Pero, esculpimos, pintamos, nos acicalamos y además gozamos de la música que, de otros provienen o que, nosotros mismos improvisamos, y de la danza que, a menudo, la acompaña.
Ignorando la razón, y desconociendo el propósito, hemos sido artífices por más de 40,000 años.
Belleza etíope
Fue una pulsión de poder extraordinario — ésa, la de crear — como si asimismo fuéramos dioses.
El fuego de Prometeo anticipado, en ignorancia, de sus consecuencias posibles
El arte paleolítico emerge
La figura descubierta, de origen más antiguo, consiste en una estatuilla de un ser mitad león, mitad hombre, que se datara a 33,000 años.
Obviamente, quien la tallara utilizaría los dones de la fantasía y de la capacidad simbólica de la abstracción — demostrando evidencias tangibles de nuestra capacidad para fantasear y de nuestra intelectualidad superior.
Como corolario a las inclinaciones humanas para hacer arte, la antropóloga Margaret Conkey ha identificado muy pocas culturas que no lo producen.
Parece ser que para nuestro género, el arte es inclinación innata, ya que los mismos niños se deleitan en realizar sus propias formas de esta actividad creativa.
Pero el arte descuella como elemento esencial para nosotros, como individuos y como especie.
La Explosión Creativa, por muchos, también conocida, como la Revolución del Paleolítico Superior, carece de toda explicación plausible, aunque algunos, la consideran un derivado del desarrollo cerebral y organización del lenguaje en nuestra especie.
La escultura más antigua conocida
Lo que a pocos logra satisfacer, del todo, científicamente.
Otra de las coincidencias de hace 40,000 años es el descubrimiento del primer calendario lunar que, armonizaría en su duración, con la de los ciclos catameniales de nuestra hembra y Alma Mater.
Esta correspondencia de la duración del ciclo menstrual y del movimiento lunar pudo haber sido elemento catalizador de la realización, entre nuestros antepasados, de nuestra mortalidad y la reciprocidad con factores relacionados a lo celeste, lo remoto y lo imponderable. Lo que puede que diera nacimiento al entierro de los muertos y a las ceremonias asociadas con los funerales, para controlar ansiedades provenientes de lo arcano y lo desconocido y misterioso.
También daría nacimiento, en el siglo pasado, a la ciencia de la sincronía de la que ya hemos dicho.
Ciencia, la última, de importancia en las neurociencias, por su representación cerebral, fisiológica, y cósmica.
Para muchos investigadores, el descubrimiento del significado de nuestra finalidad individual, coincidiría con el entendimiento de la consciencia — como percepción — de nuestro ser.
Percepción, que sólo en nosotros creemos que existe.
Cogito ergo sum, dijo Descartes, quizás "no" Damasio, nos advierte.
Además de estos miedos, y de las maniobras de paliarlos, convergerían en nosotros los rudimentos de las supersticiones. Con nuestro uso de la ironía, del humor, de la codicia, de la negación de nuestras ansiedades existenciales, de la ambición territorial, de la capacidad para el suicidio o para ejecutar actos heroicos. Dimos al arte, la más enigmática de nuestras actividades, el poder para adornar las necrópolis, las catacumbas y nuestros templos donde rendiríamos adoración y demostraríamos pleitesía a los "dioses".
El chisme, asimismo, quizás sobrevino, para asistirnos en nuestras relaciones sociales recién establecidas y para control del pensamiento colectivo por medio de la distorsión, de la propaganda y del rumor, como ya hemos escrito.
Así, quizás, nació el Homo politicus.
Surgen las religiones y con algunas de ellas, nace el arte sacro
La superstición y la religión serían mecanismos esenciales para enmascarar nuestros temores — productos de la razón — Temores a lo inédito y a, lo que para nuestros recursos, finitos, resultara ser: lo incontrolable de una remota deidad — tan pavorosa como formidable.
Klimt. Tres edades de la mujer
En Tiempos de la Sincronía
Parece ser que la capacidad de reproducir y sosegar nuestras ansiedades, aprovecharía la descarga emocional anticipada por el arte — el que, atribuimos a hombres. Lo que así hacemos, sin saber por qué, ya que las estatuillas y los frescos prehistóricos, que tanto admiramos, pueden haber sido resultado de la labor creativa de mujeres.
