Dirección con enfoque participativo en la educación universitaria universalizada
Enviado por Marioska Peña
- Introducción
- La dirección de la actividad educacional universitaria como una necesidad social
- Conclusiones del capítulo
- Bibliografía
Introducción
En el presente capítulo se abordan aspectos referidos al proceso de dirección de la educación universitaria y sus particularidades en el contexto venezolano actual. Se precisan los aspectos fundamentales de la organización del proceso de dirección desde un enfoque participativo, su concreción en el sistema de dirección educacional en condiciones de universalización y los principios de la dirección educacional. Para confeccionar el estado del arte y la praxis de la investigación, sirve de apoyo la Figura 1, que es el hilo conductor.
Figura 1: Hilo conductor para en desarrollo de la investigación.
Fuente: Elaboración Propia
1.1.2. Comportamiento de la educación universitaria en el mundo. Sus particularidades en la República Bolivariana de Venezuela.
En el presente unos y otros elementos de la Educación universitaria, son evidentes en mayor o menor medida en algunos lugares del mundo y en Venezuela, también. El propio hombre ha evolucionado.
El avance social ha transformado al medio y a los habitantes de cualquier región del mundo, aunque en el mundo contemporáneo, hay diversos contextos socio- económicos: opulencia y miseria; adelanto y olvido, que marcan aspectos contrarios, con ciertos estadios intermedios diversos.
Las nuevas tecnologías productivas y de servicios que transforman la vida a velocidad casi astronómica, también irrumpen en el medio social venezolano. En el mundo se habla de una nueva Educación universitaria, desde la realidad del desarrollo científico- técnico, económico y social; en Venezuela, desde las concepciones que se defienden actualmente, también se construye una universidad con características propias.
Todavía en este aspecto queda la diversidad a partir de las condiciones biogeográficas y de recursos de los territorios y regiones del país. Es a partir de ellas que se desarrolla la actividad antrópica y surgen las características poblacionales, económicas y socioculturales que soportan y condicionan la actividad educacional universitaria.
Uno de los elementos que hoy caracteriza a la Educación universitaria es la universalización, unidos a las condiciones que esta impone y particulariza, sobre la comunicación en general y entre los hombres, el acceso a la inmediatez informativa cultural y científico-técnica moderna y a la labor productiva. Este medio influye decididamente en la organización y dirección de la actividad educacional universitaria universalizada y exige condiciones específicas a profesores asesores y directivos.
El aspecto geográfico y sociocultural influye en la universalización universitaria fundamentalmente en los lugares de asentamiento poblacional (con tendencia a la existencia de asentamientos más o menos concentrados, aunque subsisten no pocos pobladores en asentamientos dispersos en valles y cerros) y, por tanto, de ubicación de las Aldeas universitarias. En las parroquias más lejanas del Estado Vargas, las distancias entre los pobladores imponen el aislamiento relativo a comunidades, asentamientos, y se refleja también en el esfuerzo físico necesario para el desarrollo de las actividades de estudio. Las condiciones climáticas peculiares hacen variar las condiciones de vida en diferentes épocas del año, especialmente durante la primavera.
Desde la llegada a la presidencia de Hugo Rafael Chávez Frías cambió la situación económica, política y social en las regiones alejadas de las instituciones universitarias existentes; la educación universitaria llegó, a través de la Misión Sucre, a cada rincón donde hubiese un bachiller sin cupo; cada hombre y mujer tuvo acceso a esta educación de privilegio. Del abandono social se pasó, entre otros beneficios, a la posibilidad real de cursar estudios universitarios, alcanzar una profesión. Nuevas vivencias, expectativas. Una vida segura amaneció y se adueñó de las todas las zonas del país, no importa la lejanía. Más de quinientos mil (500.000) jóvenes se incorporaron a esta nueva empresa llamada Venezuela para continuar estudios universitarios.
Los jóvenes de las todas las regiones del país comenzaron a transformarse en técnicos superiores universitarios, educadores, ingenieros, médicos, comunicadores sociales, lo que trajo consigo un estadio cualitativamente superior en materia de igualdad social.
La organización política de la sociedad venezolana actual ha llevado a la Misión Sucre a convertirse en un actor político con una acción movilizadora, cooperada, de participación social y democrática de los pobladores a través de las organizaciones de masas y políticas. En Venezuela las nuevas condiciones del desarrollo social generadas por la Revolución Bolivariana han influenciado en la transformación de la vida y el ambiente sociocultural disminuyendo en lo posible los niveles de desigualdad.
