- Los peregrinos
- Filosofar en la afectividad
- El viejo modelo
- Los orígenes
- Sueños mitológicos
- Comprensión correcta
- Acción correcta
- La mesa de tres patas
- Las virtudes
- El afecto
- Tres preguntas básicas
- Los criterios de verdad
- Ruta no tradicional del análisis histórico filosófico.
- El pueblo hebreo: la Torah
Los peregrinos
Ensayo de filosofía simbólico-afectivo
En busca de un sistema de filosofía
No-tradicional
Filosofar sobre la afectividad es una actividad extraña, curiosa, porque nos abre a una ruta desconocida en el ámbito de la filosofía. La afectividad no ha sido tema de estudio sistemático. Y su ámbito y consecuencias se han tratado de soslayo y es un tópico –por las características de su subjetividad- que no ha sido escrito, ni analizado con precisión científica. La aventura que nos adentra en el concepto y extensión se ha llamado, "Peregrinos" debido a que todos hemos ido de caminos a lo largo del tiempo de nuestras vidas. Bien cuando fuimos a la escuela, desarrollamos capacidades, más tarde en el matrimonio; cuando nos arriesgamos a comenzar en otro país. No sabíamos que iba a ocurrir, no sabíamos exactamente a dónde íbamos, pero si presentíamos que llegaríamos. Teníamos una gran duda al frente y una gran inquietud, nuestra intuición, nuestra lucecita interna, la fe o como se le quiera llamar, nos impulsaba a seguir el viaje. En nuestro peregrinar estábamos dispuestos a enfrentar obstáculos para llegar a nuestro destino. Si en ese momento alguien nos hubiese dicho… ¿Cómo lo vas hacer? … …¿Qué camino vas a tomar? … Le hubiésemos dicho simplemente, encogiéndonos de hombros – No sé, pero voy. …¿Qué buscas? Conocimiento, felicidad, constituir pareja, una vida de libertad para mis hijos, vivir…
Sucede que el peregrinar, es una de las formas de vivir del ser humano. Ahora haremos la propuesta de aceptar la aventura de ir en busca de eso tan extraño y misterioso: El afecto, La emoción, Los sentimientos. Aquello que se ubica históricamente en el corazón del hombre.
Si el filosofar es un ir de caminos, los paisajes son ideas. Los caminos son pensamientos. Las virtudes son emociones. Conservaremos la capacidad de sorprendernos; la actitud del filosofar nos es connatural.
¿Qué es filosofar? Sorprenderse, admirarse, preguntarse. Tenemos una actitud conducente al filosofar cuando observamos a los niños y vemos como ellos se sorprenden en su proceso de crecimiento. Cuando encuentran un hoyito en el que pueden poner su dedito, quedan fascinados contemplando su descubrimiento. Quedan asombrados con lo que hizo su mano, todo cayó al suelo al tirar del mantel, hubo gran ruido, y por ahora para ellos, todo es un gran misterio. Esta explosión es algo maravilloso para el niño, y eso es lo que queremos re-despertar en nosotros. Ser capaces de sorprendernos con todo lo que ocurre, darnos cuenta de cada acción y que estas generan afectos y a su vez tiene consecuencias. Advertir que en un momento determinado un gesto conmueve a una persona, ayuda a alguien y que siempre algo que hacemos produce una reacción en otra persona. Esa capacidad de sorprendernos y estar alertas en el mundo, es la base del filosofar. Corresponde a la naturaleza, a la esencia misma del ser humano.
Filosofar en la afectividad
El filosofar es la cuna, la madre, el sustento de la filosofía. ¿Qué es la filosofía? Un filosofar sistemático. Cuando en un momento determinado nos preguntamos: ¿qué estoy haciendo?, ¿Cómo me sorprendo?, ¿qué me ocupa?, ¿qué he observado?, en esta secuencia de sorpresas está el proceso de darse cuenta. Observar como se ha ido filosofando y estructurando ese tipo de acontecimiento en la psiquis; al acervo, llamamos filosofía.
Si cada uno se decide a juntar sus reflexiones, experiencias, sorpresas, va a tener algo que presentar al mundo y a sí mismo. Nace un proceso, le llamaremos aquí, el proceso del filósofo. Que consiste en estructurar método, sistema, basado en cómo ha ido sorprendiéndose. Quienes vienen más adelante, empiezan a juntar las versiones que han recibido de los filósofos; así nace la historia de la filosofía. La cultura posee buena memoria, logrando acumular este conocimiento. Esto tiene la ventaja, que hay problemas que ya se han resuelto, que hay cuestiones que ya no son problema, porque alguien las resolvió.
