativos la comunicación e intercambio entre profesores y estudiantes y entre estudiantes entre si.

La Nueva Universidad Cubana señala que la modalidad semipresencial se caracteriza por: "Amplio y progresivo empleo de los medios de enseñanza y las tecnologías educativas, que posibiliten el aprendizaje independiente del estudiante y compensen las actividades de las clases de la modalidad presencial, que el profesor no puede realizar en ésta por el limitado tiempo de contacto con sus alumnos." Entre estas tecnologías, se destacan los medios audiovisuales e informáticos. Y entre éstos últimos: el software educativo, materiales en formato digital, laboratorios virtuales, multimedia, correo electrónico, Internet, plataformas interactivas, etc.

El empleo de las Tecnologías de la Información y la Comunicaciones en la Educación Superior constituye una opción para que los profesores puedan adquirir los conocimientos y destrezas que les permita utilizar y elaborar materiales educativos, y de esta forma, aprovechar las capacidades tecnológicas de los Centros Universitarios.

Características de la evaluación del aprendizaje

La evaluación del aprendizaje, como caso particular de la evaluación, se puede definir en términos genéricos como la actividad cuyo objetivo es la valoración del proceso y resultados del aprendizaje de los estudiantes, a los efectos fundamentales de orientar y regular la enseñanza y contribuir al logro de las finalidades de la formación. Miriam González Pérez, considera que este proceso tiene entre sus características esenciales, las siguientes:

  • ? Constituye un proceso de comunicación interpersonal, donde los roles de evaluador y evaluado pueden alternarse, e incluso, darse simultáneamente; y donde ambos sujetos se influyen recíprocamente, modificando sus representaciones sobre el proceso y el objeto de evaluación.

  • ? Tiene una determinación socio-histórica. La evaluación se realiza con referencia a normas y valores vigentes en la sociedad y las concepciones y valores de los implicados en la misma (instituciones, personas). Aquello que se evalúa (conocimientos, habilidades, actitudes, modos de comportamiento, valores) y cómo se evalúa, dependen de lo que se considera valioso y pertinente en un contexto socio histórico determinado.

  • ? Cumple diversas funciones a la vez, complementarias y hasta contradictorias entre sí. Sus funciones esenciales deben ser las formativas.

  • ? Responde a determinados propósitos, conscientemente planteados o latentes; coincidentes y compartidos por los participantes en la evaluación o no.

  • ? Constituye un aspecto consustancial al proceso de enseñanza aprendizaje, como componente funcional del mismo. Como tal mantiene indisolubles vínculos con los demás componentes del proceso de enseñanza aprendizaje.

  • ? Abarca los distintos momentos del proceso del aprendizaje. Desde el estado inicial del sujeto de aprendizaje, el propio proceso en su despliegue, hasta los resultados parciales y finales correspondientes.

  • ? Está compuesta por diversas acciones u operaciones relativas a la determinación de los objetivos, del objeto, la obtención y procesamiento de información, la elaboración de un juicio evaluativo, la retroinformación y toma de decisiones derivadas del mismo, su aplicación y valoración de resultados.

  • ? Supone diversos medios, procedimientos, fuentes y agentes de evaluación.

  • ? Abarca atributos cualificables y cuantificables del objeto de evaluación.

  • ? Incide sobre todos los elementos implicados en la enseñanza y ayuda a configurar el ambiente educativo.

Análisis de los componentes didácticos esenciales del proceso docente-educativo

El proceso docente-educativo esta integrado por cinco componentes esenciales: objetivos, contenidos, métodos, medios y evaluación. Todos estos componentes forman una unidad indisoluble, los objetivos que se proponen alcanzar determinan el contenido, los métodos y los medios; los contenidos exigen la definición y selección de los métodos que han de emplearse y también los medios.