La dirección de la actividad educacional universitaria como una necesidad social
La actividad de dirección fue desarrollada por la especie humana en su devenir evolutivo, y la colaboración y acción mancomunada de los hombres, debidamente organizada, ha permitido todo el desarrollo de la humanidad desde la horda y el clan hasta el día de hoy. La dirección de manera gradual surge en la comunidad primitiva, como una necesidad social. A la vez, se produce la división del trabajo en su forma más natural, es decir según el sexo y la edad. La división del trabajo se profundizó con la especialización, se elevó la productividad y, como consecuencia, una concentración de trabajadores y operaciones surgió en los nacientes talleres. La misma provocó la necesidad de la cooperación de forma organizada en el trabajo.
A medida que la vida en la sociedad se desarrolló y se complejizó, el hombre fue necesitando y enfrentando tareas de dirección diferentes. Al tiempo que se especializaban y perfeccionaban los oficios y las manufacturas, que los talleres familiares se convertían en industrias y crecía el poder económico del territorio, surgieron nuevas formas particulares de planificación, organización y de dirección. Mucho después, el hombre tomó conciencia y teorizó científicamente sobre el papel del proceso de dirección en el desarrollo económico– social de la sociedad y de cada uno de los procesos ramales que en ella tiene lugar.
"El arte de dirigir en cualquier esfera siempre se valoró muy alto. Durante los siglos de la Antigüedad y Edad Media se conservaba cuidadosamente el secreto del oficio, se transmitía por herencia… Los procesos de dirección en las estructuras estatales y económicas de la sociedad se consideraban como la manifestación de una actividad intelectual superior, asequible a unos pocos elegidos…" (Voronov, 1980: 9).
En el feudalismo y muy especialmente en la sociedad capitalista, también se ha mantenido este enfoque de necesidad social. El hijo del señor feudal fue educado para explotar su fortuna y bienes -incluídos sus siervos -. El hijo del capitalista -más que un elegido, un heredero universal- ha sido educado para continuar el negocio del abuelo y del padre, dirigir sus bienes y sus obreros. Esta manifestación se aprecia por igual en el campo de las relaciones económicas y de producción, como en la política estatal.
Cada época social se ha caracterizado por un tipo diferente de relaciones de producción y la evolución histórica de la dirección de sistemas se ha correspondido con ese desarrollo socioeconómico de la sociedad, que a su vez ha condicionado el grado de avance del soporte científico alcanzado por la dirección. Bringas, expresó que puede periodizarse en siete etapas históricas. (Bringas, 1999).
En el siglo XX, ante la exigencia que ha impuesto la tecnificación, la automatización en los procesos industriales, el proceso de globalización económica y cultural, las modificaciones que implica para la dirección de los hombres y mujeres que participan en ellos, la dirección se ha ido conformando como una ciencia. Como derivación consecuente, se implica el proceso de formación y educación de este hombre que en lo adelante requerirá más preparación y creatividad, porque no se tratará de su trabajo con una máquina, sino de crear máquinas y programas para su funcionamiento automático, de dirigir la actividad de las máquinas y de intervenir en el proceso cuando exista desviación del programa, de dirigir los procesos en los que este acto de creación tiene lugar, así como su aplicación a la práctica productiva e investigativa; pero también el de una aguda lucha político-ideológica, que ya se vislumbra, por el bienestar socio- cultural y económico de este mismo hombre, que en el mundo subdesarrollado y todavía en los sectores marginados de las propias sociedades del primer mundo, parece hoy destinado a vivir relegado y hambriento. En el mundo todo, se potencia y magnifica el papel del trabajo intelectual del hombre que debe tener un dominio teórico y práctico más amplio, un nivel académico más elevado y una formación cultural más integral. Esta realidad, en nuestra sociedad actual, adquiere una relevancia vital.
Nadie cuestiona hoy la necesidad de la dirección, fundamentada científicamente; todos comprenden que las exigencias de esta actividad especial no fueron iguales para las diferentes formaciones socioeconómicas en las que ha vivido la humanidad – comunidad primitiva, esclavismo, feudalismo -, como tampoco lo son actualmente para las sociedades capitalista y socialista. Díaz señala que "a medida que se han desarrollado nuevos modos de producción, la dirección ha requerido nuevas exigencias y formulaciones " (Díaz, 1989:p 9). En la actualidad, ella manifiesta características muy complejas y dinámicas por la necesidad de garantizar cooperación, participación, comunicación, armonía, integración y cohesión entre los diferentes elementos de la sociedad y/o de cada sistema en particular para el cumplimiento de las metas trazadas.
