2. El Impulso inicial
Si bien es cierto que la China no fue colonizada completamente por ninguna potencia europea, si fue semi-colonizada (para usar los términos del líder Chino Mao Tse Tung). Esto quiere decir que las potencias colonizadores se repartieron el territorio chino en varios enclaves coloniales. En 1911-12 se produjo la Revolución que implicó la proclamación de una república por parte del Kuomingtan, el Partido Nacionalista Chino. La situación de este gobierno sería, sin embargo, muy precaria como para considerarlo un gobierno de un estado independiente. El Kuomingtan tendrá que realizar una guerra contra los denominados "Señores de la guerra" para someterlos a su autoridad. Estando estos caudillos bajo la influencia de las distintas potencias europeas y desarrollando su autoridad con el apoyo de ellas, se puede considerar la situación como un proceso hacia la soberanía, pero todavía no concluido. Luego se desatará la guerra entre el Kuomingtan y el Partido Comunista de China, por una proyección distinta de país, y posteriormente se producirá la intervención japonesa. La guerra anti-japonesa es claramente una lucha anticolonial. Expulsado el Japón en 1945, se reiniciará la guerra entre el Partido Comunista Chino y el Kuomingtan de la que saldrá airoso el Partido Comunista de China, expulsando al Kuomingtan a la isla de Taiwán. Entones, en 1949, se proclama la República Popular de China. Es recién en este momento que se puede hablar de China como un Estado verdaderamente soberano.
En todo este proceso, el debilitamiento de las potencias europeas no juega un rol central, sino marginalmente al no haber podido continuar auspiciando a los señores de La guerra. Lo central en este proceso es la guerra anticolonialista contra el Japón y luego una revolución social.
En el caso de la India, talvez la tesis en contra del rol del debilitamiento de las potencias europeas como factor determinante para la independencia es menos claro, por el hecho de que la India si fue, a lo largo de todo su territorio, una colonia inglesa. Sin embargo, no se puede decir que el proceso a la independencia haya comenzado, ni mucho menos, con el debilitamiento de Inglaterra.
Los primeros movimientos anticoloniales datan acá desde 1885 cuando se crea el Partido del Congreso de la India[2] y cuando el colonialismo Inglés está en su apogeo. Ahora bien, es cierto que el Partido del Congreso no se planteará, en primera instancia, la independencia, pero constituye, sin lugar a dudas el primer antecedente importante de la lucha anticolonial del pueblo Indio.
Será luego, este mismo partido, ya bajo la influencia determinante de Mohandas Gandhi, que inicie sus campañas de desobediencia civil a las autoridades británicas, de boicot a las mercancías inglesas y sus huelas de hambre con un propósito definitivamente independentista. Eso ocurrirá a partir de la década del 20 cuando no se puede decir que Inglaterra estuviera tan debilitada que ya no podía seguir siendo un imperio colonial. La Independencia, ciertamente coronada dos años después de 1945, era la culminación de un proceso ya inevitable que tenía un origen muy anterior al debilitamiento de Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial.
Bien, lo que se ha tratado de sostener acá, no es que el debilitamiento de las potencias europeas no haya tenido nada que ver con el proceso descolonizador. Sería algo absurdo sostener una cosa así. Lo que se pretende negar es que el proceso independentista en Asia y África sea un simple reflejo de lo que ocurría en Europa. Se trata de dar vuelta el argumento tradicional y en lugar de sostener la preeminencia de los factores externos sobre los internos, afirmar la mayor relevancia de los procesos internos sobre los externos. Así pues, el proceso descolonizador nace de las entrañas mismas de esos pueblos oprimidos y explotados durante centurias y encuentra una coyuntura favorable en el enfrentamiento de las potencias colonialistas que, ciertamente las debilitó.
Otro argumento, relacionado con el anterior y muy común en la historia tradicional, pero fuertemente eurocentrista, es aquél que sostiene que la independencia fue protagonizada y dirigida por personalidades que habiendo vivido en Europa, se nutrieron de las ideas "típicamente europeas" de Libertad, Democracia y Autodeterminación y las llevaron a sus pueblos incentivando su lucha anticolonialista[3]. Nuevamente la independencia de Asia y África es presentada como un reflejo de los procesos históricos de Europa. El problema de este tipo de planteamientos es que son difíciles de refutar con hechos, por que evidentemente es cierto que personalidades protagonistas de la Independencia Afroasiática, como Gandhi, Nehru, Ho Chi Min, Nkrumah, Senghor, etc, vivieron en Europa antes de su lucha independentista.
