Influencia de los años de condena en el sentido de vida de mujeres reclusas (página 2)
Enviado por Miguel Ángel Paez Pérez
El trabajo de la psicología en los centros de resocializacion esta sustentado por una serie de investigaciones (Clemente, 1998) que inician a mitad del siglo pasado. Las cuales se han dirigido, principalmente, a la evaluación de los comportamientos de los reclusos para fines diagnósticos y de seguimiento en las conductas futuras. También los trabajos se han dirigido a generar progresos en aquellos detenidos que pasan por algún desajuste psicológico. Sin embargo, se han presentado nuevas propuestas de intervención que se están ajustando a las actividades de resocializacion en las cárceles colombianas. Una nueva propuesta de intervención se viene estudiando a profundidad por parte de las instituciones penales, la cual busca comprender mejor los fenómenos asociados a la perdida de las motivaciones significativas que le dan sentido a la vida en las personas detenidas. Esta propuesta se basa en los estudios realizados a profundidad por Vícktor Frankl (1978) quien consideró que la vida tiene un valor fundamental mientras se responda al propósito o sentido que la vida tiene; además, consideró que las personas pese a situaciones extremas pueden mantener éste sentido en sus vidas. Para hallarle a la vida sentido es necesario encontrar alguna actividad, alguien a quien amar o generar una actitud ante una situación adversa. Son tres elecciones que pueden ser influenciadas por diferentes factores que llevan a construir una vida con múltiples significados y una actitud en búsqueda de un sentido propio y vital (Etcheverry, 1990). No obstante, Frankl (1978) dejo claro que el sentido de vida puede perderse o no hallarse totalmente por diferentes circunstancias de la vida.
A partir de las problemáticas existenciales que presentan los centros de detención femenina y el sustento teórico hallado, esta investigación buscó analizar la influencia que tienen los años de condena en el sentido de vida de mujeres reclusas. Además, se consideró relevante indagar si existe perdida del sentido de vida de acuerdo al tiempo de condena, así mismo se investigó cuales son los factores que dan sentido a la vida en prisión. El estudio investigativo se desarrolló en el Centro de Resocializacion El Buen Pastor – Bucaramanga con 20 reclusas con condenas superiores a tres años. El análisis se estructuró a la luz de la teoría Frankliana (1978,1989, 1990, 2001) y de serie de investigaciones que están referidas en el marco teórico; se utilizó como modo de recolección de información una entrevista semiestructurada compuesta por 21 items basada en los trabajos de Crumbaugh y Maholick (1969), Lukas (1986), Noblejas (200,2002) y Etcheverry (1990).
Los resultados exponen que el ingreso de una mujer a una institución carcelaria genera una serie de impactos psíquicos, físicos y sociales que influyen sobre el sentido de vida y aumentan a medida que el tiempo de condena transcurre. Los impactos generalmente son paulatinos y son consecuencia de la falta de exposición de factores existenciales tales como: Percepción del sentido de vida, Ambiente satisfactorio, Intereses personales, Logoactitud, Expectativas de vida y Creencias y Espiritualidad. Igualmente se hallo que el alejamiento de los seres queridos (principalmente el de los hijos) es una de las experiencias primordiales que influyen directamente con la motivación de la detenida. También se encontró que algunas detenidas, durante su tiempo de condena, asumen una actitud que responde eficazmente a los efectos de la prisionizaciòn y a la frustración que produce la falta de sentido de vida.
El Instituto Nacional Penitenciario (INPEC) (2005), es el ente encargado de velar, dirigir y hacer cumplir las normas y derechos de las personas que están detenidas en Colombia. Como institución, ha permitido responder a las necesidades básicas, psicológicas, físicas y espirituales de los detenidos, con programas de desarrollo integral y modelos interdisciplinarios para las conductas criminales. El INPEC (Roatta, 2006), ha reconocido que los detenidos presentan una serie de problemáticas bio- psico-sociales, que están afectando la percepción de las motivaciones que dan valor a la vida, lo cual compromete sus procesos de resocialización. Esta problemática generó un interés ante la Procuraduría General de la Nación (2007) e hizo un llamado al INPEC para dar respuesta inmediata sobre los efectos del encarcelamiento; además, este ente del gobierno consideró importante mencionar que las consecuencias de la prisionización, se venían presentando con mayor índice en las mujeres de condenas superiores. Estos pronunciamientos llevaron a las directivas de prisiones a trabajar interdisciplinariamente, para que las consecuencias bio-psico- sociales que se presentan fundamentalmente en las mujeres detenidas, disminuyan paulatinamente.
En la búsqueda de mejorar el proceso de resocialización el INPEC (2006; Procuraduría, 2007), junto a su equipo interdisciplinario, propuso alternativas que han tratado de optimizar la calidad de vida al interior de las cárceles. Estas alternativas han estado basadas en estudios como los de Valverde (1991), quien halló que la detención en una cárcel, a medida que pasa el tiempo, produce alteraciones en los sentidos, en la imagen corporal y en las relaciones personales. En este estudio se enfatizó sobre los efectos nocivos que se presentan en las personas después de un tiempo considerable de reclusión en un centro penitenciario; como lo son: los bajos niveles de autoestima, la ausencia de expectativas del futuro, de la responsabilidad y la sensación de desamparo. Valverde (2007), señala además que el encierro compromete la visión de vida, lo cual implica ausencia de esperanzas del futuro, dificultad para trascender en la cárcel, despersonalización, actitud pasiva, apatía, infantilización, sensaciones de abandono; así como la dificultad que existe para elaborar un proyecto de vida. Grisales (2003), consideró que estas consecuencias están asociadas a factores que han aumentado la tasa de suicidio que se presentan en prisiones colombianas. De una muestra de 416 reclusos entre hombres y mujeres, estableció que el 27% pensó en quitarse la vida, 11% lo intentó y el 9% se hirió voluntariamente; además, concluyó que la población más vulnerable al suicidio posee menos herramientas psicológicas para enfrentar la realidad de una condena.
