Dirección con enfoque participativo en la educación universitaria universalizada (página 2)
Enviado por Marioska Peña
La universidad constituye, por sí misma, una institución independiente; pero la Misión Sucre constituye una entidad subordinada a la Fundación que le da origen y a las instituciones universitarias acreditadoras de PNF, de las primeras se reciben los lineamientos administrativos y de la segunda los académicos. Las exigencias sociales, como consecuencia de los cambios económicos, políticos y sociales producidos en los años de Revolución bolivariana, han condicionado los cambios estructurales, jerárquicos y de relaciones de dirección y trabajo entre el nivel nacional, el regional y la Aldea universitaria; además de cambios en fines, objetivos y contenido del trabajo educativo. La creación de la Aldea universitaria responde a una necesidad y constituye una nueva realidad y categoría estructural y de dirección, un nuevo subsistema dentro de otros superiores. A su vez, vista como sistema, la Aldea universitaria está integrada por varios subsistemas que se interrelacionan desde diferentes dimensiones.
La teoría de sistemas llama la atención sobre la naturaleza dinámica e interrelacionada de los subsistemas y de la actividad de dirección. Proporciona un marco de referencia dentro del cual se pueden planear acciones y anticipar las consecuencias no previstas que puedan presentarse. Con una perspectiva de sistemas, el Coordinador de aldea debe lograr un equilibrio entre las necesidades y metas que dicta la Coordinación regional.
La concepción de Aldea universitaria como sistema conlleva, implícitamente:
1- Una proyección abierta en la acción institucional, tanto en lo educativo como en lo pedagógico, que garantice una interconexión de influencias con el contexto -externo e interno -.
2- Un proceso de planificación y organización dirigido a interrelacionar y diseñar estrategias para la actuación de los diferentes componentes de la institución en función del proceso educativo que aseguren más calidad en los resultados pretendidos.
3- La idea de orientación, articulación, coordinación y cohesión de la acción de todos los componentes en función de los fines y objetivos propuestos.
4- El contexto condiciona la acción del sistema y le aporta un carácter dinámico, gracias al cual puede alcanzar la finalidad establecida -configurando mecanismos de control– , superarla y orientarse operativamente hacia nuevas metas.
La esencia de esta consideración radica en un cambio en la concepción de la labor de la Aldea universitaria como componente de la Coordinación regional, de su proyección social y de su dirección. Es hacer de la Aldea universitaria un sistema abierto.
La aplicación de la teoría de los sistemas abiertos en la planeación educacional y en la concepción funcional de las Aldeas universitarias, ha subrayado aquel carácter abierto de las instituciones y sus relaciones complejas con otros subsistemas sociales. Hoy, en Venezuela y en el mundo, se yuxtaponen los contenidos del sistema socioecológico, como una respuesta necesaria a los grandes temas sociales y naturales que constituyen preocupaciones generales.
Cuando se consideran los diferentes subsistemas organizacionales dentro del enfoque sistémico del sistema abierto: estratégico, estructural, de dirección, metodológico, tecnológico, administrativo, extracurricular, político- ideológico, ambiental, humano, comunitario, se encuentra todavía que hay rasgos predominantes del sistema cerrado y del enfoque burocrático. La participación de profesores asesores, triunfadores y las comunidades aún no alcanza los niveles pretendidos declarados oficialmente por la Fundación Misión Sucre. Ello se debe a que no se ha desarrollado suficientemente una cultura organizativa (especialmente en las Aldeas universitarias donde la diferenciación, la integración, la participación, la coordinación y la flexibilidad organizativa son dimensiones de indispensable consideración), como norma de trabajo de los elementos humanos integrantes de la Aldea universitaria.
El proceso es complejo en una Aldea universitaria como la "Universidad Marítima del Caribe" donde el sistema se integra por diferentes PNF que pertenecen a diferentes instituciones acreditadoras, contextos y realidades internas y externas, las que a su vez manifiestan el dinamismo propio del desarrollo social.
Una de las vías principales en la que la dirección debe apoyarse en la búsqueda de soluciones para este nuevo planteamiento educativo universitario, es en la participación activa, consecuente y entusiasta de la comunidad local, en la labor mancomunada de las Aldeas universitarias. En esencia, es dar oportunidad y lograr la colaboración estrecha de profesores asesores y miembros de la comunidad interesados en buscar respuestas a las nuevas necesidades de las instituciones y comunidades. Esto derivará no solo en frescas concepciones organizativas educacionales, sino en una variedad de intervenciones pedagógicas en los modelos comunitarios y concepciones didácticas, en general, enmarcados en el círculo de la vida social, educativa y personal.
La propia vitalidad de la institución (Aldea universitaria y/o la presión social sobre ella), potencia contradicciones y conflictos que, muchas veces, son la base del cambio y la evolución (enfoque de contingencia). El enfoque de sistema, ha influido en la orientación situacional o de contingencia, pues esta se convierte en consustancial a la concepción de sistema abierto, porque la forma de dirigir se concibe como una realidad que obedece a otros aspectos externos (el entorno social de la Aldea universitaria, la demanda estratégica social, la tecnología y la metodología). El enfoque de contingencia acrecienta el de sistema al dirigirse, con detalle, a las relaciones entre las partes del mismo, en la búsqueda de una definición de aquellos factores que son cruciales para un aspecto o tareas específicas y la aclaración de las interacciones funcionales entre los factores relacionados.
La esencia del enfoque de contingencia radica en que no existe un modo de actuación válido para todas las circunstancias; existen, más bien, modos diversos para situaciones diferentes. (Mendoza, 1995: 9) existen tres modelos en el enfoque de contingencia de la organización y la dirección: estructura– entorno (social), estructura- estrategia y estructura-tecnología. La práctica en el contexto de una Aldea universitaria indica que este enfoque también es relativo a los entornos físico- geográficos, a los recursos, servicios especiales y sociales que debe prestar esta como institución de educación universitaria y a las vías de extensión de la actividad educacional que socialmente se erige a la Misión Sucre, es decir, que el Coordinador de aldea, en la concepción y organización de su gestión directiva, tiene que considerar su universo de trabajo con una proyección integral.
Al analizarse las diferentes variantes que pueden presentarse en la realidad de cada una de las dimensiones del universo de la Misión Sucre y la Aldea universitaria hay que considerar, también, el aspecto geográfico; pues la ubicación de estas últimas, en muchos casos, las distancias a recorrer diariamente por los triunfadores, pueden determinar las variantes de organización que se asumen para el desarrollo del proceso docente educativo.
Este proceso de integración, que se fundamenta en la necesaria relación encargo social y proceso docente- educativo, y por la unidad dialéctica de esta integración y la estabilidad interna (Bringas, 1999) se identifica como una acción mancomunada de todos los elementos para el cumplimiento de las metas, a partir del reconocimiento y aprehensión de características socioculturales y la satisfacción de las necesidades de la sociedad, de cada Aldea universitaria y profesor asesor. Esta función integradora requiere, del Coordinador de aldea, inteligencia, tacto, conocimientos, perseverancia, preparación profesional; es realmente compleja y difícil, y es una de las que tipifica su acción.
Todos estos aspectos constituyen funciones de la dirección que se deben cumplir durante el desarrollo de la actividad cotidiana. Realmente no resulta tan simple la formación de este modelo de funciones laborales del Coordinador de aldea, pues debe procurar el cumplimiento de su misión no en una universidad tradicional, sino en un espacio no convencional con complejidad y dinamismo y con estructuras de organización diferentes a las tradicionales.
La dirección tiene un contenido y son, precisamente, las funciones las que se constituyen en "manifestación externa" (Sánchez, 1999: p12), de la misma, es decir, lo que el Coordinador de aldea debe hacer sistemáticamente para conducir su organización hacia el cumplimiento del encargo social. La dirección se integra por una serie de pasos que se suceden ininterrumpidamente y que, además, interactúan y se retroalimentan. Las funciones se constituyen en un todo. Ninguna de ellas proporciona la visión completa del contenido de la dirección. Ellas integran un sistema: "toda modificación del contenido de la actividad condiciona cambios respectivos a las funciones de dirección y por consiguiente, en la estructura orgánica del sistema" (Omarov, 1997:p 52). Las funciones del Coordinador de aldea, cuyo contenido responde a contextos complejos y dinámicos y a una estructura peculiar de instituciones diferentes agrupadas bajo la dirección de la Coordinación regional, sufren condicionamientos y se hacen contingentes a las necesidades objetivas del proceso. De aquí se deriva también que la estructura orgánica del sistema de dirección de la Aldea universitaria tenga una base de construcción en las funciones que debe desarrollar este funcionario.
