Descargar

Byte y pixel: interacción persona-computador (página 2)

Enviado por Francisco Ficarra


Partes: 1, 2

Un ejemplo desde el ojo del huracán

Al igual que todos los huracanes que azotaron la región caribeña en 2005, encontramos ciertos comportamientos desvergonzados, más devastadores que los daños ocasionados por Katrina, Rita y Wilma juntos. La inmersión de los píxeles en las aguas turbulentas de la corrupción tiene su núcleo destructor en la avenida Diagonal de Barcelona.

Desde allí, un grupo de individuos pertenecientes a las ciencias formales -industriales- han conformado una red que controla todo aquello relacionado con los píxeles, incluida la interacción persona-ordenador. Ellos, supuestamente, pertenecen a una raza étnica superior (fuertes vientos xenófobos han vuelto a circular en la última década) y se mueven bajo el amparo del paraguas universitario. Actualmente, no hay centro de investigación, laboratorio, empresa pública o privada que no cuente con la aprobación de esos protectores. Obviamente, ellos disfrutan de eterna inmunidad. 

Tomamos como ejemplo el diseño asistido por computador u ordenador (cad) orientado en el ámbito de la informática textil, es decir, cad textil. Esto implica un sistema cuyos algoritmos fundamentales pueden desarrollarse como proyectos de final de carrera para alcanzar una licenciatura, o ingeniería, o incluso una tesis doctoral. A veces, se selecciona para tal fin un latinoamericano, quien no goza de ningún tipo de beca, pero con un óptimo nivel de programación, y se le encarga resolver ese problema como parte integrante de un trabajo de investigación. Posteriormente, todos sus resultados serán traspasados gratuitamente a pequeñas o medianas empresas dentro de esa área geográfica ibérica: Cataluña.

En esa coyuntura, encontramos novedosas funcionalidades que pueden mejorar, considerablemente, la calidad de la imagen en la pantalla y/o en el papel de la impresora (en el textil, se tiende a que ambas imágenes se asemejen lo más que se pueda). Todo esto permite, por ejemplo, imprimir simulaciones de óptima calidad de las telas para producir pantalones, camisas, corbatas, etc.

Esos algoritmos conformarán una nueva versión de un producto comercial, en soporte CD-ROM, DVD, etc. El precio puede oscilar entre los 10.000 y 20.000 euros, dependiendo del número de licencias que adquiera el cliente. Paralelamente, el estudiante jamás verá un centavo al respecto, porque nunca sabrá a donde han ido a parar la resolución de complejos algoritmos orientados a la informática gráfica textil.

Ahora bien, si todo quedase en las fronteras del Estado, en el exterior nadie se enteraría de estos chanchullos. Empero, la corrupción y la avaricia humana corroen los límites espaciales y temporales. Porque en el otro extremo del embrollo tenemos al empresario que disfruta de las famosas subvenciones europeas, pagadas por millones de ciudadanos honrados. Es así como, tirando de nuestro hilo para el sistema del cad textil, tenemos en la otra punta de la madeja a ciertos industriales lombardos corrompidos, cuando a subvenciones nos referimos. Ellos presentarán ante Bruselas la necesidad de elaborar un proyecto de investigación y desarrollo (I+D) para un hipotético nuevo sistema en una de sus sedes, pero en realidad luego la distribuirán en cada una de las sedes que componen el grupo industrial (legalmente no está permitido).

Inexplicablemente, para ese hipotético proyecto de I+D se solicitan unos 200 mil euros en subvención. No nos olvidemos que ese software está desarrollado, es un producto comercial, o sea, súper enlatado en Barcelona, pero claro, en las tierras lombardas el costo original se ha multiplicado por diez o por veinte. Esa enorme diferencia la suelen colar bochornosamente por supuestos ajustes o modificaciones al sistema original, relacionadas con la IPO, por ejemplo: cambios en la interfaz para una accesibilidad universal, visualizadores virtuales de las diversas texturas en pantalones, camisas, corbatas, etc. Indiscutiblemente, lo que hay aquí es un reparto de ese dinero entre la sociedad catalana que comercializa el software y los empresarios lombardos.

Pero la guindilla de todo este pastel pútrido es que se prestan a este vil juego los titulares de industrias, que obtienen más de 100 millones de euros al año de beneficios y que curiosamente muchos de ellos han obtenido sus títulos en universidades elitistas, como puede ser la Bocconi.

Algunos se preguntarán: ¿Cómo es factible todo ello? La respuesta es simple: lleva la etiqueta de proyecto de I+D. O sea, hay por un lado algún docente universitario en  Barcelona que ha firmado esos papeles, y por el otro, funcionarios que otorgan subvenciones desde Bruselas. Como siempre sucede en estos casos, todos aquellos que supuestamente controlan estos fraudes resplandecen con su ausencia. Tampoco se entiende que empresas con grandes beneficios anuales puedan golpear la puerta de las subvenciones europeas.

