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Globalización: una discusión desde el desarrollo humano

Enviado por sandra.rios


    1. Conjeturas
    2. Conclusiones
    3. Bibliografía

    CONTEXTUALIZACION

    El siglo XXI ha heredado de la década de los noventa una irrupción y expansión de la globalización denotando una serie de transformaciones en el escenario económico, político y social internacional, proceso en el que América Latina ha estado inmersa. La velocidad de los cambios, su carácter imprevisible y su impacto en la economía de los países, ha sido tan significativo que somos espectadores de un cambio de época más que de una época de cambios acelerados. En este contexto, la cambiante realidad pone en jaque a las interpretaciones sobre el desarrollo y, consecuentemente, al arsenal metodológico con el cual es medido.

    En el Chile de fin del siglo XX, no está en discusión el principio conductor central, que otorga al mercado un rol fundamental en la asignación de recursos y en la vinculación de nuestro país con la economía internacional. Existe además consenso respecto al papel de la empresa privada y la iniciativa individual en la economía (Ferrer, 1996). Pero no se puede sostener que la globalización sea un fenómeno exclusivo de los años recientes.

    Comienza en la última década del siglo XV con el desembarco de Colón en lo que sería América y de Vasco de Gama en lo que se llamaría la India (Ferrer, 1996 y 2000). La conquista de estos nuevos territorios por las potencias colonialistas de la época provocó guerras por la defensa y acceso a los mercados; generó el primer gran desorden financiero, con la llegada masiva del oro a Europa desde las nuevas colonias; significó la incorporación del consumo de azúcar y de otras materias primas en los países europeos y, al mismo tiempo, promovió la utilización de las manufacturas en las colonias; impuso el traumático tráfico de esclavos para la producción a bajo costo en las colonias; significó, incluso, la conformación de las primeras bandas de parapoliciales, con los corsarios avalados y financiados por los poderes colonialistas, para defender o conquistar los mercados de las colonias. El impacto de esta Primera Globalización fue tan traumático como el que se vive hoy día en el mundo.

    Nuestro país ha presentado un avance y desarrollo que ha traído aparejado inevitablemente nuevas situaciones, roles y desafíos a sus diferentes instituciones e individuos. Si hay una característica que podemos deducir de la naturaleza de la sociedad moderna: es la de hacer del cambio la condición de su existencia. La acción modernizadora consiste en abrir las ventanas de la intimidad de las estructuras de las instituciones sociales, para que de esta forma los aires de cambio se introduzcan y transformen radicalmente lo que se supone una condición invariable. Sin embargo, las sociedades tienen una necesidad profunda de saciar las ansias de desarrollo y cambio, a costa muchas veces de valores y tradiciones muy propias y cuya pérdida es a veces irreparable. Al analizar el proceso de globalización se debe desarrollar el grado de complejización del concepto, el título de este ensayo invita a reflexionar para quién el proceso de globalización significa progreso, partamos por decir que la internalización de las actividades económicas trae consigo importantes repercusiones, la más importante radica en que nos conduce a una situación en que los gobiernos nacionales ven cómo la efectividad de sus políticas económicas tradicionales se ve a menudo, en países con economías pequeñas y dependientes como la nuestra, ejemplo: fijación de tasas de interés, tipo de cambio, tasas arancelarias, impuestos al capital. El proceso trae además, nuevos problemas: La economía internacional tradicionalmente trataba de unos intercambios comerciales en los que se desplazaba a través de las fronteras las mercancías, los bienes y en menor medida los servicios y tratos financieras en las que los capitales tenían grados variables de movilidad internacional. (Moguillansky, 1999). Hoy la movilidad de los individuos en un hecho cotidiano, con lo cual las fronteras entre lo interno y externo se empiezan a diluir paulatinamente.

    Se trata de un proceso y no de una experiencia aislada, que implica la existencia de una identidad local y de una cultura global. La interdependencia ha dejado de ser un concepto teórico y abstracto convirtiéndose en una realidad para todos los países. La internalización de la cultura se deja prever a través de los medios de comunicación que nos ponen en contacto directo con realidades que antes nos eran totalmente desconocidas, lo que implica una homogenización cultural cada vez mayor.

