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Principio de Razón de Estado, Seguridad y Terrorismo. El caso argentino desde la Inteligencia Estratégica


  1. Objetivo del Trabajo Práctico
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusiones

Objetivo del Trabajo Práctico

Aplicar los elementos teóricos adquiridos en el desarrollo del seminario a cargo de los Profesores Tello y Campos, al análisis de la experiencia histórica de la Argentina en los temas de Razón de Estado, Seguridad y terrorismo desde la Inteligencia Estratégica, como así también en el contexto regional y global, basándonos en el material visto durante el desarrollo de la cátedra y aportando los elementos teóricos de otras materias de la especialización.

Introducción

El contexto internacional

Para comenzar a abordar el tema específico, deberemos retrotraernos a la década del 70, donde la Argentina estaba viviendo una etapa de grandes conflictos internos. Estos conflictos, que se enmarcaban en categorías varias, se acentuaron en forma de violencia extrema a partir del retorno del Gral. Perón al país en la primera mitad de la década de 1970.

Dentro de la concepción de seguridad vigente en ese momento histórico, el accionar de determinadas organizaciones dentro del territorio de la Nación Argentina, pudo bien encuadrarse en el concepto de amenaza.

Aún no había culminado la guerra fría y el Consejo de Seguridad Nacional de los EEUU, en su documento Nº 68 (NSC 68), concluía que los soviéticos eran más agresivos de lo que se esperaba, por lo que debían ser contenidos en todos los lugares donde quisieran expandirse.

En este lado del globo, el gobierno de nuestro país, alineado ideológicamente con occidente, consideró que determinados grupos operantes en el territorio del país estaban encuadrados dentro de la categoría de Subversivos, y por lo tanto, eran una amenaza y de hecho fue así, habida cuenta de que el PEN, con el decreto "S 262/75", le declaró la guerra a la subversión en todo el territorio nacional. Comenzando por la Provincia de Tucumán a través del Operativo Independencia y trasladándose luego a todo el espacio soberano argentino.

En el contexto internacional, los teóricos Keohane y Nye redefinieron como trasnacional a: "todo movimiento de elementos a través de las fronteras de los estados, en donde al menos un actor era no estatal".

Desde el discurso de la iglesia católica, la encíclica Populorum Progressio sostuvo, entre otras cosas, que el desarrollo está íntimamente ligado a la paz. Enunciaba la encíclica, que ciertas condiciones de pobreza y malas condiciones de vida, generaban el caldo de cultivo para probables manifestaciones de violencia que podrían servir como disparador del accionar terrorista trasnacional.

En nuestro país y, siguiendo la línea del pensamiento imperante en ese momento a escala mundial en temas de seguridad, el poder militar tuvo un marcado énfasis en su crecimiento y esto se vio reflejado en la compra de material bélico, en la actualización de la operatividad militar y en el desarrollo autóctono de nuevos sistemas de armas de origen nacional (TAM, Pucará, Martín Pescador, Cóndor, submarinos, etc.), con el objeto de privilegiar y fortalecer el "poder duro" que era sinónimo de seguridad.

Paralelamente y, antes del cambio de gobierno argentino en el año 1976, los grupos armados guerrilleros producían la mayor ola de atentados y violencia que castigó al país hasta esos momentos.

En Tucumán, grupos armados del ERP y Montoneros operaban en la provincia con sus compañías de monte, en abierto desafío al gobierno nacional y pretendieron crear una zona liberada en esa jurisdicción.

En el contexto enunciado, el gobierno argentino ordenó el inicio de las operaciones en el Tucumán bajo la denominación de "Operativo Independencia".

Desarrollo

De la lectura y análisis del material del Oficial del Ejército Sr. Breid Eusebio, surge a priori que, en el discurso de este profesional, puede percibirse una clara alineación de su pensamiento estratégico que coincide con la apreciación que desde los EEUU se tenía en ese momento histórico del conflicto Este-Oeste o guerra fría.

Esto no es casual, sino que se enmarca en la modalidad de consumo de pensamiento estratégico que caracterizó a los dirigentes argentinos en determinado momento de la historia.

La falta de producción autóctona de pensamiento estratégico fue una característica de nuestras clases dirigentes a través de la historia y la concepción ideológica imperante marcaba que lo militar era la premisa básica de la seguridad.

En concordancia con lo expresado, el empleo del "poder duro" en el teatro de operaciones de Tucumán obedeció a esta consigna. El ejército Argentino fue la herramienta básica del empleo del poder duro en ese conflicto.

El poder político definió como necesario el empleo de sus fuerzas armadas para afrontar el conflicto de la guerrilla en Tucumán dentro del marco legal vigente en la Argentina en ese momento.

El desplazamiento y operación de bandas subversivas, si bien era considerada una amenaza para la nación, hoy en día estaría catalogada como una "nueva amenaza". Concepto de por sí erróneo ya que estas nuevas amenazas no son nuevas, sino que después de la guerra fría lo que se evidenció fueron las nuevas manifestaciones de estas amenazas.

Estas amenazas o conflictos latentes en realidad siempre habían existido salvo que ahora se evidenciaron en otro grado de dimensión.

En el caso del Operativo Independencia, podemos percibir que el conflicto se produjo entre dos actores principales: Por un lado, el estado argentino a través de sus instituciones democráticas que movilizaron operativamente a las FFAA y, por otro, un actor no estatal: el ERP.

Se pudo percibir que los grupos guerrilleros operantes en la zona habían tenido apoyo ideológico, instrucción y logística proveniente de Cuba.

Si nos atenemos a lo visto en el desarrollo de la especialidad, el "santuario" de esas fuerzas guerrilleras era Cuba ya que ésta proveía de material y adoctrinamiento a los guerrilleros. Esto sería así ya que en algún momento y dentro del contexto enunciado, el accionar de los grupos guerrilleros en la provincia tucumana podría haber sido enmarcado en una amenaza con contenido trasnacional.

Era claro que, al menos en es época, dichas organizaciones guerrilleras no pertenecían a ninguna estructura de crimen organizado ya que su fin último no era obtener lucro alguno sino que su finalidad era política. Aunque en ciertos casos se vio que algunos miembros de grupos terroristas producían secuestros y actos intimidatorios para obtener dinero. Pero sería un error considerar que esas organizaciones perseguían el dinero como fin en sí mismo ya que ese no era el objetivo de las organizaciones, sino que era un medio para obtener recursos que le permitieran a los grupos subversivos seguir operando a fin de conseguir concretar sus fines políticos.

Dentro de la concepción actual, estas organizaciones guerrilleras que operaron en Tucumán tampoco podrían haber sido denominadas terroristas, ya que en Tucumán solo combatían contra las Fuerzas Armadas y de Seguridad de la Nación.

Prácticamente no ocurrieron hechos de violencia de estos grupos contra la población civil.

La definición de Terrorismo de los EEUU es clara al respecto: la define como violencia a blancos no combatientes por grupos clandestinos con el objeto de influenciar al público y al poder político.

Los guerrilleros del Tucumán combatían contra las fuerzas del ejército comandadas por el Gral. Bussi, no contra civiles de la provincia hacia los cuales trataban de ganar su simpatía.

Distinta era la metodología con que la guerrilla operaba en los centros urbanos importantes, con atentados, bombas, secuestros y desapariciones de personas (Tte. Cnel. Larrabure).

Esta última forma de actuar en el ámbito urbano, sí pudo haber sido considerada terrorismo Habida cuenta de la metodología empleada en las zonas urbanas, pero no fue ello lo que motivó la puesta en marcha del Operativo Independencia a través del Decreto Secreto 262/75.

Las desigualdades sociales imperantes en la provincia tucumana en ese momento (y aún existentes hoy en día), pudieron ser vistas por los grupos guerrilleros dentro de su concepción de guerrilla rural, como una violencia estructural del sistema de clases hacia la clase trabajadora de la provincia, históricamente explotada y empobrecida dentro de un modelo de economía de supervivencia, y pasibles de ser explotadas con el fin de atraer a la población al movimiento insurreccional de masas.

Si nos atenemos al hecho de que la guerrilla busca el control del territorio, lo ocurrido en Tucumán se enmarca en el accionar guerrillero en su más acabada expresión.

En concordancia con lo expresado anteriormente, "un guerrillero solo no hace guerrilla", pero un grupo guerrillero sí.

Los grupos operativos en el monte tucumano estaban organizados en compañías, patrullas y comandos propios de una organización militar de avanzada estructura y formación. Su fin último era el control de una zona geográfica delimitada o "zona liberada" para luego obtener reconocimiento internacional y utilizar el territorio como base de operaciones con el objeto de actuar en el resto de Sudamérica.

Definimos entonces, por lo anteriormente expresado y a fin de circunscribir el análisis del conflicto, el funcionamiento del ERP en Tucumán como modalidad de guerrilla rural.

En cuanto a la consideración del marco legal vigente en la zona de operaciones del Tucumán, estimo que jamás podría haberse encuadrado el conflicto interno dentro del concepto de "área sin ley", ya que en modo alguno, en todo el tiempo del desarrollo del Operativo independencia, dejó de imperar la ley del Estado Argentino en dicha zona.

Más aún, en las zonas rurales donde operaba la guerrilla y donde era muy difícil llegar para las instituciones de la Nación, las organizaciones guerrilleras tenían una muy sólida normativa interna que intentaban manifestar a la sociedad rural en la que operaban. Incluso, en determinadas ocasiones, trataron de realizar tareas "sociales" de ayuda y asistencia a la comunidad rural con un incipiente aporte de insumos como ser alimentos y medicamentos para los trabajadores rurales a fin de conseguir adhesiones y apoyo de los habitantes de la zona, todo ello en un marco de una propia y auto impuesta regulación interna para la guerrilla.

Por lo tanto, a los fines de este análisis, el área geográfica con compromiso de la guerrilla era un área con ley.

En la concepción actual de los conflictos emergentes en este momento histórico, lo acontecido en el monte tucumano en la década del 70, tiene las características de la Disimetría: se enfrentaron dos actores con fuerzas de fuego y poder militar muy diferentes.

Si bien las organizaciones guerrilleras que operaban en la provincia estaban regularmente bien equipadas habida cuenta de todo el armamento capturado a las FFAA en distintos hechos y atentados en el país, además del aporte externo de Cuba en cuanto a instrucción y adoctrinamiento de los cuadros guerrilleros como ya se mencionó, también es cierto que la operatividad y capacidad de los grupos insurgentes jamás podría haber sido comparada con la capacidad y logística que poseía el Ejército Argentino en operaciones en Tucumán.

Todo el potencial de la Provincia y de la Nación fue puesto a disposición de las FFAA para la consecución del objetivo y la misión impuesta: aniquilar la subversión.

Por lo anteriormente expresado, definimos el conflicto como disimétrico en su más pura expresión.

También es cierto que los actores enfrentados en ese momento tenían distintas reglas y leyes con las que operaban. Esto se evidenció en la dificultad que enfrentaron las fuerzas del Ejército Argentino para comprender y descifrar el accionar de los grupos guerrilleros. Las fuerzas armadas argentinas tenían sus reglamentos y leyes (que aún poseen) y con las cuales operaron. Los grupos del ERP tenían sus propios reglamentos y códigos particularmente diferentes del Ejército Argentino inclusive hasta manuales de entrenamiento militar propios.

Por lo expuesto, puede afirmarse que el conflicto tenía características de "Asimétrico", ya que ambos contendientes operaban con reglas y lógicas diferentes.

Si bien lo ocurrido en Tucumán fue, por sus características, un conflicto intra estatal, no pueden negarse los componentes trasnacionales del mismo habida cuenta de la influencia de Cuba en la formación ideológica de los guerrilleros que operaban en la zona como así también, el entrenamiento militar recibido por algunos de los líderes guerrilleros en la isla caribeña. Gran documentación capturada a los cuadros guerrilleros así lo demostró.

Desde la concepción actual de Seguridad, podríamos arriesgar una definición del conflicto en Tucumán y la posterior ejecución del Operativo Independencia:

Fue un conflicto asimétrico, disimétrico, sin áreas sin ley, intra estatal con contenido trasnacional, contra organizaciones guerrilleras y no contra el crimen organizado.

Pero ¿cómo se definiría este conflicto desde la óptica vigente en el momento que éste ocurrió?:

como "una doctrina insurreccional dentro de la concepción de guerra popular y prolongada" (La guerrilla en Tucumán" de Breard Eusebio cap. 1: "Génesis y evolución del proceso subversivo", página 16).

El autor de la obra, menciona que: "a partir de 1965, Cuba hace un replanteo de su estrategia subversiva y establece la doctrina que busca la conformación de una base guerrillera, núcleo de una zona liberada" (Página 20). Lo anteriormente expresado coincide con el hecho de que el conflicto pudo haber tenido una connotación trasnacional teniendo como "base santuario" a Cuba.

Llama la atención el hecho de que, desde lo político, no se hayan tomado acciones diplomáticas contra el gobierno dado su accionar e ingerencia en los estados latinoamericanos y de las innumerables vidas de ciudadanos argentinos que el conflicto se cobró.

Si bien, desde el plano militar la guerrilla operante en la Argentina sufrió una derrota aplastante en el monte tucumano, el devenir histórico posibilitó que surjan nuevas manifestaciones de hechos de violencia y de conflictos antes no manifestados.

Pero, cabe preguntarnos nuevamente: ¿Era realmente una amenaza para la nación el hecho de que grupos guerrilleros operaran en la provincia del Tucumán? ¿Fue necesario asignar al Ejército Argentino la misión de aniquilar la subversión a través del Operativo Independencia? La respuesta podría ser que un concepto considerado vital en ese momento para la integridad y supervivencia del estado, estaba en juego:

La soberanía.

Este atributo pudo bien ser considerado en peligro por la clase dirigente del momento. La autoridad y legalidad, en ese período y en esa provincia, debía ser impuesta por el estado sin ningún poder por encima de éste.

Cabe preguntarse cuál era la normativa internacional vigente que avalaría esta intervención militar intra territorial en el Tucumán.

La ONU, en su resolución 3314/74 expresa claramente que agresión es el uso de la fuerza armada por parte de un estado contra la soberanía integridad territorial o independencia política de otro estado, o en alguna forma contraria a la Carta de la entidad.

Si bien el agresor en el Tucumán no era otro estado, podía interpretarse como alguna forma contraria a la Carta de la entidad. Además, podría considerarse la trans territorialidad de la ingerencia cubana en el país, a través del adoctrinamiento e instrucción militar recibido en la isla caribeña de los cuadros guerrilleros del ERP. No debemos olvidar, según manifiesta el Sr. Bartolomé en su obra, que una variante de la doctrina de Seguridad Internacional asociaba este concepto, a la protección estatal contra la violencia organizada causada por extranjeros armados.

En último de los casos, la gobernabilidad del país podría haber estado en riesgo porque se estuvo a punto de perder, por parte del estado argentino, el uso del monopolio de la fuerza en el Tucumán y el control territorial por la casi creación de una zona liberada que hubiera respondido a intereses que no eran precisamente argentinos.

Dentro del marco enunciado, el operativo Independencia fue algo que el gobierno argentino de entonces debió hacer a fin de mantener el orden democrático y la soberanía de la voluntad del pueblo. Todas las acciones de aniquilamiento de la guerrilla fueron concebidas en el ejercicio de la legalidad imperante y para el mantenimiento de la Soberanía Nacional y del poder ciudadano debidamente constituido. Eso no merece, a mi criterio, mayores cuestionamientos.

Después del golpe de estado de marzo del 76, todas las operaciones tendientes a aniquilar la guerrilla, si bien consiguieron resultados parciales, carecían de la legalidad constitucional necesaria para el ejercicio de tamaña empresa.

No puede invocarse la ilegalidad de un gobierno de facto no representativo (como el de Videla), para mantener y preservar una gobernabilidad, ya que esto de por sí acarrea una contradicción en sí misma.

Inclusive este accionar de ilegalidad en las acciones anti guerrilleras o anti subversivas desatado durante el gobierno militar, le restó legalidad y dio por tierra con todo el sacrificio y el esfuerzo que las fuerzas legales desarrollaron en Tucumán durante el desarrollo del Operativo Independencia.

Esto posibilitó que, a la luz de las nuevas generaciones, tanto el accionar del ejército antes del 76 como después de ese período, fue tildado de igual: un accionar de terrorismo de estado.

Conclusiones

La dinámica del devenir de la historia haría casi imposible que hoy en día, un hecho como el manifestado por la clase dirigente argentina, frente a una amenaza, ponga en marcha otro Operativo Independencia. ¿Pero eso es tan así? Entonces nos preguntamos:

¿Cuál sería hoy en día, la amenaza que produjera una respuesta del estado argentino frente a un actor que constituyera un peligro contra su existencia, de tal magnitud, cuya respuesta fuera la utilización del poder militar para contrarrestarla

Nos remitimos al autor de uno de los libros tomado como fuente, el Oficial Breard: "Existe en el marco nacional una tendencia de las organizaciones subversivas para obtener personería jurídica a fin de contar con estructuras legales y políticas para obtener los beneficios de los partidos políticos vigentes. Esta actitud, responde a la metodología de Estrategia de aproximación no armada. De las antiguas organizaciones terroristas de mayor peligrosidad como el PRT y Montoneros, quedan aún grupos residuales radicalizados que llevan adelante una campaña de agitación en el ámbito político social. Esto debe considerarse cono algo transitorio y no debe pensarse que hayan abandonado la lucha armada, que podría estar postergada. La tarea de agitación es llevada a cabo por grupos radicalizados como Corriente Nacional Patria Libre y el Movimiento Popular Revolucionario-Quebracho, donde se agrupan los residuales del ERP y Montoneros. Escudados en las reales necesidades sociales, estos grupos las aprovechan en un intento de iniciar una protesta masiva con fines desestabilizadores al gobierno, con la metodología insurreccional como es el corte de rutas en lugares estratégicos por los grupos piqueteros. Después del ataque a la Embajada de Israel el 17 de marzo de 1992, el país entró de lleno en el mapa del accionar del terrorismo internacional con apoyo local. Esto último signa el peligro latente de las reales posibilidades de nuevos atentados en el marco de la concepción de terrorismo molecular" La guerrilla en Tucumán" de Breard Eusebio cap 1 pag.59.

La definición del Sr. Breard es muy clara. Desde su propia percepción y marco teórico, basados en su vasta experiencia en el tema, este oficial arriesga una hipótesis a tener en cuenta y presupone el génesis de nuevos actores que producirán situaciones de conflicto con la Nación Argentina.

En función de lo expresado y tomando como base lo enunciado por el Sr. Bartolomé en el cap. 4 de su obra, tenemos un conjunto de circunstancias que integradas constituyen un factor potencial de daño cierto y que bajo ciertas condiciones puede producirse. Además, siguiendo la línea de lo expresado por el oficial Breard, existe la intención por parte de ciertos actores de generar daño o influir sobre el estado argentino, por lo tanto, se distingue la existencia de la categoría de riesgo a tal efecto y una amenaza a un orden legal pre-existente.

El concepto de subunidades e individuos enmarca a lo enunciado por el oficial Breard dentro del accionar piquetero y de la evolución de la noción de Seguridad Internacional. Encuadrado en esta definición nueva de micro región, el accionar de estos grupos piqueteros en el conurbano bonaerense y en la Capital Federal, involucran a este actor dentro de un territorio geográfico bien definido.

El desarrollo del contexto donde se posibilita el maniobrar de estas organizaciones o actores que podrían tener protagonismo en un conflicto con el estado argentino, vería un santuario o zona gris donde puedan desarrollar sus actividades. Esta zona gris, podría ser la Triple Frontera Argentino-Paraguayo-Brasileña, donde los grupos terroristas u organizaciones armadas se vinculan con las poblaciones locales con total libertad de movimientos. En la zona de la Triple Frontera, el límite cultural difuso, la trans territorialidad de los actores y un escaso o difícil control del accionar de los grupos delictivos (por las características geográficas de la zona), hacen de ésta un santuario y un lugar desde donde podrían operar con facilidad grupos guerrilleros o fundamentalistas terroristas.

Dadas las dificultades enunciadas y las características del conflicto, no podría descartarse la intervención de una autoridad supra estatal para controlar la zona gris de la Triple Frontera.

Esto coincide con el concepto de neo medievalismo de los estados donde se postula que los estados delegarían parte de su autoridad hacia instituciones políticas supra estatales si su seguridad estuviera en juego (ONU). En esta línea de pensamiento, el oficial Breard, en su obra citada, pag. 264, refiere que, respecto del PRT ERP: Su activismo da una respuesta parcial de cuales hubieran sido los resultados para el futuro inmediato del país de haberse consolidado el frente rural del ERP en Tucumán. Buscaban el reconocimiento de una zona liberada para continuar con su estrategia de expansión de la Guerra Revolucionaria en el plano continental. No cabe duda que la ayuda exterior de la ex URSS y de Cuba se habría volcado masivamente para consolidar este bastión del marxismo poniendo en peligro el sistema democrático continental y la seguridad de los ËEUU. Frente a este escenario, suponemos la intervención armada de los EEUU en defensa de su interés continental.

El escenario planteado por el Sr. Breard es claro. La experiencia histórica de la guerra de Irak demostró que si la ONU no interviene en un conflicto armado que afecte los intereses de los EEUU, éste actor interviene por arriba de lo normado por esa institución, sin tener en cuenta la normativa internacional actualmente en vigor.

En el esquema mundial vigente y siguiendo este proceso de razonamiento, los actores estados nacionales asegurarían su supervivencia sometiéndose a el Nuevo Orden Mundial y a las autoridades supra nacionales que emergen en este contexto. En concordancia con lo manifestado por el Sr. Bartolomé en su obra Pag. 151, la observancia de las reglas de juego internacional guarda estrecha relación con la legitimidad que el orden mundial le otorga a los estados nacionales.

No solo es prioritario para un estado el mantener la autoridad dentro de su territorio, sino mantener un carácter no disruptivo del orden mundial vigente.

Siguiendo esta línea de pensamiento, puede inferirse que el conflicto entre nuestro país y el Reino Unido de Gran Bretaña por las Islas Malvinas, fue una suerte de "patear el tablero" a nivel mundial por parte de la Argentina que no redundó en consecuencias positivas para el país.

Como corolario de lo expresado, se deduce que la soberanía de los estados nacionales sufriría una suerte de internacionalización y que estos estados estarían monitoreados en su comportamiento hacia otros estados, en función del respeto y del mantenimiento de ese orden mundial establecido.

Concluimos que si bien, en la década del 70 la Argentina tuvo una cierta cuota de decisión para ejercer el poder militar frente a un conflicto interno, como fue el Operativo Independencia en Tucumán, también es cierto que los tiempos cambian y los estados nacionales deben ir adaptándose a los cambios en una suerte de homeostasis de supervivencia.

Hoy en día, esta modalidad operativa de intervención militar sería sumamente improbable habida cuenta de las transformaciones mundiales surgidas en el devenir del proceso histórico.

Hoy en día, el país vería acotada y monitoreada toda suerte de intervención militar inclusive dentro de su propio territorio. Aún así, de llegar el caso de necesitar de ese tipo de intervención para hacer frente a una amenaza interna y de no poder utilizar sus propias fuerzas armadas, o ser superado el Ejército Argentino por un enemigo como el ERP, el estado Argentino podría contar con los mecanismos legales de intervención internacional para abordar un conflicto de esas características.

Esto siempre y cuando su postura sea la de respetar el orden mundial vigente y de no dejar de observar jamás la normativa internacional.

Este nuevo orden tendría marcadas características de pseudos feudalismo o neo medievalismo mundial.

Para concluir, hemos definido que un actor o estado nacional, frente a una amenaza tanto externa como interna, vería una suerte de defensa de su integridad si respeta el orden mundial dominante.

Este resguardo surgiría de la normativa internacional vigente que posibilitaría la intervención de fuerzas de seguridad supra nacionales para la imposición del orden interno si esa necesidad llegara a producirse.

 

 

Autor:

Eugenio Martín Ganduglia

Analista de Inteligencia

edu.red

Trabajo Práctico

Fecha: Noviembre de 2007

Curso de Analista en Inteligencia Estratégica