- Resumen
- Introducción
- Normativa y documentos relacionados
- Riesgos laborales. Algunas generalidades
- Riesgos laborales habituales en el Trabajo Social
- Consideraciones finales
- Documentos utilizados
Resumen
Desde la óptica de la Prevención de Riesgos Laborales y desde un conocimiento del desarrollo del Trabajo Social, se pretenden exponer de modo claro y resumido, algunos de aquellos aspectos a los que se enfrentan los Trabajadores Sociales, en el desempeño de sus funciones, ya que están expuestos a riesgos derivados de su trabajo, mayormente de índole psicosocial, así como algunas propuestas de prevención.
En 1995 se promulgó una Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que ha sido desarrollada, sin embargo, su implantación ha sido muy progresiva, y no siempre eficaz. En este sentido, se hace necesario que los profesionales del Trabajo Social, den pasos decididos personales y colectivos, que les permitan construir una cultura preventiva.
Palabras claves
Prevención de Riesgos Laborales. Riesgos Psicosociales. SQT. Apoyo Social. Cultura Preventiva. Nota Técnica de Prevención. Carga Mental. Accidente de Trabajo. Enfermedad Profesional.
Introducción
El trabajo diario de cualquier Trabajador Social tiene como objetivo, más o menos directo, la resolución de las dificultades que impiden el pleno desarrollo del individuo en su entorno. Su acción está basada en el cambio, y en esta medida al Trabajador Social se le considera "agente de cambio en la sociedad y en la vida de las personas para las que trabaja". Que la naturaleza de su trabajo diario, tenga una carga tan emocional y con requerimientos de tan alta responsabilidad, puede ser una importante causa, si bien no la única, de la escasa conciencia en torno a los riesgos laborales de los profesionales del Trabajo Social, y puede hacer que la sensibilización y la actuación para defender nuestro derecho a la salud laboral, sean asignaturas todavía pendientes.
Conocer los riesgos a los que nos enfrentamos, y sobre todo actuar para la prevención de los mismos, son las dos condiciones para una correcta sensibilización. Esto no solo implica a la infraestructura e instalaciones del centro de trabajo, u organización del mismo, sino que también implica las diversas situaciones que se generan en el día a día, situaciones a las que es preciso dar una respuesta, en muchas ocasiones, individual.
Toda actividad laboral entraña riesgos, y es preciso romper con la idea de que hay actividades profesionales cuyos riesgos son "inevitables", o con la idea de que en el Trabajo Social no existen riesgos laborales. Por lo tanto el Trabajo Social, sea dónde sea que se realice, deberá contar con la ineludible evaluación de riesgos y una plan de prevención en torno a los riesgos detectados.
Normativa y documentos relacionados
La Constitución Española de 1978, en su artículo 40.2 dice que "los poderes públicos velarán por la seguridad e higiene en el trabajo", no obstante hasta la década de los años noventa no se inició un incipiente diálogo social en el que la siniestralidad laboral era una problemática manifiesta. Con ello se sensibilizó a la sociedad española, y las instituciones públicas vieron la necesidad de desarrollar un cuerpo normativo y una serie de medidas, que vinieran a prevenir la accidentalidad laboral.
Fue en noviembre de 1995 cuando aparece la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (31/95), articulada sobre los principios de eficacia, coordinación y responsabilidad, lo que supone un importante avance en la protección de los trabajadores, a la par que de sistematización y perfeccionamiento en esta materia. Dos años más tarde, con el Real Decreto 39/1997, se aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención, dando respuesta a la regulación de los procedimientos de evaluación de los riesgos para la salud de los trabajadores, las modalidades de organización, funcionamiento y control de los Servicios de Prevención, y las capacidades y aptitudes que han de reunir dichos Servicios y los trabajadores designados para desarrollar la actividad preventiva. También se establecen, en este Real Decreto, las capacidades y aptitudes necesarias para el desarrollo de la actividad preventiva, y la formación requerida.
El artículo 8 de la Ley 31/95 contempla la creación de el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT), como órgano Científico-Técnico especializado de la Administración General del Estado, cuyo objetivo es la misión, el análisis y el estudio de las Condiciones de Seguridad y Salud en el Trabajo. En el cumplimiento de los objetivos, el INSHT edita Notas Técnicas de Prevención (NTP), elaboradas por técnicos especialistas, que corresponden a distintas temáticas, algunas de ellas de mucho interés y vigencia para Trabajadores Sociales.
