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Hacia un diálogo en la sociedad

    ABSTRACT

    Una Sociedad basada en el diálogo supone romper con toda una dinámica de la mentira y la manipulación. Se exponen algunas ideas que consideramos fundamentales para el establecimiento de una sociedad del diálogo.

    Palabras clave:

     · comunicación

     · crítica

     · democratización

     · educación

     · libertad

    I. INTRODUCCIÓN COLOQUIAL.

    Dialogando con un amigo le decía yo:

    –Antiguamente se entendía que la mentira era decir A cuando realmente estabas pensando B, esto se basaba en la idea de que el que escucha va a creer lo que se dice. Pero eso dejó de funcionar en el momento en el que, el que escucha, partiendo del malpensado dicho popular "piensa mal y acertarás" y del convencimiento generalizado de que todo el mundo es embustero, dejó de creer lo que se decía, A, y así podía averiguar que la verdad que se ocultaba era B. De esta forma la cuestión se tornó mucho más retorcida. Ahora hemos llegado a un momento realmente complicado para la comunicación humana. En la actualidad, cuando X dice algo, como sabe que el que escucha, Y, piensa de inmediato que si X ha dicho A es porque quiere ocultar B; entonces, para engañar a Y, X tiene que decir un A elaborado de tal forma que el que escucha, Y, crea que X piensa B, cuando lo que realmente X está pensando es C.

    Mi amigo, ante mi sorpresa, no sólo siguió atento y comprendió absolutamente bien el galimatías que yo creía que le proponía; si no que, en lugar de como yo había esperado, esto es, tener que repetirlo dos o tres veces –como creo que le habrá pasado al paciente lector que haya llegado hasta aquí– dijo de inmediato riéndose:

    –¡Qué ingenuo eres!

    Lo último que podía sospechar era ser tildado de ingenuo, después de tamaño y alambicado embrollo, pensé yo. Ante mi sorpresa mi amigo prosiguió.

    – La realidad actual aún es más compleja.

    – ¿Más aún? – conteste perplejo.

    – Mucho más, pero te lo explicaré con un ejemplo bien sencillo de comprender y evitaré meterme en el berenjenal lógico de variables y constantes formales en que tú te has metido. Con un ejemplo de economía lo verás todo muy claro, aunque la situación que describo es más compleja. Antiguamente los empresarios llevaban lo que se dio en llamar la doble contabilidad. Una la real y la otra para poder ser mostrada al Fisco, empleados, etc. Esa era la forma simple de mentir digamos "a la antigua". Después aparece lo que tú planteas, que hay una triple contabilidad, una la real, dos la que se trata con los trabajadores y tres la mostrada a Hacienda. Esta es la mentira de la democracia social, la mentira democrática nacional–civilizada. En la actualidad ya somos europeos y, casi, internacionales, por lo menos la economía sí lo es. Es el triunfo de la democracia de mercado y del liberalismo económico, y todo es más sutil y mucho más complejo o, tal vez más simple, depende como se mire. Simplemente se llevan diferentes contabilidades – n–contabilidades, que dirías tú–, esto es, una para los empleados, otra para los sindicatos, una tercera para el fisco, la cuarta para los accionistas, la quinta para el consejo de administración, la sexta para las auditorias, la séptima para los proveedores, la octava para los clientes y así, sucesivamente, según las necesidades que tengas en cada momento, generas la contabilidad que mejor te convenga, es lo que se llama ingeniería contable.

    – Pues si que es complicado –exclamé.

    – Pues aún no he terminado.

    – ¡Ah! ¿No?

    – No. Donde reside la auténtica complejidad del asunto es en que ya no existe el concepto de mentir, puesto que no existe el hecho de una contabilidad que sea la real.

    – ¿Cómo que no?

    – No simplemente ha dejado de existir la realidad de una contabilidad. Todas son reales dependiendo del día, lugar, hora y propósito o contertulios con los que se trate.

    – ¿Ha dejado de existir la realidad?

    – No, exactamente sucede al contrario, no sólo no ha dejado de existir la realidad, sino que todas son formas de lo real, no compiten entre sí por ser la auténtica real, reclaman que todas son reales.

    Según algunos filósofos, psicólogos, sociólogos, etc., parece que el mejor, o peor –según se mire– de los sueños posmodernos se ha cumplido. "Ser" es lo que "parece ser según el contexto" y la pregunta por la esencia es… ilusión y sinsentido, cualquier texto sólo adquiere sentido en su contexto.