En Bucaramanga, González (1999) estudió las características de las mujeres detenidas con condenas superiores en el Centro de Reclusión el Buen Pastor, e identificó algunas manifestaciones psicológicas y biológicas que se presentaban en las mujeres condenadas y que revelan la existencia de mecanismos de defensa, generados por la disminución en las motivaciones existenciales que el aislamiento produce y que surgen a consecuencia de la tentativa de reprimir una representación intolerable.
Aunque el INPEC sigue estableciendo nuevas propuestas de intervención aún no logra responder adecuadamente a la necesidad existencial que se presenta en las cárceles femeninas, ya que estos resultados son poco esperanzadores para dar respuesta a la pérdida de las motivaciones principales en las reclusas, según afirmó la subdirectora de Tratamiento y Desarrollo de la reclusión de mujeres de Bucaramanga.
La pérdida de las motivaciones principales es conocida en el argot psicológico como pérdida del sentido de vida. Frankl (1978), encontró que la vida tiene un sentido; es decir, un motivo que le da un valor significativo a la vida, el cual puede mantenerse pese a las situaciones extremas que viva cada persona o puede perderse o no hallarse totalmente.
De acuerdo a las problemáticas referidas y observadas en las reclusas, surge el presente estudio. A través de este trabajo, se busca analizar la influencia que tiene los años de condena en el sentido de vida de las reclusas, a través de la aplicación de una entrevista semi-estructurada permitiendo de manera clara y precisa, conocer además la presencia o ausencia de sentido de vida de acuerdo al tiempo de condena y los factores significativos que permiten darle mayor sentido a la vida.
Los resultados de esta investigación buscan institucionalizar nuevos planes y proyectos conjuntos que conlleven al desarrollo integral de la detenida con el fin de mejorar el proceso de resocializacion en todos centros de reclusión. Además, este proceso de adaptación teórica al contexto carcelario, debe permitir ampliar los conocimientos y campos de intervención que se habían investigado para estudios de sentido de vida.
¿Cambia el sentido de vida en las reclusas según el tiempo de condena?
General
Analizar la influencia que tienen los años de condena en el sentido de vida de las reclusas del Centro de resocialización El Buen Pastor de la ciudad de Bucaramanga.
Objetivos Específicos
Explorar la percepción del sentido de vida en las reclusas de acuerdo al tiempo de condena.
Indagar los factores significativos que componen el sentido de vida en las mujeres detenidas.
En este apartado, se brinda una visión de las teorías y conceptos que enmarcan la investigación. En primer lugar, se encuentra una revisión teórica del concepto de sentido de vida desde el fundamento existencial hasta la concepción de Frankliana; esta última se tomara como eje principal de la investigación, a fin de realizar una aproximación y una comprensión del proceso que se llevara a cabo en este estudio. En segundo lugar, se hace referencia al trabajo sobre el sentido de vida desarrollado al interior de las cárceles.
Referentes conceptuales
El concepto de sentido de la vida tiene su origen en el existencialismo y surge como consecuencia de las preocupaciones e interrogantes al contemplarse el hombre, explorarse y encontrar en si mismo un desamparo de una realidad incomprensible y absurda y una percepción de solo ante la nada (Quitman, 1989). Las primeras nociones presentadas para conocer el verdadero sentido que tiene la vida fueron desarrolladas por diferentes autores existencialistas, entre los que se destacan:
Nietzsche (Luventicus, 2008) considera que la propia vivencia de la experiencia de la vida suele ser de insatisfacción, ya que está llena de experiencias negativas como el dolor, la enfermedad, el sufrimiento, etc. Debido a esa insatisfacción, el hombre busca apoyarse en algo o en alguien, porque no es capaz de soportar la debilidad solo en la vida. Como resultado reside un resentimiento hacia lo real que es el que hace surgir un mundo moral y con dirección a Dios. Por tal razón ese mundo irreal, es un mundo aparente, es decir, no existe. Para Nietzsche ese mundo se lo ha inventado el hombre (Prini, 1992). Nietzsche (citado por Ferrandiz, 2008) encuentra que el sentido a la vida se lo da el hombre mismo cuando le da vuelta a la moral de esclavos del mundo irreal y halla su capacidad de superhombre Soren Kierkegaard (citado por Saez, 2007) descubrió que el hombre huye de si mismo y se preocupa por un mundo que se interpone a la decisión de darle sentido a su vida; sin embargo siempre es capaz de darle sentido a la vida y llevarla a tomar el rumbo que desee (Quitman, 1989).
Este sentido esta basado en tratar de comprender el destino, de descubrir una verdad que sea tal para hombre, de encontrar la idea por la cual se desea vivir o morir (Vilchis; 2005). La vida tiene un fin último que el hombre debe alcanzar; lo alcanzará si logra desarrollar dos grandes capacidades: la decisión y la responsabilidad. Es por esto que el hombre debe reconocer que la vida tiene un sentido y que por lo tanto es su decisión llegar a alcanzarlo. La decisión de cumplir su propósito vital debe generar una responsabilidad que conlleve a motivarlo a tener una mejor relación consigo mismo. Es un cambio que debe buscar en el hombre, la posibilidad de la libertad a pesar de sus condicionantes y a un encuentro con sus propias experiencias personales como el miedo, lo absurdo y la muerte.