Tampoco sabemos mucho acerca de los mecanismos neurobiológicos del chiste, la ironía, el humor, el sarcasmo y, por supuesto de la música y de la escritura, que sólo aparece hace unos 5,000 años, y con esta última, el problema de la dislexia y la de la aplicación de la literatura — todo al unísono. Como fueran muchos otros fenómenos vitales en nuestra historia. (Véanse La Serendipia Revisitada y La dislexia y neurociencia).
Sabemos, sin embargo, que en la confluencia y solapamiento de las funciones cerebrales, y que en sus relaciones topográficas — vía el cuerpo calloso — y en las interacciones de las zonas hemisféricas, que estamos aproximando la localización precisa de actividades neurológicas determinadas, incluyendo las de nuestros afectos y emociones.
Instrumento musical prehistórico
Y, ¿qué, entonces, hacemos de la depresión y de otras condiciones mentales?
Esta última — la depresión — nos interesa como psiquiatras y como estudiantes de las neurociencias ya que la vemos asociada como parte notable de la vida de tantos escritores y compositores famosos — como igualmente sucede cuando se la relaciona a todas las actividades artísticas.
La depresión es flagelo del genio creativo, que como de antaño fuera la sífilis y hoy el alcoholismo, estimula y destruye este temperamento innovador.
Pero, la creatividad como proceso y, el arte, como resultado, se asocian y se fusionan en las mentes de quienes lo producen y, como derivado, en las mentes de que quienes lo aprecian — o no lo valoran.
La creatividad y el cerebro. El último, como órgano originador del proceso creativo
Cuando algo surge a nuestras mentes de importancia extraordinaria y de naturaleza tan especial, que lo consideramos inspirador y original, ¿qué procesos se activan dentro del cerebro, en ese mismo instante señalado?
Lo que los estudios recientes nos demuestran
Investigaciones asistidas por el uso de las resonancias magnéticas señalan un incremento de actividad eléctrica en una porción del lóbulo temporal derecho, en la región anterior e inmediata al giro temporal superior, cuando la inspiración creativa se percibe.
La actividad aquí descrita, se asocia con el discernimiento intuitivo de eventos antes desapercibidos. Lo que, en inglés, llaman "insight".
El lenguaje y la inteligencia viajan juntos — algo que todos reconocen.
Otra área de actividad aumentada, con la inspiración creativa, se detectó en una región localizada en la corteza posterior derecha, adyacente al lóbulo temporal (Véase mi ponencia al respecto, acerca de la música).
Los investigadores están convencidos de que estas actividades complejas representan una respuesta adaptadora en nuestros encéfalos a nuevos impulsos que participan en la formulación de nuevas soluciones a problemas que nos impactan y los que acostumbráramos aceptar sin intentar darles salida.
Entonces, el arte, la ciencia y toda actividad innovadora en nuestras mentes, que se apartan de lo común y corriente, participan por igual en dinamismos humorales y celulares que se originan en nuestras masas encefálicas — como los sueños — de modo aparentemente automáticos, por lo que, obviamente no los podemos gobernar.
Poniéndolo de manera sucinta, el genio creativo nos controla a nosotros
Ello no es decir necesariamente, que todas nuestras inspiraciones creativas son reflejas y que el genio es circunstancial.
Tradicionalmente, se cree que la creatividad y el "genio" son lados opuestos de la misma moneda. Algo que tanto el famoso psiquiatra italiano Cesare Lombroso, el distinguido naturalista inglés Francis Galton y su compatriota, y médico sobresaliente, Havelock Ellis consideraran hereditarios y asociados, en muchas ocasiones, a la enfermedad mental.
El estudio de la creatividad y de la inteligencia
La primera persona que hizo un esfuerzo sistemático a observar la creatividad por medio del uso de la psicología moderna, fue Lewis Terman de la Universidad de Stanford en Palo Alto.
Terman, por su propia parte, fue una persona superdotada y de demostrada inteligencia excepcional desde muy temprano en su vida.
