- Introducción
- Ocho argumentos a favor de la existencia de Dios
- Lo que creacionistas y evolucionistas reconocen
- Pero la verdad permanece…
- Preguntas que los evolucionistas no responden
Introducción
Llama la atención que según las encuestas, en muchos países tradicionalmente ateos, como Uruguay, donde viví por varios años, la mayoría de sus habitantes hoy dice creer en Dios. En Uruguay, del 25% llegó al 86%; y buena parte de los que antes negaban ser supersticiosos, rechazando relacionarse con toda religión, ahora integran las filas de las religiones más supersticiosas, como el culto a la diosa Lemanjá.[1] Las encuestas realizadas en EE.UU. nos dicen que el 40% de los científicos cree que Dios responde a sus oraciones; el 45% lo niega, y 15% no se siente seguro. Sin embargo, en los ámbitos académicos, la postura que prevalece es la misma que existe en casi todo el mundo científico. Es a saber que Dios, si existe, es una creencia que se mantiene a nivel personal y familiar.
Según una encuesta realizada para la American Association for the Advancement of Science (AAAS) por el Pew Research Center en mayo y junio de 2009, concretamente un 51% de los científicos norteamericanos afirmó creer en Dios o en un poder superior, mientras que el 41% restante se declaró ateo. Así que los científicos hoy no creen menos en Dios que hace cien años, cuando se realizó la primera encuesta sobre el tema en esa comunidad. La encuesta reveló también que mientras el 87% de los científicos afirma que la vida evolucionó a lo largo del tiempo siguiendo procesos naturales, sólo el 32% del público cree que esto es cierto.
Vemos que, aunque no hay modo de aprobar ni desaprobar su existencia, la mayoría de los hombres de ciencia cree que Dios no debe estar presente en las pruebas de la ciencia. Esta actitud se originó en el Renacimiento, cuando muchos comenzaron a investigar las cosas con más detenimiento, sin mezclarlas tanto con las ideas prevalecientes por los religiosos medievales. Entonces todo estaba relacionado directamente con lo satánico o el poder milagroso de Dios, y el misterio era un campo prohibido reservado para la Divinidad.
Cuando la Iglesia Católica se levantó contra los descubrimientos divulgados por Galileo, muchos llegaron a darse cuenta de que la religión cristiana más popular, estaba distanciada del razonamiento lógico, y como resultado, ya en los siglos XVII y XVIII se vieron las primeras consecuencias.
Una de las ideas religiosas prevalecientes era que todos las razas de perros y todas las especies vivientes fueron creadas directamente por Dios, y que esas especies estaban sujetas a extrema fijeza. Pero en el siglo XIX, en sus viajes por distintos continentes, Carlos Darwin vio que eso no concordaba con la realidad. Y como era creyente, nació en su mente un conflicto que reveló en una carta a un amigo: "Me doy cuenta de que estoy en una confusión total e insoluble. No puedo creer que el mundo tal como lo vemos sea resultado del azar; pero tampoco puedo ver cada cosa individual como el resultado de un Designio".[2]
Darwin estaba en lo cierto. Pero entonces cometió un primer error que un verdadero científico no debe cometer. Y lamentablemente ese error se extendió con tanta fuerza, que recién hace pocos años está comenzando a ser detenido por la razón. ¿Cuál era ese error? Había decidido investigar personalmente la vida natural, pero no hizo lo mismo con la Biblia que tenía en su casa. En lugar de verificar la enseñanza religiosa prevaleciente, la aceptó como Palabra de Dios. Y por lo tanto, dejó de creer en ella; y finalmente en un Creador.
Si Darwin hubiera leído la Biblia, habría tenido las pruebas suficientes para rechazar las enseñanzas de los religiosos de entonces, antes de viajar por el mundo y verlo con sus propios ojos. ¿No dice ya en el Génesis, que todas las razas humanas son el producto de la variedad de una sola pareja humana (Génesis 4-11; S. Lucas 3:23-38)? ¿No es esto micro-evolución, es decir una variación dentro del mismo género? Las razas humanas no fueron creadas por Dios, sino que es el resultado de las leyes de la herencia con mutaciones, muchas de ellas degenerantes, que se realizaron directa o indirectamente por la desobediencia del hombre.