Un último factor humano, reemplazar un sistema de esta naturaleza requiere mucho tiempo para formar al personal del área del diseño, pero como la producción no se puede detener, a las grandes industrias les conviene cambiar los diseñadores. Para tal fin, recurren al mobbing.

Vademécum para salvarse de tifones

  1. Evaluar la imagen on-line del personal docente. Desconfiar de todos aquellos que apelan a un sinfín de trucos estéticos de fotografías para retroceder las páginas del calendario, es decir, que el transcurrir de los años no les pasa factura a ellos, ya que incluso se tiñen el pelo para devolverles la eterna juventud, como el jefe de la tribu africana, Shaka Zulu, en la célebre serie televisiva. Esta es una estrategia muy utilizada por los amos y señores del píxel en la ciudad Condal.
  2. Analizar la veracidad de las áreas de conocimiento. Deplorablemente, existen aquellos enfermos de notoriedad, sin preocuparles que caigan en la necedad de los borricos. Como los límites actuales de la HCI son maleables, hay lombardos que sostienen que sus actuales y pasadas áreas de interés son: inteligencia artificial, hipertexto, comunicación multimedia e hipermedia, semiótica y sociología de los nuevos medios, accesibilidad y calidad del Web, informática humanística, informática para los bienes culturales, arqueología, conservación de los monumentos, protección de obras de arte y del medio ambiente, seguridad ambiental, embalses, sistemas de información geográfica, educación a distancia, comunicación corporativa, derecho de autor, turismo religioso, el Camino de Santiago -interrumpo aquí la enumeración porque son más de 100 áreas-. Delante de semejante escándalo y fantoche: ¡Olé, Pinocchio enchufado!
  3. No perder tiempo con aquellas infaustas organizaciones que desde la distancia  pretenden saberlo todo del nuevo mundo, llegando inclusive a planificar guateques internacionales, halagándose por tener seguidores en Latinoamérica, pero si escucháramos en la intimidad qué opinan de esos pueblos los fascistas de la historia mundial serían un garbanzo. Dichas organizaciones están a años luz de lo que científicamente se conoce como IPC. Llama la atención que hayan escogido un sinónimo al título de un estupendo libro de José Saramago (Levantado del suelo). Otros han apostado por algo similar al calidoscopio. Claro, como la realidad es siempre distorsionada en esos ámbitos y el grado de paranoia es tal, que llegan a sostener que sus organizaciones son similares a la ACM, IEEE, ISO, W3C, entre otras. Todo un terremoto de petulancias y burradas. Lo tragicómico del caso es que se han conectado dos vértices del malhadado triángulo IPO (Lérida-Barcelona), a través de una publicación digital. Un ejemplo de patochada es lo que ellos consideran artículo científico: textos de unas 180 palabras, los cuales son presentados con una autoevaluación on-line de antemano del 1 al 5, y siempre con puntajes superiores a la media. Un detalle, por más que el futuro lector puntúe esos artículos, la autoevaluación inicial del autor no cambiará jamás. Ya nos podemos imaginar la falsedad de los datos e información de esas asociaciones.
  4. Dudar de aquellas publicaciones en materia de IPO en soporte papel, que superan los precios de los libros del mismísimo Jakob Nielsen. Por cierto, él estuvo presente en Gijón, en el interesante Congreso sobre Fundamentos del Web 2005. Por el momento, y afortunadamente, Asturias está lejos del ominoso triángulo de las Bermudas.
  5. Fortalecer las humanidades. El origen de la decadencia actual hay que buscarla en los claustros universitarios y en cambios constantes de las políticas educativas. Tristemente, ahora las humanidades son arrasadas de los claustros universitarios en el viejo mundo. Ellas son los pilares de los valores éticos que luego se transmiten al resto de la comunidad. Por eso, hay ciclones en la IPC (intersección de ciencias formales y fácticas). Si a esto le sumamos los fuertes vendavales que soplan en dirección a la pureza de la raza, el porvenir no es para nada halagüeño.

El triángulo Baldinger y la ambigüedad del término doctor

Por un lado, tenemos la desaparición del famoso triángulo presentado por Baldinger, que hace referencia, a  grosso modo, a la relación triádica de Pierce: significado, significante y objeto. Los grupos de presión, a través de la inmutable hipocresía, están llevando a sus sociedades a confusiones y ambigüedades conceptuales. Ahora los significados de las palabras son vaciados por avispados manipuladores, a través de los medios de comunicación social. De nada nos sirve el Diccionario panhispánico de dudas para salvar la relación triádica de un elevado número de términos.

Por el otro lado, está el maremoto en relación a la convergencia de titulaciones universitarias al modelo

de Bolonia. Históricamente, la geografía pesa más que las políticas exógenas. Por ello, todos los países del continente americano tienen la suficiente madurez para gestionar y/o mantener su propio modelo.

