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Análisis de la obra "La Estructura de las Revoluciones Científicas" de Tomas Samuel Kuhn (página 3)


Partes: 1, 2, 3

Es decir que, en la ciencia la prueba no se produce en la contrastación de un paradigma único con la naturaleza, sino "como parte de la competencia entre dos paradigmas rivales"[141].

Entonces, ¿en que puede consistir la verificación aquí planteada?

Kuhn examina dos teorías de verificación vigentes en el ámbito de la discusión filosófica de la época, ambas distantes de los criterios absolutos. La primera consiste en la verificación de probabilidades, la cual exige la construcción imaginaria de todas las pruebas a las que pueda someterse la teoría. Esta posición es rechazada por Kuhn, ya que a su juicio, no es posible imaginar pruebas neutras, sino que cualquiera sea la construcción propuesta se inscribirá necesariamente dentro del horizonte del paradigma en cuestión.[142].

En segundo lugar, examina la teoría de falsación de Popper, quien al negar toda posibilidad de verificación señala que la única prueba posible es la que invalida una teoría al encontrar una prueba cuyo resultado es negativo. O sea que para Popper: "contrastar una teoría significa intentar refutarla mediante un contraejemplo. Si no es posible refutarla, dicha teoría queda corroborada, pudiendo ser aceptada provisionalmente, pero nunca verificada"[143].

Kuhn señala que obviamente, relacionaremos la falsación con las experiencias anómalas por su posible semejanza. Sin embargo, aclara que son cosas muy distintas. La falsación de Popper no se da con el surgimiento de una anomalía: es un proceso posterior y además totalmente separado.

Entonces, ¿cómo es posible dirimir la competencia entre dos paradigmas a través de la medida en que se ajustan en mayor o menor grado a los hechos? Lo que sostiene Kuhn es que no existe respuesta a esta pregunta, pues, dos paradigmas en competencia son inconmensurables: no tienen como supuestos un mismo conjunto de problemas, ni una visión idéntica del mundo, ni un conjunto compartido de normas y ni un lenguaje teórico.

Esto hace que sea imposible que haya un diálogo propiamente dicho entre los defensores de los dos paradigmas en pugna: al contrario, si hablan entre sí, lo hacen sin entenderse. La comunicación que exista será inevitablemente parcial. En pocas palabras, la inconmensurabilidad de los paradigmas, hace que sea imposible que los científicos lleguen a convencerse los unos a los otros a partir de pruebas:

  • 1. "los proponentes de paradigmas en competencia estarán a menudo en desacuerdo con respecto a la lista de problemas que cualquier candidato a paradigma deba resolver"[144];

2. "sus normas o sus definiciones de la ciencia serán diferentes"(.)[145], si bien los nuevos paradigmas nacen de los antiguos, incorporando gran parte de su vocabulario y sus instrumentos, sin embargo, los relacionan de una forma muy diferente.

  • 3. Los practicantes de distintos paradigmas: "practican sus profesiones en mundos diferentes (.) de modo que ven cosas diferentes cuando miran en la misma dirección desde el mismo punto"[146]. En el caso de los ejemplos de la física que hemos citado en capítulos anteriores, unos ven cuerpos pesados y otros movimientos pendulares; en el de la química, unos ven las soluciones como compuestos y los otros como mezclas; unos ven el espacio como dimensión recta y otros como dimensión curva.

  Dado que la transición de un paradigma a otro, consiste en la transición entre dos teorías inconmensurables, no podemos esperar que la conversión de los científicos que abandonan un paradigma tradicional para pasar a uno nuevo, sea un proceso gradual, basado en la lógica y la experimentación[147]No existe ni es posible un proceso de demostración (en virtud de la inconmensurabilidad). La transición ocurre de golpe, o no ocurre. Y Kuhn nos dice que, en primer lugar, las más de las veces, los científicos no hacen esta transición. Y para ilustrarlo menciona los casos siguientes:

"El copernicanismo tuvo muy pocos adeptos durante casi un siglo después de la muerte de Copérnico. El trabajo de Newton no fue generalmente aceptado, (.) durante más de medio siglo después de la aparición de los Principia. Priestley nunca acepto la teoría del oxígeno (.) y así sucesivamente"[148].

