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Adulterio y codicia sexual


Partes: 1, 2
Monografía destacada
  1. Introducción
  2. Historia sobre el delito sexual y su diversidad de formas
  3. La actualidad del adulterio
  4. Conclusión
  5. Bibliografía

Introducción

Resulta irónico que gran parte de nuestra sociedad se "entretenga" con determinadas series, de gran audiencia, programas de humor, chistes, novelas, etc… y que venda y en cierto sentido, a "todos" guste o atraiga, el tema del adulterio, de las relaciones múltiples, siempre que no se vea implicado uno mismo, o un familiar, en un asunto tan delicado como controvertido, como es el delito sexual y moral, o la infidelidad, o la fornicación, mientras que la mayoría de los implicados, no todos, ya que algunos disfrutan con la infidelidad, pero pocos, entiendo, padezcan y sufran de verdad, éstos sujetos, víctimas y culpables, una pesadilla a la cual no saben, no pueden o no quieren hacer frente.

Entiendo también, que puede ocurrir que, un sujeto, hombre o mujer, desea realmente escapar de éste tipo de relaciones y de aventuras, que no siempre resulta tan fácil de conseguir, se precisa por tanto, entender diferentes comportamientos que a la luz de los demás pueden parecer ser de una manera pero que tras la apariencia se esconden otras interpretaciones. Condenamos el adulterio, como no podía ser de otra manera, la fornicación y la codicia, pero al mismo tiempo trataremos de entenderlo, y no sólo eso, sino aprenderemos a superarlo. ¿Cuándo se deja de adulterar? ¿Cómo actuar con los que viven ésta apostasía? ¿Quién es el cónyuge infiel realmente?

Intentaremos dar respuesta a un verdadero drama e ir más allá de la mayoría de la literatura encontrada sobre el tema, donde básicamente tratan de analizar el dolor que produce la violación de éste mandamiento divino desde su condena legal más que desde su misericordia implícita y además tratan de definirlo, apoyándose en la propia Biblia pero quizá motivados por ese extraño deseo de ser la voz de Dios para la sociedad y en aras de una manifiesta falta de misericordia, en general, se ha olvidado el espíritu de la Biblia, hacemos del hecho en sí, una carga insoportable, más de lo que ya es.

Pasiones desordenadas, confusiones y sobre todo, la infracción de la ley: "No cometerás adulterio o No codiciarás a la mujer de tu prójimo", Sin embargo, ¿En qué se diferencian?, ¿Son mandatos iguales?, ¿Por qué insistiría nuestro Señor en proteger tanto a la familia?, ¿Se comete adulterio en un sistema en el que está validada la poligamia?, ¿Hay diferentes formas de adulterar?, ¿Puedo estar codiciando a la mujer de mi prójimo y no cometer adulterio?… El mismo Rey David vivía con varias esposas y concubinas, pero su adulterio se relaciona sólo con Betsabé, ¿Acaso no sería un adulterio o una fornicación su estado anterior? ¿No se casó después y engendraron al gran Salomón? ¿Sara no quiso el adulterio para Abraham con su esclava Agar?

Sin duda que el estudio bíblico que ofrecemos, se encuentra abierto al debate, y vamos a formular algunas cuestiones que queremos aclarar, sobre todo porque no encontramos más respuestas en nuestros feligreses, que no sean el castigo y la condena rápida y sin meditación obligada respecto a éstos mandamientos, incluso en nuestra organización, con buena motivación y sin duda espíritu de ayuda, pero insensible en ocasiones y que define magistralmente el ordenamiento conyugal, pero que sin embargo no describe qué hacer ante la conducta y la comprensión en éstos sujetos, que caen en éste grave pecado. ¿Cómo debemos comportarnos con ellos?, y ¿cómo debe ser la convivencia eclesiástica?, ¿y cómo es en la realidad? Para que ésta, no se vea amenazada en sus doctrinas y al mismo tiempo no pierda de vista la misericordia, el perdón y el amor, siempre elementos básicos y fundamentales, que no anulan la disciplina pero la superan.

"Si se encontraran transgresores del séptimo mandamiento

Únicamente entre los que no profesan ser seguidores de

Cristo, el mal sólo sería grave en una décima parte de lo

Que es hoy; pero el delito del adulterio es cometido, en

Gran Medida, por los profesos cristianos. Tanto pastores

Como Miembros de Iglesia cuyos nombres figuran en los

Registros Como si estuvieran en regla, son igualmente

Culpables."[1]

En nuestras directrices, aparece con rotundidad la condena a éste, en concreto, legado levítico. Quizá, porque ya en la antigüedad, suponía la muerte para ambos[2]es por eso tal vez, que le hemos dado una gravedad "heredada", siendo que, además, Jesús mismo, amplió esa culpa al simple hecho de "mirar a una mujer para codiciarla"[3], con lo que se suscita un problema de difícil solución. ¿Es lo mismo? ¿Cómo cumplir la expectativa de Jesús?, ¿No es acaso más fácil obedecer el antiguo testamento que lo que propone Jesús?