Los problemas a los que la ciencia de la dirección debe dar respuesta hoy (en las esferas de la producción, la industria, los servicios) en cualquier sociedad moderna, son tales que no pueden ser abordados con efectividad por un hombre o una disciplina científica, incluso muchos de ellos superan este marco para convertirse en complejos problemas de política de los estados.
Según Voronov "el enfoque sistémico en la solución de semejantes problemas supera el aislamiento de diferentes disciplinas científicas" (Voronov, 1980: p26), es por ello que se requiere en su solución la participación de grupos o equipos multidisciplinarios, o simplemente el concurso de diversas personas calificadas para hallar justa respuesta a problemas identificados.
Es muy discutido entre los científicos el uso del término Dirección. Se identifica indistintamente como dirección científica, ciencia de la dirección, administración, gestión, ciencias administrativas y gerencia. Queda claro que se aplica a multitud de esferas de la vida donde interactúan dos o más hombres y mujeres y se condiciona por el sistema social, el tiempo en que se desenvuelve y los recursos implicados. Se trata de una actividad específica y de una función especial: la del director y su función de dirección, inherente a la educación en el universo de la formación humana. Bringas, expresó la dirección se revela como una propiedad de aquella. (Bringas, 1999).
Otros autores consultados apuntan criterios que abordan líneas diferentes del fenómeno, al tratar de definirlo o caracterizarlo. H. Bartsch, señaló que "la configuración sistemática, tenaz y planificada de las relaciones sociales en los colectivos de trabajo, así como en las comunidades y territorios, pasa a ser cada vez más una tarea central de la actividad de dirección". ( Bartsch, 1990:p 2). Esta tesis se fundamenta en Marx, citado por Afanasiev cuando planteó que "todo trabajo directamente social o colectivo en gran escala, requiere en mayor o menor medida una dirección que establezca un enlace armónico entre las diversas actividades individuales y ejecute las funciones generales que brotan de los movimientos del organismo productivo total… en todos los trabajos donde se cooperan muchos hombres se presenta la necesidad de la interrelación, comunicación y de la unidad del proceso, de un deseo de dirección". (Afanasiev, 1986: p282) lo que implicaría a consideración de V.I. Lenin, citado por Ugalde, una subordinación libre de contradicciones y un deseo unificado. (Ugalde, 1995).
Definir la función de la dirección depende mucho del marco histórico- social concreto en que se desenvuelve; en cualquier contexto político y social asume hoy algunas características comunes: tiene carácter histórico- social y a ello responde su forma y contenido, fines y objetivos previamente determinados por necesidades sociales, se basa en el conocimiento de leyes y principios que la rigen dentro de cada sociedad, requiere conocimientos teóricos y prácticos, preparación especial y responsabilidad, se desarrolla en forma organizada y consciente; es compleja, dinámica, se trabaja como un sistema, el hombre es protagonista principal, independientemente del grado de automatización que se tenga en las actividades en general; se ejecuta en el seno de los colectivos o grupos como respuesta a la división social del trabajo; implica relaciones de cooperación y participación de jefes y subordinados; tiene la comunicación intersubjetiva como base medular, requiere respeto y confianza mutua.
La actividad de dirección resulta una necesidad social en la que los dirigentes conducen a los hombres en forma consciente, organizada y protagónica en su interrelación y trabajo con los recursos materiales y financieros, y demás elementos integrantes de los sistemas para alcanzar los objetivos definidos con antelación.
Desde hace algunos años, la importancia de las funciones humanas – psicopedagógicas -y de dirección (en el sentido de la regulación) ha cobrado fuerza frente a la puramente técnica, y los responsables de las organizaciones e instituciones dedican a ellas una parte considerable de su tiempo, energía y competencia. Estas funciones han sufrido profundas transformaciones como consecuencia de los numerosos elementos que han cambiado en las instituciones y sus entornos; el entorno político, el cual ha modificado también de manera notable la actitud de los individuos, quienes reclaman cada vez más su derecho a reflexionar sobre las decisiones que les afectan. Desde cualquier concepción del mando, hay una consideración de la naturaleza humana y otra de la índole de las relaciones intersubjetivas; ellas tienen que ver con la realidad objetiva, con los valores morales y con la motivación e intereses para el trabajo.
En la sociedad venezolana actual la esencia de la dirección es el trabajo con el hombre, es el trabajo político- ideológico, de educación en valores y de desarrollo de pertinencia en los ciudadanos para potenciar las posibilidades de éxito en las demás dimensiones de la vida social nacional.