Reproducción diploide
Este científico asumió que "genio", e inteligencia extraordinaria, eran idénticos, lanzando un estudio de los seres súper dotados en el 1921 que continuó hasta después de su muerte en el 1956.
Hombre precoz en muchos aspectos. Terman nació en el 1877 el décimo primero de catorce hijos. Su papá era un granjero que amaba los libros y. obviamente, la reproducción diploide.
El párvulo entró al colegio a los cinco años, pero fue tan precoz que lo avanzaron de inmediato al tercer curso.
Graduándose de psicología, nuestro científico dedicó su carrera al entendimiento de la inteligencia y el genio, lo que lo hiciera famoso. Sus principios se difundieron, a pesar de que muchos, al principio ridiculizaron sus ideas.
El más interesante de sus descubrimientos fue haber llegado a la conclusión de que, aunque se relacionan de alguna manera, inteligencia, genio, y creatividad no son idénticos.
Leonardo
La historia está repleta con las biografías de pensadores, poetas, pintores y músicos de genialidad reconocida, quienes en su época no fueran valorados.
Hoy se acepta como creatividad la definición dada por el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi:
"La creatividad ocurre cuando una persona, utilizando los sistemas de un área de competencia específica — como la música, la ingeniería, los negocios, o la matemática — presenta ideas nuevas o vislumbra nuevas tendencias que son de mérito para ser incluidas en el campo señalado".
Síntesis
La creatividad es un proceso mental que involucra la generación de nuevas ideas o conceptos, o la asociación inédita de ideas, a conocimientos en existencia, transformándolos, fundamentalmente, en su esencia.
Este proceso, de acuerdo a Csikszentmihalyi, requiere la presencia de un producto, que origina en una persona y que se desarrolla dentro de un proceso cognitivo.
Las tres "pes"
El estudio de la creatividad y del genio ha sido de interés para todos quienes consideran el ser humano digno de toda la atención que capta, especialmente, en todas sus expresiones de imaginación y arte.
Quizás pueda reducirse al acto y a la actividad de reconfigurar lo conocido, de modo original, haciéndolo distinto y más fascinante.
¿Pero cómo es que logramos hacerlo?
Todo lo que es producto de nuestra imaginación origina en nuestro cerebro y en su capacidad inherente para auto-organizarse y en su plasticidad para reinventarse. Lo que aun no sabemos es cómo lo logra durante el proceso mismo de ser creativo, produciendo ideas excepcionales en algunos individuos, mientras que no consigue que en otros suceda.
Freud y lo inconsciente
Aunque el inconsciente, como concepto, fuera creativamente, amplificado por Freud, su originador fue Wilhelm Wundt. En esencia ambos pensadores utilizaron el flujo arbitrario de ideas en nuestros cerebros (o mentes) que interconectan en su camino llevando a nuevas configuraciones únicas y distintas, provenientes de vivencias y de representaciones a las que no tenemos acceso directo.
Los sueños y los ensueños son sus rutas más importantes, como Freud lo expresara.
En ese sentido, se postula, de manera convincente, que en el cerebro, todas nuestras facultades se comunican en el nivel de la corteza asociativa. Lo que logran hacer por medio de la actividad de todos los procesos que involucran percepción, experiencia y memorias.
Parte de los cuatro teatros descritos más adelante
La neurobiología de la creatividad
En el año 2005, Alice Flaherty presentó un modelo tripartito del impulso creativo, derivado de escáneres del cerebro.
Ella concluye que el proceso de la creatividad es resultado de la interacción de los lóbulos frontales, los temporales y de la actividad de la dopamina en el sistema límbico.
Los lóbulos frontales son los generadores de ideas, los temporales conducen sus análisis y evaluación, y el sistema límbico/dopamínico incrementa la emocionalidad necesaria para la actividad dinámica de crear.
Los tres sistemas, en suma, generan y aplican ideas originales e innovadoras.
Pero se considera que otros órganos, como el cerebelo, participan igualmente de modo activo en el proceso de la creatividad y que sus funciones, por ser menos entendidas, no pueden ignorarse.
La creatividad y el genio han sido el tema de muchos estudios, especialmente, desde que se filmara la vida de John Nash.
