2. Problema 3. Impresionismo 4. Vincent Van Gogh 5. Paul Cézanne 6. Postimpresionismo 7. Solución del Problema 8. Receptores Contemporáneos y Receptores Ideales 9. Conclusión 10. Bibliografía
Ya es conocida la fama artística como pintores que poseen Vincent Van Gogh y Paúl Cézanne. También se sabe del tremendo aporte que ellos hicieron a lo movimientos pictóricos establecidos en su época y a los nuevos estilos vanguardistas que serían, a la larga, la base del las tendencias artísticas actuales.
A causa de esta especie de evolución que se generó en las paletas de cada uno de estos pintores, la historia del arte considera que hubo un quiebre entre ellos y el impresionismo, considerado como un importante movimiento que ganó mucha fama y se hizo se acreedor de muchos seguidores en su época.
El siguiente trabajo pretende explicar las causas originaron esté cambio de actitud para con el impresionismo en el caso de Van Gogh y Cézanne. Además de dar sendas y breves biografías, mostrar las consecuencias que genera esta revolución en la estética pictórica de la segunda mitad del siglo XIX.
A petición del ramo de Teoría de la Comunicación, se darán a conocer las características, desde distintos puntos de vista, de los receptores críticos contemporáneos a la creación de las obras de estos pintores. Además mostrará cuales podrían ser los receptores ideales, para que los cuadros recibieran una crítica positiva.
Posición frente al Impresionismo
Ambos pintores tuvieron un pick en su trabajo y estuvo entre la década de 1880 y 1890. Esto se aprecia al ver la critica objetiva que reciben las obras realizadas durante este periodo, resultando ser positiva.
También es en este momento cuando empiezan a trazar líneas nuevas, a quebrar, en cierto modo, con lo que estaba establecido por los pintores que seguían el estilo que estaba de moda: El impresionismo.
Es por esto que, cada uno por su parte, se va ganando una desaprobación por el público y critica especializada, Aún así, hubieron quienes los apoyaron e impulsaron a seguir adelante.
Más adelante se encontrará respuesta a la incógnita de por qué Van Gogh y Cézanne rompen con la corriente impresionista.
En 1874, un grupo de artistas organizo en Paris una exposición independiente de cuadros, en un intento deliberado de conseguir para sus obras una salida al margen del salón oficial. Uno de los participantes, Claude Monet, expuso un cuadro que llevaba por titulo Impresión: Amanecer; varias reseñas de la exposición escogieron este titulo por considerar que reflejaba la característica predominante de las obras allí expuestas, y un critico, Louis Lorey, titulo su reseña "La exposición de los impresionistas". Si bien ninguno de los artistas empleaba de buen grado el nombre -se empleaba para describir cuadros de tipos muy diversos-, la denominación hizo fortuna, y lo que había nacido como una ocurrencia de la critica se transformó en el nombre de uno de los movimientos artísticos más significativos de las postrimerías del siglo XIX.
Después de exponer "Impresión, amanecer" , Monet, fue el blanco de los críticos y el líder teórico del grupo que, como él, se preocupaba por transmitir su impresión. Definió las reglas de la nueva corriente.
Resulta imposible encontrar una definición para abarcar la gama de cuadros que suelen describirse con el termino "impresionismo"; sin embargo, el paisaje impresionista por excelencia tiene ciertas características identificables: es de tamaño relativamente pequeño e irregular en cuanto a la composición, y por lo general en su mayor parte se realizaba al aire libre; sus colores son casi siempre brillantes y contrastantes, la pincelada libre e intuitiva. La discusión de estos factores, unida a una consideración del impresionismo dentro de sus contexto histórico y sobre el fondo del ambiente intelectual y social, nos puede llevar a definir la naturaleza y al alcance genuinos de este movimiento.
El impresionismo se presenta como una prolongación del realismo. Nace bajo su influencia y adopta, como él, los temas de la vida cotidiana. Se sitúa en la cumbre de los estudios pictóricos sobre la luz, que se vienen llevando a cabo desde el renacimiento, y propone cuadros luminosos en antítesis con los sepias consagrados por la tradición.
Los impresionistas pocas veces mostraban aspectos serios de la sociedad, aunque cuando lo hacían, eran maestros. Por el contrario, preferían enfocar los momentos gratos de la vida como son los placeres: jardines, fiestas, restaurantes, paseos, baños…
La luz, alegre y a veces agobiante, dominaba sus cuadros gracias al culto a los reflejos (agua, espejos), a la abundancia de colores claros y brillantes y a la casi ausencia de negros. Trabajan afuera cuando el tema lo requería, y pintaban las sombras a todo color. Para los impresionistas lo mas importante en la pintura era capturar "el momento".
