- Biografía de Pablo: Datos generales
- Retrato físico: situación social, civil y religiosa
- "Del Pablo inquisidor al Pablo convertido"
- Discurso de Pablo en el Areópago
- Pablo y su teología, sus epístolas, y la organización de sus comunidades
- A modo de síntesis
- Bibliografía
Hacer un trabajo sobre san Pablo -es para nosotros los cristianos-, comenzar a hablar, de apertura. A nuestra humilde manera de ver y sentir, podríamos decir que con Pablo, el cristianismo abrió sus fronteras.
Dueño de una personalidad fuerte, y una pluma única, es con él que iniciamos un recorrido donde por primera vez el protagonista es también autor de las páginas que iremos analizando a continuación.
Para tal fin, organizaremos este trabajo de la siguiente manera:
PRIMERA PARTE:
BIOGRAFIA DE PABLO: Datos generales.
PABLO CIUDADANO GRIEGO
PABLO, CIUDADANO ROMANO
RETRATO FISICO: SITUACION SOCIAL, CIVIL Y RELIGIOSA.
Biografía de Pablo: Datos generales
Saulo, el futuro San Pablo, nacido en Tarso de Cilicia, hacia el año 8 de la Era Cristiana, pertenecía a una familia judía de la diáspora o dispersión y, como tal, estaba sólidamente formado en la Ley judaica. Por ser nacido en Tarso era ciudadano romano. También era fariseo. Pronto pasó Saulo a Jerusalén, a completar su educación rabínica, y su maestro fue el más autorizado rabino de entonces, Gamaliel, "el Viejo". Su gran talento le afianzó rápidamente en los principios de la Ley antigua, que cita constantemente de memoria y con gran exactitud.
Era hijo de judíos fariseos de cultura helenística y con ciudadanía romana. Fue contemporáneo de Jesucristo e incluso estuvo en Jerusalén en la misma época que él, aunque probablemente no se conocieron.
Pablo tenía una sólida formación teológica, filosófica, jurídica, mercantil y lingüística (hablaba griego, latín, hebreo y arameo). Participó en las primeras persecuciones contra los cristianos. Pero durante un viaje a Damasco, poco después de la crucifixión de Jesucristo, se convirtió a la nueva fe, que por entonces era considerada una secta herética del judaísmo (según su propio relato, fue el mismo Jesús el que se le apareció).
Desde entonces San Pablo se convirtió en el más ardiente propagandista del cristianismo, que contribuyó a extender más allá del pueblo judío, entre los gentiles: viajó como misionero por Grecia, Asia Menor, Siria y Palestina; y escribió misivas (las encíclicas) a diversos pueblos del entorno mediterráneo, facilitando su extensión fuera del ámbito cultural hebreo en donde había nacido. Al mismo tiempo, esos escritos constituyen una de las primeras interpretaciones del mensaje de Jesús, razón por la que contribuyeron de manera decisiva al desarrollo teológico del cristianismo (se atribuyen a San Pablo más de la mitad de los libros del Nuevo Testamento)
PABLO CIUDADANO GRIEGO
Es conocida la célebre frase de Horacio: "la Grecia conquistada militarmente por los romanos, supo a su vez conquistar con el esplendor de su cultura y de su arte a los incultos conquistadores". En una palabra, el imperio era políticamente romano y culturalmente griego.
El pensamiento filosófico estaba dominado por la escuela estoica[1]con su acentuado interés ético y humanista. En Roma, Séneca (4ª.C- 65 d. C), gozaba de gran prestigio. En otros lugares un fenómeno original era la presencia de filósofos estoico-cínicos[2]que hablaban directamente en público, bajando a las plazas y enseñando en los lugares públicos. Su lenguaje directo y entretejido de preguntas y respuestas, pasó a la historia con el nombre de diatriba[3]
Pero fue con la filosofía popular estoica y cínica con la que Pablo y el cristianismo primitivo entraron en contacto.
El vacío espiritual, que trajo de la mano la crisis monárquica y republicana de Roma, irrumpieron además de la religión judía, las religiones mistéricas del oriente, que prometían inmortalidad y salvación mediante la iniciación en ritos cargados de simbolismo y capaces de congregar según el criterio de un absoluto igualitarismo, a pobres y a ricos, a dueños y a esclavos, a bárbaros y a griegos, a extranjeros y a autónomos.