El segundo error de Darwin fue sostener sin probar (lo que tampoco hace un verdadero científico(, que la selección natural es la base de la evolución natural, y puede crear nuevas especies más complejas y evolucionadas. Pero, ¿cómo llegaron a la existencia los primeros seres vivos, como el flagelo bacteriano, que hoy se sabe que contienen mecanismos mucho más complejos de lo que creían, antes que se multiplicaran y existiera la competencia y la selección natural? Si Darwin confesó que no podía creer "que el mundo tal como lo vemos, sea resultado del azar", y todavía no existía la selección y la mutación de seres vivos, ¿quién es el que diseñó la primera vida?
En tercer lugar, todos sabemos que la selección natural no crea, sino que selecciona. No mejora una especie ni la hace más compleja; y puede llegar a ser la causa de su extinción. En el mejor de los casos, puede elegir entre los mejores de la variedad de su especie. Aquí no se perfecciona algo, sino que se lo mantiene en un estado óptimo. Como veremos más adelante, este conocimiento ha llevado a muchos darwinistas a poner al mismo Darwin en la lista de sus investigaciones.
Si tuviéramos la oportunidad de estar presentes en un diálogo de un evolucionista con un creacionista, escucharíamos algo semejante:
Creacionista: ¿Por qué no cree en un Diseñador en la naturaleza?
Evolucionista: Porque soy un hombre de ciencia. Respeto su creencia, pero no puedo aceptar algo que no pueda examinarlo personalmente. En cambio la evolución es una ciencia, porque sabe explicar claramente qué es lo que formó el cosmos y la vida.
Creacionista: ¿Qué es lo que lo formó? ¿Quién o qué formó el hidrógeno y los demás elementos y dispuso todo en su exacto lugar para formar el universo que hoy conocemos, y finalmente la vida de una sopa pre-biótica?
Evolucionista: No fue una inteligencia, sino el "azar". Se entiende un "azar" distinto al que actúa hoy, porque reunió las partículas pre-atómicas hasta el punto de producir una gran explosión, y con él crear la "partícula de Dios"; entonces el primer átomo en solo tres minutos después del Big Bang, y finalmente la vida.
Creacionista: ¿Entonces es científico creer que la complejidad que vemos en la naturaleza, fue diseñada por un azar que usted ni nadie ha visto, ni lo ha podido examinar y probar en un laboratorio? Respeto su creencia, pero la experiencia de la vida me ha enseñado que para toda organización y diseño tiene que haber un diseñador.
Evolucionista: Yo creo que fue por causas fortuitas, porque así lo dice la mayoría de los hombres de ciencia.
Creacionista: ¿Entonces la mayoría de los científicos ha podido llevar ese "azar" a un laboratorio para probar lo que sostienen?
Evolucionista: No, pero lo creemos.
Creacionista: Veo que ambos somos creyentes.
La ignorancia científica y bíblica de muchos religiosos del siglo XIX fue tan marcada, que el libro Origen de las especies de Charles Darwin, fue recibido con mucho entusiasmo. Y fue en ese "Siglo de las luces" cuando junto con el aumento del conocimiento, también creció el número de deístas y ateístas, como J.J. Rousseau, Thomas Paine, John Locke, David Hume, Edward Herbert, John Toland, Friedrich Engels y Carl Marx.
Olsen Ghirardi, comenta: "En resumen, Marx y Engels, se niegan a afirmar que el universo es divino, pero le atribuyen los atributos de la divinidad. No aceptan el rótulo de panteístas, pero dan al universo los caracteres que las meta-físicas panteístas otorgan al cosmos".[3]
Julian Huxley escribió en 1923: "A la hora actual se hace francamente insostenible esta visión u otra cualquiera de Dios como un ser personal […]. O el Dios personal es un Rector sin poder, o él es el mismo el universo; en el primer caso se convierte en una simple mosca sobre la rueda; en el segundo, volvemos a un franco panteísmo".[4]
"Como corolario, Tresmont afirmó que es muy difícil ser ateo si no se es panteísta. Todo ateísmo que reflexiona sobre el universo se desliza hacia el panteísmo. Y, si el ateísmo puro es impensable, el panteísmo también, a su manera, es un teísmo. Hay, es cierto, una transferencia de los atributos de la divinidad pero nada más".[5]
¿Por qué no puede haber ateísmo sin panteísmo? Este es uno de los puntos que destacaré más adelante, cuando estudiemos brevemente la teoría de la evolución progresiva del protozoario al hombre.
El autor
Ocho argumentos a favor de la existencia de Dios
A continuación presento ocho razones por qué creer en Dios es más razonable que negar su existencia.