La evaluación por su parte permite conocer acerca de la marcha de la apropiación de los contenidos, por lo tanto, en que medida se van logrando los objetivos a través del uso de los métodos y medios que se emplean. De que manera los métodos y medios utilizados facilitan el proceso de aprendizaje y el desarrollo de las capacidades y habilidades en los estudiantes, tener una valoración inicial acerca de la adecuación de los contenidos a las posibilidades del estudiante y a las condiciones existentes.

En resumen, cada componente en su interrelación con los otros, garantizan el cumplimiento de las tareas que se deben de cumplimentar en el complejo proceso de la enseñanza y la educación para alcanzar el fin fundamental de contribuir de manera consciente y científica a la formación de la personalidad.

La evaluación siempre ha sido un aspecto importante en el sistema pedagógico, esto se puede observar desde los primeros escritos que dan inicio al surgimiento de la Pedagogía como ciencia. Juan A. Comenio, en los comienzos de la actividad pedagógica como labor científica, la concibió como una "inspección" que no tiene que ser obligatoriamente realizada siempre a cada uno de los alumnos por el "Preceptor" y que puede ser practicada, incluso, con el auxilio de los "Decuriones"(alumnos encargados de la atención y el control de varios de sus condiscípulos). El "Preceptor" atenderá a uno y a otro, principalmente cuando exista la duda de sus progresos. (Comenio, 1983).

Las relaciones que se dan entre los elementos que intervienen en la evaluación del aprendizaje, permite comprender la naturaleza interactiva de la evaluación. En una situación de evaluación del aprendizaje, se pueden identificar componentes tales:

  • ? El estudiante que es evaluado y que a la vez se autoevalúa: Esta doble dirección, que hace al estudiante sujeto y objeto de evaluación, tiene en la educación superior una marcada tendencia a incrementar la condición de sujeto, por imperativo de las finalidades y características de la formación profesional y por las peculiaridades de la edad juvenil –propias de los estudiantes universitarios- y del adulto que accede a los cursos para trabajadores y a la educación de postgrado.

  • ? El profesor y demás estudiantes como evaluadores: La evaluación por los otros sujetos de la enseñanza mantiene su ineludible presencia en el nivel universitario, por su capacidad formativa y como portadores y garantes –sobre todo en el caso del profesor- de la misión y función social de la educación superior. El "otro" (quien mediatiza las relaciones del sujeto de aprendizaje con el objeto a aprender) en la evaluación sirve de mediador de la relación del estudiante consigo mismo.

  • ? El objeto de aprendizaje (lo que se debe aprender): que se refleja en los objetivos y contenidos de enseñanza y se selecciona para su evaluación.

  • ? Las condiciones concretas: en su sentido más amplio, que incluye desde los aspectos espacios temporales, los medios, las vías de interacción, el clima socio psicológico, hasta las características del vínculo de la situación concreta de aprendizaje y de evaluación del mismo con los sistemas mayores donde se inserta.

Las relaciones de la evaluación del aprendizaje con los demás componentes del proceso de enseñanza aprendizaje y de los elementos que integran el acto evaluativo pone en evidencia que los resultados evaluativos no dependen solo del sujeto del aprendizaje, es decir, del estudiante.

Lo más interesante de esta idea y concepción es que concibe el proceso de inspección como algo intrínseco al proceso general de la enseñanza, participan estudiantes y maestros (Decuriones y Preceptor) y su propósito es conocer la situación de los estudiantes para garantizar que haya una buena atención en la actividad y se logre estimular para el cumplimiento de los objetivos de la enseñanza. Se puede apreciar ya desde entonces las diferentes funciones que se les pueden atribuir hoy en día a la evaluación.

La evaluación puede convertirse en un procedimiento para la labor instructiva y educativa en casi todas las tareas que se realizan en la vida. Su empleo puede ir desde el análisis de un proyecto, precisar los errores que se han cometido en una tarea de la enseñanza, hasta el examen de la conducta personal. Sus posibilidades son ilimitadas.