    Si esto es así, parece que consideramos que la mentira y el engaño, junto con el error y el denominado "ruido" en teoría de la comunicación, forma parte consustancial de la propia comunicación. Así que, por ejemplo, educamos a nuestros hijos – a veces por acción y otras por omisión– en que es normal que los anuncios engañen y manipulen, o que los políticos mientan; porque como ya "debe saberse por parte de toda persona adulta instruida" lo que se pretende es vender. Pues eso… parece que está justificado el que se mienta y manipule, ya que, en esa especie de educación social para la mentira, el consumidor ha de saber que se trata un anuncio o que se trata de una promesa electoral. Así, poco a poco, va calando en la sociedad la cultura del engaño y la manipulación, hasta el extremo en que desaparece la ética – la ética queda para los de infantería, me dijo un día un profesor de ética– y sólo prima el ser más listo que el otro y saber lo de "hecha la ley, hecha la trampa".

    En una sociedad establecida como la expuesta anteriormente, puede parecer que pretender hablar de "diálogo" es sencillamente banal y estúpido por lo inocente, que se tomará en el sentido de tonto. Pero ocurre lo mismo que cuando pretendemos defender valores tales como "igualdad real", "libertad de hecho" o incluso "democracia participativa". Lo de "fraternidad universal" ya hasta los franceses se lo callan, puesto que lo que ahora se lleva no es el "amor" o la "solidaridad", sino el ser más "competitivo", "agresivo" y "productivo" que el otro, el diferente, el extranjero. Pero ¡por Dios!, sin ser racistas que "eso está mal visto".

    II. ¿HACIA QUÉ TIPO DE SOCIEDAD PODEMOS CAMINAR?

    Uno de los retos clave de nuestro Congreso, es plantearnos si la Sociedad de la Información (SI) fundada e impulsada por las más modernas Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) puede transformarse en una Sociedad del Conocimiento (SC), cómo y de qué clase.

    Nuestro grupo de trabajo 53 quiere proponer, como una de las ideas clave, un debate sobre la idea central de qué ha de ser una sociedad del diálogo, de ahí nuestra propuesta "Hacia una sociedad del diálogo".

    Consideramos que el diálogo es fundamental para la crítica constructiva a efectuar sobre la SI, sobre el desarrollo, implantación y uso de las TIC y los mecanismos de su posible conversión en la SC.

    Todo esto partiendo de determinados supuestos, por ejemplo, que la SI ha de seguir avanzando y puede depurarse de problemas y vicios internos, que la implantación y uso de las TIC puede ser realmente positivo para las sociedades; pero consideramos que ello está también en función de que se pueda establecer un auténtico diálogo en el seno de la SI, propiciado e impulsado a su vez por las TIC.

    Y una prueba de ello es este Congreso que estamos realizando.

    Pero para todo ello –repetimos– proponemos que es fundamental revisar la propia concepción del diálogo. Si el diálogo se asume como manipulación, y parte de la idea de la mentira institucionalizada, cae por tierra la construcción de una SC, como estuvo–está a punto de caer por tierra todo el montaje de la SI basado en las TIC, si se sigue convirtiendo la información en des–información o manipulación.

    Porque hoy en día aún no termina de estar claro que se hayan cumplido los objetivos que en su día proponía la SI.

    En 1983 la editorial Tecnos junto con la Fundación para el desarrollo de la función social de las Comunicaciones (FUNDESCO) publicaron el libro La Sociedad de la Información, tres volúmenes subtitulados ambiciosamente: "Estudio prospectivo de los retos para la España de los años 90". Al final del tercer volumen, casi a modo de conclusiones generales, en el apartado "criterios para el desarrollo del estudio" Francisco Guijarro, entonces Director–gerente de Fundesco, ya advertía:

    "… me preguntan qué tenemos en este país en el momento presente, que nos sirva para orientarnos sobre lo que puede ser eso que se está llamando sociedad de la información, yo diría que no tenemos absolutamente nada…" (AA VV, 1980: 340).

    Y continuaba, con sinceridad encomiable, resaltando que además:

    "Estamos intentando, por tanto, pasar de no tener nada a tener algo. Y hacerlo de forma participativa."… "con grandes limitaciones y condicionamientos"… porque todavía no han fraguado las colaboraciones institucionales"… "la escasez de dotaciones económicas"… (AA VV, 1980: 341).

    Aunque claro:

    "Este seminario no debemos infravalorarlo"… "Creo que podemos seguir avanzando"… etc., etc. (AA VV, 1980: 341–343).

    Así podríamos seguir citándole y sólo para darnos cuenta que ciertos problemas, por desgracia, no han cambiado desde 1983, y vienen desde mucho antes, por lo que podemos pensar que son endémicos, o como se dice ahora "estructurales", en la propia mentalidad tradicional de los poderes públicos en España.

    Como vemos el panorama desde nuestro 2004 es realmente alentador –¡Ayúdame Poliana!–. Sí, afirmamos que es alentador, puesto que podemos hacer todo lo que queramos y a plena satisfacción, ya que prácticamente está todo por hacer y lo hecho, está casi todo mal.

    El 20 de enero de 1978 el Inspector General de Finanzas envió a Valery Giscard d’Estaing, entonces Presidente de la República Francesa, el informe de la "exploración destinada a hacer que prosiga la reflexión sobre los medios de conducir la informatización de la sociedad". Es el famoso informe conocido como de Nora–Minc (NORA–MINC, 1980).

    En una cita al frente del apartado denominado "verificación" en la presentación inicial del informe se dice contundentemente:

    "La informática estalla. Aparecen infinidad de pequeñas máquinas eficaces y baratas; podrían ser sinónimo de libertad. Una técnica elitista cede el paso a una actividad de masas.

    Al mismo tiempo, la telemática nace del matrimonio de los ordenadores con las redes de transmisiones. Esta convergencia culminará mañana con el advenimiento de los satélites universales, que canalizarán imágenes, datos y sonidos." (NORA–MINC, 1980: 30). (Negritas mías).

    También en dicho informe, al final de la presentación inicial, se advierte:

    "Preparar el futuro implica una pedagogía de la libertad que proscriba las costumbres e ideologías más arraigadas. Esto supone una sociedad adulta, que desarrolle su espontaneidad, su movilidad y su imaginación, aceptando al mismo tiempo las responsabilidades de la normativa universal." (NORA–MINC, 1980: 26–27). (Negritas mías).

    ¿No entra un poco de miedo al leer lo de que hay que "proscribir las costumbres e ideologías más arraigadas", cuando hoy se acecha la libertad de la red desde tantos lugares, se pretende vigilarla buscando tantas justificaciones y se la controla de facto utilizando tantos medios?

    Con respecto a ese control o regulación de Internet citamos como muestra solamente unos hitos singulares. Desde USA recordamos la Congres Decency Act (1996), declarada inconstitucional por el Tribunal Supremo Norteamericano, junto a otras acciones similares posteriores, como la llamada Congres Decency Act II. Sin salir de este país podemos nombrar otras acciones menores, pero con la misma intención como la reciente censura de la Organización Independiente INDYMEDIA, perteneciente al IMC, silenciando dos servidores situados en Gran Bretaña. En la Unión Europea se aprobó un Plan de Acción (1998), unas líneas maestras para los miembros con el fin de promover el uso seguro de Internet. De este Plan ha derivado el proyecto de ley llevado a las Cortes Españolas, la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información, LSSI, en 2001.

    Sobre Echelon (RESOLUCIÓN DEL PARLAMENTO EUROPEO: ECHELON, texto en línea) no nos extenderemos pues consideramos que nuestros lectores tendrán amplia información, o pueden consultarla rápidamente.

    Pero no queremos cerrar el apartado sobre la SI, sin añadir las puntualizaciones que, el ya citado anteriormente, Francisco Guijarro hace a favor de una interacción, participación – ¿diálogo?– de grupos. Dice:

    "creo que… también… podemos convertir en informes de grupos lo que hasta aquí han sido informes personales." (AA. VV, 1983: 342).

    Pasando revista a continuación a toda una serie de grupos que puede ver en prospectiva, diciendo a continuación:

    "Si estos grupos, efectivamente, convirtiesen sus informes en informes de grupo, contrastados entre ellos… diseñarían nuevos informes, tendríamos una segunda aproximación. … Y sería posible, en torno a estos informes, extender la participación y montar su discusión…" (AA. VV, 1983: 343).

    Es ya una primera aproximación a la idea de diálogo. Una especie de diálogo aunque restringido sólo entre profesionales expertos en un determinado grupo de trabajo.

    Parece entonces que estamos en un pequeño batiburrillo entre la información, el diálogo y el conocimiento. ¿Podemos reorganizar nuestra concepción? ¿Significa que identificamos diálogo con conocimiento, o más bien información y conocimiento?

    III. HIPÓTESIS SOBRE LA REVOLUCIÓN DEL SABER–PODER: DEL SABER–INFORMACIÓN–PODER AL SABER–CONOCIMIENTO–PODER.

    Planteamos como hipótesis de trabajo que la revolución se produce en el seno de la concepción del saber–poder.

    Antes era importante el saber como acumulación de información, sabía más quién estaba más y mejor informado, sabía más de hechos, fechas, circunstancias, cifras, citas, etc. Esto es, antiguamente se consideraba que la "información es poder".

    La sociedad de la información a través de las tecnologías de la información y comunicación hace que cualquier persona tenga un acceso casi ilimitado a la información, acceso a una enorme cantidad de información acumulada, pero ello mismo la convierte en casi imposible de manejar, con lo que la información deja de ser poder. Es como ese prodigioso cerebro de algunos tipos de autistas que son capaces de almacenar miles de datos o de realizar a velocidades de vértigo cientos de operaciones matemáticas; pero después no saben que hacer con esos datos.

    Lo importante ahora es saber qué poder hacer con la información. Sólo si la persona es capaz de acceder a la información adecuada, de forma adecuada y tiempo adecuado, en función del interés o propósito del momento, es cuando se convierte la información en conocimiento y por tanto el conocimiento en poder.

    Así pues la SI por sí misma o el acceso a las TIC por sí mismas no están democratizando el poder, ni siquiera están democratizando la sociedad, ni están aportando más libertad, etc.

    La revolución ha de darse: En primer lugar, en el seno de la educación en particular y, en segundo lugar, en el seno de la sociedad en general.

    En primer lugar ha de darse en el seno de la educación, pues es en esta en donde ha de darse el cambio de educar para saber, datos, cifras, cosas, etc., al educar para aprender a aprender. Esto es, educar para que el educando aprenda a acceder a la información precisa en el momento preciso. [La Sociedad de la Información corre el peligro de convertirse en una simple reducción del mundo a un cúmulo de informaciones y procesamiento de datos que se acerca a la llamada "inteligencia artificial". (R. KURZ, 2003)].

    En segundo lugar ha de darse en el seno de la sociedad en general, pues es en ésta donde ha de darse el tránsito de las sociedades basadas en el saber–información–poder a las basadas en el saber–conocimiento–poder. Esto es, el tránsito de las sociedades basadas en la rígida jerarquización del saber–información–poder a las sociedades basadas en la toma de decisiones mediante el conocimiento. Y es en estas últimas sociedades en las que consideramos que dicha toma de decisiones puede –¿y debe?– hacerse mediante el diálogo de las partes interesadas y/o involucradas.

    Esta idea no queremos defenderla como si fuera totalmente nueva. Varios autores participan de partes de ella, en concreto uno de ellos es el ya citado informe Nora–Minc que dice:

    "La informática va a trastornar también una cultura individual constituida principalmente, por la acumulación de conocimientos puntuales. Desde ahora la discriminación no radicará tanto en almacenar conocimientos, sino más bien en la habilidad de buscar y utilizar… Asumir esta transformación sería una revolución copernicana en pedagogía." (NORA–MINC, 1980: 183).

    IV. HACIA UNA SOCIEDAD DEL DIÁLOGO.

    Consideramos que el elemento clave en toda sociedad es la toma de decisiones, y proponemos que toda toma de decisiones ha de estar basada en el diálogo de las partes interesadas.

    Expondremos a título informativo y para propiciar el debate del Congreso, dos aportaciones relevantes para la concepción del diálogo que proponemos. Discúlpesenos la extensión de las citas que siguen, ya que pretendemos sintetizar en una única cita todo el pensamiento del autor correspondiente.

    Paulo Freire (Para ampliar conocimiento sobre P. Freire puede consultarse: Paulo Freire. Semblanza biográfica, texto en línea), escribe:

    "Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión.

    Más, si decir la palabra verdadera que es trabajo, que es praxis, es transformar el mundo, decirla no es privilegio de algunos hombres, sino derecho de todos los hombres. Precisamente por esto, nadie puede decir la palabra verdadera sólo, o decirla para los otros, en un acto de prescripción con el cual quita a los demás el derecho de decirla. Decir la palabra, referida al mundo que se ha de transformar, implica un encuentro de los hombres para esta transformación.

    El diálogo es este encuentro de los hombres, mediatizados por el mundo, para pronunciarlo no agotándose, por lo tanto, en la mera relación yo–tú.

    Esta es la razón que imposibilita el diálogo entre aquellos que quieren pronunciar el mundo y los que no quieren hacerlo, entre los que niegan a los demás la pronunciación del mundo, y los que no la quieren, entre los que niegan a los demás el derecho de decir la palabra y aquellos a quienes se ha negado este derecho. Primero es necesario, que los que así se encuentran, negados del derecho primordial de decir la palabra, reconquisten ese derecho prohibiendo que continúe este asalto deshumanizante.

