- Resumen
- Introducción
- La escuela como organización
- La gestión eficaz en las escuelas con calidad total
- La calidad exige buen liderazgo
- El trabajo colaborativo como una solución
- Modelo PLACE
- Conclusiones
- Bibliografía
En materia de gestión educativa muchos cambios se han dado en las dos últimas décadas, paradigmas nuevos que modifican las dinámicas de las escuelas como organizaciones. Los actores educativos, en el marco de la Reforma Integral de la Educación Básica, para cumplir con las expectativas de la sociedad actual, requieren del desarrollo de competencias que los definan en un perfil acorde con las demandas de la educación moderna. El director de escuela se ha convertido en la figura clave para cambiar las escuelas desde su interior a través de un liderazgo compartido, propiciando un clima laboral agradable, aportando para la capacitación y actualización del colegiado y poniendo en práctica los principios para un trabajo colaborativo efectivo. Corresponde a cada director, aplicar las estrategias que favorezcan los resultados de aprendizaje de los alumnos, como tarea principal de la escuela.
En tiempos de cambios acelerados que ponen al individuo de nuestra nación en desventaja frente a un mundo competitivo en todos los sentidos y ámbitos donde se desenvuelve, también a la educación se le exigen cambios radicales, rompimiento de paradigmas y modificaciones que lleven al individuo hacia una formación acorde a las características de la sociedad actual.
La preocupación por la calidad de la educación es una tarea que nos ocupa a todos (gobierno, autoridades, docentes, padres de familia, alumnos), por dar atención a la calidad de vida que es una verdadera aspiración de todo ser humano y, hacia estas direcciones deben caminar las escuelas, en la búsqueda de nuevos perfiles, de nuevas expectativas para el alumnado, es así, que la educación, como elemento central de las sociedades de la información y del conocimiento, es atendida en nuestro país con una reforma, en respuesta de las necesidades de la actualidad.
La educación básica en el contexto del Siglo XXI tiene la responsabilidad de ayudar a desarrollar en los alumnos las competencias que requieren para incorporarse con éxito en la sociedad del conocimiento, la RIEB en su teoría cuenta con los requisitos mínimos indispensables, para responder satisfactoriamente a estas demandas sociales, ahora será tarea de cada uno de los planteles educativos, llevarlo a la práctica cumpliendo cada actor de la educación con sus funciones específicas y al mismo tiempo con la sociedad y ver a corto plazo, que esta reforma educativa es ya una realidad.
Las características actuales que repetidas veces escuchamos son entre otras: la inmersión al mundo globalizado, las economías abiertas, las necesidades de la formación de individuos capaces de incorporarse al mundo laboral, la exigencia de la universalización de los principios educativos con una formación de alta calidad, la necesidad de "aprender a aprender", además de aprender a organizarse para funcionar con eficacia y eficiencia en todos los ámbitos.
Uno de los cambios de paradigma que más impactaría en el funcionamiento de una "escuela eficaz", es el cambio en la gestión, ya que la autonomía de las escuelas aunado a una gestión adecuada, llevaría a la obtención de mejores resultados en las tareas escolares.
La escuela debe buscar alcanzar el perfil de egreso en cada uno de los tres niveles de la educación básica y al culminar el nivel completo; para ello es importante también el desarrollo de competencias en el docente y en el propio directivo de escuela, ya que si cuenta con las competencias necesarias, podrá ayudar a los alumnos, como beneficiarios principales, mejorando los resultados de aprendizaje en la escuela.
El responsable directo de la gestión en las escuelas como organizaciones completas, es el directivo, es entonces en el actor educativo que se centra la atención en el presente ensayo, con la finalidad de enmarcar las competencias de un director eficaz, para el desarrollo de una gestión efectiva, dentro de una escuela de calidad que obtiene resultados óptimos en el manejo de los recursos. Se ofrece como estrategia de trabajo, el modelo "PLACE", para organizar el trabajo del directivo en una organización de trabajo colaborativo.