Cuando se reflexiona, se piensa, se medita, se sorprende y tiene un método natural, de pronto, se encuentra con otra persona que hace lo mismo. Encontramos diferencias, semejanzas y nos sorprenden las soluciones que otro encontró a las cuestiones planteadas. Nace así el fenómeno de la cultura, en este caso, la cultura filosófica en la cual, el filosofar acerca de la afectividad pretende un espacio. ¿Cuál es aquella cultura filosófica a la que pertenece?
(La hemos llamado Filosofía Aborigen)
El viejo modelo
Sócrates, desarrolló un método –mayéutica- que consistía en preguntar, preguntar y repreguntar a su interlocutor. Un día –gente que no le tenía mucho cariño- se acercó a él a preguntarle que profesión tenía. Él los observó, sonrió y dijo:
– Yo tengo la profesión de mi madre
– Pero cómo -le dijeron- ¿si tu madre es partera?
– Por eso mismo, yo hago parir ideas –replicó-.
Y siguió caminando.
La pregunta estaba en un contexto que se buscaba que él afirmara que era sabio, que él pretendía ciertas cosas. La contestó magistralmente. Sócrates pretendía de su interlocutor, se exigiera a sí mismo, tanto "como" ser capaz de parir un nuevo pensamiento. Dar a luz una dimensión distinta de la vida.
Hay una anécdota muy curiosa. Un compilador de la filosofía aristotélica, ordenó un día los libros (toda la producción de Aristóteles), y puso primero los libros que tenían que ver con los fenómenos físicos y después ordenó los libros que tenían que ver con conceptos no-físicos y resultó de esto, que cuando le pidieron libros de "cosas" no materiales, él dijo están "después de la física" (meta-física).
Los orígenes
Nuestra cultura tiene dos grandes apoyos: es Heleno-Hebreo. Los cimientos son la formación mitológica griega y las lecciones de la Torah. Esas son las dos grandes afluentes de nuestra cultura, que en su caminar nos va a producir a nosotros. Pudiera pensarse que toda la originalidad del ser humano concluyó entre Grecia e Israel. Al parecer, desde allí se logró plasmar lo más sólido del pensamiento humano. En casos anteriores a estas culturas, encontramos el sistema de valores que ellos sustentan y han tenido la virtud de sintetizar, hacer asequible y manejable.
Desde entonces, sólo se han confeccionado técnicas y procedimientos, pero reales aportes al HUMANISMO son escasos. Pero si encontramos a menudo, desviación o la parcelación del pensamiento socrático. Aparece otro muchacho inteligentísimo y como buen joven rebelde, quiso demostrar que el Maestro estaba equivocado y que Platón no entendía, trabajo en sus teorías personales. Aristóteles, será el padre de la lógica.
Tomará una parte del pensamiento socrático y lo elevará a lo supremo, a lo divino, a lo increíble. La figura de Aristóteles va a marcar toda la cultura. Este aporte tiene sus consecuencias positivas y negativas que se pueden observar en el desarrollo de la cultura. Por una parte, se va a producir el desarrollo la ciencia y ésta va a generar la tecnología. Esta última caracteriza el mundo en que vivimos. Este mundo cada día es más pequeño, la medicina hace milagros, viajamos a la luna. El impacto tecnológico nos ha convertido en trogloditas, no sabemos cómo funcionan los instrumentos que usamos. El automóvil es un misterio. Sabemos que camina y cuando no lo hace, llamamos al hombre misterioso que hace unos pases y el auto vuelve a revivir. Este misterioso hombre trae consigo una serie de instrumentos –igualmente misteriosos- y con su caja llena de arcanos modernos nos maravilla. Pagamos con dinero digital y seguimos viaje.
Lo curioso es que casi nadie entiende como las cosas funcionan: el auto nos trasporta, y es un misterio en su interioridad; el mago moderno nos llega gracias a un sistema de comunicación que nos sirve, sin embargo, no nos habla de su intimidad; y el dinero que no vemos –tarjetas de crédito– resuelve el problema. Vivimos en ambientes climatizados. Comemos los alimentos fuera de estación –mejor dicho- traemos los alimentos según la zona del mundo que se produzcan. No sabemos cómo funciona el sistema fluvial, dado que en nuestra casa abrimos el caño del agua y siempre la hay. No nos importa si llueve o no. No sabemos cómo producimos el agua caliente o fría, ahí está. Vivimos en un mundo fantástico y no sabemos nada de cómo se logra esa fantasía. Disfrutamos de maravillas sumidos en una ignorancia increíble…
Cuando aparece el ordenador y el Internet, definitivamente el mundo se convierte en un pañuelo. La globalización nos ha cambiado el mundo. Ya nada es como mañana.
