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La educación para la sexualidad


Partes: 1, 2

  1. ¿Qué es educación para la sexualidad?
  2. Objetivos de la educación sexual
  3. Mitos y creencias sobre la educación sexual
  4. Evaluación de la educación para la sexualidad
  5. Barreras a vencer para impartir EPS
  6. Perfil del/la educador/a sexual

¿Qué es educación para la sexualidad?

  • Concepto

  • La educación de la sexualidad como un derecho

  • Métodos de educación sexual

  • Objetivos de la educación sexual

  • Mitos y creencias sobre la educación sexual

"los jóvenes tienen derecho a los servicios de salud reproductiva y a la información al respecto. Los estudios han demostrado reiteradamente que la educación sobre la sexualidad y la reproducción no acrecientan los comportamientos irresponsables. Por el contrario, ayuda a los jóvenes a adoptar decisiones responsables y saludables."

Thoraya obaid, directora general del UNFA. Día mundial de la población, 2003.

De esta manera se reitera la importancia que la educación para la sexualidad posee como un prerrequisito para el logro de los grandes objetivos del desarrollo, ya reconocidos en el Programa de Acción de la Conferencia del Cairo. Para muchos otros esta preocupación e interés no son nuevos. Desde la década de los años treinta del siglo pasado, América Latina tiene una larga historia en el establecimiento de distintos tipos de programas, sin embargo, no fue sino hasta las postrimerías del siglo que se reconoció la trascendencia y la necesidad de que una adecuada educación sexual fuera parte de la educación general fuera parte de la educación general. Esto propicio el desarrollo de estrategias con materiales que alimentan una gran cantidad de acciones en la región. Por eso es importante hoy más que nunca aclarar los términos, revisar las definiciones, proponer modelos y evaluar procesos y resultados referentes al tema.

Concepto de educación para la sexualidad

Lograr una definición única y perfecta de la educación para la sexualidad no es tarea fácil, existen diferentes definiciones, unas más complejas que otras, respecto de lo que debería ser la educación para la sexualidad, pero todas ellas coinciden con:

  • La educación sexual obedece a una necesidad de estructurar y potencializar el crecimiento sexual más que prevenir "los males que tare consigo la vida sexual". La educación para la sexualidad no tiene sentido solo por el hecho de que exista la necesidad de reducir embarazos tempranos, SIDA o enfermedades de transmisión sexual. Niños, niñas, jóvenes y adultos necesitamos aprender a vivir nuestra sexualidad. Como lo planteaba ya Lester Kirkendall (1986) :"(…) la metra de la educación sexual no sería suprimir o controlar la expresión como lo era en el pasado, sino mostrar las inmensas posibilidades de realización humana que la sexualidad ofrece".

  • La educación para la sexualidad es un proceso vital que se inicia desde que nacemos hasta que morimos, por lo tanto deberá adaptarse a cada momento evolutivo respondiendo a sus necesidades, intereses, conflictos y expresiones sexuales. Cada edad requiere de ciertos contenidos, implica diferentes objetivos y exige una metodología adecuada a las capacidades psicológicas y a los estilos de aprendizaje propios de cada edad. Ciertos tópicos son de interés y necesarios en ciertas edades, pero en otras ya no lo son.

  • Educar para la sexualidad es mucho más que transmitir conocimientos acerca de la sexualidad, por ejemplo, que los adolescentes tengan información sobre la reproducción y la anticoncepción no es suficiente para que desarrollen actitudes y prácticas de paternidad y maternidad responsable. Educar sexualmente tiene que ver con la información y la estructuración de valores, actitudes y sentimientos positivos frente a la sexualidad. Si bien es cierto que dar información sexual exacta y veraz es importante, no es el único objetivo de la educación sexual, dar información es una cosa y formar es otra, brindar información sexual no garantiza que los estudiantes adquieran valores y actitudes positivas para vivir su sexualidad basada en el respeto, la responsabilidad, la autonomía, el amor, la reciprocidad, etc.

  • La educación sexual en cualquier ámbito debe implicar a la persona en su totalidad, debe partir de las vivencias, las experiencias, los conocimientos, las creencias, los temores, las emociones, las actitudes y las características personales de los y las educandos (sean estudiantes, docentes, madres y padres). Generalmente la educación sexual se ha dirigido al dominio de lo cognitivo, descuidando los aspectos afectivos, actitudinales y comportamentales.