Finalmente, en el año 2003, se reforma el marco normativo de la prevención de riesgos laborales, restringiendo más las obligaciones empresariales en materia de prevención, con el objetivo de corregir el cumplimiento meramente formal que las empresas venían efectuando y de integrar verdaderamente la prevención en todos los niveles de la empresa.
Pocos son los estudios que relacionan de modo directo el Trabajo Social y la Prevención de Riesgos Laborales, sin embargo la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en la Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo, dedica una página a los Servicios Sociales. En dicha recensión, se ofrece una panorámica sobre la diversidad de acciones y funciones del Trabajador Social, señalando la gran variedad de entornos y "personas de condición muy diversas" con las que trabaja. A su vez recoge la disparidad de centros y tipos de organizaciones en las que un trabajador social presta sus servicios, señalando que, en ocasiones el trabajo se ha de realizar fuera del puesto, acudiendo a viviendas o en otros entornos.
En dicha Enciclopedia, la OIT señala, como principales riesgos a los que se enfrentan los Trabajadores Sociales, el "Estrés" y la "Violencia" y se hace eco sucintamente de los riesgos derivados de algunos lugares de trabajo en los que prestan servicio estos profesionales, ya que "cuando la financiación es escasa, el mantenimiento de las instalaciones se resiente, y el riesgo aumenta. El elevado porcentaje de trabajadores sociales que presta sus servicios en hospitales y centros de asistencia ambulatoria incrementa el riesgo de exposición a infecciones. En efecto, los trabajadores sociales tienen contacto con pacientes de hepatitis, tuberculosis y otras enfermedades altamente contagiosas, además de con personas portadoras del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)".
Riesgos laborales. Algunas generalidades
La definición de riesgo laboral aparece en el artículo 4 de la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales, como "la posibilidad de que un trabajador sufra un determinado daño derivado de su trabajo".
Existen tres grandes familias de riesgos, a saber: de Seguridad, Higiénicos o Ergonómicos y Psicosociológicos, siendo estos últimos los que cobran especial relevancia en los profesionales que nos ocupan, ya que en ellos se encuentran los derivados de la carga mental.
El cuadro siguiente ofrece un modelo simple, ofrecido por el INSHT, útil para estimar los niveles de riesgo, de acuerdo a la probabilidad de que el riesgo se materialice, y a las posibles consecuencias.
Los niveles de riesgo (trivial, tolerable, moderado, importante e intolerable), forman la base para decidir si se requiere mejorar los controles existentes o implantar unos nuevos, así como la secuenciación de las acciones que es preciso llevar a cabo para atenuarlos.
El resultado de dicha evaluación de riesgos se utilizará para hacer un inventario de acciones, con el fin de diseñar, mantener o mejorar los controles de riesgos, y la elaboración de un Plan de Prevención, que intente combatir los riesgos, preferiblemente en su origen, adaptar el trabajo a la persona, en particular en lo que respecta a la concepción de los puestos de trabajo, y métodos de trabajo, con miras a reducir los efectos del mismo en la salud del trabajador, y dar las debidas instrucciones a los trabajadores para evitar que el riesgo se materialice.
Finalmente, señalaremos que existen dos tipos de contingencia profesional: Accidente de Trabajo y Enfermedad Profesional, y así de forma genérica se pueden proponer las siguientes definiciones de ambas:
"Accidente de Trabajo, es aquel accidente que provoca un daño o lesión de forma brusca, violenta e inesperada en el trabajador contratado o independiente, ocurrido con ocasión y por consecuencia de las condiciones en las que se realiza el trabajo, durante el tiempo y en el lugar de trabajo".
Sobre la base de lo comentado, podríamos definir la Enfermedad Profesional como "la contraída a consecuencia de las condiciones del trabajo ejecutado en la actividad laboral realizada, que esté provocada por los elementos, sustancias utilizadas o condiciones del puesto de trabajo, y que se indiquen en el cuadro de enfermedades profesionales para cada actividad profesional"
Riesgos laborales habituales en el Trabajo Social
Desarrollando los riesgos generales identificados por la OIT, estamos en condiciones de afirmar, que la seguridad del Trabajador Social no estará garantizada en la medida en que no se haya realizado una correcta evaluación de riesgos de su puesto de trabajo, y ésta se le haya dado a conocer; cuando no existan de una manera efectiva los Servicios de Prevención, cuando el Plan de Prevención sea un mero trámite burocrático, cuando no haya una vigilancia específica de nuestra salud, o cuando no se haya dado la formación adecuada, de acuerdo con lo establecido por la Ley.