Sueños mitológicos
Estamos realizando los sueños mitológicos más increíbles de la historia de la humanidad: el hombre que vuela. Hoy es una realidad. La respuesta al accidente aéreo es un drama social. Por ejemplo, el que caiga un avión de pasajeros es una tragedia. Sin embargo, todos los días, los accidentes automovilísticos -por conductores borrachos- son índices que no nos llaman la atención. Quizá la explicación está en la cuestión mítica. Volar es un sueño –casi irrealizable- sin embargo, el vino es una realidad antiquísima. Podría suceder que al ser más antiguo emborracharse, es más aceptable que volar, que es reciente. Cuando cae un avión, realmente están cayendo desde Ícaro a todos los miembros del Olimpo. Esto es grave y terrorífico. Lo natural de la borrachera es casi una justificación. Esto es producto de la carencia de reflexión frente al impacto de la tecnología que estamos viviendo. Estamos borrachos de progreso y se nos ha ido perdiendo –lentamente- el concepto del hombre. ¿Y dónde estaba ese concepto del hombre? Estaba en Sócrates –en la Torah- por lo tanto debemos ahora re-hacer el camino. Debemos volver a las Fuentes, teniendo el cuidado de no abandonar nada de lo que tenemos. Debemos, desde la tecnología maravillosa que posemos, rescatar lo que se quedó oculto en el camino.
Volver al pensamiento socrático. Es decir que la gran novedad de este proyecto es que es tremendamente antiguo. Lo que queremos hacer es retomar el filosofar socrático y con el caminar, sin estar –naturalmente- de espaldas al progreso, a la ciencia objetiva, ni al producto de la tecnología. El desarrollo del pensamiento aristotélico en manos de Paulo de Tarso nos llevó a la ciencia y al cristianismo.
Nuestro peregrinar es, entonces, la actividad más antigua que pisa la tierra. Estamos caminando hacia las fuentes más obscuras, más arcaicas del razonamiento humano. Queremos reconocer a Sócrates y su filosofía y actualizarla, dado que no es otra cosa lo que hacemos. Estamos buscando la esencia del espíritu humano, de un hombre completo y por sobre todo reconstruir el mundo, tanto personal como social.
TRES PALABRAS
Usaremos tres palabras que nos servirán de marco, de límite, para no salirnos del espacio que nos servirá de base. Estas son: eclecticismo, meliorismo y perfectibilidad. Nuestra base filosófica, entonces, está delimitada. Ahora definiremos cada una de ellas:
Eclecticismo: es la posición filosófica que dice que podemos buscar en todos lados, dado que siempre encontraremos algo de valor. Debemos sacar lo mejor de cada acción, declaración, doctrina o postulado;
Meliorismo: es la posición filosófica que dice que nada es bueno o malo, sin embargo tiene la tendencia hacia el bien. Esta posición es consecuente con el eclecticismo, le sigue en forma adecuada;
Perfectibilidad: es la posición filosófica que dice que hoy soy mejor que ayer, y que mañana seré mejor que hoy. El ser persona es una construcción constante y permanente.
Entendimiento correcto.
Primer paso. Los conceptos de eclecticismo, meliorismo y perfectibilidad dejan en posición de análisis de la primera base filosófica del Homo Carus o del filosofar sobre la afectividad.
El concepto de la perfectibilidad aparece descrito bellamente como: "no son las ideas, los conceptos, que propiamente evolucionan, evolucionan más bien las actitudes y las opiniones sobre tales ideas y conceptos"
(Diccionario de Filosofía de José Ferrater y Mora)
La experiencia de vivir nos va entregando los elementos con los cuales modificamos las opiniones y como consecuencia de ello cambiamos de conducta.
Al agregar las concepciones filosóficas de meliorismo y eclecticismo se obtiene una combinación dinámica que evita mantenerse en posiciones insostenibles a la luz del razonamiento.
Este paso -llamado aquí- el entendimiento correcto, es fundamental ya que posibilita la comprensión de la Cosmo visión afectiva denominada Homo Carus. Todo pensamiento al pasar por el triángulo formado por el eclecticismo, meliorismo y perfectibilidad, generará como consecuencia el entendimiento correcto, es decir, la conclusión o punto de vista que permite posteriormente tomar acción.
Esquema N* 1. ENTENDIMIENTO CORRECTO.
Comprensión correcta
Segundo paso. Observamos que el ser humano es tal por su capacidad de hacer símbolos. Más allá de su capacidad afectiva el hombre es un ser simbólico. El afecto y su relación con el símbolo serán tratados mediante modelos. La capacidad de simbolizar es lo que produce la cultura. La comprensión correcta sucede cuando se pasa por el mundo del símbolo.