    Si diciendo la palabra con que pronunciando el mundo los hombres lo transforman, el diálogo se impone como el camino mediante el cual los hombres ganan significación en cuanto tales.

    Por esto, el diálogo es una exigencia existencial." (P. FREIRE, 2003: 104–105).

    Otra aportación importante a la comprensión del concepto de diálogo es la realizada por J. Habermas (HABERMAS, texto en línea). Exponemos su teoría, sacándola del citado texto on line para posibilitar una rápida consulta ampliatoria:

    Habermas, "filósofo y sociólogo alemán, nacido en Düsseldorf, en 1929. […] se le considera el miembro más destacado de la segunda generación de filósofos de la escuela de Francfort […] Formula, así, su doctrina de la «situación ideal de diálogo» como núcleo de su teoría. […] La liberación–emancipación progresiva del hombre se lleva a cabo, […] a través de la crítica a las ideologías –crítica a la ciencia y a la técnica– y del recurso al psicoanálisis; […] la crítica a la sociedad no consiste en un mero comprender, sino en liberarse de las diversas formas injustas de dominación y, en la labor psicoanalítica, el simple comprender es ya liberación. Nunca ha de separarse la racionalidad del interés; la prueba de ello está en el mismo lenguaje. Éste supone esencialmente comunicación y el diálogo constituye la forma ideal de comunicación. Y no hay posible situación de diálogo si los sujetos no se reconocen mutuamente la plena igualdad de seres libres y responsables.

    La igualdad humana a que tiende toda la tradición del idealismo hegeliano y del materialismo histórico aparece exigida como situación radical y originaria del diálogo: en el diálogo de los seres libres y autónomos surge la idea. La situación real, sin embargo, el diálogo real en la sociedad, no manifiesta tal situación ideal; pero la comprensión de esta «situación ideal de diálogo» es el a priori del que hay que partir y algo que «todavía no» existe, pero que se percibe como lo único que posibilita la «vida buena» y que los sujetos humanos plenamente libres sean capaces de comprensión: de intersubjetividad. A la ciencia de esta intersubjetividad llama Habermas «pragmática universal».(HABERMAS, texto en línea).

    V. EPÍLOGO A MODO DE CONCLUSIÓN

    Consideramos, ¿cómo no?, que no todo el mundo tiene que estar de acuerdo con nuestras propuestas. Incluso pueden ser profundamente críticos y plantear alternativas radicalmente dispares en muchos puntos, tal vez "enmiendas a la totalidad", diríamos en plan humorístico.

    Pero siempre ha de ser defendiendo la tolerancia y haciéndolo mediante el diálogo.

    Hay ciertos sectores en nuestra sociedad global contrarios al diálogo y proclives a que las soluciones sociales, económicas, etc., se realicen mediante el recurso al autoritarismo y la violencia.

    Nos adherimos a lo que señala F. Campos:

    "Proponemos la ayuda colectiva y social para los sujetos agresivos y partidarios de la máxima: si vis pacem para bellum; la comprensión de su deficiencia de flexibilidad y transigencia, de su discapacidad para el diálogo y la superación de los problemas por la concordia, de su minusvalía psicológica y social para formar parte de una comunidad humana. El problema debería pasar a ser tratado como un problema de salud pública.

    Para aquellos que directa o indirectamente propician o promueven la guerra o la violencia, al igual que para los delincuentes, los psicópatas y enfermos epidémicos no debemos reclamar su enclaustramiento más o menos carcelario. Deben arbitrarse medidas de cura y reinserción social. Son en definitiva un problema de sanidad pública." (F. CAMPOS, 1985: 51)

    BIBLIOGRAFIA

    • AUTORES VARIOS, 1983, La sociedad de la información. Fundesco–Tecnos 1983. Madrid.
    • CAMPOS ROSELLÓ, F. J., 1985, La informática a examen. Tirant Lo Blanch. Valencia. 1985.
    • FREIRE, Paulo, 2003, Pedagogía del oprimido. Siglo XXI. Madrid. (1ª ed. 1970).
    • KURZ, R., 2003, La ignorancia de la Sociedad del Conocimiento http://www.antroposmoderno.com/antro–articulo.php?id_articulo=247 (28 de julio de 2004).
    • NORA, S. y ALAIN M., 1980, La informatización de la sociedad. FCE. 1980. Madrid. (1ª ed. en francés 1978).

    Textos en línea:

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