La construcción de la sociedad a la que aspira el Gobierno bolivariano, y por la que se esfuerza todo el pueblo, requiere de manera muy especial depositar la tarea de la dirección en manos de ciudadanos con alta calificación y preparación, suficientemente expertos, que permitan cumplir satisfactoriamente las ingentes tareas del desarrollo económico y socio-cultural; así como la consolidación del ideario revolucionario socialista.
Los principios de la dirección existen objetivamente como regularidades; son las formas de materialización de las cualidades de las leyes, forman la base del funcionamiento de los sistemas de dirección y de la realización de las funciones: "La utilización consciente de las leyes es la base fundamental sobre la cual se lleva a cabo la dirección. Esta utilización consciente de las leyes que sirven de fundamento a la dirección es lo que precisamente se llama principio de dirección" (Díaz, 1989: p13).
El conocimiento y el empleo correcto de los métodos de dirección contribuyen de forma decisiva al éxito de la labor del director. A los efectos del trabajo se asumen como principios de dirección: el centralismo democrático, el carácter concreto, la dirección colectiva y la responsabilidad personal por las tareas encomendadas con mando único, la incorporación de las masas a la dirección, la planificación y la calificación, la optimización y eficiencia de la dirección, la motivación y estimulación por el trabajo, el control sistémico de la actividad, la unidad de los enfoques políticos y funcional en la solución de las tareas de la dirección y las relaciones mutuas entre componentes del sistema.
Para desarrollar la actividad de dirección con la calidad requerida resulta indispensable el conocimiento de estos principios. Ellos son universales, factibles de aplicar en correspondencia con las condiciones histórico- concretas del sistema educacional venezolano, específicamente, a la actividad de dirección en Educación universitaria universalizada. La aplicación de los principios debe contextualizarse teniendo en cuenta el tiempo y el espacio a la evolución de los entornos.
1.2.1.- La dirección y la organización como fundamentos de la dirección educativa universitaria universalizada.
El condicionamiento histórico y social de la actividad de la dirección educativa universitaria adquiere un carácter estratégico. Existen desafíos planteados al venezolano de hoy y al de mañana que sobrepasan el estadio de la formación y la educación, y llegan al cuestionamiento de su propia existencia; los valores ciudadanos y las competencias profesionales ocupan un lugar de privilegio. A ello hay que añadir el extraordinario desarrollo científico y tecnológico que ha conducido a la globalización actual, la que potencia y multiplica el carácter productivo y competitivo de la ciencia.
La existencia de nuevos descubrimientos científicos destaca claramente lo obsoleto de los sistemas educativos, tras una década de desarrollo. Justificando la necesidad de formar personal capaz y dispuesto en adquirir herramientas procedimentales que les permitan continuar su autodesarrollo, más allá de la Aldea universitaria. Todo ello eleva de manera notable los requisitos planteados a la dirección universitaria.
La dirección educativa universitaria en la Venezuela de hoy tiene su base fundamental en las leyes generales de la sociedad y en los principios de dirección de la sociedad socialista. Las bases planteadas por Carlos Marx y Engels fueron convertidas por V.I. Lenin en todo un sistema teórico de leyes y principios, que la práctica revolucionaria actual ha enriquecido en procedimientos. La dirección universitaria en Venezuela se apoya en postulados científicos universales, que se alejan de los aportados por el Marxismo– Leninismo y en las raíces ideológicas y pedagógicas autóctonas como base de la filosofía y la política educacional; se basa en la dialéctica del desarrollo de la sociedad y de la propia universidad (una aplicación consciente, continua y creadora de los logros de la pedagogía, de los últimos descubrimientos y aportes de la práctica pedagógica de avanzada, pero alejados de la postura ética de toda una sociedad); forma parte del carácter clasista de la sociedad y responde, en gran medida, aunque no en su totalidad, a los intereses del pueblo trabajador, dueño actualmente de su propio destino.
Se asume la posición teórica del Dr. José A. Bringas sobre la base del análisis y enunciado de las leyes de la Dirección Educacional Institucionalizadas (DEI) acerca de las relaciones pedagógicas esenciales, estables y reiterativas ( Bringas, 1999: p77): ley de la pertinencia social de la DEI; ley de la conjugación armónica entre lo social e individual en la DEI; ley de la integración y diferenciación de los componentes de la DEI, por considerarse que se corresponden con los objetivos y las constataciones realizadas en esta investigación y se asumen como un referente teórico para la estructura que se pretende.