Los fenómenos sociales en los ámbitos económico, político, social, cultural, etc., tales como la globalización, las economías abiertas, la competititvidad internacional, la necesidad de universalizar la educación, el desarrollo tecnológico, ha llevado a las sociedades al nacimiento de las organizaciones como colectividades que trabajan para el cumplimiento de metas definidas, con todo lo que una organización formal y compleja exige: orden normativo, niveles de autoridad, comunicación, metas y objetivos, manejo de recursos, etc. ya que cada organización o institución cuenta con principios que como dice Hall (1993), capacitan, adoctrinan y persuaden a sus miembros a la adopción de una cultura organizacional que los hacen cumplir con sus tareas, comprometiéndose con el deber que la función les exige.
Si las instituciones educativas funcionan bajo el principio de una organización compleja, creará las bases para el desarrollo de una gestión efectiva. Esto exige que se cuide:
La normatividad vigente en educación.
Conocimiento de los materiales y auxiliares educativos.
La creación de un clima laboral que apoye el desarrollo de las acciones en la escuela y las aulas.
Una cultura interna definida.
Objetivos y metas comunes.
Aprovechamiento de recursos humanos, materiales y financieros, etc.
El hecho de mantener una cultura propia dentro de cada escuela, permitirá tomar acciones desde otra perspectiva, aportar para mejorar resultados en todas las acciones que un plantel educativo cumple día con día y esto provoca indudablemente un sentido de pertenencia que modifica el desempeño a favor de los beneficiarios de la escuela (alumnos).
Una escuela bien organizada y dirigida camina hacia el ofrecimiento de un mejor servicio a la comunidad, hacia una gestión participativa y democrática, lo anterior se menciona porque, la nueva gestión requiere de la participación de todos los involucrados delegando tareas por las altas jerarquías, compartiendo el liderazgo, aprovechando las capacidades individuales de los integrantes de la colectividad completa y con una comunicación asertiva, por otro lado, democráticamente, porque las decisiones se toman a través de consensos y acuerdos donde todos aportan sus opiniones y puntos de vista, así como sugerencias de solución ante conflictos diversos. Y todas estas tareas se organizan a través de la gestión escolar.
La gestión eficaz en las escuelas con calidad total
La palabra gestión, como dice Antunez (2004) sugiere "acción", entendiéndola como "el conjunto de acciones orientadas hacia la consecución de ciertos objetivos que se desarrollan en las diversas áreas de actividad de la organización y en cuyo diseño y evaluación participan, en alguna medida, las personas encargadas de llevarlas a cabo",(cap.7); dentro de las escuelas se aplica la gestión para organizar espacios, administrar recursos, delegar tareas, planear actividades, distribuir responsabilidades, coordinar, ejecutar, controlar y hasta evaluar los procesos y los resultados.
Pensar en un nuevo paradigma de gestión, obliga a que todos los miembros de la comunidad educativa, en función de sus capacidades y competencias, intervengan en la gestión de la escuela. Permitiendo así el protagonismo de los integrantes de la comunidad, la lucha por alcanzar los objetivos propuestos, participar en los consensos y toma de decisiones, obtener un verdadero trabajo colaborativo.
Menciona Enriqueta M. J. Martínez (2009) en el apartado de Organización y Gestión de Instituciones Educativas que, "Al hablar de gestión de una institución educativa, estamos aludiendo al aprovechamiento y financiamiento adecuado de los recursos que la constituyen; estos recursos suelen agruparse en tres grandes bloques, a saber: los recursos materiales, los de carácter personal y los de tipo funcional (entendidos éstos como los elementos conceptuales y tácticos que definen la trayectoria de la propia institución). En el modelo actual de calidad total de una institución educativa, la gestión de los recursos constituye un componente básico para lograr la calidad de dicha institución."(pág. 200).