Sin embargo, un momento de reflexión basta para comprender que la implicación de este argumento es que esos pueblos no tuvieron la capacidad de generar la idea de "Estado independiente" por ellos mismos. Esto es algo verdaderamente aberrante. Muchos de estos pueblos constituyeron grandes civilizaciones ya en el 4.000 antes de nuestra era, cuando en varios puntos de Europa, el ser humano todavía no había alcanzado el neolítico. Los aportes de la milenaria China, la antigua India, Babilonia en filosofía, artes, ciencias a la cultura universal son inmensos y, ciertamente, las culturas europeas grecolatinas recibieron más bien la influencia de estas culturas asiáticas. Así que el argumento es simplemente falaz y claramente eurocentrista.
3. ¿Cuándo terminó realmente la Guerra Mundial?
Si admitimos que la Segunda Guerra Mundial también fue una guerra anticolonialista, porque también enfrentó en varios lugares a Movimientos de Liberación Nacional contra la potencia colonialista japonesa, entonces existe también algo de distorsión en la historia tradicional cuando se sostiene que esta guerra concluyó con el bombardeo atómico del Japón, provocando su rendición en agosto de 1945.
El argumento principal para cuestionar la conclusión de la guerra mundial en ese momento no es que la guerra anticolonial haya continuado después de la rendición del Japón. El argumento principal reside más bien en que la continuación de la guerra descolonizadora emerge directamente de los hechos políticos y militares de la guerra mundial. Esto es por demás evidente en el caso de Vietnam, Indonesia y Corea, para nombrar solamente los ejemplos más relevantes. Veamos:
Durante la guerra, inmediatamente después del bombardeo de Pearl harbor, el Japón arrebató sus colonias en Indochina a Francia expulsándolos del país. Entonces, el Partido Comunista de Indochina tomó las armas y emprendió una guerra anticolonialista contra la nueva potencia colonizadora. Cuando el Japón fue derrotado y obligado a retirarse, Ho Chi Min, el líder vietnamita, proclamó la independencia del país. Entonces llegaron nuevamente los franceses intentando reinstaurar su colonia. Es así que se desató una guerra entre los comunistas vietnamitas (el denominado Vietmin) y los franceses.
En 1954 los franceses sufrieron una gravísima derrota en la batalla de Dien Bien Fu, después de la cual se vieron obligados a reconocer la independencia de la parte norte del Vietnam y la realización de una conferencia en Ginebra que separaba el territorio en dos zonas, una al norte controlada por los comunistas y otra al sur promovida por Francia y Estados Unidos.
Como en el sur existían también fuerzas guerrilleras comunistas, (Esta vez se denominaron Viet-cong) éstas comenzaron su subversión con el propósito de reunificarse con el norte. Entonces recibieron el apoyo de sus compañeros del norte y el gobierno de Saigón de Vietnam del sur tuvo que solicitar el apoyo de Estados Unidos que poco a poco fue incrementando no sólo su asistencia militar sino también su intervención directa mediante tropas en combate.
Para mediados de la década del 60 los Estados Unidos estaban envueltos en una guerra de la que no encontraban modo de salir, pues su victoria militar se hacía imposible debido al generalizado levantamiento de la población vietnamita y la introducción de una nueva estrategia militar por parte de los vietnamitas, la guerra popular. Los esfuerzos militares de Estados Unidos llegaron a concentrar en el país a más de 500.000 hombres que fueron insuficientes para ganar esa guerra. En 1975 Estados Unidos tuvo que retirarse derrotado de la guerra ante la imposibilidad de vencer, y la presión de un movimiento pacifista en el frente interno que exigía el retiro de las tropas estadounidenses de Vietnam.
Puede apreciarse entonces que la Guerra de Viet Nam fue una guerra directamente emergente de hechos políticos y militares de la Segunda Guerra Mundial. Y Aunque los libros de Historia digan que la segunda guerra mundial terminó en 1945, la guerra para ellos, en los hechos, terminó varias décadas después.
Los acontecimientos son parecidos en el caso de Indonesia. Allá el Japón había expulsado a los colonialistas holandeses, arrebatándole sus colonias. Hasta ese momento se había desarrollado un movimiento anti-colonialista por parte de los partidos Comunista y nacionalista de Indonesia y fueron terriblemente reprimidos por los colonialistas holandeses, encarcelando, entre otras personalidades, al líder nacionalista Ahmed Sukarno. Cuando los japoneses llegaron, los comunistas los combatieron, mientras que los nacionalistas colaboraron con ellos recibiéndolos como liberadores del colonialismo europeo[4]. Una vez derrotado el Japón en la guerra y desalojado el archipiélago, Sukarno se apresuró en proclamar la Independencia de Indonesia. Entonces los colonialistas Holandeses, apoyados por los británicos, desembarcaron tropas para reinstaurar la colonia. Se inició nuevamente una lucha anti-colonial que duraría todavía unos años hasta que se realizaron negociaciones y una Conferencia en la Haya en 1949 reconocería finalmente la Independencia de Indonesia.
Nuevamente se puede observar que la guerra anti-colonialista en Indonesia emergió directamente de hechos políticos y militares de la segunda guerra mundial.
En el caso de Korea, los acontecimientos fueron un tanto distintos, pero también están imbricados con la derrota del Japón durante la guerra mundial. La península coreana había sido ocupada por los japoneses desde mucho antes de las guerras mundiales, cuando Japón iniciaba su política expansionista al vencer a Rusia en la guerra ruso-japonesa de 1904-05. Desde ese momento, no dejaron los japoneses de ejercer su dominio sobre Corea. Durante la segunda guerra mundial, también hubo lucha anti-colonial contra el Japón en Corea por parte del Partido del trabajo de Corea, al mando de su líder Kim Il Sung.
Ahora bien, cuando el Japón estaba por ser derrotado, durante la segunda guerra mundial, antes de los bombardeos atómicos tanto Estados Unidos como la Unión Soviética entraron en la península coreana expulsando a los japoneses. Se estableció entonces que el paralelo 38, al medio de la península, sería la línea de demarcación entre las dos zonas de ocupación, la norteamericana y la soviética. En el sur se estableció la República de Corea del Sur bajo el auspicio de los Estados Unidos y al norte, la República Popular de Corea, bajo el mando del líder comunista Kim Il Sung que había liderizado la resistencia contra los japoneses.
El año 1950 estalló la guerra entre ambas coreas cuando el ejército de Corea del Norte paso la frontera del paralelo 38, intentando reunificar el país. La guerra, que fue terriblemente sangrienta se desarrolló hasta el año 53 y su evolución es la siguiente; cuando los norcoreanos atacaron lo hicieron con tal virulencia que tomaron Seúl (la capital de Corea del Sur) y empujaron a sus rivales hasta el extremo sur de la península. Fue entonces, ante la inminente derrota de los surcoreanos que Estados Unidos intervino en la guerra y desembarcó tropas en Inchón recuperando poco a poco el territorio surcoreano y luego pasando al norte del paralelo 38. Las fuerzas estadounidenses tomaron Pyongyang (capital de Corea del Norte) y continuaron hacia el norte muy cerca de la frontera con China. En ese momento, el ejército chino acudió en defensa de los norcoreanos y detuvieron el avance de los estadounidenses haciéndoles retroceder hasta el paralelo 38, donde las operaciones militares se estabilizaron hasta llegar a un cese al fuego concertado.
La guerra había terminado y finalmente se establecía la independencia, no de una, sino de dos coreas. Esta evolución había tenido, una vez más, su origen político y militar en el mismo transcurso de la segunda guerra mundial.
Bien, estos son los acontecimientos que ciertamente pueden servir para cuestionar el fin de la guerra mundial en 1945, cuando se vence al Japón. El motivo de esta insistencia en el cuestionamiento de la conclusión de la guerra en 1945, no es uno de carácter formal, es decir, la corrección de un dato histórico y nada más. Al final de cuentas podría decirse que la historia como ciencia tiene la necesidad, en el estudio de los fenómenos históricos profundamente complejos y relacionados unos con otros, de realizar esquemas y periodizaciones para la mejor comprensión de los fenómenos. Por eso se pone fin a la guerra en uno de sus momentos más importantes, desde el punto de vista político y militar, como lo fue el bombardeo atómico y, a partir de allí comienza otra etapa. Además había pues innegablemente una percepción en todos los lideres políticos del momento, así como en la opinión pública internacional, que la Guerra había terminado en ese momento.
De lo que se trata, más bien, es de hacer énfasis en algo que con frecuencia se ha desdeñado profundamente, es decir, el mismo carácter de la guerra. La historia tradicional se ha empeñado en obviar el carácter anti-colonialista que también tuvo la segunda guerra mundial. Ciertamente podrá decirse que los principales frentes de guerra no tuvieron ese carácter y que la lucha anti-colonialista de los pueblos asiáticos era una contradicción secundaria y relegada a frentes también secundarios. Todo eso está bien, pero de ahí a negar, obviar, ocultar el carácter anti-colonialista que -puede ser marginalmente- tuvo la guerra, hay una distancia y no es correcto hacerlo, científicamente hablando. Porque una ves que las contradicciones entre las potencias se hubieron apaciguado con la derrota del eje Berlín-Roma-Tokyo, la contradicción entre las colonias y las potencias coloniales pasaron a primer plano convirtiéndose en la contradicción fundamental que tenía el mundo.
4. La Conferencia de Bandung
Con frecuencia suele afirmarse que las potencias colonizadoras comprendieron que entraban en una contradicción al mantener sus imperios coloniales siendo que habían emprendido la guerra contra la Alemania Nazi alegando la defensa de los principios de Libertad, Democracia, Autodeterminación, etc. No es que eso sea falso. Naturalmente estaban en una grave contradicción y los políticos honestos se daba cuenta de aquello. Pero nuevamente el modo de plantear el problema implica que el impulso proviene de Europa. Eso no es cierto. En realidad, las potencias coloniales fueron interpeladas por los pueblos afroasiáticos en la conferencia de Bandung.