Relacionando los postulados pedagógicos señalados se puede concluir que los estudiantes universitarios tienen que devenir y ser sujetos activos y conscientes de su proceso de aprendizaje y formación por lo tanto desde bien temprano, ellos tienen que convertirse en responsables y promotores de este proceso. Esta se constituye en la razón esencial por la cual el profesor debe promover que sus alumnos participen en la evaluación de su actividad.

Conclusiones

La evaluación educativa es un proceso integral, sistemático, gradual y continuo que valora los cambios producidos en la conducta del educando, la eficacia de las técnicas empleadas, la capacidad científica y pedagógica del educador, la calidad del currículo (plan de estudios) y todo cuanto converge en la realización del hecho educativo.

  • 1. La evaluación implica un proceso sistemático y continuo, el cual descarta las improvisaciones y las observaciones no controladas.

  • 2. La evaluación es un proceso continuo porque su acción no se detiene, ni sus resultados se logran aisladamente; por el contrario, su acción se integra permanentemente en el quehacer educativo y forma parte intrínseca de el. En tal sentido, la evaluación constituye un elemento indisoluble del proceso de formación del estudiante universitario y por eso debe participar en todas las acciones y estrategias que se planifiquen al efecto.

  • 3. La evaluación debe partir del principio de que los objetivos educativos han sido previamente establecidos e identificados.

  • 4. La evaluación es un término mucho más amplio y excluyente el de medida pues incluye tanto la descripción cualitativa como la descripción cuantitativa de la conducta del estudiante universitario, más los juicios valorativos acerca de la aceptación o no de esa conducta.

  • 5. La evaluación es un proceso integral, porque la evaluación atiende a todas las manifestaciones de la conducta de los estudiantes, a todos los rasgos de su personalidad y a los factores que condicionan unos y otros.

  • 6. Es indispensable poseer un conocimiento amplio acerca de los principios y procedimientos de la evaluación.

  • 7. Las técnicas de evaluación son instrumentos indispensables para el educador, la evaluación no es, simplemente, una colección de técnicas, sino un proceso continuo sobre el cual descansa el éxito de toda la enseñanza y de todo aprendizaje.

  • 8. La evaluación del proceso de aprendizaje y enseñanza debe considerarse como una actividad necesaria, que le aporta al profesor un mecanismo de autocontrol que le permite la regulación y el conocimiento de los factores y problemas que llegan a promover o perturbar el proceso.

  • 9. El proceso de evaluación tiene una función de diagnóstico lo cual exige una labor de evaluación de determinadas condiciones que permite elaborar un juicio o conclusión acerca de la situación o estado de un problema y las posibles causas que lo determinan.

  • 10. La evaluación y diagnóstico requiere de la búsqueda de información, necesaria y suficiente para llegar a una posible explicación de las características, logros, dificultades y causas que la provocan, con un último propósito de proyectar posibles soluciones para eliminar o compensar las dificultades.

  • 11. El proceso docente-educativo esta integrado por cinco componentes esenciales: objetivos, contenidos, métodos, medios y evaluación formando una unidad indisoluble, los objetivos determinan el contenido, los métodos y los medios; los contenidos exigen la definición y selección de los métodos que han de emplearse y también los medios.

  • 12. Los estudiantes universitarios tienen que devenir y ser sujetos activos y conscientes de su proceso de aprendizaje y formación, debiendo convertirse desde bien temprano en responsables y promotores de este proceso. Esta se constituye en la razón esencial por la cual el profesor debe promover que sus alumnos participen en la evaluación de su actividad.

  • 13. El empleo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs.) esta llamado a incidir activamente en la autovaloración o autoevaluación que puede hacer el propio estudiante de su desarrollo docente.

  • 14. El uso de los medios audiovisuales e informáticos como: el software educativo, materiales en formato digital, laboratorios virtuales, multimedia, correo electrónico, Internet, plataformas interactivas, etc. constituyen un soporte técnico para el desarrollo de la didáctica.

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Autor:

Lic. Andrés Eloy Blanco Castro

Universidad de Pinar del Río

Enviado por:

Ing. Asdrúbal Andrés Hernández Sánchez

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Partes: 1, 2
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