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Proyecto “de reforestación participativa de la cuenca del río Monzón


Partes: 1, 2

    INTRODUCCION

    Cuando se formuló y aprobó el Proyecto "Reforestación participativa de la cabecera de cuenca del río Monzón para la recuperación del potencial productivo de suelos", en el año 2,002, se esperaba que al cabo de tres años, este constituya una experiencia piloto, que motive la formulación de mayores propuestas orientadas a lograr una mayor participación de la población campesina, para la búsqueda de otras fuentes de financiamiento. Se planteó, además, que era fundamental profundizar el conocimiento de la cuenca del río Monzón, a fin de proponer lineamientos para su desarrollo sostenible.

    Al cabo de tres años, el Proyecto ha tenido logros importantes, pero no ha generado volúmenes de información y conocimiento suficientes, que retroalimenten la ejecución de nuevas acciones, con base en lo aprendido. Consecuentemente, existe el riesgo permanente que las instancias de emisión de políticas, planeación, formulación y ejecución de nuevos programas y proyectos como DEVIDA, ONUDD y las entidades públicas y privadas, actoras del desarrollo local y regional, cumplan su función con un alto grado de error estratégico y escaso impacto.

    Por las razones expuestas, desde julio del 2005, el Equipo Técnico del Proyecto ha realizado esfuerzos para la clasificación y reconfiguración de sus experiencias y saberes, con el objeto de:

    o Sistematizar y aprender de las experiencias exitosas del Proyecto, para validarlas y extraer lecciones que sirvan a otros actores del DA, en el nivel nacional y local.

    o Estudiar experiencias "fracasadas" para comprender los factores influyentes y las razones de éxito o fracaso, derivando de ello mejores formas de concepción y actuación.

    o Contribuir a la divulgación de experiencias y conocimientos derivados de las prácticas concretas, para lograr mayores aproximaciones entre las entidades estatales y la cooperación internacional, así como mayor involucramiento de la población meta y sensibilización de la sociedad en general, para el desarrollo sostenible de las cuencas cocaleras.

    Esta publicación es el producto final del proceso de sistematización de experiencias del proyecto, y se ha ordenado en cinco apartados:

    1. Base conceptual y fundamento metodológico

    2. Sistematización de experiencias y procesos de aprendizaje

    3. Productos de aprendizajes en el proceso de transferencia de tecnologías

    4. Testimonios de experiencias personales relevantes en los procesos de asistencia técnica

    CAPITULO I

    BASE CONCEPTUAL Y FUNDAMENTO METODOLOGICO DE LA SISTEMATIZACIÓN DE EXPERIENCIAS DEL PROYECTO

    Base conceptual.

    Conceptualmente, organización es una unidad social coordinada, compuesta por dos o más personas, que funcionan de una manera relativamente constante para alcanzar objetivos y metas comunes. Así, para los fines de esta publicación, los organismos de Gobierno Regional y Municipal, de gobierno central, como DEVIDA, una organización internacional, como la ONUDD, las empresas de bienes y servicios, las asociaciones de base, entre otras, de acuerdo con su perfil, sus roles y competencias, reúnen los requisitos de esta definición. Sus activos intangibles son los que le aportan su verdadero valor organizacional, y son el producto de su aprendizaje organizacional.

    A través del aprendizaje individual y de procesos de captación, estructuración y transmisión de conocimiento corporativo, podemos llegar al aprendizaje organizativo. Es decir, el aprendizaje organizacional se apoya en la capacidad personal y la excede. En la actualidad, la velocidad a la que una organización aprende puede convertirse en la fuente más importante de ventaja competitiva. En relación con lo dicho, los proyectos de cooperación son iniciativas organizacionales transitorias. Son espacios interinstitucionales de aprendizaje organizacional. Aquí, aprenden haciendo las personas y las organizaciones involucradas. Después de un cierto tiempo, esas organizaciones y personas involucradas deberían volver a su rutina- pero mejorada, mediante su aprendizaje-con una nueva calidad y eficacia de desempeño, superior a la situación inicial.

    Por su carácter temporal, los proyectos de cooperación deben comprender que su misión se limita a contribuir a la formulación e iniciación o concreción de modelos para la solución de problemas sostenibles ("iniciar dinámicas o procesos de desarrollo"). Para esto se requiere de cooperación directa con los grupos meta – apoyando procesos de innovación en donde los haya en marcha y estimularlos donde la situación demanda nuevas soluciones. Esto obliga no sólo a análisis profundos, sino investigación, prueba y experimentación, evaluación y aprendizaje conjuntamente con los grupos meta y otros entes de cooperación local.

    En un Sistema de Aprendizaje de un proyecto, el nivel más bajo de los hechos conocidos son los datos. Los datos no tienen un significado intrínseco, deben ser ordenados, agrupados, analizados e interpretados. Cuando los datos son procesados de esta manera, se convierten en información.

    La información tiene una esencia y un propósito, de manera que, cuando la información es sistematizada, utilizada y puesta en el contexto o marco de referencia de la experiencia de una persona u organización, se transforma en Conocimiento. Así, el Conocimiento del Proyecto es la suma de la Información implícita y explícita de sus integrantes y de los actores involucrados, del contexto en que esta se ha generado, y de su experiencia organizacional. Cuando se administra ese conocimiento para satisfacer necesidades presentes y futuras, se está realizando lo que se llama Gestión del Conocimiento.

    Con base en esos conceptos, la sistematización puede ser concebida a partir de la información y/o a partir de las experiencias. La primera, que es la más usada, hace referencia al ordenamiento y clasificación de datos e informaciones, estructurándolos de manera precisa categorías, relaciones, posibilitando la constitución de bases de datos organizados, etc. La segunda es menos común y más compleja: se trata de ir más allá, mirando las experiencias como procesos históricos, procesos complejos en los que intervienen diferentes actores, que se realizan en un contexto económico-social determinado y en un momento institucional del cual formamos parte.

    Sistematizar experiencias, significa entonces entender por qué un proceso se está desarrollando de esa manera, entender e interpretar lo que está aconteciendo, a partir de un ordenamiento y reconstrucción de lo que ha sucedido en dicho proceso. Por lo tanto, en la sistematización de experiencias, partimos de hacer una reconstrucción de lo sucedido y un ordenamiento de los distintos elementos objetivos y subjetivos que han intervenido en el proceso, para comprenderlo, interpretarlo y así aprender de nuestra propia práctica.1

    Muchas veces se confunde sistematización con narración, descripción, relato de lo ocurrido. Lo importante es pasar de la reconstrucción de lo sucedido y el ordenamiento de la información, a una interpretación crítica de lo acontecido para poder extraer aprendizajes que tengan una utilidad para el futuro.

    En consecuencia, sistematizamos nuestras experiencias para aprender críticamente de ellas y así poder: Mejorar nuestra propia práctica, Compartir nuestros aprendizajes con otras experiencias similares, y para contribuir al enriquecimiento de la teoría. Si la sistematización realiza realmente una interpretación crítica del proceso de la experiencia vivida y extrae aprendizajes, estaremos generando un nuevo conocimiento. Así, la sistematización de experiencias, el aprendizaje organizacional, y la Gestión del Conocimiento son conceptos relacionados y complementarios.

    Fundamento metodológico.

    En una visión ex ante, las acciones de un Proyecto son organizadas en términos de líneas de acción o componentes. En esta publicación se busca una visión ex post de lo ocurrido, es decir, una relectura critica sistematizada de las acciones que ya sucedieron. Por lo tanto, utilizaremos el concepto de procesos de aprendizaje.

    Fundamentalmente se trata de responder a la pregunta: las acciones ocurrieron, los logros, productos y las experiencias esta allí, pero ¿Qué aprendimos?.Para dar respuesta a esa pregunta hemos escogido dos técnicas:

    La primera técnica es la sistematización de las experiencias, para reconstruir, comprender, interpretar y transformar las mejores prácticas realizadas por el Proyecto, en conocimientos explícitos. Para ello hemos considerado cuatro ejes o categorías básicas de la sistematización, a saber: 1.- Diseño y gestión del proyecto, 2.- Estrategia operativa del proyecto en escenarios de conflicto,

    3. Compensación económica por mano de obra no calificada de los beneficiaros del proyecto, 4.- Relación del proyecto con las políticas públicas ambientales.

    La segunda técnica es la descripción de algunos productos de los muchos procesos de aprendizaje que ocurrieron en forma entrelazada y simultáneamente en el proyecto. Un Producto es delineado tomando como base la información y conocimientos de diversas personas. La ventaja es que el lector se concentra en el entendimiento de informaciones compactas sobre un producto que llevo tres años para construirlo. Los productos son escogidos por su relevancia en la estructuración en las acciones del proyecto y su potencial comparativo y aportes a otros proyectos semejantes.

    La descripción de un producto reúne información estratégica y metodológica de experiencias locales, específicas sobre el proceso. Por eso en la gestión del conocimiento la simplicidad y claridad son importantes. Los productos se han podido ilustrar en forma corta y concreta.