Las condiciones internas y externas del desarrollo social en el país, hoy- políticas, ideológicas, económicas, culturales, sociales- elevan, de manera notable, los requisitos planteados a la dirección y exigen, por tanto, firmeza de principios, conciencia, desarrollo intelectual y cultural, alto nivel teórico y tecnológico y de preparación y formación de todo Coordinador de aldea.
Existe consenso a partir de la realidad constatada en la práctica y por investigaciones realizadas, que los cambios necesarios deben encaminarse no solo a la transformación del proceso educativo de la universidad y de las relaciones con el entorno; sino también de las estructuras, los estilos y funciones de la dirección, así como la selección y preparación de los funcionarios; otros aspectos fundamentales son las concepciones de la organización a partir del conocimiento y aplicación consecuente de leyes y principios. Estos elementos que establecen determinadas relaciones y producen como efecto una serie de cualidades, no presentes en ninguna de las partes componentes.
La dirección universitaria universalizada significa, hoy más que nunca, previsión, organización, estimulación y despliegue de la actividad creadora de los hombres, ajeno a todo subjetivismo desfavorable y al voluntarismo, que surgen en y como producto de las relaciones de carácter social entre los hombres, y entre estos y los recursos. Se parte de la tesis de que el hombre con su trabajo consciente, actúa sobre los fenómenos de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento y los transforma, transformándose a sí mismo al unísono, mediante su actividad y la comunicación con los otros.
La dirección educacional, es una actividad específica y una función especial: la del director y su función de dirección educacional. Su conceptualización ha tenido una evolución en el tiempo, como señala Bringas: "Históricamente las relaciones pedagógicas en el nivel de dirección institucional se separan de las relaciones pedagógicas que se dan en el proceso docente-educativo cuando la división social del trabajo alcanzó un notable nivel de desarrollo, específicamente cuando la escuela aparece como una institución sociocultural significativa que exigía su dirección desde un centro único para ejecutar las funciones generales que emanaban de los movimientos del organismo en su conjunto, suceso histórico que alcanza su máximo nivel de desarrollo cuando surge el Estado de derecho al fragor de la revolución francesa (1789), donde por primera vez se dirige orgánicamente la educación desde un centro único nacional, como función estatal" (Bringas, 1999: 63).
Hoy existen diferentes enfoques para la conceptualización de la dirección educativa, entre las que se pueden mencionar:
– Influencia sobre la conciencia y la conducta de los docentes para lograr aprendizajes en ellos y sus discentes. (MINED, 1979); (Antúnez; 1998: p236); (Muguercia, 1982:p 9);
ISE.
Organización y liderazgo de grupos humanos que intervienen en el proceso educacional. (Mendoza; 1995:p 3); (Mace, 1990: p187); (Díaz, 1989:p 8), (Petersen y Plowman, 1961: p36).
Gestión administrativa de recursos y conflictos. (Rul, 1995: p61).
Organización del proceso educacional para cumplir las exigencias sociales. (MINED, 8. Seminario Nacional a Dirigentes T 2: 369); (Manzano, 1999); (Tesis y Resoluciones sobre Política Educacional Primer Congreso del PCC, 1975:p 403); (Savin, 1972: p302); (Mañul, 1999:p 13); (Pozner de Weinberg, 1995: p70); (Afanasiev, 1978: p20); (Colectivo de autores, "Organización Científica de la Dirección Estatal", 1990: p5); (MINED, "Pedagogía", 1984: p315 ) ; (Bringas, 1999: p60).
Entre los criterios existentes se asume el criterio de Sánchez quien expresa que la dirección educacional es "el sistema armónico de regularidades, concepciones, métodos y procedimientos que tienen un carácter científico y un componente artístico, que debe materializarse en la actuación profesional de dirigentes y docentes y ser aplicada al desarrollo integral de los sujetos y grupos de sujetos de la educación como actividad humana específica… a través de un sistema de influencias psicopedagógicas fuerte, coherente y sistemático… contemplando padres, comunidad e instituciones de la misma" (Sánchez, 1999: p40). Como se observa dicho autor concibe lo artístico, como la necesidad y posibilidad de crear modos de hacer para la solución satisfactoria a los problemas enfrentados, es decir, aplicar el enfoque de contingencia y de cambio con una base científica.
En las constataciones realizadas con los instrumentos aplicados y el análisis de la práctica pedagógica, reforzada por la experiencia del autor, se considera que la dirección educacional se configura como una actividad compleja, multidimensional, multifactorial, que abarca los diferentes criterios valorados. Un coordinador de Aldea universitaria debe trabajar por cumplir las exigencias sociales planteadas a la institución, evitando la entropía, estimulando la actuación e incentivando las relaciones armónicas entre todos los factores, con una alta eficiencia en el uso de los recursos.