Se trató de un evento de vital trascendencia, en medio del proceso descolonizador, en 1955. Ya se habían realizado antes otras conferencias entre movimientos descolonizadores de pueblos afroasiáticos, como la conferencia de Bruselas en 1927. Sin embargo, esta era la primera vez que se reunían ante la convocatoria de jefes de Estado, como Sukarno de Indonesia y Nehru de la India, para tratar el tema de la unidad de los pueblos afroasiáticos en la lucha por la emancipación contra el colonialismo. La intensión era explícitamente condenar el colonialismo, interpelando a las potencias al evidenciar la doble moral que regía sus políticas cuando hablaban de Autodeterminación y cuanto principio democrático encontraban, mientras que en los hechos practicaban la explotación y opresión colonial más despiadada[5].
No es que La Conferencia de Bandung haya tenido trascendencia por sus efectos morales. Las potencias colonizadoras y la gran política internacional no se rigen por esos criterios, aunque con frecuencia apelan a ellos. La trascendencia es que la Conferencia fijó metas comunes para grandes estados ya independizados como China, India, Indonesia, Egipto y otros menores como Vietnam, Liberia, Siria, Afganistán, Filipinas, Costa de Oro, Líbano, Nepal, Sudan etc, haciendo un total de veintiséis países. Estos estados podían ya actuar conjuntamente en escenarios importantes como las Naciones Unidas para exigir a la comunidad internacional para que siente su presión sobre las potencias colonizadoras para que otorguen la independencia a sus colonias. También se trataba de exigir la admisión dentro de las Naciones Unidas a varios países recién independizados. Se esperaba que pronto llegaran a ser la mayoría dentro del principal organismo internacional y consecuentemente sus exigencias, por lo menos, deberían ser escuchadas.
La acción conjunta de estos países tuvo necesariamente repercusión en las luchas independentistas de los pueblos todavía colonizados. Se había logrado establecer el criterio que la descolonización era un proceso ya en marcha e inevitable, por mucha resistencia que pusieran las potencias colonizadoras.
5. La Descolonización llega al África
Sin lugar a dudas que la Conferencia de Bandung tuvo sus efectos. Se había logrado arrebatar a las potencias colonizadoras occidentales la bandera de la defensa del principio de la libertad y la autodeterminación de los pueblos, que dijeron defender contra la Alemania Nazi. Por otro lado, significó naturalmente un estímulo increíble para los pueblos, especialmente africanos, que se encontraban en proceso de lucha anticolonial. Arreciaron entonces sus demandas y sus luchas independentistas.
En este marco y ya supeditado a este factor general, seguramente que también jugó un rol el hecho de que las potencias, principalmente Inglaterra, se encontraran al salir de la guerra debilitadas económica, política y militarmente para persistir en el mantenimiento de sus imperios coloniales.
Inglaterra, cuyo imperio colonial fue desestructurado de modo menos traumático, intentó conciliar el principio de auto-determinación con el mantenimiento del régimen colonial cediendo algún grado de autonomía a sus colonias. De este modo intentaron implantar Asambleas con algunas facultades legislativas junto con algún tipo de auto-gobierno. Sin embargo, estaba claro que esto no era lo que querían los pueblos africanos. Autonomía no era lo mismo que independencia. Ya se había desarrollado todo un sentimiento panafricanista, bajo el influjo de importantes líderes como el Ghanés Nkrumah, que insistían en la necesidad de un África independiente. Toda una historia de esclavitud practicada durante siglos por los colonialistas, otorgaba un sentimiento de identidad y solidaridad entre los pueblos africanos, a la vez que descartaba rotundamente permanecer bajo la tutela extranjera.
Existe otro factor que también tuvo importancia al momento de levantar el imperio colonial finalmente. El hecho es que los movimientos descolonizadores no eran movimientos homogéneos. Ciertamente se podía distinguir entre dos tipos de movimientos. Por un lado, estaban los movimientos nacionalistas que generalmente eran movimientos propiciados por sectores nativos económicamente dominantes que esperaban que la Independencia los pusiera en posiciones políticamente dominantes en sus países. Por otro lado existían Movimientos de Liberación Nacional que consideraban que la liberación nacional implicaba no sólo independencia respecto a la potencia colonizadora, sino también reformas de sus sociedades que transformaran las estructuras económico-sociales permitiendo a los grupos más empobrecidos aumentar su nivel de vida, es decir, una revolución social. Esta tendencia ha sido denominada la del socialismo africano cuyo exponente más representativo seguramente es el líder de Tanzania, Julius Nyerere. El proyecto de revolución social, inmerso en el de la independencia, implicaba naturalmente o expropiar o expulsar a las empresas de la potencia colonizadora que tenían actividades en la colonia.
La disyuntiva que se presentaba entonces para Inglaterra era la de persistir en su sistema colonial dando así lugar a que la lucha independentista se radicalice y finalmente termine imponiéndose el proyecto del socialismo africano o más bien negociar con los movimientos anti-coloniales, una independencia que no expulse a los intereses económicos británicos, sino más bien acepte dentro de su nuevo orden.
La solución que finalmente se impuso para el caso del colonialismo Inglés fue la de negociar la independencia creando una Comunidad Británica de Naciones (British Commonwealth) a la que los nuevos estados pertenecerían formalmente reconociendo a la reina de Inglaterra, pero constituyéndose en estados independientes. Naturalmente existía una contradicción entre ser independiente y reconocer a un rey extranjero. Sin embargo, se hizo énfasis en el aspecto puramente formal del reconocimiento a la reina. Lo importante era que los lazos económicos no se rompieran con la independencia.
Bajo esta formula se reconoció entonces la independencia de algunos estados africanos, mientras que otros insistirían en su calidad de Repúblicas y lograron su emancipación de este modo. Es así que la mayoría de los países africanos, que habían sido colonizados por Inglaterra, obtuvieron su independencia durante la Década del 60. Así lo hicieron Ghana y Nigeria en ese año, Tanganika (Tanzania) y Sierra León en 1961, Uganda en 1962, Gambia en 1965[6], etc.
Una caso especial en el imperio colonial Inglés fue Rodhesia. Allí los colonos blancos vieron que la independencia, a la que inicialmente se habían opuesto, era algo inevitable y que el advenimiento de un estado independiente les arrebataría sus posiciones económicas y políticas dominantes. Entonces, decidieron ellos mismos, declarar la independencia en 1965 constituyendo un Estado fuertemente segregado en el que se reservaron la participación política para ellos excluyendo a la mayoritaria población negra, exactamente del mismo modo que antes lo habían hecho los sudafricanos.
Se planteo entonces una confrontación entre la población de colonos blancos y el movimiento de liberación nacionalista negro, dirigido por Robert Mugabe. Fue una prolongada y sangrienta guerra en la que la guerrilla del movimiento negro al fin pudo imponerse. Recién en 1980 se proclamaría verdaderamente la independencia, bajo el nombre de República de Zimbabwe.
6. El trauma de la desestructuración del imperio francés en África
Para Francia era más difícil ceder la independencia a sus colonias que lo que fue para Inglaterra. La terrible humillación que significó la ocupación de su territorio por parte de la Alemania nazi y el posterior rol secundario que jugaron las tropas de la Francia libre en la segunda guerra mundial determinaban que su rol de potencia estaba en entredicho. Por eso la perpetuación de su imperio colonial era lo único que podía renovar el carácter de potencia de Francia, en los ojos los chauvinistas políticos y empresarios franceses. Este es el motivo por el que Francia resistiría terriblemente la destrucción de su imperio colonial por parte del movimiento anti-colonialista.
Sin embargo, el movimiento anti-colonialista estaba también en marcha en las colonias francesas con la firme determinación de lograr la Independencia. Además, durante la guerra, Charles De Gaulle había conformado su Ejército de la Francia Libre, en una proporción significativa con gente de las colonias y naturalmente después de la guerra existía la percepción de que ellos habían contribuido a la liberación de Francia y, por lo tanto, Francia estaba en deuda con ellos.
Inmediatamente concluida la guerra en Europa, se convocó a una Asamblea Constituyente para reconstituir el Estado francés bajo la forma de IV República. En este escenario se trató naturalmente el problema de las colonias y acá, las tendencias dominantes dentro de la política francesa, también gravemente presionadas por el problema moral que significaba continuar con la política colonialista, pero firmemente decididos a no soltar sus dominios, idearon una formula que aparentemente era una solución al problema.
Francia no daría la independencia a sus colonias, pero en un futuro, dejarían de ser colonias. La idea era que paulatinamente las colonias pasarían del rango de colonias a ser partes integrantes del estado francés, aumentando poco a poco representantes de las colonias a la Asamblea francesa. El ideal de un gran Estado francés transcontinental, renovado como potencia, estaba a la vista. Además todo sería muy "democrático". El único problema radicaba en que esta fórmula democrática no había sido consultada en lo más mínimo a los pueblos de las colonias (salvo a algunos representantes que ya tenía la Asamblea) y se ignoraba completamente sus ansias independentistas.
De este modo, estaban dadas las condiciones para la confrontación. Ya la guerra en Indochina estaba mostrado que el imperio colonial francés iba camino hacia el despeñadero. El segundo trauma se presentaría en Argelia.
Argelia había sido una de las colonias más preciadas por los franceses debido al hecho de que una significativa población francesa se había radicado allí y gozaba de las mejores tierras y las mejores posiciones socio-económicas. Esta población estaba naturalmente opuesta tenazmente a la independencia de Argelia y se constituía en la punta de lanza del colonialismo francés.
El hecho es que la victoria de las fuerzas aliadas en Europa, encontró a la población nativa argelina entusiasta con la idea de que pronto serían independientes, pues se había peleado y vencido a los opresores. Así que intensificaron sus movilizaciones en demanda de su ansiada independencia. Una de esas expresiones fue una gran concentración en mayo de 1945, donde masivamente la población se había reunido para exigir su demanda. La respuesta fue brutal, el ejército francés abrió fuego contra la población civil que se manifestaba pacíficamente. La masacre tuvo proporciones realmente enormes ya que los muertos se contaban por miles. De este trágico modo, la población argelina se desengaño de su ilusión de que los franceses accederían fácilmente a su reivindicación independentista.
La masacre fue una verdadera declaración de guerra, pronto se gestarían grupos guerrilleros para expulsar por la fuerza al colonialismo francés, dado que estaba claro que no lo haría pacíficamente. Al mando del Frente de Liberación Nacional (FLN) la población se sumaba cada vez más y en mayores proporciones a la lucha. La guerra fue terriblemente sangrienta, pues el ejército consumaba una y otra vez masacres en busca aplastar la rebelión argelina. En el frente interno la situación también se ponía crítica debido al creciente rechazo hacia la guerra en Argelia. El problema del gobierno radicaba en que le era muy difícil acceder a la demanda independentista, pues la población francesa en Argelia se negaba rotundamente a aquello e insistían en que su gobierno "no podía abandonarlos".
A fines de la década del 50 era evidente que la situación no podía continuar. La IV República francesa se caía como consecuencia de tres guerras, la de Indochina, la del canal de Suez (en 1954) y la de Argelia. Una nueva Constituyente proclamó la quinta República y sobre el problema colonial determinó la realización de plebiscitos en las colonias sobre el establecimiento de una Comunidad Francesa de Naciones, similar a la inglesa, que implicaría mayor autonomía y, a la postre, posiblemente, la independencia.
Si bien los términos del plebiscito fueron rechazados por el FLN, la población argelina votó favorablemente a la propuesta dado que había una promesa remota de Independencia. Entonces, la población francesa en Argelia, que tenía el temor de perder sus posiciones privilegiadas con la autonomía y la posible futura independencia, incentivó en el ejército francés radicado en Argelia un golpe de estado, con el propósito de destituir al presidente De Gaulle para impedir la ejecución de la reforma.
El golpe no prosperó en el resto de Francia y los complotados fueron tomados prisioneros. A partir de ese momento, el camino de Argelia hacia su independencia estaba abierto. El principal dirigente del FLN, Muhammad Ben Bella, fue puesto en Libertad y en 1962, después de negociaciones, Francia terminó reconociendo la independencia de Argelia. La guerra argelina había sido terriblemente trágica y las apreciaciones sobre la cantidad de vidas que costó varían desde los 300 mil hasta el millón[7].
El resto del imperio colonial Francés en África se desintegraría paulatinamente o bien conforme se desarrollaba la guerra de Argelia y sino inmediatamente después. El plebiscito para la conformación de una Comunidad Francesa de Naciones fue un paso previo por el que pasaron todas sus colonias, menos una Guinea que votó negativamente a la propuesta y como consecuencia declaró la Independencia en 1958. Las demás, lo hicieron durante la década del 60, como repercusión obvia de la guerra de Argelia, de la independencia de Guinea y de la creación, en 1963, la Organización de la Unidad Africana. Un asociación de los Estados Africanos ya independizados que se comprometían, al igual que en Bandung, a "eliminar todas las formas del colonialismo en África". Los franceses habían comprendido al fin que no podrían evitar la descolonización de los pueblos africanos.
7. Los imperios residuales
Inicialmente parecía que la independencia del Congo, la más grande de las colonias de Bélgica, sería algo pacífico sin las guerras y el consecuente trauma de otros lugares. Sin embargo, detrás de la aparente benevolencia de los belgas, se cernía un complot que haría estallar un polvorín que se llevaría a la tumba a miles de personas que lucharon entre ellos, sin saber a ciencia cierta cuales eran los intereses foráneos que defendían.
Bélgica no tenía muchas colonias, pero en cambio había logrado conquistar el Congo, uno de los más grandes y ricos territorios en el África meridional, verdadera envidia de los grandes imperios. Sin embargo, el Congo siendo un vastísimo territorio, era un conglomerado de múltiples pueblos con costumbres, culturas y lenguas diversas. En realidad, lo único que los unía era haber sido conquistados por la misma potencia colonial. Este hecho tendrá especial relevancia al momento de la independencia.
Durante la década del 50 el movimiento independentista estaba en el Congo, como en el resto de África, en pleno fermento, con múltiples organizaciones y partidos que aspiraban y demandaban la independencia de las autoridades coloniales. Entre estos movimientos destacaba el Movimiento Nacional Congoleño, cuyo Líder Patrice Lumumba, había logrado obtener el reconocimiento de las diversas organizaciones nacionalistas que se generaban en el país.
Las presiones y movilizaciones de los pueblos del Congo, así como el ambiente generalizado de descolonización en toda el África, llevaron al gobierno Belga a negociar la independencia. Las negociaciones fueron aceleradas y se proclamó la independencia el 30 de junio de 1960, junto a la realización de elecciones a una Asamblea legislativa que elegiría al primer gobierno del Congo independiente. El vencedor de las elecciones fue Lumumba que, aunque no obtuvo la mayoría absoluta, pudo conformar gobierno en coalición con otros grupos.
Para comprender lo que ocurrió después es necesario señalar que las negociaciones hacia la independencia se desarrollaron bajo la discrepancia sobre un nuevo gobierno central o federal y, aún más, sobre la posibilidad de crear varios estados, en lugar de uno. Lumumba había sido proclive a la unidad de los pueblos del Congo, con un gobierno centralizado, en vista de la necesidad de un gobierno estable que pudiera dirigir la construcción del país. Además Lumumba era un claro representante de aquellos sectores del movimiento descolonizador africano que consideraba que la independencia debía ser realizada junto con un proceso de transformaciones estructurales que mejorara la vida de los sectores depauperados de la población y para eso había que establecer nuevas condiciones con las empresas belgas para que éstas concluyeran el saqueo de las materias primas, especialmente mineras. Naturalmente, bajo estas condiciones, Lumumba no era el favorito de los belgas para hacerse cargo del país, dado que si habían accedido a la independencia negociada era para poder continuar con su actividad económica de antes, obteniendo los mismos réditos de antes.
Por eso es que, la sublevación contra Lumumba estallará a los pocos días de proclamada la independencia, es decir, el 5 de julio. Está claro ya que en la sublevación tuvieron parte algunas tropas belgas, junto con congoleñas y que, a la sublevación siguieron disturbios protagonizados entre otros, por adherentes de Lumumba, que viendo la subversión de parte de tropas belgas, agredieron a civiles belgas porque consideraban que ellos estaban tras el complot.
La reacción del gobierno belga fue mandar tropas paracaidistas al Congo aduciendo la defensa de sus ciudadanos y disparó contra los congoleños iniciando de hecho una guerra civil. En medio del caos, se proclamó la independencia de Katanga, una rica provincia minera al sur del país, a la cabeza de Tshombe. La secesión había sido estimulada por la población de colonos belgas, aprovechando el sentimiento regional de la población nativa de Kananga y además por las empresas mineras belgas. Al poco tiempo, otra Provincia, Kasai, se declara también independiente y, luego hay un pronunciamiento militar que proclama presidente a Mobutu, otro de los políticos congoleños del proceso anti-colonialista, conformando un gobierno paralelo al de Lumumba. En ese momento ya existe un caos generalizado y todos se combaten contra todos.
Mientras tanto, la maniobra se cierne también en la ONU, donde Bélgica sostiene que "la independencia fue apresurada y que los congoleños no estaban preparados para gobernarse", con el claro propósito desprestigiar al gobierno de Lumumba. Entonces se autoriza la intervención de cascos azules con tropas belgas, estadounidenses y de algunos países africanos supuestamente para proteger la vida de civiles. Sin embargo, la declaración de neutralidad de la ONU implicaba de hecho el desconocimiento de las elecciones que llevaron a Lumumba al poder. Lumumba será apresado por tropas de Mobutu y entregado a las de Tshombe, por quienes será asesinado. Los adherentes de Lumumba resistirán todavía durante algún tiempo, relegándose a una guerrilla al este del país, pero finalmente serán aplastados. En 1965, Mobutu podrá finalmente consolidarse en el gobierno, habiendo ya cesado el intento separatista de Tshombe en Katanga[8]. Si el separatismo cesó, fue porque los intereses de las empresas mineras belgas ya no peligraban.
El Congo, posteriormente rebautizado como Zaire, nació de este modo a la vida independiente, sin poder elegir libremente a su gobierno y mancillada por los intereses colonialistas que, sin lugar a dudas, permanecieron vigentes constituyendo un régimen neocolonial.
