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La construcción de un mundo y su adecuación


  1. Constructivismo
  2. Creación de la verdad científica
  3. Estructura de las revoluciones científicas
  4. Broma acerca de tres árbitros de baseball
  5. Fuente

Walter Truett Anderson (1933- ), politólogo, psicólogo social y escritor estadounidense. Su libro REALITY, Isn"t What It Used To Be, traducido al español como: La Realidad Emergente. Ya nada es como era, cuenta con el mayor número de ediciones y fue galardonado como "Uno de los 100 libros más importantes sobre el futuro".

Incluye al gran número de personas que se autoproclaman constructivistas, los lingüistas experiencialistas, los sociólogos del conocimiento, los psicólogos constructivistas como Kenneth Gergen de la Facultad de Swarthmore, y los antropólogos simbolistas que analizaron el proceso de construcción de la realidad en culturas no occidentales, entre los que se encuentra Clifford Geertz.

El constructivismo constituye más bien una fuente de impulso antes que un movimiento. Es a la vez una filosofía y una ciencia.

Como filosofía, representa una ruptura con lo que se ha dado en llamar realismo metafísico.

Hilary Putnam. Escribió al respecto: Es imposible encontrar un filósofo anterior a Kant y posterior a los presocráticos que no adhiera a los principios del realismo metafísico, al menos en lo que respecta a lo que considera como proposiciones irreductibles o básicas.

Los filósofos discrepaban en cuanto a cuál era la verdad, pero compartían una creencia ingenua, pocas veces cuestionada, acerca de su naturaleza: la consideraban objetiva, permanente y suprahumana.

Giambattista Vico. Por ejemplo cuya obra vio la luz cincuenta años antes que la de Kant, ha sido resaltado como una especie de constructivista precoz para quien la filosofía era una forma de crear sistemas de pensamiento y no una forma de descubrir estructuras cósmicas elementales. Vico afirmó: Como la verdad de Dios es la que El conoce a medida que la crea y le da forma, entonces la verdad humana es aquella que el hombre conoce a medida que la construye, dándole forma a través de sus acciones.

Como ciencia, el constructivismo constituye una ruptura con el conductismo, no sólo analiza los procesos que desembocan en el pensamiento sino también los procesos a través de los cuales creamos la realidad.

Ernst von Glaserfeld. Confirma que es posible estudiar las operaciones mediante las cuales construimos nuestro mundo a partir de la experiencia, y que el hecho de reconocer la existencia de estas operaciones puede contribuir a modificar, y quizás mejorar, este proceso.

Glaserfeld propone un análisis de adecuación antes que de correspondencia. La idea de la correspondencia entre la realidad cósmica y la compresión que de ella logra el ser humano ha guiado la búsqueda de la verdad. La noción de adecuación supone una visión más pragmática de las cosas. Un sistema filosófico, una teoría científica, una religión o aun una identidad personal, no debe reflejar necesariamente la realidad básica mientras funcione más o menos bien en su contexto. Glaserfeld utiliza la metáfora de la llave en el candado: una llave es adecuada si abre el candado. Pero la experiencia nos dice que varias llaves pueden abrir un mismo candado, pensemos en las herramientas de los ladrones o en las llaves maestras. Esta metáfora haría alusión a un primer paso en el análisis, la llave abre o no el candado. Pero el concepto de adecuación llega mucho más lejos pues nos permite comprender en mayor profundidad la evolución y lo que significa, en el mundo posmoderno, la verdad científica.

Los constructivistas se ocupan de todas las operaciones que nuestros cerebros llevan a cabo en cada segundo de nuestras vidas a medida que percibimos la experiencia a través de los sentidos, la interpretamos, la analizamos, la comparamos con otras experiencias, le asignamos un rótulo, la evaluamos, la confrontamos con nuestros propios conceptos y objetivos de acción, y creamos con ella esquemas de realidad siempre cambiantes.

La mayor parte de la investigación se centra en los procesos que conforman el pensamiento, pero nadie sostiene que construimos el mundo sin ayuda alguna.

El cerebro. Es decir, la mente, no sólo es un grupo de órganos sino también un depósito de lenguaje, mitos, normas sociales, creencias y valores culturales, imágenes idealizadas de cómo somos y de cómo nos gustaría ser. La evolución y la historia del hombre influyen sobre nosotros cuando construimos la realidad correspondiente a cada segundo de nuestra vida, y los fantasmas de millones de seres humanos nos acompañan en los momentos de mayor soledad. Es factible estudiar el cerebro como parte de un ser humano en particular.

La mente. No es sólo algo que se halla dentro del cerebro. De acuerdo con los neurocientíficos chilenos Humberto Maturana y Francisco Valera: la conciencia y la mente pertenecen al ámbito de la vida social. Allí se encuentra su dinámica.

Minsky. Por lo general, los constructivistas comparten la reticencia de Minsky a considerar al individuo como tal, al igual que a describir una instancia de construcción de la realidad como una cosa que se posee, como si fuese un objeto. La construcción de la realidad es un proceso, y aunque algunos de sus productos puedan parecer bastante sólidos, sólo son manifestaciones temporarias de un flujo de pensamiento dinámico que ninguna ciencia o filosofía ha podido describir en su totalidad.

Heinz von Foerster. La cognición, según este científico cibernético, consiste en procesar una realidad, no la realidad. Según parece construimos varias realidades que se superponen, se incluyen unas a otras y hasta, a veces, entran en conflicto. Poseemos imágenes a gran escala del universo y metacreencias y conceptos sobre el tiempo y el espacio, y también valores y creencias y costumbres y normas que sirven de marco a nuestra experiencia social. Además, tenemos imágenes del Ser, identidades e historias sobre nuestra vida personal: realidades múltiples, aún dentro de nosotros mismos, e ideas cambiantes a cerca de qué es la realidad. Sólo sabemos reconstruir algunas realidades, no todas, algunas ni siquiera las vivimos como creaciones propias.

Rupert Riedl. Antropólogo y biólogo austríaco, incluyó la siguiente anécdota en un trabajo sobre cómo inventamos causas para justificar un efecto. En este caso servirá para ilustrar algunos puntos acerca de la concepción constructivista del procesamiento de la experiencia.

De víctima a victimaria. Entre los pasajeros de un tranvía de la ciudad de Viena viaja una mujer de clase trabajadora con su hijo. El pequeño lleva un enorme vendaje alrededor de la cabeza.

Qué terrible ¿Qué le ocurrió? Preguntaba la gente y les cedieron asientos. El vendaje era casero hecho con gran apremio. El pequeño se quejaba de dolor.

Los pasajeros conjeturan, parecen ir camino al hospital, tratan de encontrar una respuesta en el rostro del muchacho, o rastros de sangre en la vendas, hay muestras de compasión en parte de los pasajeros. Los pasajeros más agresivos confrontan, critican abiertamente a la madre. Ella rechaza toda interferencia. Las críticas se vuelven más duras. Entonces la madre les dice que no es de su incumbencia y, cuestiona la competencia de todos aquellos que la critican. ¡Ya es demasiado! ¡Qué falta de modales!. Los ánimos se alteran y se arma un gran alboroto. El niño comienza a gritar, la madre, ruborizada y furiosa, ante el asombro de todos, le quita el vendaje al niño. Todos pueden apreciar entonces una bacinilla de metal atascada en la cabeza del pequeño. No van al hospital, sino en busca del fontanero más cercano. Los pasajeros descienden del tranvía muy avergonzados.

Riedl dirige nuestra tención hacia la forma en que la gente infiere las causas de un hecho. Señala que aquellos que suponen que se ha producido un accidente grave, ignoran varios detalles que hacen imposible tal construcción.

El ejemplo hace referencia a un tranvía atestado de pasajeros donde tiene lugar la construcción de una realidad en actividad constante. La situación se transforma en una escena en la que distintas personas asumen un papel determinado. Los pasajeros adoptan el gratificante papel de defensores de un niño maltratado. A la madre le corresponde el indigno papel de villana y, como es de esperar, no le agrada.

Luego, al quitarle el vendaje al niño altera la realidad construida por los demás. El cerebro no sólo construye modelos, sino que también los reconstruye continuamente. Además puede sustituir una realidad por otra en un segundo, creando una nueva historia.

Al cambiar la historia, también cambian los papeles: la madre, que hasta entonces fue víctima de críticas de pasajeros entrometidos, los hace sentir culpables, los transforma en villanos, uno de los grandes placeres de la vida civilizada.

Es importante notar que los cambios de opinión, la alteración de la realidad en este caso solo depende de las interpretaciones de la situación entre la madre y el hijo. La anécdota no menciona cambios en la realidad por la percepción del tiempo, la identidad de los individuos, conversaciones religiosas repentinas, o alguna otra influencia significativa.

La anécdota no es otra cosa que una historia, acerca de un hecho supuestamente real que tuvo lugar en un tranvía de la ciudad de Viena. Como todas las historias, ofrece una versión organizada de los hechos. Quedan algunas preguntas: ¿Fueron en verdad unánimes las críticas hacia la madre? ¿Todos los pasajeros se sintieron avergonzados? Es probable que no. Cuando narramos hechos de la vida real como medio para afirmar algo acerca de ella, realizamos un acto creativo a partir de la materia prima compleja y caótica que nos ofrece la experiencia.

Por último, tengamos en cuenta que si bien la anécdota relatada es una parábola constructivista que intenta proporcionarnos de manera simple algunos indicios de cómo construimos nuestras historias a cerca del mundo, de ninguna manera trata de convencernos de que una historia pueda ser tan buena como cualquier otra. Al llegar al final de la anécdota hubiéramos preferido la historia de una madre desalmada que viaja en un tranvía con un niño realmente lastimado.

Nuevas versiones de esta historia: ¿Qué ocurriría si dos niños con bacinillas en la cabeza subiesen al tranvía en la siguiente parada?. ¡Aburrido! Se nos dice que la realidad humana no armoniza con la realidad objetiva fundamental, pero se nos pide que creamos que sí lo haría con cualquiera de las viejas realidades.

Se supone que el hecho de abandonar el realismo metafísico significaría sumirnos en un mundo donde todo es relativo, en el que todo vale. Algunos relativistas radicales ven las cosas desde esa perspectiva, sin duda forma parte de la escena posmoderna, pero no se trata de constructivismo.

Los constructivistas poseen métodos propios para evaluar historias de realidades inventadas. El movimiento en su conjunto representa una búsqueda de formas en las que las personas puedan elegir con sensatez entre las opciones que se le presentan en un mundo de realidades múltiples. Pero utilizan patrones de medición diferentes.

Si bien la teoría de la evolución de Darwin se describe por lo general como la supervivencia del más apto, la selección natural no perpetúa necesariamente las especies que presentan una adaptación perfecta, sólo elimina las inadecuadas.

Gregory Bateson. Afirma que la teoría de Darwin se basa en las desventajas y no en el principio de causa y efecto. Un entorno dado no exige que un organismo determinado evolucione para poder habitar en él, o muchas llaves pueden abrir el mismo candado.

La capacidad creativa de la evolución es tan grande que la variedad de organismos y la variedad de estrategias de supervivencia con las que cuentan, es casi infinita. Pero tampoco se trata del todo vale: la cantidad de mutaciones que no sobreviven es infinitamente mayor que la cantidad de aquellas que sí lo hacen y que, además de adecuarse al entorno, deben coexistir entre sí.

Los constructivistas sostienen que la evolución de la realidad social se rige por las mismas reglas. Muchas Construcciones Sociales de la Realidad (CSR) pueden adecuarse bastante bien a las exigencias del entorno para sobrevivir, al menos por un tiempo. Hasta pueden coexistir creencias diametralmente opuestas que comparten un origen común.

Rupert Riedl. Señala que en algunas tribus indígenas las mujeres embarazadas no pueden comer ardillas porque estas suelen esconderse en madrigueras oscuras y se supone que una mujer embarazada debe buscar la luz. Por el contrario, se alienta a las mujeres de la tribu Hopi a que coman ardillas pues son expertas en salir de esos escondrijos oscuros.

Los relativistas que afirman que una CSR es tan válida como cualquier otra, pueden utilizar como evidencia la gran variedad de realidades existentes: entre tantas ¿quién puede determinar cuál es la más adecuada?

Las CSR poseen una capacidad de supervivencia con la que no cuentan ni los animales ni las plantas. Una de las razones por las cuales existe tal variedad de CSR es que existe una cantidad proporcional de tipos de creencias. Otra razón es que también contamos con una cantidad similar de subculturas de creencias.

Nos las arreglamos para encontrar espacios en mantener filosofías, ideologías y religiones que ya no cuentan con el aval del que una vez gozaron. En el proceso de evolución de las ideas, los dinosaurios no siempre desaparecen cuando su especie se extingue.

La ciencia. Constituye un intento de desarrollar un sistema que permita la evolución de las construcciones de la realidad, y que provea una retirada elegante a los dinosaurios.

La ciencia comenzó por describir a la mente humana como una incansable fuente de historias, aunque a veces no del todo cuidadosa, con una capacidad creativa infinita para inventar conexiones entre hechos y para crear causas adecuadas que justificaran los efectos. Los científicos, o filósofos experimentales, si utilizamos un término antiguo, inventaron métodos para analizar historias de modo que se pudiese determinar si existen algunas más adecuadas que otras. Y, por supuesto, obtuvieron excelentes resultados.

Debido a su impresionante éxito y a su probada superioridad con respecto a la filosofía tradicional y la religión, la ciencia se convirtió en el nuevo realismo metafísico, fuente de la verdad objetiva y fundamental. Nunca faltan los moderados:

David Hume. En el siglo dieciocho, nos dijo que es imposible descubrir la verdadera relación entre causa y efecto y que no existen garantías de que un hecho que se ha repetido miles de veces vuelva a repetirse siquiera una vez más.

Karl Popper. En el siglo veinte, afirmó que es posible probar que una hipótesis dada es falsa pero que nunca se puede comprobar que sea verdadera, solo que es la mejor con la que contamos por el momento. Pero los constructivistas constituían una minoría.

El concepto de ciencia prevaleciente entre algunos científicos y gran parte del público en general era el de la mística del dato científico, algunas veces denominado ciencismo, o sea, un concepto mecanicista que no quiere tener nada que ver con la creatividad o la intuición, de hecho, con ningún aspecto del pensamiento humano que no sea pura computación.

Clark Hull. El eminente conductista, advirtió del peligro de contaminar la ciencia con lo que él denominó, subjetivismo antropomórfico, y señaló: una verdadera teoría científica no necesita la intuición antropomórfica del teórico, para deducir con grandes esfuerzos la conclusión a partir de sus premisas, al igual que una máquina de calcular automática no necesita la intuición de quien la opera, para obtener un cociente una vez que se oprimieron las teclas adecuadas.

Thomas Kuhn. En el libro de La estructura de las revoluciones científicas, representó un paso muy importante hacia la concepción posmoderna de la ciencia. Kuhn propuso una concepción diferente del progreso científico: Señaló que el progreso no se logra a través de la edición de hechos en forma mecánica y objetiva, sino que los científicos logran avanzar a través de impulsos creativos repentinos y esporádicos, que denominó cambios de paradigma. Un paradigma es una construcción social de la realidad, un sistema de creencias que prevalece en una comunidad científica determinada.

Estos sistemas de creencias, según Kuhn, nunca logran explicar los hechos del todo. Los investigadores encuentran todo el tiempo anomalías, con descubrimientos para los que la teoría no tiene respuesta, pero de todos modos la teoría subsiste por un tiempo, en parte porque los investigadores dejan de lado los hallazgos que la cuestionan y, a medida que la investigación avanza, se acumulan anomalías. Con el tiempo alguien crea un nuevo sistema explicativo que reemplaza al anterior.

Lavoisier. Por ejemplo en el siglo dieciocho este químico francés, realizó experimentos cuyos resultados eran incompatibles con la teoría, que la atmosfera estaba compuesta por una sustancia llamada flogisto. Su trabajo lo llevó a descubrir más adelante que uno de los principales componentes de la atmósfera era el oxígeno y que éste además era el agente activo de la combustión. Como resultado se produjo la reformulación de la química, una verdadera revolución científica.

La estructura de las revoluciones científicas, constituye un hito moderno en la filosofía de la ciencia, pero bien podría considerárselo un ensayo sobre la psicología de la ciencia.

Kuhn reconoce la influencia de la obra de Jean Piaget sobre las etapas cognitivas del desarrollo humano, de varios psicólogos gestálticos y de la obra de Benjamin Whorf sobre el papel del lenguaje en el pensamiento.

Kuhn describe un paradigma de cambio importante en la esfera científica como un paso hacia un nuevo esquema cognitivo, hacia una concepción del mundo diferente. De acuerdo con él:

Cuando los paradigmas cambian, el mundo mismo cambia con ellos. Influenciados por el nuevo paradigma, los científicos adoptan nuevos instrumentos e investigan otras áreas. Es más, en medio de estas revoluciones, los científicos proveen una visión diferente de los mismos temas, aún analizándolos con los mismos instrumentos. Es como si se trasladase de pronto toda la comunidad científica a otro planeta, donde se encuentran con nuevos objetos o ven los mismos objetos desde otra perspectiva.

Por supuesto, esto no es así, no existe desplazamiento alguno, fuera del laboratorio todo sigue igual. Sin embargo, los cambios de paradigma sí hacen que los científicos alteren la concepción del mundo de su especialidad.

Un cambio de paradigma sería más o menos lo que ocurrió en el tranvía vienés cuando la mujer quitó las vendas de la cabeza de su hijo: los pasajeros revieron la forma en la que habían percibido la situación, pero el resto del mundo no sufrió alteración alguna.

Kuhn explica la psicología de los cambios de paradigma como ejemplos tomados de la gestáltica como los dibujos en los que se puede ver la forma de una caja desde diferentes perspectivas, como si estuviésemos debajo de la caja o sobre ella.

De acuerdo con Kuhn, los cambios de paradigma son fenómenos sociales, y no individuales. Sin comunidad no puede haber paradigma. Estos cambios se producen en el seno de las comunidades, y a veces contribuyen a crearlas. Al adoptar un paradigma, débilmente construido, un grupo de estudiosos puede dar origen a una profesión o a una disciplina.

Aunque la obra de Kuhn ha sido fuente de enormes influencias, no es la única versión de la naturaleza de la ciencia. Algunas personas la consideran demasiado relativista debido a que no contempla paradigma alguno como la verdad fundamental y perfecta. Otros no la consideran suficientemente relativista.

Paul Feyerabend. Colega de Kuhn y de postura posmoderna más radical que la de éste, concibe nuestro aprendizaje como el resultado de realidades diferentes que conviven en una especie de torre de Babel universal. Según Feyerabend, el Conocimiento no es una serie de teorías consistentes en sí mismas que convergen hacia una concepción ideal, sino más bien un océano de alternativas incompatibles entre sí, y quizás hasta inconmensurable, en constante crecimiento. Cada teoría, cada fábula, cada mito forma parte del todo de manera tal que genera mayor interacción con las demás y, en conjunto contribuyen al desarrollo de nuestra conciencia a través de la competencia.

Confrontadas con las ideas de Feyerabend acerca del conocimiento de la realidad, las ideas de Kuhn parecen muy conservadoras. Kuhn es optimista en cuanto a la posibilidad de analizar diversas teorías y encontrar algunas mejores que otras. Hace referencia a criterios tales como precisión de predicción, cantidad de problemas resueltos, simplicidad, compatibilidad con otras especialidades. En suma, se trata de criterios de adecuación y utilidad pragmática que emplea para determinar que las teorías científicas más modernas son mejores que las precedentes. Agrega que ésta no es una posición relativista, y demuestra en qué sentido se cree en el progreso científico.

Así es como en el trabajo diario una filosofía posmoderna/constructivista de la ciencia, como la de Kuhn, emplea las teorías y los hechos en forma muy similar a la que utiliza la filosofía de la ciencia moderna/objetivista. No se trata de proponer lo primero que se nos ocurra, pero tampoco en una visión simple, que acerca a la ciencia cada vez más a la verdad, una verdad que no es precisamente una historia inventada acerca de la verdad.

De acuerdo con Kuhn no existe una forma, no pautada por alguna teoría, para reconstruir frases como "verdaderamente allí". La noción de correspondencia entre la ontología de una teoría y su par "real" me resulta en este momento básicamente ilusoria.

Conceptos constructivistas tales como los de Kuhn se han convertido en poco tiempo en la línea de pensamiento de filósofos e historiadores de la ciencia, y según parece también lograrán reemplazar, o al menos complementar, los conceptos objetivistas en la imagen popular de la ciencia.

Sin duda, una encuesta revelaría que para la mayor parte de las personas, la ciencia todavía representa una forma de alcanzar la verdad, o al menos piensan que eso es lo que piensan. Hoy en día circulan por el mundo muchas ideas acerca de la ciencia, y los medios de comunicación se encargan de propagarla, caos, matemática no lineal, universos alternativos, antimateria. Por lo tanto, no puede haber mucha gente que todavía crea que la ciencia es sólo un montón de hechos objetivos sobre el Cosmos.

Una antigua broma acerca de tres árbitros de baseball resume el espectro posible de conceptos. Sentados a la mesa de un bar:

Uno de ellos dice: A las jugadas y cestas, yo las llamo por su nombre, objetivista.

Otro dice: A las jugadas y cestas, yo las llamo según las vea, constructivista conservador.

El tercero dice: A las jugadas y cestas, yo les doy nombres, constructivista radical.

Nos hallamos en presencia de un objetivista y dos constructivistas. El segundo es lo que llamaríamos un constructivista conservador, el tercero, un constructivista radical.

Para los constructivistas conservadores, el cosmos es un cosmos real, casi se podría decir un cosmos objetivo, está siempre uno o dos pasos por delante, o quizás una distancia infinita de lo que sabemos de él.

La Realidad Emergente de Walter Truett Anderson

 

 

Autor:

Rafael Bolívar Grimaldos