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Una mirada hacia los desastres mundiales

Enviado por emartinez


Partes: 1, 2

    1. Justificación2. Introducción3. Objetivos5. Eventos naturales relacionados con desastres6. De tipo hidrometeorológico7. De otros tipos8. Marco legal9. El papel de la ingeniería sanitaria10. Abastecimiento de agua11. Saneamiento Basico12. Control de vectores13. Manipulación de cadáveres14. Historia15. Metodologia16. Análisis de la informacion17. Conclusión18. Bibliografía

    1. Justificación

    Desde un punto de vista científico, América latina y el Caribe presentan una gran variedad de riesgos naturales. Como parte del cinturón de Fuego que corre alrededor del Océano Pacífico, la costa occidental de América Latina es altamente propensa a las amenazas geológicas. Los terremotos y los tsunamis han cobrado muchas victimas y han ocasionado la pérdida de miles de millones de dólares desde México hasta Chile. Los volcanes, que han destruido ciudades enteras y arruinado muchas sociedades, continúan siendo una amenaza para la supervivencia de los asentamientos urbanos que se ubican en sus laderas. En la costa del atlántico, la estación de huracanes dictamina el estilo de vida del Caribe, dejando en segundo plano otras amenazas naturales como los terremotos y las erupciones volcánicas que, a lo largo de los siglos también han dejado su huella en estas naciones insulares. Así, las amenazas naturales como los desastes en que se pueden convertir son una parte integral de la historia de la región de las Américas. El citado cinturón de fuego es un continuo factor de preocupación para las civilizaciones orientales que por muchos siglos han tenido que enfrentar sus embates, creando mecanismos de defensa tan especializados que en Japón por ejemplo los temblores de tierra y maremotos no causan efectos más desastrosos por la preparación y tecnología desarrollada para ajustarse a la naturaleza de estos más no luchar contra ella. De la misma manera el Mar Mediterráneo es el punto de unión de diferentes placas tectónicas como la africana, la árabe, la de anatolia y la euroasiática afectando el extremo norte del continente africano y razón suficiente para que los países que se extienden hacia el Mar de Mármara y el Mar Negro estén en constante alerta.

    Dentro de un contexto más específico, Colombia por su ubicación geográfica se encuentra en una zona de alta actividad sísmica-volcánica; si a ello se suma la acción de agentes antrópicos (desastres causados por el hombre), biológicos y la depredación causada por sus habitantes, lo convierte en un país propenso a la erosión, deslizamientos, crecientes torrenciales, avalanchas e incendios forestales. Si esta frecuente ocurrencia de fenómenos naturales y/o antrópicos le sumamos la alta vulnerabilidad que presentan los asentamientos humanos, atribuibles al crecimiento desordenado de las ciudades y poblaciones y al tipo de tecnología utilizada en los mismos, tenemos como resultado un país con alta propensión a sufrir las consecuencias de los desastres naturales. Los desastres naturales como se suelen llamar erróneamente, no son causados en forma espontánea, se relacionan con el ambiente social, político y económico y la forma como estos estructuran los grupos de individuos. Por esto se enfoca esta monografía hacia el recuento de los desastres más importantes a nivel mundial a través de la historia y su influencia sobre las comunidades, aunque solamente se consideran los relacionados con eventos naturales, porque desastre significa muchas cosas incluso algunas definiciones incluyen las guerras.

    Básicamente existen tres tipos de personas cuando se habla del manejo de los desastres:

    • Aquellos con poder que generan vulnerabilidad, a veces sin tener conciencia de sus acciones.
    • Aquellos con poder que están tratando de hacer algo sobre las amenazas pero quizás no lo hacen muy eficazmente debido a que no consideran el efecto de la vulnerabilidad.
    • Aquellos que están operando en la base y que sufren las consecuencias de los desastres o están trabajando con la población para reducir su vulnerabilidad e incrementar su poder.

    A cual debemos pertenecer o tratar de modificar?

    2. Introducción

    Las primeras crónicas de desastres datan del siglo XVI y desde ese momento, la forma en que la población y las autoridades han actuado frente a las emergencias ha entrañado una combinación de improvisada generosidad con abusos oportunistas. Ocurría un desastre importante y sus efectos se iban olvidando con el paso de los años hasta que nuevamente la naturaleza mostraba su cara tenebrosa y la gente se veía obligada a sumergirse en la acción, como si las actividades meramente físicas de desenterrar de entre los escombros a muertos y heridos, ayudar a los vecinos a reconstruir y plantar de nuevo los campos, pudieran suavizar en hecho de que seria cuestión de tiempo hasta que la adversidad llamara a la puerta y hubiera que enfrentar un próximo desastre.