Este fenómeno ha sido captado por los propios científicos, y las palabras de Max Planck son elocuentes de ello:

"Una nueva verdad científica no triunfa por medio del convencimiento de sus oponentes, haciéndoles ver la luz, sino más bien porque dichos oponentes llegan a morir y crece una nueva generación que se familiariza con ella"[149].

Ahora bien, Kuhn considera que esta percepción del asunto debe ser re-evaluada, pues si bien los científicos más viejos oponen una resistencia férrea, terca y tenaz frente al nuevo paradigma, sin embargo, también sucede que algunos llegan a convertirse al nuevo paradigma, después que los defensores más tenaces del antiguo paradigma mueren. Y lo curioso, es que llegan a convertirse bajo el influjo no precisamente de pruebas científicas o de argumentación científica, sino por un fenómeno de persuasión, que ocurre "enteramente fuera de la esfera aparente de la ciencia tales como razones de "autobiografía y personalidad"[150]. O, incluso la influencia de la nacionalidad o algún aspecto singular del innovador científico.

Dadas estas constataciones, Kuhn sugiere que nos preguntemos no tanto por los argumentos que convierten a los científicos, sino por el tipo de comunidad que se reforma como un grupo unificado. Pero antes de abordar este último asunto, se detiene en el examen de los tipos de argumentos que tienen mayor éxito para convencer a los científicos. Estos argumentos suelen ser, en primer lugar, los que ofrecen "una precisión cuantitativa sorprendentemente mayor que la de su competidor más antiguo"[151]. Tal fue la ventaja de Kepler sobre Tolomeo; y de Newton, Bohr y Planck sobre sus respectivos competidores.

Ahora bien, Kuhn advierte que: "la pretensión de haber resuelto los problemas provocadores de una crisis, sin embargo, raramente es suficiente por sí sola"[152]. Otros elementos contribuyen a que un paradigma sea aceptado, como por ejemplo su capacidad de predicción de los problemas. Es el caso de la teoría de Copérnico por ejemplo, la cual "sugirió que los planetas debían ser similares a la tierra, que Venus debía mostrar fases y que el Universo debía ser mucho más grande de lo que hasta entonces se había supuesto"[153]. Unos sesenta años después de la muerte de Copérnico fue descubierto el telescopio, y con este instrumento se constataron estas afirmaciones de Copérnico, lo que entonces le sumó a su teoría numerosos adeptos.

Ahora bien, aparte de los dos criterios expuestos hasta aquí, el de la potencia de resolución de los problemas como el de la fuerza predictiva, un nuevo paradigma puede desplazar a uno antiguo también por razones "estéticas", esto es, cuando el paradigma se muestra como una teoría "más neta", "más apropiada" o "más sencilla" que la antigua"[154].

Y un último criterio mencionado por Kuhn, es ya de orden subjetivo y consiste en la "fe" que un paradigma despierte en los científicos para enfrentarse al conjunto de problemas que tienen por delante. Como puede deducirse, un criterio como este tiene un rol decisivo en las primeras etapas de aceptación del paradigma, cuando son muy pocos los que están convencidos acerca de su validez, puesto que "para que un paradigma pueda triunfar deberá ganar algunos primeros adeptos, hombres que lo desarrollen hasta el punto de que puedan producirse y multiplicarse argumentos tenaces."[155].

(c) El desarrollo científico, a través de las revoluciones, visto como una forma del progreso científico.

Las reflexiones de Kuhn desarrolladas hasta aquí, plantean ahora una pregunta: ¿existe progreso en las ciencias? ¿en que consiste? Históricamente ha sido una creencia ampliamente aceptada la de asociar el progreso a la idea de ciencia, como una relación intrínseca[156]Ahora bien, sucede que esta relación intrínseca se debilita cuando la ciencia normal entra en un periodo revolucionario[157]Kuhn lo señala con la siguiente frase: "Sólo durante los periodos de ciencia normal el progreso parece ser evidente y estar asegurado. Durante esos periodos, sin embargo, la comunidad científica no puede ver los frutos de su trabajo de ninguna otra forma"[158].

Es decir, el progreso se percibe con mayor facilidad cuando no hay luchas de competencia entre distintos paradigmas en el seno de una ciencia. Nuestro autor agrega que, además, esa relación inextricable entre ciencia y progreso se debe también al aislamiento con respecto a la sociedad dentro del cual trabajan los científicos. Tal aislamiento refuerza la convicción acerca de los problemas que les ocupan: no tienen que buscar justificaciones externas acerca de la importancia de sus problemas. Es decir, sus problemas son los que son, y de lo que se trata es de resolverlos.

Por otra parte, se suma adicionalmente el tipo de iniciación educativa. A diferencia de otras disciplinas, los científicos naturales se inician en los problemas de las ciencias a partir de los libros de texto[159]los cuales no consisten en un acercamiento directo a las fuentes originales ni a los clásicos del área científica, sino, más bien, a un recuento breve, preciso y sistemático. Si bien, este tipo de preparación ha sido eficiente para la resolución de problemas al interior de un paradigma, sin embargo, es "estrecha y rígida" al presentarse las crisis científicas[160]periodos en los que la idea de progreso que acompaña a las ciencias en sus periodos normales se debilita.

¿Cuándo se producen crisis científicas y competencia entre paradigmas con la eventual imposición del nuevo paradigma sobre el antiguo?, ¿Como perciben las comunidades científicas el paso de uno a otro? ¿se trata de "progreso" entendido como "una línea recta" en la cual la situación pasada conduce a la presente[161]

Lo que muestran las observaciones de Kuhn a lo largo del libro hasta aquí analizado es que si bien se asocia la ciencia al progreso, este último no es precisamente un acercamiento en línea recta a la verdad. Así, nos dice: "Es posible que tengamos que renunciar a la noción, explicita o implícita, de que los cambios de paradigma llevan a los científicos, y a aquellos que de tales aprenden, cada vez más cerca de la verdad"[162].

Y Kuhn advierte que no ha usado este término ("verdad") a lo largo de su libro, pues ha querido prescindir de la idea de que el paso de un paradigma a otro consista en "un proceso de evolución hacia algo"[163]. En este sentido, su posición es que el paso de un paradigma a otro no debe ser comprendido como "la-evolución-hacia-lo-que-deseamos-conocer" sino más bien como "la-evolución-a-partir-de-lo-que-conocemos"[164].

Para alcanzar una mejor formulación, Kuhn traza un paralelismo entre su idea de evolución y la de Darwin, en el sentido en que esta última lo que descartó fue precisamente la idea de perfeccionamiento progresivo a lo largo de un paso a otro. A su juicio, la evolución científica ha tenido lugar sin que haya existido una "meta establecida, [ni] una verdad científica fija y permanente, de la que cada etapa del desarrollo de los conocimientos científicos fuera un mejor ejemplo"[165].

VI. Conclusiones

Hemos recorrido hasta aquí los distintos argumentos desarrollados por Kuhn, en su libro titulado "La Estructura de las Revoluciones Científicas", para desmontar la visión acumulativa y gradual del desarrollo científico y construir una nueva. A manera de síntesis, digamos que:

1) No cualquier actividad de investigación es de suya ciencia. Para serlo hace falta el surgimiento de un "paradigma", esto es, un marco teórico que alcanza el reconocimiento de una comunidad científica y se impone, bajo la forma de una "revolución", sobre otras teorías competidoras, como fundamento y punto de partida para las realizaciones futuras de la práctica científica.

2) Un paradigma no explica completamente los problemas planteados dentro de una práctica científica. Al contrario, recorta drásticamente la visión científica a un pequeño ámbito de problemas. La ciencia normal consiste en la ejecución de un conjunto de tareas de limpieza (concordancia, predicción y determinación de constantes, leyes cuantitativas y aspectos cualitativos) orientadas a consolidar la fuerza explicativa del paradigma.

3) El progreso de la ciencia normal no es impulsado por la búsqueda de novedades teóricas ni experimentales, ni de soluciones para problemas apremiantes o por el deseo de ser útil, sino por la atracción ejercida por el reto de solucionar un "enigma" que hasta entonces nadie ha logrado resolver.