    Todo indica que los países de América Latina, que adoptaron una estrategia ortodoxa de desarrollo para globalizarse, han fracasado desde el punto económico y social y muestran serias crisis políticas. Se requiere, entonces, un profundo replanteamiento, para iniciar un nuevo camino de desarrollo que aproveche los factores positivos de la globalización y minimice los altos costos que hasta ahora ha impuesto a nuestras sociedades.

    Lo primero, entonces, es reconstruir el pensamiento, las ideas progresistas para proponer una estrategia que coloque en su centro al ser humano y renueve las esperanzas para construir un mundo mejor. En realidad, la estrategia en curso no sólo es ineficiente sino que atenta contra las mayorías de la población. Por ello la desafección de la política. Por tanto, es preciso enfrentar el pensamiento dominante que no sólo describe mal la realidad sino que al mismo tiempo se ha convertido en una receta con pésimos resultados económicos y sociales para los países de la región.

    CONJETURAS

    1. Las sociedades latinoamericanas buscan insertarse competitivamente en la dinámica global y la sociedad global del conocimiento, pero no han fortalecido previamente las capacidades humanas, productivas e institucionales de sus territorios subnacionales.

    Los países latinoamericanos estamos transitando por un estadio de efervescencia de los Tratados de Libre Comercio que se están impulsando, las que quedarán truncas si no se acompañan de un proceso sostenido y profundo de fortalecimiento de las capacidades locales y regionales. El modelo mundial en curso ha sido implementado sobre la base de una estrategia en extremo ortodoxa, que no ha respetado ni la historia, ni las tradiciones, ni la cultura, ni los intereses de los sectores productivos y sociales más débiles de los países de la región. Esa estrategia de desarrollo es caracterizada hoy día por los siguientes rasgos productivos y de política pública.

    1. Una base material fundada en la producción y exportación de productos primarios y en la maquila para exportación, con el apoyo del sector financiero y de la industria de las

    comunicaciones (Cimoli y Katz, 2001)

    Mediante la reducción acelerada de los aranceles y con medidas de estímulo al capital internacional se llevó a cabo la apertura hacia el mercado internacional. Esta hizo perder vigor al sector industrial fundado en la demanda interna, permitiendo que el mayor dinamismo de la producción se centrara en el sector primario. Acrecentada la competencia internacional por la disminución de los aranceles y, en general, por la tendencia a la eliminación de las medidas de protección para la industria interna, el sector de bienes transables se vio obligado a mejoras tecnológicas y de productividad. Se acentuó así la heterogeneidad estructural, con un sector de avanzada tecnológica volcado al mercado internacional y la extensión del sector atrasado de la economía, centrado en el mercado interno, viviéndose un cambio en los patrones productivos de los países de la región, al mismo tiempo que una consolidación del desempleo estructural resultante del fortalecimiento de la reestructuración productiva y de la apertura.

    2. La globalización aumenta la brecha social en tanto en los países desarrollados como subdesarrollados, lo que genera el surgimiento de una nueva casta denominado "Los excluidos"

    Esto se explica por que existiendo desigualdades preexistentes, las diferencias en los puntos de partida de una economía de mercado globalizada, crecientemente más competitiva y más desregulada posibilita que se aproveche de las desigualdades iniciales para concentrar aún en mayor medida el poder, propiedad e ingresos. En los países en desarrollo, el descuido sobre las políticas internas y la falta de productividad de algunos sectores productivos lleva que no logren ajustarse a las nuevas condiciones. En otros casos, la preeminencia que se le otorga a la competencia en un mercado global impulsa a los países a generar una competitividad centrada muchas veces en los bajos costos de la mano de obra. Y esto último puede llevar a aumentar la brecha social preexistente. Por esto, en la actualidad, se ha instalado el concepto de los trabajadores pobres, es decir, aquellos que trabajan sin contrato o por temporada; aquellos que aunque tengan empleo, su salario y condición de vida no les permite salir de los umbrales de la pobreza. Esto genera en gran medida los procesos polarizados de los acontecimientos sociales en marcha: por un lado, la exclusión de las personas, comunidades, regiones y países que no logran adecuarse a los cambios en curso. Por otra parte, la otra cara es la de la integración de los individuos y segmentos importantes de los países y, en general, de la humanidad que se inserta en el nuevo proceso y escenario global. (Pizarro,2001).