Para Jean-Paúl Sartre (citado por Quitman, 1989) la vida tiene sentido cuando el hombre se enfrenta a tres experiencias significativas: el abandono, la angustia y la desesperación; porque estas expresiones le hacen ver que esta limitado y que solo depende de su voluntad para ir en pro de una meta. Es una voluntad que le lleva a alcanzar lo que quiere, pues el hombre es totalmente libre. Sin embargo, la vida es absurda cuando no se sabe elegir la condición esperada, para ir en la búsqueda de un propósito (Pieper, 2000), por esta razón, la libertad es característica fundamental del ser humano que enmarca la temporalidad de la vida (pasado, presente y futuro); aunque el autor señala la importancia del presente, la libertad acaba otorgando al futuro la primacía en el mundo humano. Es el futuro lo que mueve al hombre e incluso lo que hace inteligible el presente, pues éste sólo es real y tiene un sentido para cada persona en tanto que es un medio para alcanzar los fines, en tanto que es una fase para la realización del proyecto de vida (Echegoyen, 2007).
Martín Heidegger (citado por Prini; 1992) concibe al hombre como ser que vive filosofando sobre si y encontrando que su estadía en el mundo depende de sus expectativas hacia el futuro y el fin de ellas: la muerte. En tanto, la existencia tiene un fin para Heidegger: la muerte, no por el hecho en si de la muerte, sino porque el sentido de toda la vida se dirige finalmente hacia ella.
Martín Buber (citado por Quitman, 1989) expone que el ser tiene consigo dos actitudes primordiales: la actitud orientadora, la cual refiere seguridad de mantener un fin determinado; y actitud realizadora, que motiva al hombre a enfrentar los peligros que este fin puede conllevar ante el mundo. Para Buber la vida tiene sentido cuando se genera una tensión entre la actitud orientadora y la actitud realizadora. Lo cual incita al hombre a no ser conformistas sino a buscar siempre un sentido que parta de si mismo y vaya hacia la concepción de este propósito. Sin embargo, Buber abarco al ser humano con límites, como sucede frente a la enfermedad o la muerte. Indico que el individuo que enfrenta estas situaciones límites al principio puede que no las comprenda sino que se reafirme en ellas, pero existirá la posibilidad de que en últimas las pueda evitar. Ante estas situaciones limite, el humano puede tomar las últimas decisiones que marcaran fundamentalmente la vida; y a la vez, se reconocerá no sólo la posibilidad de que sobrevivir a ellas solo dependerá de si mismo, sino que la responsabilidad de todos los actos traerán consecuencias y aciertos. Es en los momentos normales de la vida donde el hombre se pregunta curiosamente por el sentido de vida, pero es en lo momentos críticos o limites dónde el hombre más se hace este interrogante y busca resolverlo a como de lugar.
Revisión del concepto de sentido de vida desde la Perspectiva de Viktor Frankl
La estructuración del concepto de sentido de vida tiene su mayor consolidación a mediados de los años 40 del siglo anterior, cuando el neurólogo y psiquiatra austriaco Viktor Frankl experimenta, en campos de concentración nazis, su hipótesis sobre el sentido que tiene la vida (Frankl, 1978). Esta experiencia le permitió ampliar la visión de ser y exponer una perspectiva que ha intentado responder a la gran necesidad de ofrecer solución al gran interrogante de lo que implica ¿que sentido tiene la vida? y con ello el ¿por qué vivir?, ¿para qué vivir?, ¿quién soy?, ¿de dónde vengo y a dónde voy?, ¿qué hacer con mi vida?, ¿qué camino seguir? o ¿qué hacer para sobrevivir?, entre otras tantas otras vías existenciales (Castro, 1999)..
La principal conclusión de Frankl (1978), a partir de su vivencia en los campos de concentración, es la de considerar que toda vida por más adversa que sea siempre tiene algún sentido y un propósito único, irrepetible y complementario para cada ser humano. Además, posee un extraordinario valor psicohigiénico y psico-terapéutico, pues ayuda al hombre a soportar las penalidades objetivas y subjetivas que su experiencia de vida le ha traído. El sentido de la vida es un esquema que reúne modelos de actos de las líneas más diversas y los acomoda en una proyección de un valor que se extiende desde el nacimiento hasta la muerte, al mismo tiempo se convierte en una fuerza motivante para luchar por la existencia.
El sentido es una necesidad que el hombre experimenta a lo largo de su vida, la cual descubre en la realidad en la que vive y no viene por si solo, ya que el mundo no tiene sentido por si mismo, es el hombre mismo quien le da ese sentido (Lavelle, citado por Quintana, 2001). Cuando se descubre el sentido de vida es la indicación que se esta preparado para vivir o morir por unos ideales que son la razón para existir; es por esto que ser hombre significa estar siempre vuelto hacia una cosa o hacia alguien o entregarse por completo al cumplimiento de un propósito vital (Frankl, 1978).
De acuerdo con Frankl (2001) el hombre se incentiva a buscarle un sentido a la vida solo cuando mira hacia el futuro, se hace consciente de su cometido en la vida y enfoca toda su energía, pensamiento y conducta hacia lo que tiene que realizar. Por ello reconoce lo imprescindible que es la vida y lo que él significa para ella. Por efecto, el hombre comienza a vivir el presente en lugar de permanecer en lo pasado y planear un futuro incierto e inseguro. El sentido de vida hace que el hombre se proyecte hacia el exterior y efectivamente se sobrepase a sí mismo y alcance un mundo lleno de seres y significados (Frankl; 2001) para encontrar la autotrascedencia.
