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La autoconsciencia, la glándula pineal: El Encuentro de las Aguas y La Última Frontera de las neurociencias (página 2)

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

Por tanto que, los sentimientos y su entendimiento son cruciales al logro de la última frontera de las neurociencias, como para los pioneros de la Conquista del Oeste fuera El Sendero de Santa Fe.

Definiciones

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Sentimientos.

De acuerdo a la "Biblia", de la retórica inelegante y confusa, para definir conceptos — me refiero aquí a la Wikipedia Español — así se definen los sentimientos:

Sentimiento

"El sentimiento es el resultado de una emoción, a través del [sic] cual, el consciente tiene acceso al estado anímico propio. El cauce por el cual se solventa puede ser físico y/o Espiritual. Forma parte de la dinámica cerebral del hombre, que le capacita para reaccionar a los eventos de la vida diaria."

Damasio es más conciso, más claro, y más circunspecto en su definición. Leamos sus propias palabras:

"Las emociones son acciones o movimientos, muchos de ellos públicos, visibles a otros ya que [éstos] se detectan en la cara, la voz, y en comportamientos específicos.

"Sentimientos, por otra parte, siempre están disimulados, como, por necesidad, todas las imágenes mentales [lo] están. Ocultas para todos quienes no sean sus propietarios legítimos. Representando la propiedad más privada del organismo en cuyos cerebros estos ocurren.

"Las emociones se materializan en el teatro del cuerpo. Los sentimientos se plasman en el teatro de la mente".

El último párrafo basta para definirlos.

Cuando hablamos de los sentimientos más elementales como se entienden que son la felicidad, la tristeza y las apreciaciones de nuestro ser, no podemos precisar, con certeza, el locus anatómico donde residen estas experiencias tan familiares y, cuyas consecuencias permanecen a la vez, tan elusivas y remotas.

Lo que sabemos es que los "sentimos", los percibimos, aunque no podamos explicar cómo proceden sus mecanismos de acción.

La consciencia y el alma

Para muchos la consciencia y el alma representan entidades idénticas con funciones definidas y con localización establecidas en la anatomía de nuestro organismo. Para René Descartes, y para muchos quienes lo precedieran, la glándula pineal sería el lugar donde el alma (o la psique) residiera.

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El Pensador por Auguste Rodin

Veamos

Descartes dedicó mucho tiempo al estudio de esta glándula, conocida, entonces, como el "sitio donde se encuentra el alma". Él creía que este órgano representaba el punto de conexión entre el entendimiento y el cuerpo. Lo que resultaría, en parte, de su creencia de que como centro anatómico, esta formación endocrina era única en la estructura del cuerpo humano, ya que no estaba presente en ambos lados del cuerpo — derecho e izquierdo — lo que la hiciera anómala.

La última observación sería inexacta ya que bajo el microscopio se determina que la glándula pineal se divide en dos delicados hemisferios. Aunque aún no sabemos la importancia que el genio de Descartes asignaba a la simetría anatómica en este caso en particular, es posible que su pensamiento científico, en esta ocasión, fuera afectado por sus deliberaciones de matemático egregio.

Otra teoría común, en tiempos de Descartes, era que la glándula pineal operaba como una válvula, descargando fluidos cuando era activa. Por tanto, la posición preferida durante el pensamiento profundo consistía en bajar la cabeza ligeramente apoyándose en la mano, para permitir la apertura de dicha "válvula" — como vemos en la estatua El Pensador de Rodin.

La glándula pineal o epífisis gozó por muchos años de importancia singular, especialmente entre los filósofos, quienes le atribuyeran propiedades místicas o mágicas.

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Antes de proseguir, creemos que sería oportuno hacer una descripción concisa de las actividades de esta glándula

Glándula pineal o epífisis

La glándula pineal fue la última de las glándulas endocrinas que tuvo su función descrita. Su localización, muy profundamente en el cerebro, pareció resaltar su importancia. Esta última circunstancia, llevó a que se convirtiera en una "glándula misteriosa", con mitos, supersticiones y aún teorías metafísicas asociadas con ella y sus funciones.

En el hinduismo se la coliga con el sexto chacra o tercer ojo. Mientras que otros sistema filosóficos la consideran un órgano latente que puede ser despertado para hacer posible la comunicación telepática.

El ojo humano

En nuestro cuerpo, por medio de sus mecanismos sensoriales, el ojo percibe imágenes boca abajo. Enviando la imagen, que observa, al cerebro, que, a su vez, la interpreta, y la hace aparecer boca arriba para nosotros.

Pero el cuerpo humano está dotado con otro órgano físico cuya función ha sido reconocida por mucho tiempo en nuestro pasado. Se conoce como el "tercer ojo" — que, en realidad representa la glándula pineal. Muchos consideran que ésta simboliza nuestra Visión Interna.

Localización

La epífisis, es del tamaño de un guisante, confinada en el centro del cerebro dentro de una minúscula cavidad, posterior y por encima de la glándula pituitaria, situada dorsal a la raíz de la nariz. Finalmente, queda directamente detrás de ambos ojos, desde donde conecta con el tercer ventrículo cerebral.

Los griegos de la antigüedad creían que esta glándula constituía nuestra conexión con el plano de los pensamientos.

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Ciclo del sueño.

Los biorritmos

La glándula, cuando es activada por acción de la luz, controla todos los biorritmos del cuerpo. Trabajando en armonía con el hipotálamo detecta la sed, el hambre, y el deseo sexual. Siendo el reloj biológico que determina nuestro proceso de envejecimiento.

Tradicionalmente, y aún en nuestros tiempos, para muchos, esta glándula constituye la conexión entre los mundos espirituales y físicos.

En su organización anatómica esta glándula posee un mapa completo de los campos visuales.

La evidencia soporta que, por medio de tractos que conectan esta estructura con el hipotálamo, activados por la luz, esta formación endocrina regula la producción de la melatonina, actuando como un cronómetro interno.

Por sus funciones foto-sensitivas en muchas especies, la nuestra incluida, esta glándula es considerada como precursora del ojo moderno.

Como organización anatómica pesa menos de 0.1 gramo. De tamaño más grande en los niños, comienza a atrofiarse en la pubertad. Pareciendo poseer un rol, de la mayor importancia, en el desarrollo sexual. La melatonina secretada en abundancia — estado considerado normal en los niños — se cree que actúa induciendo el desarrollo sexual. Cuando el niño llega a la pubertad, la producción de esta hormona se reduce, como antes dijéramos.

También participa en la hibernación de muchos vertebrados, en el metabolismo de los alimentos (siendo implicada en la producción de la obesidad), y en la reproducción sexual estacional.

 

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Auto-consciencia

En los seres humanos, sus acciones, afectan los ritmos circadianos, los patrones del sueño (los niveles de la melatonina se elevan por las noches) y se la encuentra implicada en el mecanismo productor del trastorno afectivo estacional (SAD).

Para culturas y religiones antiguas — y asimismo para René Descartes, como ya dijéramos — digno de considerar, era la importancia que esta glándula, se cree que poseía, en mediar los mecanismos que permiten al ser humano elevarse a niveles de la mayor espiritualidad y de activar la percepción de nuestra auto-consciencia.

Porque estas últimas nociones no hayan recibido aún corroboración científica, no es razón para que sean descartadas sin razón que así lo justifique.

La consciencia

Stuart Sutherland (1927 – 1998), prominente psicólogo británico, una vez definió la consciencia como: ".un fenómeno fascinante a la vez que elusivo. [Nos resulta] imposible especificar lo qué es, lo qué hace, o por qué se desarrolló. [Resultando en que] Nada que valga la pena [leer] se ha escrito acerca de ello."

La consciencia, es de veras, noción muy difícil de concebir, pero aún así, la mayoría de las personas desarrollan una intuición de en qué consiste. Para lograr un entendimiento icástico de esta facultad se requieren aclarar tres conceptos diferentes:

  • la noción del ser (self)

  • la de los sentimientos, y

  • la de los qualia

Nociones de las que solamente poseemos conocimientos rudimentarios.

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Neurona

Los qualia

Son impresiones elementales que representan nuestras experiencias sensoriales básicas.

Éstos los definiremos, en detalle, más adelante.

En su libro Looking for Spinoza, el destacado neurocientífico António Damasio, nos ilumina mucho del sendero a seguir, cuando refunde el estudio de este aspecto de nuestra función mental entre dos campos — entre sí separados — el de la neurología y el de la filosofía.

Los campos son distantes entre sí, ya que, en un pasado no muy remoto, algunos filósofos (los panpsychists) creerían que todas las cosas, incluyendo objetos inanimados, como fueran sillas o sombreros, eran capaces de ser conscientes, y lo son. Aunque la mayoría de nosotros estaríamos de acuerdo de que es únicamente por medio de la actividad del cerebro que individuos son aptos para la experiencia subjetiva de una vida espiritual y mental.

Las neuronas, pensamos — que consisten en partículas de sustancia cerebral, que con sus impulsos eléctricos acompañados de fracciones de neurotransmisores — nos diferencian de una botella, en cuanto a sentimientos se refiere.

Nos parecería de utilidad para el lector de esta tesis, tener acceso a una definición del pansychism, la que obtuviéramos, adaptáramos, y tradujéramos de la Stanford University Encyclopedia of Philosophy.

"Panpsychism es la doctrina filosófica que mantiene que la mente es una característica fundamental de todo lo que existe en el universo. Como tal, entonces, todo lo que, en la Naturaleza existe, estará dotado con una vida sensitiva, aunque carezca de los mecanismos para verbalizarla."

Puesto de diferente manera, que todo lo que, en el universo existe, es capaz de sentimientos, aunque carezca del mecanismo para comunicarlo.

El psicoanálisis hace su aparición en este tablado

Desde el punto de vista del psicoanálisis, Carl G. Jung sería el pensador quien más cerca llegaría a la incorporación de la doctrina metafísica del pansychism en su sistema filosófico, cuando habla del inconsciente colectivo, de ánima, de ánimus y de persona.

Por esta misma razón Freud, en su convicción inquebrantable de que el psicoanálisis era una teoría de la mente y el cerebro humano, abjuró la reciprocidad de sus teorías con las que Jung propugnara.

Para Freud, la mente humana, donde la consciencia residiera, sería entendida por las actividades de tres agencias: el ego, el súper/ego y el id, modulando los fenómenos recónditos, hechos inaccesibles por la represión.

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Rosa y gota de sangre. Quale multi-sensorial.

El otro concepto que tenemos que incorporar, para entender la consciencia, es el que hace uso del jeroglífico abstracto que conocemos como el quale (plural, qualia).

Para su definición, aquí consultamos, de nuevo, a Wikipedia Español:

"Qualia [singular: quale, en latín y español]. Término filosófico que define las cualidades subjetivas de las experiencias mentales. Por ejemplo, la rojez de lo rojo, o lo doloroso del dolor.

"Los qualia simbolizan el "gap" [hiato] explicativo que existe entre las cualidades subjetivas de nuestra percepción y el sistema físico que llamamos [el] cerebro. Las propiedades de las experiencias sensoriales son, por definición, epistemológicamente no cognoscibles en la ausencia de la experiencia directa de ellas; como resultado, son también incomunicables. La existencia o ausencia de estas propiedades es un tópico calurosamente debatido en la filosofía de la mente contemporánea.

"Los Qualia han jugado un rol importante en la filosofía de la mente, principalmente porque son vistos como una refutación de facto del fisicalismo. Hay un debate sobre la precisa definición de los qualia dado que varios filósofos enfatizan o deniegan la existencia de ciertas [de sus] propiedades."

Lo que justamente corrobora nuestra frecuente aserción de que los editores de Wikipedia — especialmente en su edición española — poseen el don impar de la explicación enmarañada, incomprensible, y abstrusa.

Para Damasio, éstos son los qualia:

". son las cualidades sensoriales simples que se encuentran en el azulado [o grado de lo azul] del cielo o del tono del sonido producido por un violonchelo, y en los componentes fundamentales de las imágenes que constituyen la metáfora expresada por una obra teatral".

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Chacras

El enigma de los qualia puede ser ilustrado por medio de un ensayo mental.

Imaginémonos que tenemos que distinguir entre lo rojo y lo verde, guiados simplemente por la actividad de las células y de los mecanismos eléctricos de la visión. Aunque pudiéramos especificar las actividades involucradas en la percepción de cada color, nunca seríamos capaces de describir la esencia fundamental y natural de la abstracción de cada matiz como nuestras mentes los representan.