Pero existen factores adicionales
Sin duda el alcoholismo y la depresión, que han destruido las vidas de algunos de los genios más destacados del arte y las letras, tienen su rol, ya que muchos de entre ellos confirman la asistencia que el consumo de alcohol les ofreciera para paliar la melancolía.
Lo que aún no existe es una prueba psicológica que sirva para computar la creatividad y que mida sus manifestaciones en la constitución mental de un individuo.
La conclusión de los eruditos, hasta ahora, permanece inmutable: El genio nace. no se hace.
Dos campos especiales de la creatividad: El arte y la literatura
Para quienes escriben o componen obras de algún mérito artístico, la inspiración es algo que emerge de forma espontánea y que, como Handel dijera de su obra maestra, Mesías, toma una vida y un impulso propio que se mueve a un ritmo que no obedece a los dictámenes de la voluntad, ni a los límites impuestos por la realidad, ya que compuso el Oratorio en tres semanas sin poder pausar.
Quizás sea ésta la razón por la cual se creyera que algunos talentos estaban poseídos por espíritus o fuerzas súper naturales que producían por ellos sus obras artísticas.
Parte de un estudio de la Divina Proporción en Las Meninas
Pero, aún no hemos llegado a un acuerdo de qué es lo que sucede en el cerebro cuando juzgamos que la obra que observamos, o la música que escuchamos, son de tal perfección para que nos muevan o nos fascinen.
Los efectos, los conocemos. Lo que no entendemos son los mecanismos que actúan en el encéfalo, cuando el arte se produce o cuando éste se aprecia.
Algunos creen haberlo determinado
La Divina Proporción.
Basados en un análisis del "número áureo", o La Divina Proporción, un grupo de investigadores italianos de la Universidad de Parma trataron de establecer si lo que nos impresiona en obras de arte reconocidas — en su capacidad de estimular nuestra apreciación — es porque éstas poseen un factor estético, mesurable, intrínseco, o es porque, simplemente, hemos aprendido a apreciarlas culturalmente. Lo que sería, efecto pedagógico y de la experiencia, y no necesariamente de la belleza intrínseca del arte en cuestión.
Giacomo Rizzolatti (de fama de neuronas espejo) y sus colegas nos aseguran que ellos han determinado los mecanismos cerebrales responsables por la apreciación del arte, en sus dos aspectos, subjetivo y objetivo.
Rizzolatti y sus colaboradores recompilaron esculturas clásicas en las cuales se aplicaría la relación del número áureo para producirlas.
Éste es 1:1.618 ó PHI (?). Proporción matemática que la mayoría encuentra estéticamente placentera y que se aplica en toda forma pictórica y de arquitectura, por tiempos inmemorables.
Los investigadores usaron equipos que les permitiera distorsionar las relaciones de los componentes de las figuras analizadas, mientras registraban la actividad cerebral de voluntarios, cuando lo hacían.
Los resultados obtenidos revelaron que las asociaciones positivas aumentaban las actividades dentro de la ínsula, una región cerebral que se activa cuando percibimos emociones profundas.
La otra región donde se registrara mayor acción fue en la amígdala, lugar donde se procesan respuestas a estímulos emocionales, intensos — algo parecido a lo que viéramos en otra de mis lecciones, y que ocurriera, como actividad cerebral acelerada, en mujeres y hombres examinando fotos pornográficas.
Los investigadores concluyen que existen patrones mesurables de la excitación cerebral en la evaluación del arte y la belleza visual.
Aplicaciones clínicas
Los teatros del cerebro
Ésta última es una analogía muy útil que nos aparta de los previos modelos clásicos de la mente, donde entraban en acción las fuerzas dinámicas, siempre en conflicto y siempre en búsqueda de solución.
Hoy consideramos cuatro esferas, o teatros, interdependientes cerebrales, con funciones específicas, y que aseguran entre ellos, nuestra homeostasis emocional. Asistiendo, cuando sea necesario, al retorno del equilibrio psíquico, cuando éste se disloca.
Los cuatro teatros son:
1. La Percepción. Integridad en este portal de acceso de toda información, por nosotros recibida, es crucial. Ya que toda impresión, de interpretación errónea, conlleva consecuencias muy graves.