    La realidad muestra que esta era la manera como se manejaban los desastres en las Américas hasta los primeros años de la década de los setenta. La mayor parte de las veces en socorro se prestó con mucha generosidad y solidaridad, pero adoptando medidas improvisadas y poco coordinadas, con lo que se presentaron problemas de competencia entre sectores y adicionalmente una respuesta internacional de ayuda que no era la más apropiada técnicamente o la mas sensible culturalmente. Esta respuesta o fase de socorro que incluía la rehabilitación y reconstrucción inmediata, cada vez se hizo mas frecuente y mas compleja debido al crecimiento de la población expuesta al riesgo y a la dependencia en aumento de la sociedad respecto a servicios indispensables como agua, electricidad, comunicaciones, carreteras y puertos.

    Estas experiencias traumáticas mostraron a los países la necesidad de organizarse con el fin de responder mejor a los diferentes problemas que generalmente acompañan a un desastre, es decir: rescatar a los sobrevivientes, atender a los heridos, apagar los incendios y controlar los escapes de sustancias peligrosas, brindar albergue, agua y alimentación a los damnificados, evacuar a las personas a lugares más seguros, establecer comunicaciones, resguardar la seguridad y el orden público, e identificar y disponer de los cadáveres, entre otros.

    Varias catástrofes pusieron de relieve las deficiencias de una respuesta organizada. Asignar toda la responsabilidad a las fuerzas armadas u otro órgano similar, sin inversión previa de recursos y participación del resto de la nación, trae consigo una fase caótica en la que los sobrevivientes enfrentan además de la recepción de la asistencia, a veces contraproducente, de una multitud de organismo e instituciones locales, nacionales e internacionales que actúan, no sólo por mandato, sino también porque por buena voluntad quieren brindar ayuda a los que sufren los efectos del desastre.

    La fase de respuesta es compleja, porque además de la gran cantidad de entidades que participan, el problema mayor radica en la toma de decisiones sin medir sus repercusiones. Se complica aún más si se pretende tomar decisiones y dirigir las operaciones sin conocer siquiera su funcionamiento en condiciones normales en lugar de coordinar los esfuerzos de los actores locales.

    En todos los tiempos y culturas el ser humano generalmente ha tenido una actitud pasiva y facilista o ignorante frente a las dinámicas del medio ambiente físico. Aún está profundamente arraigado el considerar las manifestaciones violentas de la Naturaleza como designios de Dios o asuntos ineludibles de la Naturaleza misma. Es común que ello se exprese en actitudes fatalistas, de resignación y postración, o simplemente de rechazo frente a un tema en el cual el bienestar o incluso la vida están comprometidas en un futuro incierto.

    Planificar con el factor riesgo es, fundamentalmente (y el término mismo lo implica) un proceso de toma de decisiones frente a incertidumbre. Cada vez más, se espera de la Ingeniería un estrecho compromiso entre la búsqueda de mejor calidad de vida, de opciones de desarrollo y de la menor influencia adversa sobre el Medio Ambiente, lo que conduce a la necesidad de entender la complejidad del problema del manejo de riesgos, tratando sus diversas facetas: culturales, históricas, antropológicas, científico-naturales, técnicas, económicas, entre otras.

    Gran parte del riesgo asociado a los fenómenos naturales puede atribuirse a problemas de percepción. Así como el riesgo de los fenómenos de evolución rápida (p. ej. sismos) no se percibe bien por su escasa ocurrencia, el riesgo que causan fenómenos de evolución lenta, generalmente no es percibido adecuadamente por esa característica, su lento y poco violento desarrollo. La escasa percepción de riesgos también puede deberse a negaciones individuales y colectivas que, incluso en lapsos de pocos años, pueden borrar de la memoria la ocurrencia de fenómenos amenazantes.

    Para aportar a una nueva visión de los fenómenos amenazantes, de la vulnerabilidad de poblaciones y de las obras civiles y, sobre todo, al entendimiento que los desastres no sólo son producidos por eventos de gran magnitud que ocasionalmente afectan extensas regiones y producen ingentes daños, si no que en nuestro medio socioeconómico y cultural hacen parte de la cotidianidad y que, probablemente, están creciendo en frecuencia y en efectos.

    Esta información, o la más reciente sobre los centenares de eventos desastrosos, desde los que afectan a individuos y pequeñas comunidades hasta los que producen víctimas fatales, reportados en los últimos meses, serían motivo suficiente para que en la Ingeniería colombiana se pensara más en la responsabilidad que le cabe frente a su interacción con la Sociedad y con la Naturaleza, siempre dinámica y actuante según leyes que a veces se nos olvidan, incluso en el salón de clase.

    "Cuando llegue a Curacutín Estaba lloviendo ceniza Por voluntad de los volcanes

    Me tuve que mudar a Talca Donde habían crecido tanto Los ríos tranquilos de Maule Que me dormí en una embarcación Y me fui a Valparaíso

    En Valparaíso caían Alrededor de mi las casas Y desayune en los escombros De mi perdida biblioteca Entre un Baudelaire sobrevivo Y un Cervantes desmantelado"

    Pablo Neruda De "desastres" Del Corazón Amarillo

    3. Objetivos

    General

    Redactar un documento de fácil entendimiento que refleje claramente la cronología de los desastres y sus efectos sobre los grupos humanos afectados dentro de un contexto global, considerando la función de la Ingeniería Sanitaria en las actividades de recuperación.

