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Hacking: intervención política en la frontera electrónica

Enviado por Gustavo Roig

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    ABSTRACT

    Esta ponencia se plantea como un viaje a través de los recursos literarios, políticos e ideológicos sobre los que se ha conformado la nueva generación de activistas políticos que, desde mediados de los 90, hacen de la tecnología un instrumento de intervención social. Sobre la base de estos recursos, del análisis de contenido del discurso y de su relación con otras redes sociales, se esboza una introducción al universo de activismo técnico-político (hacking) en el Estado español.

    Palabras clave:

    · ciberespacio

    · cultura

    · hacker

    · historia social de internet

    · movimientos sociales

    Sapiens sapiens: supervivencia, poder y cambio tecnológico

    Gaudemar. El orden y la producción

    ¿Dejará el cuerpo productivo la férula patronal para situarse bajo la del Estado?. O, por el contrario, ¿aprenderá a trabajar y a producir libremente? ¿a vivir, tras siglos de traumatizante disciplina, la indisciplina creadora?

    La tecnología atraviesa todos los planos de la vida. Media en la relación comunicativa del hombre con sus iguales, de ahí que lo técnico sea parte de lo social y lo político. Lo hace también en la relación del ser humano con su propio cuerpo mediante el conocimiento y el cuidado de sí mismo. [NOTA]1) De igual manera, la relación del hombre con el mundo físico es fundamentalmente tecnológica hasta el punto de que la antropología desarrolla el concepto mismo de cultura íntimamente relacionado con el de técnica: la sapientización de los prehomínidos se explica, en parte, por las ventajas adaptativas que experimentan los sapiens arcaicos al desarrollar tecnologías más eficientes de caza y recolección de alimentos

    [NOTA]2).

    La revolución más profunda en la historia y en la organización social de la humanidad, la revolución neolítica [NOTA]3), tiene una base eminentemente tecnológica. La agricultura, la domesticación (de no homínidos) o el dominio de la metalurgia permiten al hombre salir de su estadio de nomadismo salvaje para pasar, con todas sus consecuencias, al sedentarismo, la estratificación social y el desarrollo de la organización [técnica] del Estado. La guerra y la coerción política como tecnologías del poder y del dominio son la base de la civilización

    [NOTA]4). Así, es fácil entender que la aventura de la humanidad es la aventura de la cooperación (la base de lo social) y el mando político de la mano del conjunto de técnicas o disciplinas que doblegaron el medio físico (y el propio cuerpo) y permitieron la supervivencia, garantizando el orden y la disciplina social.

    La naturaleza social de lo técnico, entendida como estrategia de supervivencia del hombre frente al medio físico, se despliega a lo largo de la historia en los diversos modos de producción y propiedad sobre lo producido y sus materias primas. Se explica en la esclavitud cómo técnica de producción y dominio de los imperios hidráulicos [NOTA]5)de Mesopotamia, en Grecia y en Roma [NOTA]6). En la servidumbre feudal y tras la revolución industrial (esa revolución del vapor, del acero, de la química y la electricidad), en la alienación del proletario liberado de su condición de medio de producción privado (ya no es el siervo vinculado como una árbol o una mula a la tierra), reconvertido en trabajador social "libre": dispositivo vivo integrado en el complejo productivo de la cadena de montaje, componente humano de la máquina productiva contemporánea.

    Hoy, una vez que el proletariado ha sido expulsado como un cuerpo extraño de la cadena de montaje (condenado al paro y a la precariedad estructural) y el capitalismo se rearticula sobre la producción y gestión de información, dominio militar de recursos naturales y automatización informática de cada vez más espacios de la producción mercantil, cobra forma un nuevo territorio definido por la técnica y redimensionado por la naturaleza política de la vida humana. A la mutación (técnica) en la forma (económica) de producir, se solapa un proceso de redefinición de las condiciones de vida y de las concepciones que sobre el mundo han utilizado tradicionalmente los actores sociales contemporáneos: las clases (objetivas), los movimientos (la conciencia en acción), sus estructuras de intervención política (la voluntad de poder organizada en forma de partidos) y su imaginario, reaccionario, o insurgente. Un nuevo escenario, un nuevo sujeto, un nuevo conflicto se esboza en un contexto de producción y vida que nace sobre un paradigma tecnológico emergente que impone el desarrollo de las telecomunicaciones y la representación digital de lo real.

    El ciberespacio [NOTA]7): zona en la que se cruzan, digitalizados, los eventos y las relaciones sociales que fluyen desde todos los planos o campos de la realidad humana, de lo social. Un sitio inmaterial y real a un tiempo, ubicado entre miles de máquinas interconectadas, espacio de comunicación entre dispositivos más o menos automatizados, diseñados y administrados por personas, que es territorio de acción y por tanto de conflicto. En él se compra, se vota, se vende, se opina, se conspira, se pierde y se gana dinero, se investiga, se escribe, se lucha. Se generan códigos e identidades compartidas, se estructuran movimientos sociales y se traslada el conjunto de la actividad social, a la que dada la especificidad del medio, se le superpone un conjunto elementos característicos, novedosos o incluso novísimos, que lo convierten es un fascinante objeto de estudio en cada una de sus dimensiones. De la misma manera que la fábrica y la metrópoli escenificaron en los últimos doscientos años buena parte de la conflictividad social contemporánea, este nuevo territorio se configura como [un] nuevo escenario para la creación política, la organización y extensión de la protesta. ¿Sobre qué presupuestos?, ¿cómo?, ¿quienes?, ¿diciendo qué?. Sobre ello hablaremos en este artículo.

    La lecturas del hacker

    "Yo tengo una teoría similar que desarrollé cuando estaba en matemáticas: la anarquía es un límite matemático, en el que la variable es el individuo tendiendo a la solidaridad, y la ecuación o expresión matemática de la que queremos calcular el límite es la sociedad" [genis, en hackmeeting[arroba]listas.sindominio.net

    En 1983 William Gibson escribe su primera gran novela sobre la vida en las redes de ordenadores, la circuitería electrónica y los flujos de datos digitalizados que soportan la estructura de la civilización contemporánea. El Neuromante [NOTA]8), el clásico del ciberpunk y la generación de ciberactivistas que se crea en los noventa y es objeto de investigación de este trabajo. Cuando Gibson inventa la palabra ciberespacio [NOTA]9) lo hace con la intención de dar forma a la metáfora futurista del mundo moderno en el que la concentración del poder en las manos de unas pocas familias empresariales, sólo es posible sobre la base del dominio y desarrollo de las tecnología digitales de la comunicación y la automatización de la producción. Gibson acuña un nuevo término para dar salida a la crítica de la tecnología en manos de un puñado de grandes corporaciones empresariales que convierten al mundo en su dominio sobre un basural de chatarra mecánica y humana. En el universo desolado en el que las máquinas (sería mas correcto decir el software que las gobierna), consiguen unificarse en una inteligencia artificial global (Wintermute junto a Neuromante, la IA global) que lo controlará TODO, los protagonistas sobreviven individualmente y a duras penas en el negocio del crimen organizado y el tráfico de datos. El resquicio a través del cual es posible la vida autónoma lo proporciona la capacidad de supervivencia (basada en la inteligencia, la pericia técnica y el acceso ilegal a los datos corporativos) en un escenario de acelerada degradación psíquica y violencia generalizada. Ese es el escenario en el que el protagonista, Case, desempeña sus labores de vaquero de consola, operador que sobrevive desviando o robando información protegida tras el ICE, intrusión countermeasures electronics, el hielo que protege las estructuras de datos de grandes empresas o instituciones militares.

    Lo paradójico de la historia del término ciberespacio es que tiene un origen marcadamente literario, metafórico y crítico, no hace referencia a una realidad material, objetiva, histórica, sino que recurre a la construcción de un modelo de ficción sobre el que proyectar los rasgos fundamentales del mundo en que vivimos: el poder hegemónico de la economía capitalista, la depredación del medio ambiente y la progresiva dominación de la tecnología de la comunicación sobre todos los ámbitos de la producción y de la vida. El ciberespacio de Gibson es desolador y una advertencia acerca del rumbo que toman la cosas en el planeta en el último cuarto del siglo XX. Él mismo lo cuenta:

    " […] Supongo que el libro plantea esas preguntas, pero no las contesta. Yo no las puedo contestar […] pero, gente como ésta de Autodesk [y del Media Lab de MIT] que están construyendo el ciberespacio – me cuesta creerlo, y ya casi lo tienen -, simplemente no se enteran. Mi percepción de lo que estaba haciendo era intentar llegar a algún tipo de metáfora que expresara mi profunda ambivalencia respecto de los medios de comunicación en el siglo 20. Y tuve la satisfacción de conseguirlo en cierto modo, y entonces estos cerebritos llegan y dicen, "¡Demonios, esto es una buena idea! ¡Vamos a ponerlo a funcionar!" Pero, sabes, me deja pensando, "¿Qué es esto?". Esto es incluso más raro que tener a gente haciendo tesis sobre tu trabajo: tener a gente construyendo esta mierda demencial que tú has soñado, cuando estabas intentando hacer una cierta crítica de la sociedad industrial. Es una cosa bastante rara."

    [NOTA]10)

    La pregunta que habría que responder para despejar lo que de paradójico tiene el caso debería ser: ¿cómo pudo haberse convertido esta advertencia apocalíptica sobre los peligros de la recombinación entre poder y tecnología en una de las referencias literarias del activismo tecnológico de los 90? ¿como pudo construirse, técnica y culturalmente el ciberespacio en el imaginario hacker sobre la base de una anticipación tan descarnada de lo que puede ser el mundo sometido a una racionalidad tecnológica extrema?

    Habría que empezar aclarando que un vaquero en la obra de Gibson es un pirata (eminentemente solitario que coopera tácticamente con otros vaqueros o bandas organizadas de traficantes de datos) que practica el corso informativo al servicio de algún cliente al que en más de una ocasión, tarde o temprano, acaba traicionando. En el conjunto de pautas o premisas ideológicas sobre las que vive un vaquero como Case, el cuerpo es un lastre, un saco de carne sujeto a necesidades elementales, tales como el hambre, el deseo o el sueño, todas ellas prescindibles en la inmaterialidad de las relaciones sociales que se dan en la red. Conectada a la matriz mediante neurotransmisores o trodos, la mente se desprende del cuerpo y fluye por los múltiples escenarios y realidades que existen en el ciberespacio. Sus limites (los de la mente) se establecen en su propia capacidad de trabajo, en la inteligencia operativa del vaquero, en la capacidad de producir o aprovechar el producto del trabajo de otros operadores empeñados en saltar las barreras del hielo, superar las pruebas mas arriesgadas, llegar más lejos.

    "Case tenía veinticuatro años. A los veintidós, había sido vaquero, un cuatrero, uno de los mejores […] Operaba en un estado adrenalínico alto y casi permanente, un derivado de juventud y destreza, conectado a una consola de ciberespacio hecha por encargo […]. Ladrón, trabajaba para otros: ladrones más adinerados, patrones que proveían el exótico software requerido para atravesar los muros brillantes de los sistemas empresariales, abriendo ventanas hacia los ricos campos de la información"

    [NOTA]11)

    Un vaquero, pues, es un pirata individualista, un corsario que vive en el limite de la legalidad, en el borde frágil de la materialidad y por lo tanto en un espacio novedoso respecto a la realidad social. En ese espacio su cuerpo no le sirve:

    "Esto era lo que él era. Olvidó comer….] A veces se resistía a tener que dejar el tablero para utilizar el inodoro químico que habían instalado en un rincón de la buhardilla. […] Un laberinto multicolor de puntos electrónicos fue lo primero que vio al despertar. Iría directamente al tablero sin molestarse en vestirse, y se conectaría. Estaba entrando. estaba trabajando. Perdió la cuenta de los días"

    [NOTA]12)

    Como veremos más adelante, nuestro trabajo aborda el universo político de un tipo de activista que define su ámbito de acción en el cruce de planos entre determinadas redes sociales urbanas y telemáticas. Una concepción de lo tecnológico en relación a lo social desde dónde se definirá una praxis, se articulará un discurso y tomará cuerpo un proyecto político: el ciberactivismo, el hacking político social de la última década. Pero ¿que relación hay entre este nuevo modelo de militancia electrónica y el anti-héroe, vaquero delincuente, de Neuromante? Podríamos pensar que ninguna si nos limitáramos a extraer de la trama la figura del vaquero que si bien puede representar el tipo ideal de free-rider o bad boy de las redes telemáticas, poco tiene que compartir con el activista ideologizado, con un discurso y universo conceptual modelado en los espacios de producción identitaria de las redes sociales. Poco o nada en comúnsalvo el medio. Sobre la base de sus limitados conocimientos técnicos, Gibson intuye, imagina e inventa un nuevo escenario para la vida, un nuevo medio que comunica a las máquinas y junto con ellas a las personas. Una dimensión inmaterial de la relación social en la que es perfectamente posible ser algo y sobre todo ser alguien, disponer de una identidad, y experimentar sensaciones reales. El ciberespacio de Gibson es un terreno de lucha y conflicto entre sujetos sociales que articulan relaciones de mando, dominio y poder como proyección de las que existen ya en el mundo material, que instituyen incluso nuevas (por virtuales) formas de relación y control social; por lo tanto, espacio óptimo para las resistencias, para la guerrilla informacional, la reapropiación tecnológica como estrategia de liberación y la superación del paradigma mercantilista sobre la producción de conocimiento [NOTA]13). En este medio y en este plano del imaginario ciberpunk cristaliza la corriente de activismo político tecnológico que nace en los primeros grupos de hackers [NOTA]14) del MIT [NOTA]15) y se despliega con su potencia máxima en el fenómenos del software libre [NOTA]16)y las prácticas tecnicopolíticas de los últimos años. El vínculo entre el escenario originario y las prácticas actuales lo percibe con claridad alguno del los activistas más destacados del hacking sevillano para el que Gibson es referencia obligada:

    "Mientras la mayor parte de la población vive una existencia bastante previsible entre los concursos de la tv, el trabajo burocrático, el consumo estandarizado y el turismo de masas, los zapatistas desde un rincón de la selva centroamericana proponen una interpretación de los procesos globales radicalmente nueva; dos hackers en un garaje de California diseñan el primer ordendor personal; un grupo de investigadores y comerciantes diseñan desde Seattle las herramientas para habitar el ciberespacio que usarán el 95% de los internautas; una banda de hackers y activistas que se encuentran en Evian producen un agenciamiento de tecnologías con el potencial de revolucionar el uso y la apropiación de las imágenes; otra banda de mediactivistas construye un puente virtual para unir a la multitud a ambos lados del Estrecho de Gibraltar… Este mundo y este orden de deseos es el que recrea la ficción de Gibson."

    [NOTA]17)

    La disutopia de Gibson alcanza y sostiene el imaginario de la acción colectiva. Pero el salto entre el ciberespacio que anticipa el Neuromante y las redes sociales de activismo tecnicopolítico de finales de los 90 no se da sobre el vacío. Hakim Bey [NOTA]18), visionario, poeta y militante de la cultura y la política underground en los 80-90, hace de puente e imprime al activismo la impronta libertaria y un alambicado imaginario poético y político, liberando el concepto de ciberespacio de su base estrictamente literaria y sus reminiscencias cibepunks para colocarlo en el plano del análisis y las estrategias del conflicto político. A partir de Bey, analizar el ciberespacio y las prácticas posibles es hablar, de alguna manera, de teoría política, de programa político.

    Bey redefine el espacio de actuación, lo delimita y lo reduce a una dimensión fundamentalmente política: transforma la percepción del ciberespacio como una definición genérica de un nuevo mundo para la interacción social (el plano de Gibson), y lo eleva a la categoría de territorio para la fuga conspirativa, para la liberación de zonas ocultas e intangibles al poder del Estado, móviles, nómadas y especialmente bien pensadas para la experimentación colectiva de utopías presentes, "aquí y ahora". Es la base de su teoría sobre la TAZ o Zona Temporalmente Autónomas [NOTA]19). Las utopías piratas son las primeras referencias históricas que de las que disponemos para imaginarnos una TAZ:

    "Los contrabandistas y corsarios del siglo XVIII crearon una red de información que abarcaba el mundo entero: primitiva y entregada fundamentalmente a siniestros menesteres, la red funcionaba en todo caso de manera portentosa. Diseminadas a lo ancho de la red había islas, remotos escondites donde las naves podían ser aprovisionadas de agua y víveres o usadas como botín a cambio de lujos y necesidades. Algunas de estas islas sostenían 'comunidades liberadas', completas sociedades en miniatura viviendo conscientemente al margen de la ley con la determinación de mantenerse, aunque sólo fuera por una corta pero venturosa vida"

    [NOTA]20)

    La "piratería informática", si pensamos en ella como en las múltiples experiencias de resistencia política y contra-cultural que hay en Internet, también se puede entender como una red y archipiélago de islas interconectadas, conjunto de "zonas liberadas". Para Bey, la tecnología de los 90 hacía posible el dominio total de manera que pensar en zonas del mapa fuera de control implicaba moverte en el plano de las utopías inalcanzables. "Hay que construir nuevos mapas" sobre el desarrollo de un nuevo tipo de tecnología liberadora con la que es posible la desaparición y la autonomía respecto del Estado. "¿Debemos quizá esperar a que el mundo entero haya sido liberado de todo control político antes de que incluso uno de nosotros pueda afirmar conocer la libertad?" [NOTA]21).21 La historia cuenta con la experiencia de "enclaves libres" y utopías que no sólo han sido posibles: son posibles, de hecho existen y nos permiten hablar de libertad aquí y ahora, sin nostalgias ni metarrelatos sobre el progreso (Marx) y su sistemático empeño por desplazar las utopías liberadoras siempre hacia adelante.

    Así, la TAZ es una línea de fuga, un plano diferente al de la la confrontación revolucionaria a vida o muerte. "La TAZ es una forma de sublevación que no atenta directamente contra el Estado, una operación de guerrilla que libera un área (de tierra, de tiempo, de la imaginación) y se disuelve para reconfigurarse en otro sitio/otro momento, antes de que el Estado pueda aplastarla"

    [NOTA]22).22 Es "la mejor de las tácticas posibles" en un momento de omnipresencia física, política y técnica del Estado, al que la TAZ puede habitar en sus fisuras, en sus grietas o en sus propias redes de datos. La TAZ "golpea y se defiende" rehuyendo del enfrentamiento directo, la violencia; se hace inalcanzable en la invisibilidad y el movimiento continuo. De ahí que en la TAZ se pueda representar un mapa de escala 1:1 fuera del mapa del imperio, fuera del mapa real. Es decir, sólo la TAZ puede inventarse otra realidad fuera de la que ya está definida por el mapa del poder y en la que no hay territorio sin dominar. Se trataría de encontrar espacios geográficos, sociales, culturales o imaginarios y se trata también de encontrar tiempos en los que este nuevo espacio se haga proyecto de vida, en el olvido del Estado y de los cartógrafos de la realidad:

    "Estos nómadas orientan su curso bajo estrellas extrañas, quizás luminosos racimos de datos en el ciberespacio, o quizás alucinaciones. Extiende un mapa del terreno; coloca sobre éste un mapa del cambio político; sobre este un mapa de la red, especialmente de la contra-red con su énfasis en logística y el flujo de información clandestina; y finalmente, encima de todo, el mapa 1:1 de la imaginación creadora, de la estética, de los valores. La trama resultante cobra vida, animada por remolinos y brotes de energía, coágulos de luz, túneles secretos, sorpresas"

    [NOTA]23)

    Dentro de la red del comercio y el ejército hay zonas de acceso público y otras de acceso restringido. En ese espacio público se ha creado una contra-red de usos clandestinos e ilegales, de rebeldía y piratería. La contra-red se levanta sobre una trama o estructura horizontal, no jerárquica y orientada al intercambio de datos. La TAZ puede ubicarse también en la trama y existir tanto en el mundo real como en el virtual. Para Bey, la capacidad de "comprimir tiempo y espacio" de los medios digitales y las redes telemáticas puede proporcionar a la TAZ algún "sustituto" del tiempo y espacio al que renuncia en el mundo material y en el que es posible una nueva vida invisible para el Estado. La trama suministra la épica a la TAZ, es su fuente de mitopoiesis: almacena información secreta y clave, sus leyendas, su ideario y sus sueños. La contra-red es imposible de cerrar, controlar o congelar [NOTA]24).

    Entre el mundo apocalíptico del ciberespacio de Gibson, dominado por la violencia y el control total que consigue la fusión de las inteligencias artificiales, las excitantes utopías autónomas de Hakim Bey representan un salto hacia adelante. La TAZ es una redimensión de lo adelantado por Gibson y una humanización, por politizada, del concepto. En Bey el ciberepacio se recupera para la vida en tanto que proyecto colectivo, libre e independiente del poder. De la misma manera que cuando el mapa del globo aún no había sido cerrado, Hakim Bey ve en 1990 que la redes telemáticas abren una nueva dimensión espacial para el hombre en las que es perfectamente aceptable trasladarnos con los elementos que necesitamos para emprender proyectos en nuestra vida material: la identidad, la voluntad, el espíritu de comunidad y la necesidad de autonomía y libertad. Con independencia de cuánto pueda haber aportado el trabajo de Bey a la teoría política

    [NOTA]25), nos interesa como fuente, como texto de referencia y dinamizador de buena parte del activismo telemático. Y lo hace por cuanto que Bey aporta a lo que comienza a configurarse como comunidades de hackers activistas en algunos espacios de la Red, la reflexión política (la naturaleza del poder y la necesidad de liberación) que descongela la fascinación "neutra" por la tecnología y la ficción ciberpunk que le da salida por vía literaria [NOTA]26).

    3. Tecnología: dominio o liberación?

    Bajo el gobierno de una totalidad represiva, la libertad se puede convertir en un poderoso instrumento de dominación. Marcuse.El hombre unidimensional

    La racionalidad científica permite la captura de la realidad objetiva recurriendo a operaciones intelectuales que la representan mediante algoritmos matemáticos, mediante construcciones mentales que hoy en día se encuentran bajo el dominio de la lógica binaria y la representación digital. Lo real es ahora una mera representación o mediación entre el sujeto y sus construcciones (mentales) lógico-matemáticas; se evapora del mundo objetivo, de desmasterializa en complejas fórmulas y conceptos que hacen pertinente afirmar que "la realidad científica parece ser una realidad ideacional" [NOTA]27). Se entiende pues que la lógica científica colocada en la base de la relación del hombre y la naturaleza permite una recreación imaginaria de lo real: la realidad ya no sólo es manipulable técnicamente en su materialidad, sino, sobre todo, definida en un proceso social de comunicación en tanto que dato procesado: hoy lo real es información.

    Si estiramos hasta el límite esta conclusión (crítica) de Marcuse y la solapamos con la reivindicación de la interacción comunicativa de Habermas [NOTA]28), en un contexto en el que el desarrollo científico técnico ha desbordado su condición de capital productivo y se desplaza al ámbito de relación social práctica (acción política) y comunicación de masas, quizá podamos reconstruir una crítica a la racionalidad técnico-científica en la que liberemos un espacio para el desarrollo de esa otra premisa que adelantaba Marcuse y la Escuela de Frankfurt: la que define a la tecnología como un elemento integrado en una lógica de dominio, al mismo tiempo que se ofrece como condición de posibilidad de toda estrategia de liberación [NOTA]29). Situemos el trabajo de ambos en los años sesenta y la necesidad de remozar el marco conceptual de análisis del modo de producción. Efectivamente las tecnologías productivistas difícilmente podrían ser percibidas como algo más que un mecanismo de integración física del hombre a la cadena de montaje y la producción masiva de mercancías. Cuarenta años después el despliegue técnico y el diseño productivo se han desarticulado (o rearticulado) en un proceso de descentralización fabril, de mecanización y automatización que, como resultado final, ha expulsado al hombre de la cadena de montaje y de buena parte del proceso productivo [NOTA]30). La fuerza humana entendida como presencia física en el proceso productivo se sustituye por inteligencia digitalizada, por procesos de dirección y administración de sistemas y por "nuevas" relaciones de producción que podrían entenderse como neo-decimonónicas y que van desde la precariedad del trabajo en las metrópolis occidentales a la esclavitud en la periferia de la opulencia desarrollada. Los microchips de los robots de la Renault pueden perfectamente ser manipulados por niños esclavos en Nueva Dheli y las mascarillas antiestáticas de los ingenieros de hardware en Silicon Valley pueden ser cosidas a mano por mujeres de las maquilas de México. Ese desequilibrio y desarrollo desigual (esa combinación de tecnología de última generación y trabajo manufacturado) es la base de la coherencia y estabilidad del capitalismo del siglo XXI. El desarrollo técnico científico de los últimos quince años ha centrado su ámbito de dominio preferente en las tecnologías de la comunicación para dar salida, por un parte, a las imposiciones funcionales y operativas de la producción mercantil, del complejo militar-industrial, y a la necesidad de nuevo espacio de socialización para el consumo y la asimilación política. Así, la comunicación pasa a integrarse en el dispositivo ideológico de control social en la misma medida que se convierte de inmediato en el terreno propicio para la resistencia al poder, para la lucha y el desarrollo de dispositivos ideológicos movilizados en clave de liberación. Mientras que la maquinaria automatizada y organizada en cadena de montaje, en la que se devora al hombre y su mundo como un elemento productivo más, es irrecuperable para la revolución y sólo se representa en el imaginario insurgente como herramienta de explotación a la que se debe atacar hasta desmontarla [NOTA]31)(aun a costa de romper con las premisas productivistas del progresismo marxista del XIX), la técnica digital comunicativa se despega de la materialidad de la producción y se hace accesible, autónoma y recuperable para la organización de la protesta, para la liberación subversiva. ¿Podría ser este un punto de partida para una redimensión política del potencial disrruptivo de la tecnología aplicada a la comunicación? La práctica del hacking (mucho más claramente que su discurso) aporta algo en esta dirección.

    4. La práctica del hacking: Metabolik BioHacklab de Bilbao [NOTA]32)

    "Yo creo que casi todo hacker de dentro del movimiento de hacklabs es multimilitante"Zert en #Metabolik

    Hoy en día existen varios hacklabs, o laboratorios de experimentación técnica y social que nacen de esta nueva cultura hacktivista y la consolidan como movimiento social articulado dentro y fuera de la red. Se reúnen físicamente fuera de Internet con la intención de trabajar en proyectos relacionados con el software libre, ciberderechos, privacidad, criptografía, redes wireles

    [NOTA]33)33en barrios o ciudades; fuera de su territorio convencional (la Red, que sigue siendo un espacio para la coordinación), bajando a tierra en contacto directo con las redes sociales.

    [NOTA]34)La mayoría utiliza, nace o se inserta en Centros Sociales Okupados como fue el caso de Kernel Panic de Barcelona, que se reunía en el Centro Social Les Naus. Enseñar, aprender, montar redes, compartir conocimiento y sobre todo difundir una imagen del hacking como cultura de la información libre. [NOTA]35)En el Gaztetxe de Udondo (Leioa), en Bilbao, se reúne como un grupo de trabajo del Centro Social, el Metabolik Bio Hacklab. Nace en el Hackmeeting [NOTA]36)de septiembre del 2001 y en su primer año despliega actividad en diversos frentes. Se presenta a través de un manifiesto rizomático [NOTA]37), en conexión evidente con la vanguardia posmoderna que nace años antes en algunos sectores del movimiento de okupación de Madrid y Barcelona, empeñados en la asimilación colectiva de algunos textos de Delueze y Guattari como base sobre la que superar el "estrecho horizonte de la vieja izquierda" y poder dar forma a un nuevo discurso alejado de las "representaciones binarias" de lo social [NOTA]38):

    "Me gusta ser libre, expandir mi código, compartirlo, difundirlo, copiarlo, enlazarme con otras páginas, otros proyectos, otros seres… disfruto al experimentar con diversos lenguajes y protocolos, aprender y ser aprendido, participar de los procesos tecnológicos y humanos que me constituyen, interactuar con mis entornos a través de mis diversos cuerpos para defender la autoorganización y la autonomía que me da la vida. Por eso uno de mis fundamentos autocatalíticos primarios (quizás es el más importante) es el [software libre], [generarlo], usarlo, difundirlo y disfrutarlo me permite compartir técnicas y materiales, conocimientos y prácticas, y crear así una fuente común de recursos colectivos, colaborar con una red autoorganizativa de conocimientos abiertos, libres y reutilizables que me alimentan, mientras alimentan a otras."

    [NOTA]39)

    El colectivo se suma en breve a las campañas contra la LSSI ("No queremos vivir así"

    [NOTA]40)), a la Campaña SOS Privacidad ("STOP 1984"

    [NOTA]41)), a la difusión del software libre ("Nosotros hablamos de Software Libre"

    [NOTA]42))y a la campaña contra de las patentes de software de Proinnova ("No a las patentes de software" [NOTA]43)). Pone en marcha talleres sobre la LSSI, programación en Perl, PHP

    [NOTA]44),44 introducción al software libre, electrónica e introducción a GNU/Linux. En marzo del 2003 organiza unas Jornadas sobre wireless y redes ciudadanas libres junto a BilboWireless y MadridWireless [NOTA]45).

    En febrero del mismo año el colectivo decide dar respuesta desde una posición de crítica social a la tecnología y su modelo dominante, el modelo de la globalización capitalista, mercado y de las corporaciones transnacionales. La ocasión se la brinda el Congreso Internacional sobre la Sociedad de la Información IT4ALL que se celebra en Bilbao del 5 al 7 de febrero

    [NOTA]46). Promovido por el Gobierno Vasco en el marco de programas europeos, cuenta con el apoyo y la participación de la SGAE, la CNN, el BBVA, Petronor, Grupo ITP, Hewlet Packard y Microsoft. [NOTA]47). Un contramodelo que se levanta sobre claras dinámicas mercantiles y militaristas relacionadas con el cambio tecnológico, un contramodelo para la visión cooperativa, social y anticapitalista de los hacktivistas de Leioa. Frente a estos "señores del aire" los hackers recurren a la agitación, la denuncia y la acción directa, repertorio de acción compartido con otros movimientos. Su manifiesto denuncia:

    "La brecha digital la construyen día a día quienes patentan tecnologías de la comunicación, quienes monopolizan el software, quienes no respetan lo estándares consensuados, quienes exigen continuamente la renovación de máquinas útiles, quienes hacen de la tecnología un instrumento para la guerra, quienes comercializan con el saber, quienes esclavizan a sus clientes, quienes privatizan longitudes de onda, quienes prohíben compartir información, quienes crean leyes que favorecen los monopolios, quienes invierten en una educación hacia productos tecnológicos esclavizantes. Y, por supuesto, la brecha digital es la brecha del pan, la brecha de la pobreza. Una sociedad más tecnologizada con la tecnología de los señores del aire (cerrada, esclavizante, secreta, de mala calidad…), una sociedad informada por los señores del aire, una sociedad educada para consumir sus productos, no es una sociedad ni más avanzada, ni más informada, ni más comunicada, ni más libre."

    [NOTA]48)

    Esta carta se hace pública como parte de la campaña Money4them [NOTA]49) que incluye acceso a los media convencionales [NOTA]50), a los media independientes

    [NOTA]51) y acciones de calle frente al Palacio de Congresos [NOTA]52)reclamando otro modelo de comunicación posible basado en la creación de redes ciudadanas independientes, la difusión de herramientas basadas en software libre, la expansión de los hacklabs como centros de experimentación de base, el desarrollo de medias independientes y servidores de Internet organizados desde la autogestión de los recursos técnicos. [NOTA]53).

    Iniciativas dentro del mismo movimiento encontramos también en Bilbao en el hacklab de Sorgintxulo (CSOA de Santutxu), en Madrid, en pleno centro de la capital se reúne el Wau Holland 2001 [NOTA]54), el Pilab en el Barrio de Pilar [NOTA]55) y el Vallekas Hacklab [NOTA]56)que funciona como un grupo de trabajo dentro del Centro Social Okupado Seco [NOTA]57).En Zaragoza el Downgrade Hacklab [NOTA]58) se reúne en el Centro Social Autogestionado La Trama, en Santiago nació como un grupo de trabajo dentro de la Casa Encantada [NOTA]59) (Centro Social Okupado) ya desalojada y en Alicante se llama La CucaAlbina [NOTA]60)60 y se reúne en el Centro Autónomo Autogestionado El CAU

    [NOTA]61). Por fin, en Pamplona, el Hackresi [NOTA]62) nace en el Gaztexe del Casco Viejo [NOTA]63), y en Sevilla [NOTA]64), en fase inicial se organiza en torno a La Casa de la Paz [NOTA]65)

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