PABLO, CIUDADANO ROMANO
Roma había sometido las regiones del Mediterráneo. Los vastos territorios conquistados se dividieron en provincias. Las limítrofes, -más expuestas a la rebelión y a los motines-, estaban regidas por un delegado del emperador, mientras que las otras, -apaciguadas ya desde antiguo-, tenían a su frente a un procónsul de nombramiento senatorial. La provincia romana de Judea, gozaba de un estatuto particular, ya que estaba gobernada por un prefecto y más tarde por un procurador, escogido dentro del orden de los caballeros.
Por otra parte el Sanedrín[4]presidido por el sumo sacerdote y compuesto a partes iguales por representantes del clero, de la aristocracia laica y de los escribas, mantuvo siempre su poder religioso.
Las comunicaciones tanto por mar como por tierra estaban aseguradas por la red de las grandes calzadas romanas y por una imponente flota comercial de pequeño y de gran tonelaje. Dicho en una palabra, la cuenca del mediterráneo era un mar abierto y las regiones que se asomaban a sus orillas estaban bien comunicadas entre sí. En esta extraordinaria movilidad de personas se encuadra perfectamente el movimiento misionero que emprendieron los cristianos, particularmente Pablo.
Retrato físico: situación social, civil y religiosa
Trabajo manual: la tradición atestiguada por los Hechos de los apóstoles, al comienzo del capítulo 18, nos dice que, apenas llega a Corinto, Pablo entró como artesano en el taller de Aquila y Priscila. Pablo trabajaba el cuero para confeccionar tiendas y otros objetos de cuero. No sin algún motivo es lícito pensar que aprendió este trabajo de su padre. En la tradición judía de la época no era regla fija -al contrario de lo que sucedía en el mundo greco-romano- transmitir al hijo el oficio paterno, pero solía ocurrir con frecuencia. Así, según una investigación de Hock, "esta actividad de cortar y coser el cuero, tuvo que ocupar a Pablo a la edad de 13-15 años".
Pablo, por tanto mantuvo su oficio manual mientras mantenía -ya más grande- su actividad misionera. ¿Por qué? Las motivaciones aparecen con claridad en las cartas a los Corintios: 13 "¿No saben que los que trabajan en el servicio sagrado son mantenidos por el Templo, y los que sirven al altar reciben su parte de lo que ha sido ofrecido sobre el altar?
14 El Señor ha ordenado, de igual manera, que los que anuncian el Evangelio vivan del Evangelio.
15 Pero yo no he hecho uso de tales derechos ni tampoco les escribo ahora para reclamarles nada. ¡Antes morir! Eso es para mí una gloria que nadie me podrá quitar." (1 Corintios 9, 13-15).
17 "Pero nosotros no somos como muchos que trafican con la Palabra de Dios, sino que hablamos con sinceridad en nombre de Cristo, como enviados de Dios y en presencia del mismo Dios." (2 Corintios 2,17).
A diferencia de otros predicadores, él no comercia con la palabra de Dios. Así, pues, el trabajo le sirve para ganarse la vida honradamente, evitando que tengan que mantenerle los demás y liberando así el mensaje de sospechas demasiado fáciles de interés privado.
Se impone ahora la exigencia de encuadrar al artesano Pablo en el contexto de la sociedad de la época. La tradición hebrea valoraba positivamente el trabajo manual, no viendo en él nada humillante.
Según la cultura judía, ajena a todo espiritualismo de marca dualista, la relación directa con la realidad material no podía ser presuntamente negativa. El homo faber[5]no era ciertamente un ser inferior.
Por el contrario, la sensibilidad greco-romana era totalmente opuesta: el ideal humanista consistía en dedicarse por entero a la formación del espíritu, la paideia[6]para los griegos y el otium[7]para los romanos, dejando de lado el trabajo manual a los esclavos. Cualquier persona libre que trabajase como artesano o como obrero se veía por eso mismo depreciado. Aristóteles,-que apreciaba a los agricultores y a los pastores afirmaba que la virtud no tiene nada que ver con el trabajo al que se dedicaban los artesanos y que su modo de vivir era mediocre.
Así, pues en cuanto artesano Pablo pertenecía seguramente a las capas más bajas de la escala social, es decir a la masa de los humillores[8]
Así pues, el trabajo manual no clasificaba ipso facto, en el número de los hombres incultos. De hecho, Pablo tiene que contarse entres los cultos, como demuestra la existencia de sus cartas. En realidad, desde el punto de vista sociológico, muestra un gran parecido con aquellos filósofos estoicos y cínicos, que hacían propaganda entre la gente, utilizando un lenguaje directo y popular, pero no privado de dignidad.
SEGUNDA PARTE:
Del Pablo inquisidor al Pablo convertido":
"Pablo: el misionero de los gentiles":
Fuentes bíblicas: Hechos de los Apóstoles 9, 1-19.
Fuentes bíblicas: Hechos de los Apóstoles 9, 31; Gálatas 2, 1-2: "El concilio de Jerusalén"; Hechos de los Apóstoles 17, 23- 32: "A ejemplo de la inculturación": "Discurso de Pablo en el Areópago".
"Del Pablo inquisidor al Pablo convertido"
El Inquisidor:
Movía a Pablo, un ardor sagrado. La persecución contra los discípulos de Cristo fue una expresión paradójica de su activa fidelidad a Dios y a la ley divina. Puede ser catalogado sin duda en la serie de los gloriosos combatientes por la pureza del monoteísmo judío y por las defensas de sus implicaciones éticas y rituales, que se encargó de exaltar la epopeya popular.
Pero, una vez iluminado por la experiencia desconcertante de Damasco, Pablo, no pudo menos de valorar negativamente aquel celo.
Aunque de una forma sumaria, W. Grundmann afirma: "De este modo su cumplimiento de la ley pasó a ser su pecado". La distancia de los años no borró en él aquel recuerdo doloroso: "Porque yo soy el último de los Apóstoles, y ni siquiera merezco ser llamado Apóstol, ya que he perseguido a la Iglesia de Dios." (1 Corintios 9).
A pesar del carácter fragmentario de esta carta y de otras noticias de los Hechos, podemos trazar un cuadro históricamente aceptable del cristianismo con el que se encontró Pablo en su celo por la Ley.
La primera persecución se desencadenó, no contra la iglesia aramea de Jerusalén, -guiada por los discípulos históricos de Jesús-, sino contra la comunidad jerosolimitana de lengua griega presidida por el grupo de Esteban. De hecho en la ciudad santa del judaísmo se formaron muy pronto, por motivos lingüísticos, dos iglesias diferentes. "En aquellos días, como el número de discípulos aumentaba, los helenistas comenzaron a murmurar contra los hebreos porque se desatendía a sus viudas en la distribución diaria de los alimentos. 2 Entonces los Doce convocaron a todos los discípulos y les dijeron: "Es preferible, hermanos, que busquen entre ustedes a siete hombres de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría. 4 De esa manera, podremos dedicarnos a la oración y al ministerio de la Palabra». 5 La asamblea aprobó esta propuesta y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe y a Prócoro, a Nicanor y a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía. 6 Los presentaron a los Apóstoles, y estos, después de orar, les impusieron las manos." (Hechos 6,1-6).
Estas mismas hostilidades contra los juedeo-cristianos de lengua griega tuvieron que estallar también muy pronto en Damasco, ciudad a la que había llegado el primerísimo testimonio evangélico extra palestino. "Saulo, que todavía respiraba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote 2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de traer encadenados a Jerusalén a los seguidores del Camino del Señor que encontrara: hombres y mujeres ". (Hechos 9, 1-2).
En resumen, en las sinagogas de Jerusalén, de Damasco, de Antioquia de Siria y de Tarso, surgió la polémica vivaz y a veces violenta de los judíos helenistas contra los nazarenos, miembros de las comunidades sinagogales que se habían adherido al movimiento de Jesús.
Más que la fe en la mesianidad del Nazareno que había acabado muriendo en la cruz, el motivo de la agresividad de los ortodoxos debió ser la critica que los recién convertidos al cristianismo hacían contra el Templo y las prescripciones rituales mosaicas.
Por otra parte, en el capítulo 7 del libro de los Hechos, se nos dice que Esteban, jefe de la comunidad jerosolimitana, pagó con su vida la apasionada reivindicación de la novedad del movimiento de Jesús, que ponía en crisis el culto en el Templo. Sabemos además que los de su grupo, al llegar a Antioquia de Siria, se convirtieron en campeones de la libertad de los paganos convertidos respecto de las obligaciones de la circuncisión: 19 "Mientras tanto, los que se habían dispersado durante la persecución que se desató a causa de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, y anunciaban la Palabra únicamente a los judíos. 20 Sin embargo, había entre ellos algunos hombres originarios de Chipre y de Cirene que, al llegar a Antioquía, también anunciaron a los paganos la Buena Noticia del Señor Jesús." (Hechos 11, 19-20).
Volviendo a nuestra cuestión, todo esto nos permite precisar que Pablo persiguió a los juedeo-cristianos helenistas de orientación liberal frente a la Ley mosaica y que el motivo de su hostilidad fue precisamente la actitud "herética" de aquellos derivacionistas.
En resumen el culto de la ley mosaica y la observancia integrista de sus prescripciones movieron al fariseo Pablo a oponerse a los nazarenos y considerarlos "herejes".
De todos modos, su persona está caracterizada por fuertes sentimientos y un exuberante apasionamiento. La causa abrazada, primero al judaísmo y luego al cristianismo, ocuparon por completo su espíritu. No fue un indiferente, ni un hombre mesurado. El exceso fue su regla.
El Convertido:
"Y mientras iba caminando, al acercarse a Damasco, una luz que venía del cielo lo envolvió de improviso con su resplandor. 4 Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?». 5 Él preguntó: «¿Quién eres tú, Señor?». «Yo soy Jesús, a quien tú persigues, le respondió la voz. 6 Ahora levántate, y entra en la ciudad: allí te dirán qué debes hacer». 7 Los que lo acompañaban quedaron sin palabras, porque oían la voz, pero no veían a nadie. 8 Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. 9 Allí estuvo tres días sin ver, y sin comer ni beber.
10 Vivía entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en una visión: « ¡Ananías!». Él respondió: «Aquí estoy, Señor». 11 El Señor le dijo: «Ve a la calle llamada Recta, y busca en casa de Judas a un tal Saulo de Tarso. 12 Él está orando, y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía las manos para devolverle la vista». 13 Ananías respondió: «Señor, oí decir a muchos que este hombre hizo un gran daño a tus santos en Jerusalén. 14 Y ahora está aquí con plenos poderes de los jefes de los sacerdotes para llevar presos a todos los que invocan tu Nombre».
15 El Señor le respondió: «Ve a buscarlo, porque es un instrumento elegido por mí para llevar mi Nombre a todas las naciones, a los reyes y al pueblo de Israel. 16 Yo le haré ver cuánto tendrá que padecer por mi Nombre». 17 Ananías fue a la casa, le impuso las manos y le dijo: «Saulo, hermano mío, el Señor Jesús –el mismo que se te apareció en el camino– me envió a ti para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo». 18 En ese momento, cayeron de sus ojos una especie de escamas y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado. 19 Después comió algo y recobró sus fuerzas".
A la luz del texto:
El texto comienza ubicándonos en la situación concreta de Pablo, que tiene "carta abierta" para la persecución contra los seguidores de Jesús.
Comienza así, pues va a resaltar aun más el fulgor con que se verá iluminado el apóstol a posteriori del encuentro con el Resucitado.
Su "celo/ceguera" vibratorio ante la observancia de la Ley, lo hace arder y lo pone en marcha eficaz hacia Damasco.
Su pasión desmedida, se ve confrontada ante la voz del propio Señor, que le habla desde sentirse "perseguido".
Como toda teofanía, tan solo Pablo, advierte la escucha de la voz del Señor, y es tan solo él, que queda derribado, ineficaz para seguir combatiendo como perseguidor.
La voz del Señor, lo tira suelo en tierra. Aquella lucha que iba a desatar, queda desvanecida ante el encuentro con el Resucitado.
Se reconoce ciego. Faltante de Luz. Su pasado como fariseo observante, queda desguarecido necesariamente, para pasar a acoger la obediencia definitiva a Cristo. La antigua ley mosaica, -al cual él representaba- está definitivamente absorbida por la "nueva ley del Resucitado", del cual pasará de ahora en más a abrazar.
A la manifestación, le seguirá un "acto penitencial" de tres días, en el que esperará a "tientas" para ser bautizado en nombre de Cristo Jesús.
Propio del designio divino, es el Señor, quien guía este acontecimiento. De un lado instruye a Pablo, a quedarse allí a la espera; y es también el propio Señor que adiestra a Ananías, para el encuentro con Pablo para imponerles las manos.
Claramente es el Cristo quien revela su plan de conversión, a estos dos hombres religiosos: antes antagónicos: Pablo y Ananías.
Es un acto de fe doble; Pablo espera, y Ananías va a su encuentro. Ambos están confiando más allá de sus creencias, en este Cristo que sella con su Palabra toda antigua división: "Ananías fue a la casa, le impuso las manos y le dijo: «Saulo, hermano mío, el Señor Jesús –el mismo que se te apareció en el camino– me envió a ti para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo»
"Pablo: el misionero de los gentiles":
Realmente Pablo, no fue ni el único ni el primer misionero del cristianismo de los orígenes. Siguiendo el ejemplo de Jesús, los primeros creyentes de lengua aramea desplegaron por Palestina una intensa actividad de anuncio del reino de los cielos y de urgente llamado a la conversión. A ellos se les debe la creación de comunidades cristianas en Judea y Galilea: 31 "La Iglesia, entre tanto, gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba consolidando, vivía en el temor del Señor y crecía en número, asistida por el Espíritu Santo". (Hechos 9,31).
Particularmente activos se mostraron los judeocristianos de lengua griega, naturales de la diáspora[9]pero residentes en Jerusalén, en donde constituyeron muy pronto una comunidad distinta de los discípulos históricos de Jesús. Nos referimos al grupo reunido en torno a Esteban: decapitado su líder y dispersos por la primera persecución, emprendieron la evangelización de Samaria y sobre todo de Siria.
De esta manera, el mensaje cristiano traspasaba los límites de Palestina. Es sobre todo el espíritu emprendedor de estos misioneros anónimos al que se debe la apertura al mundo de los paganos, admitidos como incircuncisos a formar parte del movimiento de Jesús.
En Damasco, en Tarso y sobre todo en Antioquia de Siria, nacieron comunidades cristianas mixtas, en los que cohabitaban unidos en la misma fe, circuncisos e incircuncisos. La desvinculación de la sinagoga se va realizando debido a la reivindicación de que Jesús: muerto y resucitado, ha puesto fin al culto al Templo de Jerusalén, y a las prescripciones rituales típicas del judaísmo: descanso del sábado, la circuncisión, y la abstinencia de alimentos contaminados.
Pues bien, es precisamente esta ala emprendedora del primer cristianismo la que preparó el terreno a la iniciativa misionera de Pablo.
Dos hechos cruciales, de signo opuesto, marcan entonces la acción misionera de Pablo: el Concilio de Jerusalén, (Gálatas 2,1-10, y Hechos 15), y el choque con Pedro en Antioquia de Siria, (Gálatas 2,11-14); que a continuación pondremos en perspectiva tal cual lo escribe su autor:
1. El concilio de Jerusalén
1 Al cabo de catorce años, subí nuevamente a Jerusalén con Bernabé, llevando conmigo a Tito. 2 Lo hice en virtud de una revelación divina, y les expuse el Evangelio que predico entre los paganos, en particular a los dirigentes, para asegurarme que no corría o no había corrido en vano." (Gal. 2, 1-2).
2. El incidente de Antioquía
11 Pero cuando Cefás (Pedro) llegó a Antioquía, yo le hice frente porque su conducta era reprensible. 12 En efecto, antes que llegaran algunos enviados de Santiago, él comía con los paganos, pero cuando estos llegaron, se alejó de ellos y permanecía apartado, por temor a los partidarios de la circuncisión. 13 Los demás judíos lo imitaron, y hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por su simulación. 14 Cuando yo vi que no procedían rectamente, según la verdad del Evangelio, dije a Cefás delante de todos: «Si tú, que eres judío, vives como los paganos y no como los judíos, ¿por qué obligas a los paganos a que vivan como los judíos?».
El primero fue provocado por una crisis muy grave que estalló dentro del cristianismo de los orígenes, con el consiguiente cuestionamiento: ¿en qué condiciones pueden los paganos entrar a formar parte de la Iglesia de Cristo y esperar en la salvación? ¿Bastará con que crean en Jesús aceptando su enseñanza o tendrán que hacerse circuncidar además de eso?
La comunidad aramea de Jerusalén se portaba en todo según el estilo de vida judío, mientras que la Iglesia de Antioquia acogía a los convertidos del paganismo sin exigirles la circuncisión. En una palabra, sin judaizarlos. La segunda cuestión, era todavía más decisiva: la praxis de Pablo en Galacia y en Europa. Pero los judeo-cristianos más nacionalistas se opusieron a esta apertura. En la discusión encendida que esto indujo, Pablo tuvo la ocasión de hacer valer sus méritos como brillante defensor del principio de la libertad de los paganos cristianos del yugo de la ley mosaica.
El mismo recuerda con tonos de dura polémica los términos del contraste en el centro de la conferencia eclesial de Jerusalén, reunida para resolver el problema: "Pero ni siquiera Tito, que estaba conmigo y era de origen pagano, fue obligado a circuncidarse, 4 a pesar de los falsos hermanos que se habían infiltrado para coartar la libertad que tenemos en Cristo Jesús y reducirnos a la esclavitud. 5 Con todo, ni por un momento les hicimos concesiones, a fin de salvaguardar para ustedes la verdad del Evangelio" (Gal. 2, 3-5).
La versión de los Hechos está de acuerdo con la carta antes citada, aunque indica que Pablo y Bernabé participaron como representantes de la iglesia antioquena, que los mandó a Jerusalén para obtener de la iglesia madre el reconocimiento de su praxis misionera: 2 A raíz de esto, se produjo una agitación: Pablo y Bernabé discutieron vivamente con ellos, y por fin, se decidió que ambos, junto con algunos otros, subieran a Jerusalén para tratar esta cuestión con los Apóstoles y los presbíteros. (Hechos 15,2).
Conflicto suscitado y zanjado en la reunión de Jerusalén, atestiguado por el mismo Pablo en Gálatas 2, 7-8: "Al contrario, aceptaron que me había sido confiado el anuncio del Evangelio a los paganos, así como fue confiado a Pedro el anuncio a los judíos. 8 Porque el que constituyó a Pedro Apóstol de los judíos, me hizo también a mí Apóstol de los paganos".
Y no sólo esto, sino que Pablo subraya cómo el Concilio de Jerusalén concluyó con un acuerdo solemne que apreciaba las tareas de los diversos protagonistas: "Por eso, Santiago, Cefás y Juan –considerados como columnas de la Iglesia– reconociendo el don que me había sido acordado, nos estrecharon la mano a mí y a Bernabé, en señal de comunión, para que nosotros nos encargáramos de los paganos y ellos de los judíos." (Gal. 2,9)
Con todo lo expuesto podemos conjeturar, que a la postre del Concilio, algunos judíos de observancia ortodoxa no se alinearon de manera calma, por el contrario, lanzaron una contra misión en las iglesias de Galacia.
Pero vistas las cosas en perspectiva, podemos aseverar la clarividencia de Pablo de largo alcance. La fatigosa liberación del mensaje cristiano de todo el peso condicionante de la cultura judía, es y ha sido en las venas del Pablo "celoso del cumplimiento" -antes de la ley mosaica, y ahora del mensaje liberador del Evangelio de Cristo-, digna de una defensa a ultranza y constante, dedicándose por entero a la causa evangélica, que en sus palabras podemos advertir la pasión con que describe la intensidad de la lucha:, 19 En efecto, siendo libre, me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número posible. 20 Me hice judío con los judíos para ganar a los judíos; me sometí a la Ley, con los que están sometidos a ella –aunque yo no lo estoy– a fin de ganar a los que están sometidos a la Ley. 21 Y con los que no están sometidos a la Ley, yo, que no vivo al margen de la Ley de Dios –porque estoy sometido a la Ley de Cristo– me hice como uno de ellos, a fin de ganar a los que no están sometidos a la Ley. 22 Y me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles. Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio. 23 Y todo esto, por amor a la Buena Noticia, a fin de poder participar de sus bienes". (1 Cor. 9, 19-23).
Discurso de Pablo en el Areópago
"Un ejemplo de la inculturación": "Discurso de Pablo en el Areópago". Hechos 17,22-34
Para dar el mensaje de salvación, Pablo se valió al igual que Su Maestro, del quehacer de las distintas comunidades, para proclamar la Buena Nueva.
Este modo, es lo que hoy llamamos los cristianos: "Inculturación"; cuya definición podríamos aclarar diciendo que es el proceso de toma de un contexto fundante de una comunidad, para usarlo eficazmente a favor del mensaje a dar.
Este texto es de una maravillosa recreación. A continuación lo desarrollaremos.
22" Pablo, de pie, en medio del Areópago, dijo: «Atenienses, veo que ustedes son, desde todo punto de vista, los más religiosos de todos los hombres. 23 En efecto, mientras me paseaba mirando los monumentos sagrados que ustedes tienen, encontré entre otras cosas un altar con esta inscripción: "Al dios desconocido". Ahora, yo vengo a anunciarles eso que ustedes adoran sin conocer. 24 El Dios que ha hecho el mundo y todo lo que hay en él no habita en templos hechos por manos de hombre, porque es el Señor del cielo y de la tierra. 25 Tampoco puede ser servido por manos humanas como si tuviera necesidad de algo, ya que él da a todos la vida, el aliento y todas las cosas. 26 Él hizo salir de un solo principio a todo el género humano para que habite sobre toda la tierra, y señaló de antemano a cada pueblo sus épocas y sus fronteras, 27 para que ellos busquen a Dios, aunque sea a tientas, y puedan encontrarlo. Porque en realidad, él no está lejos de cada uno de nosotros. 28 En efecto, en él vivimos, nos movemos y existimos, como muy bien lo dijeron algunos poetas de ustedes: "Nosotros somos también de su raza". 29 Y si nosotros somos de la raza de Dios, no debemos creer que la divinidad es semejante al oro, la plata o la piedra, trabajados por el arte y el genio del hombre. 30 Pero ha llegado el momento en que Dios, pasando por alto el tiempo de la ignorancia, manda a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan. 31 Porque él ha establecido un día para juzgar al universo con justicia, por medio de un Hombre que él ha destinado y acreditado delante de todos, haciéndolo resucitar de entre los muertos». 32 Al oír las palabras «resurrección de los muertos», unos se burlaban y otros decían: «Otro día te oiremos hablar sobre esto». 33 Así fue cómo Pablo se alejó de ellos. 34 Sin embargo, algunos lo siguieron y abrazaron la fe. Entre ellos, estaban Dionisio el Areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos otros".
a) Lucas al modo de los historiadores helenistas, coloca el discurso en el centro de la misión de Pablo. Al igual que ellos, hace un recorrido de los lugares que Pablo visita, y describe allí, un discurso "inaugural".
b) Se comienza a pintar las diferencias entre la soledad de Pablo,-su humildad- en contraposición con la ostentación que se erige en la ciudad de Atenas.
La soledad del profeta frente a la abundancia de conocimiento y de dioses.
El anuncio del "Dios único" de Pablo, frente a los dioses ricos y vastos de los atenienses.
c) La primera fase teológica que el evangelista quiere resaltar, es que el discurso de Atenas muestra cómo es posible evangelizar sin pasar por el Antiguo Testamento y sin obligar a los griegos a conocer primero toda la Biblia. En este caso el recurso a la filosofía griega es fundamental, y Pablo elige abordar su tema desde esa perspectiva para tener una mejor llegada a los griegos.
.4. El tipo de alocución está determinada en parte por el contexto y la cosmovisión locales, y también por la estrategia de su mentor para dirigirse al público; por tanto es diferente a otros importantes discursos del libro de los Hechos.
