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La descolonización de Asia y África


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Monografía destacada

    1. Consideraciones iniciales hacia una reinterpretación del fenómeno
    2. El Impulso inicial
    3. La Conferencia de Bandung
    4. La Descolonización llega al África
    5. El trauma de la desestruturación del imperio francés en África
    6. Los imperios residuales
    7. El neocolonialismo
    8. Bibliografía

    1. Consideraciones iniciales hacia una reinterpretación del fenómeno

    Con frecuencia se ha señalado que el hecho histórico más importante después de la derrota de las potencias del eje Berlín-Roma-Tokyo fue la guerra fría que enfrentó a los Estados Unidos y a la Unión Soviética, las dos potencias que salieron fortalecidas de la contienda bélica. Sin embargo, una visión histórica más trascendente, y menos eurocentrista, debería llevar a la conclusión de que el hecho de mayor relevancia fue la descolonización del Asia y del África. La guerra fría fue la confrontación de las nuevas potencias en busca de un nuevo equilibrio de poder que se extendió durante unas décadas.

    En cambio, la descolonización tiene una relevancia mucho mayor en la historia universal porque significa el fin de un proceso histórico muchísimo más amplio, como lo fue el dominio de Europa sobre el resto del mundo, que se inició hace varios siglos atrás. Este proceso significa también el emprendimiento de la gran mayoría de los pueblos del mundo hacia una vida nueva de independencia y búsqueda de su progreso.

    También se ha afirmado que este proceso descolonizador fue una consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. Si bien es cierto que el proceso descolonizador alcanzó su momento cumbre en las décadas posteriores a partir de 1945, la afirmación no deja de tener algún contenido de distorsión por que se da a entender que los dos fenómenos – es decir la guerra y la descolonización- son dos fenómenos distintos. Esta concepción implica olvidar que la Segunda Guerra Mundial tuvo varios contenidos.

    Por un lado fue la continuación de la primera guerra en la medida en que todavía era una guerra entre potencias coloniales por el reparto de territorios. Por otro lado, adquiere un nuevo contenido con la confrontación entre la Unión Soviética y la Alemania Nazi, allí se trata de un guerra entre el capitalismo y el socialismo. Finalmente, la segunda guerra mundial también fue una guerra anti-colonialista[1]. Esta afirmación se sustenta en el hecho de que varios de los escenarios de la guerra en el África, y principalmente en el Asia son guerras que enfrentan a Movimientos de Liberación Nacional contra el Japón como potencia colonial (China, Vietnam, Corea). Por eso, y en clara discrepancia con lo que afirma la historia tradicional, la segunda guerra mundial en el Asia no comienza en 1941 cuando el Japón bombardea Pearl Harbor, sino en 1937 cuando el Japón avanza desde Manchuria hacia el interior de China.

    Por eso es que hay algo de distorsión en el intento de separar a la Segunda Guerra Mundial del proceso descolonizador del Asia y del África. La íntima articulación entre la guerra y la descolonización será ilustrada detenidamente, más adelante, cuando se trate la relación entre la derrota del Japón y el nuevo impulso liberador en varias colonias.

    Por otro lado, se ha sostenido, con frecuencia, que el factor determinante para el proceso descolonizador fue el debilitamiento de las tradicionales potencias europeas resultante de la guerra. Esto es, en parte, cierto. Claro que tuvo relevancia este factor. Pero una mirada más detallada al proceso descolonizador puede llevarnos a la conclusión de que no fue el factor más determinante.

    Si reflexionamos sobre como se produce la independencia del Asia, que se inicia antes que la del África, veremos que el impulso determinante viene de los dos colosos del Asia; la China, en 1949 y la India en 1947 y en ninguno de estos dos casos, tuvo especial relevancia el debilitamiento de las tradicionales potencias europeas. Veamos:

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