Es increíble, a veces, oir desde los países latinoamericanos a los padres de los estudiantes que quieren para sus hijos cursos universitarios en Europa, mientras que los europeos realizan sus estancias en Canadá o los Estados Unidos. Guste o no, el continente americano es uno solo, aunque la moda es hablar de paralelos, meridianos, longitudes, latitudes, etc., pero el actual ser humano, simple y llano, suele aborrecer esas líneas divisorias. Además, aquellos que sostienen desde América que forman parte de la Unión Europea, no solo están vendiendo espejismos a sus conciudadanos, sino que se olvidan que existe el océano Atlántico.

Eso sí, es menester hacer una profunda reflexión en relación a las titulaciones y a los diversos grados de profesores universitarios en España y en Europa en general. Una cosa es un licenciado, un ingeniero, un doctor del plan viejo de estudios (léase hasta finales de los  años 90) y otro, muy distinto, es lo que se está fraguando en la actualidad.

Antes, en España por ejemplo, podíamos encontrarnos con un licenciado en física o en informática a los 23 ó 24 años, con dos o tres años más ya obtenían el título de doctor. En cambio, en Italia y en algunos países de Latinoamérica, la media de edad para obtener una ingeniería en telecomunicaciones, electrónica, informática, etc. era de 26 ó 28 años, estudiando día y noche para aprobar ciertas asignaturas de matemáticas, física, química, electrónica, etc., porque los exámenes consistían en desarrollar las soluciones a los problemas, paso a paso, mientras que en muchos centros universitarios de la costa ibérica tan solo bastaba marcar una cruz en un grupo de cinco opciones. Consecuentemente, allí había estudiantes que recurrían a un dado o a la perinola para hacer estos exámenes.

Finalmente, y no por ello menos importante, está el término doctor, que en Italia, donde los licenciados del viejo plan de estudios (reformado por la ministra berlusconiana Moratti) son llamados doctores y cuyas abreviación correcta en italiano es dott (masculino) y dott.ssa (femenino), han entrado en la picaresca de abreviar el título con Dr., lo que equivale en el mundo hispano a un médico o alguien que tiene estudios superiores a las licenciaturas o ingenierías, lo que en el mundo anglosajón se abrevia con PhD. Es melodramático ver como un licenciado italiano en informática -por ejemplo- se autodenomina Dr. y desea laureles de honor en el trato, como si de Julio César se tratase.   

Concluyendo, a la edad de 30 años, en España era factible encontrarse con individuos que habían realizado una ingeniería técnica, otra ingeniería superior o un master de dos años en el extranjero y un doctorado en tres años. La media de años para hacer un doctorado en cuestiones relacionadas con HCI en los 90 podía oscilar en los diez años, especialmente si el candidato era latinoamericano, mientras que los autóctonos, en idéntico lapso acumulaban una o dos ingenierías y/o licenciaturas, y el doctorado. Algo impensable en muchos países de Latinoamérica, y eso que circula vox populi en determinados califatos del viejo continente, que en Latinoamérica regalan o falsifican los títulos universitarios. Antes de hablar tendrían que evaluar el plan de estudios, la modalidad para aprobar los exámenes y los proyectos finales de carrera, por citar tres variables.

Si en Europa se hubiese aplicado la misma metodología para aprobar los exámenes, que en prestigiosas universidades públicas del continente americano, tan solo quedaría el uno por ciento de aquellos que en nuestros días ostentan titulaciones universitarias en la UE.

A modo de conclusión

Desde la cúspide barcelonesa del triángulo de las Bermudas se ha desvelado parcialmente el modus operandi de los repugnantes y chapuceros del píxel y todas sus derivaciones. Además, hemos constatado aquella teoría del caos: "el agitar de las alas de una mariposa puede degenerar en un terrible huracán varios meses más tarde en la otra parte del planeta". Tal es así que, bajo el nombre de la IPO, unos cuantos estafadores desde la capital catalana con sus compinches lombardos, hacen que empleados honestos localizados en los Alpes italianos pierdan diariamente sus puestos de trabajo.

Con realidades como éstas, menudo futuro tienen en Europa los programadores, analistas de sistemas, licenciados, ingenieros informáticos, etc., ya que ellos por sí solos no pueden competir con estos tejemanejes. Se ha instaurado un modelo de corrupción en el que los clientes del software europeo  no solo evitan desembolsar dinero para cambiar un sistema informático, sino todo lo contrario, ganar muchísimos, pero muchísimos euros, provenientes de las arcas de las subvenciones europeas.

Por eso, en Europa, antes de llamar a diestra y siniestra informáticos del resto del mundo, sería interesante erradicar estos contubernios para el bien común de los profesionales intachables e incorruptibles. Caso contrario, se alargaran las filas de dichos profesionales para presentar solicitudes de emigración hacia Australia, Canadá, los Estados Unidos o Nueva Zelanda.

 

Francisco Ficarra

Revista Chasqui Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para

América Latina (CIESPAL)     

Weblog:

Web: www.chasqui.comunica.org

Web institucional: www.ciespal.net

Quito – ECUADOR

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente