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Impacto de la tecnología educativa para fomentar una cultura energética en escolares de la enseñanza media


Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Tareas docentes para contribuir al desarrollo de una cultura energética
  5. Descripción y análisis de las tareas docentes
  6. Conclusiones
  7. Bibliografía

Resumen

La formación de Jóvenes con una cultura general integral se ha convertido para las Escuelas Cubanas en una misión pedagógica esencial; es por ello, que en el presente artículo los autores han querido brindar una visión de la oportunidad que brinda la tecnología educativa en la Educación media superior, para inculcar de una manera amena y consciente en los estudiantes la necesidad de elevar su cultura energética para lograr accionar en su familia y en la comunidad donde convive.

PALABRAS CLAVES

Tecnología, Ciencia, Cultura Energética

Introducción

La sociedad cubana actual se encuentra inmersa en la ejecución de profundas transformaciones educacionales, que conforman lo que pedagógicamente se ha denominado "Tercera Revolución Educacional".

Es propósito esencial de estas transformaciones formar personalidades con una elevada cultura general integral, es decir, niños, adolescentes y jóvenes que sean capaces de aprender acorde con los objetivos de los diferentes niveles de educación y que puedan conducirse socialmente en consonancia con los principios y la ética de la moral socialista.

Es por ello que en la formación de los estudiantes es necesario asumir que: para lograr una adecuada formación política ideológica de la personalidad, la cultura energética es elemento esencial, debido a que permite comprender el ahorro como una necesidad del país, a partir de la racionalidad y eficiencia en la producción y utilización de los recursos energéticos, así como el uso inteligente de la energía y sus fuentes.

De ahí que su estudio sea un factor crucial para el desenvolvimiento y la toma de decisiones en la sociedad, y constituye un elemento esencial para la cultura general integral de cualquier persona en el siglo XXI.

La situación que muestra el mundo, resalta la imperiosa necesidad de elevar la cultura energética de las nuevas generaciones y esa responsabilidad recae básicamente en la escuela, desde donde, de conjunto con la familia y los diferentes factores de la comunidad se prepara a los ciudadanos de hoy y del futuro.

El tratamiento del tema de la energía ha tenido sus propias características en el ámbito internacional. Muchos autores han investigado acerca de los conocimientos y actitudes de estudiantes y maestros de diferentes niveles de enseñanza en relación con la energía y su ahorro. La mayor parte de los trabajos relativos a la educación energética, en los últimos treinta años han versado acerca de la conservación de la energía En el orden científico – metodológico, existen resultados nacionales, internacionales y territoriales, que dan recursos metodológicos y orientaciones para diferentes educaciones, generalmente desde la perspectiva de una asignatura, dos o de un área del conocimiento.

En cuanto al tratamiento de la Cultura Energética para su desarrollo en los estudiantes, se reportan trabajos en diferentes latitudes, desde 1992, por ejemplo, Varela P. y otros (1993), México Parra L. y Barranza P. (1997), Francia, Souchon Ch. (1997) España, Solves P. y Tarín J. (1998, y 1999), en Brasil, Pérez L., M.C., Varela P. Y Favieres A. (2000), Venezuela, Sebastiá J. (2000), Argentina Raviolo A. y Riverón R. (2002), Cuba, Valdés H. (1999), Paula A. (2002), Pérez E. (2002 y 2005).

Ninguno contempla el tratamiento de la Cultura Energética con fines formativos. La mayoría de los que abordan la temática energética miden fundamentalmente conocimientos; no actitudes y comportamientos. Las propuestas no incluyen la caracterización de los diferentes estadios o niveles por los que transitan los estudiantes durante el proceso del desarrollo de su cultura energética. (Pupo L., Noemí, 2005)

Un problema esencial que está siendo atendido en el mundo contemporáneo es la educación de las personas en el ahorro y consumo adecuado de la energía, por lo que representa en el ámbito global el agotamiento de las fuentes de energías no renovables y su repercusión en el deterioro del medio ambiente.

El tema de la energía tiene una importancia extraordinaria para la sociedad contemporánea y ha invadido todo su ámbito humano. Los contenidos relacionados con ella brindan enormes posibilidades para vincularlos con problemas vitales de la humanidad en los órdenes científico, político, ambiental y social.

En el mundo el paradigma energético que está llamado a prevalecer deberá descansar sobre tres bases fundamentales:

Para la implantación de este paradigma se requiere de una cultura energética sostenible que empiece a formarse en las aulas y con acciones a escala de toda la sociedad, con el apoyo de los medios masivos de difusión.

En la escuela cubana, el marco para la formación de una cultura energética sostenible lo constituye el Programa Docente – Educativo de Ahorro de Energía del Ministerio de Educación (PAEME)

En este sentido, el MINED emite orientaciones iniciales y promueve el desarrollo de acciones pedagógicas encaminadas hacia una cultura de ahorro desde el trabajo en las escuelas, lo que se evidencia en su objetivo general "Contribuir a través del Sistema Nacional de Educación a la formación, en las actuales y futuras generaciones, de una actitud cívica responsable de ahorro de energía, partiendo del conocimiento de la situación energética actual de Cuba y el mundo y de ampliar conocimientos sobre energía en todos los órdenes"(MINED-1998). Sin embargo, en la práctica educativa, persisten insuficiencias para el logro de una verdadera cultura energética.

La educación pre-universitaria, como parte del Sistema Nacional de Educación, asume como reto: lograr la formación de jóvenes en su forma de sentir, pensar y actuar responsablemente en los contextos escuela – familia – comunidad, a partir del desarrollo de una cultura general integral sustentada en el principio martiano "vinculación del estudio con el trabajo, que garantice su dirección protagónica" (MINED modelo de P/U 2000).

Debido a las posibilidades que brinda la asignatura de Física, se le ha dado la tarea de dirigir el Programa de Ahorro de Energía en la escuela. La asignatura Física aborda como objeto de estudio los fundamentales hechos, conceptos, modelos, leyes y principios. Es una de asignatura carácter básico y brinda al estudiante el sistema de conocimientos que, en lo esencial, constituye la base correspondiente al programa de la escuela media superior. Su incidencia sobre el estudiante adquiere especial relevancia en la contribución a la formación de habilidades generales y del modo de actuación.

En esta asignatura se profundizan los conceptos relacionados con la energía y se estudia el principio de funcionamiento de dispositivos técnicos de gran importancia, en relación con las tareas del Programa de Ahorro de Energía, pudiendo explicar científicamente lo relacionado con el ahorro de energía, su importancia económica y para la protección del medio ambiente.

Se explotan poco las posibilidades del contenido para el tratamiento de la temática: explicación de las causas del consumo indiscriminado de energía, con el consecuente deterioro del medio ambiente y formas de transformación en energía útil. (Valdés y Valdés, 1999).

En nuestra época, para el desarrollo de la humanidad, se necesita lograr una persona culta, que pueda orientarse de forma independiente en la solución de los problemas en el contexto social de su tiempo, con una cultura científica, ya que toda la sociedad se transforma bajo el influjo de la ciencia.

Hoy la sociedad cubana está llamada a ahorrar energía de la corriente eléctrica. Usar solo lo necesario, es, sin dudas, una necesidad económica. Pero todos conocen los graves problemas que hoy enfrentamos y enfrentará la humanidad en las próximas décadas, debido a las consecuencias del injusto e insostenible sistema energético contemporáneo.

Desde el año 1997, con el surgimiento del programa de ahorro de electricidad en Cuba (P.A.E.C.) en nuestro país se vienen tomando importantes decisiones y aplicándose diversas medidas que conducen al ahorro de energía eléctrica.

Se puede señalar que una de las decisiones tomadas es la solución definitiva de toda la iluminación insuficiente, sustitución de bombillas incandescentes por lámparas fluorescentes y bombillos ahorradores. Para contribuir una verdadera conciencia basada en una cultura de la energía, tarea que requiere de un gran trabajo educativo, por su importancia social, constituye un componente de la educación que deben recibir las nuevas generaciones para elevar la solidez en la adquisición de conocimientos relacionados la energía y su ahorro.

Por eso la sociedad está urgida de la formación de ciudadanos capaces de desempeñar el rol que corresponde para que trabajen en la búsqueda de fuentes alternativas renovables y ecológicamente sostenibles, ya que la energía está vinculada a los más diversos problemas sociales que caracterizan la época.

En la formación del estudiante del pre – universitario, tiene que promoverse el desarrollo de una cultura energética que le permita conocer y afrontar su vida presente y futura.

En el contexto en el cual el escolar convive y se desarrolla, la vida no es posible sin que se produzcan transformaciones de energía. En todos los cambios, cualquiera que sea su naturaleza o el nivel al que se produzcan, siempre debe ponerse en juego cierta cantidad de energía. Mientras mayores sean los cambios o modificaciones producidos, mayor es la cantidad de energía puesta en juego. El desarrollo, tal como lo concebimos hoy, sería imposible sin el empleo de la energía eléctrica. De ahí que el estudio de la energía, sus formas, fuentes y principios, sea un factor esencial para el desenvolvimiento y la toma de decisiones en la sociedad de hoy, lo que constituye un aspecto fundamental para el desarrollo de una cultura general integral de cualquier persona en el siglo XXI recae básicamente en la escuela, desde donde, de conjunto con la familia y los diferentes factores de la comunidad, se prepara a los ciudadanos de hoy y del futuro.

Con el propósito de contribuir a desarrollar dicha Cultura General Integral, la didáctica ha incorporado a las situaciones de aprendizaje en contextos culturales, la introducción de las nuevas tecnologías educativas, lo que responde a la necesidad de definirlas y contextual izarlas en el sector propiamente educativo

La introducción de estas tecnologías en el contexto pedagógico se le ha denominado internacionalmente electronificación educativa y se manifiestan como propuestas electrónico comunicativas que organizan el entorno pedagógico diseñando propuestas educativas interactivas que trascienden los contextos físicos, fijos, institucionales a fin de hacerlos accesibles a cualquiera en cualquier tiempo y lugar, siendo una de sus características esenciales la posibilidad de interacción en tiempo real y a escala global. Esto permite acceder a estudiantes y profesores a variadas propuestas de intercambio en la educación preuniversitaria.

Para esta educación el desafío, el diseño y la creación de nuevas relaciones didácticas, que haciendo uso de medios presénciales y remotos permitan aprendizajes valiosos articulando materiales cuidadosamente elaborados en cuanto a propósitos, contenidos, modos de acceso y evaluación, entre otros, lo que requiere del trabajo interdisciplinario de diferentes especialistas que tributan a la labor educativa.

No se trata, pues, de la transferencia indiscriminada de productos tecnológicos al margen de los perfiles culturales, aunque por supuesto se requiera de lograr una armonía acorde con el desarrollo del proceso educativo en la escuela. Esto impone a las instituciones educativas el dominio adecuado de esa tecnología, lo que definirá las posibilidades reales de competitividad, que depende cada vez del conocimiento y que constituye un verdadero reto para la formación integral de los estudiantes.

El análisis realizado permitió identificar la necesidad que tienen los jóvenes de poseer una cultura energética, que oriente sus actitudes y comportamientos hacia el ahorro y la aplicación de sus conocimientos sobre energía a todas las esferas de la vida en que se desenvuelven; sin embargo, el tratamiento didáctico dado a la misma en el Proceso Formativo, no favorece su desarrollo en los estudiantes del pre-universitario ni se explotan las potencialidades de las tecnologías instaladas en las escuelas en este sentido.

Desarrollo

En la escuela cubana, el marco para la formación de una cultura energética sostenible lo constituye el Programa Docente – Educativo de Ahorro de Energía del Ministerio de Educación (PAEME)

Para alcanzar un desarrollo integral en el estudiante de preuniversitario se tienen que asimilar las riquezas de la cultura social, gracias a la cual, cada miembro de la sociedad se transforma y contribuye a la formación de su personalidad con un espíritu creador.

Esto es posible gracias a que todo proceso de desarrollo, está sujeto a cambios esenciales y necesarios en el transcurso del tiempo, realizándose en forma de espiral.

En el ámbito escolar puede lograrse el desarrollo de una cultura energética al elevarla a niveles superiores, a partir de su estado en el diagnóstico. El tratamiento del contenido del término cultura energética con fines educativos en el Sistema Educacional Cubano, adquirió su autonomía a partir de la implementación del P.A.E.M. E en el año 1997.

Al implementarse el Programa de Ahorro de Energía del Ministerio de Educación(PAEME) que tiene como objetivo general contribuir a través del Sistema Nacional de Educación, a la formación de una conducta cívica responsable de ahorro de energía, partiendo de la situación energética actual en Cuba, del mundo y de amplios conocimientos sobre energía en todos los órdenes, MINED (1997). A pesar de éste y de otros esfuerzos del país, no se logra el cumplimiento de los objetivos planteados.

El modelo de pre-universitario vigente desde el año 2000 declara un objetivo formativo relacionado con la necesidad de educar en el ahorro de recursos particularmente energéticos.

Es importante destacar el valor educativo e instructivo de los contenidos relacionados con la energía para los estudiantes de la educación pre-universitaria, en el fortalecimiento de la concepción científica del mundo; por ser la energía uno de los núcleos en el que su estudio proporciona destreza para el cuidado del medio ambiente, su concepto es uno de los más potentes, fructíferos y unificadores de la Física , así como de otras ciencias de la vida diaria, además de ser clave en la alfabetización científica y tecnológica.

Las necesidades sociales asimiladas por los individuos en formas de principios morales o en conexión estrecha con éstos, se convierten en necesidades de la personalidad individual. El hombre es un ser social, tiende a cumplir con las exigencias sociales.

Del análisis anterior se concluye que para lograr que el escolar incorpore actitudes conscientes en relación con un fenómeno determinado, el Colectivo Pedagógico debe crear constantemente el espacio, en el que el joven, bajo su dirección, se enfrente a problemas y obstáculos que los hagan educar su voluntad y desarrollar creatividad en la búsqueda de soluciones.

Por lo que se asume que al ser el proceso enseñanza aprendizaje un sistema, responde al encargo social de preparar al hombre en todos sus aspectos de la personalidad, o sea que el hombre adquiera toda su plenitud desde el punto de vista educativo, instructivo y desarrollador.

Para que una persona se considere preparada es necesario que se haya apropiado de parte de la cultura que lo ha precedido y, consecuentemente, tenga conocimientos, o sea, cuando es capaz de resolver problemas presentes en su actividad cotidiana, que permitan desarrollar valores en un estilo de vida sana, ya que el problema energético ocupa hoy el interés principal por su influencia en las relaciones sociales y políticas, por su incidencia en el desarrollo económico.

Estos elementos resultan necesarios para contribuir a la preparación energética que se requiere. La misma debe orientarse hacia la comprensión y correcta interpretación de las cuestiones relacionadas con la energía y su ahorro, así como hacia la necesidad de que los educandos desarrollen valores acorde con todos los planteamientos anteriores y elaboren propuestas de alternativas a la toma de decisiones.

Por los intereses de este trabajo se propone realizar una caracterización de este término, estudiando por separado la cultura y la energía, desde diferentes puntos de vista para luego sintetizarlos y dejar claro su relación con categorías como ciencia y tecnología.

Las definiciones recientes en publicaciones periódicas, al alcance de todos, suelen expresar distintos rasgos de la misma, pero si se relacionan todas entre sí y se someten a un proceso de reflexión profunda, se puede conocer la verdadera esencia de la cultura.

Con frecuencia se encuentran definiciones de carácter social y muy generales como la de Javier Pérez de Cuellar (1997) Ex-Secretario General de las Naciones Unidas y Presidente de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo, Osvaldo Martínez, Presidente de la Comisión Económica del Parlamento Cubano (1998) y Carlos Rafael Rodríguez (1985), Roberto Fernández Retamar (1990) que relevan el hecho, que aunque la cultura se produce por los individuos, nunca la determina una persona aislada, sino que es un fenómeno de masas estrictamente social.

Por otro lado, en otras definiciones se expresa el rasgo de su continuidad histórica, que hace que se transmita de generación en generación, lo que ha hecho, según algunos autores, que en ocasiones se identifique la cultura con la historia de la civilización y se haya convertido en un método de investigación social.

La definición del Dr. Homero Fuentes (1995) es profundamente educativa, al expresar: "…la cultura es un conjunto de ideas y realizaciones de la humanidad, es todo en lo que ha intervenido la mano del hombre, es el resultado de su acción y está intensamente vinculada con sus puntos de vista, el de región, del medio ambiente, pasa por efectividad, tanto de quiénes la crean como de quiénes la asimilan, siendo expresada por un lenguaje que nunca es neutral, requiere de un comportamiento y de nexos afectivos…"

Este término, por su adecuación a los fines de este trabajo, se escoge el enfoque de cultura global, ya que incluye en la cultura al conjunto de formas y resultados de la actividad humana difundida en el marco de alguna colectividad que son resultados de la tradición, la imitación, el aprendizaje y la realización de los modelos comunes. Por lo que la cultura así entendida, se extiende a todas las esferas de la actividad social del hombre, de los resultados de ésta, al terreno de la producción, la organización, de la vida social y a todos los géneros de la creación intelectual.

La cultura es un fenómeno histórico que se desarrolla en dependencia del cambio de las formaciones económico–sociales. A este término se refiere el carácter de identidad nacional de que es portador el mismo y la interacción del hombre con la humanidad.

Es por ello que: "el hombre culto lo es por que trabaja, pero lo consume cultamente, generando en sí mismo una serie de hábitos y predisposiciones que les permiten vivir cultamente (Arnoldov) citad por D. Navarro (1975).

La coincidencia con este planteamiento está basada en que se considera de gran valor, ya que expresa los efectos transformadores que tiene la cultura sobre la personalidad, que se refleja en su actitud ante la vida. Además en el proceso de creación y consumo de la cultura el hombre se humaniza y; es por lo tanto una responsabilidad histórica de los educadores trabajar por su desarrollo.

Se plantea por (Valdés Castro, 1999) que al describir la cultura de la sociedad es necesario tomar en cuenta la tecnología, las ideas, las normas de conducta etc., que trascienden a una población, país o a la humanidad en una época.

La ciencia y la tecnología son manifestación de la cultura humana y a la vez contribuyen a su desarrollo. Cuando estas no han sido aplicadas correctamente han provocado efectos negativos y la ruptura del equilibrio entre el hombre y la sociedad con una profunda modificación del ambiente, estableciéndose relaciones de causa – efecto, y viceversa, por lo que no son problemas aislados.

En el estudio realizado sobre la categoría ciencia, se constató que son muchas las definiciones que se encuentran, en las cuales se evidencian diversos puntos de vistas analizados desde las realidades objetivas de los investigadores. Sin embargo, es necesario expresar que en ocasiones algunas de ellas descuidan el carácter de institucionalidad, y el papel de la sociedad en la relación dialéctica con la ciencia.

A partir del análisis realizado en obras de autores como Abbagnano (2004), Bernal (1954) y Núñez Jover, (2003) se ha llegado a la conclusión, desde una posición materialista – dialéctica, de que la Ciencia es saber, pero no de una manera pura, sino algo más que significa un fenómeno complejo cuyas expresiones históricas han variado considerablemente. Según los análisis realizados de las diferentes definiciones de los autores referenciados, la Ciencia se puede ver como:

Institución: la ciencia también se nos presenta como una profesión debidamente institucionalizada portadora de su propia cultura y con funciones sociales bien identificadas.

Método: se le puede comprender como proceso de investigación que permite obtener nuevos conocimientos, los que a su vez ofrecen posibilidades nuevas de manipulación de los fenómenos.

Tradición acumulativa de conocimiento: Se le puede analizar como sistema de conocimientos que modifica nuestra visión del mundo real y enriquece nuestro imaginario y nuestra cultura.

Factor principal en el mantenimiento y desarrollo de la producción: es posible atender a sus impactos prácticos y productivos, caracterizándola como fuerza productiva que propicia la transformación del mundo y es fuente de riqueza.

Además, es una de las influencias más poderosas en la conformación de las opiniones respecto al universo y el hombre. Como sistema armónico, históricamente en desarrollo, se caracteriza por:

  • Su visión del mundo real.

  • El enriquecimiento de la imaginación y la cultura.

  • Sus funciones cognoscitivas, conceptuales, prácticas y sociales.

La ciencia es considerada como una forma de la conciencia social, la cual constituye un sistema históricamente formado por conocimientos ordenados, cuya veracidad se comprueba y se puntualiza constantemente en el curso de la práctica social. Es entendida como un conocimiento teórico que se basa en la actividad y el saber, la cual supone tanto las relaciones sujeto- objeto como sujeto-sujeto. Es parte de la cultura.

Por su parte, la Tecnología también se considera un saber, pero sobre bases prácticas, es decir, saber hacer, incorporando sus bases técnicas. Por lo tanto, se trata de un conocimiento práctico, que se deriva directamente de la Ciencia. (Núñez Jover, j. 1999.)

La Tecnología es el conjunto de conocimientos científicos y empíricos, habilidades, experiencias y organizaciones requeridas para producir, distribuir y utilizar bienes y servicios. Incluye por tanto:

  • Conocimientos teóricos.

  • Conocimientos prácticos.

  • Medios físicos (herramientas y artefactos.)

  • Métodos y procedimientos productivos, gerenciales y organizativos.

La tecnología es un fenómeno social, derivado de un complejo sistema cultural, cuya utilización inapropiada puede tener efectos negativos tanto para la naturaleza como para la sociedad. Según Pacey (1990), citado por Núñez Jover (2003), existen dos definiciones de tecnología, una restringida y otra general. En la primera se le aprecia sólo en su aspecto técnico (conocimiento, destrezas, herramientas, máquinas). La segunda incluye también los aspectos organizativos (actividad económica e industrial, actividad profesional, usuarios y consumidores) y los aspectos culturales (objetivos, valores y códigos éticos, códigos de comportamiento). Según ese autor, entre todos esos aspectos existen tensiones e interrelaciones que producen cambios y ajustes recíprocos. (Núñez Jover, 2003)

De manera general, la tecnología puede verse también como un determinado tipo de conocimiento que se utiliza para transformar elementos materiales (materias primas, componentes, etc.) o simbólicos (datos, información…) en bienes o servicios, modificando su naturaleza o sus características.

Entre ciencia y tecnología existe una estrecha interrelación: ambas se nutren y se desarrollan mutuamente. Según Núñez Jover (2003), actualmente los clásicos límites atribuidos a ciencia y tecnología se están volviendo borrosos y aún más, disolviéndose. Estamos frente a un complejo ciencia – tecnología donde la nueva ciencia es, por su esencia, tecnológica y ya se habla de tecnociencia para referirse a este fenómeno.

Núñez Jover (2003) utiliza el término tecnociencia como un recurso del lenguaje para "denotar la íntima conexión entre ciencia y tecnología y el desdibujamiento de sus límites. Dicho término no necesariamente conduce a cancelar las identidades de la ciencia y la tecnología". Según él autor citado, la Biotecnología, la Farmacología y la Química Sintética serían algunos ejemplos, entre muchos, que ilustran la naturaleza de la tecnociencia.

Tanto la ciencia como la tecnología han acompañado al hombre desde las primeras comunidades humanas. Su origen estuvo asociado a los esfuerzos del hombre por encontrar solución a los problemas derivados del reto de mantener la vida en un medio hostil y satisfacer las necesidades materiales y espirituales que le indujeron a llevar a cabo la actividad transformadora de su entorno natural y social. (Colectivo de autores de Pedagogía a tu alcance, 2006)

En dicho proceso es natural que el hombre sintiera curiosidad por revelar los secretos de su entorno y orientara sus búsquedas hacia aquello que le resultaba más perentorio. En épocas remotas esta ansia de descubrimientos estuvo asociada a cómo sembrar y cultivar mejor las cosechas, perfeccionar los instrumentos de caza, mejorar sus vestidos, explicar los sucesos naturales, aplicando el conjunto de informaciones acumuladas en la solución de problemas concretos, relacionados con sus necesidades en general. (Colectivo de autores de Pedagogía a tu alcance, 2006)

Por su parte, la tecnología es mucho más antigua que la ciencia; comienza cuando el primer hombre talla la primera piedra para obtener un elemento más adecuado a sus necesidades. Se pudiera decir que no hay tecnología hasta que un hombre no le enseña a otro la manera de hacerlo (esto la relaciona con la educación). La tecnología no solo invade toda actividad industrial, sino participa profundamente en cualquier tipo de actividad humana, entre la que se encuentra el tratamiento de la información.

La fuente del desarrollo de la ciencia radica, en última instancia, en las necesidades del progreso técnico, en las demandas de la industria, de la producción, en la práctica histórica y social. Ella constituye la fuerza motriz de todo el desarrollo científico.

En la sociedad actual, donde tanto la ciencia como la tecnología juegan un papel preponderante, las instituciones educativas enfrentan el doble desafío que impone el acelerado desarrollo científico técnico. Desafío que implica, por un lado, el incremento desmesurado del volumen de información constantemente enriquecida y, por otro lado, la exigencia de formar individuos capaces de asimilar la información necesaria, de comunicarse y de adaptarse rápidamente a las nuevas esferas productivas y tecnológicas resultantes de esos cambios incesantes.

Todo ello ha favorecido la búsqueda de múltiples vías, métodos y medios de enseñanza, alternativas o estrategias metodológicas para el desarrollo intelectual, afectivo y comunicativo de los estudiantes dentro del proceso de enseñanza aprendizaje. Una alternativa para lograrlo, es la tecnología educativa.

En las décadas del 60 y 70 cobró gran auge la tendencia a asociar la Tecnología Educativa al uso de equipos en el proceso educacional, que va desde las máquinas de enseñanza hasta los medios de cómputo; era la primera etapa de la Tecnología Educativa llamada por Villarroel C. (1990) una primera tendencia: La Tecnología como aparatología, sustentada en un paradigma conductista así como en el enfoque de sistema.

En la actualidad existen distintos enfoques teóricos y metodológicos que han caracterizado a la Tecnología Educativa a lo largo de más de cuatro décadas. Por ejemplo:

GASS (1971) plantea que "es la concepción orgánica y la puesta en práctica de sistemas de aprendizaje que utilizan provechosamente los sistemas modernos de comunicación, los materiales visuales, la organización de la clase y los métodos de enseñanza sin esperar milagros de ellos".

Según OFESH (1971) La tecnología educativa "es la aplicación sistemática de los conocimientos científicos a la solución de problemas educacionales".

Fernández (1998) pone de manifiesto lo endeble del aparato conceptual-metodológico asociado a este término, cuando luego de analizar las definiciones de diferentes autores constata que estos consideran a la tecnología educativa como: conjunto de procedimientos, aplicación de conocimientos científicos, como concepción, un enfoque sistemático, como un campo de teoría y práctica, un proceso complejo y otros. Todos estos términos empleados dejan ver las diferencias sustanciales de criterio entre los diferentes autores".

Por su parte, en UNESCO (16,511) se define como tecnología educativa "inicialmente los medios derivados de la revolución de la comunicación…los libros de textos y las pizarras por ejemplo; la televisión, el cine, los retroproyectores, las computadoras y demás elementos de "material" y de "programación". En el sentido nuevo y más amplio del término, abarca mucho más que esos medios y materiales, se trata de un modo sistémico de concebir, aplicar y evaluar la totalidad del proceso educativo en función de unos objetivos precisos, basados en investigaciones referentes a la instrucción y la comunicación humana, que utilizan un conjunto de medios humanos y materiales con el fin de dispensar una educación más eficaz".

En cuanto a esta definición, Rojas (2000) es del criterio que "la comprensión de la tecnología educativa como un enfoque integral del proceso docente considera no sólo los medios de enseñanza, de forma aislada sino su lugar y función en el sistema junto con el resto de los componentes del proceso de enseñanza. Los que defienden este punto de vista señalan que la tecnología educativa permite conjugar todos los elementos del proceso docente de forma racional. Su objetivo es el de garantizar la práctica educativa en su dimensión global y favorecer la dinámica del aprendizaje".

Adoptar la definición de tecnología educativa incluyendo la organización sistémica del proceso de enseñanza y los métodos, medios, etcétera, trae como consecuencia su identificación con la didáctica; para algunos esta identificación se produce porque la didáctica ha quedado rezagada como esfera científica en comparación con el desarrollo alcanzado por la tecnología al servicio de la enseñanza. Para otros es una rama de la didáctica. (Rojas, 2000)

En este trabajo, se considera a la tecnología educativa como una tendencia pedagógica basada fundamentalmente en la utilización de técnicas y medios, en la búsqueda de facilidades para el aprendizaje que resulten "eficientes" para la obtención de los resultados prefijados. No es solo tecnología, sino que es utilizar provechosamente los sistemas modernos de comunicación, los materiales visuales, la organización de la clase y los métodos de enseñanza a la solución de problemas educacionales.

Comprender la necesidad de desarrollar la tecnología educativa dentro del proceso docente-educativo resulta un elemento clave para contribuir a elevar la calidad que la sociedad demanda en la educación de las nuevas generaciones.

Luego de esclarecer los términos cultura, ciencia y tecnología, es oportuno expresar los aspectos del concepto energía tenidos en cuenta para la caracterización del término Cultura-Energética. Según el diccionario filosófico (1973), el vocablo energía, que proviene del griego inericia, significa actividad y es la medida común del movimiento de la materia.

Esta definición se escoge por exacta y correcta pero puede completarse si se les añade que en los diferentes tipos de movimientos, ella puede ser cualitativamente diferente, y expresar transformaciones de una forma u otra con equivalencia cuantitativa.

Para la humanidad, la primera noción de este concepto, surge a mediado de los años 430-500, cuando se considera la existencia de 4 elementos primigenios (tierra, agua, aire y fuego) como la base de todo lo existente y se consideraban cualidades fundamentales lo caliente, lo frío, lo seco y lo húmedo y la existencia de fuerzas cósmicas de odio y amor.

Desde sus inicios, los seres humanos desarrollaron su existencia rodeados de elementos naturales que le previnieron de la energía necesaria y de los medios para su utilización durante sus actividades.

Pero este término energía no ha sido siempre bien comprendido y todavía hoy su análisis motiva amplios debates en diferentes foros sobre la enseñanza de las ciencias.

A pesar de que este vocablo es de uso común en el desarrollo de la humanidad, resulta difícil establecer una definición general y precisa de este concepto físico. Se ha comprendido que la energía desde un punto cualitativo expresa la diversidad del movimiento material en sus más diversas formas y desde el punto de vista cuantitativo la unidad de todas las formas de movimiento.

Luego de realizado el análisis de los conceptos cultura y energía, se escogen los rasgos más significativos y se relacionan entre sí para proponer una caracterización del término cultura energética por considerarse necesario para este trabajo.

La cultura energética está formada por el conjunto de conocimientos, habilidades, hábitos y valores materiales y espirituales desarrollado por la humanidad en el curso de la historia, relacionadas con la energía, que permite desde la emisión de un concepto elemental y el reconocimiento de sus formas en la naturaleza hasta comprender su valor económico, social, político, ideológico y el grado de desarrollo que en su empleo y producción ha alcanzado la ciencia de la época en que se vive (DR. Noemí Pupo Lorenzo (2005).

Asumir esta definición, se considera imprescindible para la formación de una cultura energética, en el desarrollo del proceso enseñanza aprendizaje, ya que se puede trabajar y contribuir algo que es tan importante en la formación de los estudiantes y su incidencia en la familia y además, se facilita el camino a seguir por los docentes en el ámbito escolar.

A todo lo anteriormente expresado el trabajo por desarrollar una cultura energética es una necesidad de primer orden en la sociedad actual para la formación integral de las nuevas generaciones y que el contenido relacionado en la asignatura Física posee los potenciales que a través del mismo contribuya a su preparación, pero los intentos desarrollados hasta el momento no son suficientes.

Según este autor a pesar de que en el Sistema Educacional Cubano, se trabaja por desarrollar una cultura energética en los estudiantes y se han realizado investigaciones teniendo en cuenta la interdisciplinaridad (Dra. Noemí Pupo Lorenzo, 2005).

El desarrollo de la cultura energética en estudiantes del preuniversitario a través de la asignatura Física, no ha alcanzado los niveles deseados, debido a que no existe una interiorización plena de la tarea por parte de los estudiantes y docentes, siendo estos últimos los encargados de promoverla y ejecutarla.

Los conocimientos básicos que aporta la asignatura Física acerca de la energía, de las diferentes fuentes de obtención de la misma, la posible explotación y uso, son requisitos inviolables para la formación de cualquier ciudadano que aspire a conocer el mundo, la vida, la sociedad y el entorno, puestos que estos contenidos están presentes en la comprensión de las tareas en la explicación de los fenómenos que existen en la naturaleza, así como en el ámbito escolar y familiar.

Desde el punto de vista científico-técnico no puede explicarse ningún tipo de proceso industrial por sencillo que éste sea, sin los conocimientos, saber de energía que aporta la Física. Por lo anterior no puede aspirarse a una adecuada formación política ideológica de los estudiantes que no posean una cultura energética.

Estas reflexiones evidencian la contribución de los conocimientos de energía desde la asignatura Física para dar cumplimiento a los objetivos formativos del nivel pre – universitario ya que existen limitaciones y poco dominio por los estudiantes en su aplicación para poder lograr en ellos una cultura energética.

Lo anterior demuestra la necesidad de coordinar esfuerzos para obtener una visión general del problema energético que sirvan de base a la actuación en torno a su solución en el preuniversitario y en particular de la asignatura Física por las grandes potencialidades que posee.

Se propone entonces como alternativa para desarrollar una Cultura Energética, aprovechar las potencialidades de la tarea docente con el uso de la Tecnología Educativa.

La Tarea Docente como Alternativa Didáctica en el Proceso de Enseñanza Aprendizaje para desarrollar una Cultura Energética con el uso de la Tecnología Educativa:

Son diversos los criterios de los autores consultados sobre la tarea docente y papel en el proceso enseñanza aprendizaje en general y el de de enseñanza aprendizaje en particular, no obstante todos coinciden en la importancia de la misma para el vínculo del estudiante con el contenido objeto de estudio.

De forma general, la tarea puede considerarse como un eslabón que enlaza la actitud del profesor y del alumno para la formación del sistema de conceptos. (Concepción García, 1989) y N.E. Kutnetzova las identifica como medio para la dirección del proceso y procedimientos de la actitud para el profesor y como medio para dominar los conocimientos y habilidades para el alumno. El sentido de lo que se entiende por tarea docente, se aclara cuando se dice que ellas se subdividen en ejercicios y en problemas.

Para A. Labarrere (1994 p.19) "la tarea es una determinada situación en la cual existen nexos, relaciones, cualidades y entre objetivos que no son accesibles directamente o inmediatamente a la persona".

Para C, Álvarez de Zayas (1999 p.115) "La tarea docente es la célula del proceso docente educativo" por que en ella se presentan todos los componentes en las leyes del proceso, además, cumple la condición de que no se puede descomponer en subsistemas de orden menor, ya que de hacerlo, se pierde su esencia y, al respecto, plantea: "Es aquel proceso que se realiza en cierta circunstancias pedagógicas con el fin de alcanzar un objetivo de carácter elemental, de resolver el problema planteado al estudiante, por el profesor".

Existen distintas definiciones de tarea, se asume la de Álvarez deZayas aptándola a nuestras necesidades. Se considera que su definición tiene una estructuración lógica y se adecua, en general, a lo que se pretende realizar.

La tarea docente como célula básica del proceso enseñanza aprendizaje contribuye de forma directa al desarrollo integral de la personalidad de los estudiantes, pues tienen en cuenta las categorías esenciales en este proceso, como son: instrucción, educación, desarrollo y formación integral del escolar, categorías indispensables para la formación ideopolítica de los estudiantes.

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