La segunda frontera de la comprensión correcta es la razón. Definimos a ésta como la capacidad de pensar y meditar. Pensar es: pesar, medir, equiparar, comparar. Es objetivo, exterior a la persona. Meditar es: subjetivo, lo contrario y complementario del pensar. Es estar con, ser en, participar con. Por tanto razonamos cuando lo pensamos y lo meditamos. Quién sólo piensa, no medita. Quien sólo medita, no necesariamente piensa. Ninguno de los dos razona. Ahora, para razonar hay que meditar y pensar, es decir, enfrentar la materia de estudio en la forma objetiva y subjetiva y esto produce el razonamiento. Si ponemos el ejemplo de "pensar sobre una rosa" la medimos, la pesamos, la describimos, tomamos su textura, su color, analizamos las hojas, de que se componen, cuál es su estructura física, humedad, componentes químicos, etc. Finalmente sabemos todo sobre la rosa, pero ésta está totalmente desarmada, descuartizada.
Cuando meditamos sobre la rosa, hacemos otra cosa. No la tocamos. Decimos: me siento "como" la rosa, participo con ella, hago un trabajo de imaginería (lo que es absolutamente subjetivo) por integrarme a ella. Cuando junto la rosa que desarmé, mediante el pensamiento con la que "fui como" (medité), logro tener una apreciación razonada sobre la rosa. Debemos tener cuidado, ya que normalmente se usa razonar como sinónimo de pensar.
El meditar es una función normal y habitual de la psiquis, pero no tenemos consciencia de ello. Realmente todos meditamos. Todos somos "absorbidos" por los problemas y los vivimos. Esto es meditar los problemas. No pensamos sobre ellos. Si pensamos sobre los problemas no tendríamos problemas de salud. Al meditarlos los vivimos, somos los problemas, y lo expresamos físicamente. Es conveniente superar los prejuicios sobre la palabra "meditar". El meditar es analógico, subjetivo. El pensar es lógico, objetivo. Los dos constituyen el razonamiento.
La tercera parte del triángulo de la comprensión correcta, comprende la proposición que la persona humana es una tríada que se compone de: Cuerpo (soma); Psiquis (lo que incluye el sentimiento) y la expresión de él (el afecto) ; y Sociedad.
Si alguno de estos tres elementos deja de existir, la persona en consecuencia desaparece, por tanto, no es materia que interese al Homo Carus.
Esquema 2
Acción correcta
Tercer paso. La acción correcta, se produce en la combinación de la comprensión correcta con el entendimiento correcto. En este paso estamos describiendo un sistema conductual enclavado en un método que pudiera evitar la subjetividad antojadiza propia de un entendimiento no elaborado y de una comprensión parcial.
Esquema 3
La educación afectiva –entrenamiento emocional- desarrolla sistemáticamente este esquema para potenciar la conducta afectiva aquí llamadas afectos, que clasificados en cuatro grandes áreas, involucran el diario vivir del hombre contemporáneo.
La mesa de tres patas
ESQUEMA 4
La filosofía -como conjunto de un sistema de reflexión de una persona- es parte importante de la cultura del sujeto.
Dado que el HOMO CARUS es una cosmovisión permite visualizar el conjunto de una cultura que es la suma de todas las actividades de la persona humana a través de la sociedad que le da abrigo. Como tal usa de las analogías como un medio para analizar el fenómeno cultural que es dinámico y sus componentes se influyen recíprocamente. Es decir, un sistema filosófico, una religión en particular y expresión del arte como componentes de una cultura son a la vez influidos por ésta y modificados a través del tiempo por eso tenemos que no hay corrientes filosóficas, religiones o expresiones del arte, puros; a medida que la cultura contenga mayor intercambio de información tiende a homogeneizar a grupos culturales diversos.
El valor cultural universal y permanente es el afecto que nos permite comprender las diferentes manifestaciones del hombre que hace viable la vida en sus diversas formas y circunstancias.
El afecto nos permite entender la paradoja que siendo el hombre generado en el hogar y siendo modelado su carácter y personalidad por la sociedad en que vive, esta misma sociedad es modificada por hombres preclaros que han logrado una visualización de ésta su propia cultura para trascenderla y lograr cambios.
La cultura tiene –en la perspectiva del Homo Carus- tres grandes asentamientos, es como una mesa de tres patas. Ellas se denominan: filosofía, arte y religión. La cubierta que une las tres patas es la cultura. La consistencia de esta mesa es el afecto. La civilización –análogamente- es la madera de que está construida la mesa.
La religión, otra base en que se asienta la cultura es –en estos términos- un sistema compuesto por elementos simbólicos que explican una realidad relacionada con conceptos como la felicidad, la trascendencia y la armonía del hombre con la naturaleza.
El Arte que incluye el deporte, en la teoría afectiva es la armonía estética.
Nos va a interesar el afecto en estas tres manifestaciones. De aquí se desprende un concepto muy importante, que corresponde al vivir cotidiano. La expresión personal adecuada de la filosofía personal –con relación al grupo social en que se encuentra- la manifestación del espíritu religioso y la actividad artística van a ser los elementos que constituyen la salud mental, dado que estas formas son el vehículo del intercambio afectivo eficiente.