    Específicos

    • Hacer un recuento de algunas de las catástrofes que han ocurrido durante la historia de la humanidad.
    • Explicar los conceptos básicos referidos a los desastres.
    • Identificar el papel del Ingeniero Sanitario frente a los desastres.

    4. Marco Teórico

    Definiciones y conceptos básicos

    Todavía no existe una unificación clara en el manejo del vocabulario y conceptos relativos al problema de riesgos. En el marco de esta monografía se adoptan los siguientes, tratando de ilustrar los alcances de cada uno de ellos:

    ¿Qué es amenaza?

    El término amenaza (en inglés, hazard) se refiere a la probabilidad de la ocurrencia de un fenómeno natural o tecnológico potencialmente peligroso. Generalmente se aplica a los fenómenos de ocurrencia sorpresiva, de evolución rápida y de relativa severidad (o violencia). Sin embargo, en rigor, la peligrosidad de los fenómenos naturales tiene que ser vista en relación con el grado de previsión de los elementos vulnerables y sobre todo, para las obras de infraestructura vital en plazos de tiempo relativamente largos; esto hace recomendable incluir en la categoría de amenazas también algunos fenómenos de evolución lenta (por ejemplo cambios en cursos fluviales y fenómenos de erosión). Conviene, con la finalidad de orientar eficazmente las medidas de mitigación, distinguir aquellos fenómenos amenazantes que pueden ser híbridos, es decir, causados o incrementados por acción humana, como los deslizamientos y las inundaciones.

    Estrictamente, ningún fenómeno es inherente a una amenaza o peligro. Aunque por profundas razones antropológicas o psicológicas algunos, como los terremotos, jamás

    dejarán de ser así. Este carácter se lo da nuestra percepción, y más específicamente nuestra vulnerabilidad y exposición al fenómeno.

    Fenómenos asociados (o efectos secundarios). Se denominan así a aquellos que son causados por otros fenómenos amenazantes (por ejemplo deslizamientos inducidos por terremotos). En algunos casos estos fenómenos asociados (que generalmente dependen de condiciones locales) pueden significar mayor peligro que su fenómeno causante (las tuberías enterradas, por ejemplo, son más sensibles a desplazamientos del suelo que a las fuerzas impuestas por vibración sísmica).

    Escenario de amenazas. Es una composición descriptiva de las características espacio-temporales de aquellos fenómenos más probables y relevantes en donde es más posible que ocurra un fenómeno que afecte a una comunidad, a una ciudad, o a un conjunto de sistemas vitales o de bienes y servicios.

    El término exposición se refiere a un área o región, expuesta a un fenómeno amenazante, o a un elemento potencialmente sometido a él (vidas, estructuras).

    Amenazas frecuentes. Los procesos y fenómenos periódicos y con lapsos de retorno cortos no son, en general, considerados como amenazas. Casi siempre las estrategias de adaptación a fenómenos estaciónales, a las mareas oceánicas, a las inundaciones en llanuras o a las lluvias periódicas, son eficaces. Sin embargo, en ocasiones, la intervención humana sobre el medio ambiente físico desconoce aún estas manifestaciones tan frecuentes; como por ejemplo, cuando se obstruyen, mediante procesos de urbanización, los canales naturales de drenajes permanentes o intermitentes.

    Caracterización de amenazas

    Un fenómeno natural puede caracterizarse como amenaza en relación con tres variables que permiten identificarlo como peligroso:

    a. Ubicación.

    b. Severidad.

    c. Recurrencia.

    Los literales a y c caracterizan el comportamiento espacio-temporal del fenómeno, mientras que el literal b caracteriza la forma en que se manifiesta.

    Cada una de estas variables básicas puede ser reducida a componentes. Esta reducción, generalmente, es necesaria para la evaluación misma de la variable, en función de responder, mediante investigaciones pertinentes, a preguntas como las siguientes:

    a. Ubicación: ¿Cuáles son sus fuentes, cuáles sus extensiones, cuáles sus manifestaciones (sus áreas de ocurrencia), cuáles sus zonas de influencia?.

    b. Severidad: ¿Cuáles son los tipos de efectos esperables?.

    c. Recurrencia: ¿Cuáles son los lapsos de tiempo en que el fenómeno puede ocurrir, con un tamaño e intensidad definidos?.

    En la realidad, ante limitaciones fundamentales (conocimiento científico) y circunstanciales (información accesible o disponible), es más o menos difícil caracterizar estas tres variables con la deseable exactitud y resolución. La más difícil de caracterizar es la recurrencia.

    La ubicación se puede caracterizar mediante información y registro geológico, arqueológico e histórico, en combinación con características del ambiente físico natural tales como terrenos, topografía, drenajes, huellas de fenómenos anteriores y cercanía de fuentes de amenaza.

    La severidad también puede ser evaluada mediante registros naturales y documentales, por extensión y tipo de efectos observables o por comparación con regiones similares.

    Pero la recurrencia está sujeta a múltiples limitaciones. Muchos de los fenómenos ocurren en lapsos de tiempo promedio que pueden abarcar desde varias generaciones hasta miles de años, frente a los cuales el conocimiento científico todavía no puede establecer anticipaciones seguras de ocurrencia.

    Gran parte del riesgo asociado a los fenómenos naturales puede atribuirse a problemas de percepción. Así como el riesgo de los fenómenos de evolución rápida (p. ej. sismos) no se percibe bien por su escasa ocurrencia, el riesgo que causan fenómenos de evolución lenta, no es percibido adecuadamente por esa característica, su lento y poco violento desarrollo. La menguada percepción de riesgos también puede deberse a negaciones individuales y colectivas que, incluso en pocos años, puede borrar de la memoria colectiva la ocurrencia de fenómenos amenazantes.

    Ejemplo típico de esto es el fenómeno El Niño, la anomalía climática global más importante conocida hasta hoy. Sólo después del "Súper Niño" de 1982/1983, cuyos efectos sobre la economía del Perú fueron desastrosos (en donde su impacto es más directo), recibió la atención científica y de los medios que merecía. Aún cuando este Niño también afectó a Colombia, el fenómeno solo llegó a percibirse como grave para el país cuando su ocurrencia, en 1991/1992, lo dejó -entonces dependiente de la energía hidroeléctrica como nunca antes- sumido en una prolongada y muy costosa crisis de racionamiento eléctrico. La falta de previsión en sectores modernos y estratégicos de la economía –pesca industrial en el Perú y generación eléctrica en Colombia- causó pérdidas socio económicas de largo alcance. Colombia, otrora orgullosa de ser el primer país en la utilización de fuentes de energía "limpias" (agua), tuvo que reorientar su política energética, incorporando el diseño y construcción de importantes proyectos de generación de energía a partir de combustibles fósiles .

    ¿Qué es vulnerabilidad?

    Este término tiene múltiples connotaciones, dependiendo si se trata de personas, de conjuntos sociales o de obras físicas. En su definición latina significa que puede ser herido o sufrir daño. Según esto, puede definirse como el grado de propensión a sufrir daño por las manifestaciones físicas de un fenómeno de origen natural o causado por el hombre. La vulnerabilidad de una comunidad o de un bien material depende de varios factores, entre los cuales pueden destacarse los siguientes:

    • Su grado de exposición a un tipo de amenaza (localizado sobre un terreno inundable o no inundable, corrientes de viento que arrastran substancias contaminantes, suelos blandos que pueden amplificar las ondas sísmicas, sobre (o aledaño) a un terreno que puede deslizarse, etc.).
    • El grado de incorporación en la Cultura de la educación y de los conocimientos que permita a los pobladores reconocer las amenazas a las cuales están expuestos. Es decir, el grado de entendimiento sobre los procesos naturales y tecnológicos que pueden afectarlos, como insumo básico para prevenir y mitigar (evitar o disminuir) los efectos de los fenómenos considerados como peligrosos. Es más vulnerable una comunidad que ignora o desafía los procesos del Medio Ambiente en el cual vive, que una consciente de ellos.
    • La calidad del diseño y de la construcción de las viviendas y de otras edificaciones, y de la urbanización (por ejemplo la disposición de suficientes espacios libres y de vías amplias); la calidad de los servicios públicos; la calidad de los terrenos sobre los cuales se habita o se construye o la presencia o ausencia de medidas físicas adecuadas de protección.
    • El grado de organización de la Sociedad y la capacidad de interacción y de diálogo entre sus diversas instituciones: las de la comunidad, las del Estado, las de las Organizaciones No Gubernamentales, las de las empresas privadas, las de los gremios y las asociaciones profesionales, etc.
    • La voluntad política de los dirigentes y de quienes toman decisiones (incluyendo a las organizaciones comunitarias de base), y la capacidad de los equipos de planificación para orientar el desarrollo físico, socioeconómico y cultural, teniendo en cuenta medidas de prevención y de mitigación de riesgos.
    • Las capacidades de las instituciones que prestan apoyo en las emergencias, como los sistemas locales de servicios de salud y los organismos de socorro (Cuerpo de Bomberos, Cruz Roja, Defensa Civil, etc.).

    ¿Qué es un desastre?

    Un desastre es un evento o conjunto de eventos, causados por la Naturaleza (terremotos, sequías, inundaciones, etc.) o por actividades humanas (incendios, accidentes de transporte, etc.), durante el cual hay pérdidas humanas y materiales tales como muertos, heridos, destrucción de bienes, interrupción de procesos socioeconómicos, etc.

    ¿Cuál es la escala espacio-temporal de los desastres?

    Los desastres ocurren en una gama amplia de escenarios del territorio y en períodos de tiempo variables. Por ejemplo: un pequeño deslizamiento que afecta a una familia y que puede ocurrir en cosa de pocos minutos; un terremoto que afecta a una gran región, causando muchos daños y que salvo excepciones, no se percibe por más de un minuto; una inundación que dura horas, días o incluso meses, afectando a una comunidad, a una ciudad o a una extensa región; una sequía o déficit de lluvias que conduce a racionamientos de energía y que puede durar meses o años.

    Todavía es común que esta palabra se utilice solamente para aquellos fenómenos que generan muchos muertos, heridos y destrucción de bienes materiales. Esta idea parece haber surgido de las agencias y organismos internacionales especializados en el socorro y la asistencia postdesastre, para quienes se trata por ejemplo, de "una perturbación ecológica abrumadora que excede la capacidad de ajuste de la comunidad afectada y, en consecuencia, requiere de asistencia externa" (OPS-OMS, 1994). Sin embargo, una investigación reciente en varios países de América Latina, partiendo de hipótesis tales como que los pequeños y medianos desastres son cada vez más frecuentes por las condiciones crecientes de vulnerabilidad de los pobladores y que tras un gran desastre realmente existen múltiples desastres, dependiendo de cómo sean afectados los diferentes territorios municipales y las diferentes comunidades, ha recopilado y evaluado la ocurrencia de más de 25.000 en un período promedio de 15 años en 9 países de la región de Las Américas (OSSO – LA RED, 1996).

    Emergencia. Se denota con ello situaciones en las cuales se requieren operaciones fuera de las actividades normales, para volver a la normalidad. En este sentido, no existe un límite definido entre las emergencias y las situaciones de desastre, aunque estas últimas se diferencian porque en ellas se produjeron pérdidas directas asociadas a un evento.

    ¿Puede hablarse de "desastres naturales"?

    No. Hay fenómenos de origen natural (amenazas), que por sí mismos no son desastres. El desastre ocurre cuando el fenómeno encuentra un núcleo social (comunidad, ciudad, región, etc.) al cual las manifestaciones físicas del fenómeno pueden hacerle daño, es decir, cuando ese núcleo es vulnerable.

    ¿Qué es riesgo?

    El riesgo es la probabilidad de ocurrencia de efectos adversos sobre el medio natural y humano en su área de influencia. En este sentido, es una conjugación de las características de las amenazas y de las vulnerabilidades. Estrictamente, es el cálculo anticipado de pérdidas esperables (en vidas y en bienes), para un fenómeno de origen natural o tecnológico, que actúa sobre el conjunto social y sobre su infraestructura.

    Riesgos primarios. Son aquellos que pueden ocurrir como efecto directo de las manifestaciones físicas de un fenómeno (licuación de suelos y consecuente destrucción de edificaciones y ruptura de tuberías; daños en equipos de control de una industria o de un sistema de línea vital; destrucción de viviendas por deslizamientos o por crecientes torrenciales de un río, etc.).

    Riesgos secundarios son aquellos que los efectos directos pueden inducir, o sea, impactos sobre la salud, sobre el hábitat, sobre el medio ambiente, sobre los costos y rentas de la operación de un sistema social productivo. El conjunto de riesgos constituye una cadena, distribuida en el espacio y en el tiempo.

    ¿Qué es riesgo aceptable?

    Es una decisión sobre el nivel de pérdidas esperables que se asume como resultado de aceptar que ocurrirán fenómenos naturales o tecnológicos, los cuales incidirán sobre las vidas y bienes expuestos. En la toma de esta decisión para cada tipo de riesgo es óptimo que se balanceen los conocimientos disponibles sobre las amenazas (ubicación, severidad y recurrencia), y los costos de medidas preventivas y de mitigación (reducción de las vulnerabilidades).

    Las decisiones sobre el riesgo aceptable son, entonces, producto de la conjugación de consideraciones y de variables técnicas, económicas, sociales y políticas en el marco de un proyecto cualquiera. En nuestro caso particular y a la escala de la ciudad, este Plan provee algunos de los anteriores insumos en la búsqueda de una optimización del futuro.

    ¿Qué son líneas vitales?

    Se utiliza el término línea vital (del Inglés lifeline) para referirse a los sistemas y redes que proveen bienes y servicios públicos imprescindibles para las formas de vida modernas (sistemas y redes de acueducto, alcantarillado, energía, hidrocarburos, transporte y comunicaciones). Por su carácter esencial se considera que el nivel de riesgo aceptable debe ser comparativamente muy bajo, es decir, todas sus componentes deben ser virtualmente invulnerables a influencias adversas probables, como por ejemplo, fenómenos naturales peligrosos.

    ¿Qué es mitigación?