La razón, para esto ser así, es porque existe un golfo cognoscitivo profundo entre la descripción de eventos físicos, como suceden en el cerebro a nivel celular, y las experiencias personales y subjetivas que presumimos que están asociadas con los mismos eventos.

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Daño a la corteza visual primaria

Este último concepto suministra alguna importancia inesperada a la teoría del solipsismo filosófico, que a continuación definimos.

Solipsismo (latín: solus, sólo + ipse, libre o self) es la idea metafísica que expresa que "Mi mente es la única cosa que yo sé que existe". El solipsismo es una posición abstracta o cognoscente que postula que conocimiento fuera de la mente es injustificado. El mundo externo y otras mentes no pueden, por nosotros, ser conocidos y, por esta razón, no pueden ser entendidos y, es posible, que aún ni existan.

En la historia de la filosofía el solipsismo se considera una hipótesis de escépticos.

Como de acuerdo al solipsismo y otras doctrinas, la noción de nuestra consciencia no puede ser compartida. ¿Dónde, entonces, reside el "estado" de la consciencia? O, puesto de manera más explícita: el estado de estar, o de ser auto-consciente.

Veamos

¿Es que la consciencia consiste en una propiedad que solamente "emerge" cuando las actividades del cerebro han logrado llegar a un cierto nivel de complejidad? O, ¿son solamente algunas partes específicas del cerebro las que están conscientes?

Para el funcionamiento del cerebro, la evidencia neurológica sugiere que nosotros estamos inconscientes de la mayor parte de las actividades de este órgano. No sólo de los dinamismos que controlan las funciones cardíacas, las de la digestión, las de la postura y otras de igual importancia, que son automáticas. Sino que las acciones que controlan el procesamiento pre-perceptual de información proveniente de los sentidos, posee la tarea compleja de seleccionar y coordinar los músculos individuales que posteriormente ejecutarán todas nuestras acciones motoras, cuando éstas se hacen conscientes y voluntarias.

La disociación entre el procesamiento visual consciente e inconsciente se encuentra mejor expresada en el fenómeno de la visión ciega o blindsight.

"Blindsight" o visión ciega. Rara condición que consiste en la sensibilidad visual de una persona ciega para poder percibir exactamente una fuente de luz a pesar de su incapacidad de ver.

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Visión binocular

 

La visión ciega es causada por daño restringido a la corteza visual primaria, en los hemisferios cerebrales, que resulta en la "ceguera cortical" en una parte correspondiente del campo de la visión.

A pesar de que el paciente niega poder ver un estímulo luminoso presentado en la parte ciega de esta región, este último puede señalar su localización, con certeza y sin problemas. Además, si se le presenta al mismo paciente una luz que se mueve, el paciente puede "adivinar" la dirección del desplazamiento, aunque sea ignorante de su existencia.

Esta paradoja se explica por el hecho de que existen dos tractos de células nerviosas interconectadas, que transitan desde los ojos al cerebro. Un fascículo marcha hacia la corteza visual primaria, continuando su trayectoria hacia las partes inferiores del lóbulo temporal, región responsable de la identificación de objetos y de la acumulación de memorias personales. El otro se proyecta vía los centros reflejos visuales del mesencéfalo (que controla los movimientos oculares) y desde allí asciende hacia los lóbulos parietales de la corteza, donde la información se utiliza para guiar los movimientos de la mano.

Como el último tracto todavía permanece intacto en el paciente con blindsight, éste puede utilizarlo para asir el objeto, aunque "no lo vea".

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Pero, como el otro tracto, situado dentro del lóbulo temporal, parece estar involucrado íntimamente en la percepción consciente, una disociación más discreta puede ocurrir en pacientes que han sufrido daño extensivo del lóbulo temporal, que aunque no interfiera con las funciones visuales básicas, puede causar agnosia — una incapacidad de poder distinguir conscientemente entre diferentes objetos y formas. Sin embargo, estos pacientes pueden disponer sus manos de manera correcta para aprehender distintos artículos que no pueden distinguir perceptualmente.

Es como si algo misterioso los orienta para "ver" el mundo, guiándole las manos sin que tengan consciencia de lo que hacen.

La visión ciega no es solamente una anomalía neurológica, ya que se reporta en muchas personas "normales".

Si uno está manejando un vehículo mientras habla con la persona que le acompaña o está usando un teléfono celular, muchas regiones del cerebro procesan cantidades enormes de información visual para permitir que uno pueda maniobrar en el tráfico. Sin embargo muy poca de esta información llega a la consciencia mientras que uno se concentra en la conversación. De modo interesante, es difícil imaginar el escenario opuesto — teniendo una conversación inconscientemente — mientras se atiende al tráfico.

En cualquier situación en la que nos encontremos, nosotros sólo estamos conscientes de una porción minúscula del torrente de información que constantemente nos llega a través de nuestros órganos sensoriales.

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Epifenomenalismo

Parece ser que sólo el centro de nuestra atención inmediata está representado en su totalidad en nuestra consciencia, en el sentido de que puede ser reconocido. Lo que nos sugiere que existe una conexión entre lo consciente, la atención, y la memoria; y que asimismo, no podemos hacer uso creativo del lenguaje sin estar conscientes.

El dilema del duendecillo travieso

El dilema del duendecillo travieso (o zombie problem) es que "algo" o "alguien" deben de ser responsable por nuestras acciones — coordinadas — aunque inconscientes y reflejas.

Si nosotros somos capaces de hacer tantas cosas sin que estemos conscientes de ellas, ¿qué propósito sirve la consciencia, y para qué evolucionaría?

Imaginemos un zombi que luce exactamente como un ser humano y que hace todas las cosas que un ser humano efectúa, pero sin tener consciencia de lo que hace. Lógicamente, no parece que haya algo imposible acerca de esta suposición. Aunque, por supuesto, nosotros carecemos de la habilidad de determinar con certidumbre si otros seres vivientes, animales, máquinas o plantas están conscientes en la manera que nosotros lo estamos.

Por la razón que sea, nosotros sabemos que estamos, de veras, conscientes — siendo, quizás, de la única cosa que podemos jactarnos de saber con seguridad y certeza — aunque, al final, lo sepamos sin saberlo..

El conductismo

La escuela de psicología llamada la escuela conductista asimismo ha argumentado que el estado de la consciencia no existe y que no tiene razón de existir, insistiendo en que la ciencia pura debe de confinar sus esfuerzos a tratar de explicar comportamientos observables externa y directamente.

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Self awareness

Para estos psicólogos conductistas, ha sido de mucho valor la observación objetiva de las actividades del cerebro, descartando tales conceptos comunes como son: la voluntad, la intencionalidad y la necesidad.

No obstante, para la mayoría — los investigadores del cerebro incluidos — ha resultado difícil aceptar la noción extrema de un "materialismo eliminativo" que exige que palabras como "amar", "anhelar", o aún "rojo" poseen el mismo rango de importancia lógica que la de objetos inanimados carentes de élan vital.

Aún más intrigante es la noción del epifenomenalismo.

Epifenomenalismo: Postura dualista que afirma que lo físico produce lo mental pero que lo mental no tiene ninguna acción sobre lo físico. La han defendido entre otros Huxley, Lenin, Clifford.

Es, como sucede con la sombra de un caballo al galope, que parece correr paralela al objeto que la proyecta, aunque ésta no posee un rol en la actividad del caballo. Asimismo, la consciencia puede simplemente, acompañar ciertos eventos en el cerebro sin tener función propia alguna.

De acuerdo a esta teoría, ¿no pudiera ser posible que cuando uno decide asir una taza, que no sea la intención consciente la que inicia la acción?

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M. C. Escher

Puede ser que sí, puede ser que no.

De hecho, la evidencia continúa acopiando que nuestras impresiones subjetivas de eventos en el mundo y nuestras acciones intencionales, constituyen cierto "comentario" post-hoc acerca de eventos que ya ocurrieron.

Aunque nos parezca una noción inquietante, nuestras vidas conscientes pueden que sean tan verosímiles como un cuento ilusorio — una traducción del mundo zombi dentro del campo de la subjetividad.

Repitiéndolo:

  • ¿Por qué necesitamos un sistema tan auto-engañoso empotrado en nuestro cerebro?

  • ¿Cómo evolucionó?

  • ¿Cuál es su valor adaptivo?

Los correlatos neurales de la consciencia

Confrontando tantos dilemas tácticos para conducir sus investigaciones, muchos neurocientíficos han argumentado que nosotros deberíamos enfocar nuestras miras simplemente en tratar de definir "el correlato neural de la consciencia" — las partes del cerebro que implementan los estados de consciencia.

Una vez que estemos en posesión de un entendimiento claro de la actividad neural, que es necesaria y suficiente para la subjetividad, tal vez muchos de los obstáculos filosóficos desaparecerían.

La ventaja pragmática de este método de investigación es que trasforma el concepto de la consciencia en algo que puede ser enfocado experimentalmente. En vez de preguntarnos "¿qué es la consciencia?" uno se pregunta, "¿qué regiones del cerebro están activas, cuando alguien ejecuta alguna acción consciente?"

Un método experimental que está demostrando su rendimiento es el de monitorear la actividad de diferentes regiones de la corteza cerebral — con micro electrodos en animales y con técnicas de escáneres en seres humanos — mientras que la imagen proyectada en la retina permanece inmutable en tanto que el contenido de la consciencia la procesa.

Por ejemplo, ¿cómo cambia la actividad cerebral mientras que una persona o un animal alterna el foco de atención de un asunto a otro diferente?

¿Qué sucede cuando ellos contemplan imágenes visuales ambiguas, que en un instante parecen ser una cosa, y en el que sigue parecen ser la otra?

Otro aspecto misterioso de la subjetividad es el sentimiento de "la intención volitiva y del libre albedrío", que nos resulta más difícil de estudiar. Pero, que aun siendo así la evidencia sugiere que el área involucrada para esta actividad, se localiza en la corteza anterior cingulada, una región que queda en la superficie interna del lóbulo frontal.

Pacientes con lesiones en esta región a menudo sienten que sus acciones ocurren sin que su intención participe — ¿recuerdan el síndrome de la mano extraña?

Por el otro lado, ellos pueden estar totalmente conscientes, pero sienten que no desean hacer absolutamente nada — como sucede en el mutismo aquinético.

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Estatua El Encuentro de las Aguas, frente a Union Station en Saint Louis

Aunque no nos plazca admitirlo, la consciencia es una particularidad que resta dentro del campo de la subjetividad, cuya naturaleza aun no entendemos. Por esa y otras razones, algún día, puede que nos veamos forzados a admitir que la consciencia, de igual manera que la infinidad y los conceptos de onda-partícula de la mecánica del quantum, es una propiedad que no puede describirse intuitivamente de icástica manera.

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El despertar de la conciencia

La consciencia — como la fuerza de la gravedad, el concepto de la masa, y el de la energía — puede que resulte siendo otra más de esas propiedades irreducibles del universo para las que explicaciones adicionales no son posibles.

Una reflexión final sobre los vocablos que empleamos y un recordatorio breve de los cuentos de niños.

La "S" en la consciencia

Antes de concluir, debo de referirme a un asunto de semántica que concierne a mi uso de la palabra consciente para significar:

. Adj. Que siente, piensa, quiere y obra con conocimiento de lo que hace.

Como me importa mucho hacer el uso consciente del lenguaje, en una ocasión anterior, me correspondí con el experto del idioma Inglés, editor de la columna On Language para el NY Times, William Saffire. Esa vez lo hice para establecer si el término apropiado para designar las mujeres que enflaquecen, víctimas de la inanición auto-impuesta eran mejor designadas anoréxicas o anorécticas.

Su respuesta sigue:

"Always, anorectics." respondió. (Y así sería, aunque yo haya adoptado "anoréxicas" en mi propio estilo).

Mi preferencia establecida es consciencia, para designar ese estado que en esta ponencia nos ocupa.

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Amor y deber por G. Castagnola (1828-1883)

A continuación veamos lo que el diccionario de la RAE nos aconseja

Consciencia.

(Del lat. conscientia).

1. f. consciencia.

2. f. Conocimiento inmediato que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones.

3. f. Capacidad de los seres humanos de verse y reconocerse a sí mismos y de juzgar sobre esa visión y reconocimiento.

Conciencia.

(Del lat. conscientia, y este calco del gr. s??e?d?s??).

1. f. Propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta.

2. f. Conocimiento interior del bien y del mal.

3. f. Conocimiento reflexivo de las cosas.

4. f. Actividad mental a la que solo puede tener acceso el propio sujeto.

5. f. Psicol. Acto psíquico por el que un sujeto se percibe a sí mismo en el mundo.

Consciente.

(Del lat. consciens, -entis, part. act. de conscire, saber perfectamente).

1. adj. Que siente, piensa, quiere y obra con conocimiento de lo que hace.

2. adj. Dicho de una cosa: Que se hace en estas condiciones.

3. adj. Con pleno uso de los sentidos y facultades.

Conciente.

La palabra conciente no está en el Diccionario.

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Alicia y Humpty Dumpty

Ahora, recordemos el genio incomparable de la semántica, Lewis Carroll

De: Alicia a través del espejo

—Pero "gloria" no significa "una bonita argumentación definitiva" —objetó Alicia.—Cuando yo uso una palabra —dijo Humpty Dumpty con cierto menosprecio—, significa justamente lo que yo quiero que signifique. Nada más y nada menos.—La cuestión es —dijo Alicia— si usted puede hacer que las palabras signifiquen cosas distintas.—La cuestión es —dijo Humpty Dumpty—, quién es el que manda. Eso es todo.

En resumen

Habiendo publicado considerablemente, luego de estudiar exhaustivamente lo que se conoce acerca del entendimiento del fenómeno inconmovible de la consciencia, nos preguntamos si lo que es preciso para lograr un entendimiento de esta "función" cerebral — tan elusiva — es un "encuentro de las aguas" donde participarían las ciencias filosóficas, las evolucionistas, las antropológicas, las disciplinas de la física, las teológicas, y las neurociencias.

Esta confluencia de las aguas del conocimiento no es nueva, aún en nuestra época de escepticismo creciente. Ya que se ha logrado de manera harmoniosa en el Instituto de Santa Fe en NM, como hemos recalcado en previas ponencias publicadas.

Parece ser que ninguna disciplina ha logrado darnos respuestas satisfactorias, para resolver este dilema, porque éstas poseen una tendencia a invalidarse en el instante en que parámetros incontrolables se introducen.

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Gateway to the West en Saint Louis

Por ejemplo, ¿cómo se explican ciertos fenómenos neurológicos establecidos?, como son:

  • La ilusión de Capgras

  • La apotemnofilia (o desorden de identidad de la integridad corporal, enfermedad psiquiátrica que provoca, en el individuo afectado, un irresistible deseo por amputarse una o más extremidades sanas del cuerpo)

  • La trans-sexualidad

  • Los órganos fantasma

  • El síndrome de Cotard

  • Las llamadas "personalidades múltiples"

  • Las auto-mutilaciones

  • La anorexia

  • El suicidio

Y otros estados neuropsiquiátricos donde se establecen la existencia de fenómenos que contradicen la auto-consciencia del sujeto en cuestión.

Para explicar estos asuntos, como asimismo sucede con el argumento de la existencia de la vida en el cosmos: parece ser, que estamos solos.

Pero esta última debería ser una admisión que, en lugar de extinguir nuestras esperanzas de encontrar respuesta a ésta y a otros rompecabezas que nos confrontan permaneciendo insolubles, nos obligue a esforzarnos más aún en la dirección que tanto ha asistido a nuestro género — eminentemente social — en la labor de encontrar solución a los misterios que, más a menudo que no, en la vida nos confrontan.

Me refiero aquí, a trabajar en grupos, a tratar de encontrar soluciones en los hallazgos y descubrimientos que otros han hecho, a enlistar los resultados de los esfuerzos por otros logrados, y a interpretar los resultados por ellos obtenidos, adaptándolos a nuevas proposiciones.

De esa manera, quizás algún día lograremos encontrar una solución viable al enigma de la consciencia.

Así sería como lo harían los "monjes ciegos" en el ajado cuento proveniente del Oriente.

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Los monjes ciegos examinan el elefante.

Para concluir esta tesis admitimos que la naturaleza de la consciencia y el fenómeno de la auto-consciencia permanecen desconocidos y que para lograr resolver sus misterios, debemos de trazarnos nuevas pautas y proceder de una manera genuinamente multidisciplinaria.

Fin del ejercicio.

Bibliografía

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Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca

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