Necesitamos –desde el punto de vista del filosofar afectivo- conocer cómo vamos a seguir filosofando para ir a nuestro corazón, símbolo de la afectividad.
Cuando filosofamos estamos reconstruyendo o componiendo una parte de la salud mental, porque estamos logrando entrar en una zona del mundo interno que teníamos abandonada. Con este reflexionar sistemático vamos a crear nuestro mejor vivir.
La salud mental, es la expresión afectiva cultural eficiente (a través de la filosofía, el arte y la religión) Debe haber armonía entre las expresiones individuales y las sociales. La pérdida de la salud mental, es entonces, la desarmonía psíco-afectiva del sujeto respecto a sí mismo y a la sociedad.
La filosofía de la afectividad es básicamente una filosofía de acción. No nos interesa "entender" los conceptos, sino lograr el cambio de actitud mediante el "comprender". Producto de este cambio de actitud, logramos ascender por la montaña del conocimiento. Mientras más ascendemos, más vemos, lo que significa que "vemos" lo que ignoramos, de esa forma, estamos en presencia de la gran ignorancia afectiva que tenemos. Tomar consciencia de lo que no se sabe nos deja en una posición de desarrollo renovado. Estas acciones permiten "comprender" este filosofar en la acción. La diferencia entre entender y el comprender, es que la primera es intelectual y la segunda es vivencial.
Las virtudes
El segundo fundamento del filosofar afectivo está en el sistema de Virtudes. La virtud es la acción. Es ponerse en procura de algo mediante lo que tenemos que hacer. A diferencia de la filosofía clásica que nos va a "hablar" de las virtudes teologales y cardinales, aquí se plantean desde otra perspectiva: las virtudes centradas en el desarrollo de la afectividad.
El Homo Carus tiene como centro la consciencia de ser hombre, por lo tanto, todo gravita en ese entorno. Otros autores que sostienen una posición deísta –centrada en Dios- liberan al hombre de la responsabilidad de ser virtuosos.
Las virtudes en este contexto son concretas, objetivas; dependen exclusivamente de las acciones y respuestas humanas. Son del "aquí-ahora" por excelencia, y orientan la intuición y la respuesta psíco afectiva. Las virtudes en el universo afectivo son el legado de los padres, por tanto, hay Virtudes Maternas y Virtudes Paternas.
Hay actitudes que nos entrega la madre, quien se caracteriza por ser pasiva. Otras la entrega el padre, que se tipifican por ser activas. Esta pasividad o actividad la podemos simbolizar por los signos – y +, lo que indica "no-acción" o "acción" y no "malo" o "bueno". Una actitud pasiva es aquella que genera una acción receptiva. De igual forma, una actitud activa es aquella que genera una acción proyectiva.
Las virtudes maternas
Fe, esperanza, caridad, serenidad, tolerancia, paciencia, continencia y magnanimidad (suprema virtud materna) La psicología nos enseña que el niño debe aprender a diferenciarse de su madre y luego aprende quien es su padre. Estas virtudes constituyen la base de la estructura psíco-sentimental del infante. La madre implanta estas virtudes mediante su presencia y el acariciamiento permanente al niño. Permite que el hijo quede bien equipado para la vida.
Las virtudes paternas:
En la base que construyó la madre el padre entrega las propias: Sobre la fe, el deber; en la esperanza, la prudencia; en la caridad la fortaleza; sobre la serenidad el coraje; en la tolerancia, la templanza; con la paciencia el valor; sobre la continencia, el padre implanta el ánimo; y sobre la magnanimidad, la justicia que es la suprema virtud paterna.
Madurez Emocional
¿Qué es una persona madura emocionalmente? ¿Cómo podemos llevar este esquema de las virtudes a una acción que nos permita saber cuándo una persona es virtuosa? Una persona sería virtuosa cuando conduce su vida por "El camino Del Medio" (o "La Flor de Los Ocho Pétalos"):
1) La fe, motor que nos impulsa a realizaciones limita con el deber. El cumplir con el deber se sustenta en la fe.
2) La esperanza alimenta la prudencia. Se puede ser prudente y mesurado, dado que la esperanza nos alumbra.
3) La caridad sostiene a un carácter fuerte y definido. Un carácter
4) La serenidad genera el coraje para vivir la vida. Una personalidad elaborada lleva su coraje al punto de ser sereno.
5) La tolerancia –fragua de diferencias- permite la templanza del ser social. La capacidad de combinar elementos –templanza- genera la tolerancia.
6) La paciencia es el baluarte que sostiene al valor. El valor de sostener una situación limita con la paciencia.