Otros factores, muy presentes en el desempeño del Trabajo Social, que hacen que la prevención de riesgos no esté garantizada, son la intimidación puntual o continuada de los usuarios, la escasez de tiempo suficiente para realizar las tareas necesarias, una sobrecarga en las funciones que se deben realizar, en ocasiones por encima de las capacidades profesionales para desempeñarlas, la inexistencia de apoyos sociales a la tarea que se realiza, que el entorno de trabajo no cuente con las condiciones mínimas para realizar el trabajo, así como escasez de medios, o que los lugares de trabajo no respondan a las exigencias de salud y seguridad.
A pesar de que la Legislación de Prevención de Riesgos Laborales, prioriza al trabajador sobre otros aspectos organizacionales de los trabajos, muchos son los factores que dificultan su puesta en marcha en sectores como el que nos ocupa. Factores a los que, en ocasiones, el Trabajador Social es su más perfecto aliado, ya que a menudo no repara en la importancia de una realidad preventiva en el centro de trabajo, que potencie nuestro bienestar personal, facilite las relaciones con compañeros y usuarios y constituya un sólido pilar de un trabajo de calidad.
Analizaremos individualmente, tres riesgos frecuentes en el desarrollo del Trabajo Social:
Estrés
Es evidente, que cuando hablamos de riesgos laborales, no podemos quedarnos únicamente observando el margen de los accidentes con víctima mortal, riesgos que en el Trabajo Social son más bien estrechos. Una gran familia de riesgos laborales, están muy presentes en el quehacer de los trabajadores sociales, se trata de los riesgos psicosociales, y así, cada día es más habitual conocer a alguien con depresión o estrés causados por el trabajo.
En ocasiones, ante los requerimientos de la presión del propio trabajo ("los trabajadores sociales se vienen ocupando de forma creciente de cuestiones bioéticas, que afectan a la vida y la muerte, los protocolos de investigación, y la asignación de recursos."[1]) no es fácil mantener un autocontrol emocional, y la sabiduría de dedicar a cada situación la atención, el tiempo y la ocupación que requiere; o que un fuerte nivel de exigencia en el trabajo, se traduzca en una dificultad para transmitir tranquilidad a la gente que tienen a su cargo. Podemos encontrar profesionales, que tras haber estado largamente expuestos a condiciones de diferente presión, ante la más mínima dificultad o adversidad, se desbordan emocionalmente, y transmiten su estrés a gran parte, sino a toda, la organización.
También advierte la OIT de que el origen del estrés en los Trabajadores Sociales, puede provenir de "un conflicto entre la adhesión a sus valores profesionales y el respeto de las normas legales". En este sentido es reseñable el caso estadounidense, en el que el código ético de la U.S. National Association of Social Workers exige guardar con los usuarios una reserva que únicamente puede quebrantarse por "motivos profesionales apremiantes". Esta situación ambigua, y de tan poco apoyo social, puede resultar problemática para algunos profesionales y ser una causa importante de estrés laboral.
Según daba a conocer recientemente el Instituto de Estudios Laborales de Evade, trabajar estresado aumenta exponencialmente la probabilidad de tener accidentes laborales, y aumenta el riesgo de que, de mantenerse durante un tiempo prolongado, derive en enfermedad mental. Respecto a la productividad empresarial, aunque en el caso del Trabajo Social, a menudo sea difícilmente cuantificable, el estrés puede hacerla caer hasta en un 30%, según el mismo estudio. Sin embargo, pocas empresas –menos de un 5%- luchan eficazmente contra el estrés laboral, a pesar de que ésta es la razón más señalada por los trabajadores españoles para abandonar sus empresas, según se desprende de dos concienzudos estudios de la consultora Watson Wyatt. Todavía más largo camino queda por recorrer en este sentido a una de las profesiones, que debido a sus requerimientos, es especialmente susceptible al estrés, y mucho de lo que se está haciendo en las empresas con el objetivo de prevenir el estrés, no dejan de ser medidas puntuales y poco elaboradas, dejando poco lugar a estrategias organizacionales estructurales como incentivar la participación de los trabajadores para una flexibilidad en los horarios de trabajo, o fomentar una mayor compatibilidad del trabajo con las responsabilidades familiares. Los riesgos ergonómicos y psicosociales, en el ámbito del Trabajo Social, tienen una repercusión y unas consecuencias, lo suficientemente lamentables, como para que las únicas medidas que ofrezcan las empresas para intentar evitarlos, sean de corte paliativo.
Según la OIT, algunos de los factores del estrés en el Trabajo Social vienen de la mano de la "inseguridad en el puesto de trabajo, la retribución insuficiente, la sobrecarga de trabajo y la falta de autonomía. Todos estos elementos están presentes en la vida profesional de los Trabajadores Sociales."
El INSHT, en su NTP 318: "El estrés: proceso de generación en el ámbito laboral", reconoce la existencia de gran número de dolencias psicosomáticas, producto de exigencias derivadas del ámbito laboral, en concreto de algunos puestos de trabajo, así como derivadas de la dinámica interrelacional que establece el individuo con sus requerimientos laborales.
En dicha NTP se recoge la definición de estrés psicosocial, de Mc Grath (1970): "El estrés es un desequilibrio sustancial (percibido) entre la demanda y la capacidad de respuesta (del individuo) bajo condiciones en la que el fracaso ante esta demanda posee importantes consecuencias (percibidas)".
Las Demandas del trabajo de los Trabajadores Sociales, en numerosas ocasiones pueden aparecer como factores desencadenantes de estrés, debido entre otros a una sobrecarga de trabajo, acompañado a menudo de una complejidad de la tarea, una ambigüedad de rol organizacional dentro de los equipos interdisciplinares, llegando incluso en ocasiones a un conflicto de rol, una falta de formación y entrenamiento al desempeño de determinadas tareas, y sobre todo a la gran responsabilidad, ya que la tarea del Trabajador Social implica una gran responsabilidad sobre las personas.
Debido a que existe una influencia de ciertas características personales en la incorrecta gestión del estrés, tales como una implicación muy profunda con su profesión, o una gran rigidez a la hora de exigir cambios a los usuarios, y que esto aumenta la vulnerabilidad de esos profesionales, convenimos que en muchas ocasiones las demandas del trabajo desbordan la capacidad del profesional, haciéndose necesaria una intervención preventiva sobre el profesional, así como sobre el entorno de trabajo.
Medidas Preventivas
Comencemos por las que se centran en el entorno de trabajo. En la NTP 438, se trata la Prevención del estrés en la organización, y se señala que diversos estudios determinan algunos aspectos, como los que más comúnmente originan este problema dentro de la organización, (demandas de trabajo excesivas, un ritmo de trabajo impuesto, una ambigüedad y conflicto de rol, malas relaciones personales, estilos de dirección y supervisión inadecuados, una falta de adaptación al puesto, grandes responsabilidades o inestabilidad en el empleo entre otras), y propone una estrategia preventiva basada en el control personal de las situaciones estresantes, los sistemas de información y comunicación, el ejercicio del poder o estilos de dirección, el interés de la tarea, la regulación de conflictos, los procesos de socialización y de formación, tanto técnica como emocional.
Respecto a las que se centran en el trabajador, en la NTP 349: "Prevención del estrés: intervención sobre el individuo", y viendo la imposibilidad de eliminar todas las fuentes de estrés en el origen, se destaca la importancia de dotar al individuo de una serie de estrategias para afrontar dichas situaciones y, "si éstas son difíciles de afrontar, dotarle de habilidades para controlar las experiencias y consecuencias que el estrés produce", teniendo en cuenta que para una intervención de estas características es necesario conseguir el compromiso de la organización, y haber elaborado previamente un buen diagnóstico de las características individuales que hacen al trabajador más susceptible de las consecuencias del estrés.