La característica esencial del proceso de dirección educacional radica en su doble interacción con los hombres, como recurso del proceso (estudiantes/triunfadores, profesores asesores, agentes sociales) y como resultado (aprendizajes, conocimientos, normas, comportamiento, valores). Su desafío es dinamizar los procesos y la participación protagónica de los actores que intervienen en la acción educativa, construyendo procesos de calidad para lograr los resultados buscados. El producto logrado (formación y desarrollo de discentes y docentes) constituye la expresión del cumplimiento del fin y los objetivos de la institución. (García, 1999).
El proceso docente educativo en virtud de su naturaleza y fines, por su complejidad y dinamismo exige una dirección consecuente. Su adecuada concepción, estructuración, organización y su funcionamiento exitoso, constituyen factores vitales en el desarrollo social para la formación de hombres y mujeres, plenos, competentes, identificados con el proyecto social venezolano, dispuestos a su mejoramiento y defensa. La Dirección de una institución educativa, hoy, sobrepasa los límites del gobierno de lo didáctico.
La necesidad- ya apuntada- del incremento de la calidad del proceso docente educativo, conduce a la certeza de la necesidad de cambios en los procesos de dirección y de organización, de la selección, preparación y desempeño de los dirigentes responsabilizados socialmente con su conducción en las Aldeas universitarias del Estado Vargas, que por añadidura, está impregnado también por el estilo y el conocimiento no solo del docente, sino también del Coordinador de aldea.
En este proceso se considera a los profesores asesores, y también a los entornos, como objetos de dirección y crecimiento profesional y/o cultural, privilegiándose las acciones de mejoramiento profesional, interacción y cooperación, así como la interrelación con los agentes educativos de la comunidad.
Se impone la necesidad del cambio educativo considerado como "una categoría que incluye conceptos de innovación, mejora, reforma o transformación" (García y otros, 1996: p1). Este cambio se contextualiza en el tiempo, en la referencia histórica -social. (García , 1996: p1), a lo que debe agregarse también el espacio- escenario, pues las condiciones concretas en cuanto a topografía, distancias, extensión, influyen en la conformación del sistema de dirección del Coordinador de aldea.
Para llevarlo a cabo hay que considerar contextos, medios, recursos, niveles y posibilidad de interacción. Hay necesidad de cambio del proyecto educativo, de la educación universitaria, del profesor asesor y de los triunfadores; también del coordinador, de su desempeño. Es necesario disponer de una estructura de referencia sobre lo que debe ser la actividad de dirección, la relación jerárquica entre los actores y los agentes externos del proceso, de las cualidades a poseer por dirigentes y dirigidos, tomar en consideración ciertos comportamientos o estilos y poner en práctica unas técnicas concretas.
El autor citado anteriormente considera la institución educativa como el centro de los cambios educativos necesarios y privilegia la estimulación y promoción de los procesos de autoperfeccionamiento para una perspectiva de éxito. La creciente complejidad de las instituciones universitarias bajo condiciones de universalización y las exigencias sociales a la educación universitaria, requieren individuos más independientes, con iniciativas, imaginación, con un agudo sentido de la competencia y que, además, sean capaces de superarse. Ellos necesitan de la motivación y el estímulo; darles razones para que demuestren que poseen las cualidades requeridas. La motivación se corresponde con una visión preventiva y un cambio en las formas y vías de control. La dirección tiene que ser más humana. Su racionalidad debe dar paso progresivamente a la relación afectiva.
La teoría de las necesidades humanas, enfocada por diversos autores, – Maslow, Herzberg, McGregor -. Da primacía a las necesidades fisiológicas, de seguridad, de reconocimiento y estima, de desarrollo -realización y de autorrealización. Desde esta concepción humana, la médula de la función de dirección radica en la consideración de las necesidades e intereses de los dirigidos, de su motivación por diferentes vías para el cumplimiento de los fines y objetivos propuestos colectivamente.
A partir de los sustentos de las tendencias hacia el cambio en los sistemas de organización, desde el punto de vista de la organización educacional, resulta importante considerarse la influencia del entorno sociocultural (por su complejidad y dinamismo), la contextualización de los estudios universitarios en la comunidad. Desde la perspectiva de la necesidad de interrelaciones e interacción con el entorno, las aldeas universitarias se encuentran en posición privilegiada para su contextualización en la comunidad por desarrollar relaciones más objetivas y directas.
La sociedad, en Venezuela, ha adquirido conciencia de un necesario redimensionamiento del sistema organizacional de la Educación universitaria actual. Urge lograr realmente un cambio en el grado de conocimiento y consideración proyectiva de las características de las regiones en la relación entre los agentes, el diseño del curriculum, la organización funcional, el uso de recursos, la extensión de los servicios, el perfeccionamiento de los soportes profesionales, la capacidad para identificar e incorporar nuevas formas de trabajo, la redefinición de estrategias y de la cultura que se genera para cumplir con el requisito de la dirección del cambio al concebirlo como un proceso paulatino, que a la vez que involucre poco a poco a los elementos que le corresponden, se produzca un autoperfeccionamiento y el de la propia Aldea como institución de Educación universitaria, se magnifiquen los resultados y se produzca un crecimiento profesional y de la acción cooperativa.
La elevada profesionalidad de los profesores asesores es, indudablemente, un factor determinante en el éxito. La concepción y desarrollo de la dirección educacional, de los diseños curriculares de las instituciones de Educación universitaria y los diferentes PNF, del nuevo sistema de trabajo de la Misión Sucre en el Estado Vargas, del acompañamiento pedagógico–administrativo como método fundamental de control y estilo de trabajo, la interacción e interrelación con los diversos agentes comunitarios, exige del Coordinador de aldea una calificación y una preparación para desarrollar su dirección efectiva y capacidad personal con la activa participación de todos, el diseño y ejecución de la estrategia educativa de la Aldea universitaria.
El MPPEU ha planteado la necesidad de convertir la universidad en un centro promotor de cultura en la comunidad y ello reviste especial significación para la Aldea universitaria. A tales efectos y desde hace 8 años, existe un plan extraordinario para la Educación universitaria llamado Misión Sucre que refleja la necesaria contextualización del proceso pedagógico.
Coll, en Psicología y curriculum considera que "el crecimiento personal es el proceso mediante el cual el ser humano hace suya la cultura del grupo social al que pertenece". (Coll, en Psicología y curriculum, 1995: p23) No se trata de cualquier medio, solo aquel "culturalmente organizado". (Coll, 1996: p27), puede ejercer una influencia formativa positiva; es decir, el que diagnostica problemas y dificultades, identifica realidades y objetivos sociales, traza metas y estrategias consecuentes y desarrolla una cultura organizativa conveniente en la que la interrelación escuela- comunidad-triunfador es el eje de la acción en aras de la formación deseada de los sujetos.
La organización de las instituciones educativas universitarias debe considerar los saberes o fondos de conocimientos que porta el estudiante/triunfador, originados en la familia y la comunidad. Ambos son realmente zonas de posibilidad y convierten la labor de la Aldea universitaria y del profesor asesor en el salón de clases, en contextos más significativos para los estudiantes/triunfadores.
Los argumentos expresados dimensionan la importancia del liderazgo que es capaz de ejercer el Coordinador de aldea en su gestión y se privilegia la necesidad de alcanzarlo, no solo formalmente, sino también naturalmente. Lograr aglutinar, estimular, incentivar, convencer, arrastrar los grupos de trabajo de diferentes PNF que provienen de diferentes instituciones universitarias acreditadoras, como es el caso de la Aldea universitaria "Universidad Marítima del Caribe" y los diferentes agentes externos, aspecto que resulta imprescindible para el logro de los objetivos propuestos. No se puede definir al líder por sí mismo. Solo puede definírsele en relación con un grupo. El liderazgo es función de grupo. El éxito de sus funciones también depende de otros en el grupo que lo ayudan o lo sustituyen en algún momento. Se requiere un liderazgo participativo, de consenso, comprensión, respeto y apoyo colectivo.
En las comunidades y con las familias de diferente nivel socio-económico y cultural relativo, los Coordinadores de aldeas están obligados a proporcionar un fuerte liderazgo instructivo en las dimensiones pedagógica y comunitaria, a través de los grupos de profesores asesores; también deben desarrollar la dimensión ambiental- cultural, pues en los triunfadores de diferente procedencia cultural, el ámbito de aprendizaje suele ser diferente. En estos casos, el Coordinador debe asegurar que las normas educacionales sobrepasen a sus Aldeas universitarias, cuando estas establecen bajas expectativas para los estudiantes. El liderazgo del Coordinador de aldea en la educación estará íntimamente ligado al contexto sociocultural donde se encuentra ubicada la Aldea universitaria.
El Coordinador de aldea debe ser un dirigente con experiencia y preparación adecuada para poder desarrollar con eficiencia, objetividad y pertinencia un proyecto educativo, como producto de decisiones colectivas.
