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Salud y trabajo: las tramas del malestar en el hospital público

Enviado por maynat


    Salud y trabajo: las tramas del malestar en el hospital público

    1. De la metodología
    2. De la salud y el trabajo
    3. De los resultados
    4. Conclusiones
    5. Bibliografía

    1. INTRODUCCION

    Las relaciones existentes entre salud y trabajo comprenden un sinnúmero de aspectos, algunos de los cuales aún no han sido revelados en su totalidad.

    Generalmente se ha estudiado esta relación desde una perspectiva tradicional, que centra su enfoque en la enfermedad, aportando de este modo una visión parcial sobre el tema. La relación directa que esta posición establece entre noxa y afección solo da cuenta de aquellos fenómenos evidenciables, los cuales se enmarcan dentro de las categorías de enfermedades profesionales y accidentes de trabajo, entendiéndolos como alteraciones de la esfera biológica de la salud que surgen a consecuencia de la exposición a riesgos tangibles como tóxicos, polvo, humo o ruido.

    Pero existe otro amplio campo de fenómenos que afectan la salud de los trabajadores, los cuales se vinculan a procesos sociales y psicológicos y que no siempre se manifiestan en daños materiales. Estos pueden alterar la vida cotidiana y limitar las posibilidades de desarrollar una vida productiva, tanto en el ámbito laboral como extralaboral.

    Si el objeto de estudio son las relaciones que se establecen entre condiciones de trabajo y malestar, el enfoque centrado en la enfermedad resulta insuficiente e inadecuado. Por ello optamos por un abordaje interdisciplinario, el cual permita incluir las percepciones de los sujetos en situación de trabajo, incorporando las características del contexto institucional. Consideramos que esta forma de abordar al objeto de estudio favorece la producción de nuevos conocimientos como la generación de interrogantes relativos a las problemáticas planteadas.

    El presente estudio se propuso indagar las relaciones existentes entre condiciones de trabajo y salud de un grupo de profesionales médicos que se desempeñaban en un Hospital Público, ubicado en el Segundo Cordón del Conurbano Bonaerense, Provincia de Buenos Aires. El mismo toma como marco de referencia la Reforma del Estado, proceso qué, a partir de 1990, introdujo cambios significativos en las condiciones laborales del sector salud.

    La formulación de una demanda de intervención psicológica institucional desde uno de los Servicios de este Hospital, denunció la existencia de un persistente malestar que afectaba el desempeño laboral de sus integrantes y determinaba el surgimiento de padecimientos múltiples. Este malestar fue vinculado por los médicos con las condiciones laborales vigentes en el Establecimiento.

    La percepción del malestar incluyó la convicción de que una serie de padecimientos, de diversa manifestación, y accidentes automovilísticos leves sufridos durante el último año por un número significativo de profesionales, se encontraban vinculados con estas condiciones de trabajo. En general manifestaron sentirse atrapados entre la necesidad de plantear cambios relativos a su situación laboral y el temor de perder el empleo.

    Desde la demanda planteada nos propusimos partir del análisis de cómo se plasmaron los cambios en las condiciones laborales en el subsector público de salud a partir de la Reforma del Estado, a fin de observar como se implementaron las mismas en el ámbito provincial y municipal. Posteriormente nos abocamos a analizar su vinculación con el malestar que los profesionales manifestaron, y en que medida éste actuó como uno de los determinantes de los padecimientos que afectaban los procesos de salud- enfermedad.

    2. DE LA METODOLOGÍA

    Nuestro punto de partida es la relación entre las condiciones de trabajo y la salud de los profesionales empleados en el subsector público de salud. Los datos obtenidos durante el trabajo de campo permitieron delinear el concepto de malestar a partir de la demanda formulada por un grupo de médicos que se desempeñaban en un Hospital Público del Conurbano Bonaerense.

    La población estudiada, compuesta por los médicos del Servicio de Clínica Médica del Hospital Municipal "Mariano y Luciano de la Vega" ( Partido de Moreno), sumaba un total de 17, incluyendo la planta de internación y los consultorios externos, el Jefe del Servicio y residentes de primer año de Clínica Médica y segundo año de Medicina General que rotaban por el mismo. Se ha considerado como unidad de estudio al Hospital "Mariano y Luciano de la Vega" definido institucionalmente como Hospital Público de Autogestión y como unidad de análisis al grupo de médicos del Servicio de Clínica en su totalidad, junto a los residentes rotantes.