  • La educación sexual escolar se propone como un proceso sistemático e internacional, es decir requiere de una programación y de una planeación. Como en cualquier otra área de la educación se hace necesaria una organización anticipada de los temas a tratar, de la metodología a implantar, de los recursos y la forma de evaluar.

  • La educación sexual que aquí planteamos propone implicar la participación activa y comprometida de todos y todas. Contrario a los esquemas tradicionales, la nueva educación sexual se caracteriza por el hecho de que padres, madres, estudiantes, directivos y docentes se hacen responsables de su propia educación sexual. Tal como lo plantea el pedagogo brasileño Paulo Freire: "nadie nos educa, todos nos educamos mutuamente".

En resumen entenderemos la educación sexual como:

"El proceso vital mediante el cual se adquieren y transforman, formal e informalmente, los conocimientos, las actitudes y los valores respecto de la sexualidad en todas sus manifestaciones, que incluyen desde los aspectos biológicos y aquellos relativos a la reproducción, hasta los asociados al erotismo, la identidad y las representaciones sociales de los mismos. Es especialmente importante considerar el papel que el género juega en este proceso." UNFPA 2003

En otras palabras, la educación sexual es:

"(…)un proceso permanente en el cual las personas configuran y estructuran de una manera formal e informal sus sentimientos, actitudes, normas, valores, conocimientos y comportamientos relacionados con la sexualidad, en interacción con unos determinados métodos de educación practicados por la familia, la escuela y el medio social en que se desarrollan" (Romero, 1998).

La propuesta de realizar educación sexual tiene como función ejercer una educación sexual consciente, intencionada y formal. La educación sexual es:

"(…) una formalización del aprendizaje sexual dentro de algún programa que debe explorar los factores biológicos, emocionales, sociales, espirituales e intelectuales que comprometen a la persona en su totalidad" (Carrera, 1982).

Partiendo de estas reflexiones se propone entender la educación sexual formal como "(…) un proceso sistemático, intencional y permanente dirigido a promover y recrear los conocimientos, actitudes y comportamientos necesarios para vivir la sexualidad en forma responsable, autónoma, graficante y constructiva, a partir de una pedagogía participativa, dialógica, experiencial y problematizadora" (Romero 1999).

La educación para la sexualidad como un derecho

No solo podemos hacer educación sexual, sino que también "debemos hacerla". Es un deber de los responsables de proyectos, programas con y para adolescentes educar la sexualidad y es un derecho de la niñez y la juventud recibirla y tener la oportunidad de vivir espacios pedagógicos que les permitan estructurar sus propios valores, conocimientos, actitudes y habilidades de vida para gozar de una sexualidad responsable y constructiva.

La educación para la sexualidad debe ser entendida como un derecho de la niñez, la juventud y la población en general, ya que la sexualidad es educable y forma parte del potencial humano a desarrollar en la niñez y en la juventud. Una educación que no incluya la educación para la sexualidad, simplemente no puede llamarse educación integral.

Idealmente debería existir la legislación adecuada para que el derecho a la educación para la sexualidad sea satisfecho. Sin una voluntad política, democrática y humanista de los gobiernos este derecho seguirá siendo vulnerado con las consecuencias lamentables y devastadoras que esto tiene en toda la población a nivel social, económico y de su salud. En las sociedades sexualmente saludables el Estado vela por desarrollar políticas explicitas y efectivas para favorecer la salud y la educación para la sexualidad.

La experiencia ha enseñado que los decretos gubernamentales no son suficientes para que la educación para la sexualidad sea una realidad en las escuelas; se hace necesaria una aprobación de la voluntad política para comprender a la educación para la sexualidad como un derecho que es parte a su vez del derecho que tiene toda persona de una educación integral.

Mientras exista ausencia de una educación para la sexualidad en el sistema educativo, hay mayor probabilidad de embarazos tempranos, VIH SIDA, familias disfuncionales, paternidades y maternidades inefectivas, limitando la posibilidad de una realización humana.

Métodos de educación para la sexualidad

Si bien es cierto que somos seres sexuales y afectivos no siempre nuestra sociedad la ha aceptado como tal. Cada sociedad tiene una propia y arbitraria manera de percibir y entender la sexualidad así como los mecanismos para controlar la conducta sexual de sus miembros.

Las sociedades con tradición cultural occidental, judeocristiana, machista, dicotómica y sexo fóbica, han considerado a la sexualidad como algo malo, sucio, vergonzoso, pecaminoso y exclusivamente asociada a la función reproductiva. Toda esta concepción sexual se evidencia en los métodos de educación sexual predominantes en la familia, la escuela y demás instituciones sociales.

Tradicionalmente los padres, las madres, los/as docentes y facilitadores, han educado la sexualidad con métodos de educación sexual negativos, inadecuados y perjudiciales para el desarrollo. La mayor parte de las personas adultas lo hacen con la convicción de que esa es la forma adecuada y que resulta mejor para sus hijos e hijas y estudiantes. Por esta razón es importante que se analicen las prácticas de educación sexual que han predominado hasta ahora en diferentes ámbitos. Esto requiere la creación de espacios pedagógicos que faciliten el análisis de los temores, de las dudas, de las creencias erróneas y las actitudes negativas que subyacen en los métodos de educación para la sexualidad.

Los métodos de educación sexual más usados por la escuela y la familia han sido el silencio, el disfraz, la mentira, el engaño, el castigo, la represión, la distracción, la evasión, el aplazamiento, el ocultamiento y la delegación, entre otros.

Todo lo que hacen las personas adultas en la educación de la sexualidad tiene una razón de ser, un ¿para qué? Y un ¿Por qué?

Objetivos de la educación sexual

Los siguientes son algunos de los objetivos generales que se proponen y sugieren, a tener en cuenta en la educación sexual:

  • 1. Construir conocimientos básicos relacionados con la dimensión biológica, psicológica y social de la sexualidad que sirvan para tomar decisiones adecuadas y constructivas.

  • 2. Modificar mitos, conceptos o creencias erróneas producto de la construcción social y que afectan negativamente la salud sexual.

  • 3. Desarrollar y también estructurar actitudes positivas frente a la sexualidad, el amor, el erotismo y el afecto.

  • 4. Favorecer la estructuración de valores y principios básicos para la vivencia de una sexualidad libre, constructiva, autónoma y realizante

  • 5. Analizar, confrontar y modificar los estereotipos de género y favorecer la estructuración de actitudes y roles de géneros basado en la equidad en la equidad de los sexos.

  • 6. Favorecer la formación de actitudes, valores y prácticas sexuales para una paternidad y maternidad responsables.

  • 7. Desarrollar habilidades básicas (toma de decisiones, solución de problemas, asertividad, etc.) para la vivencia de una sexualidad responsable, gratificante, constructiva y autónoma.

  • 8. Desarrollar actitudes, valores y habilidades que permitan visualizar y realizar un proyecto de vida sexual constructiva y realizante.

  • 9. Preparar para estar en capacidad de establecer vínculos afectivos constructivos, en los cuales sea posible la expresión del amor, el afecto, la ternura y/o el erotismo y la sensualidad.

  • 10. Promover el desarrollo de una actitud tolerante y respetuosa de la diversidad de las ideologías, actitudes, valores, normas y comportamientos relacionados con la vivencia de la sexualidad.

  • 11. Promover la conciencia del ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos basados en el respeto la libertad, la responsabilidad y la consideración por los demás.

  • 12. Prevenir el desarrollo y la estructuración de problemas relacionados con la salud sexual (el abuso sexual, la violencia sexual, los problemas familiares y de pareja, las disfunciones sexuales, los abortos, los embarazos indeseados, las infecciones de transmisión sexual, el VIH SIDA, etcétera).

Mitos y creencias sobre la educación sexual

Frente a la educación sexual se han creado mitos que durante mucho tiempo han obstaculizado la implementación formal e intencional de procesos de educación sexual.

Educación para la sexualidad en ámbitos escolares y no escolares

  • Educación para la sexualidad en ámbitos escolares y no escolares

  • La escuela y la educación para la sexualidad

  • Integración de la educación para la sexualidad al curriculum escolar

  • Evaluación de la educación sexual

  • Barreras a vencer para impartir EPS

  • Perfil del/la educador/a de educación para la sexualidad

La educación para la sexualidad puede darse en ámbitos escolares y no escolares. Denominamos educación sexual en ámbitos no escolares informales a la que se da en forma no sistemática, como parte de la vida cotidiana y que generalmente no tiene propósitos conscientes. Algunos ejemplos:

  • La forma en la que los padres y madres o aquellos que están cerca de un bebe viven su propia sexualidad será transmitida inevitablemente a la criatura, dándole a esta una percepción de que la sexualidad es una experiencia agradable o negativa. Un padre que se acerca al tema de las relaciones sexuales con violencia necesariamente transmitirá el mensaje de la asociación entre la sexualidad y la violencia.