La formación y desarrollo de la personalidad del Coordinador de aldea adquiere singular importancia. (El Comandante Ernesto Che Guevara calificó al cuadro "columna vertebral de la Revolución" obras, 1970: p154). Fidel Castro, en una reunión con los directores de las escuelas secundarias básicas en el campo planteó que era "esencial la cuestión de los cuadros que dirigen las escuelas". (Pedagogía, 1984: p154) y apuntó elementos de la complejidad, dinamismo, y diversidad de su contenido. De las cualidades personales del director, de su capacidad para cohesionar al colectivo, del estilo de dirección, del clima psicológico formado en el centro -"el ambiente"-, depende también el resultado del trabajo. Estos factores influyen sobre el estado anímico de los miembros del colectivo, en su disposición para la labor cotidiana y contribuyen al aumento o la disminución de sus potencialidades productivas.
Algunos autores consultados como: Beare y otros, (1992); Gairín, (1996); González , (1991); López , (1994); San Fabián , (1993); Smyth , (1994) -identifican un conjunto de rasgos que, persistentemente, se dan en los directivos de instituciones educativas eficaces: visión clara de las posibilidades, capacidad de estimular a los profesores asesores elevadas expectativas de los resultados posibles a alcanzar, interacción con los docentes de modo constructivo, preocupados por el uso eficaz del tiempo real de aprendizaje y el uso creativo de recursos, seguimiento y evaluación del proceso para la observación directa del mismo y otras vías para continuar la planificación educacional.
Hay que tener en cuenta las capacidades pedagógicas y el carisma que porta el Coordinador de aldea, que le permiten aplicar con mayor efectividad los principios y métodos de dirección.
Al Coordinador de aldea se le exigen cualidades diversas. Nadie nace siendo coordinador o directivo. Este desempeño también debe ser aprendido. El tener experiencia pedagógica es una premisa que debe ser complementada con una necesaria preparación para el cargo: científica, teórica y práctica previa y suficiente. Cualidades y requisitos laborales se entrelazan en el desempeño cotidiano, y se desarrollan en la actividad y en intercomunicación. Urge desterrar el criterio de que la dirección – y más en el complejo contexto que rodea a las Aldeas universitarias del Estado Vargas – puede ser realizada por cualquier docente con buena voluntad, esta es una tarea muy compleja y difícil.
El objetivo de la dirección educacional en la Misión Sucre se materializa por el desarrollo de un proceso directivo en acreditado por 14 instituciones de Educación universitaria, en coordinación con los factores externos, que abarcan diferentes entornos y comunidades; la competencia profesional pedagógica, el nivel cultural del colectivo pedagógico y su cosmovisión, son vitales para lograr la participación protagónica y la aprehensión del proyecto universitario universalizado, en el desarrollo de una cultura renovada enraizada en la savia del entorno sociocultural de cada Aldea universitaria; pero permeada y configurada para las necesidades del futuro de Venezuela a partir del patrón cultural nacional. Así, el rol del Coordinador de aldea reviste una importancia medular.
Todo esto hace muy importante y forma parte del enfoque político de la esta importante organización. Los miembros que la conforman necesitan reflexionar sobre el material humano que recibe la dicha institución y el egresado que devuelve a la sociedad. Si el entorno y la sociedad se modifican, cambian, se reformulan las demandas al sistema educativo universitario que tienen salida a través de la cultura y la organización del proceso educativo. Hoy la calidad del egresado es motivo de preocupación y atención por las diversas sociedades y sectores, independientemente de sus ideologías.
Los fenómenos educacionales, al igual que todos los sociales, están sujetos a leyes que los caracterizan como sistemas. (Pérez Rodríguez, 1996: p82). Como consecuencia del proceso del conocimiento, el estudio del sistema conduce a una reducción de sus componentes por abstracción, y se concentra la atención no en todos sino solo en los principales cuya interacción caracteriza cualitativamente dicho sistema. Este presenta una estructura jerárquica, pues estos elementos son, a la vez, subsistemas de la totalidad y se manifiestan en las relaciones recíprocas de aquellos, al tiempo que el sistema puede considerarse subsistema de otro mayor. Esta interrelación y organización son estables en tanto que sistema; pero relativamente independientes de los componentes. Cualquiera modificación introducida en un subsistema afecta la estructura integral del todo, y tiende a su destrucción o modificación. Aspectos centrales de la teoría de los sistemas son la relación totalidad-partes, las relaciones entre componentes y la del dinamismo -adaptación. Estos elementos también son focales para la dirección estratégica.
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