1º CREO EN DIOS AUNQUE NO PUEDA PROBARLO CON MÉTODOS CIENTÍFICOS COMUNES
Los conocimientos han aumentado enormemente gracias a que, desde Francis Bacon, los hombres de ciencia establecieron el sabio principio de no creer la existencia de algo, sin que sea probado con repetición y captado por los sentidos del hombre. Por lo tanto, la primera meta del científico es desconfiar de lo sobrenatural, y buscar una explicación que se ajuste a las leyes naturales. No puede dar una explicación subjetiva sino objetiva. Bien. Pero, ¿qué debemos hacer cuando nos enfrentamos ante un fenómeno que no se ajusta a las normas científicas establecidas? ¿Qué hacemos cuando el objeto no lo podemos palpar ni ver para llevarlo a un laboratorio?
Aquí los científicos de hoy revelan un alto grado de subjetividad. Por ejemplo, aunque no la han visto ni probado, creen haber encontrado el bosón de Higgs, la partícula elemental llamada "partícula de Dios", que pudo haber formado la maza en el universo. Pero al mismo tiempo, aunque la naturaleza revela la posibilidad de un designio inteligente, creen que es anticientífico admitir la existencia de Dios, porque todavía no se lo ha visto. Según David Masci, investigador del Pew Forum on Religion and Public Life de Estados Unidos, alrededor de un 40% de los científicos norteamericanos niegan que Dios existe. Lógicamente, si, como afirma la Biblia, la "tierra" donde se encuentra el Creador del universo estaría en el lugar más alejado de nuestro mundo (Isaías 13:5),[6] sería muy remota la posibilidad de encontrarse con Él.
Por negar lo que no se podía ver, llevó a Tolomeo y a científicos de su tiempo a afirmar que el número de estrellas llegaba a 5119; negando, por supuesto, que son como "la arena de la orilla del mar", como decía la Biblia un siglo antes (Hebreos 11:12). Pero esa es la forma como actúan muchos. Por ejemplo, el Nobel John A. Wheeler, argumenta: "Ningún fenómeno elemental es un fenómeno hasta que es un fenómeno observado".[7] En otras palabras, para él, si el hombre no lo ve no existe. Por supuesto, no todos piensan con la misma confianza propia de este científico.
Entonces, un hombre de ciencia que niega un hecho porque no lo puede ver y repetir en un laboratorio, puede estar cerrando la posibilidad de ampliar su conocimiento. Hay muchos fenómenos que se pueden aceptar como hechos probados, aunque no se los pueda repetir. Este es el caso, por ejemplo, de los juicios legales, donde se busca un veredicto serio basado en el estudio de un hecho irrepetible. El matemático Wiliam Dembski dice que tanto los postulados de la teoría de la evolución como del Diseño inteligente, pueden ser examinados con los mismos métodos que emplean la ciencia forense, la arqueología y la criptología.
Cuando un evolucionista ateo niega la existencia de un diseñador, porque no lo ve, está negando para sí las posibilidades de que la teoría de la evolución pueda ser admitida. ¿Por qué? Porque él nunca pudo ver si el azar, junto con la selección y las mutaciones, pudo crear los ojos compuestos de los trilobites que estaban constituidos de 100 a 15,000 lentes en cada ojo. Tampoco vio si es cierto que se puede construir nuestro cerebro en forma fortuita. Nunca pudo ver que el azar presente en el cámbrico, diseñó esos complejos y bien adaptados animales a partir del pre-cámbrico, cuando estaba casi ausente de vida, y los pudo hacer súbitamente. Ni siquiera ha visto dar vida a la materia inerte, por medio de expertos diseñadores humanos en el más sofisticado laboratorio del mundo. Por eso tantos ateos hoy hablan del "milagro de la vida" y de "los milagros de azar", pero —qué gran contradicción— dicen que es ridículo aceptar los milagros de un diseñador.
El segundo gran problema del hombre de ciencia, que quiere obrar con objetividad y sin preconceptos, es cuando se encuentra con un fenómeno que no se ajusta a las leyes divulgadas por las academias científicas contemporáneas. Hasta Isaac Newton, la mayoría de los científicos no podían aceptar que, como dice la Biblia en Job 26:7, la tierra estuviera flotando en el espacio sin caerse. Para ellos era ridículo, porque desconocían la ley de gravitación universal. Lamentablemente, otro argumento que generalmente hoy emplean los evolucionistas contra el Diseño inteligente, es que no puede ser admitido como teoría científica, porque lo duda la mayoría los hombres de ciencia. Vemos que la historia se repite; y se sigue buscando la verdad en base al número de votos, como si la ciencia se tratara de un partido político.
Jerry Coyne, de la Universidad de Chicago, y un buen número de evolucionistas, argumentan que si en la naturaleza hubiera un Diseñador inteligente, sería contradictorio que ese diseñador creara los elementos negativos que existen en la naturaleza. Este razonamiento parece muy lógico, pero muestra un gran desconocimiento de la Biblia, que sus opositores deberían conocer antes de acusar al Diseñador de lo que no hizo.
Otro argumento muy repetido por los evolucionistas ateos, es que el Diseño inteligente no puede ser aceptado como teoría científica, porque con la existencia de ese "diseñador", se trata de explicar todo lo que se ignora. Este sí podría ser un buen argumento. Pero es exactamente el mismo problema que tiene la teoría de la evolución -que por esto sigue siendo una teoría-. Con el azar y el tiempo pretenden explicar casi todo, a tal punto que muchos se preguntan para qué existen universidades y complejos laboratorios para llegar a saber que, mediante el azar, la naturaleza puede lograr mucho más que todos los hombres de ciencia en toda su vida. Si esto es verdad, ¿por qué no permiten que el azar del presente también resuelva sus problemas? ¿Por qué en lugar de estudiar y discutir acerca del origen de la vida, no se dedican a arrojar dados sobre una mesa -o moléculas en un caldo prebiótico-, diciendo al mundo que esto sí es ciencia? ¿Por qué no usan el azar como prueba en sus laboratorios? Muy simple: Porque ya se convencieron de que, salvo un milagro, es imposible.
Como lo señaló Thomas S. Kuhn,[8] la historia de las ciencias nos enseña que las nuevas leyes científicas no siempre se suman a las anteriores, sino que en un buen número de veces las cambian, provocando una verdadera revolución académica. De esa manera, lo que era objetivo llega a ser con el tiempo subjetivo.
Así también un hombre de ciencia que quiere ser objetivo, tiene todo el derecho de poner en duda lo que no se puede examinar académicamente, pero no es justo que niegue los hechos sobrenaturales que se narran en la Biblia o en cualquier otro libro que asegure decir la verdad, mientras no pruebe lo contrario. Su obligación es investigar la narración para verificar qué es verdad y qué es una leyenda. Pero, si no puede darle una explicación natural, como es el caso de la aparición de la vida y su mantenimiento, que va contra la segunda ley de la termodinámica, no tiene el derecho a negar lo sobrenatural (en realidad, todo lo que para el hombre es sobrenatural y milagroso, para Dios puede ser el cumplimiento de una ley que desconocemos(. Lamentablemente, son muchos los que lo hacen sin conocer nada de la Biblia, y por prejuicio rechazan al Creador sin molestarse en probar la supuesta inexistencia. De esa manera, cometen el mismo error que destacan de los tozudos religiosos de la Edad media.
Duane Gish escribió: "El autoritarismo de la Iglesia medieval ha sido reemplazada por el autoritarismo del Materialismo Racionalista […] Es hora de cambiar".[9] Esta forma de pensar no hace bien a la ciencia, porque está basada en una presuposición: Que la Biblia es un libro religioso, y por lo tanto no puede ser admitido por la ciencia, y que la fe lleva a todos los religiosos a ser igualmente irracionales. Pero el razonamiento de Gerald Connell es saludable, cuando dice que frente a la controversia teísta-ateísta, hay 50% de probabilidades de que Dios exista y otros 50% que se lo pueda negar. Por lo tanto, concluye que ninguna persona razonable viola la lógica cuando elige una de las dos opciones.[10]
Esperamos que cuando los hombres de ciencia lleguen a saber que la Biblia se adelantó hasta 3.500 años a algunos descubrimientos de la ciencia, abandonen sus burlas y no nieguen la redondez de la tierra, y que ella "cuelga" en el espacio sin caerse. Tampoco nieguen el circuito de los vientos y corrientes oceánicas; que el aire tiene peso. Que al cumplir la cuarentena de Moisés —en medio de las burlas de los científicos del siglo XIV— se pueda parar en seco una peste, como ocurrió con la peste negra europea; que la grasa animal es perjudicial para el hombre, y que hay cierto grado de variación en las especies, simplemente porque un libro religioso lo dijo antes. Aunque les cueste reconocer –y me imagino la sorpresa que puede causar en muchos de los ateos evolucionistas que no sabían esto–, estarán obligados a confirmar así que la Biblia tiene razón siendo un libro religioso; y que estas enseñanzas religiosas deben ser aceptadas en las investigaciones académicas, no porque los científicos tienen que ser religiosos y deben enseñar religión en las instituciones estatales, sino simplemente porque los hechos las confirman. No les pedimos que digan a sus alumnos, que estas verdades ya estaban escritas en la Biblia. Sólo esperamos que en su interior sean más humildes y respeten el derecho de Autor.
2º CREO EN DIOS PORQUE LA"CAUSA PRIMERA" DEL UNIVERSO FUE LA QUE ESTABLECIÓ LAS LEYES DE LA NATURALEZA
A medida que fue aumentando el conocimiento, las teorías del origen de nuestro planeta fueron pasando de la geocéntrica (la tierra como centro) a la heliocéntrica (el sol como centro); luego al origen de las galaxias a partir de una nube de hidrógeno, para finalmente concluir en un origen universal común, como también dice la Biblia (Génesis 1:1; Isaías 48:13).
El Big bang es la teoría que se opone a la que sostiene que el universo siempre ha existido así como lo conocemos. También le llaman "La Gran Explosión" o teoría "Estándar", que es la teoría más admitida actualmente -aunque también la más discutida por los graves problemas que todavía no pudo resolver-. Parte de un centro universal hace 13.810 millones de años -aunque ahora admiten que podría ser mucho antes-. Se cree que a partir de lo que llaman "singularidad", es decir en un estado de densidad infinita que podríamos llamar vacío casi total, se formó una especie de sopa de partículas elementales subatómicas a muy altas temperaturas, que no saben explicar cómo; de dónde aparecieron, ni porqué ley se juntaron, pues las fuerzas gravitacionales de hoy no apoyan la teoría. En un solo punto del espacio universal se formaron los quark y antiquark, que se unieron por una poderosa fuerza que no se explica, y elevó aun más la temperatura hasta producir una explosión universal. Y en una millonésima fracción de segundo de la explosión, se formó primero el "bosón de Higgs", las primeras partículas con masa; luego los protones, antiprotones, electrones y neutrones necesarios para que luego pudieran surgir los primeros átomos de hidrógeno con sus isótopos (el protio, deuterio y el tritio), en sólo tres minutos y medio. A la media hora ya se había formado un plasma de hidrógeno y helio, y después el litio y finalmente el berilio. Un millón de años después que esta fuerza atómica se enfriara y se expandiera en el espacio, se agruparon formando gérmenes de galaxias, donde muchas estrellas de gran masa explotaron como supernovas, produciendo los átomos de carbono, necesarios para la vida, y los átomos más pesados como el plomo, el hierro, el uranio, etc.; y 100 millones de años más tarde las galaxias, para que finalmente, a los 10.000 millones de años después, se originara nuestro sistema solar.
Todo parece muy razonable, hasta que nos preguntamos, ¿cómo fue posible que una fuerza inconsciente pudo haber formado por azar el átomo de hidrógeno y sus isótopos en pocos minutos? Ahora se sabe que el átomo es mucho más complejo de lo que se pensaba. Y está regido por leyes tan sofisticadas, que ni el más destacado hombre de ciencia puede entender plenamente y menos reproducir. Por eso, especialmente a partir de los estudios de la mecánica cuántica iniciada por Bohr, y con la ayuda del microscopio electrónico, se multiplican los modelos atómicos y las teorías.
Así que aquí, una "Causa primera" inconsciente, no puede ser razonablemente admitida sin entrar en el primer círculo vicioso: O las normas atómicas se formaron antes de las partículas subatómicas, o fueron estas partículas las que las establecieron sin tener conciencia de sus actos; pues todos sabemos que si hay leyes naturales tiene que haber en la naturaleza un legislador. Estas normas están tan bien establecidas, que Dmitri Mendeléyev pudo mostrarnos la tabla periódica de los elementos. Y el hidrógeno, que en la teoría Estándar es el más antiguo de los átomos, permanece estable sin variación después de miles y miles de millones de años. Así que cualquiera sea la respuesta del que rechaza la existencia de un legislador universal, sea personal o no, queda en la insuficiencia.