  • La manera en que son aceptadas o reprobadas las primeras exploraciones corporales de niños y niñas en la familia son importantes para la educación para la sexualidad. Si existe en la familia vergüenza ante el propio cuerpo y nunca son nombrados los genitales, es poco probable que pueda formarse un sentimiento de aceptación del propio cuerpo y de las sensaciones que dé el provienen, elementos indispensables para una plena salud sexual.

  • No dando la respuesta a las primeras inquietudes infantiles respecto de las diferencias sexuales, o bien replicando en forma parcial y prejuiciosa. Así, si se dice que los niños tienen "algo" que "las niñas han perdido", se estará mostrando que se percibe a la mujer solo en relación con el hombre con un ser carente, reforzado así el modelo social de inequidad entre los géneros.

  • La vergüenza de los padres de familia ante el desnudo a pesar de la implícita aceptación por ellos de los anuncios televisivos que utilizan a la sexualidad como un gancho comercial.

  • La preferencia que se da a los hombres para que asistan a la escuela, en tanto que a las niñas se las orienta a quedarse en la casa para ayudar con los quehaceres domésticos.

  • Los profesionales de la salud que riñen a los y las adolescentes que se acercan a ellos para pedir anticonceptivos, o los farmacéuticos que se burlan de aquellos jóvenes que acuden a comprar condones.

En todos estos casos se está dando una educación para la sexualidad que transmite valores y actitudes negativas y que forma o deforma la personalidad de los adolescentes. Para transformar esta educación es necesario darle propósitos, este modo la educación sexual debe contribuir al bienestar, la autonomía y el desarrollo de los individuos y por lo tanto es necesario que sea oportuna, veraz, integral, libre de mitos y perjuicios, ya que en esta medida actuara como preventiva de problemas posteriores y conducirá a la salud sexual. Conduce también a que el individuo se reconozca como sujeto de derechos reproductivos y sexuales. Es decir, orienta a la formación del concepto de ciudadanía.

Aller Atucha (1992), diferencia lo que es la socialización y la educación sexual. La socialización sexual (que siempre se ha dado) implica la transmisión de valores, creencias y costumbres a través de la familia, la escuela, los medios de comunicación y la iglesia.

Existe la educación impartida dentro del sistema escolarizado, ya sea mediante charlas o talleres, incluidas o no dentro del curriculum.

En algunos países forma parte obligatoria de la educación que se imparte en todas las escuelas, y en algunos otros países existen materias como ciencias sociales y naturales, o transversales que incluyen en sus contenidos algunos relativos a la sexualidad. Si bien es cierto que la educación que se da en la familia y la comunidad es de fundamental importancia para el futuro de los individuos debe destacarse el papel que se da a la educación de la sexualidad formal dentro del contexto de nuestras sociedades cada vez más escolarizadas. Por ello exige la capacitación del personal docente para prepararlos para ofrecer respuestas emocional y pedagógicamente apropiadas.

Se halla un tercer tipo, la educación para la sexualidad no escolar formal, que consiste en cursos, charlas, talleres que se dan a diferentes públicos como pueden ser adolescentes, padres, maestros y personal de la salud. Generalmente responden a una planificación con objetivos y actividades específicas. En muchos casos, es a través de estos cursos que el personal de la salud recibe la formación para trabajar con la comunidad y a su vez transmite conocimientos y actitudes a la comunidad.

La escuela y la educación para la sexualidad

Uno de los cuestionamientos que se hacen algunos docentes, y también las madres y padres de familia, es si la escuela debe hacer educación para la sexualidad. Este interrogante sugiere la idea que en las escuelas no se desarrolla educación sexual y que ellos deberían decir si la asumen o no, como si no la estuvieran realizando ya. Todas las escuelas hacen educación de la sexualidad, así como también los hacen todas las familias. Es imposible no educar a la sexualidad; hagan lo que hagan la escuela y la familia siempre están educando la sexualidad, consciente o inconscientemente, explicita o implícitamente, intencional o no.

Desde que se nace hasta que se muere nuestra sexualidad está sometida a complejos procesos de educación, escolarizados o no. La forma como se estructura, se vivencia y experimenta la sexualidad es el producto de todo un proceso de interacciones. No cabe duda que la escuela como institución social juega un papel importante en este proceso. Las escuelas como las familias tienen dos alternativas: educan la sexualidad para bien o la educan para mal, no es posible que puedan o quieran escoger no educar la sexualidad. Es importante que las escuelas tomen conciencia de esto y del tipo de educación sexual que realizan, que reflexionen sobre la forma como han estado educando la sexualidad y la responsabilidad frente a ella.

Los comportamientos de las personas adultas como docentes, madres o padres de familia modelan sutil e inconscientemente la conducta de sus hijos y estudiantes; cada una de sus conductas lleva implícito algún mensaje que se graba en la mente de los jóvenes y niños y ejerce el control sobre su comportamiento lleva implícito algún mensaje que se graba en la mente de los jóvenes y niños y ejerce el control sobre su comportamiento y sus vivencias sexuales. Por ello es importante que padres, madres y educadores sean congruentes con lo que "dicen" y "hacen", con lo que expresan y la forma como lo hacen (el lenguaje verbal y el lenguaje no verbal). Ya que el discurso practicado respeto a la sexualidad es mucho más poderoso que el discurso hablado.

En ocasiones se afirma que no hemos recibido educación sexual. Lo que diferencia a unas escuelas de otras es el tipo de educación sexual que dan a sus estudiantes, adecuada o inadecuada, completa o incompleta, represiva o liberadora, constructiva o destructiva, preventiva o formativa, favorecedora o desfavorecedora de la salud sexual.

No hablar de temas sexuales es ya una forma de educar la sexualidad, es una manera de transmitir la idea de que la sexualidad es un tema tabú, peligroso, un tema del cual no se debe hablar. El silencio es una forma de represión por omisión, igual de destructiva y eficaz como la represión abierta y directa. Con este método de educación sexual se enseñan varias lecciones: "en la escuela no se habla de sexualidad", "algo raro, malo o misterioso tiene hablar de esto", "si tengo inquietudes respecto a la sexualidad será mejor resolverlas con otras personas". El hecho de que muchas escuelas no brinden una información sexual en forma sistemática, no indica que en ellas no se está educando sobre la sexualidad; el llamado "currículum oculto" opera silenciosamente, a favor o en contra de la formación sexual de los y las estudiantes.

Un o una estudiante que desde los primeros años escolares ha vivido la experiencia de hablar, debatir, discutir, analizar y aprender sobre la sexualidad también aprenderá que la sexualidad es realmente algo natural e importante en la vida del ser humano, que es algo hermoso y maravilloso. Podrá asumir la sexualidad como lo que es: algo natural pero no porque se lo dicen, sino porque esto fue lo que concluyeron como consecuencia de las acciones de sus maestras/os y directivos escolares.

Los siguientes ejemplos ilustran la manera silenciosa o no directa en que las escuelas hacen educación sexual sin darse cuenta que la están realizando, y muy probablemente, sin la intención de practicarla como la hacen:

  • Hacer que los y las adolescentes formen filas separadas. Esto modela la diferenciación esterotipada de género.

  • La diferenciación de género que se hace al enseñar tejido, costura y cocina a las niñas y mecánica, carpintería o electricidad a los varones. La maestra que pide a los hombres levantar los pupitres y a las niñas barrer y trapear. Esto reproduce la idea estereotipada de que hay actividades propias de un sexo (sexismo) y la asociación que se hace de esto con la feminidad o la masculinidad.

  • El uso de textos escolares sexistas en los cuales aparece la mujer en actividades de atención a los hijos, en labores de menor estatus social, generalmente en oficios caseros y de subordinación, mientras que el hombre aparece en tareas productivas o directivas, fuera de la casa, con actividades de "mayor prestigio social" y asociadas al poder (presidente, doctor, gerente, etc.). De esta forma se refuerza un modelo sexista e inequitativo entre hombres y mujeres.

  • La escuela que aborda algunos temas sexuales hasta en los últimos grados escolares, reforzando la idea de que la sexualidad es un tema que no se debe hablar con menores.