Los programas de prevención del estrés que se plantean en esta NTP, básicamente, los podemos clasificar del siguiente modo:
Técnicas generales Objetivo: incrementar en el individuo una serie de recursos personales de carácter genérico para hacer frente al estrés. | Desarrollo de un buen estado físico Dieta adecuada Apoyo social La distracción y el buen humor |
Técnicas cognitivas Objetivo: cambiar la forma de percibir la situación | Reorganización cognitiva Modificación de pensamientos automáticos y de pensamientos deformados Desensibilización sistemática Inoculación de estrés Detención del pensamiento |
Técnicas fisiológicas Objetivo: reducir la activación fisiológica y el malestar emocional y físico | Técnicas de relajación física Técnicas de control de respiración Técnicas de relajación mental (meditación) Biofeedback |
Técnicas conductuales Objetivo: dotar al individuo de una serie de estrategias de comportamiento que le ayuden a afrontar un problema | Entrenamiento asertivo Entrenamiento en habilidades sociales Técnica de solución de problemas Modelamiento encubierto Técnicas de autocontrol |
SQT (Síndrome de estar quemado) o Burnout
El 26 de Octubre del año 2000, el Tribunal Supremo, ratificó una sentencia dictada por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Autónoma del País Vasco, que venía a respaldar legalmente como accidente de trabajo la patología SQT, de un profesional con largos periodos de incapacidad temporal, y se recoge que sufre un "síndrome de desgaste personal o de burnout, que describe como un trastorno adaptativo crónico con ansiedad como resultado de la interacción del trabajo o situación laboral en sus características personales"
Entre los profesionales del Trabajo Social, el anglicismo Burnout, comienza a formar parte ya del lenguaje técnico cotidiano. Por todo ello, cada vez más entidades, en los que éstos trabajan, además de intentar disminuir otro tipo de riesgos, tienen entre sus objetivos abordar este tipo de riesgo emergente.
El INSHT, también es consciente de los problemas, laborales y personales, que causa, y así las NTP 704 y 705 están dedicadas al Síndrome de estar quemado por el trabajo o "burnout"
El síndrome de burnout, o "síndrome de estar quemado por el trabajo" (SQT), se define como una "patología derivada de la interacción del individuo con unas determinadas condiciones psicosociales nocivas de trabajo". Esta contingencia se da especialmente en entornos de servicios humanos, entre los que se encuentra el Trabajo Social, y a menudo no se protege adecuadamente al trabajador frente a estas.
Desde Herbert Freudenberger (USA) quien, en 1974, que describe por primera vez este síndrome de carácter clínico como "una sensación de fracaso y una experiencia agotadora que resulta de una sobrecarga por exigencias de energía, recursos personales o fuerza espiritual del trabajador", y que lo situaba en trabajadores del ámbito educativo, sanitario y social, hasta el día de hoy, mucha ha sido la investigación sobre este riesgo psicosocial creciente.
El SQT, desvía toda la atención al trabajo y permite distinguir este fenómeno de otros como el estrés, el desgaste emocional, o la ansiedad.
Hay cierta demanda en los científicos de determinar al SQT como un nuevo síndrome clínico, si bien no aparece todavía en los manuales internacionales de diagnóstico psicopatológico (CIE-10 o DSM) como una patología con identidad propia.
La sintomatología se conceptualiza como "agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal en el trabajo". En los profesionales afectados es frecuente un endurecimiento afectivo y sus conductas pueden ser percibidas por los usuarios como deshumanizadas.
La NTP 704, nos propone que el SQT es "una respuesta al estrés laboral crónico integrada por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia el propio rol profesional, así como por la vivencia de encontrarse emocionalmente agotado. Esta respuesta ocurre con frecuencia en los profesionales de la salud y, en general, en profesionales de organizaciones de servicios que trabajan en contacto directo con los usuarios de la organización."
Los modelos derivados de la teoría organizacional nos proponen explicaciones psicosociales del SQT en base a la importancia de los estresores del entorno de la organización tales como la exposición a fuentes de estrés en dosis nocivas, falta de autonomía, falta de apoyo social o de formación, trabajos en los que su contenido tiene unas demandas emocionales importantes y de prestación de servicios humanos o trabajos en que existan exigencias excesivas y que conlleven una tensión en el aspecto emocional y cognitivo, o contacto directo con experiencias de dolor, o emocionalmente duras.
Ateniéndonos a esto, advertimos que el colectivo de los Trabajadores Sociales, es un colectivo de riesgo.
Veamos los factores de riesgo que se señalan en la NTP 704:
FACTORES DE RIESGO A NIVEL DE ORGANIZACIÓN | FACTORES DE RIESGO RELATIVOS AL DISEÑO DEL PUESTO DE TRABAJO | FACTORES DE RIESGO RELATIVOS A LAS RELACIONES INTERPERSONALES |
Estructura de la organización muy jerarquizada y rígida Falta de apoyo instrumental por parte de la organización Exceso de burocracia, "burocracia profesionalizada" Falta de participación de los trabajadores Falta de coordinación entre las unidades Falta de formación práctica a los trabajadores en nuevas tecnologías Falta de refuerzo o recompensa Falta de desarrollo profesional Relaciones conflictivas en la organización Estilo de dirección inadecuado Desigualdad percibida en la gestión de los RRHH | Sobrecarga de trabajo, exigencias emocionales en la interacción con el cliente Descompensación entre responsabilidad y autonomía Falta de tiempo para la atención del usuario (paciente, cliente, subordinado, etc.) Disfunciones de rol: conflicto-ambigüedad- sobrecarga de rol Carga emocional excesiva Falta de control de los resultados de la tarea Falta de apoyo social Poca autonomía decisional Estresores económicos Insatisfacción en el trabajo | Trato con usuarios difíciles o problemáticos Relaciones conflictivas con clientes Negativa dinámica de trabajo Relaciones tensas, competitivas, con conflictos entre compañeros y con usuarios Falta de apoyo social Falta de colaboración entre compañeros en tareas complementarias Proceso de contagio social del SQT Ausencia de reciprocidad en los intercambios sociales |
Medidas Preventivas
La NTP 705 está más centrada en las medidas preventivas ante el SQT, y las encuadra orientativamente en tres niveles distintos de actuación, de las que paso a destacar los más relevantes para el tema que nos ocupa.
Nivel organizativo | Nivel interpersonal | Nivel individual |
Realizar la identificación y evaluación de riesgos psicosociales, modificando aquellas condiciones específicas y antecedentes que promueven la aparición del SQT. Establecer mecanismos de feedback del resultado del trabajo. Promover el trabajo en equipo. Disponer de oportunidad para la formación continua y desarrollo del trabajo. Aumentar el grado de autonomía y control del trabajo, descentralizando la toma de decisiones. Disponer del análisis y la definición de los puestos de trabajo, evitando ambigüedades y conflictos de roles. Aumentar la competencia psicosocial del profesional Mejorar las redes de comunicación y promover la participación en la organización. Crear, si no se puede eliminar el foco del riesgo, grupos de soporte para proteger de la ansiedad y la angustia. Establecer asistencia, por parte de personal especializado. | Fortalecer los vínculos sociales entre los trabajadores, favorecer el trabajo en grupo y evitar el aislamiento. Formar en estrategias de colaboración y ooperación grupal. Promover y planificar el apoyo social en el trabajo Realizar grupos de apoyo para discutir la relación con el trabajo por parte de los profesionales. Dirigir bien y con un estilo adecuado. Entrenar en habilidades sociales Establecer sistemas democráticos y participativos en el trabajo. Consolidar la dinámica grupal para aumentar el control del trabajador sobre las demandas psicológicas del trabajo. Establecer trabajos de supervisión profesional (en grupo) a los trabajadores. | Realizar una orientación profesional al inicio del trabajo. Tener en cuenta la diversificación de las tareas y la rotación en las mismas. Poner en práctica programas de formación continua y reciclaje. Mejorar los recursos de resistencia y proteger a la persona para afrontar las situaciones estresantes. Formar en la identificación, discriminación y resolución de problemas. Entrenar en el manejo de la ansiedad y el estrés en situaciones inevitables de relación con el usuario. Implementar cambios de ambiente de trabajo, rotaciones. Entrenamiento en el manejo de la distancia emocional con el usuario, manteniendo un equilibrio entre la sobreimplicación y la indiferencia. Establecer programas de supervisión profesional individual. Aumentar los recursos o habilidades comunicativas y de negociación. Trabajar desde las técnicas de reestructuración cognitiva Adiestrar en técnicas de autorregulación o control: de gestión del tiempo, de delegación, de desarrollo de habilidades sociales, de asertividad, y de entrenamiento en solución de problemas. |
Violencia, más allá de la agresión física.
Parece innegable que cierto nivel de conflicto, es inherente a las relaciones en el ámbito que nos ocupa, así como en las relaciones laborales, y por extensión en la sociedad, sea cual sea la célula que examinemos. No obstante, la proliferación de comportamientos violentos, han hecho que palabras como Mobbing, bullying y otros anglicismos que refieren relaciones en las que está presente la agresión, forman parte ya de nuestro acervo de palabras habituales.
La OIT dice que "los Trabajadores Sociales, por su vocación de solucionar problemas en el ámbito más personal, son particularmente vulnerables a este riesgo. Trabajan con unas emociones poderosas en las que se concentra la relación con los usuarios. Un corolario de esta situación suele ser que el usuario se ve imposibilitado de solucionar sus problemas y acude a la ayuda de los Trabajadores Sociales".
Aunque muy lejos de los EEUU, en los que en algunos estados (como el de Nueva York), según la OIT, los actos de violencia son la causa principal de muerte en el lugar de trabajo, y no sólo centrando nuestra atención en la agresión física, comprobamos como la agresión verbal y psicológica tienen una presencia relevante en el desarrollo de la actividad de los profesionales que trabajan directamente con personas. Tanto es así, que el Equipo Federal de Trabajo de Argentina, sitúa a los Trabajadores Sociales, como un colectivo en el que existe un grado de riesgo ante la violencia, mucho mayor que el correspondiente a otros ámbitos u ocupaciones. Preocupación que también tienen las autoridades de salud e higiene Europeas, quien publicó "Second European Survey on Working Conditions"[2], y las Españolas que ya han publicado una NTP dedicada exclusivamente a ello.
Las manifestaciones de la violencia, en el día a día del Trabajador Social en relación a los usuarios o a sus compañeros, se pueden identificar de diversas maneras, psíquicas y físicas: miradas con recelo, elevación del tono de voz, negación de información necesaria para el desempeño de un correcto trabajo, insatisfacción constante con los resultados del trabajo, chantajes, amenazas, insultos, y en último término agresiones físicas de distinta índole y consecuencias.
Medidas Preventivas
Resulta muy difícil señalar medidas preventivas, aún cuando la OIT ha sugerido algunas, para su aplicación en los profesionales del Trabajo Social, basadas en los estudios de Breakwell, 1989, y de Griffin (1995). Para el primero, "la prevención de la violencia se basa en la formación, los métodos de gestión y la modificación del entorno físico, de los sistemas de comunicación, o de ambos a la vez", mientras que la propuesta de Griffin, está basada en la "formación en el ejercicio constructivo de la autoridad, la intervención en las situaciones de crisis, seguridad en el puesto de trabajo y en el exterior del mismo, diseño de las instalaciones, técnicas generales de prevención y medios de prevención de la violencia"
Por su parte el INSHT, en la NTP nº 489, "Violencia en el lugar de trabajo", afronta la problemática de las conductas violentas de las que pueden ser víctimas los trabajadores por razón de su empleo, clasifica los tipos de violencia, y ofrece criterios de análisis de dicho riesgo, así como una serie de medidas preventivas genéricas.
En la clasificación que ofrece esta Nota Técnica de Prevención, el riesgo de violencia de los Trabajadores Sociales, es del tipo II, ya que existe un tipo de relación profesional entre el causante del acto violento y la víctima, pudiendo acaecer, dichos hechos mientras el trabajador social ofrece un servicio.
Los factores que pueden incrementar la posibilidad de ser objeto de la violencia de los usuarios de los servicios en los que trabaja un trabajador social son de entorno (economías inestables, zonas deprimidas, zonas con alto índice de criminalidad), o inherentes al perpetrador (inestabilidad psicológica, ausencia de responsabilidad individual, insatisfacción con el servicio, percepción de promesas incumplidas, o escasa gestión de su frustración, ira o estrés)
Las medidas preventivas que se proponen, se establecen en torno a tres líneas básicas: referentes al entorno, referentes al procedimiento de trabajo, y referentes a los sistemas de seguridad. Así mismo se le da especial importancia al apoyo a las víctimas, ya que ser objeto de la conducta violenta de un usuario "puede afectar no sólo la vida profesional sino personal. Por ello es importante dar una respuesta rápida y profesional que permita ayudar a recobrarse del evento traumático. Este apoyo ha de ser a corto plazo lo más inmediatamente posible al acontecimiento de violencia y a largo plazo. El apoyo a corto plazo debe ser una combinación de apoyo emocional e información y ayuda práctica. En ocasiones, es necesario que el apoyo se prolongue en el tiempo, especialmente cuando las consecuencias físicas o emocionales son duraderas"
Consideraciones finales
Como Trabajadores Sociales, se hace necesario dar pasos personales y colectivos, que nos permitan construir una cultura preventiva en nuestros lugares de trabajo, y para ello desarrollo unas recomendaciones:
Reconocer que la práctica del Trabajo Social implica también factores de riesgo, sobre todo psicosociológicos.