Para Frankl (1990) la autotrascedencia juega un papel muy importante en la vida del hombre, ya que la esencia de esta existencia humana se encuentra en la propia autotrascendecia. Por tal razón, Frankl (2001) constituyò a un hombre bio-psico-espiritual (biológica, psicológica y espiritual) con el fin de exponer la dimensión que mas necesita el hombre para lograr trascender, con elementos que permiten el cumplimiento de un sentido que da valor a la vida. pero esta unidad tridimensional (cuerpo, alma y espíritu) no se disyunta entre si, sino trabaja conjuntamente permitiendo que el hombre sea consciente de sus actos y logre poner a disposición del mundo sus principales talentos y cumpla encuentre su sentido vital.
En la dimensión biológica se encuentra el cuerpo y tiene como función los procesos vitales; en la dimensión psicológica se halla la psique que contiene los sentimientos e instintos y en dimensión espiritual esta el espíritu, en la cual esta la voluntad de darle un sentido a la vida (Luna; 1999).
Frankl (2001) apoyó sus convicciones para presentar la dimensión espiritual como eje impórtante para la existencia, en la cual el hombre se sustenta para trascender en la vida. Esta dimensión cuenta con tres pilares fundamentales:
La vida tiene sentido en todas las circunstancias: además de ser subjetivo, el significado del sentido de vida es relativo, porque se refiere a cada individuo como personalidad única y a una situación concreta e irrepetible. El sentido requiere de una búsqueda gradual, a corto y largo plazo, con
La voluntad de sentido: El hombre es dueño de su voluntad para encontrar sentido y se siente vacío o frustrado cuando deja de ejercerla. Sin embargo, él siempre esta en la búsqueda de algo o alguien que dé sentido a su vida. Se puede estar satisfecho de necesidades físicas, ambientales y sociales, pero si en ellas no se encuentra un propósito vital el ser humano experimenta un vacío existencial. La muestra de que el ser humano és humano, se da cuando se percata y se descubre el verdadero sentido de su vida. La voluntad de sentido es única e individual, pues cada humano tiene un sentido diferente al que dirigirá su vida. Según Frankl (2001), el hombre ya no se siente impulsado a buscar ante todo el placer y/o el poder sino una razón para ser feliz. Lo que el hombre necesita, es orientar la propia personalidad hacia los valores que debe realizar y los significados que tiene que hallar.
Libertad de sentido: el hombre está llamado a realizarse de manera libre y consciente. Él tiene en sus manos el destino y puede responder a la llamada de la libertad porque su existencia se desarrolla en la dirección de las decisiones vitales. Esta libertad es en realidad un concepto que exige un
Referentes empíricos
Metodología de Investigación
Participantes (Anexo 1)
Instrumento (Anexo 2)
Se construyó una Entrevista semi-estructurada, con
Procedimiento
Categorías Deductivas
paciencia y flexibilidad. El sentido se descubre y se construye a través de significados universales que alivian la búsqueda de un valor en el hombre al dar, recibir y enfrentar, permitiendo la autotrascendencia; pues permite que el hombre se dirija a hacia algo, una causa o alguien distinto de el mismo con el propósito de que la vida obtenga un valor importante.
complemento positivo, como es la responsabilidad. La persona es libre para encontrar el sentido pese a las circunstancias que la vida pone frente a ella, ya que tiene el poder desafiante del espíritu humano, que le permite oponerse a los condicionamientos físicos, psicológicos y sociales del entorno. El hombre percibe su sentido en el entorno, como una oportunidad que al no ser aprovechada puede perderse en el tiempo; pero puede lograrse descubrir un nuevo sentido tiempo más adelante, pues este permanece a pesar de todo.
Frankl (1978) considera que existen tres caminos en los cuales el hombre encuentra el sentido y logra la autotrascendencia, a estos llama: valores. Según Kroeff (1998), Fankl Plantea tres categorías principales de valores: valores de creación, valores de experiencia y valores de actitud; y parten de la convicción de que cada sujeto que descubre su sentido de vida irá en busca de él, aun en situaciones adversas; y la forma de lograrlo satisfactoriamente es volcándose hacia el mundo exterior ya. Aunque Frankl (1990) presenta los tres valores en el mismo rango valorativo, el valor de actitud es tal vez, el valor más alto porque conlleva a explorar las fuerzas interiores del hombre para superar una situación adversa. Los valores se consideran:
Valores de Creación: Significa dar, es el modo de intervenir en las fuerzas del mundo, para estructurarlo y dirigirlo hacia el bien. El sentido está en las cosas que se hacen para el mundo, como una actividad concreta, una ocupación, la creatividad, un pasatiempo o los actos en favor de otros. La realización se logra colocando toda la capacidad humana a favor de otros, sin importar lo que se haga; sobrevendrá significado como se ejerza esta acción al servicio de los demás. La realización concreta de los valores creadores es el trabajo. El trabajo por si solo no brinda la realización al hombre, ni la felicidad, la realización la logra en el proceso de sentirse capaz de dar lo mejor de sí mismo y poder compartir sus triunfos con la sociedad, según López (2003) Frankl dice que en el trabajo, existe un algo personal y específico que da un carácter único e insustituible a la existencia y con ello un sentido a la vida. Pero lo fundamental no es la profesión que se ejerza, sino el modo como se ejerce, ya que ésta da un marco de posibilidades, de ocasiones, para poder realizar una obra personal, que le dé sentido a la vida. Valores de Experiencia: Significa recibir- acoger, el sentido se encuentra en recibir lo que el mundo ofrece, como la naturaleza, la amistad y el encuentro con el otro; así como el arte, la verdad, el amor.
Este valor permite darle significado a los instantes de la vida, pues son los puntos culminantes los que incitan a proyectar un sentido sobre la vida. Es así como el amor puede ser no solo un encuentro con el otro sino una de las formas más relevantes y la muestra más clara de la autotrascendencia. Este camino demuestra la importancia del encuentro con otros seres humanos y su relación es una de las formas más relevantes para empreder el camino hacia la trascendencia. No solamente se habla de una relación hombre- mujer, sino, al amor en general. En cuanto el ser humano está llamado a ir más allá de sí mismo, las relaciones humanas son las muestras más claras de la vivencia de la autotrascendencia. Para la logoterapia (López, 2003) "el ser en el mundo significa ser el uno con el otro o ser el uno para el otro", de tal manera que el mundo adquiere su principal significación en el existencialismo con el otro. Las vivencias son algo propio de cada persona, pero la sumatoria de todas las experiencias fenomenales por muy insignificantes que puedan parecer a los demás crean un efecto determinante en la estimación de sí mismo y por lo tanto llenan de contenido la vida.
Valores de Actitud: El sentido está en encontrar un significado para la vivencia a pesar de las circunstancias; en esta categoría el hombre encuentra sentido cuando adopta una actitud frente a una situación limite, como lo es la muerte de alguien, una enfermedad, el rechazo de una persona amada, un accidente que traumatiza o el encarcelamiento injusto. Aunque no se acepten los valores creadores o de experiencia, siempre existirá la posibilidad de darle sentido a la vida. Existen razones por las cuales no se le encuentra sentido a un dolor inevitable o a una situación específica, y por lo cual se sufre y se desespera. Pero se ha establecido que si se llega a encontrar un sentido a un dolor, se sufre, pero no se desespera; dado, porque en la desesperación no hay significado Luna, 1999). Frankl (1990) asumió que el sufrimiento legítimo es aquel que tiene un destino inevitable y que despierta la búsqueda de los valores del tercer orden. Los valores de actitud están enmarcados por una estructura conocida como trágica; donde hacen parte el sufrimiento, la culpa y la muerte. Son situaciones características que permiten la recapacitación de los juicios cotidianos sobre el valor de la dignidad de la existencia humana para hallar un sentido para la vida. Una existencia puede ser pobre en valores creadores y vivenciales pero puede ofrecer una última posibilidad y más grande de realización de valores: es la libertad interior de tomar una actitud frente a un destino que se le presenta como inevitable (López, 2003). Por tal razón cuando los valores de actitud se incorporan al campo de sus posibles categorías de valores, se comprende que la existencia humana no puede carecer nunca de sentido, aun ante la presencia de una muerte cercana.
Los valores requieren que el hombre se cuestione y se autodistancie de su mundo para ofrecerse a algo, a otro o a otros; es necesario generar una actitud y postura para enfrentar los inevitables golpes del destino. Según Etcheverry (1990) Frankl encontró tácitamente que el hombre requiere de una actitud para obtener resultados en los cuestionamientos hacia la búsqueda de un sentido de vida: es decir una logoactitud. Aunque, Etcheverry admitió que Frankl no estaba en un principio muy de acuerdo en introducir este último término, posteriormente lo admitió.
La Logoactitud es una decisión que encierra la perspectiva del hombre para cumplir un propósito vital, logrando que se asuman una serie de compromisos para hallarle sentido a la existencia. Esta actitud vital no necesita tomarse solo en diagnóstico de falta de sentido o problemas de salud mental; sino que la Logoactitud se hace fundamental en aquellas personas que quieren darle un sentido a su vida y debe proponerse para estar disponible en aquellas personas que quieren encontrarse a si mismos, con su ser interior y con su meta trascendental. De esta manera el ser humano, infundado por la voluntad que se encuentra en el espíritu (denominada: voluntad de sentido), designa una motivación básica que conlleva a la búsqueda de lo que tiene sentido para la vida; como lo es el amor, un trabajo, una misión, una meta, etc. Nunca se dirige hacia el placer o el poder, puesto que para Frankl (2001) el hombre no llega a ser plenamente él mismo sino cuando se entrega a una tarea, cuando no hace caso de sí mismo y se olvida de sí para ponerse al servicio de una causa o al entregarse al amor de otra persona.
Frankl (citado por Etcheverry 1990) aceptó la logoatitud como parte de su teoría ya que demostró la aparición de cualidades que encierran las diferentes formas de pensar del hombre frente a su misma existencia, ellas son: a) mala pasividad, quienes padeciendo neurosis de angustia huyen de sus accesos de angustia, b) mala actividad, aquellos neuróticos obsesivos que luchan contra sus obsesiones, así como la forzada reflexión sobre el acto sexual, c) la recta pasividad, el hacer caso omiso sobre el síntoma, utilizando la derreflexion o la intención paradójica y d) recta actividad, el elaborar una contrapuesta para el síntoma, dirigiéndose hacia alguien o algo, dándole sentido a la existencia humana.
No obstante, el sentido de la vida puede verse restringido o frustrado en la medida en que los sueños, metas y expectativas de vida, no sean realizados o porque surgen crisis alrededor de ellos que no se pueden o no se quieren resolver y aceptar. La consecuencia de estas reprensiones son un conjunto de sensaciones y cambios de un estado de animo que conllevan a una frustración o vació existencial que afecta tal sentido de vida. El vació existencial se evidencia en las personas cuando presentan un sentimiento de en la que sus vidas carecen total y definitivamente de un sentido. Esta experiencia en definitiva, se basa en una crisis de sentido subjetivo, que considera invalorable los motivos del porque vivir. Dicho sentimiento de vacuidad interior lleva a la persona a padecer, según Frankl (1990) de tristeza, melancolía, angustia, desencanto, soledad, depresión, alcoholismo, drogadicción, conformismo, actos violentos contra otros y contra sí mismo y desvinculación de la sociedad. Desde el punto de vista psicológico se puede considerar que el origen del vacío existencial tiene sus inicios en la medida en que el individuo encuentra limitado su voluntad de sentido (Frankl 1978); lo que hace que el hombre se dirija a una constante búsqueda de satisfacer el ego, el individualismo y el narcisismo, como formas de conductas generalizadas y como rasgo característico de un ser sin sentido.
Cantu (2002) describió información muy relevante acerca de la vida y el proceso de cambio de una persona detenida. Además, presentó la logoterapia como alternativa para una estancia menos dolorosa en la cárcel y reconoce que en cualquier proceso humano, la presencia de Dios "es imprescindible y aligera las noches oscuras del alma" (Cantu, R. 2002). El trabajo valora y propone realizar nuevos procesos logoterapeuticos dentro de centros carcelarios e identifica tres fases del detenido, que se convierten útiles en la búsqueda de los factores que influyen en la perdida de sentido: Primera: el detenido se siente sin nada, sólo la existencia desnuda, siente curiosidad, falta de sentido del humor, sorpresa de sobrevivir en esas condiciones, sin miedo a la muerte, nostalgia y disgusto.
Segunda: Pérdida del sentido del tiempo, incomunicación con el mundo exterior, apatía, desesperanza, progresiva muerte interior, sensación de nada me importa, Insensibilización progresiva, sueños constantes, hambre, silencio del impulso sexual, devaluación de lo que no sea supervivencia, Intereses políticos y religiosos.
Tercera: Al ser liberados, la pregunta es cómo vivir en libertad. Despersonalización, acompañado de aplanamiento afectivo, amargura y decepción.
Palomino y Samudio (1991) realizaron un trabajo investigativo durante seis meses con seis reclusas de la cárcel El Buen Pastor de la ciudad de Bogotá. Su estudio surgió de la necesidad de plantear alternativas con respecto a la escasez de proyectos de vida y la presencia de vacíos existenciales generados al interior de los centros penitenciarios. La asesoria brindada por Palomino y su grupo determino un cambio característico en las alternativas con respecto a las metas vitales de cada sujeto. Cambio que se generó a partir de la convicción que hacia cada mujer de su vida actual y futura. La conducta manifiesta a partir de las intervenciones dejo al descubierto la necesidad de llevar a los delincuentes a tomar responsabilidad sobre la dirección de sus vidas y como la integración de esfuerzos institucionales podrían cumplir con el objetivo real de la resocializacion.
Además, concluyò que la reformulación del sentido de vida consolidado desde los centros de reclusión avanza conjuntamente con el desarrollo de la reinserción social. La concepción del mundo no solo contribuye a la formación del sentido de vida, sino que permite en el hombre un marco valorativo y cognoscitivo para estructurar su proyecto de vida (Palomino, Ríos y Samudio ,1991). Las experiencias de vida en cada persona establecen alternativas que conllevan a asumir una postura con respecto al mundo y por lo tanto, interrogantes y posibles objetivos frente al sentido de vida. Bozhovich (1982), Álvarez (1986) y González (1982) (citados por Palomino, Ríos y Samudio, 1991), concuerdan que existe una gran relación entre la concepción del mundo y el sentido de vida; ya que este ultimo, juega un papel muy importante en la planeación de la vida futura, pues el principal propósito del sentido de vida es orientar activa y concientemente la elaboración de un proyecto de vida. Esto permitiría la conservación del mismo sentido, la justificación de la existencia y la formulación de nuevos objetivos a fin de alcanzar una autorrealización.
Las situaciones que generan un alto grado de estrés, pueden perturbar principalmente los propósitos vitales de las personas privadas de su libertad; ya que no se cuenta con habilidades suficientemente efectivas para afrontar la vivencia carcelaria. A esta conclusión llegaron Herrero y León (2006) quienes, encontraron que existe una relación contundente entre el estado de ánimo, la historia personal y la situación delincuencial. Con una muestra de 90 jóvenes especificaron los factores característicos que pueden predecir una conducta delictiva (composición familiar, nivel educativo, nivel familiar, situación laboral baja) y a la vez, hallaron que tienen una gran influencia sobre el estado del ánimo en tiempos de reclusión. Las afirmaciones de Herrero y León se suman a las de Kirchner (2003), quien hallo que las personas pasan por un desajuste psicológico al purgar una condena; de estas solo algunas establecen estrategias de afrontamiento para pasar los tiempos de reclusión.
Así mismo, Clemmer (citado por Clemente, 1998) encontró que la prisionizacion (asimilación por los presos de hábitos y cultura general de la prisión, asociado con deterioro psicológico) producía consecuencias degenerativas en los reclusos, tales como deterioro psicológico y aumento en la reincidencia. Pérez y Redondo (citado por Clemente1998) creen que se debe a que los sistemas carcelarios americanos tienen perjuicios asociados a estos comportamientos. Sin embargo Rioux y Velasco (2004) concluyeron que la función predominante de los factores ambientales como la calidad del medio ambiente del hogar y el tipo de alojamiento estaba estrechamente relacionada con la satisfacción global de la vida de las mujeres. Este último aporte demostró que el tipo de presencia puede afectar a las mujeres, ya que existe una correlación entre el ambiente y la satisfacción de las personas. Este estudio sustento, además, las consecuencias e influencias que pueden presentarse en un ambiente nocivo para la salud mental de las mujeres Valverde (1991) halló que el arresto en una cárcel produce alteraciones en los sentidos, en la imagen corporal y en las relaciones personales.
Principalmente enfatizó sobre los efectos nocivos que presentan las personas después de un tiempo considerable de reclusión, como lo son los bajos niveles de autoestima, la ausencia de expectativas del futuro y de la responsabilidad asi como sensación de desamparo. Valverde (2006) encontró que el encierro compromete las expectativas de vida y sus consecuencias van desde la ausencia de expectativas de futuro, dificultad para trascender en la cárcel hasta el fatalismo. Así como la dificultad para elaborar un proyecto de vida, despersonalización, actitud pasiva, apatía, infantilización y sensaciones de abandono. Tales consecuencias provocan agarrotamiento muscular, inadaptación en el entorno, alteraciones en la sexualidad, en la afectividad, y provoca pérdida de las vinculaciones.
Grisales (2003) estudió el suicidio en prisiones colombianas. De una muestra de 416 reclusos entre hombres y mujeres se concluyò que el 27% pensó en quitarse la vida, 11% lo intento y el 9% se hirió voluntariamente. Concluyo que la población más vulnerable a esta situación son aquellas que poseen menos herramientas psicológicas para enfrentar la realidad de una condena. Los factores asociados a esta conducta tienen como raíz algunas enfermedades físicas, dificultades sexuales y clima familiar negativo.
González (1999) estudió las características de las mujeres detenidas en el Centro de Reclusión el Buen Pastor de Bucaramanga, e identificó algunas manifestaciones psicológicas y biológicas que se presentan al detener y condenar una mujer: como la angustia difusa, miedo a la muerte inminente, ira contra los captores, aumento de la alerta, sentimiento de impotencia y resignación ante la muerte. Con menos frecuencia aparecen desmayos, pérdida de control de esfínteres, sensación de irrealidad, despersonalización, mutismo, crisis emocional disociativa (crisis histérica), tristeza, sentimiento de no poder resistir la condena y aun mas significativo el incremento en el suicidio y la muerte. Así mismo, son comunes estados de pánico y temores. González Identifico además, que estos estados emocionales revelan la existencia de mecanismos de defensa, generados por la disminución en las motivaciones existenciales que el aislamiento produce y que surgen a consecuencia de reprimir una representación intolerable.
Téllez (1991) comparo el sentido de vida de policías con lesiones medulares frente al de sus compañeros sin lesiones; para esto, se utilizo una entrevista semiestructurada y el Test Purpose In The Life. Su estudio encontró que existen cambios significativos, en la percepción del sentido de vida. Los cambios hallados en los policías con lesiones se caracterizan por sentimientos de culpa, alteraciones anímicas, excesiva preocupación por la presentación personal, irritabilidad, irrespeto a otras personas, rebeldía y desesperación, entre otras. Así mismo, halló que parte de la población no responde con una actitud resilente frente al sufrimiento, sino toman una posición de conformismo. Concluyo que la mitad de los sujetos presentan vació existencial dado que en ellos se encuentra inhibida la voluntad de sentido; también, encontró que el sentido de vida esta puesto en la consumación del valor de vivencia familiar y en la realización de un valor creador como el trabajo.
Martínez (1999, citado por Hernández, 2003) encontró que a mayor edad las personas emplean más palabras definidoras para describir el concepto de sentido de vida y que a mayor edad existe una semejanza en la organización y contenido semántica entre grupos sobre el sentido de vida. A estas conclusiones llego después de comprender que el ser humano necesita alcanzar una maduración cognitiva suficiente que le permita cuestionarse, comprender el sentido de su propia vida y descubrir su propio camino. Este trabajo plasmó los conceptos de sentido de vida que varían de acuerdo a cada edad. Así el individuo durante su niñez y la preadolescencia, cree que la vida se basa solo en sus características físicas y personales. Sin embargo, conforme crece se percata que sus cualidades y capacidades no son lo único en la vida, sino que él es más que todo lo que ha pensado, dándose cuenta que es un ser que trasciende a través del sentido y el significado de su existencia.
Ya en la juventud, la persona intenta identificarse con las personas que le rodean porque es en esta etapa cuando el individuo esta dispuesto a entregarse al apoyo y ayuda hacia otras personas, por lo que se integra a las afiliaciones o asociaciones existentes en su entorno, las cuales tienen un fin en común y proporcionan un sentido a su vida. A medida que continúa el desarrollo de la vida, ésta va presentando diferentes situaciones y retos, y la tarea del hombre consiste en dar un sentido a esos desafíos. Cuando la persona llega a la etapa adulta, la interacciones sociales alcanzan un punto critico durante este estado, conllevando a anhelar profundamente relacionarse con un miembro del sexo opuesto y el matrimonio es el medio usual a través del cual se satisface esta necesidad (Di Caprio 1989, citado por Hernández, S; (2003). Pero si la persona carece de un sentido de vida, consecuentemente se sentirá insatisfecho en su matrimonio (Alvarado y Cisneros, 1990, citado por Hernández, 2003).). Los adultos desarrollan la capacidad de trabajar junto con la capacidad de amar y por lo general es la etapa de mayor productividad en la vida. Las personas buscan ejercer una profesión u oficio, forman una familia y se esfuerzan por obtener una reputación respetable en la sociedad. Además de una estructuración apropiada del sentido de vida, debe tenerse en cuenta una socialización primaria apropiada. Donde es importante ofrecer seguridad y visión existencial.
Además de una maduración adecuada la alternativa de darle sentido a la vida, aunque requiere de una decisión libre, realmente es un asunto de tener fe que se alcanzara lo deseado (Quintana, 2001).
La investigación se enmarca dentro de un estudio cualitativo de tipo exploratorio descriptivo. Como lo ha señalado Hernández (2003), este modelo se diseño con el fin de examinar un problema usualmente no estudiado y del cual existen dudas por su poco abordaje; de esta manera se especifican las características de la población y se logra someterlas a un análisis frente al fenómeno del sentido de vida. El objetivo es familiarizarse globalmente con el concepto, el contexto, identificando características del universo del estudio y describiendo nuevas interpretaciones que aportan a la teoría psicológica.
Los participantes se conformaron de un total de 20 reclusas, divididas en tres grupos por años de condena. Un primer grupo estuvo conformado por 12 detenidas que purgaban condenas de 3 a 5 años, un segundo grupo estuvo compuesto por 4 reclusas con condenas entre 6 a 9 años y en un tercer grupo se encontraban participando de la investigación 4 mujeres que estaban condenadas a mas de 10 años de prisión. Las integrantes fueron seleccionadas por conveniencia y se caracterizan en la la edad, el estado civil, el número de hijos, el estado de salud y los delitos cometidos.
21 ítems a partir de instrumentos con fines logoterapéuticos (Purpose In Life de Crumbaugh, 1981 y el Logotest de Lukas, 1986). La validación del instrumento contó con la participación de jueces, quienes la aprobaron a criterio teórico y práctico. La construcción y los objetivos del instrumento se observan en los anexos correspondientes.
La investigación se planteo en tres fases, las cuales se describen a continuación:
Primera fase: Diagnostico, se llevó a cabo una exploración del lugar con el fin de analizar el contexto y el fenómeno de estudio. Indagó con la subdirectora de la sección de tratamiento y desarrollo el problema que venían presentando las detenidas. Luego, Se efectuaron visitas periódicas y entrevistas de presentación con cerca de 60 detenidas. De esta población, la institución carcelaria autorizó un máximo de 20 personas, argumentando políticas de seguridad. Las 20 participantes fueron elegidas a conveniencia considerando su tiempo de condena y sus características familiares, físicas y delictivas.
Segunda fase: administración del instrumento: Inicialmente se ofreció información a las reclusas sobre los alcances de la investigación y el instrumento al cual se recurriría para alcanzar los objetivos del proyecto. Se analizo el instrumento utilizado en el ámbito logoterapéutico con el fin de establecer las preguntas que conformarían finalmente la entrevista. Se construyeron los ítems y fueron revisados por jueces quienes los validaron. Se realizo una prueba piloto con cinco mujeres, con el fin de corregir y ultimar detalles del instrumento. Finalmente el instrumento se compuso de 21 preguntas y se les administro a cada reclusa.
Tercera fase: Análisis de Resultados: los datos obtenidos fueron organizados en una matriz ítem por ítem, por sujeto y por tiempo de condena. Organizando las respuestas de cada reclusa para analizar la información y se sintetizó la idea en palabras claves. A partir de estos análisis, se construyeron cuadros para representar las frecuencias de las respuestas ofrecidas por las reclusas, y su determinación de acuerdo a su categoría deductiva (Valores Existenciales). Finalmente los datos elaborados se analizaron a nivel grupal y de acuerdo al tiempo de condena.
Esta investigación consideró los tres Valores Existenciales previstos por Frankl (1978) como las categorías que permitieron conocer como las reclusas experimentaban, conceptualizaban y/o entienden el fenómeno del sentido de vida. Los valores parten de la convicción de que cada sujeto que descubre su sentido de vida irá en busca de él, aun en situaciones adversas; Las categorías que se consideraron fueron:
CATEGORIAS DEDUCTIVAS | CONCEPTO |
Valores de Creación. | Significa dar. Es el modo de intervenir en las fuerzas del mundo, para estructurarlo y dirigirlo hacia el bien. El sentido está en las cosas que se hacen para el mundo, como una actividad concreta, una ocupación, la creatividad, un pasatiempo o los actos en favor de otros |
Valores de Experiencia. | Significa recibir- acoger. El sentido se encuentra en recibir lo que el mundo ofrece, como la naturaleza, la amistad y el encuentro con el otro; así como el arte, la verdad, el amor. Este valor permite darle significado a los instantes de la vida, pues son los puntos culminantes los que incitan a proyectar un sentido sobre la vida. |
Valores de Actitud. | El sentido está en encontrar un significado para la vivencia a pesar de las circunstancias; en esta categoría el hombre encuentra sentido cuando adopta una actitud frente a una situación limite, como lo es la muerte de alguien, una enfermedad, el rechazo de una persona amada, un accidente que traumatiza o el encarcelamiento injusto. |
En este apartado se presentan cada una de las preguntan sugeridas en el instrumento de investigación y su respectivo análisis, expuestos ítem por ítem y consecutivamente. Para cada ítem se construyo un cuadro que expone la agrupación de palabras claves de acuerdo al tiempo de condena y la categoría deductiva correspondiente; asi como el número de respuestas, las frecuencias y los porcentajes obtenidos. Finalmente, se da lugar al ejerció de interpretación de la información. Para mayor información sobre las respuestas de las reclusas a cada una de las preguntas de la entrevista, refiérase al anexo 3.
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