5. Conviene recordar que en las comunidades primitivas había muchos judíos helenizados que encontraban cierta compatibilidad entre la filosofía griega y el monoteísmo bíblico, y trataban de hacer su propia síntesis.
6. Por eso, antes que Pablo pudiese confrontar a Atenas, Atenas le confrontó a él. Queremos decir que, antes que el gran misionero tuviese la oportunidad de predicar a los intelectuales de la ciudad, la metrópoli misma le estaba comunicando algo de sí. Lo que le llamó la atención a Pablo no fue la nobleza de la ciudad, ni su educación, su arte, o su cultura. Fue la idolatría de Atenas que le impactó.
7. Pero qué podría hacer Pablo para ayudarles. No tenía ni poder política ni habilidad artística. ¡Sin embargo, sí tenía libertad para hablar, entendía el pensamiento y cultura griegos, hablaba griego con facilidad y tenía novedades para los atenienses!
8. En Atenas había un lugar que pudo haber sido diseñado para su uso, el ágora[10]o plaza del mercado. Allí le esperaba una audiencia a la expectativa ya que a los atenienses les encantaba escuchar y debatir las ideas novedosas. El lema de Atenas pudo haber sido la pregunta:"¿Qué novedad hay?". El ágora era el lugar de preferencia para encontrarse informalmente y debatir los temas del día.
9. Como evidencia en apoyo de su evaluación de la sociedad ateniense, Pablo citó las palabras fascinantes que vio sobre un altar, mientras paseaba por la ciudad: "AL DIOS DESCONOCIDO". Varios escritores antiguos confirman que había tales altares en Atenas. Uno de ellos, por ejemplo, reporta cómo Epimenides de Creta pudo contener una plaga en Atenas con la construcción de altares a dioses desconocidos. Es de notar que Pablo citó un poema de este mismo Epimenides más adelante en su discurso: "Porque en él vivimos y nos movemos y somos". También citó a Arato, paisano suyo de Cilicia: "Porque linaje suyo somos". Por medio de la inscripción del altar y las palabras de los poetas, la ciudad le habló a Pablo una vez más.
10. A los griegos les inquietaba la búsqueda de la unidad profunda que subyace a la complejidad superficial del mundo. Sus grandes pensadores les habían dejado un problema sin solución. Si el "uno" era personal y moral, entonces tuvo límites porque existía también la maldad. Así pensaba Platón. ¿O era el "uno" impersonal y sin límites, y entonces amoral, como creía Aristóteles? Los mitos religiosos populares encerraban el mismo problema. Por un lado estaban los dioses como Zeus que era personal, semejante a un hombre y limitado, y por el otro lado estaba el destino (ananke) que era impersonal e ilimitado.
11. En la época de la visita de Pablo a Atenas, prevalecía la opinión a favor de lo impersonal. Tanto los estoicos como los epicúreos creían, en formas diferentes, que el hombre está envuelto por los procesos impersonales del cosmos.
Los estoicos creían que el factor que unifica al universo es un destino impersonal y, a la vez, racional. Al destino le dieron el nombre de logos, o razón, identificado comúnmente por ellos con dios. Decimos, entonces, que los estoicos eran panteístas que creían que no hay dios aparte de la naturaleza.
En contraste, los epicúreos creían que a los dioses ya no les interesa de ninguna manera el mundo, cualquiera que haya sido su rol en su creación. Decían que la fuerza que ahora sostiene el universo es el movimiento totalmente impersonal y al azar de las partículas atómicas y sus mutuas combinaciones. El hombre, entonces, está hecho de tales partículas atómicas y cuando se desarticulan en el momento de su muerte, deja de existir.
112. El altar al dios desconocido también es el testigo mudo que le hablaba a Pablo de las necesidades de Atenas. Ninguno de los dioses de la ciudad, ni todos sus dioses juntos, serían capaces de satisfacerlas. Los dioses de los epicúreos estaban demasiado lejos y su materialismo demasiado pesimista para ayudar. De igual manera, el logos de los estoicos era demasiado ciego e impersonal. Se levantaba un grito de angustia que suplicaba que viniera alguien a llenar el vacío.
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