    Según el Informe Mundial sobre Desarrollo Humano (1999) se ejemplifica esta tensión entre integración y exclusión a través del acceso a Internet. Las tecnologías de información y las comunicaciones (T.I.C) pueden abrir una pista acelerada para el crecimiento basado en el conocimiento. Pese al potencial de desarrollo, Internet plantea graves problemas de exclusión:

    • La geografía divide. Tailandia posee más teléfonos celulares que toda África.
    • La Educación es una entrada a la alta sociedad de la red. A escala mundial, el 30% de los usuarios tiene, por lo menos, un título universitario.
    • El ingreso compra acceso. Adquirir un computador cuesta al habitante de Bangladesh más de ocho años de ingresos; al estadounidense, solo un mes de trabajo.
    • El inglés manda. El inglés predomina en casi el 80% de todos los lugares de la red, en circunstancias que menos de uno de cada 10 habitantes del mundo lo habla.

    La sociedad informatizada está creando mundos paralelos. Los que tienen ingresos educación, y literalmente – conexiones – tienen acceso barato e instantáneo a la información. El resto queda con un acceso incierto, lento y costoso. Cuando los habitantes de esos mundos viven y compiten lado a lado, la ventaja de estar conectado supera a los marginales y empobrecidos, excluyendo sus voces y sus preocupaciones de la conversación mundial. Este riesgo de marginación no tiene por qué constituir una razón para desesperarse, debe ser un llamado a la acción para: Más conectividad, Más capacidad, Más contenido, Más creatividad, Más colaboración y Más dinero en efectivo.

    3. La globalización uniforma los patrones de consumo pero aumenta los niveles de éste en forma desigual.

    En el proceso de integración de mercados y en esta enorme red comunicacional, se han uniformado los patrones de consumo, pero no sus niveles. De hecho, el ingreso real promedio de un latinoamericano es cerca de un 80% menor que el de un típico habitante de un país más desarrollado. Y como en la región sudamericana se mantiene una evidente mayor desigualdad, gran parte de los sectores medios y bajos están aún más distantes de sus similares en las naciones subdesarrolladas.

    "Cualquier intento de resistir y de oponerse a la dinámica realista de la globalización neoliberal aparece como un acto terco, anacrónico, característico de románticos empedernidos que carentes de sentido histórico, no aceptan "la force de choses"; esta reflexión nos permite hacer una crítica a las políticas públicas que actualmente no respondan a las realidades de cada territorio lo que dificulta de sobremanera evaluar los procesos que cada país latinoamericano ha de desarrollar para enfrentar la globalización y cuantificar de la manera más certera posible los efectos que generará en los niveles de consumo de la sociedad.

    CONCLUSIONES

    Los países están insertos en una economía capitalista, de mercado y globalizada. Ella les abre un gran horizonte de posibilidades. El dilema es qué porción de la sociedad está pronta a apoderarse del futuro y de sus oportunidades; con cuánta ciudadanía reflexiva, participativa, lúcida se puede contar para proponerse fines y ordenar los medios que se requieren para que la política democrática cumpla su papel de domesticar un mercado globalizado frente a los desafíos del presente y del futuro.

    Se ha descrito que "el concepto de globalización procura dar cuenta de la novedad de un capitalismo que ha extendido sus límites hasta los confines del planeta, envolviéndolo en la lógica de los mercados y las redes de información" (Bruner, 1998)

    Ser modernos es encontrarnos en un ambiente que nos promete aventuras, poder, alegría, crecimiento, transformación de nosotros mismos y del mundo; y que al mismo tiempo, amenaza con destruir todo lo que tenemos, todo lo que sabemos, todo lo que somos. Esta paradoja representativa de la globalización, permea en nuestros contemporáneos la visión que modernización tiene que ver con el progreso, con abrirle los nuevos y antiguos espacios al desarrollo. Llevemos esta reflexión a nuestro país, en Chile, los procesos de modernización connotan diferencias importantes que valen la pena revisar, las relaciones de la sociedad nacional y regional no plantean la búsqueda de un proyecto de desarrollo armónico de país, donde no se ha definido que es modernidad para Chile. Esto genera un peligro preocupante, por que puede ser interpretado el proceso de modernización como dogmático, carente de ideología, ética y valores. Un proceso compulsivo e irreflexivo, que se justifica en sí mismo. La crisis de sentido de la modernidad tiene que ver con el carácter hasta ahora instrumental de los procesos. El proceso de modernización y desarrollo no posee una lógica de funcionamiento en la que no existen exclusiones, se caracteriza principalmente por que todos los integrantes de la sociedad no tienen posibilidad de protagonizar los cambios, existen carencia de un proyecto de modernidad compartida por el país, a esto se agregan los cambiantes escenarios en los que se desenvuelve la economía y la sociedad conduce inevitablemente a la población a la idea de la reversibilidad o volativilidad, a la idea de inestabilidad. En consecuencia, se carece de un adecuado volumen de información que se constituya en la llave maestra para que la población pueda tener certeza, que permita mantener la motivación y coherencia del proyecto modernizador. A esto se suma la ausencia de tradiciones, valores, usos y costumbres de nuestros espacios geográficos que aparecen en riesgo de extinción ante procesos de globalización asumidos por cúpulas centrales donde los ciudadanos no hemos tenido ninguna posibilidad de participar.

    Finalmente, la discusión en América Latina y especialmente en Chile, respecto al tema de globalización e internacionalización de los mercados es hasta ahora insuficiente e insatisfactoria. Se han privilegiado los aspectos relativos al funcionamiento instrumental de los mercados y a los aspectos utilitarios de la modernización, sin una debida profundización de los aspectos valórico-culturales que están presentes en ambos procesos No estamos tratando con un campo de juego parejo. Algunos tienen más opciones que otros y por ende también más obligaciones. Otros difícilmente tienen acceso a elegir.

    Las particularidades que ha adoptado la realidad social de fines de los noventa en los países de América Latina, con aumento de las desigualdades, de la vulnerabilidad y con ersistencia de la pobreza, en un marco macroeconómico en que predomina la preocupación por los equilibrios fiscales, no hace fácil la política social, pero al mismo tiempo la convierte en prioritaria.

    No existe sólo una razón ética en la reducción de la pobreza, de la vulnerabilidad y de las desigualdades de las personas y familias. Existe además una razón política, pues la superación de los rezagos sociales favorece la atenuación de las causas que dan origen a las inestabilidades y a la acumulación de contradicciones en el sistema político. Pero adicionalmente existe una razón económica. En efecto, si las inestabilidades se agudizan pueden llegar a debilitar gravemente el marco apropiado para favorecer el ahorro, la inversión y el crecimiento. Paralelamente, un insuficiente desarrollo social, especialmente del capital humano, impide potenciar de forma plena los recursos existentes y por tanto inhibe el crecimiento económico. Especialmente hoy día la utilización de todos los recursos humanos con la mejor calificación es fundamental para enfrentar la competencia internacional con éxito.

    BIBLIOGRAFIA

    Bruner, J.J, (1998). Globalización cultural y postmodernidad. Chile: Fondo de Cultura Económica.

    Ferrer, A. 1996 Historia de la globalización: Orígenes del orden económico mundial (Buenos Aires, Fondo

    de Cultura Económica).

    _______ 2000 Historia de la globalización II: La revolución industrial y el segundo orden mundial (Buenos

    Aires, Fondo de Cultura Económica).

    Moguillansky, G. 1999 La inversión en Chile: ¿El fin de un ciclo de expansión? (Santiago, CEPAL).

    Pizarro, R. 2001 Vulnerabilidad social y sus desafíos: Una mirada desde América Latina (Santiago, CEPAL).

    PNUD, 1999 Informe sobre el Desarrollo Humano 1999 (Madrid, Ediciones Mundi Prensa)

     

     

    Sandra Ríos Núñez

    Ingeniero Comercial

    UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS

    OSORNO – CHILE