Formación de la identidad sexual y roles de género
Enviado por Yunior Andrés Castillo S.
- Introducción
- Formación de la identidad sexual
- Conflictos en la identidad sexual
- Anexos
- Conclusión
- Bibliografía
Introducción
La identidad sexual es realmente un aspecto complejo y multifactorial trataremos hoy de abordarlo desde uno de esos factores, previo definiremos algunos conceptos relacionados. Básicamente pensar en identidad sexual es pensar en si una persona se siente a gusto, con bienestar y autorrealización en lo que implica ser hombre, o ser mujer. Así mínimamente tenemos estos elementos a considerar como constituyentes de la identidad sexual entre ellos el género, el rol de género y el sexo del sujeto
El sexo del sujeto, Esto tiene que ver con la diferencia física constitutiva natural del hombre y de la mujer, y por lo tanto con los componentes biológicos y anatómicos. El género, está determinado por los aspectos psicológicos, sociales y culturales de la feminidad y la masculinidad. Este es uno de los componentes más complejos. El rol del género como hombre o mujer dentro de un determinado marco social-cultural, político y religioso determinado. Pensemos que no es lo mismo el rol de una mujer por ej. En medio oriente, o en china, que en occidente.
Formación de la identidad sexual
La formación de la identidad sexual es un proceso complejo que empieza en la concepción, pero que se vuelve clave durante el proceso de gestación e incluso en experiencias vitales tras el nacimiento. Existen muchos factores y bastantes combinaciones de los mismos que pueden llevar a la confusión, pero la tradición en la mayoría de las sociedades insiste en catalogar a cada individuo por la apariencia de sus genitales.
Si, por ejemplo, socialmente se le asigna a una persona la identidad sexual de varón, pero sus genitales son de mujer, esta persona puede experimentar lo que se ha venido a llamar disforia de género, es decir una profunda inconformidad con el rol de género que le toca vivir.
Algunos estudios indican que la identidad sexual se fija en la infancia temprana (no más allá de los 2 ó 3 años) y a partir de entonces es inmutable. Esta conclusión se obtiene generalmente preguntando a personas transexuales cuándo se dieron cuenta por primera vez que la identidad sexual que les había asignado la sociedad no se correspondía con la identidad sexual con la que se identificaban.
Conflictos en la identidad sexual
Muchas personas nacen con combinaciones de rasgos de los dos sexos, debiendo afrontar las complicaciones que surgen cuando la sociedad se burla o escandaliza de su físico -lo que suele ocurrir con las personas intersexuales- o insiste en asignar a un individuo un sexo con el que no se identifica -lo que ocurre habitualmente entre las personas transexuales.
En el caso de las personas transexuales, sus problemas suelen reducirse cuando pueden pasar por el proceso de reasignación de sexo, el cual incluye la cirugía de reasignación sexual, mal llamada "operación de cambio de sexo".
Por otro lado la identidad sexual suele intentar diferenciarse de la orientación sexual, en la que pueden darse individuos heterosexuales, homosexuales, bisexuales y asexuales. De igual manera que la orientación sexual, la identidad sexual no se puede elegir.
Equivocadamente, hay personas que definen la transexualidad con una homosexualidad extrema; es decir, según estas personas, una persona transexual ama tanto al otro sexo que acaba identificándose con él.
Sin embargo, investigaciones en sexología de la Universidad Libre de Ámsterdam apuntan a que la identidad y la orientación sexual son hechas absolutamente diferentes, por lo que pueden darse personas transexuales con diferentes orientaciones sexuales. De hecho, hay estudios que indican que más de un 30% de la población transexual es homosexual o bisexual, muy por encima al 5% ó 10% que suele darse en la población no transexual.
Discriminación Probablemente hay tantas formas de entender la identidad sexual y la de género como humanos existen, sin embargo las sociedades tienden a clasificar en compartimentos inamovibles a los individuos y a asignarles roles a veces muy reducidos.
Este etnocentrismo se pone de manifiesto al observar que en algunas sociedades existen otras clases de roles sociales; por ejemplo, los Hijra de la India son personas intersexuales y dentro de su cultura se les considera "el tercer sexo".
A veces la frontera entre la identidad sexual y la identidad de género no se muestra muy clara. En este punto, la teoría Queer rechaza la categorización del individuo en categorías universales como "homosexual", "heterosexual", "hombre" o "mujer". Según esta teoría, la identidad sexual de las personas es el resultado de una construcción social.
De ser así no existirían papeles sexuales esencial o biológicamente inscritos en la naturaleza humana. Es decir, todas las identidades relativas a la sexualidad, género y/u orientación sexual son igualmente anómalas, ya que son un producto socio-histórico.
La transfobia aún no ha sido integrada en el discurso público. Tradicionalmente, se ha visto la transexualidad como un problema psiquiátrico, la llamada disforia de género. Sin embargo, recientes investigaciones en neurociencia sobre cerebros de transexuales indican que la composición de éstos muestra a menudo la composición del sexo con el que se identifica el individuo en lugar de la del sexo de nacimiento.
Esto apoya la teoría de que el cerebro de un individuo puede desarrollarse en un sentido diferente al de sus genitales, por lo que la transexualidad es de origen innato y no psicológico. La investigación también apoya las expresiones "hombre atrapado en el cuerpo de una mujer" y "mujer atrapada en el cuerpo de un hombre".
En realidad, la discriminación hacia los/as transexuales está en estrecha relación con el sexismo y la homofobia. De hecho se correlacionan. Esta asociación se debe a que estas formas de discriminación se sirven de las mismas creencias o ideología: la heteronormalidad.
La identidad del género: Está determinado por la cultura a través primero de la madre y el padre, luego por los hermanos, los grupos sociales, etc. Se transforma en una inscripción mental producto de las identificaciones (proceso primario por el cual el sujeto asimila algo del otro para sí) que comienza con el nacimiento y forma parte de la estructuración de la identidad.
En la identidad de género cumple un papel fundamental la "identificación". Es en este proceso cuando en mayor o menor medida uno como sujeto toma algún aspecto, cualidad, propiedad o atributo de otra persona, y se transforma parcial o totalmente sobre el modelo de ésta.
Así podemos decir que la suma de todas estas identificaciones, primero con las figuras más primarias y queridas (mama, papa) y luego la de otras personas significativas a lo largo de la vida es como se forma en parte nuestra identidad.
Rol del género: Es el conjunto de expectativas acerca de los comportamientos sociales más esperables para cada sexo, lo que determina en alguna manera un ideal del género. Ej. En algunas culturas es valorado que la mujer trabaje, en otras puede considerarse un abandono de su función en la familia (madre, esposa etc.)
A su vez éste se forma por la interrelación entre:
a. Representaciones ideales de los padres, tomados como "modelos" de ambos géneros.
b. Representaciones del niño/niña "ideal", proveniente del ideal de los padres, y de la cultura de lo que debe ser un niño/niña.
c. Representaciones del propio niño/niña acerca del varón/nena "ideal" que ellos quieren ser.
Por supuesto estas representaciones entran muchas veces en conflicto entre sí. Entonces lo que podemos llamar el perfil psicosexual de una persona es el resultado singular de estos 3 elementos que como vimos integran otros tantos
Roles de género
La mayoría de la gente no sólo piensa que hombres y mujeres son bien distintos, sino que albergan también las mismas ideas sobre las formas en que se manifiestan las diferencias. Estas convicciones, basadas en una simplificación excesiva o el escaso juicio crítico reciben el nombre de estereotipos (tópicos, prejuicios…). Se ha concebido la masculinidad y la femineidad como dos elementos antagónicos que se excluían mutuamente, hoy se aceptan que en muchos individuos coexisten rasgos de una y otra índole.
Existen evidentes diferencias biológicas y actitudes que se adscriben a la mujer y al hombre, pero resulta casi imposible distinguir cuáles son innatas y cuáles superpuestas. Cada sociedad desarrolla sus sistemas de género a partir de la diferencia sexual entre hombres y mujeres.
Estos "rasgos" son vistos como "naturales", pero en realidad son construidos socialmente. Mediante las reglas trazadas por la sociedad, cada uno aprende a desempeñar su papel masculino o femenino. No existen papeles sexuales en la raza humana, cada época crea y transmite los suyos, depende de la época y del lugar, aunque siempre hay personas de uno u otro sexo que están encantadas y otras que detestan el papel que les haya correspondido.
Antes incluso del nacimiento los padres ya adoptan actitudes distintas sobre el sexo del niño. A menudo los padres especulan sobre el sexo de su futuro hijo y llegan a elaborar planes minuciosos y acariciar ambiciosos objetivos concernientes a la vida de la criatura.
En el momento del nacimiento, el anuncio del sexo del bebé desencadena una sucesión de pequeños eventos todos los cuales presuponen una diferenciación entre hombres y mujeres –por ejemplo, ropa azul para el niño y rosa para la niña-. Los amigos, parientes y padres hablan del aspecto del recién nacido proliferando en estas conversaciones los estereotipos.
En los primeros meses de la lactancia los niños tienen más contacto físico con la madre que las niñas, en tanto que éstas son objeto de más contemplaciones, mimos y contactos verbales. Los padres también responden de distinta manera, según el sexo del hijo (reaccionan con mas presteza ante los lloros de la niña).
Hasta los 3 años no se desarrolla una identidad sexual básica, es decir, la íntima convicción de pertenecer a uno u otro género. A partir de esta edad, los niños empiezan a mostrar discernimiento de los roles sexuales en el ámbito familiar y en el mundo que les rodea.
Lo que de verdad interesa al niño de esa edad es jugar. Para estudiar su socialización del rol de género debemos atender a los objetos que emplea para entretenerse. Los juguetes de los niños invitan a la acción mientras que los de las niñas incitan a un entretenimiento pasivo, a menudo relacionado con las funciones del hogar.
Para cuando los niños acuden a la escuela primaria, las ideas preconcebidas sobre los roles de género se aplican con cierta irregularidad. (Si hacen lo contrario de lo que de ellos se espera la niña merece el apelativo de "graciosa" o "chicarrona" y el niño se le tacha de afeminado).
Durante los años de colegio persiste la aplicación de criterios diferenciadores del sexo en determinados juegos. Los niños pasan gran parte de su tiempo en la escuela donde en muchas aulas se dan estereotipos que afectan al rol sexual de género:
Los libros de historia proyectan una imagen de un mundo dominado por hombres. A las niñas se les asignan tareas distintas de las que realizan los chicos.
Pero, además, están expuestos a evidentes estereotipos sobre roles de género cuando ven la televisión. Los libros ilustrados y la televisión son elementos importantes en el aprendizaje de los papeles de género.
La adopción de los roles adecuados a cada sexo es más importante aún durante la adolescencia que en edades más tempranas. Los adolescentes varones deben atenerse a tres normas básicas en lo que atañe a los roles de género:
Sobresalir en los deportes. Mostrarse interesados por las muchachas y el sexo. No mostrar rasgos ni gustos femeninos.
Al iniciarse la adolescencia, se evidencia la expectativa de que los varones deben conseguir "logros", y las mujeres casarse y educar a los hijos. Muchas mujeres se ven impulsadas a convencerse de que un rendimiento excesivo menoscaba su femineidad y popularidad. Mientras que, los varones están condicionados por el imperativo de equiparar su masculinidad a su eficiencia y experiencia sexuales.
A pesar de las diferencias en la educación y del cambio de mentalidad que se está produciendo, los estereotipos sobre los roles de género en el ámbito de nuestra cultura suelen manifestarse en toda su realidad cuando el individuo alcanza la edad adulta.
Las expectativas en cuanto al rol de género en la edad adulta afectan al matrimonio, el trabajo, la política y el ocio. Para los hombres, aún cuando la experiencia heterosexual y el atractivo físico continúan constituyendo pruebas relevantes de masculinidad, en las clases medias y altas cada vez tiene más importancia el éxito profesional, que se mide por la categoría del trabajo desempeñado y por las rentas obtenidas. En cuanto a la mujer, el matrimonio y la maternidad siguen constituyendo el foco primordial de nuestras expectativas culturales, si bien en la actualidad este estereotipo empieza a cambiar de forma significativa.
La conducta sexual ha sufrido en gran medida los efectos de los estereotipos sobre los roles de género, como la regla de la discriminación sexual de la mujer y la idea de que el varón es siempre experto en materia de sexualidad.
La legitimación de la práctica sexual en las mujeres es distinta a la de los varones: La sexualidad de la mujer tiene que estar legitimada por el amor. En el varón la sexualidad no atraviesa necesariamente por la demanda del amor. Muchos hombres y mujeres empiezan a darse cuenta de que no pueden lograr el placer que ambos desean hasta que comprendan que el sexo es una experiencia compartida en condiciones de igualdad.
En una relación en la que ambos consortes viven felices, los interesados tienen la sensación de igualdad de valor. Aún cuando al casarse se observe con frecuencia la regla de la equivalencia de valor de ambos cónyuges, sin embargo, no puede garantizarse con ello que en el transcurso de la vida común a lo largo de muchos años se conserve inalterable el equilibrio de valor propio.
En las condiciones actuales el marido, gracias a su actividad profesional tiene más oportunidades para aumentar el sentimiento de su propio valor, mientras que la mujer, en su función de madre y ama de casa, se siente menos reafirmada.
Los testimonios de otras culturas indican que en nuestra sociedad muchas de las diferencias entre hombre y mujer derivan de ideas preconcebidas y de expectativas estereotipadas.
La desigualdad subjetiva entre hombres y mujeres obedece a:
1. La carencia del poder.
2. Al sometimiento de su palabra.
3. A la ausencia de representación.
4. A la gran dificultad de realización en un mundo masculino.
Anexos
Sexualidad: definiciones necesarias
Es posible que al escuchar hablar a un sexólogo o psicólogo se nos haga complicado entender todo el contenido de sus comentarios o explicaciones debido a los diferentes conceptos que utiliza y sin llegar a algo tan técnico nuestro hijo/a adolescente puede hacernos preguntas o comentarios sobre el género o la orientación sexual. Aquí una reseña sobre estas definiciones que refrescarán sus conocimientos.
Sexo biológico: está determinado por nuestros cromosomas, hormonas y órganos genitales internos y externos.
Identidad de género: es el reconocimiento internalizado de uno mismo de que se es hombre o mujer. Este aspecto se desarrolla entre los 18 meses y los 3 años.
Rol de género: es la expresión conductual de masculinidad o femineidad que puede variar entre cultura y cultura.
Alteración en el rol de género: corresponde a varones con conductas o preferencias más típicamente femeninas o a mujeres con conductas o preferencias más típicamente masculinas, pero que se identifican con su sexo biológico. Los niños varones "afeminados" o las niñas "masculinas" no necesariamente a futuro corresponden a personas con orientación homosexual o bisexual. Como también sólo algunos gays son afeminados y sólo algunas lesbianas son masculinas.
Orientación sexual: es la dirección de los intereses eróticos hacia otras personas. Al hablar de atracción sexual nos referimos a un patrón de excitación física e interés emocional o romántico y sexual que involucra fantasías, imaginación y sueños de contenido sexual o erótico. Los individuos heterosexuales se sienten atraídos por personas del otro sexo, los individuos homosexuales se sienten atraídos por personas del mismo sexo y los individuos bisexuales se sienten atraídos por personas de ambos sexos.
Conducta sexual: es la manera en que se expresan los sentimientos sexuales. En un concepto más amplio va desde los besos y caricias, pasando por la masturbación mutua y llegando a las relaciones sexuales. Puede ocurrir que una persona tenga una orientación heterosexual, pero incurra en conductas homosexuales. Esto puede darse en los adolescentes como una conducta exploratoria o cuando no hay acceso a personas del otro sexo, como en internados, cárceles, etc. También puede ocurrir que una persona de orientación homosexual presente una conducta heterosexual. Esto puede suceder en el caso de quienes no han asumido su homosexualidad o desean mantenerla oculta. Por lo tanto, el experimentar placer en una conducta homosexual no equivale a ser homosexual, como tampoco el experimentar placer en una conducta heterosexual equivale a ser heterosexual.
La Sexualidad después de los 50 años
Por Pierre-Henri Galier
El proceso normal del envejecimiento provoca en el hombre y en la mujer de más de cincuenta años cambios específicos en el ejercicio de su sexualidad. Sin embargo esos cambios han sido poco estudiados.
La vejez no es una enfermedad, se puede decir sin paradojas; es experimentar la resistencia a la enfermedad. Durar es envejecer y envejecer es persistir en el ser. Toda edad representa una usura, un envejecimiento con respecto al precedente, pero representa siempre una juventud con respecto a lo que vendrá.
El envejecimiento es una evolución, un fenómeno es una evolución, un fenómeno vital común a todas las formas de la vida, un camino hacia la muerte, que es también un fenómeno vital.
Como en cada etapa de nuestra vida, es importante encontrar nuestro lugar, valorar lo positivo que nos brinda y vivir la aventura de los cambios que se nos presentan según nuestras capacidades.
Los 50 son una edad de mucha plenitud en muchos aspectos, edad de proyectos encaminados, de disfrute de metas logradas, muchas veces de independencia, de disfrute de los hijos y /o nietos, de afianzamiento de valores e ideales, y puede ser también un momento de mayor confianza en sí mismos, si todo ha transcurrido de buena manera.
En el presente en Uruguay la esperanza de vida es de cerca de 80 años (un poco mayor en la mujer que en el varón), esta diferencia sucede en todo el mundo. Podemos observar una marcada diferencia comparando lo que ocurría en el 1900 donde la esperanza de vida era de 50,8 años. Esto nos muestra un cambio de calidad de vida y dentro de esa calidad de vida también incluimos a la vivencia de una sexualidad más plena y gratificante.
Si nos preguntamos qué pasa con la sexualidad a los 50, creo que deberíamos abordar el tema en principio desde la pareja, y luego desde el varón y mujer de forma individual. En la actualidad una persona de 50 años puede estar viviendo una gran plenitud sexual.
En la pareja:
Si observamos a la pareja puede pasar que en esta etapa de la vida los hijos ya no están tanto en la casa o se han casado, y la pareja se encuentra con posibilidades, de lo que podemos llamar, un reencuentro, teniendo otros tiempos y dedicación para el erotismo.
En la etapa en que los niños son pequeños la vida en la pareja comparte con la crianza y las situaciones y atención que esto implica. Pero cuando esta atención ya no es tan necesaria, surge un espacio que muchas veces exige ser recuperado y con él, la posibilidad de enriquecimiento de la comunicación y la vivencia sexual.
Es cierto también que muchas veces es difícil reordenar estos tiempos y las parejas se enfrentan a ciertos conflictos ante el vacío dejado por los hijos que ya no están en casa.
En la mujer:
En la mujer a los 50 uno de los cambios más significativos desde el punto de vista fisiológico y también muchas veces con un importante impacto emocional (en ciertos casos por el duelo ante la pérdida de la capacidad reproductiva), es la menopausia.
Esta aparece de los 45 a 55 años y en la actualidad tiende a retrasarse. Podemos encontrar en torno a la menopausia muchos mitos y falsas creencias que pueden condicionar negativamente esta etapa de la vida.
Creencias como:
1-la menopausia corresponde al inicio de la vejez.
Por supuesto que esto no es así, la vejez depende de múltiples factores relacionados con la salud general y condiciones de vida pero no necesariamente con la menopausia.
2-la menopausia hace que en la mujer baje el deseo sexual.
Tampoco esto debe ser así, se sabe que en esta etapa existe un aumento natural de andrógenos que son hormonas que favorecen el buen deseo sexual. Es decir que si ellas se lo permiten entonces tienen la posibilidad de disfrutar de una muy buena vida sexual.
3-la vida sexual de la mujer llega hasta la menopausia.
No solo no es el fin de la vida sexual, sino que en muchos casos la mujer en esta etapa, descubre que el sexo es más gratificante y placentero. Personalmente tengo la experiencia en el consultorio con mujeres, que a esta edad, vienen en busca de orientación o tratamiento ante ciertas dificultades sexuales que han postergado por mucho tiempo, ahora motivadas por las ganas de vivir esta experiencia sexual con mayor plenitud.
Muchas descubren el orgasmo o la capacidad de ser multiorgàsmicas, logrando una mayor distensión y entrega a la experiencia sustentado esto por una mayor confianza en sí mismas en algunos casos o por ejemplo por el abandono del temor a quedar embarazadas.
Es cierto que comienzan, en la etapa posmenopáusica, ciertos cambios naturales en la anatomía y fisiología de la mujer y en su respuesta sexual, pero estos no deben condicionar ni generar la baja del deseo o la perdida de interés sexual, solo se deben conocer y atender si es necesario en su justa medida, contando con el apoyo de los controles ginecológicos. Si esto ocurriera deberíamos prestar atención a otras causas que seguramente tendrían más que ver con conflictos de índice emocional los cuales pueden atenderse a través de un apoyo psicoterapéutico.
En los varones:
En el varón no existe o es muy poco frecuente lo que se llama andropausia que sería el sinónimo masculino de la menopausia. La mayoría de los cambios respecto a la sexualidad en el varón ocurren hacia los 60 años.
De todos modos podemos citar por Ej. El trabajo de Kinsey quién es su estudio nos plantea la incidencia de los problemas de erección en los varones según la edad.
En esta muestra de 4108 varones a los 20 años sufrían disfunción eréctil el 0,1 % , a los 30 el 0,8%, a los 40 el 1,9%, a los 50 el 6,7%, a los 60 el 18,4% a los 70 el 27% y a los 80 el 75%.
Estas cifras nos muestran simplemente las modificaciones físicas naturales que ocurren en las diferentes etapas de la vida. El ángulo de la erección así como el volumen y la fuerza eyaculatoria también varían con la edad, también el tiempo del período refractario y el tiempo en que se demora en lograr una erección; estos cambios no deben tomarse como disfunciones sexuales y no tienen que significar la pérdida del placer y lo capacidad para vivir una buena vida sexual.
Algo que ha sido demostrado es que por el contrario de lo que muchas veces se piensa el mantenimiento de una vivencia efectiva de la sexualidad al pasar los años, depende de haber tenido una buena frecuencia y calidad sexual desde la juventud.
Es importante mantener una buena calidad erótica dando lugar a las fantasías, al disfrute y mantener una buena comunicación sexual en la pareja y la aceptación como positivas de los naturales cambios y características de nuestra sexualidad en cada etapa de la vida.
Conclusión
En el siguiente trabajo puedo inferir que la identidad de género a generado muchos conflictos ya que hay muchas personas que no están conforme con su identidad sexual.
Desde antes del niño o niña nacer ya los padres pueden identificar y saber cuál es el sexo del bebe, ya que hay muchos avances y tecnología para identificarlo, los niños van creciendo y adquiriendo conocimiento de a que o cual sexo pertenece.
La conducta sexual ha sufrido en gran medida los efectos de los estereotipos sobre los roles de género, como la regla de la discriminación sexual de la mujer y la idea de que el varón es siempre experto en materia de sexualidad.
Aunque hoy en día existe mucha diversidad de género. Por ejemplo: los homosexuales, transexuales, heterosexuales y otros. Pero como sabemos muchos no son aceptados por la comunidad y aun por sus familiares tampoco.
Bibliografía
Espai Terapeutic, tu centro de sexología y pareja psicología y psiquiatría infanto-juvenil.
www.oceanwebmallorca.com
La Menopausia, Dr. Lionel Gendron, Les editions de L"Homme Ltee. Por A.T.E. 1975.
La Sexualidad después de los 50 años, Pierre Henri Galier. Impreso en España 1975.
Rathus. Sexualidad Humana. Sexta edición. Editor pearson Educacion, S. A. Madrid 2005.
G. Abraham, E. pasini. Introduccion a la sexología clínica. España. Grijalbo 1990.
Autor:
Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo S.
Santiago de los Caballeros,
República Dominicana,
2014.