Esta concepción tiende a homogeneizar modos de hacer que en la práctica pedagógica difieren. Un elemento básico que confirma su asimetría se refiere a que el Coordinador de aldea tiene bajo su responsabilidad no a un profesor asesor a dedicación exclusiva, sino uno que le dedica el tiempo que le sobra en el día a la Aldea universitaria. La definición no ofrece claridad, tampoco, acerca de cómo se lleva a cabo esa dirección y la pertinencia de la atención, no define niveles, interrelaciones, concepción de las estrategias (académicas y administrativas); el establecimiento de la integración, cooperación, coordinación y otros aspectos importantes del trabajo en el marco organizacional. Si bien se insiste en la flexibilidad como un principio para la aplicación de las indicaciones, no se expresan los límites permisibles.
La conclusión final a la que se puede arribar es una dicotomía entre la pretensión y título del cargo Coordinador de aldea y el contenido que se le asigna; pues se insiste en una planificación para cada PNF proveniente de diferentes instituciones de Educación universitaria; la instrumentación académica que se declara tiene un claro enfoque integrador y generalizador.
La complejidad metodológica que denotan las variantes organizativas de cada Universidad acreditadora, ha sugerido la creación de grupos de apoyo metodológicos para viabilizar el cumplimiento de los objetivos académicos propuestos.
La labor del Coordinador de aldea requiere pertinencia y competencia (son inclusivos criterios científico-técnicos, metodológicos, higiénicos, cognitivos, ideopolíticos, culturales y económicos). Conocer la organización es indispensable a todos aquellos que intervienen en el desenvolvimiento del sistema educativo.
La creación de un clima psicológico favorable o desfavorable en el grupo depende en gran medida del líder y el tipo de relación que establece con los miembros o subordinados, especialmente, el tipo o estilo de dirección o liderazgo, (Bermúdez, 2002: 25). En estos últimos tiempos los enfoques participativos en la dirección tienen un impacto positivo en los resultados que alcanzan las organizaciones.
Los líderes (Coordinadores de aldeas) en el proceso de descentralización de las tareas que emanan de la Coordinación regional, así como en la toma de decisiones, asumen el enfoque participativo para lograr en cada área la implicación individual de todos los miembros del grupo.
Dada las particularidades que adopta el proceso de dirección en una Aldea universitaria, el proceso de negociación entre dirigentes y dirigidos se pudiera asumir el enfoque antes expresado, pues de hecho los Coordinadores de aldea desarrollan un proceso de delegación de autoridad en un grupo de colaboradores que interactúan en la planificación, organización y control de dicho proceso a este nivel.
Por otra parte este enfoque acerca del trabajo colectivo del proceso de dirección resulta importante por el carácter de trabajo grupal que, en general, adquieren los órganos de dirección en su accionar, pues como bien se señala Hernández, "(…) trabajo grupal en la escuela se puede considerar a todo el sistema de actividades que en esta institución se realiza". (Hernández, 2002; p203). Teniendo en cuenta estos criterios, hoy no es posible identificar los procedimientos de trabajo grupal en las interrelaciones que establece el Coordinador de aldea con el resto de los órganos (Coordinaciones), ni el concepto en que se fundamenta este para la dirección colectivo de triunfadores.
Para la Coordinación de aldea resulta imprescindible, en los momentos actuales en que se ha llamado a trabajar atendiendo a las prioridades, saber destacar lo fundamental sobre todas las actividades que deben ser ejecutadas. Concentrándose los esfuerzos en la tarea principal, de cuya solución dependen las restantes, se impide que las fuerzas se dispersen, se aseguran los objetivos y se obtienen los mejores resultados con los menos gastos posibles.
La conjugación de la dirección colectiva con la unipersonal, en la cual, según Lenin expresó, "La discusión es colectiva, pero la responsabilidad es personal". Esto debe cumplirse en el proceso de dirección que desarrolla Coordinador de aldea.