    El término mitigación (sinónimo de reducción) abarca todas aquellas acciones tendientes a reducir la exposición o la vulnerabilidad de una comunidad, de un elemento o de un sistema, amenazados por uno o por varios fenómenos de origen natural o tecnológico previsibles. Las principales medidas de mitigación se conciben en el mediano y largo plazo, e incluyen tanto medidas de planificación del desarrollo (p. ej. estatutos de usos del suelo, áreas de reserva, áreas no urbanizables por amenazas, normatividad constructiva y urbanizadora, medidas de educación continuada), medidas ingenieriles tales como obras de protección, y medidas de relocalización. Éstas últimas normalmente se toman cuando la exposición a un fenómeno previsible es considerada como alta; se trata, entonces, de alejar a la población y/o a los bienes de esa exposición, para disminuir su vulnerabilidad.

    ¿Qué es prevención?

    Prevención es el conjunto de medidas anticipadas, principalmente de corto y mediano plazo, para evitar o reducir los efectos de los desastres. Por ejemplo: preparación de organismos de socorro e instituciones públicas y privadas y de líderes de la comunidad; coordinación de los mismos; evacuación de áreas de peligro inminente; elaboración de planes de contingencia para atender escenarios previsibles de emergencias, etc.

    ¿Qué es atención?

    Todas las acciones dirigidas a controlar los efectos de un fenómeno desastroso, desde el momento de su ocurrencia (o si ello es posible, desde el instante en que se prevé su inminencia), hasta la superación de las consecuencias más graves y básicas (atención de heridos, alojamiento provisional de damnificados, suministro de elementos de supervivencia tales como carpas, raciones de alimentación, etc.).

    Estas medidas están, principalmente, a cargo de organismos como la Defensa Civil, la Cruz Roja y los Cuerpos de Bomberos, y del Sector Salud.

    El énfasis en la atención y en los preparativos institucionales para emergencias por parte de este tipo de organismos ha empezado a variar en los últimos años, reorientándose hacia estrategias de prevención y de mitigación. Un ejemplo de esto puede ilustrarse con varios hechos:

    • A raíz del terremoto que afectó a la Ciudad de México en 1985, en el cual el caos fue mayúsculo y las comunidades afectadas actuaron por sí solas durante horas y días, se reconoció que en complejos urbanos, los pobladores mismos juegan un papel determinante, incluso en contra de instituciones paternalistas del Estado, de las ONGs, o de organismos internacionales (Carbó, et al, 1987).
    • Después del terremoto de Loma Prieta en California (Estados Unidos, 1989), instituciones técnicas de planificación y de socorro, difundieron ampliamente un documento conjunto en el cual los conceptos de mitigación y de prevención priman sobre los de atención (USGS, American Red Cross, United Way, 1990).  

    5. Eventos naturales relacionados con desastres

    De tipo geológico:

    Deslizamientos

    En principio, las rocas más duras (diabasas y sedimentarias) cuando no se encuentran alteradas, es decir, transformadas en lo que comúnmente se llaman "suelos", presentan buena estabilidad, mientras que aquellos que si lo están, tienen posibilidad de deslizarse.

    Las causas naturales son: excesivas pendientes, naturaleza de los terrenos (grado de alteración), planos de debilidad, saturación por infiltración de aguas a partir de lluvias fuertes o prolongadas, socavación de orillas de drenajes naturales y movimientos sísmicos.

    Las causas humanas son, principalmente, el uso urbano de deslizamientos antiguos que pueden removilizarse, deforestación y urbanización que facilitan la escorrentía y la saturación por agua de masas de suelo; construcción inadecuada de banqueos y pozos sépticos; vertimiento de aguas por fallas en redes de acueducto y vertimientos de aguas servidas, sobre las laderas.

    Los procesos erosivos pueden ser superficiales, tales como la erosión laminar o arrastre de partículas en superficie por acción del agua, o erosión concentrada en forma de surcos y cárcavas; también pueden ocurrir en masa, en forma de desprendimientos de bloques, coladas de barro, y deslizamientos que pueden ser rápidos (de varios metros por segundo) o lentos (de hasta centímetros por año).

    Por ser fenómenos que ocurren en o muy cerca de la superficie, normalmente las primeras manifestaciones de los deslizamientos, tales como agrietamientos o cambios en las formas del relieve, pueden ser observados con cierta anterioridad al desplazamiento o deslizamiento de la masa. Por esta razón, la comunidad puede ser capacitada para la detección temprana del fenómeno.

    Algunas de las acciones de mitigación, además de la educación a la comunidad, son:

    • cambios de uso del suelo y relocalización de asentamientos hacia zonas de menor peligro;
    • reforestación con especies apropiadas, disposición de barreras vivas y técnicas adecuadas de uso del suelo;
    • dotación de obras civiles de infraestructura tales como captaciones de escorrentía, acueducto, alcantarillado, pavimentación de vías, muros de contención;
    • diseños urbanísticos y reglamentación sobre la densidad de ocupación de los terrenos en ladera.

    Terremotos

    Es característico de los terremotos – y esto los distingue de otros fenómenos tales como deslizamientos, inundaciones e incendios – que sus consecuencias en un ambiente urbano generalmente pueden abarcar áreas más extensas (en el peor caso, toda la ciudad) y ser más diversas (víctimas, destrucción de edificaciones, ruptura de líneas vitales, incendios, trastorno del tráfico vehicular, suspensión de servicios de energía eléctrica, agua y teléfono, deslizamientos, etc.). Ejemplos recientes en todo el mundo así lo confirman, incluso en sociedades con larga tradición en mitigación y prevención de los efectos sísmicos (Popayán, 1983; Pereira, 1995; Ciudad de México, 1985; San Salvador, 1986; Los Ángeles en Northridge, 1993, Kobe, 1995, …). Pero también en pequeñas poblaciones y en regiones de poca densidad de población y de vivienda (Atrato Medio, 1992; Páez, 1994).

    En los últimos cien años se han producido terremotos de gran intensidad en muchos países de las Américas, provocados por una interacción entre seis placas tectónicas muy activas. La mayoría de los terremotos han ocurrido en áreas donde se unen estas placas. Llevando a cuestas la base del Océano Pacífico, la placa de Cocos se emplaza por debajo de la placas Americana, que es más liviana, esta clase de actividad –la colisión a subducción entre placas continentales y las placas oceánicas Cocos, Nazca y del Caribe – es la responsable de la gran cantidad de sismos que ocurren a lo largo de la costa del pacifico en América Central y del Sur. En Centroamérica las placas de Cocos y del Caribe están fracturadas en distintos segmentos, en tanto que depresiones estructurales llenas de sedimentos volcánicos y de los ríos, marcan las interrupciones transversas a los ejes volcánicos. Debido a la riqueza del suelo en tales depresiones, estas zonas son muy proclives al desarrollo de asentamientos densos, donde precisamente tienen lugar terremotos con epicentros cercanos a la corteza terrestre.

    No se puede saber cuando va a ocurrir el próximo evento, ya que la predicción sísmica es una meta a largo plazo; tampoco se pueden modificar las características de este fenómeno natural. En consecuencia, la protección de vidas y bienes, como tarea de mitigación, debe estar enfocada hacia la reducción de su vulnerabilidad. Esto quiere decir que debe evaluarse el probable nivel de peligro sísmico, reconocer los terrenos que por su naturaleza y origen son más susceptibles a efectos locales de amplificación de ondas y de deslizamientos, asentamientos y licuación de suelos (incluso sin esperar a contar con los necesarios estudios de micro zonificación sísmica del territorio), evitando en lo posible emplazar allí poblaciones e infraestructura crítica; hacer las edificaciones e instalaciones resistentes a las fuerzas de las vibraciones sísmicas (refuerzo de las existentes, diseño y construcción sismorresistente, redundancia en sistemas de líneas vitales); educar hacia el comportamiento defensivo durante y después de terremotos y preparar sistemas de comunicaciones de emergencia y a las entidades encargadas, hacia mejorar la capacidad de socorro y rehabilitación en caso de un terremoto.

    Aún no es posible predecirlos con precisión pero sabemos que seguirán ocurriendo. Lo que si podemos es reducir sus efectos con construcciones adecuadas y actualizaciones prudentes y oportunas.

    Erupciones Volcánicas

    Los volcanes son desfogues en la corteza de la tierra a través de los cuales las rocas derretidas salen como lava o son arrojadas como cenizas o escombros a veces acompañados de vapor y gases calientes y a veces venenosos. Las amenazas asociadas incluyen terremotos y derrumbes de lodo y rocas. Las erupciones volcánicas ponen en peligro a cualquier persona que viva dentro de la zona de alto riesgo. Las erupciones difieren de la mayor parte de las demás causas de desastres como terremotos, huracanes e inundaciones, por cuanto causan prácticamente destrucción total de la vida y propiedades dentro de áreas relativamente pequeñas que se pueden delinear fácilmente.

    Maremotos (Tsunamis)

    Los maremotos son causados por terremotos, actividad volcánica y derrumbes en el suelo marítimo. Las olas de gran tamaño generadas por los tsunamis tiene características particulares: tienen una longitud de cien kilómetros o mayor y velocidades en aguas profundas de hasta 700 Km/h y son difíciles de monitorear y detectar. Las inundaciones costeras causadas por los maremotos son similares a las provocadas por olas ciclónicas. Aproximadamente un 805 de los tsunamis ocurren en el océano Pacífico, pero ha habido un número significativo en el Caribe.

    6. De tipo hidrometeorológico

    Inundaciones

    Las inundaciones son, quizás, el tipo de desastre más frecuente y devastador; sin embargo, casi nunca reciben la misma atención que, por ejemplo, un terremoto.

    Pueden ser rápidas o lentas. Las primeras ocurren especialmente en quebradas y ríos que bajan por las laderas de las montañas. Las segundas afectan especialmente los valles de los ríos en zonas planas. Evitando la erosión y asentamientos humanos en el lecho de los ríos disminuirán los efectos de las inundaciones. Las viviendas deben construirse dejando un margen de seguridad.

    Emergencias por inundaciones han estado asociadas primordialmente, a los siguientes factores físicos, urbanísticos y de uso del suelo:

    • utilización urbanística de cauces de inundación;
    • utilización urbanística de la llanura de inundación del río Cauca;
    • desborde de caños y canales por aguaceros torrenciales;
    • obstrucción de redes de alcantarillado, caños y canales;
    • escorrentía concentrada en áreas urbanizadas y en laderas deforestadas.

    Las actividades de mitigación, prevención y atención de emergencias por inundaciones que se deben realizar son entre otras:

    • campañas de educación y reforestación en comunidades rurales y suburbanas;
    • mantenimiento de las redes de alcantarillado y de los caños y canales;
    • ampliación de caños y canales colectores;
    • dotación de motobombas en barrios localizados bajo el nivel de crecientes;
    • construcción y mantenimiento de jarillones;
    • formación de líderes comunitarios en prevención y atención de emergencias por inundación;
    • emplazamiento y operación de plantas de bombeo.

    El potencial de inundaciones está asociado a diversidad de fenómenos:

    • obstrucción de drenajes por sedimentación y basuras;
    • lluvias intensas;
    • avenidas torrenciales de los ríos que drenan al Cauca;
    • obstrucción o deterioro y ruptura de tuberías subterráneas de gran diámetro, o de canales;
    • períodos lluviosos que superan los niveles de regulación de presas y los niveles de los jarillones;
    • ruptura de jarillones por crecientes, por actividad humana o por sismos;
    • mal función o daño en plantas de bombeo.

    Huracanes

    Los ciclones tropicales son uno de los fenómenos atmosféricos más poderosos. Un huracán en pleno desarrollo libera la energía equivalente a muchas bombas atómicas del tamaño de la de Hiroshima. Estas tormentas surgen durante el verano en varios océanos en un cinturón al norte y sur del Ecuador. Además del daño del viento y la inundación causados por los ciclones, hay una gran variedad de posibles efectos físicos que incluyen una telaraña de vínculos sociales y naturales. La acción del viento y las olas tienen impactos inmediatos pero la erosión y la incursión del agua salada pueden deteriorar la economía por meses o incluso años. El daño en las carreteras, las telecomunicaciones y las instalaciones de energía pueden tener efectos a corto y mediano plazo y otros problemas complicados. Incluso en áreas alejadas de la costa las lluvias torrenciales pueden provocar avalanchas de lodo y otros movimientos masivos.

    Las tormentas tropicales son estacionales pero muy impredecibles. Año tras año la severidad y la frecuencia de las tempestades pueden estar relacionadas con factores que trabajan al nivel atmosférico global, como cambios de corrientes oceánicas. Hay otra incertidumbre por que la dirección, velocidad y dinámica del crecimiento de esas tempestades no se han entendido todavía a pesar de intentos heroicos en modelos computarizados. En consecuencia, la transmisión de advertencias por los medios a veces dan como resultado evacuaciones innecesarias, que hacen más difícil convencer al público en ocasiones posteriores.

    La posibilidad de que ocurra y su recorrido pueden conocerse con horas o días de anticipación. Por eso, aunque son inevitables, pueden reducirse sus efectos.

    Sequías

    La sequía es un fenómeno que ha afectado a grandes zonas de la tierra a través de la historia de la humanidad, causada por efectos climatológicos y antrópicos como cambios atmosféricos prolongados relacionados con las oscilaciones anómalas en el Ecuador (el niño) y el sobre pastoreo y tala indiscriminada de bosques en el continente Africano y en Las Américas así como en el resto de los continentes aunque en una escala menor.

    El caso más estudiado, para América, por causas y efectos es el de Brasil. Desde la década de los años cuarenta, esta zona viene sufriendo sequías cada vez más severas debido al incremento poblacional y a la mayor destrucción de los recursos naturales e incremento de la desertificación. Estas sequías periódicas desequilibran cada vez más la economía primitiva de la región, acaban con las fuentes naturales de vida, queman los pastos, diezman el ganado y arrasan los cultivos, convirtiendo el paisaje en desértico dejando a sus habitantes desprovistos de reservas y fallecen por falta de agua y víveres. Muchos emigran en pequeños grupos hacia las grandes ciudades, donde pasan a formar parte de los cinturones de pobreza.

    Los efectos siempre desastrosos, tienen mayor o menor amplitud según se trate de una sequía parcial que afecta a una zona limitada, o de una que se extienda a toda una zona, o de una gran sequía excepcional.

    Los habitantes de estas zonas generalmente no cuentan con reservas alimenticias y a medida que progresa el período de sequía todos entran a un régimen de subalimentación al reducir la cantidad, calidad y variedad de su dieta a un poco de maíz, fríjoles y harina. Cuando estos productos desaparecen del mercado, recurren a raíces y semillas que resisten el desecamiento del ambiente, quedando sujetos a una dieta desprovista de proteínas y vitaminas.

    Partes: 1, 2
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