    Estamos convencidos de que en el Proyecto, logró una serie de productos concretos – de lo cual se tiene suficientes pruebas – entonces los podemos hacer visibles. Sin embargo, para los fines de esta publicación, damos relevancia a los siguientes productos de aprendizajes, generados durante el proceso de transferencia de tecnología:1. Experiencias en la producción de plantones. 2. Agroforesteria: introducción de especies forestales mediante la asociación con cultivos. 3. Obtención de plántulas y plantones de regeneración natural de especies nativas. 4. Recuperación de áreas degradadas

    CAPITULO II

    ANALISIS DEL ENTORNO DEL PROYECTO

    Sistematizar experiencias, significa entender e interpretar lo que sucedió, a partir de un ordenamiento y reconstrucción de los hechos. Se trata, por lo tanto, de un análisis sistemático de la configuración de los procesos socio económicos y ecológicos y los cambios que estos generan en el entorno. Por lo tanto, es imprescindible para que el Proyecto sea entendido, en el contexto social, económico, y político específico, en el cual estuvo inmerso durante su periodo de intervención, porque las posibilidades de sus acciones, logros iniciales y aprendizajes, estuvieron influenciados por este.

    La situación socioeconómica de la población tiene una estrecha relación con la capacidad productiva de los recursos naturales disponibles y, de su adecuado manejo, depende la sostenibilidad de su desarrollo. Por ello iniciamos una reconstrucción de los procesos socio económicos y ambientales, que ocurrieron en el Valle del Monzón y un ordenamiento de los distintos elementos objetivos y subjetivos que han intervenido en esos procesos, para comprenderlo, interpretarlo y así aprender de nuestra propia práctica

    2.1. ANÁLISIS DE LA OCUPACIÓN DE LA TIERRA, EN EL VALLE DEL MONZÓN.

    La cuenca del monzón ha sido ocupada con sistemas de producción inadecuados para la capacidad de uso de sus suelos tropicales andino amazónicos, lo que ha impactado negativamente en sus recursos naturales, y, por lo tanto, en su situación socio-economía.

    Veamos a continuación, en forma sistemática, como ha sido el proceso de ocupación territorial del valle del Monzón, considerando algunos indicadores relevantes de la capacidad y uso actual de la tierra, la dinámica poblacional, la dinámica económica, la producción cocalera, la actividad forestal y la tenencia de la tierra, en la cuenca.

    Capacidad y uso de la Tierra.

    Los suelos de la cuenca del Monzón tienen una verdadera potencialidad y aptitud para la práctica de planes de manejo forestal y agroforestería. 2 En el Valle existen 78,000 has de tierras forestales, equivalente al 44.8 % de su área total. Las Tierras de Protección cubren una superficie aproximada de 80,000 has, equivalente al 46.0 % del área total, como se observa en el Cuadro 1,

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    Fuente: PNUFID/UNOPS 2000 Perú: Cartografía de los Cultivos de Coca. Lima,Perú.

    Pese a que el 90.8% de la extensión total de la cuenca no tiene aptitud para desarrollar actividades agrícolas o pecuarias (A,C,P), sino que esta limitada únicamente al aprovechamiento forestal (F) y/o a la protección de los suelos (X), 3 la actividad agrícola se desarrolla en el 91% de los predios; en el resto (9%) predominan las pecuarias (principalmente crianza de ganado bovino) y la explotación recursos forestales.

    La dinámica poblacional.

    Según las crónicas, el valle del río Monzón fue habitado en el pre incanato por las tribus de los Carapachos y los Quidquicanos, quienes ,pese a su espíritu guerrero, fueron sometidos por los Incas. De esta manera la cuenca alta del distrito de Monzón recibe sus primeros pobladores andinos, procedentes en su mayoría de las alturas de Huamalíes y Dos de Mayo, Departamento de Huanuco. Desde entonces, la parte alta del valle era muy apreciada por el cultivo de la hoja de coca, y existía un intenso intercambio de productos, a través de un camino que, partiendo de Tantamayo, unía longitudinalmente Huanuco con el viejo Chachapoyas.

    El Fray Felipe Luyando exploró el río Monzón en 1613, pero recién en 1782 se iniciaron las misiones de los franciscanos en el valle, ingresando por la parte alta de la cuenca. Matías Abadías visitó nuevamente el valle en 1778. Aunque el distrito de Monzón fue creado por ley Nº 207 del 02 de enero de 1857, emitida por la Convención Nacional y promulgada por el Presidente Ramón Castilla, la capital del distrito ya había sido fundada por los Jesuitas en el siglo XVII – probablemente en 1631 – con el mismo nombre.

    Posteriormente a la ocupación de la cuenca alta del Monzón, se inició la ocupación de la parte baja del Valle, a inicios del siglo XX, cuando el caucho se tornó en la principal atracción, lo cual motivó que familias del Departamento de San Martín y Loreto, llegaran a la parte media y baja del Valle, surcando el Huallaga, para comprar este valioso producto. Según relatos de antiguos colonos, los primeros pobladores se asentaron en la localidad de Bella, en 1914, buscando explotar el caucho natural. Simultáneamente se dio el apogeo del Barbasco o cube, y la comercialización de pieles. En los años 50 ya habían 43 familias colonas que vivían en el tramo que va hasta el poblado de Rondos.

    El crecimiento poblacional del Valle del Monzón, se registra en forma normal hasta los años 70 del siglo pasado. A partir de entonces, se observa un crecimiento significativo, motivado principalmente por la actividad cocalera, especialmente en las dos últimas décadas, como se ilustra en el Gráfico 1.

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    A manera de ilustrar la procedencia de los habitantes del Valle, se puede afirmar que el 41% son nacidos en el valle y el 59% son migrantes, procedentes de la selva (53%), de la región andina (44%) y de la costa (3%). Los andinos, provienen principalmente de las provincias de Pachitea, Huanuco y Dos de Mayo (68%) y los de la selva, provienen de las provincias andino amazónicas de Huamalies y Leoncio Prado en Huanuco (94.6%), el resto procede de Ucayali y San Martín. (4). Durante el periodo de intervención del Proyecto, se estima que la población en el Valle creció de 14,425 habitantes en el año 2002 a 16,553 habitantes en el año 2006, como muestra el Gráfico 1. Es importante anotar que, un gran segmento poblacional no radica en forma permanente sino que migra periódicamente, lo cual relativiza significativamente las cifras de población.

    Esa dinámica y característica poblacional se constituyen en factores limitantes para la construcción de un sentido de apropiación del territorio, así como la construcción de opciones y saberes por parte de la población, que permitan una ocupación racional del territorio, y la realización de actividades productivas económica, social y ecológicamente sostenibles, como detallaremos en el siguiente acápite.

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    La dinámica económica, en el Valle del Monzón.

    Como adelantamos, el Valle del Monzón era muy apreciado por los primeros pobladores andinos que llegaron a estas tierras, procedentes de las alturas del, Departamento de Huanuco para el cultivo de la hoja de coca, en la parte alta de la cuenca y, posteriormente por colonos procedentes de San Martín y Huanuco, atraídos por el caucho y madera, en la parte baja de la cuenca. Posteriormente se ha desarrollado una actividad agropecuaria que no ha alcanzado un impacto significativo en la economía local, como a continuación se detalla.

    Con la llegada de los primeros pobladores andinos, la coca ya se había iniciado como un cultivo familiar colonizador, y era el principal bien o producto que servía para hacer intercambio o trueque con productos andinos.5 Pero además de coca, se cultivaba caña para la obtención de aguardiente y chancaca, en varias haciendas. Hasta la década de los años 50 del siglo pasado, existían 12 destilerías de aguardiente.

    Como detallaremos mas adelante, la explotación comercial maderera en el Valle del monzón, empezó en los años 40 del siglo pasado. Al empezar la década de los años 50, el grupo familiar Chocano Prado desarrollo un importante negocio de extracción maderera en la localidad de Bella, en la parte baja del valle, dando así inicio a la primera actividad económica extractivista de significativa importancia económica y de fuerte impacto ambiental. A partir de esa motivación económica se instalaron otros aserraderos en el eje carrozable Bella-Rondos, y luego hasta Monzón en la cabecera alta de la cuenca .

    Posteriormente se desarrolla la actividad agropecuaria. Pero las limitaciones en la capacidad productiva de los suelos y la extensión requerida para generar una economía importante en la población asentada, ha obligado a los colonos a intervenir tierras marginales para instalar cultivos de café, cacao, arroz, maíz, frutales, etc, Hoy los cultivos permanente se conducen en el 95% de las áreas cultivables en una extensión promedio de 2.2 hectáreas y los transitorios o anuales en el 48% en un área promedio de 01 hectárea.

    La producción agropecuaria en general se destina al autoconsumo a nivel local y un pequeño porcentaje es llevado a los mercados de Tingo María principalmente.

    Hasta el año 1970, además de la producción agropecuaria e autoconsumo, se desarrollaban actividades económicas relativamente importantes, como la elaboración y comercialización de alcohol y aguardiente de caña de azúcar, y, en menor grado el café6, caucho y la Coca que era una actividad tradicional y regulada por el estado. Pero, al darse pérdidas en la actividad comercial de los derivados de la caña de azúcar, la crisis del café, la caída de precios de cultivos temporales como maíz y arroz, cuya comercialización estaba regulada por el Estado, la coca empieza a mostrarse como actividad importante motivada con fines ilícitos. De esta manera se narcotiza la economía local, generando así, un proceso de violencia y descomposición social, que se agrava a partir de 1983 con la presencia del terrorismo en el caserío de Monzón, hasta 1999.

    En el año 2000, el uso de la tierra estaba destinada mayormente a la producción ilícita de cocaína, según el programa de Naciones Unidas, ONUDD-UNOPS a través del proyecto AD/PER/98/DO2. Ver Cuadro 3.

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    Según la información disponible, en el año 2005, el 31% de los beneficiarios del Proyecto genera sus ingresos en sus propias fincas, el resto (69%), diversifican sus ingresos vía las actividades propias de sus fincas y fuera de ella. De los agricultores que generan otros ingresos fuera del predio, 54% lo hace como jornalero en las labores agrícolas y el resto en labores no agrícolas como servicios en restaurantes, mototaxi, mineria, mantenimiento de carreteras, en construcción de viviendas. 7

    Como vemos,la principal actividad y la que genera mayor empleo, es el cultivo de coca articulado al narcotráfico. En tal sentido, si al año 2003 la extensión ocupada por este cultivo alcanzó las 11,325 ha. Se puede asumir que esta actividad, en la actualidad emplea directa e indirectamente no menos del 70 % de los puestos de trabajo.

    Los procesos de producción cocalera y forestal en el Valle, merecen un particular análisis sistemático:

    La producción cocalera

    El proceso de colonización del valle del Monzón está íntimamente ligado al cultivo de la coca. La producción se destinaba principalmente a un mercado concentrado en las serranías circundantes de Huánuco, Ancash, Pasco, Junín y La Libertad, para el tradicional uso de sus pobladores andinos ("chacchado"). Sin embargo, entre 1939 a 1945, la familia Rada-Pretell elaboraban cocaína para fines medicinales. En los años 50 el cultivo de la coca, en el Valle del Monzón empezó un proceso de expansión ordenada y sostenida por el Estado. Ello atrajo el interés de más pobladores procedentes de las zonas andinas de Huánuco y Ancash, para establecerse en la parte Alta y media del Valle.

    El Estanco de la Coca, compraba la hoja de coca, y durante el gobierno de Manuel Prado Urgarteche se instaló una planta oficial de procesamiento de cocaína, en Huanuco , lo que dio lugar a que la coca, aún legal, mostrara un nuevo incremento en su área cultivada en la parte media y Baja del Valle, "cocalizándose" ,así, toda la cuenca.

    Desde 1964, la producción de hoja de coca salía por Tingo María, hacia los pueblos de la sierra de Huánuco, Pasco y Junín , con una guía certificada por el Banco de la Nación. En 1974, la Empresa Nacional de la Coca, ENACO, se hizo cargo del control y cobro de impuestos. Los cocaleros del valle del Monzón han sido empadronados en 03 oportunidades: en 1944 por la caja de depósitos y consignaciones, en 1964 por el Banco de la Nación y en 1978 por ENACO, que operó efectivamente hasta 1993, para volver en 1998.

    A partir de los años 70´,como respuesta a la creciente demanda por la cocaína, el cultivo de la coca se expande, aún más, a lo largo de toda la cuenca del río Monzón, y hoy tiene predominio en todo el valle. Cuando se inició el Proyecto en el Valle del Monzón se estimaba unas 10,935 ha. Al año 2003 la extensión ocupada alcanzó las 10,659 ha, involucrando en su cultivo aproximadamente a 7,000 familias, es decir una tenencia de aproximadamente 1.5 hectáreas de coca por familia. En el 2004, se han contabilizado, 11,325 ha equivalentes al 67% del total cultivado en el Alto Huallaga y el 22.5% del total nacional que llegó a 50,300 has.8

    Los rendimientos de hoja alcanzan en promedio los 600 kilos por hectárea al año. Comparativamente a los rendimientos que se registran en otras cuencas, los del Monzón son bastante bajos, sin embargo es previsible que esta situación cambie, debido a que existe una marcada y masificada tendencia a incrementar la densidad de plantas por hectárea .

    Los datos históricos de precios de la hoja de coca en el Valle del Monzón, entre 1985 y 1987 indican que estos fluctuaban entre US$2.50 a US$ 4.00 por kilo; Para producir un kilo de hoja se requería un costo promedio de US$0.80; es decir que hasta antes de agosto del 89, el margen de utilidad para el productor cocalero era bastante amplio. Pero a partir de agosto de 1989 y hasta 1990 los precios bajaron hasta US$0.30 por kilo. El narcotráfico buscó reabastecerse de materia prima

    (hojas y pasta no lavada) e incrementó los precios de la hoja de coca hasta en $2.00 por Kilo. Pero, debido a que el Gobierno Peruano implantó drásticas medidas de ajuste económico en agosto de 1990, los precios de los productos químicos, mano de obra e insumos agrícolas fueron tan altos que los costos de producción alcanzaron un promedio de US$1.5 – 1.7 por kilo de hoja..Durante el año 1992 los precios fluctuaron entre US$2 y US$3 por kilo y esporádicamente llegaron a US$4 por kilo; pero los costos estuvieron entre US$2 y US$2.5 por kilogramo. Pero a partir de 1995, los precios de la hoja de coca cayeron hasta niveles críticos, causando la más grave crisis cocalera. Entre 1995 y 1999 se registra una sostenida caída de los precios de la hoja de coca y derivados. Este fenómeno agudizó los niveles de pobreza de la población dedicada a este cultivo, primero al no vender la hoja cosechada y segundo por no contar con otro tipo de ingreso. A partir del año 2002 los precios nuevamente se incrementan. Hoy la cotización de la hoja de coca especialmente la que se produce en la cuenca alta alcanza promedios superiores a 35.0 dólares llegando temporalmente inclusive a los 50.0 dólares por arroba (11.5 Kg) de hoja seca. Este precio es superior a los que se paga en otras zonas del territorio nacional debido esencialmente al mayor contenido de alcaloide de la hoja. En esta zona se requiere entre 6 a 7 arroba de hoja por kilo de PBC bruta, en otras es necesario de 11 a 12 arrobas.

    Aunque los ingresos generados por la coca, no han significado una mejor calidad de vida del poblador, su cultivo articulado principalmente al narcotráfico, continúa siendo la principal actividad que sustenta la economía del poblador asentado en esta cuenca.

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    La actividad forestal del Monzón

    Poco antes de la mitad del siglo pasado fue evidente la explotación comercial maderera en el Valle del monzón , con la instalación de un primer aserradero en la localidad de Las Palmas, y otros pequeños aserraderos en Tingo María que extraían Tornillo, Moena, Cumala, Cedro ,en los bosques de la localidad de Bella, ubicada en la parte más baja de la cuenca .

    En los años 50, el grupo familiar Chocano Prado inició la primera actividad económica extractivista de significativa importancia económica y de fuerte impacto ambiental. Construye el puente "Prado" sobre el río Huallaga, y la trocha carrozable, dando así acceso a la cuenca del Monzón, con la finalidad de transportar la madera extraída irracionalmente desde Bella,ubicado en la parte media del Valle. A partir de esa actividad forestal se instalaron otros aserraderos, y se construyó la trocha carrozable hasta Bella , de allí gradualmente hasta Monzón .9

    En la actualidad, la extracción de las especies forestales maderables en el valle está limitada a la autoconstrucción de viviendas o para determinadas obras públicas locales (puentes, locales comunales, etc.), la explotación para fines comerciales está rezagada. La actividad maderera, no existe desde el punto de vista comercial. Pese a la sobreexplotación de los recursos maderables y a la ampliación de la frontera agrícola, principalmente para la siembra de cultivos ilegales como la coca, en el valle de Monzón existen 100,000 hectáreas de bosque en estado primario, de los cuales 78,000 hectáreas son para aptitud forestal, que podría beneficiar sustancialmente a las familias asentadas en el valle. Existe zonas de aptitud para reforestación a lo largo de todo el valle y en las laderas de las colinas altas desde Bella hasta Maravilla. Pero además, unas 20,000 hectáreas que se encuentran en estado purmas, bosques secundarios, potreros, tierras en abandono y con cultivos permanentes, factibles de ser reconvertidas con acciones de reforestación y sistemas silvo-pastoriles y agroforesteria.

    Hasta el año 2002, cuando se inició el Proyecto,no se había realizado acciones de envergadura en el campo forestal. Hoy existen mas de 600 hás de plantaciones forestales que a partir del 2009 beneficiará a 580 familias, cuyas experiencias aquí sistematizadas pueden constituirse en la base de un programa sostenido de reforestación, involucrando a otros actores organizacionales del desarrollo de esta cuenca.

    Tenencia de la Tierra

    En un estudio reciente(10) sobre una muestra de los predios de los beneficiarios ubicados entre 656 y 1,210 m.s.n.m; nos muestran que el 86% de ello cuentan con certificado de posesión y solo el 14% poseen títulos de propiedad. La extensión promedio de los predios de los beneficiarios es 10 hectáreas y 9 has de bosque. Los bosques secundarios o empurrados fueron identificados en el 81% de los predios, en promedio éstos tienen 5 hectáreas. La mayor extensión se evidenció en Río Tigre (15 ha) y en Matapalo el promedio es 1.8 ha.

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    El análisis de estas informaciones sobre el proceso de ocupación territorial de la Cuenca del Monzón, nos demuestra una vez más que la Alta Amazonía peruana es una tierra desaprovechada en cuanto a su verdadera potencialidad. Las experiencias de la población que optó por quedarse en el Valle tampoco han sido consideradas, para una política de desarrollo.

    La experiencias del Proyecto nos muestran que la siembra y manejo de plantaciones forestales, la agroforestería y otras actividades no agrícolas, son factibles de realizar y obtener rendimientos económicos, que permitan mejorar sus condiciones de vida y ambientales. Además, se puede aprovechar las tierras de protección, usando y manejando adecuadamente los servicios ambientales que pueden proporcionar: belleza escénica, producción y regulación del régimen hídrico, producción de plantas medicinales, turismo de aventura, turismo convencional, etc.

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    2.2. LA POBREZA EN EL VALLE DEL MONZÓN.

    El sentido común nos podría indicar que el valle del monzón no es pobre. Hasta parecería extraño plantear la necesidad de ejecutar proyectos de desarrollo rural agrícola o forestal o, mas aun, implementar acciones de lucha contra a la pobreza rural, en este Valle. Sin embargo en todo el proceso de ocupación del territorio, los ingresos generados por las actividades económicas, incluyendo la coca, no han significado una mejor calidad de vida del poblador.

    Según el Mapa de Pobreza del año 2000 de FONCODES, esta zona está calificada como muy pobre, con un 26.75% de su población considerada en extrema pobreza. Continúan las deficiencias en los rubros salud, educación, alimentación, vivienda, agua, energía, como se ilustra en el siguiente cuadro

    CUADRO 5. PRINCIPALES INDICADORES SOCIALES: POBREZA, NUTRICIÓN, SALUD Y EDUCACIÓN

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    Fuente: FONCODES. Mapa de la Pobreza 2000

    Educación

    Los indicadores de educación en el Valle del Monzón están por debajo de los promedios nacionales. Las tasas de inasistencia escolar y de analfabetismo se estiman en 24%. La infraestructura educativa es deficiente. Los colegios secundarios se encuentran sólo en los centros poblados mayores. No existe presencia continua de profesores, hay escasez de material escolar y salubridad en los centros educativos. debido principalmente a la lejanía de las escuelas, a la pobreza de las familias

    El índice de deserción escolar, en el nivel de primaria y secundaria para el año 2003 arrojó un porcentaje promedio del 60%, lo cual indica bajos niveles de rendimiento de la población escolar, cuyas causas se explican por:

    o Sub alimentación de la población escolar.

    o Mínima colaboración de los padres con los maestros, en la educación de los hijos.

    o Escasos niveles de recursos económicos en la población campesina, que limita a los padres de familia en la adquisición de útiles y materiales didácticos requeridos.

    o Frecuentes inasistencias a las escuelas y deserción escolar motivados muchas de ellas por los requerimientos del trabajo agrícola familiar y/o por la excesiva dispersión de las viviendas con relación a los centros educativos.

    o Alta proliferación de enfermedades bronquiales y gastrointestinales en la población escolar.

    Nutrición. Los indicadores de nutrición indican una tasa de desnutrición poblacional de 43.42%, siendo los escolares los más afectados de desnutrición crónica, causante de mortandad, por ello existen programas alimentarios como el PANFAR (Programas de Alimentación y Nutrición a Familias de Alto Riesgo), que mitigan parcialmente el problema.

    Salud Los indicadores básicos de salud están por debajo de los promedios nacionales tales como la tasa de desnutrición, déficit de postas. Las principales enfermedades transmisibles son: la diarrea, infecciones respiratorias, desnutrición, tumores, enfermedades del aparato circulatorio y TBC mayormente en madres gestantes. Se dispone de 7 postas médicas y un centro de salud con 6 camas, ubicado en la localidad de Monzón dependiente del Área de salud de Tingo María.

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    2.3. LA PROBLEMÁTICA AMBIENTAL DE LA CUENCA DEL MONZÓN.

    Para INRENA la expansión de la coca es la causa de la deforestación del 60% de los bosques en el Valle del Monzón. Sin embargo como también hemos detallado en el acápite 1.1, desde mucho antes de la "explosión" de cultivos de coca, la cuenca del Monzón ha venido siendo intervenida inadecuadamente. La extracción forestal y pesca indiscriminadas, las prácticas agropecuarias, la contaminación de los ríos con mercurio, para la explotación del oro, entre otras actividades productivas, han causado importantes daños ecológicos y pérdida de los recursos naturales.

    Hasta los años 70 los sistemas tradicionales de producción de coca ampliamente practicados en la cuenca del Monzón, como en otras cuencas cocaleras de Perú, incluían el hoyos profundos en el trasplante, cultivos asociados en la fase inicial, uso inicial de árboles de sombra, ausencia de fertilizantes inorgánicos, uso de abono natural, poco a moderado uso de herbicidas y plaguicidas. Hasta hoy se observan algunos vestigios de estas prácticas en antiguas áreas cocaleras.

    El efecto del incremento en la demanda internacional del narcotráfico por la cocaína, comercializada en los EEUU, fue económica, social y ambientalmente devastadora para esta parte de nuestra alto-amazonía, a partir de la década de los años 70, cuando la producción de coca con fines ilícitos genera en el plano ambiental la pérdida del potencial productivo de los suelos con la posterior pérdida de ecosistemas; en el plano socio económico promueve una economía ficticia, deteriora a la persona, a la unidad familiar por el nexo con el terrorismo, narcotráfico, delincuencia, prostitución, etc.

    El incremento de la demanda por la coca, para fines ilícitos, ha resultado en una intensa deforestación para habilitar áreas nuevas para su cultivo. Hoy se estima que la habilitación de áreas para el cultivo de coca se realiza luego de la destrucción de bosques de aptitud forestal. Esto significa la pérdida entre 100 y 150 m3 de madera por hectárea. Siendo la regeneración natural de la vegetación extremadamente difícil. Además, los nuevos sistemas de producción para la producción de cocaína, aplican, en forma irracional, pesticidas altamente tóxicos; se utilizan indiscriminadamente altos volúmenes de sustancias químicas para la elaboración de Pasta Básica de Cocaína, contaminando seriamente el agua y los ecosistemas frágiles de la cuenca.

    Hoy la cuenca muestra un panorama preocupante, sobre todo en aquellas áreas donde predominan tierras degradadas que evidencian severos procesos de desertificación, deslizamientos y degradación de sus ecosistemas, como en el caso de extensas áreas de "shapumbales" o helechos y "cachucchales", que son especies indicadoras de suelos degradados con escasa fertilidad.

    Es evidente que la aplicación de modelos de desarrollo no sostenible, en la Cuenca del Monzón, es el resultado de una compleja interacción de factores físicos, biológicos, socioeconómicos, políticos y culturales, que contribuyen a la disminución de la productividad de los ecosistemas de montaña y a la consecuente degradación de los recursos naturales. Los factores que han acelerado los procesos de degradación de los recursos naturales en la cuenca del Monzón se explican en la deforestación o el desmonte para fines de habilitación agrícola, el consumo de leña o madera, el sobre pastoreo, la sobre utilización agrícola y principalmente para la explotación cocalera. Todo ello sin considerar aptitud de los suelos y aunado a pobreza rural constituyen factores de relevancia. Así la población vive bajo la amenaza permanente de la degradación ambiental, que afectan cada vez más de sus sistemas productivos y medios de subsistencia. Manteniéndose el clásico círculo de pobreza, sobre utilización de los recursos naturales, degradación ambiental y pobreza rural.

    edu.red

    CAPITULO 3

    SISTEMATIZACION DE EXPERIENCIAS Y PROCESOS DE APRENDIZAJE.

    La sistematización de las experiencias, nos ha permitido reconstruir, comprender, interpretar y transformar las mejores prácticas realizadas por el Proyecto, en conocimientos explícitos.

    4.1.- EN EL DISEÑO Y GESTIÓN DEL PROYECTO.

    El Proyecto "Reforestación participativa de la cabecera de cuenca del río Monzón para la recuperación del potencial productivo de suelos, fue diseñado teniendo en cuenta algunas experiencias puntuales de pequeño Proyecto de Instalación de un Vivero Agroforestal Comunal en el Valle del Río Monzón – Huanuco, ejecutado bajo acuerdo entre CONTRADROGAS y el Programa de Desarrollo Alternativo UNOPS – PNUFID de de las Naciones Unidas., en 1999, así como el diagnóstico y los resultados de un taller, con participación de los agricultores y cultivadores de coca y de las instituciones locales del Ministerio de Agricultura el PRONAMACHCS, INRENA y el Gobierno Regional. La ejecución del proyecto se inició en octubre del 2002, y ha concluido sus actividades en Marzo del año 2006.

    Como sabemos, el Ciclo de Gestión de un Proyecto incluye la Identificación (análisis de la situación) – Planificación (diseño del Proyecto) /Replanificación- Ejecución – Evaluación- Finalización y entrega. Tomando este concepto al pie de la letra, estaríamos aceptando sin ambages que, al concluir el Proyecto, sólo nos queda realizar la entrega del informe final y completar los trámites de cierre.

    Pero, proceder así, en forma mecánica y reduccionista, implicaría negar algo fundamental: Los procesos relacionados con el uso de recursos naturales, en los que estuvo involucrado el Proyecto, tienen una característica común: son procesos socio-técnicos, en los que la creación de riqueza económica y el empleo de técnicas, van unidos a relaciones y procesos de aprendizaje a nivel individual, social y organizacional. Esto significa que la gestión de un proyecto hay que asumirlo también como un proceso socio-técnico y no con el concepto tradicional y rígido de Gestión del Ciclo del Proyecto.

    Luego de tres años de actividades en el Valle del Monzón, hemos aprendido que con un Proyecto (organización temporal) ponemos en marcha procesos técnicos, sociales y organizacionales en los que intervenimos como actores, pero también intervienen personas (grupos metas) que al final deciden qué cambios se producirán cuándo y cómo, con base en lo aprendido, durante el ciclo de vida del Proyecto.

    Partes: 1, 2
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