7) La continencia –capacidad de contener- alimenta el ánimo, La fuerza de no desfallecer –ánimo- hace posible conteneros.
8) Todo acto Justo necesariamente debe ser magnánimo.
La combinación de las Virtudes maternas y las paternas describen un equilibrio psíquico que se traduce en acciones armoniosas que permiten que la persona logre el máximo bienestar en función de sus esfuerzos y logros afectivos.
El nombre de "camino del medio" o "flor de ocho pétalos" está referido a la posición filosófica oriental que permite a la persona disponer su vida con la mejor perspectiva. El realizar el ejercicio de razonamiento afectivo a la luz de las Virtudes que fueron incorporadas en la infancia, promueve el acercamiento a un estadio psíco afectivo dinámico que denominamos "Madurez Emocional".
La Madurez Emocional está en la base de un comportamiento de mayor complejidad al que llamaremos Madurez Afectiva.
El afecto
La afectividad es la manifestación del sentimiento. Este es interno, subjetivo, del mundo interior, no se rige por los paradigmas de las ciencias físicas (o las leyes de la termodinámica) Los afectos son concretos, objetivos, observables. Por tanto el filosofar acerca de la afectividad a través del camino propuesto tiene un impacto sobre la conducta afectiva, porque reflexionar sobre el universo subjetivo a través de este método lleva a la acción correcta y a la Madurez Emocional.
Tradicionalmente la filosofía clásica, según lo ha expresado Ortega y Gasset, define la filosofía como: "Filosofía es sobre lo que se puede "decir" del universo".
Hacer filosofía de la afectividad es trabajar sobre lo que el hombre "hace" "aquí y ahora" en el mundo.
Tres preguntas básicas
Los sistemas filosóficos tienen diversas fórmulas para lograr su propia caracterización. Entre estos sistemas están las tres preguntas –ya clásicas- que permiten definir una filosofía, estas preguntas son:
¿De dónde venimos? ;
¿Quiénes somos? Y
¿Hacia dónde vamos?
En el modelo afectológico respondemos de la siguiente forma:
¿De dónde venimos? De darnos cuenta de la propia capacidad simbólica que permite la consciencia de ser receptores, elaboradores y productores de sentimientos que se expresan como afectos.
¿Quiénes somos? Personalidades en proceso de evolución, desarrollo y maduración afectiva. Constituimos la sociedad que dándonos abrigo y protección permite la genialidad individual que genera los cambios sociales.
¿Hacia dónde vamos? A un equilibrio emocional y afectivo tanto personal, familiar y social, de tal suerte que la sociedad viva en paz.
El equilibrio afectivo es conducente a la Experiencia de Amar, supremo sentimiento que el hombre puede generar en sí mismo.
La filosofía de la afectividad es una filosofía de compromiso que permite plantear que el ser humano, en este nivel de la historia, es universal y se reconoce por su capacidad de dar y recibir afecto.
El diseñar términos, conceptos y mecanismos de análisis para referirnos a la experiencia subjetiva permite ascender a un estadio espiritual, físico, emocional de relaciones humanas de excelencia.
Ortega y Gasset describe que "la experiencia común objetivisa lo subjetivo". En base a este principio, se construye un modelo de cuatro categorías del afecto: Storge, Ágape, Eros y Philia. Toda conducta individual o grupal es susceptible de ser clasificada en una de estas cuatro (4) categorías.
El afecto o conducta objetiva, es la proyección del universo de los sentimientos, por tanto, constituyen una estructura que puede ser básica, es decir, relativa a las Virtudes Materno Paternas, son elaboraciones de carácter simbólico.
También existen, sentimientos transitorios, los que se elaboran a partir de una situación emotiva contingente.
Si queremos modificar la conducta afectiva debemos analizar la base de sentimientos, observar la calidad de la percepción sensorial y los estímulos del entorno.
Los criterios de verdad
Los criterios de verdad son otra base del sistema filosófico de la afectividad.
La palabra verdad tiene en su raíz etimológica una derivación de "verde". Tiene relación con lo vigoroso, con lo vivo, con lo joven. Si es un derivado de verde, nos hace pensar en la vegetación, en la vida, en acción, con esperanza.
La palabra "criterio" viene de crisis, de decisión, de separar, de juzgar, tendríamos que un "criterio de verdad" es la facultad de juzgar, de separar, de criticar, de ver. Por lo tanto decimos que: tenemos la capacidad de juzgar, separar, decidir, por aquello vigoroso, joven, vivo, que desarrolla actividad.
En el campo de la filosofía de la afectividad, analizaremos tres criterios de verdad por ser estos eficientes y complementarios, para obtener como resultado un conjunto de puntos de vista que permitan realizar la tarea de emitir un juicio. Esta perspectiva, la cosmovisión humanista, permite abarcar al hombre en su esencia, proyectando ésta a la realidad cotidiana y a las alternativas que debe dirimir.