Propongo estudiar más a fondo éstos mandamientos y la conexión entre ellos. No cometerás adulterio y no codiciarás se colocan en diferente orden, tanto en el Éxodo como en Deuteronomio y obedecen a naturalezas distintas. No se corresponden en la raíz morfológica, y si fueran similares, es muy poco probable que en el idioma hebreo no tuvieran diferente sintaxis.

Encuentro una problemática evidente en el trato en concreto de éste tipo de delitos contra la Ley divina, muy estigmatizado y gráfico, pero a los que Jesús señala en una dimensión, la cual, resulta enormemente complicada cumplir como mandamiento pero no como desafío y estilo de vida. ¿Supone la misma violación de la ley divina, el pensar un adulterio que el cometerlo? Jesús es claro.

Antes de comenzar, debemos dejar claro que no debemos ir sólo con la rotundidad de la Escritura dando puñetazos, a pesar de decir verdades como puños, puesto que como veremos, las personas caídas bajo ésta condena, se encuentran desamparadas, con el perdón de Dios, de difícil aceptación, y con facturas que deben pagar en sus Iglesias, que éstas, a pesar de enseñar lo mismo que la misma palabra del Señor, la propia gravedad que tiene el mandato, y la que además, le hemos añadido subjetiva y tradicionalmente, hacen que la persona caída, experimente un vacío que le resulta muy difícil de superar. No encuentra alivio en los comentaristas, teólogos, pastores, profesores, doctrinas que atacan el asunto desde la misma perspectiva, pero a quienes les resulta incómodo empatizar con el sujeto caído, al que comprenderían mejor, si les pasara a ellos mismos, y Dios no lo quiera, porque no es necesario, hay recursos para prevenir y poder ser fieles, y éste es mi objetivo, introducirme en uno de los principales pecados de nuestra sociedad actual, que está dañando nuestra identidad y a nuestras familias, poder entonces, desnudarlo y comprenderlo para acudir a la fidelidad, bálsamo necesario hoy, como antaño.

El adulterio es un problema serio. Existe una diferencia notable entre lo que creemos es éste pecado y en cómo se produce y la realidad de muchos, que viven un verdadero drama en sus vidas. No todos, obviamente, pero, es un mandamiento manipulado, seguramente por intereses malignos, que buscan la destrucción del ser humano. Se origina en la mente, no en el cuerpo, y requiere de nosotros un tipo de ayuda que está reñida con otros principios que incomodan, tales como la confidencialidad, la intimidad, y sobre todo, la posibilidad de redención.

¿Cómo escapar del adulterio? ¿Cómo solucionarlo y cuándo? Hay ocasiones, en los que el adulterio esconde una verdadera adicción a las relaciones sociales, que no sexuales, y que no debe juzgarse de igual manera que un acto voluntario de adulterar.

¿Qué debemos hacer con éste tipo de idolatría? ¿Cómo debemos guardar silencio? ¿Es el cónyuge infiel, el que comete al acto de adulterio, a pesar de intervenir muchos factores externos? ¿Qué hacer con las consecuencias de un adulterio? ¿Qué hace la Iglesia con los que han caído en éste pecado?

Dios quiera en su misericordia bendecir éste trabajo y sobre todo hacernos más sensibles y más humanos, Dios quiera podamos vivir una pureza tal, que impida el dolor ajeno, que facilite la convivencia con uno mismo y con los demás, Dios quiera que seamos conscientes de lo que hay en juego y del significado de un decreto ante la vida.

Historia sobre el delito sexual y su diversidad de formas

  • DEFINICIONES HEBREAS

Nos parece relevante acercarnos al texto original en su lengua semítica, ya que una cultura oriental y un espacio en el tiempo tan extenso, el existente entre el entonces de ellos y el ahora de nosotros, puede ser la comprensión del mismo, de suma importancia para entender la evolución que ha seguido el término, especialmente a la hora de aplicar el castigo, y la manera de vivirlo en la sociedad. Aprovecho también para tratar de esclarecer que no provienen de la misma raíz los conceptos que por el contrario, hoy, definimos de forma sinónima pero que se diferencian sustancialmente. Fornicación, adulterio, codicia, concupiscencia, lascivia, pornografía, obedecen a términos distintos en su raíz. Por ejemplo codiciar es equivalente a amar, a desear, incluso de forma legítima, algo que al traducir tanto en la LXX como en nuestras versiones no apreciamos diferencia.[4] Empecemos con la raíz hebrea para "adulterar"

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El hebreo emplea dos raíces diferentes para el vocablo "Adulterio, adulterar y fornicación" ??? en forma QAL: Cometer adulterio, prostituirse, como verbo.

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Sin restar importancia al elemento morfológico y léxico en la significación de las palabras, y recordando que el hebreo no acostumbra a traducir sino a interpretar, ¿podríamos inducir del idioma que puede existir pecado de adulterio sin realización de acto sexual? o por el contrario, ¿Es requisito obligado que exista consentimiento carnal y sexual para éste pecado?[5] Debemos definir los términos desde otras perspectivas:

El adulterio en el A.T. era la relación sexual entre un hombre de cualquier estado y la mujer de otro hombre (Lev 18:20; 20:10; Dt 22:22), aunque el matrimonio todavía estuviera en el "noviazgo" (Dt 22:23–27). El hogar en el antiguo Israel era considerado de gran valor para el desarrollo de los que vivían en él, especialmente los niños.[6]

¿Cuál es la diferencia entre fornicación y adulterio? Por ejemplo, cuando Cristo señala la fornicación como una de las causas para el divorcio (Mt 5.32; 19.9). En sentido figurado, la fornicación se refiere a toda forma de apostasía y a la relación inmoral de un creyente con otros dioses, ídolos, etc. Pero esto es algo que aparece en el Antiguo Testamento y el galileo lo confirma. [7]

En la Escritura "adulterio" denota cualquier cohabitación voluntaria que una persona casada efectúa con cualquier otra persona que no sea su esposa o esposo legítimos. Sin embargo, otras veces la Biblia señala a este pecado con el término, "fornicación" (1 Co. 5:1), aunque propiamente hablando esta palabra designa la ofensa de la cohabitación voluntaria entre una persona que no está casada y otra del sexo opuesto. Cuando se quiere hacer una distinción entre estos dos tipos de perversidad, la Escritura los denomina con términos diferentes: «fornicarios» y «adúlteros» (1 Co. 6:9).[8]

En el Antiguo Testamento la adoración a los ídolos se considera adulterio espiritual (Jeremías 3:1–5). En este sentido, los hebreos quebrantaron varias veces el pacto que el Señor hiciera con los patriarcas. Sin embargo, el llamamiento de Jehová sigue siendo tierno y siempre conmovedor: "Tú, pues, has fornicado con muchos amigos; mas ¡vuélvete a mí!" (Jeremías 3:1).[9]Me resulta importante diferenciar el aspecto sexual de los tiempos bíblicos y la actualidad. La evolución que la sociedad ha experimentado al respecto, y como a pesar de las divinidades sexuales y promiscuas, el mandamiento ha permanecido en el tiempo.[10] Aún en las sociedades más inmorales, más permisivas, incluso en los incestos permitidos en el Egipto antiguo, es curiosos que en cambio se legislara en contra del Adulterio y se castigara.[11]

Se legislaba para el caso de "mancillar" con la propia nuera, suegra o animales.[12] Hoy, que nos consideramos más avanzados cultural y tecnológicamente, miramos de reojo al A.T con aires de superioridad occidental, sin embargo, seguimos burlando el mandamiento, porque el adulterio ha formado parte de nuestra cultura de ocio, de éxito incluso, donde ya no está tan mal visto como entonces, por lo menos la pena que se imponía, la cual nos parece una violación de los derechos humanos y que atenta universalmente. Continuemos con nuestra gramática.

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Las diferencias en el campo semántico cobran importancia a la hora de comprender al abanico de posibilidades al interpretar en nuestro lenguaje el significado de ambos términos. Mientras que hoy, el concepto adulterio y fornicación tiene componentes sexuales y se asocia limitado al campo sexual de pareja o falta de ella, vemos en cambio que para la mentalidad hebrea, hay una clara implicación religiosa, donde la idolatría adquiere una importancia capital en su comprensión, es decir, que sin el aspecto sexual implícito, puede el sujeto cometer adulterio.

  • DEFINICIONES GRIEGAS:

Veamos ahora la definición desde el punto de visto griego y en donde el campo semántico evoluciona y se producen variantes que aparecen en la LXX y en la Vulgata especialmente, distanciadas del hebreo.

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La ley griega prohíbe estrictamente el adulterio[14]por parte de la mujer, y le otorga al esposo o a la familia el derecho a la venganza (si bien esta queda limitada por la ley pública, y se puede renunciar a ella en favor de una queja pública). A la esposa culpable hay que repudiarla.

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Posteriormente el adulterio llega a ser una infracción penal cuyo castigo es el destierro, pero en la degeneración moral del período imperial se hace común la infidelidad tanto de los maridos como de las mujeres. Literalmente podemos encontrar que el NT coloca tanto al esposo como a la esposa bajo la obligación de la fidelidad. El matrimonio es un consorcio de por vida; el divorcio es contrario al designio original de Dios (Mt. 19:6ss), y el volverse a casar después de divorciarse es cometer adulterio (Mt. 5:32; 19:9; Mr. 10:11–12; Lc. 16:18). El adulterio está presente inclusive en el deseo (Mt. 5:28), tan absoluta es la exigencia divina. Pero Jesús rechaza la auto justificación hipócrita y proclama el perdón inclusive para quien adultera (cf. Jn. 8:1ss), aunque sobre la clara presuposición del arrepentimiento, y por lo tanto sin ablandar la validez del mandato divino (Jn. 8:11).[15]