2. Atención, consciencia y cognición. Son fuentes de nuestro sentido racional de lo que nos incide y de cómo nos impacta. Siendo uno de los aspectos fundamentales de nuestras actividades psicológicas.
3. Las funciones específicas del encéfalo. Estas son: movimiento, memoria, emoción, lenguaje y el cerebro social. Todas, son moderadas por las actividades de los hemisferios cerebrales; haciendo de nuestras experiencias cotidianas elementos descifrables y entendibles.
4. La identidad y el comportamiento. Las que nos permiten captar nuestras respuestas y sus niveles de relevancia a las demandas de nuestras existencias.
En esos cuatro teatros se ejecutan todas las transacciones de importancia que impactan en nuestras percepciones y que hacen de la ausencia, o presencia del genio creativo una posibilidad que nos asiste a confrontar nuestras vidas y sus misterios, de modo realista, original y productivo.
En resumen
Las neurociencias intentan suministrarnos soluciones a los dilemas que confrontamos cuando nuestras actividades mentales se apartan de lo pedestre, elevándose a regiones más elevadas de nuestros intelectos que involucran nuestros dones éticos y de estética. Dones que consideramos son incompatibles con la capacidad de otros seres vivientes, porque éstos son inhábiles de la creatividad asociada con nuestra imaginación privilegiada.
Vivir, para nuestro género, en sí es un "arte" en renovación constante como lo hace el cerebro en su plasticidad infinita. Algo que en la Era de las Neurociencias se expresa con su estudio y comprensión.
Fin de la lección
Nota:
Para quienes consideran la música como la "golosina auditiva", a la que Steve Pinker se refiere, descrita en mi artículo Música: Evolución y Destino. aquí les proporcionamos una cacatúa que danza y. que, tal vez, ¿canta?
http://www.metacafe.com/watch/2554712/video/R/CFD_1002/
Bibliografía
Larocca, F. E. F: (2008) La Sincronía y la Neurociencia Aplicada en monografías.com
Larocca, F. E. F: (2007) De Cómo la Regla del DNA Gobierna un Mundo de Incertidumbres Ciertas en monografías.com
Larocca, F. E. F: (2007) Dislexia, ?????? y Neurociencia en monografías.com
Conkey, M: (1997) Beyond Art: Pleistocene Art and Symbols Paperback
Marshack, A: (1964) Lunar Notation in Upper Paleolithic Remains in
Science 146: 743-45
Larocca, F. E. F: (2007) El Chisme y la Persona Chismosa en monografías.com
Csikszentmihaly, M: (1996) Creativity: Flow and the Psychology of Discovery and Invention Harper Collins
Strogatz, S: (2003) The Emerging Science of [SYNC] of Spontaneous Order Thenia
Larocca, F. E. F: (2007) La Serendipia Revisitada en Psikis.cl y en monografías.com
Livio, M: (2002) The Golden Ratio: The Story of PHI, the World"s Most Astonishing Number Broadway Books
Andreasen, N: (2001) Brave New Brain: Conquering Mental Illness in the Era of the Genome Oxford
Ratey, J: (2002) A User"s Guide to the Brain Vintage
Andreasen, N: (2005) The Creating Brain: The Neuroscience of Genius Dana Press
Albert, R: (1999) A History of Research on Creativity in ed. Sternberg, R: Handbook of Creativity Cambridge
Amabile, T: (1998) How to kill creativity in Harvard Business Review 76 (5).
Amabile, T: (1996) Creativity in context Westview Press
Flaherty, A: (2005) Frontotemporal and dopaminergic control of idea generation and creative drive in Journal of Comparative Neurology 493 (1): 147-153
Damasio, A: (1994) Descartes" Error: Emotion, Reason, and the Human Brain Grosset/Putnam
Larocca, F. E. F: (2009) Música: Evolución y Destino. "Yo sé por qué, el pájaro, canta en su jaula."* en monografías.com
Bibliografía adicional suministrada por solicitud
Larocca, F. E. F: (2007) La Neurociencia de la Prostitución
Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |