- Gas y petroquímica básica
- Derrames en el río
- Plataformas abandonadas
- Entre pantanos de petróleo
- Vivir bajo amenaza
- ¿Áreas naturales protegidas?
- La Ruta en Campeche
- Conclusión
Gas y petroquímica básica Dentro de la cadena del petróleo, Pemex Gas y Petroquímica Básica ocupa una posición estratégica al tener la responsabilidad del procesamiento del gas natural y sus líquidos, así como del transporte, comercialización y almacenamiento de sus productos. En el ámbito internacional, Pemex Gas y Petroquímica Básica es una de las principales empresas procesadoras de gas natural, con un volumen procesado cercano a 4 mil millones de pies cúbicos diarios (mmpcd) durante el 2004, y la segunda empresa productora de líquidos, con una producción de 451 mil barriles diarios (mbd) en los 11 Centros Procesadores de Gas a cargo del Organismo. Cuenta con una extensa red de gasoductos, superior a 12 mil kilómetros, a través de la cual se transportan más de 3,600 mmpcd de gas natural, lo que la ubica en el décimo lugar entre las principales empresas transportistas de este energético en Norteamérica. En México, Pemex Gas se encuentra entre las 10 más grandes por su nivel de ingresos, superiores a 16,300 millones de dólares en 2004, con activos cercanos a 9,000 millones de dólares. Adicionalmente, Pemex Gas y Petroquímica Básica constituye una fuente importante de trabajo, al emplear del orden de 12 mil trabajadores.
PETRÓLEOA Tabasco se le ha llamado "El Estado de la Energía", debido a la importancia que ha adquirido con la explotación del petróleo y sus derivados, así como a la generación de energía eléctrica. En la actualidad existen alrededor de diez complejos petroleros, teniendo así a Villahermosa como el centro regional de operaciones de Pemex, albergando a dos de las áreas más importantes: Pemex, Exploración y Producción, y Pemex, Petroquímica Básica. Por lo cual el 50% del petróleo crudo que México provee al mundo, viene del puerto de Dos Bocas, Paraíso, Tabasco. En Tabasco este recurso ha sido eje de su economía estableciendo programas de intercambio productivo tanto internos como externos, que permiten ampliar la actividad comercial y económica de la entidad hacia diferentes mercados. La producción de hidrocarburos ha sido factor determinante en el desarrollo de nuestra economía. Contamos con una fuerza laboral de 11,349 empleados Una derrama salarial anual de 1,965 millones de pesos En 1999 Pemex gastó 829 millones de pesos en el sector comercial de Tabasco Contribución del 20% a la producción petrolera nacional y 42% a la producción nacional de gas. Una capacidad instalada de 718 pozos petroleros en explotación. Producción de 519,593 barriles por día y 483,610 millones de pies cúbicos de gas natural por año. Las Principales compañías relacionadas con el petróleo: Protexa, Halliburton, Schlumberger, Bechtel, Fluor, Novagas, ICA.
Desde siempre ha habido petróleo en Tabasco, a este recurso natural se le debe en gran parte el crecimiento económico del estado; existen 30 unidades económicas, con 870 pozos en funcionamiento para la explotación de petróleo, gas natural y minerales no metálicos.
El fracaso de los grandes planes agropecuarios se puso mayormente de manifiesto con la petrolización de Tabasco, la cual ha disminuido aun más las tierras agrícolas.
La existencia de petróleo fue otro mito que se fomentó ruidosamente desde que, por accidente, el padre Gil y Sáenz descubrió en Macuspana la existencia del preciado líquido a flor de tierra; pero, aunque no se explotó rápidamente, como se deduce de los documentos de la Dirección General de Gobierno, estuvo siempre en el interés de los tabasqueños y de las compañías extranjeras que, como El Águila y la Water Pierce, y parte de la Sinclair Pierce, iniciaron sus actividades en la zona. Carmen Greene viuda de Valenzuela reclamó todavía en 1937 derechos sobre la herencia de su esposo José, hijo de Policarpo —el hombre que más tierras poseyó durante el porfiriato, y de Clara Ramos cuya fama le sobrevivió por un vapor que llevaba su nombre—, que consistía en terrenos de Tabasco, Chiapas y Campeche que la familia obtuvo en 1887 por deslinde de baldíos, huecos y demasías. Resulta que el presidente Cárdenas expidió un decreto por medio del cual se asignaron y destinaron para exploración y explotación petroleras los terrenos que incluían los solicitados por los señores Frank A. Lillendahl, pertenecientes a Policarpo Valenzuela.
Los descendientes del hombre más rico de Tabasco pensaron en reconstruir su imperio, pero la herencia solicitada sobre el líquido que produjera la Administración General del Petróleo Nacional ya no era posible.
La petrolización del estado cobró auge y varios campos se fueron descubriendo, como los de Fortuna Nacional en 1949, Tortuguero en 1950, José Colomo en 1951; el primero y el último darían origen en 1974 a la creación de Ciudad Pemex, que generaría más de 30% de la producción nacional de gas. Surgieron también La Venta, Usumacinta, Almendro, Santuario, San Román, Tintal, Samaria y Tucán, entre otros. Los pozos en operación fueron en aumento y dieron lugar a un fenómeno que no se esperaba luego del momento de mayor riqueza durante el auge de la producción platanera en su carácter agroexportador: el petróleo se convirtió en la causa de un auge aún mayor.
Sin embargo, los ingresos derivados del petróleo ya no fueron exclusivamente manejados por la entidad, sino por una de las burocracias más rígidas de la administración pública federal, la de Petróleos Mexicanos.
Con el descubrimiento de grandes yacimientos petrolíferos en las regiones de Chiapas y Tabasco en 1973, las reservas del país pasaron de 6 000 millones de barriles en 1975 a 60 mil millones en 1980. En el año de 1974, debido a las nuevas reservas, México pasó de ser importador de crudo en el primer semestre a exportador en el segundo. La población de Tabasco creció de tal forma que mientras en 1980 tenía 1 062 961 habitantes, en 1990 llegó a 1 501 183; en 30 años había aumentado un millón de personas. El crecimiento anual de la población había sido de 4.2%, en tanto que los alimentos aumentaron apenas a 0.7%, porque la superficie cosechada disminuyó de 178 000 hectáreas a 164 000. Pero la producción petrolera pasó de 92 000 barriles diarios a casi 600 000 en sólo 20 años.
La población del estado se concentra en ocho de los 17 municipios, precisamente en los más dedicados a las explotación petrolera, como Cárdenas, Centla, Paraíso, Comalcalco (el de mayor crecimiento), Macuspana por Ciudad Pemex, etcétera. De los 19 000 trabajadores contratados por Pemex en 1980, sólo 41% eran tabasqueños y 59% procedían de otros estados. Entre ese año y 1983 el número de trabajadores de la industria se incrementó en 83%; poco más de 25 000 personas trabajaban para Pemex. Sólo para dar una idea del personal empleado, puede decirse que durante el año y medio que duró la construcción del puerto de altura de Dos Bocas, la empresa ocupó a 20 000 obreros.
En cuanto a recursos naturales no renovables para la industria del petróleo existen en el municipio 125 pozos petroleros en explotación en 6 campos: 16 en Bellota, 35 en Cunduacán, 19 en Iride, 10 en Oxiacaque, 35 en Samaria (mesozoico), 10 en Samaria (terciario). Del cual se extrae una produccion diaria de 170,529 barriles de petróleo y 237.0 millones de p³ de gas natural.
La explotación del petróleo en Méxicoha dejado impactos ambientales y sociales muy graves. Desarrollada principalmente en la plataforma marina y zonas de humedales del sureste del país, la exploración y producción petrolera ha significado el deterioro dramático de ecosistemas de gran diversidad biológica y enorme productividad, así como de la calidad de vida de una numerosa población que vivía de lá bundancia de recursos naturales que les brindaba su entorno.
Las obras de infraestructura y las tecnologías inadecuadas para las zonas de humedales, la explotación acelerada e intensiva, el descuido permanente del ambiente, la falta de mantenimiento y seguridad en las instalaciones y la realización de actividades en ecosistemas extremadamente frágiles, son prácticas comunes de Petróleo Mexicanos (Pemex) y la causa principal del enorme deterioro ambiental provocado por esta empresa en el sureste de México.
Las prácticas destructivas de Pemex han sido posibles gracias a la impunidad con que actúa la paraestatal, a su falta de responsabilidad frente a la sociedad y a la inexistencia de un Estado de Derecho Ambiental en el país. Ante la presión social, Pemex ha respondido con una política basada en la indemnización, eludiendo cualquier compromiso de restauración ecológica o de transformación de sus prácticas contaminantes. Es decir,en el mejor de los casos se indemniza, mientras los daños al ambiente aumentan.
La Ruta del Petróleo es el testimonio público de algunos de los daños causados por Pemex en el sureste. Los testimonios recogen lo que una comitiva de periodistas e integrantes de Greenpeace, a bordo del barco insignia de la organización, Rainbow Warrior II, observó, lo que los análisis de laboratorio dieron por resultado, lo que documentos oficiales informan y lo que las víctimas denuncian. Los hechos aquí documentados fueron integrados en una Denuncia Popular presentada ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) el 24 de abril de 1997.
- Derrames en el río
- Plataformas abandonadas
- Entre pantanos de petróleo
- Lagunas costeras. historia de un ecocidio
- Vivir bajo amenaza
- ¿Áreas naturales protegidas?
- La Ruta en Campeche
- Conclusión
La primera gira del Rainbow Warrior en México inició en el Puerto de Veracruz, durante Semana Santa. Pensada sólo para que la población jarocha pudiera visitar el barco, esta parada dio un giro inesperado que obligó a iniciar La Ruta del Petróleo antes de lo programado.
Mientras el RW permanecíá tracado en el malecón, ocurrió un derrame de petróleo en el río Tecolutla. Pemex se apresuró a declarar que sólo se habían vertido 50 litros de hidrocarburo y el delegado estatal de la Profepa Aseguraba que no había habido daños en el ambiente.
Al amanecer del 27 de marzo, una comitiva compuesta por integrantes de Greenpeace México, tripulantes del RW y periodistas, salieron por tierra del Puerto de Veracruz, con rumbo al municipio de Gutiérrez Zamora, para investigar el derrame. Al llegar al malecón del poblado, pudieron observar restos de petróleo en la ribera del río, sobre piedras y plantas.
Por su parte, los pescadores del área denunciaron daños a sus embarcaciones, redes y actividades pesqueras, por lo que reclamaban una indemnización.
La comitiva se dirigió 30 kilómetros río arriba, hasta localizar el origen del derrame en una zona bastante inaccesible del Tecolutla, en el municipio de Papantla, a 2 kilómetros aproximadamente del Puente Remolinos. El derrame provenía de un ducto, de seis pulgadas de diámetro aproximadamente, que Pemex tiene instalado desde el Campo 2 de San Andrés y por donde, de manera permanente, vierte desechos de su batería de separación directamente al río. Al momento de llegar, la comitiva fue testigo de un segundo derrame.
Alexis Alexandrou, ingeniero del RW, señaló que "por el grosor del ducto y los sedimentos de petróleo formados en su interior, es claro que por ahí se han arrojado, durante años, hidrocarburos al río". Esta observación fue confirmada por José Pérez Santiago, vigilante de la finca Santa Lucía, atravesada por el ducto, quien sostuvo que durante los diez años que llevaba trabajando en el lugar, había visto que por el ducto se arrojaban desechos al cuerpo de agua: "A veces en la mañana, otras veces en la tarde o en la noche, constantemente, todas las semanas de todos los meses del año; pero lo que es seguro, es que ahora se pasaron", aseguró.
Al día siguiente Greenpeace realizó una conferencia de prensa frente al conocido edificio de Pemex, ubicado en el malecón del Puerto de Veracruz, para denunciar públicamente la dimensión del derrame y el intento de la empresa y la Profepa por ocultar el incidente. Ante los periodistas, integrantes de la organización derramaron varios litros de petróleo sobre las escaleras de entrada al edificio, regresando a Pemex el crudo recogido del río Tecolutla.
el Rainbow Warrior zarpó del Puerto de Veracruz el 30 de marzo, rumbo a las costas de Tabasco. En la madrugada del 31, cuatro enormes plataformas petroleras se avistaron en el horizonte. El barco se acercó hasta una distancia prudente y la comitiva, a bordo de lanchas rápidas, se dirigió a las plataformas marinas del Campo Arjona, abandonadas por Pemex desde hace más de 20 años.
Mientras un grupo de activistas escalaba una de las plataformas, los periodistas y el resto de la comitiva pudieron observar escurrimientos de petróleo y la fractura de parte de las estructuras carcomidas por la corrosión. Pescadores contactados en el lugar declararon que, de vez en cuando, los escurrimientos aumentan hasta convertirse en derrames de crudo. Al encontrar las escaleras de acceso totalmente corroídas, los activistas tuvieron que utilizar equipo de alpinismo para ascender a una de las plataformas. Al llegar a la cumbre se encontraron con las nstalaciones abandonadas y en franco deterioro; enmedio de la basura, grandes tanques estaban a punto de precipitarse al vacío.
A pesar de que la mayor parte de la producción petrolera en México proviene de las plataformas marinas, Pemex nunca ha brindado información sobre la existencia de las plataformas abandonadas, de su cantidad y estado, y menos aún de un programa de desmantelamiento.
Diversas convenciones internacionales establecen que las plataformas marinas deben ser removidas completamente al quedar en desuso. Desde la Conferencia de Ginebra de 1958, en donde se adoptó la Convención sobre Plataformas Continentales, se estableció que cualquier instalación para la exploración o explotación de recursos naturales en la plataforma continental debe ser removida en caso de que sea abandonada o entre en desuso. La Convención de Naciones Unidas sobre la Ley del Mar de 1982, así como las Guías y Normas de la Organización Marítima Internacional de 1989, reiteraron la obligación de remover las plataformas marinas, en especial, aquellas instaladas en la plataforma continental.
La legislación internacional es reforzada por acuerdos regionales. En 1991 se estableció el Protocolo para la Protección del Mar Mediterráneo contra la Contaminación Causada por la Exploración y Explotación de la Plataforma Continental y el Fondo Marino, en el que se acordó: "El Estado competente exigirá al operador remover cualquier instalación que sea abandonada o en desuso". Por otro lado, la región en la que se ha removido un mayor número de plataformas marinas es el Golfo de México (914 desde 1987). Sin embargo, esto sólo ha ocurrido dentro del mar territorial estadunidense, en cumplimiento de una exigencia federal.
En el lado mexicano, por el contrario, no sólo se han abandonado las plataformas, sino que incluso se niega la información sobre su existencia.
Dos días después de la denuncia hecha por Greenpeace, el 2 de marzo, Ricardo Palacios Calva, Subdirector de la Región Sur de Pemex informó que la empresa "se compromete a iniciar el proceso de desmantelamiento de las plataformas abandonadas". Sin embargo, al día siguiente, Juan Saldaña Rosell, identificado como vocero de la paraestatal, declaró en la Ciudad de México en sentido totalmente contrario, señalando que las plataformas no estaban en mal estado y que no habían sido desmanteladas a petición de los propios pescadores de la zona.
Esta "respuesta" contradictoria sería la única expresada por Pemex a lo largo de toda La Ruta del Petróleo. A partir de aquí, no habría ninguna respuesta directa de la empresa a las denuncias que sobre hechos concretos se fueron presentando día con día a través de los medios de comunicación. Pemex guardaría silencio. Al parecer, no tenía palabras ante la contundencia de las evidencias.
Una vez anclado el Rainbow Warrior en el Puerto de Dos Bocas, municipio de Frontera, Tabasco, la comitiva se dirigió a la ciudad de Villahermosa para salir al día siguiente, 1 de abril, hacia los municipios de Cárdenas y Huimanguillo. A partir de este momento, la Asociación Ecológica Santo Tomás y el Comité de Derechos Humanos del Estado de Tabasco se incorporaron a la gira.
La jornada inició con una visita a los terrenos aledaños a la Batería de Separación del Campo San Ramón, municipio de Cárdenas. De la Batería, a través de un canal, fluyen los desechos de la instalación de Pemex hacia los terrenos adyacentes. Mientras que los integrantes de Greenpeace tomaban muestras de suelo contaminado para su análisis posterior, vecinos del Ejido Ley de la Reforma Agraria informaron a la comitiva sobre los contínuos derrames de los ductos que cruzan la zona.
A un kilómetro de la Batería de Separación, aproximadamente, la comitiva se encontró con la primera cuadrilla de "chaperos", trabajadores encargados de retirar el petróleo de áreas altamentecontaminadas. Sin equipos, casi desnudos, reclutados por contratistas que les pagan entre 20 y 25 pesos al día, los chaperos se introducen en el suelo pantanoso a retirar parte del petróleo con cubetas y palas. Su labor se limita a recuperar los excesos de crudo derramado y colocar una cubierta de tierra para sembrar pastos altamente resistentes al petróleo. Es decir, maquillar de verde el terreno, una especialidad de Pemex, aunque debajo de esta alfombra permanezca la contaminación.
Enseguida, la comitiva se dirigió al municipio de Huimanguillo, a los pantanos de La Venta, prácticamente sumergidos en petróleo. Además de los impactos que dejó la explotación de pozos petroleros en la zona, Pemex construyó más recientemente un canal para descargar sus desechos, desde la planta de reprocesamiento de gas de La Venta hasta el río Tonalá. En su trayectoria, el canal vierte los residuos al pantano de La Venta y a la laguna del ejido José N. Rovirosa, antes de llegar al Tonalá, a través de cuyo cauce los desechos desembocan hasta el Golfo de México.
La comitiva se entrevistó con varias cuadrillas de "chaperos", entre quienes se encontraban algunos menores de edad. Se pudo documentar cómo, al terminar su jornal, dos niños se bañaban condiesel para "limpiar" sus cuerpos de los restos del crudo. Esta práctica diaria de los chaperos, se debe a que no reciben de los contratistas ningún tipo de equipo para efectuar sus labores, ni sustancias, no nocivas, para su limpieza. Los riesgos de contraer cáncer para estos trabajadores son, sin duda, extremadamente altos, ya que los hidrocarburos cancerígenos penetran directamente en la piel y su sistema respiratorio. Es importante señalar que en este lugar se tomaron algunas de las muestras que presentaron las mayores concentraciones de hidrocarburos y metales pesados.
Los impactos en el Campo San Ramón y el pantano de La Venta fueron reconocidos en documentos de la Comisión de Desarrollo de las Zonas Petroleras del Estado de Tabasco (Codezpet) de 1989. En el "Diagnóstico Preliminar de Afectación Ambiental de las Instalaciones de los Distritos de Agua Dulce y el Plan, de la Zona Sur de Pemex en el Estado de Tabasco" se consignó la contaminación de 5 hectáreas alrededor de la Batería de separación del Campo San Ramón y de 50 hect;areas en el pantano de La Venta. Actualmente, el impacto se ha extendido a un área diez veces mayor, lo que significa que no sólo no se ha actuado para restaurar lo afectado, sino que los daños se han extendido.
Greenpeace solicitó a la Profepa fincar responsabilidades sobre los vertidos contaminantes de Pemex en La Venta y el Campo San Ramón. En la Denuncia Popular se pidió que, con base en el artículo 78 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA), la Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnap) promueva ante el Ejecutivo Federal que estas áreas, altamente afectadas por las actividades de Pemex, sean decretadas como Zonas de Restauración Ecológica.
Lagunas costeras. historia de un ecocidio
A bordo de lanchas rápidas, la comitiva se internó en la laguna de Mecoacán el 2 de abril, acompañada de pescadores de las cooperativas locales. Junto con el complejo lagunar El Carmen MachonacPajonal, Mecoacán conformaba uno de los sistemas costeros más productivos del país. Tabasco aportaba el 36% de la producción ostrícola nacional y México ocupaba el sexto lugar a nivel mundial. Sin embargo, el frágil equilibrio que permite una concentración salina moderada en las lagunas costeras tabasqueñas, fue roto por las obras de infraestructura de Pemex, en lo que se puede considerar como uno de los mayores desastres ambientales del país.
En el sistema lagunar El Carmen MachonacPajonal, los drenes y más de 60 canales interconectados que Pemex construyó para introducir su maquinaria de perforación, han provocado la salinización de aproximadamente 80 mil hectáreas. La laguna de Mecoacán, por suparte, ha sufrido un grave impacto por la actividad del puerto de Dos Bocas, desde donde Pemex exporta diariamente cientos de miles de barriles de petróleo a los Estados Unidos. Las obras de infraestructura portuaria han afectado el comportamiento de la corriente costera, provocando un proceso de azolve de la barra de Dos Bocas. A diferencia del sistema El Carmen MachonacPajonal, donde el cuerpo lagunar se ha salinizado, en Mecoacán el azolve ha impedido el ingreso de la salinidad necesaria para el cultivo del ostión. Aparte de ello, esta laguna ha sido víctima de varios derrames de petróleo, entre ellos, de uno proveniente de un mechero fracturado en 1991 que provocó la muerte de casi toda la producción ostrícola.
Respecto a la salinización, la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió la Recomendación 100/92, donde consigna la responsabilidad de Pemex en este proceso. Incluso Pemex, en el "Estudio Comparativo 1972c1990 del Area de Influencia de la Recomendación 100/92 CNDH", de septiembre de 1992, reconoce la salinización de 20,884 hectáreas, aunque no su responsabilidad.
La recomendación de la CNDH logró que se abriera un proceso de indemnización para los afectados. Sin embargo, como está ampliamente documentado, este proceso estuvo marcado por una corrupción extrema. Cinco años después de la recomendación, se estima que la salinización ha afectado a más de 80,000 hectáreas, es decir, aumentó en un 400%. A pesar de haberse presentado diversas alternativas para controlar el proceso de salinización, ni Pemex, ni las autoridades federales o estatales, han actuado.
En el caso de Mecoacán, diversos estudios han demostrado la responsabilidad de Pemex en el descenso de la producción ostrícola. La Secretaría de Pesca en su "Dictamen de la Laguna de Mecoacán" de 1993, señala a la paraestatal como la principal responsable de la caída de la producción de ostión. El 17 de diciembre de 1993, Pemex firmó un convenio en el que se comprometió a estabilizar la barra de Dos Bocas y a reubicar los mecheros que habían provocado el derrame de 1991. Los compromisos nunca fueron cumplidos y, al contrario, la empresa instaló dos mecheros más en el mismo lugar. Como protesta por esta situación, activistas de Greenpeace ingresaron a las instalaciones de Pemex en Dos Bocas. Mientras un grupo escalaba el mechero principal, de aproximadamente 50 metros de alto, para desplegar una manta con la leyenda "Pemex no cumple", otro colocaba una manta en tierra con la demanda "Fuera mecheros, estabilización de la barra".
El recorrido de esta etapa terminó con un encuentro con pescadores de la Cooperativa Boca de los Angeles. Los cooperativistas expresaron su angustia por la crisis que viven a raíz de la caída de la producción ostrícola. Reiteraron sus denuncias contra la impunidad de Pemex, la falta de cumplimiento de los acuerdos a los que se ha comprometido la empresa y la solicitud a las autoridades ambientales para que intervengan y apliquen las medidas necesarias para restaurar la laguna de Mecoacán.
La comitiva se dirigió el 3 de abril a la comunidad de Plátano y Cacao, ranchería enclavada en el municipio de Centro, donde han ocurrido dos explosiones graves en 1985 y 1995. Sobre la misma línea de ductos que cruza esta comunidad ocurrió otra explosión en 1996, que destruyó gran parte de las instalaciones de la planta de Pemex en Cactus, Chiapas.
Los accidentes ocurridos en Plátano y Cacao comprueban el alto riesgo que vive esta comunidad, cruzada por 25 ductos de gran capacidad que provienen de las plantas de Ciudad Pemex y Cactus.
El siniestro ocurrido el 16 de febrero de 1995, que provocó la muerte de siete personas, lesiones graves a 23 y daños en las viviendas de 118 familias, fue seguido de un proceso que permitió, en gran medida, identificar sus causas. Este proceso evidenció también, el entorpecimiento de la investigación por parte del sistema judicial.
Al incumplir Pemex los acuerdos pactados con los vecinos del área siniestrada, el Comité de Derechos Humanos de Tabasco (Codehutab) intervino para documentar el caso y presentarlo ante la CNDH, quien expidió la recomendación 80/96. Esta iniciativa permitió conocer que la compañía aseguradora Lloyd's Register, contratada por Pemex para determinar las causas del desastre, dictaminó que los ductos que explotaron se encontraban adelgazados hasta en más de un 50 por ciento, debido a casi doce años de corrosión.
Tras la investigación, los peritos de la CNDH concluyeron que la corrosión que provocó la explosión de los ductos no fue detectada debido a la negligencia de la empresa. Ante la evidencia, la CNDH pidió la intervención de la Procuraduría General de la República, iniciándose la Averiguación Previa 31/95 para esclarecer los hechos. Posteriormente, la CNDH denunció "irregularidades graves en la investigación" de la PGR. De hecho, la CNDH recomendó al entonces titular de la PGR, Antonio Lozano Gracia, que se procediera penalmente contra los responsables, incluso en contra de cualquier perito de la PGR que hubiese incurrido en alguna irregularidad durante la integración de la Averiguación Previa 31/95. Esta recomendación no ha sido atendida.
La recomendación de la CNDH solicitaba también al gobernador de Tabasco, Roberto Madrazo, un diagnóstico de las instalaciones de Pemex en la entidad, alternativas de solución y el diseño de un programa de protección civil para orientar a la población en caso de siniestros. Esta recomendación tampoco ha sido atendida.
Mientras se desarrollaba la investigación de Plátano y Cacao, ocurrió otra explosión el 26 de julio de 1996 en el Complejo Procesador de Gas de Cactus. La consultora Pennoni International de México, SA de CV, efectuó una auditoría a la planta y encontró 252 deficiencias, 64% de ellas consideradas de alto riesgo. La auditoría concluyó que la falta de mantenimiento provoca las condiciones de inseguridad en Cactus. Un fenómeno que se repite de manera constante en las instalaciones de Pemex.
En septiembre de 1997, Greenpeace y el Codehutab solicitaron al nuevo Procurador General de la República, Jorge Madrazo, atender la recomendación que él mismo hizo a la PGR cuando estaba al frente de la CNDH, para fincar la responsabilidad en el caso de la explosión de 1995 en Plátano y Cacao por negligencia criminal.
A la Semarnap se le pidió que cumpliera la recomendación de practicar auditorías permanentes a las instalaciones de Pemex y permitir a los ciudadanos el acceso a esas auditorías.
En el estado de Tabasco existen más de 2,000 kilómetros de ductos, aunque estimaciones independientes calculan su extensión en 7,000 kilómetros, más de 4,000 pozos perforados, más de 1,000 en operación, 53 baterías de separación, 31 estaciones compresoras, 3 centros de almacenamiento y bombeo, 5 plantas deshidratadoras y una terminal marítima que exporta más de 400,000 barriles de petróleo al dia.
Pemex tiene en su haber algunos de los desastres más graves de su tipo a nivel mundial. Son los casos del derrame de petróleo del pozo Ixtoc I, la explosión de la planta almacenadora y distribuidora de gas de San Juan Ixhuatepec y la explosión ocurrida en el drenaje de la ciudad de Guadalajara. En ninguno de ellos se ha logrado fincar la responsabilidad de la paraestatal.
El Rainbow Warrior se desplazó hacia el Puerto de Frontera, anclando frente a la costa. Desde este punto, donde los ríos Grijalva y Usumacinta desembocan en el Golfo de México, la comitiva se internó al corazón de la Reserva de la Biosfera de Pantanos de Centla (RBPC).
A bordo de lanchas rápidas de Greenpeace y acompañado por embarcaciones de la comunidad pesquera, el grupo se dirigió la mañana del 5 de abril, a la Zona Núcleo 1 de la Reserva. Durante el recorrido, efectuado a través de un canal de casi 50 metros de ancho, construido por Pemex para introducir su maquinaria dentro de la zona de pantanos, la comitiva observó a ambos lados un contínuo montículo de tierra de más de cinco metros de alto. Al abrir los grandes canales, las máquinas dragadoras acumulan la tierra sobre la que se ha ido formando una franja arborea con vegetación totalmente exótica a los pantanos. Además, el montículo ha bloqueado los canales naturales del pantano, provocando el azolve de una gran cantidad de lagunas, lo que ha alterado la dinámica hidrológica del área.
Dentro de la Zona Núcleo 1, la comitiva se topó con la presencia activa de Pemex: dragadoras en acción, una plataforma de perforación y un chalán con productos químicos que visiblemente escurrían hacia el pantano. La contaminación alrededor de la plataforma era notable, a pesar de que el Artículo 49 de la LGEEPA establece que "En las zonas núcleo de las áreas naturales protegidas quedará expresamente prohibido: I.c Verter o descargar contaminantes en el suelo, subsuelo y cualquier clase de cauce, vaso o acuífero, así como desarrollar cualquier actividad contaminante; II.c Interrumpir, rellenar, desecar o desviar los flujos hidráulicos". En protesta, activistas de Greenpeace ocuparon el chalán y la plataforma de perforación que se encontraba en labores de reactivación del pozo Usumacinta 11. Al mismo tiempo, se tomaron muestras alrededor de la plataforma.
La RBPC tiene una superficie de 302,706 hectáreas y se localiza al norte de Tabasco, cubriendo parte de los municipios de Centla, Jonuta y Macuspana. Esta reserva contiene la mayor diversidad de plantas acuáticas en Mesoamérica y es la última frontera para la invernación de aves en el norte del continente americano. Fue establecida como reserva en 1992 y posteriormente ingresada por el gobierno mexicano a la lista internacional de humedales protegidos de la Convención Ramsar. Sin embargo, a cinco años del decreto, la reserva no cuenta con un Plan de Manejo, su Estación está prácticamente abandonada y no existe ninguna vigilancia sobre las actividades de Pemex.
En su defensa, Pemex argumenta que sus actividades en los Pantanos de Centla son anteriores a la declaratoria como reserva de la biosfera. Sin embargo, desde 1992 la empresa ha aumentado su presencia en la zona. En el área de amortiguamiento, que representa más del 50% de la reserva, Pemex ha abierto nuevos pozos y desarrollado labores intensivas de exploración. Mientras tanto, en las zonas núcleo continua con las mismas prácticas de dragado e incluso se habla de su interés por abrir dos pozos más.
En poco tiempo, México perderá su reserva más importante de humedales y con ello la riqueza biológica que alberga, si continúa la presencia de Pemex en esta zona. Las comunidades locales son el mejor testigo de cómo la paraestatal ha alterado y destruído por azolve lagunas de anidación de aves que eran también fuente importante de sustento de las poblaciones locales.
Greenpeace solicitó a la Profepa que, en cumplimiento de la ley ambiental, detenga toda nueva actividad de Pemex en la RBPC, que exija el desarrollo de tecnologías de menor impacto para las obras de mantenimiento de los ductos y pozos instalados en la zona y un programa calendarizado del retiro de Pemex de esta reserva.
La última etapa de La Ruta del Petróleo se llevó a cabo el 7 de abril. Con el Rainbow Warrior anclado frente a Ciudad del Carmen, Campeche, la comitiva se reunió con representantes de las comunidades pesqueras y de la organización ambientalista Marea Azul.
El mayor impacto de Pemex en el Area de Protección de Flora y Fauna de la Laguna de Términos (APFFLT), proviene de la planta reprocesadora de gas de la Península de Atasta, la más grande del país, y de la red de ductos que llegan y parten de ella. En esta planta se genera el 30% del gas nacional, como un subproducto asociado a la extracción de petróleo. Es decir, se trata de "gas amargo" con altos contenidos de azufre, entre otros compuestos.
Las emisiones de bióxido de azufre de la planta van directamente a la atmósfera, generando una alta incidencia de lluvia ácida que ha afectado seriamente los cultivos, materiales de construcción, cercas, vehículos, etcétera, de la zona.
Por otro lado, la Laguna de Pom que tradicionalmente mantenía una alta productividad de almeja, hoy está considerada como una laguna muerta, debido a la contaminación causada por el principal gasoducto que la atraviesa, y que va de la planta de Atasta a Ciudad Pemex. Los anñlisis de los sedimentos de la laguna han mostrado altas concentraciones de hidrocarburos.
El APFFLT fue creada en 1994 y recientemente se aprobó su Plan de Manejo. En la zonificación del Plan se permite la exploración y producción de petróleo en dos ñreas: la península de Atasta y una zona al margen del río Palizada. En la península de Atasta ya se autorizó la perforación de dos pozos. Pero la mayor preocupación radica en los permisos para que Pemex efectúe actividades de perforación y producción en el río Palizada. La contaminación que puede generar este tipo de actividades, asA1A como el riesgo de un accidente, pondría en peligro la mayor parte del APFFLT, ya que a través del Palizada ingresa el 70% del agua dulce, proveniente del Usumacinta, al sistema lagunar de la zona.
Greenpeace solicitó al Instituto Nacional de Ecología que reconsidere la zonificación del Plan de Manejo del APFFLT, con el fin de impedir que Pemex realice actividades en la región ubicada en la ribera del río Palizada.
Asimismo, Greenpeace propuso unificar el Area de Protección de Flora y Fauna de la Laguna de Términos con la Reserva de la Biosfera de Pantanos de Centla, para protegerlas bajo una misma figura, dentro del rango de Reserva de la Biosfera, e incorporarlas a la lista internacional de humedales protegidos de la Convención Ramsar. La RBPC y el APFFLT forman parte del delta del UsumacintacGrijalva, el segundo en importancia en el norte de América, después del delta del Missisipi. Por lo tanto, no existe razón para que estén separadas y menos bajo diferentes categorías de protección.
La dimensión de los daños ambientales y sociales provocados por la acelerada extracción de petróleo, iniciada a finales de la década de los 70, es aún desconocida e invaluable. Una sistemática labor de maquillaje verde así como la corrupción que durante años y en algunos casos aún impera en ciertas autoridades, han permitido a Pemex mantener oculto el verdadero alcance de los efectos de su actividad en el sureste de México.
Tras las crisis provocadas por el embargo petrolero árabe en 1973 y la revolución iraní en 1978, el gobierno mexicano lanzó una política agresiva de oferta del crudo nacional al mercado mundial. Además, el incremento de las reservas petroleras en el país fue utilizado por las autoridades como garantía para solicitar enormes préstamos a la banca internacional. ésta por su parte, al aumentar los precios del energético, desarrolló una intensa campaña de endeudamiento de los países productores,facilitándoles el acceso a los créditos.
En la actualidad, la enorme producción de petróleo mexicano está comprometida, por un lado con el pago del servicio de la deudaaexterna del país, y por el otro con la política estadunidensea para su abasto estratégico de energía, más que a una política energética nacional. De esta forma, Pemex se ha convertido en un abastecedor incondicional de petróleo para los Estados Unidos.
Mñs del 80% de las exportaciones de crudo mexicano van directamente al vecino país del norte, nación que aumentó sus importaciones de petróleo en mñs de 440% en 25 años (1970c1995).
Los EUA son el mayor consumidor de petróleo en el mundo al consumir el 25% de la producción global y México cubre ahora el 14% de las importaciones estadunidenses de crudo.
La extracción rápida del petróleo y el uso de los metodos más fáciles no sólo sacrificó grandes cantidades del recurso, que nunca más podrá extraerse del subsuelo, sino que promovió el uso de técnicas que han tenido impactos desastrosos en el ambiente.
Tanto el inadecuado diseño de las obras de infraestructura para una zona primordialmente de humedales, como los derrames accidentales y los vertidos intencionalmente programados, han causado un daño ambiental devastador que Pemex se encarga por todos los medios de negar y ocultar.
El desastre ambiental y su consecuente impacto social, han sido los costos de las políticas de extracción intensiva de Pemex, empresa que se ha enfocado únicamente en el beneficio económico.
Este beneficio debe ponerse en duda, sin embargo, o por lo menos en su justa dimensión. Los grandes préstamos que recibió México gracias a la garantía que ofrecieron sus reservas de petróleo, sólo sirvieron para incrementar la deuda externa. La paradoja es que ahora, aun con las enormes exportaciones de petróleo, al país no le alcanza ni para pagar el servicio de esa deuda.
En relación con el deterioro de sus instalaciones y los impactos ambientales de sus actividades, Pemex argumenta que los recursos con los que cuenta para inversión, mantenimiento y cuidado ambiental, son muy escasos ya que entrega a la Federación, vía impuestos, la mayor parte de sus ingresos. En realidad, Pemex ha tenido un desprecio total por el ambiente y las comunidades locales. Basta mencionar, por ejemplo, que de su bajo presupuesto para asuntos ambientales, en 1991 la empresa ejerció sólo el 47% del monto asignado a este rubro.
Como organización ambientalista internacional, Greenpeace conoce los graves impactos ambientales y sociales producidos por la industria petrolera trasnacional. Destacan los de la compañía anglocholandesa Shell en Nigeria o los de la estadunidense Texaco en Ecuador. Sin embargo, es incomprensible que una industria nacional, como Pemex, cause este tipo de daños en su propio país, con el profundo desprecio que esto significa para los recursos naturales y cientos de miles de ciudadanos mexicanos. Si las prácticas de las empresas petroleras trasnacionales han sido calificadas como criminales, no hay adjetivo para calificar lo que Pemex está haciendo en el sureste del país.
El informe La Ruta del Petróleo que est;a en sus manos, no es más que un pequeño muestrario de los delitos impunes cometidos poraPemex y tiene como objetivos: que se cumpla la ley, que se finquen responsabilidades, que se restauren los ecosistemas dañados, que cambien las prácticas destructivas, que Pemex no invada las áreas naturales protegidas, que termine el saqueo del petróleo y que este recurso energético sirva como base para efectuar la urgente transición a las fuentes de energía renovables del próximo milenio.
Dejarlo para después, será muy tarde.
Tomas Santiago