Pablo reafirma la enseñanza de Jesús en el laxo mundo helenístico (1 Co. 5:1ss; 6:9). El adulterio no es simplemente un asunto de derecho civil, sino que entra en conflicto con la voluntad santa de Dios (1 Ts. 4:3). Las mujeres son coherederas de la vida y por eso gozan de igual honor que los varones (1 P. 3:7). El adulterio es causa de exclusión del reino (1 Co. 6:9), y la fidelidad marital debe mantenerse intacta (Heb. 13:4). Hasta la mirada de lujuria es pecado (2 P. 2:14). El amor de los cónyuges es la relación positiva que queda protegida por la prohibición del adulterio (Ro. 13:9). Uso figurado. Alegóricamente, pero de igual importancia, también el NT usa este grupo de palabras en sentido figurado para referirse a la infidelidad respecto a Dios. Los que se oponen a Jesús son la generación adúltera (Mt. 12:39). El amor al mundo es adulterio contra Dios (Stg. 4:4). El adulterio es una figura para designar la aceptación de la falsa enseñanza de la profetisa en Apocalipsis 2:20; los hijos son sus seguidores. Veamos la cantidad de veces que aparece el término griego para traducirlo como adulterio y las que aparece como fornicación[16]sin olvidar que, sin ser sinónimos, se traducen como tales.

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Todo término evoluciona con el tiempo, y en el lenguaje igualmente. Encontramos sinónimos como "Corromper". Se usa en 2 Co 4.2, «adulterando (la Palabra de Dios)», en el sentido de «manejar engañosamente, o con "engaño" como vemos, no aparece el elemento sexual.

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No nos olvidamos del término para codicia, merecedor de un estudio aparte, pero que se precisa considerar, ya que Jesús mismo estableció una estrecha unión entre ambos conceptos.[17]Son mandamientos diferentes pero que se encuentran estrechamente vinculados.[18]

Es evidente que la Torá, como práctica hermenéutica concreta, es enormemente dinámica y flexible en Israel, poseyendo la capacidad de incidir en todos los aspectos de su imaginativa vida. Los cristianos que tratan de comprender lo que se pretendía en la Torá tendrán que trascender las caricaturas convencionales y las polémicas de legalismo a fin de meditar sobre una práctica hermenéutica que es intransigentemente normativa y no obstante abierta a la adaptación, y que alberga en su núcleo a un Soberano que no hace concesiones, pero que es capaz de atender con delicadeza los detalles de la vida cotidiana. Además, esta elasticidad invita a y exige una labor interpretativa permanente e incesante, que nunca llega a su fin, sino que siempre responde impidiendo cualquier resolución definitiva.[19]

Esta elasticidad, en la tradición judía, se formula en la afirmación de que al lado de la Torá escrita se encuentra la Torá oral, una práctica hermenéutica viva y aún en desarrollo. Moisés recibió la Torá oral en el Sinaí, pero no fue conocida o no estuvo a su disposición hasta que posteriormente fue formulada por un heraldo autorizado de la Torá, eventualmente en la tradición rabínica. Para comprender el Antiguo Testamento, un intérprete cristiano no necesita ahondar enormemente en la Torá oral, pero como mínimo debe reconocer que la interpretación judía en su evolución no es prisionera de la letra. Las oportunidades y los recursos hermenéuticos permiten que la Torá escrita sea releída de una manera incesantemente creativa.

Para los cristianos helenizados o griegos, que han sido educados en las usuales acusaciones de legalismo hacia el judaísmo, esta noción resulta ciertamente extraña. Puede ser útil reconocer los distintos dispositivos presentes en la tradición cristiana que ofrecen esas mismas posibilidades hermenéuticas. En la discusión del concilio de Trento se concluyó que la Escritura y la tradición son «dos fuentes» de la revelación. En esa polémica situación del siglo XVI, los cristianos reformados sintieron la profunda necesidad de oponerse a esta «enmienda» de la sola escritura. Sin embargo, cualquier reflexión práctica juiciosa muestra que toda comunidad interpretativa seria, incluyendo las Iglesias reformadas, disponen de una tradición hermenéutica que permite e impide determinadas lecturas; es decir, una tradición de comprensiones y presupuestos encubiertos y explícitos que no están a disposición de los de fuera.

De forma diferente, la tradición católica afirmó más allá de una «lectura evidente» un «sentido más pleno» (sensus plenior) del texto, de modo que éste poseía sentidos más allá de los pretendidos por el «autor» humano, sentidos más plenos que seguían siendo autorizados y eran reveladores bajo la guía del Espíritu. Más recientemente, sin las categorías escolásticas del sensus plenior, lo que terminó por conocerse como «la nueva hermenéutica» comprendió y justificó muchas relecturas imaginativas del texto de un modo enormemente teórico.[20] La noción de clásico de Tracy ha sido duramente criticada porque es fundacional. Resulta claro, en cualquier caso, que la relectura de los clásicos en cualquier comunidad hermenéutica tiende a seguir las «reglas gramaticales» operativas en dicha comunidad. Si estas distintas nociones de «las dos fuentes», el sensus plenior y la «nueva hermenéutica» son excesivamente desconcertantes, podemos indicar la praxis fundamental del protestantismo, en la que los textos adquieren una nueva vitalidad en el momento del sermón, que es un acto hermenéutico que posee significado teológico.[21] De hecho, la noción de la predicación no está muy alejada del paso libre y liberador del Deuteronomio para trasladar la Torá desde el Sinaí a «las llanuras de Moab» y posteriormente la reubicación de la Torá en Sión. Todas estas posibilidades en el proceso hermenéutico sirven para transformar el «allí» en «aquí» y el «entonces» en «ahora». El Antiguo Testamento mismo comprendió la Torá de esta forma procesual.

Resumamos entonces en ésta parte de nuestro trabajo la parte gramatical de los conceptos que estamos analizando para que nos permita comprender mejor cómo poder acercarnos al mandato divino y sobre todo como aplicar su inmensa sabiduría y enseñanza para la actualidad del hombre de hoy. Por razones de espacio no haremos coincidir los términos codicia y adulterio, pero sería interesante para comprobar que no tienen en todos los textos connotaciones negativas el vocablo codiciar mientras que siempre es negativo el término adulterar.[22]

En su sentido más restringido, la fornicación denota una comunión sexual voluntaria entre una persona no casada y otra del sexo opuesto. En este sentido, los fornicarios (pornoi) se distinguen de los adúlteros (moichoi) como en 1 Co. 6:9. En un sentido más amplio, porneia significa la cohabitación ilícita de una persona de cualquier sexo con una persona casada. En este sentido se usa en forma intercambiable con moicheia, como en Mt. 5:32, donde Cristo dice que cualquiera que se divorcia de su esposa a no ser por causa de porneia hace que ella sea objeto de adulterio (moicheuzenai) puesto que quien se case con ella comete adulterio (moichatai). El uso mismo de porneia en el sentido de adulterio (moichatai) se encuentra en Mt. 19:9. En su sentido más amplio, porneia denota la inmoralidad en general, o todo tipo de transgresión sexual. Algunos ejemplos como 1 Co. 5:1, porneia se traduce correctamente como «fornicación» (RV60), «indecencia», «lujuria», «deshonestidades».[23]

Puesto que la estrecha relación de Dios con su pueblo se considera similar al vínculo matrimonial (Ef. 5:23–27), en las Escrituras todas las formas de idolatría se designan como adulterio, y esto en forma muy adecuada puesto que los cultos paganos normalmente estaban conectados con la inmoralidad (Os. 6:10; Jer. 3:2, 9; Ap. 2:21; 19:2). El uso del verbo porneuein y del sustantivo pornos (y porne) es similar al del abstracto porneia. Demuestra la grandeza de la gracia divina en Cristo Jesús que nuestro Señor permitiera que Rahab (Heb. 11:31; Mt. 1:5) y otros fornicarios fuesen contados en su genealogía.

En el Nuevo Testamento el Señor señala que al adulterio no se comete únicamente por el acto en sí, sino también por mirar a una mujer para codiciarla, dando a entender que la sed de este, como de todo pecado, está en él. Como vemos, la importancia que Jesús le da al mandamiento es sublime.[24]

Culturalmente no debemos olvidar el significado que tenía, en donde, se incluía tanto el acto específico como una situación general.[25] Las prostitutas son desconocidas en la edad homérica, pero los hombres frecuentemente tienen concubinas, p. ej. Esclavas. La prostitución surge al aumentar la prosperidad. Las esclavas constituyen una fuente de prostitución, como también el privar a las mujeres extranjeras de sus derechos civiles. La «amiga» profesional se convierte en figura común en la sociedad griega, y puesto que la relación sexual se considera algo tan natural como el comer y el beber, los amoríos extramatrimoniales son permitidos para los maridos. Pero se censura el exceso, y Platón defiende la relación con las rameras solamente mientras sea secreta y no ocasione ofensa. Esparta mantiene una disciplina sexual más estricta, pero es también nido de la homosexualidad. Esta se difunde mucho; no tanto así el lesbianismo. Entre las rameras, las que viven en burdeles constituyen la categoría inferior, las que tienen algunas destrezas artísticas son un grupo superior, y las rameras independientes que pueden cobrar altos precios son otra clase más alta. Buscando[26]ser liberados de la pasión, los estoicos condenan las relaciones extramatrimoniales y se resisten a ellas, incluso con las esclavas. Mediante sus actos impuros, la persona contamina la divinidad que lleva dentro. Se enaltece la castidad, y el adulterio se considera ilícito e infame.[27] El NT presupone la existencia de rameras en Palestina, y la pecaminosidad de su oficio (Mt. 21:31–32; Lc. 15:30). También describe la prontitud con que responden al mensaje del Bautista y a la invitación de Jesús (Lc. 7:50; Mt. 21:31–32). Jesús proclama la gracia y el perdón para todos los que se arrepienten; la verdadera contaminación está adentro (Mt. 15:18–19), y es una señal de incredulidad. Por lo que respecta al divorcio, se plantea un debate acerca de Mateo 5:32 y 19:9. En Marcos 10:9; 16:18; 1 Corintios 7:10 Jesús enseña la indisolubilidad del matrimonio como la voluntad incondicional de Dios. Así hace a un lado la práctica basada en Deuteronomio 24:1, que las escuelas más estrictas entienden como aplicable a contravenciones morales, y las más laxas a cualquier cosa objetable. El problema en Mateo 5:32 y 19:9 tal vez sea que a los cristianos judíos que observan la ley se les exige divorciarse de esposas adúlteras, y por eso no pueden responsabilizarse si ellas contraen una nueva relación que, desde el punto de vista cristiano, es en sí misma adúltera. No se da cabida al divorcio como tal. En Juan 8:41 los judíos aseguran que ellos no son hijos de fornicación (p???e?a), pero sus obras muestran que son hijos del diablo y no de Abraham ni de Dios (v. 44).[28]

La literatura patrística menciona el término y lo que entienden ellos, algo interesante para nuestro estudio, puede verde en la epístola de Hermas. Hermas, advierte contra la p???e?a, la cual difiere del adulterio pero también lo incluye (No encontramos el uso transferido en los Padres apostólicos, quienes abandonan la terminología de los profetas del AT.[29] Por lo tanto, ¿cómo ha evolucionado el vocablo?

1.3 EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO EN LA INTERPRETACIÓN CRISTIANA

Jesús da una dimensión especial a la interpretación mosaica de la ideología de Israel. Su enseñanza es tan impactante, que se necesitará tiempo para asimilarla y aún hoy, se sigue avanzando en su palabra. Jesús conserva, pero profundiza; «consuma» la ley, la lleva a su plenitud.[30]

Veamos un pequeño acercamiento a los siglos posteriores a la enseñanza del Maestro, cómo interpretaban los cristianismos diferidos, por lo menos algunos de ellos, y tratemos de extraer su enseñanza básica.

Por ejemplo los montanistas (de acuerdo con su tendencia rigorista) sostuvieron en sus predicaciones, de acuerdo por otra parte con cierta tradición antigua de la Iglesia (por ejemplo, Epístola a los Hebreos y el Pastor de Hermas) que, tras la conversión al cristianismo con el bautismo correspondiente, no eran ya perdonables caída ulteriores en el pecado, de modo que ciertas faltas graves como el asesinato o el adulterio no pedían ser redimidas por la penitencia y el perdón de la Iglesia.[31] Como un segundo bautismo quedaba excluido, el pecador se condenaba irremisiblemente. Pero la gran mayoría no podía admitir que el que se comportara así tras el bautismo estuviera irremisiblemente destinado al infierno, según decían estos rigoristas.[32] Veamos lo que dice un maestro Judío:

"¿Qué has hecho con este pueblo? Lo has dejado suelto, como a mujer a quien se le sueltan los cabellos en razón del adulterio. La idolatría es un adulterio dada la relación nupcial entre Dios e Israel. "Soltar los cabellos pertenece al Vito de la ley le los celos para comprobar la fidelidad de la mujer: Núm. 5,18.[33]"

Crisóstomo, partidario él también de la sospecha de adulterio, no ha retenido en su explicación ese fantasma de justicia legal. Según él, la bondad no solamente compensa la justicia, sino que la absorbe; ella es esa misma justicia. Basta con ver en la partícula y un valor no de oposición (como anteriormente), sino de explicación:

José es justo siendo bueno.[34] Ante todo ha de revisarse el planteamiento mismo del problema. ¿Con qué derecho ponemos a José ante el dilema: María es adúltera, María es inocente? Ya Eusebio no se vio obligado a recurrir al subterfugio de la inocencia. Para él, como para san Efrén y algunos intérpretes posteriores, la alternativa era la siguiente: José sospecha un adulterio – José conoce el misterio. Tales son, en efecto, las dos únicas hipótesis que permite el texto evangélico. Eusebio[35]rechaza la primera y declara que José tuvo conocimiento de la obra del Espíritu Santo. Todo resulta entonces coherente.

Era especialmente trágica la situación de las mujeres repudiadas y las viudas, que se quedaban sin honor, sin bienes y sin protección, al menos hasta que encontraran un varón que se hiciera cargo de ellas. Más tarde, Jesús defenderá a las mujeres de la discriminación, las acogerá entre sus discípulos y adoptará una postura rotunda frente al repudio decidido por los varones: "El que repudia a su mujer y se casa con otra comete adulterio contra la primera" (Marcos 10,11). Jesús pone el acento en la responsabilidad de los hombres. No han de justificarse culpabilizando a las mujeres de su mal comportamiento. El adulterio equivale a un robo. El pecado no consiste en ofender a la propia esposa, sino en poseer a una mujer que pertenece a otro hombre. El verdadero culpable es el varón adúltero; la mujer no es sino víctima o, todo lo más, cómplice.[36]

Plinio el joven, procónsul de Asia Menor, escribe a su amigo el emperador Trajano para exponerle su conducta con los cristianos que se multiplican hasta el punto de que los templos paganos quedan desiertos: él no los busca; cuando los denuncian, los castiga con la muerte si persisten en su fe:

«Algunos aseguraban que habían dejado de ser cristianos… Afirmaban que todo su delito o todo su error se había limitado a reunirse habitualmente un día fijo, antes del amanecer, para cantar entre ellos, alternativamente, un himno a Cristo como a un dios, y a comprometerse por juramento, no ya a cometer algún crimen, sino a no meterse en robos, ni bandidajes, ni adulterios, a no faltar a la palabra dada, a no negar un depósito cuando se lo reclamaban. Después de ello, acostumbraban separarse para reunirse de nuevo a tomar un alimento, pero un alimento totalmente ordinario e inocente… Yo no he encontrado en ello más que una superstición absurda».[37]

Lo que a Dios interesa en primer lugar, no es el qué, de la acción, la materia, lo constatable sino, en primer lugar, el cómo, la voluntad del hombre. Y las praxis eclesiásticas posteriores, hasta el edicto de Calixto[38]muestran que había círculos en los que se pensaba que estos pecados eran imperdonables.[39]

Bíblicamente, pocas veces encontramos una acción o una forma de idolatría, que es en el fondo, el adulterio, tantas y tan claras afirmaciones en contra de éste comportamiento, tal vez sea por eso, nuestra enorme dificultad para construir puentes entre la misericordia y la justicia, o el perdón y la condena en eventos relacionados con ésta apostasía. Veamos un recorrido bíblico y acudamos a la actualización del concepto.[40]

  • DEFINICIONES EN LA ACTUALIDAD

¿Cómo definiríamos en la actualidad éstos conceptos?[41] ¿Han cambiado respecto a un original al que nos hemos aproximado? ¿Cuál es el principio inalterable en el tiempo que ha transcendido a nosotros?[42] Resulta interesante ya en su definición, la diferencia a la hora de comprender el significado de "Adulterio" traduciéndolo como verbo o como sustantivo: Como Verbo, adulterar significa, según la Real Academia de la Lengua: "Viciar, falsificar algo" "Acción de cometer adulterio"[43] Como Sustantivo, adulterio, significa según la misma fuente: "Ayuntamiento carnal voluntario entre persona casada y otra de distinto sexo que no sea su cónyuge. Falsificación, fraude."

Podemos acudir a otros diccionarios que coinciden en la definición del término proveniente del latín, y para familiarizarnos con la actualidad del significado del vocablo, me parece oportuno que veamos sinónimos y antónimos de algunos de ellos: Por Ejemplo: Adulterar es equivalente a falsificar, falsear, sofisticar, viciar, contrahacer, mistificar, corromper, desnaturalizar, y contrario a purificar, sanear. Desnaturalizar designa la alteración de una sustancia, como el aceite o el alcohol, de manera que deje de ser apta para el consumo: el aceite ha sido desnaturalizado y no se puede usar para cocinar. Adulterio es equivalente a infidelidad, deslealtad, ilegitimidad, y contrario a fidelidad.

Desde nuestro idioma y con las ventajas e inconvenientes que tiene, abordemos ahora un concepto muy ligado al adulterio, aunque no equivale en su raíz original hebrea como veremos a continuación, pero que inevitablemente debemos acudir a ella, porque la propia definición de "Adulterio" nos lleva a ello irremisiblemente: En el Diccionario Práctico Español Moderno Larousse, la «fornicación» es definida simplemente como su acción: «Fornicar» significa «tener ayuntamiento o cópula carnal generalmente fuera del matrimonio»

Asimismo, acudiendo a otra fuente autorizada en el manejo de la gramática, el Diccionario Manual de la Lengua Española de Cervantes, Tomo I, dice: «Fornicar» es «tener ayuntamiento carnal fuera del matrimonio.» ¿Qué ha pasado en la vida real de sociedades y religiones que "maltrataron" el principio bíblico? Por ejemplo:

Si una mujer salía a la calle sin cubrirse la cabeza, ofendía hasta tal punto las buenas costumbres que su marido tenía el derecho y hasta el deber, desde el punto de vista religioso, de echarla de la casa y divorciarse de ella sin estar obligado a pagarle la suma acordada en el contrato matrimonial.

La mujer judía que perdía su tiempo en la calle hablando con unos y otros, o la que se ponía a hilar en la puerta de su casa, podía ser repudiada por su marido sin compensación económica alguna. Incluso cuando a la esposa se le quemara la comida, podía ser repudiada por el esposo, según manifestaba el rabino y maestro judío Hillel el Viejo o el Sabio (70 a.C. al 10 d.C.). Otro motivo podía ser que el marido descubriera algo torpe en su esposa, lo cual le daba la libertad para buscar otra más joven y adquirirla.

Si la novia tenía relaciones con otro hombre era considerada una adúltera y su castigo era la lapidación. Si la adúltera era una mujer casada, el castigo que se le reservaba era el de la estrangulación. Pero para el hombre no había castigo alguno. En la mujer sólo veían superficialidad, sexo y peligro, por lo que siempre trataban de guardarse de ella. Jesús denuncia éste abuso, que nunca fue exigido por Dios en el AT.