El principio de la objetividad, elemento esencial y básico del proceso de dirección, debe ser dominado por este coordinador. El mismo expresa la necesidad de ajustarse al estado real de la situación, a las posibilidades verdaderas del desarrollo, sobre cuyas bases debe fundamentarse la acción concreta y práctica de su trabajo.
La organización del trabajo descansa sobre bases científicas y no puede depender de la voluntad o deseo de un coordinador. Estudiar esas bases constituye un deber insoslayable de los cuadros y funcionarios.
La dirección, en el mundo capitalista actual, es motivo de suficiencia, es codiciada por los empleados, ofrece rango, da jerarquía laboral, se concursa por oposición para obtenerla e incluso, ese arte de dirigir se cultiva.
Pornow, explicitó "La dirección científica de la escuela solo puede garantizarse con un enfoque sistémico que permita determinar los objetivos principales e intermedios plantear tareas concretas, distribuir las fuerzas, preparar los recursos, incorporar a las organizaciones sociales y a todo el colectivo de trabajo y crea el clima psicológico necesario. Hay que aprender el arte de dirigir una escuela. La experiencia nos brinda mucho, pero no podemos fiarnos de ella". (Pornow, 1982:p 2)
Las tendencias contemporáneas exigen de la educación venezolana un nivel más alto en la calidad de la educación universitaria. Para que el Coordinador de aldea pueda cumplir con su misión le es inherente todo lo que en la literatura se aborda sobre un dirigente educacional.
El Coordinador de aldea debe dar siempre ayuda eficaz y recomendaciones oportunas. Él, como nadie, debe poseer una aguda visión profesional para conocer a tiempo lo nuevo, para apoyar las ideas positivas y ayudar a tomar cuerpo en beneficio de la comunidad educativa universitaria universalizada que tiene bajo su responsabilidad.
La actividad de los buenos Coordinadores de aldeas se caracteriza por la constante preocupación por el profesor asesor, por su superación técnica, por la creación de las condiciones más favorables para su labor y por la importancia que le concede al aspecto académico.
La adecuada planificación, orientación y ejecución del trabajo académico se manifiesta en la Aldea universitaria cuando los problemas se atienden y discuten en el momento y en el lugar adecuado, cuando los profesores asesores reciben las orientaciones a tiempo, cuando encuentran y aprenden en la preparación académica lo necesario para impartir buena docencia, cuando se les critica constructivamente y se les dan pautas a seguir, entre otras. En una Aldea universitaria, el trabajo metodológico es una cuestión fundamental.
Las valoraciones realizadas hasta aquí dan una clara evidencia de la brecha existente entre las aspiraciones y exigencias planteadas a la Misión Sucre y al Coordinador de Aldea universitaria como el líder encargado de dirigir esa organización de educación universitaria universalizada, y la realidad actual de la labor de organización y dirección que en ella se ejecuta. Es por ello que ante la necesidad de cubrir esa separación, se ha considerado a través del presente trabajo, la propuesta de una estrategia de dirección con enfoque participativo, para la Aldea universitaria "Universidad Marítima del Caribe". Por el desarrollo que se experimenta en la pedagogía venezolana actual y el análisis que se ha expuesto de las posiciones teóricas y metodológicas que existen alrededor de esta problemática, se puede afirmar que está no solo justificado su estudio, sino que es, además, una necesidad impostergable.
Conclusiones del capítulo
Al analizar la organización del proceso de dirección y el enfoque participativo dentro de él, se aprecia que esta se concibe sobre la base del enfoque sistémico. Esta concepción plantea la necesidad de establecer formas organizativas que respondan a los objetivos trazados por una determinada organización, para los cuales es creado el sistema que se dirige, por lo que se debe tener en cuenta la forma en que, con esos componentes, se establecen las relaciones funcionales entre los participantes.
El análisis conceptual de la organización del proceso de dirección conlleva a examinar a conceptos más específicos, evidenciándose que existen diversas concepciones en el tratamiento de estos supuestos teóricos, considerándose que la participación se relaciona con un resultado puntual y la percepción va más allá, asociándose a una valoración más general del resultado obtenido durante la ejecución de una actividad determinada, sea docente o extra docente.
Bibliografía
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Autor:
Marioska Peña
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