4) La ciencia normal puede avanzar directamente sobre la base de los paradigmas sin que existan reglas que orienten la investigación. Los paradigmas, en este caso, operan bajo el influjo del "parecido de familia", esto es, de una red de semejanzas entre los problemas y técnicas.

5) Aunque el curso de la ciencia normal no apunta hacia la búsqueda de novedades, sin embargo, estas –también llamadas por Kuhn "anomalías"- sobrevienen de forma inesperada en las investigaciones de los científicos, por una parte, despertando una resistencia sistemática por parte de estos, y, por otra, desafiando la solidez de la teoría dominante, hasta el punto de desencadenar una crisis, caracterizada como un periodo de duración significativa donde domina una confusión creciente y un relajamiento de las reglas científicas.

6) Las crisis son de una importancia crucial en la historia de las ciencias, ya que incuban las revoluciones científicas que se materializan en la formulación de nuevos paradigmas. Estos logran imponerse sobre sus competidores por un proceso de reconstrucción que nunca debe equipararse a un proceso de acumulación, basado en la articulación o ampliación del viejo paradigma.

7) El paso de un paradigma a otro no se da en virtud de argumentos lógicos o pruebas experimentales sostenidos o realizados por los científicos en pugna. Tampoco es válido considerar que hay datos neutros o cambios de interpretación al surgir los nuevos paradigmas, pues cada paradigma –tanto el viejo como el nuevo- se mueve dentro de un universo de datos que le es específico y por tanto, no compartido. Por tanto, no hay diálogo propiamente dicho entre los defensores de paradigmas en pugna, porque los paradigmas son inconmensurables: sus problemas, sus normas y sus mundos divergen. De este modo, es imposible un proceso de demostración.

8) El paso de un paradigma viejo a uno nuevo ocurre de golpe por un fenómeno de persuasión que ocurre en virtud de recursos fortuitos (tales como razones estéticas, de nacionalidad, de fe, entre otras) que ejercen un influjo fuera del ámbito de la ciencia.

9) La idea de progreso científico debe ser redimensionada. Esta no puede consistir en un acercamiento en línea recta a la verdad, como si el paso de un paradigma a otro consistiese en "un proceso de evolución hacia algo". Al contrario, antes que entender el desarrollo científico como un perfeccionamiento progresivo hacia una meta o hacia una verdad fija, debe ser visto sencillamente como una "evolución-a-partir-de-lo-que-conocemos".

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Autor:

Ruth Haydée Irías Solórzano

edu.red

Universidad Central De Venezuela

Facultad De Humanidades Y Educación

Escuela De Filosofía

[1] Cf. Kuhn, Thomas. La Estructura de las Revoluciones Científicas, Fondo de Cultura Económica, México, /1971. p 20

[2] Ibid., p. 22

[3] Ibid., p. 33

[4] Ibidem

[5] Ibidem

[6] Cf., Ibidem.

[7] Ibid., p.34

[8] Ibidem.

[9] Cf. Ibidem.

[10] Cf. Ibid., p. 35

[11] Ibid., pp. 36 y 37

[12] Ibid., p. 37

[13] Ibid., p.43

[14] Cf. Ibid., p. 44

[15] Ibid., p. 47

[16] Ibid., p. 51

[17] Ibid., p. 52

[18] Ibidem

[19] Ibidem

[20] Ibid., p. 53

[21] Ibid., p. 54

[22] Ibidem

[23] Ibid., p. 56

[24] Ibidem

[25] Ibidem

[26] Ibid., p. 55

[27] Ibid., p.57

[28] Ibid., p.58

[29] Ibid., p.60

[30] Ibid., p. 61

[31] Ibid., p. 62-67

[32] Ibid., p. 268, nota N°2.

[33] Ibid., p. 66

[34] Ibid., p. 68

[35] Ibid., p. 69

[36] Ibid., p. 69

[37] Ibid., p. 70

[38] Ibidem.

[39] Ibidem.

[40] Ibidem.

[41] Cf. Ibid., p. 71

[42] Ibid., p. 72

[43] Cf. Ibid. p. 72

[44] Ibid., p. 76

[45] Ibid. p. 73

[46] Cf. ibid. p. 74

[47] Ibid., p. 79

[48] Ibid., p. 81

[49] Ibid., p. 81

[50] Ibid., p. 82

[51] Ibidem.

[52] Ibid., p. 83

[53] Ibidem.

[54] Ibidem.

[55] Ibid., p. 82

[56] Ibid., p. 83

[57] Ibid., p. 89

[58] Ibid., p. 91

[59] Cf. Ibidem.

[60] Cf. Ibidem.

[61] Ibid., p. 92

[62] Ibid., p. 93

[63] Cf. p. 97

[64] Ibid., p. 95

[65] Ibid., p. 96

[66] Ibid., p. 97

[67] Cf. p. 98

[68] Cf. p. 98

[69] Cf. p. 99

[70] Ibid., p. 107

[71] Ibid., p. 109

[72] Cf. p. 110

[73] Ibid., p. 111

[74] Ibid., p. 114

[75] Cf. p. 115

[76] Ibid., p. 116

[77] Ibidem.

[78] Ibidem.

[79] Ibidem.

[80] Cf. p. 117

[81] Ibidem.

[82] Ibid., p. 124

[83] Ibid., p. 128

[84] Ibid., p. 129

[85] Ibid., p. 130

[86] Ibidem.

[87] Ibid., p. 131

[88] Ibid., p. 132

[89] Cf. pp. 134-135

[90] Ibid., p. 137

[91] Ibid., p. 139

[92] Ibid., p. 140

[93] Ibid., p. 146

[94] Ibid., p. 148

[95] Ibid. p.149

[96] Ibid. p.150

[97] Ibid., p.153

[98] Cf. Ibid.,p. 155

[99] Ibidem

[100] Ibid., p. 156

[101] Ibidem.

[102] Ibidem.

[103] Ibid., p. 158

[104] Cf. Ibid., pp. 158-173

[105] Cf. Ibid., p. 174

[106] Cf. Ibid., p. 175

[107] Cf. Ibid., p. 176

[108] Ibidem.

[109] Ibidem.

[110] Ibid. p. 181

[111] Ibid., p. 176

[112] Ibid., p. 183

[113] Ibid., p. 184

[114] Ibid., p. 185

[115] Ibid., p. 187

[116] Cf. Ibid., p. 188

[117] Cf. Ibid., p. 189

[118] Ibid., p. 189-190

[119] Ibid., p. 191

[120] Ibid., p. 193

[121] Ibid., p.192-193

[122] Ibid., p. 198

[123] Ibid., p. 203

[124] Ibid., p.211

[125] Ibid., p. 30

[126] Ibid., p. 213

[127] Ibid., p. 214

[128] Ibid., p. 214

[129] Ibid., p. 215

[130] Ibid., p. 219

[131] Ibidem

[132] Cf. Ibid., pp. 220 ss.

[133] Ibid., p. 221

[134] Ibidem

[135] Ibidem

[136] Ibid., p. 222

[137] Ibidem

[138] Ibid., pp. 225-226

[139] Ibid., p. 225

[140] Ibidem

[141] Ibidem

[142] Cf. Ibid., pp. 226-227

[143] Obtenido de "http:/es.wikipedia.org/wiki/Falsacionismo

[144] Kuhn, Ibid., p. 230

[145] Ibid., pp. 230-231

[146] Ibid., p. 233

[147] Cf. Ibid., p. 233

[148] Ibid., p. 234

[149] Ibid., p. 237

[150] Ibid., p. 237

[151] Ibid., p. 238

[152] Ibid., p. 239

[153] Ibid., pp. 239-240

[154] Ibid., p. 241

[155] Ibid., p. 245

[156] Cf. Ibid., p. 250

[157] Cf. Ibid., p. 251

[158] Ibid., p. 252

[159] Cf. Ibid., p. 255

[160] Cf. Ibid., p. 256

[161] Cf. Ibid., p. 257

[162] Ibid., p. 262

[163] Ibid., p. 263

[164] Ibid., p. 264

[165] Ibid., p. 266

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