  • La respuesta escandalizadora que hace un o una docente al encontrar a un o una estudiante haciendo un grafiti o dibujo sexual. Esto puede generar la sensación de que lo sexual es un tema prohibido, tabú, el cual no puede o no debe ser expresado en ninguna forma ante los demás, lo que lleva a la necesidad de hacerlo en forma subversiva, maliciosa y burlona.

  • Abordar la sexualidad solo en temas de biología y anatomía desde el puto de vista genital y reproductiva, lo cual contribuye a asociar sexualidad con genitalidad y reproducción, a pensar la sexualidad desde una perspectiva reduccionista e ignorando otras dimensiones como: la psicológica y la cultural.

  • El/la docente que, aprovechando su posición, hace chistes estigmatizantes de las personas homosexuales fortaleciendo una cultura que discrimina y denigra a las personas por su orientación sexual y que rechaza a ciertas personas por su condición homosexual.

En conclusión es imposible no educar la sexualidad, la escuela como institución social no puede abstraerse de este compromiso. La propuesta actual no es que ahora las escuelas si impartan educación sexual, la propuestas es que las escuelas revisen y cambien la forma soterrada, silenciosa, dañina, perjudicial, negativa y represiva como han educado la sexualidad hasta ahora, y opten conscientemente por una forma de educar la sexualidad, que sea: abierta, sistemática, intencionada, basada en la verdad, a partir del dialogo y el respeto por las diferencias, que no solo promueva el conocimiento intelectual de la sexualidad sino que sugiera la construcción autónoma de valores, actitudes, habilidades y sentimientos necesarios para la vivencia de una sexualidad sana, responsable, gratificante y constructiva.

Integración de la educación para la sexualidad al curriculum escolar y talleres

Una estrategia importante y muy utilizada en los países que tienen programas de extensión sobre este tema de alcance nacional, es la inclusión de la educación para la sexualidad en el curricúlum y en la realización. Esto es, la planificación de las temáticas secuenciales y transversales que se desarrollaron desde los grados preescolares hasta el último año de la secundaria o de la educación media superior, según la estructura educativa del país, y en cada una de las materias o áreas académicas, como: geografía, historia, lenguaje, ciencias naturales, civismo, democracia, filosofía, arte, música, educación vocacional (o cualquier otro área o nombre). De esta forma la sexualidad será abordada por todo el profesorado en cada una de sus materias, lo cual tendría las siguientes ventajas:

  • La sexualidad seria vivenciada como algo natural porque es un tema del que se habla en la escuela desde diferentes perspectivas y durante toda la vida escolar.

  • Los y las alumnas aprenden a abordar y comprender la sexualidad desde todas sus dimensiones: biológica, psicológica, cultural y ética.

  • Se garantizaría un abordaje permanente y sistemático de la sexualidad.

  • La responsabilidad de la educación para la sexualidad recaería sobre todos los y las docentes.

Estos contenidos podrían ser desarrollados desde el nivel central, departamental o municipal o, en los casos en que se haya efectuado una reforma del sector y exista una plena descentralización, podría encargarse a un comité dentro de la escuela idealmente compuesto por miembros de la comunidad escolar, con una elaboración explicita de los temas, los objetivos, la metodología y los recursos específicos para cada grado y área, siempre teniendo en cuenta el momento educativo de los y las estudiantes y las necesidades de cada cultura y grupo social. Tal como se describe en el esquema, a cada nivel escolar, le serian pertinentes unos determinados objetivos, contenidos y metodología. Lo importante es que la escuela tenga claras las metas finales y los objetivos de cada nivel que contribuirían al logro de estas metas finales.

Para lograr este enfoque de la educación sexual será necesario sensibilizar al grupo de docentes sobre la importancia y la necesidad de realizar una educación para la sexualidad transversal, evaluando las condiciones que se tienen para lograr el curricúlum y, especialmente la capacitación de los y las facilitadores.

La sensibilización tendría como objetivo lograr una disposición a favor y más positiva del cuerpo docente y una revisión inicial de las actitudes, temores y creencias que les impiden abordar internacional y abiertamente la sexualidad.

La evaluación tendría como objetivo que el cuerpo docente haga un inventario de lo que tiene y no tiene en términos de: información conceptual, metodológica y pedagógica, actitudes y valores, materiales y recursos pedagógicos, disposición cultural y política para la educación sexual.