Lo estudiaremos, no obstante y trataremos de ver las diferencias y las similitudes en el original bíblico para comprender qué quiere estar diciéndonos la Escritura Santa desde hace tantos siglos. ¿Codiciar a la mujer de tu prójimo, es lo mismo que adulterar con ella? ¿Se puede estar adulterando sin codiciar? ¿El adulterio es siempre un pecado sexual?

La definición actual ha reducido el campo semántico notablemente y dista mucho de lo que podía abarcar en la antigüedad el término, donde la prostitución religiosa y especialmente la idolatría espiritual incluían el vocablo. Si acudimos a esa cultura y a ese tiempo comprenderemos otra manera más de entender el significado de adulterio. "Israel no ha vivido en un oasis aislado, sino en medio de los pueblos, de tal manera que su historia, también la de su espíritu, sólo se puede entender a partir de la historia más amplia del Oriente"[44] ¿Y cuál es esa historia? ¿Qué tipo de influencias recibía el pueblo escogido por Dios? Ya hemos visto un acercamiento al semítico que nos permite responder ¿Cómo entendían ellos el adulterio, o la acción de adulterar?[45] Ahora podemos ver la posible evolución del lenguaje y aplicar el principio divino

Así que, podemos admitir varias formas de adulterar o de corromper, además de la explícitamente sexual, pero podemos preguntarnos, ¿Son igualmente graves todas las formas de adulterio? ¿Es lo mismo un ayuntamiento carnal voluntario con la mujer de mi prójimo casada, que una apostasía espiritual personal? ¿Es lo mismo mirar a una mujer para desearla que cometer adulterio? Jesús mismo estableció un nivel moral casi inalcanzable al hombre moderno, impulsando un nuevo enfoque en la aplicación de la Ley, y en la finalidad de la misma. Respecto a la idoneidad para el cielo, es decir, para acceder a la presencia de la santidad del Señor, un reo en un punto es equivalente al fallo en todos, y aún un 99,9% de fidelidad, si se fallara en ese margen, tampoco seríamos aptos para la salvación. Desde ese punto de vista, es indiferente, la violación de un aspecto del mandamiento como la de todos ellos, pero desde luego, respecto a las consecuencias y al valor que Dios ha dado a determinados aspectos que legislan nuestra sociedad y nuestra vida, sin duda NO. No es lo mismo adulterar, consumando el adulterio, que hacerlo con el pensamiento. Por lo menos en sus consecuencias sociales. Respecto a la idoneidad para el acceso a la salvación, nos condena igualmente a todos, el pensamiento o la acción, pero respecto a la sensibilidad social no puede ser lo mismo.

Han cambiado situaciones en la actualidad sin duda alguna. No negaremos la importancia de la ordenanza, es evidente. ¿Por qué? La aplicación de entonces bajo la Ley de Moisés en éste pecado se castigaba con la muerte, ya fuese por apedreamiento o fuego (lev 20.10; 21.9; Dt 22.22–24; Jn 8.5, 6), no es la misma hoy, además de resultar aparentemente en situación de desigualdad la mujer en los delitos sexuales, donde parte en desventaja y queda mal parada.[46]Debido a que la pena de muerte solo se podía aplicar en el caso de que se sorprendiera a la persona en el acto mismo (Jn 8.4), el cónyuge acusado, tenía que someterse a ciertos procedimientos acordados para establecer su culpabilidad o inocencia (Núm. 5.11–31). No obstante en la Ley Mosaica, cuando el rey David se arrepintió de su pecado de adulterio, Dios lo perdonó (2 S 11.2–5; Sal 51.1, 2). Cristo también perdonó a la mujer sorprendida en adulterio, pero sin obviar la gravedad del cargo (Jn 8.11). Por lo tanto hay grandes lecciones dentro de un sistema punitivo, sin embargo hoy, sería un escándalo internacional el hecho de un apedreamiento ante un caso de adulterio. El séptimo mandamiento dice: "No cometerás adulterio". Sin embargo, este pecado ha sido cometido a lo largo de toda la historia. Hoy, sin embargo, el adulterio parece más descontrolado que nunca. Entretanto, historias en los periódicos sensacionalistas informan sobre los amoríos de políticos, millonarios y estrellas de cine, y películas como "El paciente inglés", "El príncipe de las mareas" o "Los puentes de Madison" incluyen y aun promueven el adulterio.[47]

La actualidad del adulterio

José vivió un episodio singular en la educación, cuidado y matrimonio con María, ya que quiso dejarla secretamente para evitar difamarla, precisamente por un supuesto caso de adulterio, ya que estaban desposados. ¿Nace Jesús ya desde una infidelidad o a pesar de una infidelidad, la de la humanidad con su Dios? Es evidentemente un caso diferente, pero la figura del adulterio ha sido utilizada en la Biblia de muy diversas formas para ilustrar la infidelidad del pueblo de Dios.[48]

¿Cómo vemos hoy el adulterio con piedra y leño?[49]¿Hay grados de intensidad en éste pecado? ¿Qué luz nueva tenemos al leer Lv 19.1?[50]

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