Entonces, una gestión eficaz, con el paradigma de calidad total aplicado a la educación, implica la realización de procesos de mejora continua y supone la optimización de todos los recursos, espacios y tiempos, así como la satisfacción de todos los involucrados; exige replantear las trayectorias pensando siempre en mejorar los procesos para obtener mejores resultados.
Se requiere entonces de planear la gestión, establecer un plan o proyecto de acción a partir de las características y necesidades de la escuela, atendiendo los siguientes puntos, de acuerdo con Samuel Gento (citado por Martínez Palau, 2009) "La solución sistemática de los problemas (enfrentarlos sin descanso y convertirlos en una oportunidad de aprendizaje y de mejora constante); el aprendizaje a partir de la propia experiencia e historia (tomando como elemento básico la experiencia de los miembros, aprendiendo de errores y aciertos); el aprendizaje de otras instituciones (compararse con otras instituciones e individuos, promover relaciones externas con instituciones de alta calidad); la transferencia rápida y eficaz de conocimiento al conjunto de la institución (acumulación de aprendizajes que erradican los errores, trabajando en la misión y cultura propia de la institución); la construcción de una cultura institucional de calidad (con la mejora continua como estandarte, donde son determinantes los valores de la institución, sus ilusiones, aspiraciones, formas de acción y contribución, mismas que justifican su existencia)". (pág. 201).
El actor educativo que tiene en sus manos la organización y ejecución de estas acciones es el director, como líder educativo.
La calidad exige buen liderazgo
El desempeño del directivo de escuela es relevante para el buen funcionamiento de la escuela, ya que es el encargado y responsable de los resultados insuficientes, del mal prestigio del plantel en la comunidad, del incumplimiento en las exigencias administrativas y el mal uso de los recursos o la falta de rendición de cuentas en todos los ámbitos, aunque no hay un estímulo cuando este desempeño es eficaz. El director es el elemento clave para promover los cambios en los centros escolares.
La incipiente autonomía de los centros educativos, implican un cambio radical en la función del director de escuela, a quien ahora se le pide que asuma su cargo con una posición moral, intelectual y funcional, para conducir la institución; más que ser meros administradores, se requiere de personas capaces de dirigir y eficientes organizadores. El perfil del director debe contener características básicas como: excelencia, visión, enfoque, versatilidad, paciencia, sensibilidad, intuición, ser creativo, entre otras, que ayudan en su desempeño y aceptación en la institución que dirige.
Entre las tareas que realiza un directivo en forma cotidiana se encuentran: el control de la aplicación de planes y programas, así como normatividad vigente; dirigir y verificar la ejecución de las actividades conforme a los lineamientos establecidos; cumplir con las tareas administrativas; prever las necesidades en todos los ámbitos; administrar los recursos humanos, materiales y financieros rindiendo cuenta de ellos; organizar acciones con la Asociación de Padres de Familia, Consejo Escolar docente y de Padres de Familia, atender las necesidades de los alumnos; mantener actualizados los sistemas de información educativa ; remitir la información solicitada por las autoridades; orientar a los docentes en las tareas técnico-pedagógicas; controlar los procesos de enseñanza-aprendizaje; motivar al personal docente para una mejor calidad y rendimiento de su trabajo cotidiano; detectar problemas de actualización y capacitación; participar en la detección y canalización de alumnos con necesidades educativas especiales; dar a conocer convocatorias; atender a las iniciativas de todos los actores educativos; mantener informada a la comunidad educativa; revisar que la documentación se mantenga actualizada; acompañar a los docentes en la realización, seguimiento, ajuste y evaluación de los avances, registros y evaluaciones de los alumnos; mantener la plantilla de personal completa; asignar tareas a los integrantes de la plantilla a partir de sus capacidades; dar seguimiento y solución a las faltas y conflictos de alumnos, docentes y padres de familia; llevar registro y control de los bienes muebles e inmuebles del plantel, así como su mantenimiento; verificar la dotación de materiales y auxiliares para maestros y alumnos; entre otras acciones.