La capacitación tendría como objetivo resolver los vacios y necesidades detectadas en la evaluación con el fin de fortalecer el proceso de curricularización de la educación sexual.

Según las estructuras educativas podrían también plantearse talleres y/o actividades:

Para construir un proyecto educativo para educación para la sexualidad en la escuela

Definir la razón de ser de la educación sexual como proyecto

¿Qué sentido tiene para la escuela la educación para la sexualidad? ¿Por qué es importante?

¿Cuál es el valor que le da la escuela para la educación para la sexualidad? ¿Qué tiene de bueno hacer educación para la sexualidad como proyecto? ¿Cuáles son las razones por la que la escuela opta por asumir la educación para la sexualidad como proyecto? ¿Cuáles son las razones por las que la escuela opta por asumir la educación para la sexualidad? ¿Qué hechos apoyan asumir este proyecto?

Hacer la memoria histórica de la educación para la sexualidad de la escuela

¿Cómo ha sido la educación para la sexualidad en la escuela? ¿Quiénes se han encargado de ella? ¿Qué opinan los padres, docentes y estudiantes de la forma como han llevado la educación para la sexualidad en la escuela y las familias? ¿Qué enfoque tenia la educación para la sexualidad hasta la fecha? ¿Qué se observa en el curriculum oculto y explicito respecto de la educación para la sexualidad?

¿Qué cambios y evolución se observa en el manual de convivencia respecto a la sexualidad?

¿Qué anécdotas importantes se pueden rescatar de la historia de la educación sexual en la escuela?

Caracterizar la realidad actual

Explorar las necesidades en educación para la sexualidad, las características más importantes de la población de padres, docentes y estudiantes; los recursos humanos con que se cuenta, las políticas de la escuela, las fortalezas y debilidades; las concepciones y actitudes de padres, docentes y estudiantes ante la educación para la sexualidad, los conocimientos, actitudes y practicas relacionados con la vivencia de la sexualidad y la educación sexual.

Marco conceptual y filosófico

¿Cómo se concibe la sexualidad y la educación para la sexualidad en la escuela? ¿Principios y filosofía que orientara el proyecto educativo de educación para la sexualidad? ¿Cuál será el concepto de persona, de ser humano, que fundamentara el proyecto educativo? ¿Cuál es el proyecto de ser humano y de sociedad que tiene la escuela?

Formulación de la misión y la visión del proyecto

¿Cuál es la imagen del futuro compartido respecto de la educación para la sexualidad que la escuela tiene?: (visión) ¿Cuál es el propósito de la educación para la sexualidad en esta escuela?: (misión) ¿Cuáles son los principios y valores que regularan el proyecto educativo de educación para la sexualidad? ¿Cuál es la visión o el sueño de la escuela en relación con las prácticas, valores, actitudes y conocimientos sexuales?

Definir la lógica del proyecto

  • 1. Objetivos generales y específicos.

  • 2. Productos/resultados

  • 3. Actividades

  • 4. Medios

Definir plan operativo

¿Cómo operara el proyecto? ¿Qué se realizara para lograr hacer realidad el proyecto educativo?

Consideraciones de sus fases, actividades, subactividades, responsables, tiempos, recursos, costos, etcétera.

*En los procesos de Reforma Educativa frecuentemente se usa el desarrollo de proyectos como un medio para empoderar a la comunidad educativa.

Evaluación de la educación para la sexualidad

La evaluación se considera parte fundamental del trabajo en educación para la sexualidad. Ésta debe ser permanente y tiene como objetivo revisar los logros para ajustar y rediseñar los planes del proyecto educativo de educación para la sexualidad. Se recomienda sistematizar todas las experiencias, llevar unas memorias de todo lo que se realiza con el fin de aprender de la práctica y poder documentar este proceso de aprendizaje. Es importante que todas las experiencias anteriores sean validas con la experiencia posterior, ya que lo que funciona en una escuela pueda ser totalmente inadecuado en otra, o sea que lo que no da valor agregado alguno no vale la pena continuar haciéndolo. Por otra parte las nuevas generaciones traen consigo expectativas y necesidades diferentes que hacen obsoletas las actividades que tal vez en el pasado fueron exitosas para el logro de los mismos objetivos.

La meta de cualquier programa, plan o actividad es contribuir a la estructuración de conductas saludables en la sexualidad, por esta razón es importante monitorear permanentemente si se han dado estos cambios, en qué grado se han logrado y de qué manera; y no solo sobre los conocimientos y actitudes, sino también en las conductas. No tienen ningún sentido saber más de sexualidad si este saber no se traduce en una conducta de vida sexual saludable y constructiva. La planificación de cualquier actividad y del proyecto en sí, debe prever unos mecanismos de evaluación de los resultados, del impacto y del proceso. Se recomienda evaluar los logros de la educación para la sexualidad con la promoción que gradúa cada año. Una estrategia de utilidad podría ser la aplicación de cuestionarios de actitudes, comportamientos y conocimientos relacionados con la sexualidad para observar en qué medida la educación sexual produce cambios importantes en estas dimensiones. También podría organizarse grupos focales para explorar en cada promoción la opinión y la percepción respecto de la educación sexual recibida en su vida escolar.

Es muy importante también, preguntarnos cuál es el impacto real de la educación para la sexualidad en la conducta de las personas. ¿Se logran los objetivos propuestos? ¿Qué características tienen los programas efectivos? La respuesta a estas preguntas no solamente orienta las acciones, da luz sobre las políticas que deben instrumentarse y aclara las dudas que padre y madres de familia y de la comunidad en general.

El UNFPA ha recogido los resultados de algunos de los estudios más importantes realizados sobre el tema por Douglas Kirby (1997):

"La educación de la sexualidad de los niños y los jóvenes promueve prácticas sexuales más seguras y no aumenta su actividad sexual."

Este hallazgo está sustentado en un estudio comisionado por ONUSIDA, y publicado en octubre de 1997, que analizo 68 informes de investigación sobre educación de la sexualidad en diversos países. En este trabajo, las principales conclusiones fueron las siguientes:

  • La educación de la sexualidad y prevención del VIH no fomenta el aumento de la actividad sexual. Esto fue avalado por 65 de los 68 estudios realizados, además se considero que los otros tres estudios que no coincidían adolecían de limitaciones metodológicas.

  • Los programas de calidad ayudan a retrasar el primer coito y protegen a la juventud sexualmente activa del VIH; al mismo tiempo, reducen el número de compañeros sexuales y disminuyen el número de embarazos no planeados y las tasas de ITS.

  • La conducta sexual responsable y segura puede aprenderse.

  • Es mejor principiar la educación sexual antes del inicio de la actividad sexual.

  • El estudio, que resumió una gran cantidad de evidencias, identifico que los programas efectivos de educación sexual comparten ciertas características:

  • 1. Están focalizados en la reducción de las conductas sexuales de riesgo.

  • 2. Ofrecen mensajes claros sobre objetivos conductuales.

  • 3. Explicitan los riesgos de la actividad sexual no protegida y los métodos para evitarlos.

  • 4. Utilizan actividades de aprendizaje para referirse a las influencias sociales y de los medios, y para aumentar las habilidades de negociación y comunicación.

  • 5. Estimulan la comunicación abierta sobre la sexualidad.

Además es necesario ofrecer herramientas que contribuyan al desarrollo humano del alumnado y que los capaciten para reconocer y defender sus derechos. No basta con prevenir efectos no deseados, se requiere promover el bienestar de los individuos y su responsabilidad como miembros de su comunidad.

Barreras a vencer para impartir EPS

Es importante que quienes pretendan hacer educación sexual (en ámbitos escolarizados y no escolarizados) revisen y valoren críticamente sus sentimientos y pensamientos respecto a la sexualidad y la educación sexual. La educación de la sexualidad requiere que los educadores se encuentren en un continuo proceso de autoevaluación y reestructuración de actitudes, temores, creencias y concepciones. Las actitudes sexuales hablan, se expresan a través de lo que somos, de lo que hacemos y sentimos con nuestra sexualidad y la de los otros. Como señala Ariza (1991):

"(…) cualquiera puede enseñar anatomía, pero no cualquiera puede dar una imagen serena y sana de las implicaciones de la sexualidad en la vida, sin antes, colocarse a sí mismo en tela de revisión".

El reto para todos será superar la propia historia sexual familiar, de tal forma que se pueda ofrecer una educación renovada y reivindicativa de nuestra sexualidad.

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