Estimulados por la ciencia, escogían no mezclar los colores en la paleta dejando el trabajo de fusión al ojo del espectador: usan colores puros que aplicaban uno al lado del otro en pequeñas pinceladas, creando un efecto de color. El resultado afectaba la definición de las formas. Éstas tendían a una desintegración que la clase burguesa de la época creando algo así como un ataque a sus valores más importantes.
La cercanía de la cámara fotográfica, por otro lado, justificaba el esfuerzo de los impresionistas para salirse del estrecho marco de la representación que a la vez les abre nuevas perspectivas, por esta razón los pintores impresionistas buscaban ángulos nuevos para capturar la vida, especialmente el espectáculo de la ciudad.
En conclusión, el impresionismo solo pretendía transmitir la impresión del pintor. Es ,por lo tanto, subjetivo a la hora de diferenciarlo con otros estilos pictóricos.
Contemporáneo de descubrimientos sobre el color y la visión, cambia los paradigmas tradicionales de la pintura respecto a ellos. También de la época de las primeras fotografías, cuestionaba la importancia de la representación, las poses y la composición tradicional. Además, estaba profundamente marcado por la difusión de las estampas japonesas y por la economía que éstas manejaban en su tratamiento de la figura.
Los pintores impresionistas son numerosos y prolijos. Aunque París sea la capital artística del fin de siglo, brillan también nombres extranjeros entre los que innovaron y esto permite la exportación del movimiento. Otro aspecto importante era que la fuerza de la corriente no lograba ahogar el individualismo de los artistas.
Se consideran generalmente como iniciadores Manet y Monet. Los siguen, entre otros Renoir, Degas y Toulouse Lautrec.
Eslabones hacía el futuro, vienen finalmente Seurat y Sisley, los puntillistas, y Cezanne, Gauguin y Van Gogh.
Nació en Zundert (Holanda). Su padre era pastor evangelista y entre sus tíos había marchantes de arte, almirantes y libreros. Empezó a trabajar en 1869, a los dieciséis años de edad, en la galería de arte que su familia poseía en La Haya; la galería se había asociado con una compañía francesa y era conocida como Goupil et Cie. A Vincent le gustaba el trabajo en ella, pues se sentía absorbido por el arte.
Su primer contacto con el arte se produjo desde la óptica del marchante y crítico aficionado, y su juicio era agudo y certero. Estudio en la Escuela de La Haya entre 1869 a 1873, donde conoció a varios pintotes impresionistas. Tenia cierto gusto y admiración artistas de generaciones anteriores que no cambió en toda su vida.
Van Gogh trabajó para Goupil et Cie. en Londres (1873-75) y París (1875-76), pero sufrió una depresión tras una desafortunada experiencia con la hija de su patrona londinense, y en abril de 1876 acabó siendo despedido de la compañía. Entonces se hizo cada vez más religioso y se dedicó a leer la Biblia con asiduidad. En 1877 trabajó durante varios meses para un librero de Dordrecht. Su amor por la literatura se traducía en sus variadas lecturas y en sus amplios gustos. Posteriorrnente introdujo sus libros preferidos en sus cuadros.
A finales de los años 70, la religiosidad de Van Gogh se fue agudizando. Pasó nueve meses en Inglaterra colaborando con los metodistas, y llegó a escribir y pronunciar un largo sermón. A mediados de 1877 decidió seguir los pasos de su padre e ingresar en la Iglesia evangélica. Con este fin estudió en Amsterdam y Bruselas, y en el mes de noviembre de ese mismo año fue de prueba como evangelizador a una región minera de Bélgica asolada por la miseria, el Borinage. Fue una época trascendental para Van Gogh, que vivió la práctica del Evangelio, dedicándose por entero a los mineros, cuidándoles cuando resultaban heridos en una explosión en una mina, despreocupado de la ropa, la comida y otros asuntos terrenales. Pero su voluntad de llevar a la práctica al pie de la letra los mandatos del Evangelio chocó con las altas jerarquías eclesiásticas. Su comportamiento contradecía las convenciones aceptadas en su clase y actividad, y fue expulsado del estamento religioso. Van Gogh renegó de la hipocresía del alto clero y de las llamadas "personas respetables". Pronto sería rechazado de nuevo por vivir demasiado de acuerdo con sus ideas religiosas: en efecto, en La Haya muchos artistas le dieron la espalda por dar cobijo a una mujer abandonada y desamparada, que tenía fama de prostituta.
A los veintiséis años, Van Gogh había realizado ya varios trabajos y en todos había fracasado. Vagó entonces por el Borinage totalmente desesperado, como cuenta a Theo en una carta emocionante escrita en el mes de julio de 1880. Todo lo que le interesaba se fue concentrando entonces en una sola actividad: el arte. Se centró en el arte que conocía (Rembrandt, Delacroix, Millet) y en los libros de Dickens, Victor Hugo y Michelet. Escribió por entonces: "Hay algo de Rembrandt en Shakespeare… de Delacroix en Victor Hugo; y hay algo de Rembrandt en los Evangelios, o algo de los Evangelios en Rembrandt".
Durante sus paseos por el Borinage, Van Gogh había intentado llegar hasta Courriéres para visitar a un artista al que admiraba, Jules Breton. Veamos cómo describe el momento en que tomó la decisión: "Pues bien, incluso sintiéndome profundamente miserable, recuperé algo de la energía perdida y me dije: a pesar de todo, volveré a trabajar, a coger el pincel, que he abandonado por el gran desaliento que noto en mí, y seguiré dibujando. A partir de ese momento tenía la sensación de que todo había cambiado". Van Gogh había dibujado antes de 1880. En su juventud había realizado dignos dibujos, fundamentalmente copias de grabados. También había hecho pequeños apuntes y caricaturas para una niña de La Haya en 1872 y 73. Nos ha dejado imágenes de la mayor parte de las casas en que vivió. Al volver a coger el pincel, tenía las ideas más claras sobre lo que quería hacer: deseaba realizar dibujos de gente trabajando en un estilo crudo, adecuado al tema de las obras, que expresara sus sentimientos sobre "la gente". A partir de este momento su carrera se divide en períodos dominados por los lugares en que vivió: Etten en 1880, La Haya en 1881 a 1883, Drenthe en 1883, Nuenen en 1883 a 1885, Amberes de 1885 a 1886, París de 1886 a 1888, Aries en 1888, St. Remy en 1889 y 90, y Auvers en 1890. Durante la primera mitad de su carrera artística vivió en Holanda, donde desarrolló un estilo personal dentro de la línea de la Escuela de La Haya. Sería un error olvidar las primeras obras de su corta carrera. Los colores sombríos, las espesas capas de pintura y el gusto por la representación de campesinos en sus cabañas o trabajando en los campos recuerdan las pinturas de Josef Israels (1824-1911) y Anton Mauve (1838-88), éste último resultó ser su único maestro en el sentido estricto de la palabra. En esa época se sintió atraído por la pintura de figuras, ya que pensaba que la manifestación más alta del arte modemo era la representación de los campesinos en acción. Algunos de sus mejores dibujos están inspirados en los hombres y mujeres de Nuenen captados en sus faenas agrícolas. Sin embargo, los cuadros de Van Gogh carecen, de todo sentimentalismo, carácter anecdótico o comentario social evidente. Era consciente de que su forma de vida iba siendo minada por la industrialización, que acababa con la existencia sencilla que hasta entonces el hombre había llevado en contacto directo con la naturaleza.
Van Gogh se sentía, sin embargo, aislado en el campo, lejos de otros artistas, y por eso se matriculó en una academia de dibujo de Amberes. Pero, repentinamente, decidió trasladarse a París, y envió a Theo esta nota: "Querido Theo, no te enfades conmigo por actuar tan precipitadamente… Estaré en el Louvre a partir del mediodía o antes, si así lo deseas".2 En París estaban surgiendo nuevas ideas y movimientos, y esto excitaba la imaginación de cualquier artista joven. Van Gogh pudo ver la exposición de los impresionistas, los Salones anuales, la exposición del nuevo Salón Nacional, una retrospectiva de su artista preferido, Millet, exposiciones de Monet y Renoir en la galería Petit y obras simbolistas de Gustave Moreau y Odilon Redon. Frecuentó el estudio del renombrado pintor Ferdinand Cormon, y allí conoció a Henri de Toulouse-Lautrec. Los colores de las obras eran brillantes y alegres; el tema, libre, aunque predominaran las vistas de París y los paisajes. Vincent se puso a experimentar en seguida en la práctica las ideas de los postimpresionistas, que había conocido a través de Paul Signac. Puntos de color quebrado empezaron a verse en sus lienzos, y pinceladas nerviosas, como si se hubieran aplicado con prisa. Esta tendencia fue aumentando. Van Gogh llegó a París en un momento en que los artistas jóvenes estaban desarrollando una serie de ideas que iban más allá del impresionismo, y en que los artistas ya consagrados empezaban a explorar estas nuevas ideas. Vincent se interesó por ellas, pero prefirió seguir una línea más personal, influido por los grabados japoneses entonces de moda en París. El cubrimiento de amplias zonas del lienzo con un color puro y la elección de temas populares hicieron que el artista considerara estos grabados como obras no puramente decorativas, sino susceptibles de un análisis más profundo: eran un edén de luz y color.
Las tensiones y luchas existentes en la vida artística parisina de la época entre las distintas tendencias disgustaron a Van Gogh, que decidió marchar al sur de Francia a buscar su propio Japón de luz y color. Allí esperaba encontrar una comunidad de artistas que colaboraran entre sí, como la Escuela de Barbizon, la de La Haya y los talleres de grabadores japoneses. Al pintor le atraía el sur, y sentía que había encontrado su Japón: pero también le recordó a su Holanda natal. Escribió a su hermana que lo que había aprendido en París no le servía, y en sus cartas a Theo decía que la campiña de Provenza le recordaba las obras de Ruisdael y Hobbema. En los paisajes pintados por Van Gogh en esta época aparecen las mismas llanuras inmensas que en los dos pintores holandeses del siglo XVII; además, se repite el motivo holandés de los puentes levadizos, que habían sido construidos en Provenza por ingenieros venidos de los Países Bajos.
En 1888 Vincent convenció a Paul Gauguin de que se reuniera con él en Aries con el fin de fundar una sociedad de artistas que llevaría el nombre de "Estudio de los trópicos". Pero los dos artistas tenían distintos puntos de vista sobre pintura, y esto se tradujo en violentas discusiones que Van Gogh calificó de "eléctricas". El pintor holandés había dedicado su carrera al estudio naturalista de la realidad que le rodeaba, y esto chocaba con la concepción de Gauguin. Luego de cortarse la oreja por una discusión con Gaughin, fue encarcelado y liberado, pero más tarde volvería a ser aprisionado a petición del pueblo de Aries, y finalmente ingresó voluntariamente en el hospital psiquiátrico de St. Paul, en St. Remy. La enfermedad de Van Gogh se caracterizaba por frecuentes ataques, seguidos de períodos de letargo e inactividad, a su vez seguidos de una completa lucidez y una sorprendente actividad. Se ha dicho que era esquizofrenia, epilepsia o una tara familiar hereditaria. El escaso desarrollo de la psiquiatría en esa época dificulta el conocimiento de su enfermedad, pero es probable que Van Gogh padeciera un tipo de epilepsia temporal cuyos síntomas a menudo recuerdan los de la esquizofrenia. Es posible que su "locura" no afectara directamente a su arte; pero esta experiencia y el miedo a futuros ataques, con la consiguiente depresión, inevitablemente tuvieron que desequilibrarle.
Van Gogh pintó en St. Remy y se observa un cambio en su estilo: los tonos se hacen más sombríos y las formas están agitadas, como si tuvieran energía propia y escaparan al control del artista. Pidió a Theo que le enviara dibujos antiguos y volvió a pintar campesinos, cabañas y paisajes, reunidos bajo el título de "Recuerdos del Norte". También dibujó de memoria una versión de "Los comedores de patatas". Una de sus obras más importantes de este período es la copia del aguafuerte de Rembrandt La resurrección de Lázaro. En él, Rembrandt se servía de un rayo de luz para simbolizar el poder que emana de Cristo. Van Gogh elimina la figura de Cristo, sustituyéndola por un gran sol amarillo, cuya luz, representada por un dorado que inunda la pintura, simboliza la fuerza de la vida. Así, transforma a Rembrandt a través del sol; el norte y el sur se juntan; la religión, el arte y la naturaleza forman una unidad.
Van Gogh volvió al norte en mayo de 1890. Pasó por París, vio algunas exposiciones antes de marchar a Auvers. En este pueblecito de las afueras de París fue tratado por su amigo, el Dr. Gachet, que era médico, pintor y amigo de los impresionistas. Van Gogh trabajó mucho en este período, realizando dibujos y pinturas a un ritmo de uno a dos por día. A Vincent le preocupaba su hermano Theo, que había sido su único apoyo financiero durante los últimos diez años. La angustia de la dependencia económica, la sensación de fracaso ( en su vida no vendió ni un solo cuadro), el miedo al futuro y a posibles nuevas crisis, con el consiguiente riesgo de no poder seguir trabajando, debieron de pesar mucho, comprensiblemente, en su ánimo. En una de sus últimas cartas, Van Gogh se muestra preocupado por la vulnerabilidad de los artistas frente al mercado artístico. Ciertamente algunas de sus pinturas de esta época expresan desolación y vacío:
"Yo no tengo la culpa de que mis cuadros no se vendan. Pero llegará el día en que la gente se dará cuenta de que tienen más valor de lo que cuestan las pinturas."3
El 27 de julio de 1890 Vicent intentó suicidarse con una pistola: murió resultado de las heridas dos días después, en brazos de Theo, a los treinta y siete años. La tragedia de su muerte ha oscurecido su vida, y su obra a menudo parece acompañada de una etiqueta invisible que dice: "Esto fue pintado por un hombre que estaba loco y se suicidó".
Paul Cézanne nació en Aix-en-Provence en 1839. Hijo de un rico banquero, se crió en un ambiente de severidad propio de la burguesía provinciana francesa. Recibió una educación esmerada y una sólida instrucción humanista. En sus estudios conoció a Emile Zolá quien, hasta 1886, fue uno de sus mejores amigos. Después comenzó los estudios de Derecho , pero los dejó para dedicarse a la pintura. En 1861 su padre lo inscribe en la Acedemie Suisse, donde conoció Pisarro que, junto con Zolá, lo introducirían en el cenáculo de los futuros impresionistas. Su primeras telas, fantasías románticas, basadas en su admiración por Rubens y Delacroix, eran tosas y rudas. Sin embargo, desde la primera fase de su pintura se podían notar efectos dramáticos, propensos a temas de acción y violencia. A través de la Academie Suisse de Paris conoció a las impresionistas, especialmente a Pisarro, que le estimuló a pintar naturalezas. Durante este periodo adoptó las técnicas del impresionismo, pero no se alejó de las preocupaciones por captar el aspecto de las cosas cambiantes. Expuso con los impresionistas, pero continuó estando aislado, en parte a causa de su personalidad y en parte porque su análisis estructural era algo ajeno al impresionismo. Su primera exposición tuvo lugar en 1895, hasta entonces este artista no era conocido entre los entendidos en las cosas del arte. Aun así, creó un gran interés entre los artistas jóvenes, que llegaron, incluso a visitarlo para pedir su consejo.
Cézanne quería hacer del impresionismo algo sólido y duradero, como el arte de los museos. Esto indica su interés por la estructura subyacente y permanente de la naturaleza y señala el camino hacia su estilo de madurez, en que conserva su disciplina estructural. Inspirado en sus primeras obras por Delacorix, Coubert y Manet, Cézanne comenzó con imitarlos, a menudo sin mucho éxito.
"Le Compotier" es su obra que se considera como la que más representa los deseos, por parte de su autor, de asimilarse los hallazgos del impresionismos. Mas, justo en este momento, tratará de acomodar a sus intenciones aquella técnica aprendida; así, en la evolución que en él se insinúa por esos años, la pincelada pierde espesor y el colorido, en cambio, gana en pureza.
A Cézanne le resultaba incomoda la insistencia de los impresionistas por captar los efectos constantemente cambiantes de la luz y del color en la naturaleza; él necesitaba estructura y tiempo para poner pintura sobre un lienzo. Cézanne desarrolló lenta y metódicamente un estilo basado en la observación de la naturaleza, y sus preocupaciones eran la utilización de la pintura como material, la aplicación del color y la propia pincelada. Cézanne quería composiciones bien ordenadas y armónicas imitando con precisión las interrelaciones tonales y formales que veía en la naturaleza, y aplicó este principio tanto al paisaje como al retrato y la naturaleza muerta. Más tarde, ya desligado por completo del impresionismo, la práctica de la acuarela (a la que se dedicará desde 1880) introducirá en su manera de pintar sus típicas pinceladas breves, finas y nerviosas.
Este artista hace notables y solitarios esfuerzos por llegar a "realizar" y materializar sus sensaciones ante la naturaleza, captándola en términos de color y organizándola según la lógica de la mente.
El impresionismo no fue, para Cézanne, más que un ejercicio, una práctica. Era una pintura que, para su temperamento, se fundaba demasiado en la sensación dada en sentido de superficialidad, y él ambicionaba otras cosas. Su pintura, que iba en contra de lo que se seguía en general entre los pintores de la época, tiene algunas características contribuyen a imprimir un sello poéticamente intelectual a aquel estilo.
Hacia 1885 es cuando pinta cuadros que más tarde representarían la concentración, más claramente, de su concepción rigurosamente arquitectural de la composición. El mismo rigor arquitectónico es discernible en los lienzos paisajísticos de este gran periodo de su arte. Sentado frente al paisaje, antes de trasladar el "motivo" al lienzo, se ponía a estudiarlo cuidadosamente, atendiendo los valores plásticos y escalonados de los planos sucesivos, cuya situación exacta subrayaba matizando con un colorido de tonos finos, aplicados mediante apretadas series de pinceladas paralelas a modo de los sombreados hechos con la punta de un lápiz.
Durante el otoño de 1906, mientras pintaba al aire libre, un chaparrón imprevisto lo dejó calado, lo que le provoco una congestión. Se le condujo rápidamente a su casa donde moriría pocos días después.
La obra de Cézanne aspiró a devolver a la pintura valores esenciales que desde largo tiempo estaban olvidados. Respondía a una visión lucida, y si no consiguió en todos sus aspectos los altos fines propuestos, esto no fue su culpa, que puso todo el empeño posible en lo que quería.
Sus cuadros se convirtieron en fuente de inspiración para nuevas generaciones. Algunas veces se valoró el uso que él hacía del color; otras, sus aspectos estructurales, pero sobre todo, el mayor énfasis puesto en la superficie pictórica. El estilo de madurez de Cézzane constituyó un puente con el arte moderno, especialmente con el cubismo.
Desde fines de la década del 70, el impresionismo empezó a tener pequeños problemas. Poco después del 1880, el movimiento impresionista experimentó su primera gran crisis. El grupo formado por los cultivadores de aquella tendencia y sus fieles amigos solo habían sufrido hasta entonces una deserción, si es que así cabe considerar la deserción de Paul Cézanne, nunca identificado por completo con aquel ambiente. Pero ahora aquel grupo empezaría a dispersarse. Sin duda, Monet y Sisley, entre los más grandes representantes de la pintura impresionista, así como Guillaumin y Caillebotte, entre las figuras de segunda fila, proseguirían pintando hasta el fin según los principios de la tendencia básicamente debido al éxito personal. Aquellos años fueron finalmente, tanto para Monet como para Renoir, los de la llegada del encumbramiento definitivo. Pero el mismo Renoir, uno de los más reconocidos impresionistas desde sus inicios, flaqueaba ya en su adhesión a la técnica del estilo establecido. Cabe destacar que algunos de los que entonces empezaban a dedicarse por entero a la pintura, como Gauguin, aún se manifestaban como impresionistas, más bien pocos jóvenes imitaban su ejemplo.
De entre estos pintores, estaban los que conocían y apreciaban desde hace tiempo las obras de los impresionistas; otros, como Seurat, los habían descubierto hacía muy poco. La aceptación de Seurat en una exposición impresionista de 1886 fue, precisamente, lo que vino a provocar una especie de discordia en el grupo de los veteranos maestros, hasta entonces relativamente unidos, lo que motivó la cesación de aquellas manifestaciones colectivas; Monet, Renoir y Sisley no quisieron tomar parte en la exposición como protesta, y Degas exigió que la palabra "impresionismo" fuera borrada de los anuncios.
De aquí en adelante la generación que en París había, entraba entonces en terreno llano, además era una línea inclinada al análisis, ansiosa de afirmarse de una actitud de radicalismo. La componían jóvenes que eran completamente desconocidos para los impresionistas (excepto para Pisarro, que ya había tratado a algunos). Era comprensible, por tanto, que los componentes del grupo impresionista mirasen con recelo Van Gogh y Cézanne.
El "postimpresionismo" nunca existió como movimiento definido. A diferencia de los distintos grupos y movimientos que puntúan la historia del arte del siglo XX, el postimpresionismo fue una elaboración a posteriori.
Esta denominación fue acuñada por el pintor y critico británico Roger Fry en 1910 con motivo de una exposición de pintura francesa moderna organizada en Londres bajo el tìtulo de "Manet y los postimpresionistas". En esta exposición Cézanne, Gauguin y Van Gogh eran las figuras más destacadas, y por entonces, los tres ya habían muerto. El propio Roger Fry reconoció la vaguedad del término, ya que no se trataba de pintores que tuvieran mucho en común. Con él apreciaba solo una actitud de superación del impresionismo y una preocupación por nuevas formas de expresión. Sin embargo, el término empezó a ser utilizado porque permitía designar un periodo complejo en el que el impresionismo había entrado en crisis.
Una serie de grandes pintores que habían pasado por esta transición del movimiento, tomaban distintas direcciones que tenían gran incidencia en las generaciones más jóvenes.
La historia del arte demuestra hasta la saciedad que tan bruscos suelen ser los contrastes que marcan los cambios de una generación a la siguiente. Esos traspasos de una generación a otra jamás han sido favorables a la perpetuación de las antiguas normas o la preservación de los prestigios. Generalmente, los que vienen detrás reniegan de lo que se daba ya por establecido y cuando pueden aniquilan también los prestigios personales.
Como ya se sabe desde un principio de este trabajo, Paul Cézanne y Vincent Van Gogh, a pesar de ser parte importante dentro del impresionismo, se terminaron separando de éste, pero, en general, por distintas razones. Para comprobar esto se establecerán las diferencias gruesas que hay entre los trabajos que hicieron siguiendo el estilo impresionista y los que hicieron al final de sus carreras, que son los que estarían mas lejos de esta tendencia.
En el caso de Van Gogh, sus cuadros son difíciles de calificar, debido a que era una persona de un carácter muy cambiante, por lo tanto lo que quería expresar, también lo era. Aún así, hay ciertas características que se pueden diferenciar entre un Van Gogh de 1880 y uno realizado hacia al final de su carrera. Desde el principio y hasta el final de su trabajo se caracterizo por tener un cariño especial hacia las cosas comunes y corrientes, incluso las despreciadas por otros pintores. Al comenzar con la pintura utilizaba colores sombríos, espesas capas de pintura y mostraba un gusto por la representación de campesinos en sus cabañas o trabajando en los campos. Sus cuadros carecían de todo sentimentalismo, carácter anecdótico o comentario social evidente.
En su búsqueda por la verdad, sus obras llegaron a ganar un gran detalle expresivo, lo que no solo nutre la apariencia de la realidad mostrada, si no que también da expresión su contenido.
Finalmente, llegando al final de su carrera, alcanza un colorido en sus obras que estaba destinado a poner de manifiesto sus sentimientos, cosa que ya no formaba parte de la corriente impresionista, ya que esta sólo trata el momento. Así fue como llegó a establecer un código de colores que representaba sus propios sentimientos respecto dela realidad. Un ejemplo: para Van Gogh el color amarillo representaba el optimismo y el amor, mientras que el rojo y el verde las terribles pasiones humanas.
El estilo de este pintor generó que las líneas futuras de pintores llegaran a establecer corrientes nuevas: el fauvismo y el expresionismo.
En el caso de Paul Cézanne la situación fue muy distinta, quizas debido a la diferencia de sus personalidades, ya que este era una persona muy analítica y metódica que trataba de hacer su trabajo de una manera lo más minuciosa posible.
Al principio de su carrera artística sus trabajos tenían características vacilantes y, a veces, sin forma y de tonalidades oscuras. Técnicamente hizo gran uso de la espátula, cosa que cambiaría radicalmente años más tarde, al introducirse de lleno en el impresionismo, que fue una técnica y estética a la que trató de acomodarse. Para Cézanne, esto no fue nada más que una ejercicio pictórico. Así se puede apreciar también en sus propias palabras al decir: "He querido hacer del impresionismo algo que fuese sólido y durable, como el Arte de los Museos".4
Después de esto se nota en sus pinturas que las pinceladas pierden espesor, pero que, en cambio, el colorido gana pureza. Se denota esa trabajosa penetración, propia de su escrupulosa exigencia, al apreciar el rigor arquitectónico en los paisajes que lo empezaba distanciar más del impresionismo. Su amor por la lectura también le hacen darle un toque poético a sus obras, lo que molestaba a otros pintores tradicionalmente impresionistas.
El trabajo de Paul Cézanne fue el antecesor de estilo que más tarde se considerarían modernos, como lo son el cubismo y otros movimientos constructivistas que le dan gran importancia a la estructura de la forma.
Estos dos pintores, a pesar de sus diferencias, tuvieron una razón en común para desligarse del impresionismo propiamente tal y llegar a formar parte de la ambigua corriente llamada postimpresionismo. Ésta es ambos pensaba que el hecho de ser pintor no era una función social, sino que era una operación del espíritu que exige de este el empleo de todos los recursos y lo arrastra a una ilimitada libertad de invención, cosa que no se consigue estando bajo el alero de un estilo, como lo era el impresionismo.
8. Receptores Contemporáneos y Receptores Ideales
En la segunda mitad del siglo XIX, después de la revolución industrial, había una cantidad importante en la población europea que se puede considerar parte de la burguesía, producto del nuevo sistema que imponía la ya mensionada revolución.
Conocido lo anterior, se puede ver que hay una sociedad fría, que tenia preocupaciones muy distintas a las artísticas, pero esto no impedía que las "modas" ganaran un lugar importante en la pintura dentro de la sociedad.
Socioeconomicamente hablando ni Van Gogh ni Cézanne dieron importancia al receptor, ya que este es un periodo en el que la pintura era algo meramente personal e individual. Aún así los receptores eran, casi siempre gente de la clase burguesa o clase aristocrática que tenía un interés "modista" para con la pintura y otras expresiones artísticas. Respecto a la cultura, los receptores no estaban preparados para recibir de buena manera el trabajo de estos pintores que estaban introduciendo un nuevo concepto a la pintura, ya que el público y los críticos estaban acostumbrados a ver y apreciar cuadros que tuvieran un motivo histórico, lo que contradecía claramente la sencillez en los motivos del impresionismo y postimpresionismo.
Los críticos de la época utilizaban, generalmente los sarcasmos para burlarse de las nuevas tendencias, lo que demuestra un claro disgusto respecto de éstas.
El desprecio que había con los pintores vanguardistas para esa época se debía a una especie de sicología artística general y estaba fundada en la nostalgia y el escepticismo.
El critico de la época llamado George Lieberman, explicando el desprecio hacia las nuevas tendencias, dice que éstas deben enfrentarse a dos generaciones: la contemporánea, que tiene y quiere mantener sus ideas; y las anterior, que casi siempre resulta en exceso conservadora.
Los hombres que se consideraban de ciencia no se interesaron mucho por lo que sucedía artísticamente debido a una gran cantidad de descubrimientos que los mantenía en su campo. Cabe destacar que si ellos hubieran intervenido entre el publico y los artistas no hubiera existido el desprecio que hubo, ya que podrían haber expuesto honestamente las razones del orden físico y óptico que llevo a los artistas a su modesta subversión.
Los receptores ideales hubieran sido gente que culturalmente fuera abierta y fuera poseedora de un gran vagaje idealista, para que pudiese apreciar y entender abiertamente el significado y valor de los sentimientos que estos pintores quisieron expresar en su momento.
Los demás aspectos de los receptores no importan mucho mientras tengan las posibilidades de entender y pensar sobre el contenido de su obra, y que principalmente sienta un gusto por la pintura, para así poder generar una opinión y critica positiva y constructiva.
Van Gogh y Cézanne fueron artistas que pecaron en su época por querer innovar, pero que después fueron valorados en amplitud gracias a la meditación que se hizo sobre sus obras y luego sobre sus personalidades.
Cada uno empezó como impresionista para después seguir su propio camino desde el punto de vista mas personal, por lo que no solo se distanciaron de los demás pintores si no que se alejaron artísticamente (personalmente nunca estuvieron cerca) entre si, dando paso a nuevas tendencia muy distintas entre si.
Actualmente puede que existan casos como estos, en los que el publico no valora las obras, pero una vez muertos los autores de ellas, con la mente más abierta, se dan cuenta que son grandes e importantes pues miran hacia el futuro.
Quizás éste sea el consejo que pretende dejar el destino al mostrar las vidas de estos artistas, aprender a ver lo que hacen los demás, sin dejar de pensar en la evolución que este pueda tener y la repercusión que ésta pueda tener en los receptores de esta evolución.
- "Enciclopedia Autodidáctica Océano", Tomo VII, Editorial Océano, Barcelona, España
- "Historia Universal del Arte", Tomo 6 y 10, Editorial Sarpe, Madrid, España, 1984
- Colección "Los impresionistas", Tomos 1, 2, 3, 4, 5, 6, 13, 14, 15, 16, 17, 18, Editorial Viscontea, Buenos Aires, 1971.
- Jean Laymarie, "Van Gogh" El libro de Arte del Bolsillo, Editorial Timun Mas S.A., Barcelona, España, 1957.
- Carlos Gispert, "Grandes Biografías", Tomo III, Editorial Océano, Barcelona, España, 1997.
- Jose Milicua, "Historia Universal del Arte" Tomo IX, Editorial Planeta, Barcelona, España, 1990.
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- José Pijoan, "Historia General del Arte Summa Artis", Editorial Espasa-Calpe, Madrid, España, 1967
- www.monografias.com
Resumen:El siguiente trabajo pretende explicar las causas originaron esté cambio de actitud para con el impresionismo en el caso de Van Gogh y Cézanne. Además de dar sendas y breves biografías, mostrar las consecuencias que genera esta revolución en la estética pictórica de la segunda mitad del siglo XIX.
Trabajo realizado y enviado por: Jose Mateluna Muñoz, mateluna[arroba]tutopia.com Estudiante en curso de la carrera de Fotografía Instituto Profesional ARCOS Santiago de Chile, con fecha Julio 2000.