    CUADRO Nº 1

    CANTIDAD DE PROFESIONALES

    DISPOSITIVO ASISTENCIAL HOSPITALARIO

    1 JEFE DE SERVICIO

    PISO DE INTERNACION Y CONSULTORIOS EXTERNOS

     

    4 MEDICOS CLINICOS

    CONSULTORIOS EXTERNOS

     

    9 MEDICOS CLINICOS

    PISO DE INTERNACION

     

    3 RESIDENTES

     

    PISO DE INTERNACION

    Fuente: Elaboración propia. Año 1998

    Partimos de la hipótesis que plantea qué las relaciones existentes entre condiciones de trabajo en el subsector publico de salud promueve un estado de malestar, actuando este como uno de los determinantes de una serie de padecimientos múltiples y accidentes automovilísticos que afectan los procesos de salud- enfermedad de los profesionales.

    A partir de lo planteado se llevó a cabo un estudio exploratorio – descriptivo, considerando qué el mismo, en el curso de la investigación, permite simultánea y articuladamente

    1. identificar nudos cognitivos estratégicos y construir categorías de análisis,
    2. generar hipótesis de trabajo y datos de alto rigor científico (Grimberg, 2000a.)

    Un trabajo cualitativo en profundidad recupera la perspectiva de los actores sociales, sus trayectorias personales e institucionales, para desde ahí definir tanto los indicadores como los instrumentos para la cuantificación (Grimberg, 2000b) Esta metodología combina el trabajo con fuentes secundarias y primarias, así como la utilización de técnicas clásicas de la antropología social: -trabajo con informantes clave, entrevistas en profundidad individuales y grupales, y observación con participación. Las instancias de análisis incluyeron

    1)l trabajo con fuentes secundarias tales como documentos institucionales, leyes y normativas vigentes, planillas laborales, historias clínicas, fichas de personal sobre problemas de salud, etc. y todo otro documento identificado durante una primera etapa de investigación;

    2) la información proveniente de entrevistas en profundidad con los profesionales según las distintas funciones y cargos vigentes en la institución;

    3)los materiales emergentes de los espacios de consenso y participación grupales.

    Los datos obtenidos mostraron que el malestar era un elemento constitutivo de un proceso más complejo y amplio del cual los médicos no pudieron dar cuenta en la demanda de intervención, permitiendo ampliar la visión sobre lo planteado en la misma en cuanto a los núcleos problemáticos y su percepción.

    3. DE LA SALUD Y EL TRABAJO

    Partimos de la concepción de salud- enfermedad como proceso social e históricamente dado, tal como lo plantea la Medicina Social. El mismo asume formas específicas relativas a los diferentes grupos sociales ( Laurell, 1993) los que comparten

    modos similares de desgaste y reproducción de los procesos biológicos, constituyendo formas particulares de enfermar y morir. Su determinación social se articula con el momento histórico en que los mismos se desarrollan, ya sea en términos de salud o de enfermedad, pudiéndose establecer diferentes patrones de reproducción ( Laurell, 1982. Sus manifestaciones son la expresión de las condiciones objetivas y subjetivas de existencia de los hombres en un momento socio-histórico determinado, observándose a nivel objetivo, como fenómenos bio-psicológicos de la salud y la enfermedad, y a nivel subjetivo, en forma de percepciones e interpretaciones de dichos fenómenos y de las respuestas a los problemas que se plantean, tanto en el nivel individual como a nivel grupal. ( Castellanos, 1991)

    Salud y trabajo se definen como conceptos íntimamente relacionados. El trabajo, en tanto actividad exclusivamente humana, tiene entre sus objetivos el de alcanzar niveles de productividad de orden económico. Pero el trabajo es más que el empleo ( Neffa, 1996) Participa en la construcción de la identidad psicológica y social del trabajador y en este sentido se constituye en proceso social básico ( Laurell, 1993)

    Castell define al trabajo como "paradigma" ( Castell, 1996), sosteniendo que su función de integrador de los diferentes aspectos de la vida del individuo permiten que el mismo construya su identidad social. Esta identidad se presenta como un proceso en continuo cambio, se nutre de las experiencias de vida y del reconocimiento y la confirmación provenientes de los otros (la familia, los maestros, los jefes, los compañeros y amigos, la sociedad.

    Así el reconocimiento por el trabajo actúa como motor de vivencias de satisfacción y placer mientras que el déficit o la inexistencia de éste, como fuente de displacer y malestar, obstaculizando la construcción de una identidad firme y frágilizando la posibilidad de crear un proyecto de vida sostenido.

    Investigaciones vinculadas a la relación salud / trabajo (Echeverría 1981-1982, Matrajt 1987, Grimberg, 1989) observan que las condiciones generales en que se lleva a cabo este último afectan los procesos de salud- enfermedad de los trabajadores.

    Entendemos que las condiciones de trabajo deben concebirse como un concepto abierto y dinámico, en tanto el mismo se enriquece en la constante tensión que existe entre representaciones socio-históricas de los grupos sociales implicados, las cuales se vinculan con el modelo de acumulación vigente ( Errandonea, 1983)

    La importancia de incluir en su análisis las vivencias y percepciones de los trabajadores ( Neffa, 1988) como así el vínculo que se sostiene en relación con compañeros, la tecnología y la tarea en sí misma ( Novick, 1983) nos permite tomar contacto y profundizar en aquellos aspectos que condicionan de forma activa la vida social y familiar del trabajador.

    Estas condiciones de trabajo han sufrido modificaciones importantes a partir del proceso de reforma del Estado, en tanto la génesis del mismo se sostiene en cambios del modelo de acumulación vigente, los cuales afectan la concepción de trabajo que sostenía el modelo del Estado Benefactor, resultando en la pérdida de las "protecciones cercanas" ( Castell, 1996) y el debilitamiento de los lazos de solidaridad entre los individuos como producto de la implantación de una cultura de lo aleatorio, la cual arroja al trabajador hacia la necesidad de replantear continuamente su identidad social relativa a la inserción laboral, en tanto el trabajo se torna precario.

    La precarización laboral se define por los cambios que sufren: los modos de contratación predominantes (efectividad vs. temporalidad), la fluctuabilidad del salario (asociado ahora a indicadores de productividad y a la variabilidad de la demanda) y al debilitamiento de las políticas de protección social (cobertura social limitada, despidos compulsivos, redefinición de las indemnizaciones, retiros anticipados), favoreciendo el "desdibujamiento" ( Castell, 1996) del trabajador el cual, sujeto a las imposiciones del empleo, debe estar continuamente dispuesto a ajustarse a las demandas del mercado laboral.

    En este sentido, la precarización laboral se conforma, junto al desempleo, en proceso central que define las nuevas condiciones de trabajo a nivel mundial.

    Retomando la posición de Castell, quien sostiene como hipótesis que existe complementariedad entre la integración que aporta la inserción laboral con el grado de inscripción relacional del individuo en redes familiares y de sociabilidad, consideramos que es la zona de vulnerabilidad donde observamos la mayor cantidad de situaciones conflictivas en cuanto a los ejes estudiados.

    La zona de vulnerabilidad, definida por el autor como producto del estado de precarización del trabajador en tanto corre riesgo su permanencia en el empleo, favorece el surgimiento de un estado de inestabilidad e incertidumbre constante. Se corresponde a un estado de degradación del estatuto del trabajador y como consecuencia al debilitamiento de los "sostenes relacionales". ( Castell, 1996)

    En este contexto emerge con mayor claridad el problema del malestar, percepción subjetiva que se define como tal en tanto entraña un estado de tensión, producto de la inadecuación entre el deseo y las expectativas del sujeto con las posibilidades que la sociedad le brinda para su realización, situación que lejos de constituir un estado patológico forma parte de la cotidianeidad del sujeto en la cultura. Freud se refiere al malestar en estos términos, considerando que el mismo puede virar hacia un estado de bienestar (asociado a la disminución de la tensión psíquica que lo produce y al encuentro con situaciones que promueven la felicidad) o bien hacia el sufrimiento subjetivo, en tanto se vea dificultada la elaboración de sus determinantes. ( Freud, 1973)

    Ahora, el malestar se vincula con una serie de circunstancias en las que la re-definición de lo público tiene un particular protagonismo, ya que la globalización económica y los cambios culturales que conlleva el modelo de vida, implican a nivel individual y social un " replanteo subjetivo de los proyectos" ( Galende, 1996) y en este plano, los cambios acontecidos en el periodo de reforma tienen efectos sobre la salud mental de los sujetos sociales, en tanto el individuo se ve sometido a fuerzas que deciden sobre aspectos esenciales de su vida como su trabajo, su ingreso, su cultura, etc., al mismo tiempo que lo responsabiliza de los impedimentos y fracasos en la concreción de su proyecto de vida.

    Crisis económica, precarización laboral y efectos sobre la salud mental de los trabajadores guardan relación, afectando las relaciones interpersonales entre los trabajadores de niveles medios como también a las denominadas "profesiones liberales". ( Stolkiner, 1994)

    En la actualidad, la mayoría de los profesionales de la salud presentan la categoría de asalariados, contratándoselos de modo inestable. Esta situación de inestabilidad afecta al proyecto de vida en sí mismo en tanto provoca un estado de temporalidad inmediata, obligando al profesional a vivir al día. El progreso vinculado al trabajo deja de tener un papel central en la construcción del mismo impidiendo construir una perspectiva de futuro consistente e incrementando los niveles de sufrimiento subjetivo.

    Si bien este sufrimiento pre-existe a la situación de trabajo, el encuentro con situaciones laborales conflictivas puede incrementar su intensidad (Dejours, 1998) presentándose como un estadio intermedio de un proceso que tiene como punto de partida la salud y como final la enfermedad, la cual comprende la percepción del síntoma hasta la enfermedad clínicamente diagnosticada y clasificada nosológicamente ( Martinez y col, 1997) Consideramos que si bien responde a la lógica de la época, en la actualidad el debilitamiento de los lazos de solidaridad y protección propician el surgimiento de vivencias de inestabilidad e indefensión frente a los cambios, promoviendo su incremento a niveles insospechados.

    Se ha observado que la repercusión de las transformaciones en curso puede ser diferente de acuerdo a la concepción de trabajo de cada individuo o grupo social: para aquellos sujetos cuyas actitudes hacia el mismo se han configurado en un marco de estabilidad propio del modelo del Estado Benefactor, los cambios que promueve el nuevo modelo, caracterizado entre varios aspectos por "la ruptura de las confianzas y certidumbres" ( Galli, Malfe, 1997) pueden comprometer gravemente la salud psíquica de los mismos, dando lugar al surgimiento de diferentes reacciones subjetivas.

    La reacción subjetiva típica se define como "deflación del valor de la imagen de sí" (Galli, Malfe, 1997) estado que guarda relación con una visión economicista del sujeto que lo presenta "en baja" en la medida en que pierde valor como sujeto productivo.

    Pero esta no es la única reacción subjetiva que favorece el escenario laboral actual, ya que también se observan diversas "formas de sobreimplicación en el trabajo" (Galli, Malfe, 1997) expresión de aquellos sujetos que han incorporado la nueva ideología Neoliberal, sobreadaptándose a una realidad signada por la incertidumbre y el desconcierto.

    En el plano físico, observamos el incremento de las perturbaciones psicosomáticas las qué, en tanto se cronifican, dan lugar a síntomas corporales estables. La imposibilidad de elaboración mental del conflicto que ello conlleva y su dificultad para resolverlo en términos reales genera un estado de equilibrio psíquico a costa de la persistencia de síntomas corporales.

    Muchas veces este estado de equilibrio es tomado como una resolución al sufrimiento existente ( Galende, 1996)

    La articulación de conceptos referidos a manifestaciones a nivel físico, psíquico y social denotan el grado de implicación que puede tener el trabajo y sus condiciones en la determinación de los procesos de salud-enfermedad de los trabajadores, los cuales pueden tornarse vulnerables en un escenario laboral precario, en el cual la marca de lo aleatorio signa su futuro. El debilitamiento de los lazos de solidaridad y la indefensión frente a cambios, carentes de planificación, los arroja a un estado de fragilidad permanente.

    Así resulta indelegable la necesidad de estudiar cómo estos procesos se pueden ver afectados en situaciones concretas, en tanto se define como obligatorio el análisis de las variables institucionales comprometidas en el proceso de Reforma.

    4. DE LOS RESULTADOS

    A lo largo del proceso de estudio, observamos que aparecen divergencias relativas a la visión del problema desde la jefatura del Servicio y las autoridades del subsector, respecto a las percepciones de los médicos que integraban el mismo. Lo que desde la jefatura era

    " oposicionismo, falta de motivación, falta de capacitación y ausentismo injustificado" para los médicos era " incremento de la exigencia en un marco de inestabilidad laboral y la posibilidad de construir un proyecto laboral consistente" ( Cuadro Nº 2). Estas diferencias actuaban como motor de desencuentros permanentes, discusiones y demandas, lejos de poder resolverse en tanto el clima laboral y el espacio institucional no lo propiciaban.

    CUADRO Nº 2

    CAUSAS DE MALESTAR SEGUN FUNCION

    AUTORIDADES

    PROFESIONALES

     

    • " Poca motivación "
    • Ausentismo reiterado
    • Incumplimiento y desinterés en la tarea
    • Trato agresivo
    • Ausencia de criterios clínicos

     

    • Condiciones generales de trabajo
    • Inestabilidad laboral
    • Contratos temporarios
    • Bajos salarios.
    • Cambios jurisdiccionales

    y de autoridades.

    • Dificultades materiales: escasez de de insumos y recursos.
    • Perfil socio-cultural de la demanda

    Base: 17 médicos.

    Fuente: Elaboración propia en base a Trabajo de campo: entrevistas grupales. Hospital "Mariano y Luciano de la Vega". Partido de Moreno. Año 1998.

    El malestar, desde la visión de los médicos puede resumirse en los siguientes ítem:

    1. inestabilidad laboral: aquí se incluye tanto la temporalidad de los contratos como la rotación permanente de las autoridades, situación que impedía consolidad un proyecto institucional a mediano y largo plazo.
    2. La nueva " carrera" hospitalaria: cambios en el estatuto jurídico del profesional que actuaban como otro elemento precarizante en tanto lo homologa al resto de los trabajadores de la salud sumándole nuevas exigencias, como son la capacitación continua y mayor especialización en un marco de salarios bajos.

      los profesionales pueden llevar a cabo tareas administrativas en privacidad. Los espacios se comparten o son invadidos por otros servicios que tampoco cuentan con el. Se torna difícil reunirse y discutir problemáticas propias sin intromisión continua. Por otra parte, la falta de insumos sumada al incremento y heterogeneidad de la demanda implica nuevas exigencias, consideradas como "presiones" por los médicos, en tanto la sensación de impotencia frente a situaciones cotidianas los torna vulnerables a todo tipo de enfermedades laborales.

    3. Déficit de recursos e insumos: el hospital no amparaba sitios donde
    4. Política de recursos humanos: si bien existía la queja vinculada al incremento de exigencias en un marco de inestabilidad, el grupo denuncio diferente tipo de " malos tratos" tales como afirmaciones publicas de las autoridades de falta de idoneidad y vagancia, situación que favorecía la deserción del usuario y la queja continua en el subsector publico.

    "Una vez hicieron una reunión con los más antiguos y el Director explicó como era el Hospital que él quería después de pasar la película ‘Alicia en el País de las Maravillas’ y decia que él era como el Sombrerero Loco que nos iba a enseñar como atender a la gente, porque nosotros la maltratábamos". (Médica clínica, 52 años. Entrevistas grupales)

    Estos " malos tratos" también se reproducían al interior de la institución, tanto entre miembros de diferentes servicios como entre compañeros del mismo servicio, repitiendo estas consignas cotidianamente.

    "El problema es que los de la Guardia no saben nada y te quieren decir cómo tenés que trabajar mientras ellos se ‘rascan´. Están ahí porque tienen mil años en el Hospital y no les conviene irse, pero la verdad es que para lo único que sirven es para joder ". ( Médica clínica, 30 años. Entrevistas grupales).

    A medida que avanzó nuestro estudio constatamos que la queja relacionada con las actuales condiciones de trabajo guardaba relación con la antigüedad de los profesionales en el puesto de trabajo hospitalario. Los médicos se nombraban entre sí como " los viejos", categorización de aquellos que componían la planta del hospital antigüo, y "los nuevos", que incluían a todos aquellos profesionales incorporados en los últimos cinco años y a las autoridades de la Dirección. A partir de ello cada subgrupo verbalizó cuales de estas condiciones producían mayor malestar.

    El grupo con mayor antigüedad, identificado como "los viejos", señalaron como fuente de mayor malestar la percepción de desplazamiento de sus lugares de trabajo por "los nuevos", lo que afectó la visión que tenían de sí en tanto miembros de la institución y como profesionales, afirmando que las políticas en recursos humanos que se implementaron apuntaron a desprestigiarlos y desvalorizarlos. Del mismo modo, sintieron que sus nuevos colegas acompañaron a esta posición en tanto los criticaron y cuestionaron su idoneidad profesional.

    "Se creen que uno no hacía nada y no atendía a la gente antes de que vinieran ellos. Nosotros hicimos mucho por este hospital cuando no había nada. Ahora nos quieren enseñar a trabajar. Yo me siento desplazada, creí que me había ganado un lugarcito en este hospital donde dejé 20 años de mi vida. Ahora me siento nada, como si yo fuera ‘nueva’ ". ( Médica clínica, 52 años. Entrevistas grupales)

    "Uno acá dejo la vida, pasaron 20 años y uno no se dió cuenta. Dejaste de hacer un montón de cosas por el trabajo y de golpe viene uno de afuera y te dice que lo tuyo no sirvió para nada. La verdad es que me llegué a preguntar que hice estos últimos 20 años por mí , ahora me siento de afuera: me siento más "nueva"que los "nuevos".

    ( Médica clínica, 52 años. Entrevistas grupales).

    Los "nuevos" también percibieron como una de las fuentes del malestar la política de recursos humanos, pero le otorgaron un lugar secundario al de la inestabilidad, tema que encuadraron dentro de las condiciones generales de trabajo y vincularon con las exigencias del puesto y con relación a los bajos salarios, en tanto consideraron que su situación laboral precaria no compensaba el esfuerzo que les exigían.

    "Los viejos no querían trabajar, no querían hacer nada. Ser Jefe acá era como "el premio a la próstata". (Autoridad, 50 años. Entrevistas a Informantes Claves)

    "Cuando llegamos nosotras todavía no estaba completo el Servicio y el Hospital era tierra de nadie, cada uno hacia lo que le parecía. Los de la Guardia siempre fueron los peores, manejaban el hospital como querían, sobre todo el fin de semana. Vos llegabas el lunes y te encontrabas con que tu paciente se había ido de alta porque ellos precisaban una cama". ( Médica clínica, 35 años. Entrevistas grupales)

    La escasez de recursos ( insumos básicos, espacio físico y tiempo disponible para cumplir tanto con actividades administrativas como para discutir e intercambiar ideas sobre procedimientos clínico-asistenciales) fue mencionada como tercera causa siendo la considerada en cuarto lugar el perfil socio- cultural de la demanda.

    Ambos grupos coincidieron en que el clima laboral conflictivo actuó como uno de los factores que tornan más difícil trabajar con las condiciones generales vigentes.

    1. Del malestar al sufrimiento: padecimientos y accidentes

    El grupo en su totalidad manifestó que el malestar provocado por las situaciones descriptas afecta su vida laboral, debilitando la motivación en el trabajo y favoreciendo el surgimiento de conductas agresivas, tanto dirigidas hacia colegas como pacientes. Respecto de estos últimos, sintieron que no pueden atenderlos como desearían hacerlo.

    Afirmaron que este malestar que percibían en el trabajo también había afectado su vida extralaboral. La mayor parte experimenta dificultades para tomar decisiones simples, sobre todo en el ámbito familiar, hecho simultáneo a la reducción del tiempo de intercambio entre los miembros de la familia por cuestiones laborales; en el alejamiento de grupos de pertenencia y referencia con los cuales mantenían un trato fluido y en el limitado aprovechamiento de su tiempo libre, ya que siempre se sienten agotados, sobre todo fuera de los horarios laborales.

    A medida en que se desarrolló la observación, algunos de los médicos del Servicio estudiado comenzaron a relatar una serie de padecimientos que identificaron con el inicio del empleo hospitalario, los cuales motivaron una serie de consultas a profesionales especializados, quienes no diagnosticaron una enfermedad definida. Estos padecimientos, definidos por ellos como "síntomas", se manifestaron en trastornos funcionales (dermatológicos, circulatorios, nerviosos, gastroenterológicos y clínicos en general) y manifestaciones psíquicas (cambios bruscos de humor, sensación de tristeza y depresión, dificultades en la toma de decisiones personales y agotamiento). A éstos se sumaron una serie de accidentes automovilísticos que sufrieron un número importante de médicos del Servicio, generalmente los de menor antigüedad en el puesto de trabajo hospitalario. Estos accidentes ocurrieron siempre en el camino de ida o de vuelta al Hospital, nunca fueron demasiado graves y siempre se atribuyeron al hecho de "estar distraídos".

    Los profesionales con mayor antigüedad en el puesto afirmaron no haber sufrido trastornos funcionales pero si diferentes manifestaciones psíquicas que afectaron su vida en general, ya que sintieron que su situación laboral motivó sentimientos de tristeza y depresión, estado que vincularon con la desvalorización que percibieron de sus colegas y autoridades y que generó, según su parecer, respuestas de tipo agresivo ante los mismos.

    Tampoco declararon sufrir accidentes automovilísticos en el mismo período que mencionaron los profesionales de menor antigüedad en el puesto de trabajo.

    De las observaciones y el registro de los datos aportados por los profesionales durante el trabajo de campo, podemos describir en el siguiente cuadro los trastornos funcionales y manifestaciones psíquicas que afirmaron padecer los médicos de este Servicio hospitalario ( Cuadro Nº 3), en tanto observamos que el malestar se presentaba como la constante que articulaba las percepciones de los médicos del Servicio en su totalidad, mientras que los padecimientos se manifiestaban de diferente modo e intensidad en las categorías descriptas ( Cuadro Nº 4)

    CUADRO Nº 3

    PADECIMIENTOS SEGUN TRASTORNOS FUNCIONALES Y

    MANIFESTACIONES PSIQUICAS DE LOS PROFESIONALES

    TRASTORNOS FUNCIONALES

    Nº DE CASOS

    • Trastornos digestivos
    • Trastornos circulatorios
    • Trastornos dermatológicos
    • Trastornos nerviosos
    • Trastornos del sueño

    2

    2

    1

    4

    4

    MANIFESTACIONES PSÍQUICAS

     

    • Cambios bruscos de humor
    • Sentimientos de tristeza y depresión
    • Dificultades en la toma de decisiones simples
    • Agotamiento psico-físico

    3

    2

    1

    6

    Base: 17 médicos. Respuestas multiples.

    Fuente: Elaboración propia en base a Trabajo de campo: entrevistas colectivas. Hospital "Mariano y Luciano de la Vega". Partido de Moreno. Año 1998 

    CUADRO Nº 4

    RELACION MALESTAR/ PADECIMIENTOS SEGUN ANTIGÜEDAD EN EL PUESTO DE TRABAJO

    ANTIGÜEDAD EN EL

    PUESTO DE TRABAJO

    PADECIMIENTOS

    Nº DE CASOS

     

    "LOS VIEJOS"·

     

    MANIFESTACIONES PSIQUICAS

    • Desvalorización
    • tristeza
    • depresión
    • agresividad

     

     

     

    2

    "LOS NUEVOS"

     

    TRASTORNOS FUNCIONALES

    • Epigastralgías
    • Hemorragias digestivas
    • Cefalea
    • Hipertensión arterial
    • Alopecía
    • Insomnio

    MANIFESTACIONES PSIQUICAS

    • Cambios bruscos de humor
    • Sentimientos de tristeza y depresión
    • Dificultades en la toma de decisiones simples
    • Agotamiento psico-físico

    ACCIDENTES AUTOMOVILISTICOS

    • Sin consecuencias graves
    • Ocurridos camino al
    • trabajo
    • Asociados a distracción

     

     

    1

    1

    4

    2

    1

    4

     

    3

    2

    1

    6

     

     

    6

    Base: 17 médicos. Respuestas múltiples. Fuente: Elaboración propia en base a Trabajo de campo: entrevistas en profundidad individuales. Hospital " Mariano y Luciano de la Vega" . Año 1998. Partido de Moreno.

    5. CONCLUSIONES:

    Tal como surge de los datos obtenidos, el objetivo general de nuestro trabajo ha sido poner de manifiesto que las características de precariedad que comportan las condiciones de trabajo en el subsector público de salud actuaron como uno de los determinantes del malestar que manifestaron sentir los médicos.

    Uno de nuestros principales resultados afirma que la precarización promueve un estado de vulnerabilidad grupal, que se articula con la fragilidad de los vínculos sociales en el interior del grupo, producto de la competencia que promueven las actuales condiciones de trabajo. Así, vulnerabilidad y fragilización, en tanto consecuencias de la precarización, promueven un clima laboral caracterizado por el conflicto como manifestación objetiva del malestar.

    En segundo lugar, este trabajo pone de manifiesto que el malestar, significante que atraviesa al discurso institucional, presenta particularidades relacionadas con la antigüedad en el puesto de trabajo. Afecta de diferente modo a aquellos con menor antigüedad, que resultan más vulnerables a su asociación y manifestación a través de una serie de padecimientos psicofísicos y de accidentes automovilísticos.

    Estos médicos, que vincularon el malestar con las exigencias laborales y el temor por perder el empleo, tendieron a identificarse con los modelos y emblemas institucionales, en una actitud que redundó en un incremento de productividad en términos estadísticos. La sobreimplicación en el trabajo, reacción subjetiva prevalente frente al temor de perder el empleo, se convirtió en una estrategia defensiva ineficaz, en tanto el malestar persistió para transformarse en sufrimiento, y en padecimientos múltiples. Esto representó una sobreexigencia psicofísica qué, a nivel objetivo, se manifiestó por medio de trastornos funcionales y accidentes automovilísticos, y en el plano subjetivo como inestabilidad emocional y dificultades para construir un proyecto de vida vinculado al trabajo.

    Estos padecimientos denotan el fracaso en la construcción del proyecto existencial, en tanto éste ahora depende de variables ajenas al sujeto, que amplían la brecha entre lo deseado y lo valorado en términos profesionales. La inconsistencia del proyecto, articulada a una identidad social fragilizada, decanta en una multiplicidad de síntomas que denuncian la dificultad de elaboración del conflicto en acciones creativas.

    Cabe destacar que aquellos profesionales que contaban con otra historia en la institución, ya que han ingresado a sus puestos hospitalarios según modos de inserción laboral caracterizados por la estabilidad y la protección, sintieron que, en ese escenario laboral, el proyecto de vida y de trabajo que habían construido pierde su sentido.

    Estos profesionales, que consideraban seguro su empleo hospitalario, se vieron inmersos en un espacio laboral competitivo, para el cual no estaban preparados psicológicamente. La incorporación de "lo nuevo" fue percibido como la inclusión de una variable de ajuste, cuyo efecto es mayor en la medida en que prevalece la recesión en el mercado de trabajo. En el plano objetivo, el malestar que promueve esta situación se manifestó en conductas verbales agresivas, y llegó hasta la formulación de demandas judiciales vinculadas con cuestiones éticas. En el plano subjetivo, el sentimiento de desvalorización provocó estados de tristeza y depresión.

    Una primera conclusión a partir de nuestros resultados es que, en términos generales, la vulnerabilidad grupal y la fragilidad relacional promovidas por la precarización de las condiciones de trabajo en el subsector público de salud actuaron como determinantes del malestar que los médicos manifestaron, en tanto la dificultad para elaborar los conflictos que surgen en el escenario institucional favoreció el surgimiento de un estado de sufrimiento, que se expresó en forma de padecimientos múltiples: en el plano objetivo, como trastornos funcionales y accidentes automovilísticos, y en el plano subjetivo, a través de manifestaciones psíquicas diversas.

    Consideramos que la percepción de inestabilidad que promueve la precarización se articula con la fragilidad de los vínculos establecidos al interior de la institución en tanto prevalecen las conductas individualistas y los proyectos personalizados. Este hecho impide la generación de mecanismos de protección grupales frente a los cambios. Así, las consecuencias se plasman en una situación signada por el malestar como respuesta vincular, en un escenario laboral incierto, donde los proyectos de vida y de trabajo se transforma en puro presente.

    Por otra parte, el desvanecimiento de las garantías de estabilidad laboral suscitan

    vivencias subjetivas de desamparo, que actúan como uno de los determinantes de los sentimientos de tristeza y estados depresivos que exteriorizan el duelo por la identidad profesional desvalorizada. En este sentido, los mecanismos de integración social que impulsaban las políticas de protección al empleo, en el escenario actual se trasforman en temor a la desafiliación como horizonte personal y profesional.

    Los cambios acaecidos a nivel de las políticas en recursos humanos no han apuntado a superar este estado sino que los han sostenido y en algunos casos han empeorado. A pesar de lo que se afirma, los gestores de políticas en recursos humanos en el subsector publico de salud siguen desconociendo la existencia de problemas de salud vinculados al trabajo y solo dan visibilidad a las cuestiones profesionales cuando el nivel de conflictividad supera los limites de lo soportable.

    En este contexto, consideramos que las actuales condiciones de trabajo favorecen la trasmutación de los principios de solidaridad y protección hacia un estado defensivo, cuyo aspecto más relevante lo constituyen las conductas individualistas. Este individualismo se define en términos de falta. En primer término, la falta de seguridad se articula con la falta de vínculos estable, que facilita el aislamiento y el repliegue del sujeto sobre sí mismo. El desinvolucramiento del espacio público, y la débil participación en el campo laboral son su consecuencia del mismo modo que los indicadores de salud denuncias el grado de importancia que representan estos hechos y la necesidad urgente de actuar en consecuencia.

    En tanto las políticas de recursos humanos sigan exaltando la necesidad de incrementar la calidad asistencial en un marco de eficiencia pero descuiden al personal que es el responsable y autor de que estas acciones se concreten, difícilmente se puedan alcanzar resultados satisfactorios, tanto a nivel asistencial ( mejora en la accesibilidad en un marco de atención adecuada y satisfacción del usuario), a nivel laboral ( mejora en los niveles de satisfacción profesional, incremento de la motivación, menor conflictividad y mayor participación) y a nivel social ( evaluación positiva de acciones de salud en la comunidad)

    Consideramos que esta crisis no es "una más". Adquiere su peso en tanto el panorama social del trabajador se desdibuja y "re-dibuja" con nuevas particularidades. Su significado se torna patológico en la medida en que éste perciba su imposibilidad para participar activamente en los cambios que suceden en su vida, y considere que éstos constituyen hechos injustos. De este modo, aquélla no puede ser percibida como experiencia de desarrollo ni favorecer la elaboración del conflicto en términos positivos. Esta crisis muestra la fractura de las creencias y valores que sostenían la cohesión grupal. Su carácter estructural representa una disolución de valores, sobre todo de aquellos que históricamente han sido vinculados con el trabajo.

    Estas transformaciones que imponen las actuales condiciones de trabajo en el subsector público de salud no son privativas de él, por lo contrario, conforman la realidad de amplios sectores productivos de nuestro país. Por ello, consideramos que una responsabilidad sustancial de salud publica es la realización de estudios que analicen su impacto en los procesos de salud-enfermedad de los trabajadores de los diferentes sectores productivos de nuestro país.

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    Autor:

    Mg. Maria R. Maynat