Por su parte, las colonias portuguesas tuvieron también un largo suplicio hacia la independencia. Un factor determinante acá fue que Portugal, hasta 1974 fue gobernada por un régimen militar que se negó sistemáticamente a aceptar la independencia de sus colonias. Por este motivo, la descolonización en Angola, Mozambique, Guinea-Bissau fueron procesos también violentos en que los movimientos anti-colonialistas tuvieron que organizar guerrillas para promover la independencia, más aún cuando estos movimientos eran claramente representantes del socialismo africano, como el FRELIMO (Frente de Liberación de Mozambique), con Samora Machel a la cabeza. La independencia acá fue tardía en relación a los demás países africanos y recién pudo consolidarse cuando la dictadura portuguesa fue derrocada. No es que el derrocamiento de la dictadura haya posibilitado la independencia, los movimientos independentistas ya eran amplios y con vasto apoyo popular, pero seguramente la aceleró.
8. El neocolonialismo
Los nuevos estados asiáticos y africanos, que surgieron a la vida independiente mediante el proceso descolonizador, vieron frustradas sus esperanzas de una vida mejor en los años posteriores a su independencia. Siglos de colonialismo habían determinado sus estructuras económicas y sociales de tal modo que se vieron inmersas en un deprimente estado de subdesarrollo y dependencia.
Pese a la increíble diversidad de todos estos países se puede intentar una descripción de algunas características comunes. Sus recursos naturales habían sido saqueados por las potencias colonizadoras y su estructura económica adaptada a los requerimientos de las mismas. Por eso, una de las características comunes es que fueron incorporadas al mercado internacional en calidad de exportadoras de materias primas e importadoras de productos manufacturados.
Los colonialistas no se habían preocupado de tender infraestructuras viales, sino excepcionalmente para extraer los productos que requerían. Por eso sus economías estaban fuertemente desintegradas. La población era increíblemente pobre y, por eso no se contaba con un mercado interno que pudiera incentivar la producción nacional.
En términos sociales, la estructura racista y discriminatoria de la colonia no había generado una estructura educativa, en escuelas, colegios y Universidades, para las amplias masas populares y entonces el analfabetismo y la falta de instrucción estaban extendidos en amplios sectores populares. Por eso es que cuando tuvieron que hacerse cargo de la administración del Estado no había técnicos con la formación necesaria para enfrentar con solvencia el reto de construir una sociedad mejor y más justa.
En este aspecto es necesario realizar la siguiente reflexión, porque de lo contrario se puede caer en el argumento colonialista y racista que insistía en que "esos pueblos no estaban preparados para gobernarse a sí mismos". El hecho es que la falta de formación de esos pueblos fue una consecuencia de las estructuras sociales racistas y discriminatorias impuestas por los colonialistas. Fueron ellos, cuando llegaron y conquistaron esos pueblos, los que interrumpieron un proceso de desarrollo interno que naturalmente hubiera generado las instituciones educativas necesarias, como lo habían hecho muchos de estos pueblos durante la antigüedad.
En términos políticos, la independencia negociada con las potencias colonizadoras determinó, en muchos casos, que las posiciones políticamente dominantes fueran copadas por tradicionales clases sociales nativas interesadas en mantener el orden socio-económico vigente. Seguramente, el caso del Congo es terriblemente ilustrativo en este aspecto.
Por otro lado, el proceso de conquista y colonización fue un proceso que no tuvo en cuenta para nada la diversidad de pueblos que existía en esos territorios. Simplemente trazaron líneas arbitrarias en los mapas repartiéndose las posesiones guiados fundamentalmente por el afán de conquistar la mayor cantidad de territorios posibles. Por eso cuando se estableció la independencia se generaron terribles conflictos étnicos entre estos pueblos y estallaron sangrientas guerras civiles. El caso del Congo no es el único, también está la confrontación entre hindúes y musulmanes que llevaría a la división entre la India y Pakistán, para no hablar de la terrible guerra secesionista de Biafra en Nigeria.
Cuando los Estados asiáticos y africanos, en estas condiciones, entraron al contexto internacional y tuvieron que relacionarse con los estados que en el pasado fueron sus colonizadores, estaban en una desventaja abismal. Su comercio fue completamente asimétrico pues intercambiaban materias primas a precios bajísimos con manufacturas a precios elevados. Como requerían capitales, recibieron préstamos con intereses onerosos. Como requerían explotar sus recursos naturales, recibieron a empresas multinacionales que continuaron saqueando sus recursos, sin dejar nada o muy poco a cambio. También recibieron donaciones, siempre condicionadas políticamente. Cuando sus gobernantes ya no quisieron continuar esas relaciones, fueron cambiados mediante golpes de Estado. A eso se ha llamado neocolonialismo.
BIBLIOGRAFÍA
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- Martínez Carreras, José U. "La Rebelión de Asia".
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- Lundestad, Geir. "Este, oeste, norte y sur: características de la política internacional. 1945-1990"
- Tornquist, Olle. "Dilemas of third world communism"
- Bautista Vilar, Juan. "La Independencia de Argelia".
- Caranci, Carlo A. "Congo: El difícil camino de la Independencia".
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