Los criterios de verdad son de tres tipos para analizar la realidad: criterio de verdad científico (él más popular, conocido y desarrollado); criterio de verdad mitológico (usado en la poesía y en las artes); criterio de verdad vivencial (base de las religiones)
Criterio Científico. Es el más popular y famoso. Tiene cuatro características sustanciales:
Primero: es universal, por ejemplo la ley de gravitación universal. La manzana siempre cae, nunca sube. Esto es una verdad en cualquier lugar.
Segundo: es una verdad "penúltima" dado que siempre está sometida a una revisión y a que algo ocurra o ha de ser superada por un nuevo logro de la ciencia.
Tercero: exacta. No deja margen de error; y
Cuarto: es objetiva, por tanto, impersonal. Es experimental y formula leyes comprobables.
En estos cuatro elementos está definido y delimitado el campo del criterio de verdad científico. Con el auxilio del laboratorio, de las pruebas experimentales, se ha logrado el desarrollo de las ciencias y el increíble progreso tecnológico.
Compartimos con el filósofo José Ortega y Gasset la advertencia que nos hace en su ensayo ¿Qué es filosofía? : "Los filósofos han sido víctimas del imperialismo de la ciencia y del terrorismo del laboratorio". Agrega Ortega que "él no es científico, él es filósofo. Y el filósofo, a diferencia del científico, contesta las grandes cuestiones. El científico contesta las particulares, delimitadas, objetivas, concretas".
Cuando hacemos filosofía simbólica afectiva, no somos científicos, no somos filósofos, somos humanistas, porque el humanismo se ocupa de las tres actividades del hombre: el arte, la filosofía y la religión. Somos humanistas porque el humanismo incluye, además de la filosofía, los temas del arte y la religión los cuales en conjunto otorgan una visión del hombre más cercana a su sensibilidad. El humanismo -para ser tal- no puede tener apellidos. Para llegar a comprender plenamente el concepto de humanismo, requerimos de dos criterios de verdad adicionales.
Criterio de Verdad Mitológico. Tiene cuatro características que las veremos en correlación a las del criterio científico:
Primero: Es particular
Segundo: es último
Tercero: es inexacto; y
Cuarto: Es subjetivo.
La historia escrita por Richard Bach –Juan Salvador Gaviota– la leyenda de una gaviota que "simboliza" al hombre. Este es un mito, el gran mito del hombre que vuela, que se desarrolla y crece. Se realiza un proceso de iniciación. Ahora bien, ésta es una historia absolutamente particular. Es la última, dado que hay un sólo Juan Salvador Gaviota. No tenemos la necesidad ni el imperativo de ver si hay algo de exacto. Entrar en la historia es un proceso subjetivo y requiere del esfuerzo de identificarse con el personaje. Carecemos de instrumentos de medida, por tanto siendo subjetivo, es tarea de cada uno introducirse en el mito personalmente y disfrutarlo.
Podemos recordar otros mitos que nos ha dado la literatura, por ejemplo, en el mito –alegoría- de la caverna de Platón; el mito de Ícaro. Cada uno de ellos, es el último que no acepta modificaciones ni correcciones. En el relato mitológico se tiene que asumir que se está involucrado en el caso relatado. Al adaptarlo a su situación concreta cada cual podrá sacar valores que le ayudarán en su vida. Esto es mitología.
En otro ejemplo, el caso del Rey Midas, que solicitó el poder de convertir todo en oro, todo lo que tocara, lo que fue su tragedia.
Si quien analiza el mito asume que es el Rey Midas, se preguntará: ¿Qué valor tiene para mí el dinero? ; ¿Quiero convertirlo todo en oro? Es decir, actualizar la historia del Rey Midas a los días que corren. Esto se hace mediante un mecanismo de analogías, método de gran potencial, que será usado ampliamente en la fase de ciencia de la afectividad.
Criterio Vivencial. Tiene también cuatro característica:
Primero: Es único, está siendo ahora;
Segundo: No tiene orden ni lugar;
Tercero: No tiene correlación con la exactitud y
Cuarto: Está siendo, implica una vivencia, una acción, una actitud.
Los criterios anteriores son del ámbito del razonar, éste es del ámbito del hacer, implica la acción física.
La verdad vivencial está unida a la experiencia; por ejemplo, las madres no tienen ningún interés en demostrar que han sido parturientas. Ellas saben que han dado a luz. Esta vivencia es trascendental. No es cuestionable, dado que es única, personal e intransferible. Es el gran tránsito hacia la vida y constantemente está siendo. Cada vez que la mujer evoca esa situación la está reviviendo. La verdad vivencial es el símbolo de lo vivido.
Eso que para las mujeres es una vivencia fundamental en el Templo de su cuerpo, no posee correlato en la vivencia masculina, por lo cual, los varones tienen que introyectan los elementos de la cultura y con ellos fabricar una experiencia trascendental que es necesario vivenciar.
La maduración de la mujer es vivencial, lo que constituye un criterio de verdad –el más importante-. En los varones se puede lograr –la madurez- mediante el "aquilatar" las experiencias mediante la cultura. La invención de la cultura es femenina y surge por la necesidad de la mujer de establecerse y realizar el proceso de desarrollo del infante. La cultura al ser asumida por el varón, se ha desarrolla más allá de los límites del hogar.
Las mujeres les dan las buenas ideas a los hombres y ellos las ejecutan. La mujer inventó el arado, los varones lo usan. Los grandes aportes de la cultura son aportes femeninos, dado que tienen períodos de paciencia, de espera y de no-acción, cuando va a tener a su bebé En esa época de meditación ella puede observar el mundo que la rodea. Los varones –de caza en el bosque-, Corriendo tras las ninfas deben recrear –mediante símbolos- la cultura. A partir de esto, se fundan los artilugios para que los varones puedan "introyectan" los valores que les permitirán la maduración afectiva.
Las mujeres expresan, proyectan. Los varones introyectan mediante la experiencia simbólica. Por ello es tan difícil la maduración de los varones. Las mujeres maduran más tempranamente y la vivencia es un elemento fundamental.
En el modelo del Homo Carus se le da gran importancia al criterio vivencial, debido a la enorme contundencia de la experiencia vivida en el proceso de desarrollo del ser humano.
Debemos encontrar la síntesis de estos tres criterios de verdad. Cultivar cada uno de ellos, en su forma peculiar, característica y siendo muy respetuosos de los límites y fronteras que le son propios.
La síntesis de los tres criterios de verdad se encuentra en una conducta madura emocional y afectivamente. Los aportes del Criterio Científico nos proporciona una perspectiva objetiva y concreta que facilita la comprensión de temas impersonales, naturales y de terceras personas; el Criterio Mitológico, por su parte, aporta la capacidad de universalizar las propias experiencias, que gracias al sistema de analogías ("es como") entiende la gama de experiencias que no le son propias. Se puede asumir un mito y aceptarlo como una experiencia personal, por este mecanismo se logra convertir la subjetividad mitológica, en una verdad personal objetiva; el criterio de Verdad Vivencial se potencia, en la medida que los criterios de verdad científicos y mitológicos alumbran la conducta del sujeto, esta será la vía de desarrollo de sus emociones, para generar sentimientos profundos e ilustrados que se expresarán en conductas maduras emocional y afectivamente.
Ruta no tradicional del análisis histórico filosófico.
FILOSOFIA ABORIGEN.
La acepción filosófica de aborigen está enraizada en su definición etimológica que reza: "los que están desde el origen" y origen nos lleva a "salir (los astros)", "ser oriundo". A partir de esta idea podemos inclinarnos a pensar que la filosofía de la afectividad es aborigen, ya que las emociones y sentimientos que se convierten en actos que son objetivos y concretos, fundamento de la filosofía de la afectividad, responden a los orígenes de la persona humana. Estos "orígenes" de la humanidad nos son conpresentes, permanentes ya que responden a lo fundamental de su estructura humana; por lo cual no son tendencias o interpretaciones de la realidad. No están sujetos a las veleidades de los autores o dogmas que se han estructurado con el correr de los tiempos y con el desarrollo cultural.
Cada tipo de pensamiento filosófico contiene aspectos que determinan una forma de ver al hombre y su universo. Los distintos tipos de filosofías se ubican en diferentes épocas de la historia de la humanidad, se pueden caracterizar como complementarias en la búsqueda de una filosofía para el mundo unido por la modernidad.
Todo el hacer cultural esta permeado por lo aborigen, sin embargo, en el proceso de evolución se fue distanciando el hombre de su propia naturaleza. Sucintamente podemos señalar que a partir de la filosofía hindú encontramos una estructura filosófica – religioso – artístico, que deja a la humanidad en total identificación con su naturaleza original e identificada con los procesos naturales. No toma consciencia del alto nivel de simbolización que requiere ser capaz de identificar el sol en un plato de comida; un canto mántrico con los sonidos naturales que comportan una gran armonía y equilibrio y una extraordinaria capacidad de síntesis simbólica, que se observa en sus Templos y Rituales. Hubo, y hay en comunidades muy selectas, conductas consecuentes con toda esa estructura simbólica. Ofrendar a los Dioses la alimentación diaria, indica la humildad de los hombres y la gratitud por las bendiciones recibidas por estar enfrente de los dioses. Están en los orígenes del humanismo.
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