Requerir y participar en la evaluación de los factores de riesgo de nuestro centro y de nuestro puesto de trabajo. Así mismo, participar en la medida de lo posible, en la planificación de estrategias preventivas. En este sentido: informar por escrito a la dirección del centro de trabajo, o de la organización en la que se desarrolle el trabajo, de cualquier aspecto que pueda suponer un factor de riesgo de la seguridad y salud personal o colectiva, o elevar propuestas de mejora.
Demandar la formación necesaria en salud laboral, y la formación continuada necesaria para poder enfrentar nuevos requerimientos. Así mismo, solicitar la vigilancia de la salud de acuerdo con el puesto de trabajo.
Pedir que en cualquier decisión que se tome en la organización del trabajo, se tengan en cuenta los aspectos relacionados con la salud laboral.
Documentos utilizados
NTP 179: La carga mental del trabajo: definición y evaluación. Redactora: Clotilde Nogareda Cuixart. Licenciada en Psicología. INSHT
NTP 318: El estrés: proceso de generación en el ámbito laboral. Redactor: Félix Martín Daza, Licenciado en Psicología. INSHT
NTP 388: Ambigüedad y conflicto de rol. Redactores: M. Isabel de Arquer, Licenciada en Psicología. Félix Martín Daza, Licenciado en Psicología. Clotilde Nogareda, Licenciada en Psicología. INSHT
NTP 438: Prevención del estrés: intervención sobre la organización. Redactores: Félix Martín Daza, Licenciado Psicología. Clotilde Nogareda Cuixart, Licenciada en Psicología. INSHT
NTP 489: Violencia en el lugar de trabajo. Redactores: Jesús Pérez Bilbao, Ldo. en Psicología y Ldo. en Derecho y Clotilde Nogareda Cuixart. Lda. en Psicología. INSHT.
NTP 704: Síndrome de estar quemado por el trabajo o "burnout" (I): definición y proceso de generación. Redactor: Manuel Fidalgo Vega. Licenciado en Psicología. INSHT.
NTP 705: Síndrome de estar quemado por el trabajo o "burnout" (II): consecuencias, evaluación y prevención. Redactor: Manuel Fidalgo Vega. Licenciado en Psicología. INSHT.
Volumen II. Parte V. Tomo 34: Factores Psicosociales y de Organización. Enciclopedia de Salud y Seguridad del Trabajo. Organización Internacional del Trabajo
Volumen III. Parte XVIII. Tomo 97: Centros y Servicios de Asistencia Sanitaria. Enciclopedia de Salud y Seguridad del Trabajo. Organización Internacional del Trabajo
LEY 31/1995, de 8 de noviembre de prevención de riesgos laborales. BOE nº 269, de 10 de noviembre.
LEY 54/2003, de 12 de diciembre, de reforma del marco normativo de la prevención de riesgos laborales. BOE núm. 298 de 13 de diciembre
REAL DECRETO 39/1997, por el que se aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención
REAL DECRETO 486/1997, de 14 de abril, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo
Second European Survey on Working Conditions. FUNDACION EUROPEA PARA LA MEJORA DE LAS CONDICIONES DE VIDA Y DE TRABAJO. Fundación Europea, 1997, Dublín
Autor:
Dionisio Contreras Casado
Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales. Especialidades: Seguridad en el Trabajo, Higiene Industrial. Ergonomía y Psicosociología Aplicada.
[1] Enciclopedia OIT
[2] FUNDACION EUROPEA PARA LA MEJORA DE LAS CONDICIONES DE VIDA Y DE TRABAJO. Fundación Europea, 1997, Dublín.