Como puede verse, una larga lista de actividades ocupan a un directivo de escuela y es complicada la organización ante tantas demandas. Para dar solución a esta complicada tarea, la gestión eficaz nos lleva al manejo de un liderazgo moderno, la inclusión del término de calidad total, que nació en el ámbito empresarial, pero bien puede aplicarse en el ámbito educativo.
El buen director de escuela es reconocido porque ejerce un liderazgo eficaz, construye un clima escolar basado en la confianza y la colaboración, promueve compromisos de todos para la mejora de los aprendizajes de los alumnos, genera decisiones de manera participativa, facilita la planeación sistemática y colectiva, desarrolla procesos de autoevaluación, comunica el desempeño y promueve la participación en redes escolares. Cumplir con todo ello es ser un líder eficaz, apoyándose en los integrantes de su equipo de trabajo bajo los principios de colaboración y participación activa, reflexiva, consciente, en beneficio de los resultados de la escuela.
El trabajo colaborativo como una solución
Es evidente que el trabajo escolar resulta más eficaz cuando se desarrolla de manera colaborativa. Sin embargo, alcanzar un verdadero trabajo de grupo, de colegiado, no es tarea fácil para los directivos de escuela. No siempre todos los miembros se muestran dispuestos a colaborar, mostrando una actitud individualista, pesimista, poco solidaria, demasiado pasivas, o incluso se manifiestan siempre en contra de las peticiones o acuerdos afectando los planes de la escuela y creando ambientes hostiles.
Las relaciones interpersonales llegan fácilmente a desacuerdos, conflictos y discusiones que en muchas ocasiones llegan más allá de la simple relación entre personas, es decir, alcanzan a entorpecer las tareas de la institución, impidiendo avanzar en la mejora de los resultados proyectados en la planeación de la escuela, planeación que en la actualidad se manifiesta a través del Plan Estratégico de Transformación Escolar (PETE).
Las escuelas eficaces y bien organizadas, buscan el fortalecimiento de la unidad escolar, además del trabajo colaborativo interno de la escuela, presentando así características como menciona Namo de Mello (2003): "disponen de un ambiente bien ordenado, enfatizan en el desempeño académico, establecen altas expectativas para el desempeño de sus alumnos y son dirigidas por profesores y directores que realizan un enorme esfuerzo por ofrecer una enseñanza efectiva y estimular a sus alumnos a que aprendan, independientemente de sus condiciones familiares o del sexo". (pág. 37).
La principal ventaja del trabajo en equipo es la de reducir la sensación de impotencia y aumentar su convicción de eficacia.
Como se ha visto, la función directiva es bastante compleja, exige muchas competencias y una acción dinámica de principio a fin de cada proceso realizado. Es importante que en la atención de la autonomía de gestión que se le atribuye, cada director busque organizarse con su colegiado buscando cumplir con todas las tareas de su desempeño; se ofrece a continuación una estrategia para atender a los aspectos principales bajo un liderazgo compartido y una visión común.
La gestión escolar abarca las dimensiones: pedagógica, organizativa, administrativa y comunitaria; esto exige el cumplimiento de un sinfín de tareas cotidianas para funcionar eficazmente y ser aceptado por la comunidad. Para que una escuela funcione con excelencia, requiere del cumplimiento de las funciones de todos sus actores (directivo, docentes, alumnos, padres de familia, asistentes, y los vecinos externos).
Como parte de las acciones, el director de escuela orienta su gestión a propiciar ambientes favorables para el aprendizaje, haciendo el mejor uso de los recursos de que dispone la escuela. Desde esta perspectiva, podemos decir que la gestión es de acuerdo al concepto manejado por Casassus (1999) "la capacidad de articular los recursos de que se dispone, a manera de lograr lo que se desea". (pág. 47). Tiene que ver con la capacidad de "hacer que las cosas sucedan".
Este modelo es una sugerencia que retoma cinco acciones fundamentales de la gestión escolar, como son: la Planeación, el Liderazgo, la Asertividad, la Creatividad y la Evaluación.
Planeación. Toda acción debe ser planeada, la escuela trabaja por alcanzar los aprendizajes de los alumnos principalmente. El compromiso por enseñar se expresa en el deber y la responsabilidad. La responsabilidad es la manifestación objetiva del compromiso; no sólo está relacionada con el cumplimiento puntual de la normatividad, sino también con la forma de asumir y aceptar los resultados obtenidos individual y colectivamente. El director procede a ser convincente con la interiorización del compromiso, y está atento a que se asuma responsabilidad frente a los niveles de aprendizaje de los alumnos. El compromiso y la responsabilidad pueden expresarse en varios aspectos, pero todos importantes para que el proceso de enseñanza se ofrezca con mayor efectividad, desde desempeñar la jornada diaria de labores y con el máximo cumplimiento indicado por el calendario escolar.
Para la realización de los planes que llevarán a una escuela de un punto presente a un punto futuro, el director debe contar con competencias que le permitan:
Distribuir tareas, organizando al personal hacia el cumplimiento de objetivos fijados.
Ejecutar las tareas, dirigiendo y supervisando las acciones.
Tomar decisiones, de inicio a fin de cada proceso.
Coordinar, para sincronizar y unificar las acciones hacia el fin común.
Supervisar, entendiendo el término como el dar seguimiento de las acciones durante la ejecución.
Evaluar, controlar los procesos, medir resultados.
La planeación es el principal instrumento para dar cuerpo a las acciones de una institución, es todo un proceso, involucra a director y docentes. Y, una buena planeación permite el aprovechamiento de los recursos y el logro de las metas propuestas. Toda planeación debe partir de los resultados del diagnóstico previo y busca en las escuelas el desarrollo de las competencias de los alumnos como principal función. Estas son tareas que se repetirán cíclicamente en cada plan, en cada acción y bien ejecutadas.
Aunque la planeación institucional a través de proyectos o planes de mejora ya es algo frecuente en la organización de las escuelas, de cualquier forma se enfatiza la necesidad de que ésta cuente con una determinada planeación a nivel de organización escolar, que le permita a todos tener siempre presente el rumbo que se ha tomado, con la finalidad de que los alumnos tengan un aprendizaje efectivo.
Para que la escuela alcance el estándar relacionado con la planeación, no es suficiente que se haya elaborado un plan o un proyecto escolar. La elaboración del plan o el proyecto es el principio definitorio de las acciones y actividades que habrán de desarrollarse para conseguir las metas planeadas, pero apenas es un punto de partida y mucho depende de la acción directiva que los planes se consumen y modifiquen la realidad para mejorarla.
Liderazgo. Se busca actualmente ejercer un liderazgo horizontal, compartido, democrático y responsable; esto permitirá aprovechar las potencialidades del equipo de trabajo en beneficio de los resultados que la escuela ofrece a la comunidad.
El director organiza a los maestros para orientarlos hacia la buena enseñanza, y a los alumnos para que aprendan. Genera acuerdos entre quienes configuran la comunidad escolar, asegurándose de que éstos se lleven a cabo y, por lo tanto, ganando terreno en el logro de los objetivos planeados en tiempo y forma. Concierta, siendo incluyente con el equipo y la comunidad escolar, las estrategias para conseguirlos. Produce convicciones del equipo y de la comunidad escolar a través de la reflexión colectiva sobre la importancia del aprendizaje.
En la escuela existe un ambiente de libertad para expresar los puntos de vista de cada quien y, además, se establecen los mecanismos para que ello suceda. Esto no queda sólo como un discurso, sino que las perspectivas se recogen para ser discutidas, valoradas y, en todo caso, incorporadas al esquema de decisiones que se hayan tomado con fines de mejorar el aprendizaje de los alumnos.
También es indispensable por otro lado, que la atención de cada evento y situación o actividad desarrollada considere la utilización de los recursos con los que cuenta la escuela de forma racional, equitativa, moderada, y consciente.
Asertividad. Entre las tareas que deben ser asertivas en el desempeño directivo están: el manejo de las relaciones interpersonales, la creación de un clima laboral adecuado, agradable, armónico, que invite a la participación activa de todos los actores; además de tener visión, empatía y carisma para motivar a la capacitación y actualización permanente de los integrantes del equipo de trabajo escolar.
Un clima escolar orientado a la promoción del aprendizaje supone la existencia de comunicación, cooperación, intercambio, integración y establecimiento de valores como respeto, tolerancia y confianza entre los actores integrantes de la comunidad. Es responsabilidad del director, junto con el equipo docente, que exista un ambiente de esta naturaleza en la escuela, apoyando la consolidación de su capital social organizacional, es decir, la capacidad de trabajo cooperativo, basado en la confianza y la reciprocidad, principalmente, con sus maestros. En este sentido, la escuela se establece como una comunidad abierta a la autocrítica y dispuesta a desarrollar acciones de aprendizaje organizacional.
En cuanto a la capacitación, se debe buscar homogeneizar las competencias de los docentes a favor de los alumnos, mantener vigentes los contenidos básicos de formación docente, incluyendo los procesos de intercambio de experiencias, asesoría y cooperación entre los mismos profesores.
Creatividad. El director es el principal soporte de la escuela. Sobre él se apoya el colectivo de maestros y la comunidad escolar; es quien establece conexiones, promueve y se asegura de que ocurran las acciones colectivas e individuales para apoyar el aprendizaje. Él se formula una visión global de las estrategias que delinean este camino, para lo que requiere habilidades. Cada director interpretará lo que conviene proponer al colectivo de acuerdo con buenas prácticas de gestión escolar, la experiencia colectiva y la historia de la escuela.
Es importante que el directivo de la escuela en la tarea de un liderazgo compartido, busque innovar en las acciones escolares para conseguir las metas planeadas en un ambiente aceptado por toda la comunidad y es aquí donde este actor (director), debe crear, innovar, trascender a las rutinas cotidianas para conseguir la participación activa de la comunidad educativa, así es, con carisma y creatividad para obtener credibilidad y apoyo que lleven a la escuela a adquirir prestigio en la comunidad y mejores resultados en los aprendizajes de los alumnos.
Evaluación. Cada escuela busca dimensionarse dentro del contexto nacional, contrastar sus resultados con los de otras escuelas y con los logros esperados, identificar los puntos vulnerables de la administración y las problemáticas específicas de la comunidad escolar, realizar una evaluación crítica de su desempeño mediante el análisis de los resultados obtenidos y construir, en base a estos y a las metas, los elementos, herramientas y estrategias necesarias para cumplir con los objetivos trazados en el proceso de mejora continua de la gestión escolar. Asimismo, cada escuela busca asumir su responsabilidad de cumplir con la función que le ha sido encomendada y rendir cuenta de su desempeño como institución, lo cual resulta fundamental en el marco de esta sociedad del conocimiento.
La autoevaluación escolar representa el mecanismo por el cual la escuela reconoce, reflexivamente, las condiciones en las que se encuentra con relación a la misión que le corresponde como parte del sistema educativo. También tiene la finalidad de cotejarse en relación con los estándares. Ésta es una de las más importantes iniciativas que el director incluye en su plan de actividades desde el principio del ciclo escolar. La importancia del proceso radica en que permite a todos los actores de la comunidad escolar observar con transparencia los resultados y los avances de la escuela, en función del desarrollo de actividades orientadas al aprendizaje de los alumnos. Al mismo tiempo, ofrece los elementos palpables y verificables que permiten mejorar la retroalimentación en los ámbitos que se detecten con esa necesidad.
Ma. Antonia Casanova (2004), sugiere considerar como factores de calidad los siguientes:
La gestión. Liderazgo directivo, organización del centro, funcionamiento del equipo didáctico, profesorado, instalaciones y recursos.
Desarrollo interno. Documentos institucionales, currículum, atención a la diversidad, interculturalidad, proyectos internacionales.
Relaciones. Expectativas sociales, relaciones con el entorno, procesos de participación de la comunidad educativa.
Resultados. Los resultados que arroja el centro escolar. (pág. 208).
Todo proceso debe ser evaluado, la evaluación de las metas en un centro escolar, es otra de las capacidades de la gestión y permite dar seguimiento, control y ajuste a las acciones planeadas para perfeccionar las actividades y mejorar los resultados de su ejecución. Para el desarrollo de una evaluación es importante diseñar indicadores o estándares que permiten hacer una revisión detallada de cada una de las tareas ejecutadas, y califican la relevancia, eficiencia, efectividad, impacto, sostenibilidad, entre otros aspectos.
La preocupación por la calidad es quizá lo que caracteriza a nuestros tiempos, los cambios acelerados en todos los ámbitos han llegado desde hace poco más de dos décadas a la educación. Compromisos internacionales y nacionales han sido firmados y se persigue elevar la calidad de los aprendizajes de los alumnos (como tarea principal de las organizaciones escolares), con la responsabilidad de todos los actores educativos, desde las altas jerarquías, hasta la propia escuela, donde directivos, docentes, padres y alumnos trabajan cotidianamente por alcanzar las metas propuestas en las reformas educativas, haciendo uso de los recursos que se tienen a la mano.
En este quehacer rutinario, la tarea del directivo es el factor principal donde se recarga el éxito o el fracaso, derivado de la gestión aplicada. Muchas tareas competen al directivo de escuela y sería imposible pensar que sólo pueda culminar con buenos resultados; de aquí surge el cambio radical en la gestión para atender el desarrollo efectivo de los aprendizajes de los alumnos cuidando de ofrecer a la comunidad educativa un:
Liderazgo compartido y democrático,
Clima laboral adecuado (Relaciones armónicas, comunicación asertiva).
Manejo adecuado de los recursos (humanos, materiales, financieros).
Delegación de tareas (de acuerdo a potencialidades).
Trabajo colaborativo.
Proceso de planeación, ejecución, evaluación y ajuste en todas las acciones escolares.
Cuando un directivo alcanza una organización que atiende de forma efectiva y eficaz los aspectos anteriores, alcanza el éxito de la escuela a su cargo, mejorando los resultados de los aprendizajes de los alumnos, rindiendo cuentas del manejo de recursos y elevando el prestigio del centro escolar en la comunidad.
Esto habla del principio de gestión de calidad, de la calidad total en la escuela.
ANTUNEZ, Serafín. (2004) Organización escolar y directiva. México. Biblioteca para la actualización del maestro.
CASANOVA, Ma. Antonia. (2004) Evaluación y calidad de centros educativos. Madrid. La Muralla.
FLACSO México. (2009) Curso básico en Gestión y Desarrollo Educativo. México.
GENTO, Samuel. (1996) Instituciones educativas para la calidad total. Madrid. La Muralla.
HALL, Richard H. (1993) Organizaciones, estructuras, procesos y resultados. México, Editorial Prentice Hall Hispanoamericana.
NAMO de Mello, Guiomar. (2003) Nuevas propuestas para la gestión educativa. Biblioteca para la actualización del maestro. SEP.
QUINTANILLA Calderón, Guadalupe G. (2009) Textos para repensar la gestión en la escuela. México. Eón Sociales.
SCHMELKES, Sylvia. (1995) Hacia una mejor calidad de nuestras escuelas. SEP. México. Biblioteca para la actualización del maestro.
SEP. (2000) Antología de gestión educativa. México.
SEP. (2006) El fortalecimiento de la supervisión escolar, premisa para la calidad de la educación. México.
Autor:
Alma Libia Tapia Moreno