132 EL SISTEMA GLANDULAR ENDOCRINO Y SU RELACIÓN CON LA CONDUCTA ¿Hasta dónde queremos llegar con este tema? Comprender la estructura y la función del sistema endocrino en el desarrollo y la formación de la personalidad. Sintetizar el estudio de las funciones del sistema nervioso y el sistema endocrino, en su relación con la conducta. Aplicar el conocimiento adquirido en el estudio del sistema nervioso y el sistema endocrino, en la comprensión de la personalidad humana. Algunas inquietudes iniciales ¿En qué medida el organismo completo podrá intervenir en el desarrollo de nuestra conducta? ¿Existirán solamente razones biológicas que moldeen nuestra forma de ser? ¿Sabías que cuando estás delante de una persona que te gusta mucho, una hormona llamada adrenalina se pone en actividad, provocando una serie de sensaciones diferentes en tu cuerpo? El conjunto del organismo como factor biológico del comportamiento Hay quienes han dicho que la forma de pensar de una persona que tiene el estómago vacío, es muy distinta de aquella que tiene el estómago satisfecho. Pero, ¿pensamos también con los pies y con las manos? Cuando estudiamos en el tema anterior la estructura y la función del sistema nervioso, advertíamos que si bien dicha estructura orgánica es la base biológica del psiquismo humano, en el comportamiento, y en la formación de la personalidad, el organismo entero es el que participa en su desarrollo, así como su entorno natural, pero de manera especial (de manera determinante) su entorno social. Cuando estudiamos, así mismo, la función del sistema nervioso autónomo, observamos la estrecha relación que existe entre el funcionamiento de órganos y glándulas con el comportamiento, especialmente cuando intervienen aquellos estímulos que provocan emociones fuertes tales como el temor, la ira, la alegría, el entusiasmo, etc.
La acción de glándulas sudoríparas, el aumento o la disminución de los latidos del corazón, el aumento o la disminución de la actividad del sistema circulatorio y respiratorio, la acción de los aparatos urinarios y excretor, participan de manera directa en cierto tipo de comportamiento que se relacionan con las emociones y la vida afectiva de las personas. Tomando en cuenta la participación de todos estos elementos orgánicos en la formación del comportamiento, algunos estudiosos de la conducta humana han creído encontrar, tanto en el funcionamiento del sistema endocrino, como en el del sistema neurovegetativo en general y en la constitución física de las personas, los ingredientes determinantes en la formación del temperamento. ¿Qué tan cierto es esto? Descubrámoslo por nosotros mismos. Estructura y función del sistema glandular El organismo comprende también glándulas que secretan o emiten sustancias químicas, que unas veces salen al exterior, tales como las glándulas sudoríparas, lacrimales, sebáceas, etc., y otras veces son transportadas por el torrente sanguíneo, afectando el funcionamiento y/o la
133 estructura de otros tejidos celulares, como órganos, huesos, otras glándulas, etc. ?
? A las primeras, a las que emiten sus sustancias químicas hacia el exterior, se las llama glándulas exocrinas, Y a las segundas, endocrinas, porque las sustancias químicas que emiten o secretan, llamadas hormonas, son transportadas por el sistema circulatorio. Y aunque ambas se relacionan con el sistema nervioso de la vida vegetativa, el sistema endocrino cobra mayor importancia para la conducta, porque su funcionamiento repercute en sectores mucho más amplios del organismo humano. Estructura y función del sistema endocrino El sistema endocrino del cuerpo humano comprende, entre las más importantes, las siguientes glándulas: ? ? ? ? ? ? ? ? ? Hipófisis, Tiroides, Paratiroides, Suprarrenales, Cuerpo pineal, Timo, Páncreas, Ovarios, Testículos. Algunas de ellas como la hipófisis o glándula pituitaria, el tiroides, las suprarrenales, los ovarios y los testículos, tienen una relación muy estrecha con el funcionamiento del sistema nervioso y la conducta, por esa razón vamos a dedicar este tema especialmente al estudio de esas glándulas. Cabe indicar así mismo que tanto el sistema nervioso como el endocrino se interrelacionan mutuamente, a tal punto que así como algunas funciones del sistema nervioso estimulan la actividad del sistema endocrino, algunas glándulas también estimulan o inhiben la actividad del sistema nervioso. Por otra parte, podemos advertir también algunas diferencias entre ambos sistemas. Así, mientras el sistema nervioso envía mensajes eléctricos y químicos a determinados músculos para ponerlos en movimiento, el sistema glandular endocrino envía mensajeros químicos (las hormonas) a casi todas las regiones del cuerpo; y mientras los mensajes del primero se envían y generan actividad en cuestión de milésimas de segundo, los efectos de las hormonas del sistema endocrino pueden demorar varias horas y hasta varios días en producirse. Entre otras cosas, las hormonas producidas por el sistema endocrino contribuyen a la adaptación del organismo en el medio ambiente, ayudan a regular su funcionamiento interno, y participan de la reproducción, crecimiento y el
134 desarrollo del ser humano. Ya veremos cómo y por qué. Por último, hay que señalar también que, cuando las glándulas endocrinas producen insuficientes hormonas para regular el funcionamiento estable del organismo, ocurre lo que se ha dado en llamar una hipofunción de la glándula, y así mismo, cuando produce una cantidad excesiva de hormonas, ocurre, en cambio, hiperfunción, generando en ambos casos anormalidades en la constitución física y en el comportamiento de las personas que las padecen. Estructura y función de la hipófisis La glándula pituitaria o hipófisis, tiene la forma de una pequeña verruga de no más de 1 cm3, y se encuentra adherida al hipotálamo por medio de un diminuto tallo, por donde sus neuronas segregan sustancias neurotransmisoras que, al hacer contacto con células de la hipófisis, activan en ella la producción y la distribución por la sangre de varias hormonas. Estas hormonas a su vez activan otras glándulas tales como: ? ? ? ? El tiroides, Las suprarrenales, Los ovarios y Los testículos. Por esta razón a la hipófisis se la ha denominado como la glándula maestra del organismo. Entre las hormonas que segrega la hipófisis están: ? ? ? ?
? Las de crecimiento, Las que estimulan la glándula tiroides, Las que estimulan las suprarrenales, Las que estimulan la producción de estrógenos y progesterona en los ovarios de las mujeres, así como aquellas que se relacionan directamente con la ovulación, el embarazo, el parto y la lactancia; y Las que estimulan la producción de testosterona en los testículos de los varones. La hipofunción, o la escasa producción de hormonas de la hipófisis, conduce, al igual que la escasa producción de hormonas del tiroides, a una forma de enanismo. Se relaciona, además, con un insuficiente desarrollo sexual, y una actitud infantil en el comportamiento, aún cuando la persona sea mayor de edad. La hiperfunsión o la excesiva producción de hormonas conduce, especialmente antes de los 20 años, al llamado gigantismo o el excesivo crecimiento de las extremidades en la persona que lo padece. Gigantismo Estructura y función de la glándula tiroides A la glándula tiroides la encontramos ubicada bajo la laringe y consta de dos lóbulos, uno a cada lado de la tráquea, en el cuello, en forma de corbata de laso. Esta glándula secreta también
135 varias hormonas, y su actividad se genera como consecuencia de la producción de una hormona estimulante procedente de la hipófisis. Las hormonas producidas por el tiroides y enviadas por el sistema circulatorio, participan también en el proceso del crecimiento y el desarrollo de los niños, de tal suerte que la hipofiunción de esta glándula (deficiencia de hormonas) conduce a una insuficiencia del crecimiento del cuerpo y al de muchos órganos, produciéndose otra forma de enanismo.
Durante el desarrollo del feto, la hipofunción de la glándula tiroides, provoca la formación de un número menor de neuronas y más pequeñas que las normales, así como una pobre mielinización de sus axones que conducen a un tipo de retraso mental denominado cretinismo. Las hormonas tiroides también inciden directamente en el aumento de la actividad del sistema nervioso, así como en el flujo sanguíneo, los latidos del corazón y del aparato digestivo. Bocio La hiperfunción del tiroides provoca, en cambio, el bocio, que consiste en el agrandamiento de las glándulas tiroides y una mayor actividad del sistema nervioso, presentándose la persona muy irritable y temblorosa. Estructura y función de las glándulas suprarrenales Las suprarrenales son glándulas que se encuentran pegadas, diríamos así, en la parte superior de cada uno de los riñones. La producción de hormonas de las glándulas suprarrenales se debe, en buena parte, a la acción hormonal de la hipófisis. Entre las hormonas que producen las suprarrenales se encuentran aquellas que se relacionan con la resistencia a la tensión y al estrés causados por el miedo, las hemorragias, los traumatismos, las intervenciones quirúrgicas, el exceso de trabajo, las preocupaciones, etc. Al sufrir este tipo de tensiones, las hormonas suprarrenales hacen que el organismo entero se ponga en alerta, generando la suficiente energía para hacerles frente. La insuficiencia de estas hormonas en la sangre produce signos de torpeza mental, debilidad muscular y disminución de la presión sanguínea. Su hiperfunción en cambio provoca un adelgazamiento de los brazos y piernas, y una
136 excesiva acumulación de grasa en la cara y en la parte superior de la espalda. Las suprarrenales también producen y secretan aquellas hormonas sexuales masculinas y femeninas llamadas andrógenos y estrógenos (como en testículos y ovarios), aunque en tan baja cantidad que su repercusión en el organismo es en realidad insignificante. Pero la producción excesiva de estas hormonas en las suprarrenales, puede conducir a ciertas anormalidades, como las que se dan por el exceso de producción de andrógenos (hormonas masculinas) en las mujeres, desarrollando características propias del varón, tales como el crecimiento de la barba, la voz grave, etc. En el varón en cambio la producción excesiva de estrógenos (hormonas femeninas) presenta un crecimiento anormal de las glándulas mamarias. Existe también otro tipo de hormonas, como la famosa adrenalina, que secretan las glándulas suprarrenales, cuya función es muy semejante a la acción que ejerce el simpático, aumentando la presión sanguínea, la frecuencia respiratoria y la de los latidos del corazón, cuando existen ciertos estímulos que pueden provocar tensión y una gran carga de energía.
No olvidemos que la adrenalina funciona también como neurotransmisor producida por algunas neuronas. y función de ovarios y Estructura testículos Los ovarios son dos órganos femeninos ubicados en la cavidad de la pelvis que producen las hormonas llamadas estrógenos y progesterona, las mismas que son las causantes de las características corporales y psíquicas propias de la mujer, tales como el crecimiento de los senos, las formas redondeadas y suaves del cuerpo, la voz fina, el aparecimiento del vello en el pubis de forma triangular con la base hacia arriba, la forma delicada de expresarse, etc. Junto a otras hormonas producidas por la hipófisis, están también las que regulan varias funciones específicamente femeninas tales como la producción y maduración de los óvulos, el ciclo menstrual, el embarazo, el parto y la lactancia. Los testículos, en cambio, son dos glándulas masculinas que producen las hormonas andrógenas (una de ellas es la testosterona), ubicadas en las bolsas de escroto, hormonas que son las causantes de aquellas características corporales y psíquicas propias del varón, tales como la voz grave, la fortaleza física, el crecimiento de la barba, el vello en el pubis en forma de rombo, la agresividad en la conducta, etc. Los espermatozoides son producidos en los testículos por acción directa de ciertas hormonas provenientes de la hipófisis.
un co as co or ma la as so cu 137 ar a, o, Como po odemos obse ervar, tanto los estrógenos y la proge esterona en las mujeres, como la testosterona en los varones, tie ene mucho que ver con el desarro ollo de la conducta y la personali idad, espec cialmente en función del papel o los roles que les toca desempeña a mujeres y varones en la vida soci ial. Así, por ejemplo, nas serán las característ ticas de la con nducta y el omportamien nto del varón en la familia el centro de estudios, el trabajo el grupo de amigos, y otra mu uy distinta las caracterís sticas de la conducta de la mujer en los mismos grupos soci iales, de tal suerte que un pequeño aumento (hi iperfunción) o una pequ ueña disminuc ción (hipofu unción) de estas hormo onas en el organismo, pueden pro ovocar tamb bién alteracion nes en la con nducta. Y, como vimos en el tema sobre la psicología de la edad evolutiva, el desarr rollo de estas caracterís sticas que empiezan en la puber rtad, como onsecuencia de la mad duración de las glándula sexuales (ovarios y testículos) por acción de las orrespondien ntes hormo onas producida en la hipófisis, on, junto a la maduraci ión de las neuronas uyos axones se cubren po completo de mielina, precisamen nte a esa mism edad, el origen biológ gico de la crisis de la adolescencia. Tomand decisiones saludab bles La madu uración de as glándulas sexuales en los y las ado olescentes, así como la maduración de las neuro onas de su sistema nerv vioso, provo ocan crisis y cambios not tables en su conducta, que co ed pued den repercuti ir de manera positiva o negativa en la salud emocional de los futuros adul ltos. Si la atracción sexual de mucha achos y much hachas no está lo sufic cientemente educada para tomar las decisiones más correcta as, si la socie edad y la omunidad ducativa no pone en sus manos los criterios y los medi ios más adecu uados para tomar una decisió ón con respo onsabilidad, pronto es stos jóvenes verán trunc cadas más de una aspiración, y la comu unidad hab brá perdido a lo me ejor un prom minente técni ico, una destacada cient tífica, un escrit tor o una gran estad dista. Todo por un mom mento de imp previsión, si in mayor pla acer, sin el menor conoc cimiento de sus reperc cusiones, que condujo a un embarazo no deseado en ese mom mento de sus vidas.
138 LAS HORMONAS Y EL SEXO Las señaladas diferencias en el conjunto de las respuestas emocionales entre hombre y mujer podrían encontrarse entonces, tal vez, en pequeñas diferencias anatómicas que apenas estamos empezando a sospechar o, quizá más lógicamente, en la consecuencia de la más importante diferencia entre los sexos: la acción de las hormonas sexuales. Esto implicaría, para ser congruentes con lo que se ha mencionado constantemente a través de los capítulos anteriores, que las hormonas modifican la función cerebral. Y así es, en efecto, y tal vez más de lo que imaginamos. Los neuroendocrinólogos se han ocupado de esto y sus investigaciones son muy interesantes. Tal vez lo más novedoso es el hallazgo de que hay un cierto dimorfismo sexual, es decir, una diferencia en el cerebro de hombres y mujeres que se establece en etapas muy tempranas durante la gestación bajo la influencia directa de las hormonas y que va a determinar una conducta de tipo masculino o femenino en el individuo mucho antes de la pubertad. Esto es interesante porque durante mucho tiempo se consideró que esta conducta era esencialmente una consecuencia de la influencia sociocultural, que espera del niño o de la niña un determinado patrón de comportamiento y que lo determina activamente mediante actitudes y expectativas muy claras y bien definidas. Los resultados de la investigación en neuroendocrinología muestran, sin embargo, que al menos en parte esta conducta está predeterminada por mecanismos biológicos que se desarrollan y se modulan en el cerebro. Por supuesto, las características biológicas y las que provienen del entorno no son independientes sino que se influyen recíprocamente, y la plasticidad del cerebro va a permitir modificar, bajo las circunstancias externas, las directrices que el individuo recibe de su ente biológico. Existe información, aunque escasa, acerca de cómo las hormonas influyen en el desarrollo del cerebro para determinar las características femeninas o masculinas del individuo desde su nacimiento. En relación con cambios anatómicos, lo que se sabe hasta ahora es que una pequeña zona, el área preóptica del hipotálamo, es visiblemente mayor en los machos que en las hembras, y su extensión se incrementa bajo la influencia de las hormonas masculinas alrededor del nacimiento. En el embrión, los órganos sexuales masculinos y femeninos se forman bajo la dirección de los cromosomas sexuales el cromosoma Y en el caso de los machos y el X en el caso de la hembras, desarrollándose hacia las nueve semanas de vida intrauterina. Una vez diferenciados, los órganos sexuales masculinos empiezan a producir hormonas, las cuales a su vez van a influir en la diferenciación del propio sistema genital masculino y también en la diferenciación sexual del cerebro. Los embriones que llevan el cromosoma X femenino, desarrollan genitales femeninos, pero no producen hormonas femeninas, ya que la madre las proporciona en grandes cantidades. Se piensa, así, que la mayor influencia para la diferenciación sexual que tiene lugar en el cerebro en etapas tempranas del desarrollo está a cargo de las hormonas masculinas, las cuales dirigen la diferenciación sexual hacia el desarrollo de propiedades de tipo masculino. Si no tiene lugar la influencia de estas hormonas masculinas, el organismo se desarrollará en forma de un individuo de sexo femenino. Los experimentos hechos en animales de laboratorio muestran que la castración en individuos recién nacidos o en gestación, eliminando así las influencias hormonales tempranas, lleva a modificaciones profundas en el comportamiento sexual típico de los adultos. Estos efectos tempranos de las hormonas, que en cierto modo determinan el comportamiento sexual de los individuos adultos, se ejercen solamente en periodos muy restringidos del desarrollo del cerebro. Una vez pasados estos periodos críticos no tiene lugar la influencia de las hormonas y no es posible ya modificar las conductas sexuales. Este tipo de observaciones, en particular las que derivan de la manipulación experimental, sólo pueden obtenerse, obviamente, en animales de
139 experimentación. En el humano, sin embargo, hay situaciones anormales que en cierto modo son equivalentes a las condiciones a las que se someten los animales en el laboratorio, y que dan resultados muy similares. Se conocen ejemplos en los que, por diversas circunstancias, las madres gestantes tuvieron concentraciones muy elevadas de andrógenos circulantes, alcanzando al embrión en desarrollo. En estos casos, cuando los bebés eran niñas, se observaron, desde el nacimiento, alteraciones en los genitales, con ciertas características de masculinización que pudieron ser corregidas fácilmente y muy rápido mediante la administración de hormonas femeninas. Sin embargo, la influencia en el cerebro de las hormonas masculinas que las niñas recibieron durante la etapa de gestación no pudo ser revertida y muchas de estas niñas manifestaron una conducta de tipo masculino fácilmente evidenciable tanto en el comportamiento diario, regular, como en pruebas de tipo psicológico.
Los efectos de las hormonas en el cerebro se deben a la presencia de moléculas (proteínas) capaces de interactuar con las hormonas de la misma manera que lo hacen los neurotransmisores. Igual que en el caso de la transmisión sináptica, estas proteínas se llaman receptores, aunque una diferencia importante es que muchos de éstos no se encuentran en la superficie de la célula nerviosa sino adentro de ella, en ocasiones en la vecindad del núcleo. Cuando la hormona masculina interactúa con este receptor pueden producirse modificaciones en el material genético del individuo que se piensa son responsables de la diferencia en la organización del cerebro en los distintos sexos y que da como resultado la diferencias anatómicas observadas en el propio cerebro. Se piensa que la testosterona circulante podría ser la responsable del menor tamaño del hemisferio izquierdo observado en los varones, que a su vez favorece un mayor crecimiento del hemisferio derecho. Un ejemplo interesante en relación con la influencia de las hormonas masculinas durante la diferenciación del cerebro es el que proporciona el llamado síndrome de Klinefelter, en el cual individuos del sexo masculino tienen dos cromosomas XX apareados con un cromosoma Y, en lugar de tener, como todos los otros varones, un solo cromosoma X y un cromosoma Y. Como resultado de esta alteración, los individuos no desarrollan adecuadamente los caracteres sexuales secundarios, como la aparición de barba o el enronquecimiento de la voz y muestran genitales anormalmente pequeños. Sin embargo, las características del dimorfismo sexual en el cerebro si corresponden exactamente a las de un individuo del sexo masculino, señalando que los andrógenos producidos durante el desarrollo por la influencia del cromosoma Y fueron suficientes para determinar las propiedades del cerebro como masculinas. La influencia del doble cromosoma femenino X sería responsable de las características de feminización, fuera del cerebro, desarrolladas por estos individuos durante la pubertad.
Herminia Pasantes Tomado de: De neuronas, emociones y motivaciones ( http://omega.ilce.edu.mx:3000/ )
140 Relación entre conducta, temperamento y constitución orgánica Tal como hemos podido verlo en el estudio del sistema nervioso autónomo, como en el análisis del sistema endocrino, es innegable que el funcionamiento de estos dos sistemas que, por otro lado, sabemos también que están estrechamente relacionados entre sí, y éstos a su vez con el sistema nervioso central, constituyen la base biológica del desarrollo de ciertas características del temperamento y la conducta de una persona. Las cualidades de liderazgo están determinadas por el entorno social. Indudablemente, en la forma de ser de un muchacho muy agresivo o en la de otro más tranquilo o más tímido, participan la acción de las hormonas de las distintas glándulas, pero no son ellas las que determinan de manera decisiva la conducta del joven. Lo que determina la formación de una personalidad es el ambiente social en que se desenvuelve su vida y la educación que recibe, aunque en la base orgánica de ese comportamiento se encuentre el funcionamiento específico del sistema nervioso y del sistema endocrino. Como un ejemplo se puede decir que un muchacho con un temperamento agresivo pudiera desarrollar una personalidad antisocial, siempre y cuando el entorno familiar o de amigos en que vive lo condicione, lo empuje a ser de esa manera. Pero si vive en un entorno social diferente, pudiera ser que utilice en cambio ese temperamento agresivo, en desarrollar cualidades de liderazgo entre sus compañeros. De la misma manera, un muchacho de temperamento tranquilo o tímido pudiera desarrollar en algunos casos inclinaciones homosexuales, según el ambiente en que vive. Pero si el ambiente es propicio, pudiera desarrollar aptitudes intelectuales que lo pudieran convertir también en un líder en el campo de las ciencias, el arte o la filosofía. La auto preparación es fundamental para modelar la personalidad. No nos olvidemos que en ambos casos interviene también la propia voluntad del joven por auto educarse y modelar su propia personalidad, en una constante lucha con el medio y su propia constitución orgánica, de la que tendrá que sacar las fuerzas para forjarse su propio yo.
141 RESUMEN DEL TEMA En el estudio de la conducta y el comportamiento humano, si bien es cierto que la base material, la base biológica de dicho comportamiento es su sistema nervioso, pero especialmente su corteza cerebral, no hay que olvidar que es todo el organismo el que participa en su formación y desarrollo, así como tampoco podemos olvidar que el factor determinante que moldea la conciencia y la personalidad, es el entorno social y la educación que recibe el individuo en dicho medio. Como vimos en el estudio del sistema nervioso autónomo, el simpático y el parasimpático, junto con el hipotálamo, determinan la acción funcional de órganos y glándulas, entre las que se encuentran las exocrinas y las endocrinas. Las primeras segregan sustancias hacia el exterior (lacrimales, sudoríparas) y las segundas segregan hormonas hacia el torrente sanguíneo, afectando todo el organismo. El sistema endocrino comprende la hipófisis, la tiroides, las paratiroides, las suprarrenales, el páncreas, los ovarios y los testículos, de las cuales estudiaremos únicamente aquellas que tienen una relación muy estrecha con la conducta humana. La hipófisis es una glándula adherida al hipotálamo mediante un pequeño tallo, por el cual envía neurotransmisores que activan la producción y la distribución de sus diferentes hormonas que, a su vez, van a generar actividad en la mayoría de las otras glándulas del sistema, razón por la cual se dice que es la glándula maestra. El tiroides secreta hormonas que, al igual que las de la hipófisis, inciden directamente en el crecimiento y el desarrollo de los órganos y sistemas, incluido el sistema nervioso, razón por la cual su hipofunción produce también, como en la hipófisis, no solamente enanismo sino incluso deficiencia mental, y su hiperfunción un aceleramiento en la actividad del sistema nervioso. Las suprarrenales son glándulas que se encuentran ubicadas en la parte superior de los riñones, y secretan hormonas que protegen al organismo del exceso de tensión, así como andrógenos y estrógenos, hormonas propias de testículos y ovarios, y la famosa adrenalina. Los ovarios segregan los estrógenos y la progesterona que inciden en el desarrollo de las características secundarias de las mujeres, y los testículos segregan los andrógenos y la testosterona que desarrollan las características secundarias masculinas. En los dos casos, la maduración sexual que se inicia en la pubertad, es la base biológica de la crisis que se produce en la adolescencia y que tantos dolores de cabeza dan a padres y a hijos. Aunque muchos estudiosos de la conducta afirman encontrar en el funcionamiento glandular la clave para el temperamento y la conducta de las personas, no podemos olvidar que la personalidad es un producto de las condiciones sociales y educativas en que se desenvuelve el individuo, así como de la acción de su propia voluntad, y que el funcionamiento y la estructura orgánica es la materia sobre la que se trabaja. ¿Y QUÉ MÁS PODEMOS HACER AHORA? L@S ESTUDIANTES Piensa y discute con tus amig@s esta frase de Jean Paúl Sartre: El hombre es sólo lo que él hace de sí mismo. Aprende a encontrar dentro de ti mism@ todas las posibilidades para ser mejor, y para servir mejor a los demás. L@S MAESTR@S EN EL AULA Organizar un vídeo-forum sobre la sexualidad en la pubertad y la adolescencia. Organizar un panel con la participación de tres o cuatro alumn@s panelistas que hagan una exposición sobre el tema: Los conflictos de identidad personal en la adolescencia: causas y soluciones y en el que el resto de estudiantes participen con preguntas a l@s panelistas, las que serán calificadas por el/la profesor/a, evaluando la calidad de las mismas y su relación con el tema. Organizar varios grupos que trabajen en el aula. Cada grupo nombrará coordinador(a), secretario(a) y relator(a). Cada grupo elaborará en un papelote un cuadro sinóptico o un mapa conceptual sobre la estructura y la función de una glándula, previamente designada por el/la profesor/a para el grupo. Los grupos tendrán 20 minutos para realizar el trabajo. Luego, cada relator realizará una exposición del trabajo grupal, teniendo cada uno de ellos 5 minutos para exponer. Se calificará con un puntaje mayor (sobre 14) la participación de cada alumno en el grupo, y se dará otra calificación menor (sobre 6) para todo el grupo por el producto final, luego se sumarán las dos calificaciones para obtener el puntaje individual. Después del trabajo anterior, el/la profesor/a, junto con l@s alumn@s, realizará un cuadro sinóptico o un mapa conceptual de la estructura general del sistema endocrino.
142 SENSACIONES Y PERCEPCIONES ¿Hasta dónde queremos llegar con este tema? Comprender, definir y ejemplificar los procesos de las sensaciones y las percepciones. Investigar la estructura y la función de los órganos receptores de las diferentes sensaciones. Algunas inquietudes iniciales ¿Crees tú que todas las personas tenemos la misma forma de ver y percibir las cosas que se encuentran a nuestro alrededor? ¿De qué manera consideras tú que nuestra forma de ser, nuestra experiencia pasada y nuestros intereses personales, repercuten en la forma que tenemos de ver las cosas? ¿Te has dado cuenta que cuando entrelazamos nuestras manos con las de la persona que amamos, una sensación agradable nos invade? ¿A qué atribuyes esa extraordinaria sensibilidad de las manos? ¿Qué son las sensaciones? Si en este momento nos encontramos en el aula de clase, nuestros órganos de los sentidos son excitados por una cantidad extraordinariamente grande de estímulos que provienen de esta misma aula de clase: El color de las paredes, los pupitres y la pizarra; la voz del profesor o la de algún estudiante que anda por los pasillos; la forma del libro que tenemos en las manos, etc. Y aunque el color, el sonido y la forma de los objetos que están a nuestro alrededor, no nos llegan de manera aislada a los órganos de los sentidos (vista, oído, tacto, etc.), sino que los percibimos en su conjunto, para el análisis de las sensaciones tenemos que aislarlos de ese conjunto, estudiando de qué manera esas cualidades del medio ambiente se reflejan en los diferentes receptores sensitivos. Así podemos deducir que una sensación es el reflejo de una cualidad (color, sonido, forma) aislada del medio ambiente, sobre nuestros sentidos (vista, oído, tacto), o que los objetos que existen en nuestro alrededor, al reflejarse en los órganos de los sentidos, producen las diferentes sensaciones. De esta forma podemos concluir, entonces, que la sensación, o el reflejo de las cualidades de los objetos sobre los órganos de los sentidos, es el primer paso que damos, consciente o inconscientemente, para conocer la realidad en que vivimos.
Pero estos estímulos sensoriales no son receptados de manera pasiva por los diferentes órganos receptores, sino que al recibirlos actúan también sobre ellos, no solamente las condiciones en que se encuentra el órgano receptor, sino incluso las características propias de la personalidad del individuo que observa, escucha o siente. Recogiendo el ejemplo inicial, mientras para un estudiante le pudiera parecer tan interesante las explicaciones del profesor que ni los colores de las paredes o la bulla de los muchachos en el pasillo interfieren en su atención, para otro en cambio puede resultarle tan aburrida que hasta los colores de las paredes contribuyen a darle sueño.
143 SENSACIONES Walt Whitman Las casas y los aposentos están cargados de perfumes, los estantes y los armarios están cargados de perfumes. Aspiro y me complazco en su fragancia, siento su influjo enervador, pero me rebelo…Me rebelo y me escapo. La atmósfera no es un perfume. No tiene el gusto de las esencias; es inodora, está hecha para mi boca y yo la absorbo y la adoro como a una novia. Iré a los repechos donde comienzan los bosques y me desnudaré para gozar enloquecido su contacto. Me gusta ver el vaho de mi aliento, las ondas del río, los hilos de seda que se cruzan entre los árboles, las horquillas donde descansa la vid. Me gusta oír los ecos, los zumbidos, los murmurios de la selva. Me gusta sentir el empuje amoroso de las raíces al través de la tierra, el latido de mi corazón, la sangre que inunda mis pulmones, el aire puro que los orea en inspiraciones y espiraciones amplias. Me gusta olfatear las hojas verdes y las hojas secas, las rocas negruzcas de la playa y el heno que se apila en los pajares. Me gusta oír el escándalo de mi voz, forjando palabras que se pierden en los remolinos del viento. Me gusta besar, abrazar y alcanzar el corazón de todos los hombres con mis brazos. Me gusta ver entre los árboles el juego de luces y de sombras cuando la brisa agita las ramas. Me gusta sentirme solo entre las multitudes de la ciudad, en las estepas y en los flancos de la colina. Me gusta sentirme fuerte y sano bajo la luna llena y levantarme cantando alegremente a saludar al Sol. ¿Qué creíais? ¿Qué me conformaría con mil hectáreas de tierra nada más? ¿Pensasteis que toda la tierra sería demasiado para mí? ¿Para qué habéis aprendido a leer si no sabéis ya interpretar mis poemas? Quédate hoy conmigo, vive conmigo un día y una noche y te mostraré el origen de todos los poemas. Tendrás entonces todo cuanto hay de grande en la Tierra y en el Sol (existen además millones de soles más allá) y nada tomarás ya nunca de segunda ni de tercera mano, ni mirarás más por los ojos de los muertos, ni te nutrirás con el espectro de los libros. Tampoco contemplarás el mundo con mis ojos ni tomarás las cosas de mis manos. Aprenderás a escuchar en todas direcciones y dejarás que la esencia del universo se filtre por tu ser.
144 ¿Qué son los umbrales de excitación? Nuestros sentidos, al igual que el de los otros seres vivos, tienen un límite para captar o recibir los estímulos que provienen del medio ambiente. Estos límites son inferiores y superiores, más abajo o más arriba de los cuales no es posible receptar esos estímulos, dependiendo del ser vivo, de las características de la persona, así como de la actividad específica que desarrolla en su vida cotidiana. A estos límites se los llama umbrales de excitación inferior o superior. Así, por ejemplo, el oído humano tiene un umbral inferior de excitación para ciertos sonidos, más abajo de los cuales no los puede escuchar, en cambio hay animales con un oído cuyo umbral de excitación inferior es tan amplio que pueden receptar esos sonidos, pero con un umbral de excitación superior para los que, ciertos sonidos que el oído humano capta sin dificultad, para ellos en cambio carecen de significado o no los receptan. Lo mismo ocurre con los estímulos visuales del color en el órgano óptico del ser humano. El ojo humano no puede ver, por ejemplo, el infrarrojo ni el ultravioleta. En cambio ciertos animales si lo hacen, especialmente con el infrarrojo. En el mismo ser humano, según la actividad que desempeñen en su vida cotidiana o según sus habilidades, hay personas que son capaces de determinar con precisión a qué año pertenece un vino, solamente percibiendo su olor (los catadores de vino), habilidad que otras personas no tienen. Sensaciones orgánicas: el hambre y la sed Nuestros órganos internos tienen un funcionamiento automático, regulado por el sistema nervioso autónomo, y cuando su actividad es normal recibimos una sensación de bienestar general en todo el organismo, pero cuando algo no funciona como es debido, el órgano, por medio de sus receptores o neuronas sensitivas, envía señales de malestar que en con nos de por algunos casos no podemos determinar precisión de dónde proviene. Es lo que sucede cuando tenemos problemas funcionamiento del hígado o los riñones, ejemplo. Y aunque todos los órganos tienen estos receptores llamados interoceptores (receptores internos), las sensaciones orgánicas más estudiadas han sido las del hambre y la sed.
El estómago y todo el aparato digestivo, por medio de sus interoceptores, envían señales al sistema nervioso central cuando está satisfecho o cuando está vacío. En el primer caso la sensación es de bienestar y en el segundo es de hambre. En ambos casos estas sensaciones tienen una gran incidencia en el funcionamiento de todo el organismo, e incluso en el comportamiento de la persona. Un individuo hambriento se comporta de distinta manera que otro satisfecho, ¿o no?.
145 Con respecto a las sensaciones de sed, éstas se producen por la falta de elementos líquidos en el organismo, que repercuten no sólo en el estómago sino también en las glándulas salivares, provocando especialmente resequedad en la boca y la garganta. Cuando una persona ha consumido alcohol en exceso, los riñones trabajan más de la cuenta, segregando líquido en abundancia por medio de la orina, dejando al organismo con insuficiencia de agua. Los interoceptores (receptores internos) que reciben los estímulos envían la correspondiente señal al sistema nervioso central, provocando la sensación de la sed, típica del chuchaqui. Sensaciones visuales Las sensaciones visuales se producen como consecuencia de la acción de la luz que reflejan los objetos sobre nuestros ojos. Según lo que nos enseña la física actual, la luz no es otra cosa que ondas (o corpúsculos) electromagnéticas que transportan energía y se propagan en todas las direcciones, y a las que el ojo humano es muy sensible. Estas ondas electromagnéticas tienen un espectro muy semejante al arco iris, el mismo que al chocar contra los objetos, unos colores del espectro son reflejados y son los que llegan a nuestros ojos. Esos colores corresponden a los colores de los mismos objetos.
El color que vemos en los objetos que están a nuestro alrededor depende de la longitud de ondas electromagnéticas que emiten esos objetos y llegan a nuestros ojos, produciendo la sensación visual. Así, por ejemplo el color rojo emite ondas de una longitud que va de las 610 hasta las 780 mµ , cuando 1 mµ equivale a la millonésima parte de un milímetro. El color amarillo tiene una longitud de onda que va de los 575 a los 590 mµ , el color verde una longitud de 510 a 560 mµ , el azul de 470 a 480 mµ , el color violeta de 450 a 380 mµ , y así para cada color. El ojo humano tiene un umbral de excitación inferior de 380 mµ (color violeta), y otro umbral de excitación superior de 780 mµ (color rojo), lo que quiere decir que para los colores producidos por ondas electromagnéticas inferiores a 380 mµ, (ultravioletas) o superiores a 780 mµ, (infrarrojos) el ojo humano no es sensible o no los puede ver, aunque son ondas electromagnéticas o colores que sí están en la naturaleza. Ahora incluso existen aparatos sofisticados por medio de los cuales podemos ver esos colores. Una característica importante de las sensaciones visuales, es su extraordinaria utilidad para el ser humano en su conocimiento de la realidad. La información que recibimos por los receptores visuales (exteroceptores o receptores externos) nos permiten tener una percepción más completa y objetiva del mundo. Por otra parte, y como ya conocemos que el medio ambiente en que nos desenvolvemos influye en nuestro comportamiento, se ha llegado a determinar también la incidencia que ejercen los diferentes colores en nuestro estado de ánimo, las emociones y los sentimientos. Así, se ha establecido que los colores rojo y amarillo producen un efecto estimulante y vivificante, mientras el color violeta produce una sensación de intranquilidad y depresión, de tal suerte que muchos médicos utilizan esta influencia de los colores para curar a sus pacientes con dificultades de conducta. Algo semejante sucede con las sensaciones auditivas producidas por los sonidos.
146 LOS COLORES QUE VEMOS El queso de tu bocadillo es amarillo, el tomate es rojo y la lechuga es verde. La corteza del pan es marrón. Te quedarías muy sorprendido si el queso fuese rojo, o si vieses un tomate marrón o una lechuga amarilla, o si te hiciesen el bocadillo con pan verde. Seguro que se te quitarían las ganas de comer. El color de las cosas depende de la manera en que reflejan la luz. La luz blanca es la mezcla de todos los colores. Puedes ver estos colores si haces pasar la luz blanca a través de un cristal especial que se llama prisma. Cuando la luz blanca atraviesa un prisma, se dispersa y se separa en diferentes colores. Si miras atentamente podrás ver siete tiras de color, cada una penetrando en las siguientes. Los colores son rojo, naranja, amarillo, verde, azul, una mezcla de azul y violeta llamado añil o índigo, y finalmente el violeta. Cuando la luz blanca ilumina un objeto, parte de los colores son absorbidos y otros son reflejados. El tomate se ve rojo porque absorbe otros colores y refleja el rojo. La lechuga se ve verde porque absorbe otros colores y refleja el verde. El queso refleja la luz amarilla y el pan refleja una mezcla de colores que tus ojos ven como marrón. El papel de esta página del libro se ve blanco porque refleja todos los colores. Prácticamente toda la luz rebota en el papel y llega a tus ojos. La letras se ven negras porque no reflejan casi nada la luz que les llega. Tomado de El Mundo de los Niños, Vol. 8, Descubre la Ciencia, editado por World Book Internacional, Chicago, 1994. Sensaciones cutáneas La piel contiene una gran cantidad de neuronas receptoras de ciertos estímulos externos tales como los de dolor, la temperatura y los estímulos mecánicos de los objetos que están a nuestro alrededor: Por los exteroceptores (receptores de estímulos externos) de la piel podemos sentir dolor cuando nos pellizcan o nos golpean, podemos sentir frío o calor, podemos saber si los objetos son duros o blandos, pegajosos, grasosos, lisos o ásperos. Entre las sensaciones cutáneas tenemos entonces las de dolor, la temperatura y el tacto. El sentido del dolor, que no es exclusivo de los exteroceptores de la piel porque también algunos órganos internos lo receptan, se relaciona con el malestar y el sufrimiento, y en algunos casos puede ser controlado y regulado por la voluntad. Así, puede ocurrir que una persona que padece de un fuerte dolor de cabeza, si de pronto se encuentra en medio de una conversación de su agrado, se olvida de su dolor, y solamente le volverá cuando termine la conversación y se vuelva a acordar del mismo.
147 Las sensaciones de calor y de frío se relacionan con la regulación de la temperatura interior del cuerpo y, al igual que las otras sensaciones, tienen un umbral inferior y otro superior de excitación. Algunas personas soportan más el calor o el frío que otras. Esto significa que tienen un umbral de excitación diferente, dependiendo de su forma de vida y su constitución orgánica.
En cuanto al sentido del tacto, si bien es cierto sus receptores se encuentran en toda la piel y con cualquier parte de ella podemos tocar un objeto y recibir sus estímulos, es en las manos, pero especialmente en la yema de los dedos, donde se encuentran los receptores más sensibles a los estímulos táctiles. Y es que, como sabemos, la mano es el órgano humano por excelencia, ya que por ella (en estrecha relación con el sentido de la vista) podemos tener un conocimiento más completo de la realidad, al poder palparla y transformarla con nuestra actividad práctica. En cuanto a sus umbrales de excitación, hay objetos tan diminutos como las partículas de polvo de las que no tenemos mayor sensación, a pesar de que tocan nuestra piel, y otros tan grandes como la presión atmosférica de los que tampoco percibimos su peso. La estrecha relación que existe entre este sentido y el sentido de la visión, podemos observarlo en la gran sensibilidad táctil de los ciegos que, sin haber visto nunca los objetos, solamente con palparlos y manipularlos, son capaces de orientarse entre ellos, y hacerse una idea más o menos completa de los mismos. En los ciegos también se ha desarrollado de una manera notable el sentido del oído, por el que también pueden captar la realidad que no pueden ver.
COLORES QUE NO VEMOS Cuando te fuiste a bañar, el agua no estaba muy caliente y el aire era más bien fresco. Pero ahora estás quemado por el Sol. ¿Dónde te quemaste? Tu bronceado viene de la luz, de una luz que no puedes ver. Cuando los colores de la luz del Sol están separados, forman un arco iris. El arco iris tiene una banda roja en un extremo y otra banda violeta en el otro. Entre estas dos bandas se encuentran los demás colores. Pero más allá de la banda roja y de la banda violeta hay otros colores que no puedes ver. El bronceado proviene de los rayos ultravioleta, lo mismo que la quemadura del Sol. Ultravioleta significa más allá del violeta. Los rayos ultravioleta están justo después de la banda violeta del espectro. El calor que sientes cuando brilla el Sol proviene de los rayos infrarrojos. Infrarrojo significa por debajo del rojo. Los rayos infrarrojos están justo por debajo de la banda del rojo del espectro. Estos rayos tampoco puedes verlos, pero puedes sentir su calor. Cuando chocan contra algo desprenden una energía que calienta el objeto. Las calles se calientan en verano porque absorben energía de los rayos infrarrojos de la luz del Sol. Tomado de El Mundo de los Niños, Vol. 8, Descubre la ciencia, editado por World Book Internacional, Chicago, 1994.
148 Sensaciones auditivas Al igual que las sensaciones visuales y las táctiles, las sensaciones auditivas tienen una especial importancia para el ser humano, porque se relacionan estrechamente con la percepción del habla y la música. Porque escuchamos los sonidos podemos a su vez reproducirlos. Por eso es que, por lo general, las personas sordas de nacimiento son también mudas, ya que nunca pudieron escuchar los sonidos de la voz humana, y por tal razón tampoco pueden reproducirlos. Las sensaciones auditivas se dan porque los receptores del oído son sensibles a las ondas sonoras producidas por objetos en movimiento, que a la vez efectúan cambios en la estabilidad física del aire. Todas las ondas sonoras, o los sonidos que recepta nuestro oído, se caracterizan por tener diferente amplitud, frecuencia y forma de oscilación o movimiento. La amplitud de la oscilación de las ondas sonoras se relaciona con la intensidad del sonido, y éstos pueden ser fuertes o débiles dependiendo de esa amplitud de onda, de tal suerte que a mayor amplitud se produce una mayor intensidad del sonido, y viceversa. La intensidad de los sonidos se los mide por decifonos de 0 a 120, correspondiendo el umbral inferior de 0 a un susurro apenas perceptible al oído humano y el umbral superior de 120 a un ruido ensordecedor en el que se empieza ya a sentir dolor. La frecuencia o duración de las oscilaciones se relacionan con la altura o la vibración de los sonidos, y con los objetos o la fuente de donde proceden las ondas sonoras. Así mismo tiene una estrecha relación con la forma de oscilación y el tono de los sonidos, que veremos en el siguiente párrafo. La altura más baja que puede escuchar el sonido humano está entre 15 a 18 vibraciones por segundo (más abajo están los infrasonidos) y la más alta llega a las 20.000 (más arriba se encuentran los ultrasonidos). El perro, sin embargo, tiene umbrales de excitación inferiores a las 15 vibraciones por segundo y muy superiores a las 20.000.
La forma de las ondas sonoras producen en cambio el tono o la tonalidad de los sonidos, de gran utilidad para la elaboración musical, distinguiéndose, por la complejidad de los sonidos, entre armónicos e inarmónicos. Como ya se dijo en el párrafo anterior, el tono es enriquecido por las características de la vibración, dándole fuerza expresiva en los sonidos de ciertos instrumentos musicales, el canto e inclusive en el habla, cuando está cargada de emotividad.
149 SONIDOS QUE NO ESCUCHAMOS Nuestro sentido del oído sólo puede percibir sonidos de una determinada frecuencia, a saber, entre diecisiete y como máximo, veintiún mil hertzios. El escarabajo pelotero, conocido para muchos como un escarabajo diligente pero silencioso, emite señales de cuarenta mil hertzios . Muchas mariposas nocturnas producen ondas sonoras entre cien mil y ciento setenta y cinco mil hertzios, pero nosotros no las oímos. Sólo desde que los instrumentos técnicos hacen audibles para el oído humano estos ultrasonidos sabemos que nuestro medio ambiente está lleno de ruidos que nosotros no percibimos. En el agua existen condiciones sonoras distintas a las del aire. También en este medio nuestro receptor natural, el oído, resulta casi inútil. Los sonidos producidos dentro del agua no pueden penetrar en el oído del observador sentado en la orilla porque la inmensa mayoría de los sonidos subacuáticos son reflejados por la superficie y permanecen por lo tanto atrapados en el agua. Por eso desde tierra no podemos concebir que los ríos, los lagos y los mares estén plagados de sonidos animales. El desarrollo técnico del hidrófono, una especie de micrófono subacuático, nos permite oír lo que ocurre en el agua. Y así nos enteramos que la proverbial mudez de los peces está muy lejos de ser real. Tomado de: Waismann Eberhard, Los rituales Amorosos, Biblioteca Científica Salvat, Salvat Editores, 1986, España
Sensaciones estáticas y cinestésicas Por medio de las sensaciones estáticas o del equilibrio podemos conocer la situación en que se encuentra nuestro cuerpo en el espacio, así como de sus diferentes movimientos de un lugar a otro. Estas sensaciones las obtenemos gracias a algunos componentes del oído interno que se relacionan directamente con el cerebelo. Las sensaciones cinestésicas o motoras nos dan razón en cambio del movimiento de las diferentes partes y órganos del cuerpo, permitiéndonos coordinarlos entre sí, las mismas que están estrechamente vinculadas o relacionadas con el tacto y la vista. Por medio de ellos (el tacto y la vista) podemos conocer la ubicación y la forma de los objetos, para movernos y actuar entre ellos y con ellos.
Sensaciones olfativas y gustativas A diferencia de las sensaciones visuales, táctiles y auditivas, cuya importancia es fundamental para el ser humano en el conocimiento de la realidad, las sensaciones olfativas y gustativas en cambio no tienen esa misma importancia. Sin embargo, estas últimas tienen una gran significación para la vida afectiva y emocional, relacionándose muy estrechamente con las sensaciones agradables y desagradables de las personas. Las sensaciones olfativas se producen al penetrar en la cavidad de la nariz sustancias químicas en forma gaseosa, y aunque en los animales las sensaciones olfativas están más desarrolladas que en el ser humano, por su significación directa para la supervivencia y la reproducción sexual, en éste en cambio el olfato es más sensible para las diferentes tonalidades de las sustancias químicas agradables o desagradables, a tal punto que esto originó la industria de la perfumería con todos los matices de sus productos. Las sensaciones gustativas, por su parte, se relacionan directamente con el olfato y lo
150 podemos comprobar cuando colocamos cualquier alimento sobre la lengua con la nariz tapada y los ojos cerrados. Notamos que no distinguimos inmediatamente de qué sustancia se trata.
Estas sensaciones gustativas se forman al entrar en contacto con la lengua, aunque también con el paladar y la garganta, ciertas sustancias químicas solubles (que se disuelven en el agua). Las sustancias químicas se disuelven en la saliva y entran en contacto con algunas partes de la lengua tales como la punta, los bordes y la parte superior, donde existe gran cantidad de nervios receptores del gusto. No ocurre lo mismo con la superficie central y la superficie inferior que carecen de esta sensibilidad. A pesar de que los estímulos gustativos que recibimos son variados, en realidad sólo existen cuatro sabores básicos como son el agrio, el amargo, el salado y el dulce, siendo todos los demás tan sólo combinaciones de estos cuatro. La punta de la lengua es sensible a los cuatro sabores básicos, pero especialmente a lo salado y lo dulce, la parte superior o el dorso a lo amargo, y los bordes a lo agrio. EL PERFUME ALIVIA EL DOLOR Por Vanessa Marsh Los buenos olores ejercen una influencia de tal naturaleza que ayudan a combatir los dolores mientras que los perfumes alivian sólo el dolor de las mujeres y no el de los hombres, según una investigación de científicos canadienses que abre la vía a una nueva visión del dolor y de su tratamiento. Serge Marchand y Pierre Arsenault, del departamento de ciencias de la Universidad de Quebec (Canadá) demostraron por vez primera la influencia de los olores en la percepción del dolor. El informe sobre su investigación, que se realizó con 40 personas voluntarias, la mitad de ellas mujeres, se publica en la revista Physiology and Behavior, editada por la editorial Elsevier. La gama de esencias ensayadas va del extracto de almendra y del extracto de vainilla al vinagre blanco, así como un antiséptico utilizado en odontología (zonalina), pasando por el aceite de masajes, las lociones para después del afeitado y otros productos de higiene.
Resultado sorprendente
Cada una de las personas determinó primeramente los aromas que encontraba agradables, su intensidad y el humor que asociaba a cada uno de ellos. Después, los voluntarios debieron hundir una mano en un recipiente con agua muy caliente (durante tres minutos a unos 46 o 48 grados centígrados) mientras aspiraba las esencias en cuestión, las más agradables, las menos agradables y las neutras, de tipo agua destilada). Los voluntarios eran invitados a expresar su pena, minuciosamente evaluada y registrada por los científicos. El resultado fue que cuanto más agradables son los olores, mejor es el humor de las personas, de ambos sexos, mientas que los olores desagradables tienden a ponerlos malhumorados. En cambio, las fragancias deliciosas atenúan únicamente el dolor de las mujeres. Los olores desagradables no parecen acentuar el dolor de manera significativa, lo que no impide interrogarse respecto a las repercusiones de los efluvios de desinfectantes para la moral de los pacientes hospitalizados. El olor alteraría la percepción del dolor ligado al tacto. Los efectos de los olores sobre el dolor y el buen humor podrían depender de mecanismos diferentes, según los científicos, que consideran que el recurso a las técnicas de imaginería médica cerebral podría aclarar esta cuestión.
Tomado de Tendencias Científicas (http://www.webzinemaker.com/)
151 ¿Qué son las percepciones? Cuando estudiamos las sensaciones, veíamos cómo un color, un sonido o una forma es receptado por los órganos de los sentidos (en estos casos el ojo, el oído o el tacto). Pero nosotros no recibimos el estímulo sólo de un color, un sonido o la forma de un objeto, sino que el color, el sonido y la forma, son estímulos que provienen de objetos concretos con muchas otras cualidades y características, y que los percibimos como totalidades. En realidad percibimos el color de la pared del aula de clases, escuchamos las palabras del profesor que explica el tema de la asignatura, el bullicio de los muchachos en el pasillo o la forma del libro que está en nuestras manos.
La percepción entonces ya no sólo es el reflejo de las cualidades aisladas de los objetos de la realidad, que receptamos a través de los órganos de los sentidos, como en las sensaciones. Es más bien el reflejo del conjunto de esas cualidades que tienen los objetos, así como sus relaciones mutuas, a las que se las percibe como un todo. Aunque los receptores nos informan de un color determinado, en realidad percibimos una pared de un determinado color, de una determinada forma y de un determinado largo y ancho. El oído no sólo nos informa de unos sonidos que emite el profesor, sino que por nuestra experiencia y la educación que hemos recibido, sabemos que esos sonidos corresponden a las palabras de un idioma que entendemos y que tienen un significado, los mismos que son útiles para aumentar esa experiencia y esa educación. De esta manera, la percepción de un objeto no solamente es la de su color, es también la de su forma, el lugar que ocupa en el espacio, el material de que se compone y, de acuerdo a la formación de la persona que percibe, la de su utilidad, su procedencia y su funcionamiento.
En la percepción ya no sólo intervienen uno u otro órgano de los sentidos, sino varios a la vez. Interviene también la motricidad, la acción consciente del que percibe, y con ella interviene también la actividad de la corteza cerebral: el pensamiento. Las diferentes sensaciones forman la base material de las percepciones, pero no se reducen a ellas, ni siquiera a la suma de todas ellas. Es más bien una relación recíproca entre los estímulos sensoriales y el pensamiento lógico. Por otra parte, en la percepción de los objetos podemos distinguir una percepción espontánea por la cual vemos la realidad tal como se nos presenta a simple vista, y otra percepción con una orientación específica, a la que llamamos observación. En ésta, la percepción del objeto, o los objetos de la realidad, se convierte en una actividad mucho más compleja que en la primera, donde interviene de manera premeditada la capacidad de análisis y de síntesis del observador.
152 SELVA Juana de Ibarbourou Selva: he aquí una palabra húmeda, verde, fresca, rumorosa, profunda. Cuando uno la dice, tiene en seguida la sensación del bosque todo afelpado de musgos, runruneante de píos y de roces, lleno de los quitasoles apretados y movibles de las copas de los árboles, bajo los cuales las siestas ardientes son tan dulces y donde es tan grato, tan grato, tenderse a soñar. ¡Selva! ¡Oh Dios mío, qué palabra tan alegre y tan fresca! ¡Qué palabra para mí tan llena de reminiscencias! Huele a eucaliptos, a álamos, a sauces, a grama; suena a insectos, a agua que corre, a pájaros que cantan y pían, a roce de insectos y croar de sapitos verdes; evoca redondeles de sol sobre la tierra, frutas silvestres de una dulzura áspera, caravanas de hormigas rojas cargadas de hojitas tiernas, penumbra verdosa y fresca, soledad. ¡Oh Dios mío, evoco mis quince años y toda mi alegría sana, inconsciente y salvaje! La percepción del espacio Todos los objetos de la realidad (la materia) ocupan un lugar en el espacio. Eso lo sabemos ya desde la escuela. Esa materia existe independientemente de nosotros, independientemente de si nosotros la pensamos, la percibimos, o no, independientemente de nuestros sentidos. La materia, la realidad que percibimos con nuestros sentidos, tiene por lo tanto una existencia objetiva y cuando nosotros la pensamos, la percibimos, le damos una existencia subjetiva. La percepción es entonces una imagen subjetiva de esa realidad objetiva. Es subjetiva porque cuando la pensamos o percibimos, esa percepción que tenemos de las cosas, depende mucho de las características de la persona que percibe. Es una imagen más o menos fiel de esa realidad, no exacta.
Si en este momento estamos en clase y percibimos al maestro que realiza su exposición, habrá algunos estudiantes que estén escuchando con mucha atención sus palabras por la forma como se hace entender, catalogándolo como un excelente profesor. Habrá otros en cambio que estarán durmiéndose en el pupitre, o realizando otra actividad cualquiera, para quienes el profesor puede ser un maestro aburrido. Con este ejemplo estamos viendo que una misma realidad puede ser percibida de manera diferente por cada estudiante, dependiendo de su estado de ánimo, sus intereses o su formación anterior. Los objetos materiales que ocupan un lugar en el espacio tienen una forma, un tamaño, están a una distancia y en una determinada dirección, y los diferentes órganos de nuestros sentidos nos informan de esa situación de los objetos. Cuando los percibimos, son todas esas características espaciales las que receptan
153 nuestros sentidos, y en esa percepción entran en actividad fundamentalmente el sentido de la visión, el del tacto y el cinestésico. Por los sentidos de la visión y el tacto podemos percibir la forma y el tamaño de un objeto, mientras que por la visión y el sentido cinestésico, que es el que nos informa de los movimientos de las diferentes partes del cuerpo, podemos conocer la distancia y la dirección en que se encuentran. La percepción del tiempo Así como el hecho de ocupar un lugar en el espacio es una forma de existencia de la materia, también lo es el de existir en algún momento del tiempo. El tiempo y el espacio no pueden existir independientemente de la materia, así como tampoco podemos concebir a la materia que no ocupe un lugar en el espacio y no tenga una duración en el tiempo. La percepción del tiempo, al igual que la percepción del espacio, constituye un reflejo de la duración, la velocidad y la continuidad en la que transcurren los fenómenos o los hechos de los objetos reales, que se encuentran fuera de nuestra conciencia. La percepción que tenemos de estos hechos que se dan en el tiempo, se produce en nosotros como consecuencia del ritmo, el movimiento y la duración de nuestros procesos orgánicos internos que nos señalan el tiempo transcurrido, lo que comúnmente se llama el reloj biológico. Existen personas que inclusive no necesitan de un despertador mecánico para levantarse de la cama a una hora determinada en la madrugada, porque su reloj biológico está ya condicionado para levantarse a esa hora. De esta manera podemos afirmar que la percepción del tiempo se encuentra estrechamente vinculada a una vivencia orgánica, y como tal también estará sujeta a las características, las necesidades y los intereses de quien lo percibe. Con el ejemplo que hemos venido trabajando del maestro que explica el tema de la asignatura, para algunos estudiantes puede ser un maestro tan interesante en su exposición, que el tiempo de la hora clase se les pasó volando, casi sin darse cuenta, y a algunos les gustaría que continuara en el recreo o en la siguiente hora. En cambio para otros el profesor es tan aburrido que el tiempo pasa con una lentitud asombrosa. En ambos casos, sin embargo, son los mismos 45 minutos los que han transcurrido. La percepción de los movimientos La existencia de la materia como realidad objetiva, y sin la cual no pueden existir ni el
154 espacio ni el tiempo, tiene también una estrecha relación con el movimiento de los objetos, a tal punto que tampoco existe materia sin movimiento ni movimiento sin materia. El movimiento es entonces también una cualidad inherente a los objetos materiales, como lo es el de encontrarse ocupando un lugar en el espacio y el de tener una duración en el tiempo. La percepción de los movimientos dependerá, pues, fundamentalmente del movimiento real de los objetos materiales en el espacio y en el tiempo, así como del estado de las sensaciones visuales y cinestésicas. Por el sentido de la visión podemos percibir el desplazamiento de los objetos de un punto a otro del espacio, en un determinado tiempo y en relación con las sensaciones que tenemos de los movimientos de los órganos de nuestro propio cuerpo. A lo largo de este tema hemos venido expresando la importancia que tienen el estado de los órganos de los sentidos, así como las características de la personalidad, los intereses y la experiencia previa de la persona que percibe un objeto determinado, para entender la forma cómo es percibida esa realidad, a pesar de que los hechos y los objetos de esa realidad tienen una existencia independiente de quien los percibe. Este análisis podría inducirnos a pensar que no seríamos capaces de conocer la realidad tal cual ella es, porque siempre estaría de por medio nuestra subjetividad, nuestro propio modo de ver las cosas. La única manera que tenemos de resolver este problema es mediante la práctica, esto es comprobando mediante la acción sistemática la objetividad de un hecho cualquiera. En el caso del profesor, si queremos conocer con más precisión u objetividad si es buen maestro o no, tendríamos que realizar un proceso de seguimiento continuo de la forma cómo conduce sus clases, durante varias horas, para evaluar su capacidad, su profesionalismo y los resultados obtenidos en la aplicación de sus métodos de enseñanza y aprendizaje.
155 RESUMEN DEL TEMA Por medio de los órganos de los sentidos podemos recibir los estímulos que se producen en el medio ambiente externo o interno. Las sensaciones son el reflejo de esas cualidades aisladas de los objetos sobre nuestros sentidos. Los órganos de los sentidos tienen un límite para receptar los estímulos, a los que se les llama umbrales de excitación. De esta manera se afirma que hay estímulos que se encuentran por debajo o por encima de esos umbrales de excitación. Entre los tipos de sensaciones tenemos a las orgánicas, visuales, táctiles, auditivas, estáticas, cinestésicas, olfativas y gustativas. Las sensaciones orgánicas nos informan del estado en que se encuentran los órganos internos, de tal suerte que cuando su funcionamiento es normal tenemos la sensación de bienestar general, pero cuando un órgano no funciona adecuadamente, sentimos malestar o dolor que muchas de las veces no sabemos de dónde proviene. Entre las sensaciones orgánicas más estudiadas están las del hambre y la sed. La sensación de hambre se produce cuando hay insuficiencia de nutrientes en el organismo y la de sed por insuficiencia de líquidos. Por las sensaciones visuales podemos recibir las ondas electromagnéticas, en forma de colores de los objetos, que se encuentran a nuestro alrededor. Las sensaciones táctiles se encuentran distribuidas por toda la piel, pero especialmente en las manos, las que junto a la visión constituyen los órganos fundamentales para el conocimiento de la realidad y la actividad práctica. Las sensaciones auditivas se producen por la emisión de ondas sonoras de parte de los objetos que, al chocar con el viento, generan dichas ondas que el oído humano las percibe como sonidos. Las sensaciones estáticas nos informan de la posición de nuestro cuerpo en el espacio, así como de su equilibrio. Esta sensación se produce gracias a la acción del oído interno y el cerebelo. Las sensaciones cinestésicas en cambio nos permiten conocer y coordinar los movimientos de los órganos de nuestro cuerpo. Las sensaciones olfativas se producen por la acción de sustancias químicas que en forma gaseosa entran en contacto las terminaciones nerviosas de la cavidad de la nariz, mientras las sensaciones gustativas se producen también por sustancias químicas que se pueden disolver en el agua, las que al entrar en contacto con la lengua se recibe el correspondiente estímulo.
Las percepciones son el resultado de la recepción de varios estímulos sensoriales, o el reflejo del conjunto de las cualidades de los objetos que conforman la realidad. Entre las percepciones tenemos la del espacio en la que participan las sensaciones visuales y las táctiles especialmente,
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