Hoy, el origen del cosmos ha sufrido un cambio notable. En lugar de 13.700, que después se concretó "exactamente" en 13.810 millones de años, se cree ahora que el origen fue hace 14 billones, mediante una partícula que le llaman "inflaton", bajando la temperatura inicial por la explosión a 1028 ºC; formándose los gluones, quarks, fotones y el plasma a 1027 ºC. Al aglutinarse los quarks en grupos de tres, dieron origen a los protones y neutrones a 1015 ºC. Y al enfriarse en 3000 ºC formaron los primeros átomos neutros.
Pero los problemas continúan: ¿Cómo logró el azar que al único protón del hidrógeno se le sumara otros en el mismo núcleo, formando el helio y los demás átomos de mayor masa atómica? La ley que conocemos nos dice que dos protones juntos con la misma carga eléctrica se deberían repeler, destruyendo enseguida el núcleo del átomo. ¿Qué ley conocía entonces el azar; o qué hizo para que estas dos fuerzas positivas obraran juntas en el breve tiempo en que se formó el helio, según proponen? ¿Cómo sabía que la fuerza electrostática debía ser equilibrada exactamente con la fuerza nuclear fuerte, para evitar que los protones volaran en pedazos? Aquí vemos una fuerza inconsciente universal que es más inteligente que el hombre, siendo el único ser que se asombra al saberlo, porque posee la capacidad intelectual para reconocerlo.
Entonces se creó la hipótesis de la presencia del "gluón". El Premio Nobel de Física, Leon Lederman, dijo que esta fuerza misteriosa es capaz de fijar la masa del resto de las demás partículas existentes.[11] Pero todavía muchos dudan de la existencia de los "gluones". Stephen Wolfram dijo que la llamada "partícula de Dios", o bosón de Higgs, puede producir sorpresas, porque todavía hay mucho que desconocemos. Mart de Groot, director del Observatorio Armagh en Irlanda del Norte, tuvo que decir: "El Big Bang no ofrece una explicación del origen de la materia primordial en sí".[12] Sólo esto ya es suficiente para que el investigador sin prejuicios admita que esa Causa Primera universal no pudo ser inconsciente. Lo que llama la atención, es que muchos científicos que son evolucionistas no aceptan que Dios pueda ser el origen del Big Bang, porque dicen que nadie estuvo presente para probarlo. Pero, como vimos, no están dispuestos a aplicar la misma regla para su teoría que llaman científica. Esta es una de las causas por qué en los EE.UU. se ha iniciado una controversia con demandas judiciales, que los mismos defensores de la teoría de la evolución ya admiten que no concluirá en años, porque los norteamericanos, en su gran mayoría, son contrarios a la evolución.
Un poco más de la mitad de los científicos creen en Dios, pero no se animan a manifestarse por temor a que le nieguen a publicar sus investigaciones. No sucede lo mismo con algunos científicos más jóvenes de entre 18 y 34 años de edad. La controversia que se desató en una escuela estatal de Denver, en 2004, ayudó a varios científicos desconformes con el darwinismo, a promover diálogos públicos. Pero Richar Dawkins y otros ateos trataron de impedirlo, argumentando que no estaban dispuestos a discutir con científicos ignorantes -por supuesto era una excusa, ya que sí respondieron mediante editoriales que sólo daban entrada a los científicos evolucionistas-. Esto motivó a que Phillip Johnson, que en 1991 había publicado con éxito su libro: "Darwin a examen", se uniera con el bioquímico Michael Behe, autor del libro "La caja negra de Darwin", y el profesor de filosofía Williams Dembski, para proponer la teoría del "Diseño inteligente". Entonces la controversia se extendió a Kansas, Missisipi, Arkansas, Minnesota, Nuevo México y Ohio, recibiendo el apoyo de unos 400 científicos más.[13]
Es correcto impedir la enseñanza religiosa en los centros estatales de estudio. Pero no lo es cuando se argumenta que el "Diseño inteligente" no se lo debe aceptar porque puede tener el apoyo de las religiones fundamentalistas; o porque aseguran que se trata de una enseñanza religiosa con una máscara de ciencia, ya que algunos de ellos no creen la Biblia ni en un Dios personal. Además, es también una de las tantas causas por qué la teoría de de la evolución biológica hoy está en crisis, como veremos después. De paso, es paradójico que, sin saber, muchos de estos científicos ateos enseñen en las instituciones estatales, conocimientos cuya fuente primera fue la Biblia, y confirmen leyes que fueron descubiertas por religiosos como Newton.
Volviendo a la teoría del Big bang, el físico Paul Davies calculó que para que la gran explosión cósmica se expandiera sin la intervención de un diseñador inteligente, con la "precisión" que necesitó para llegar a la posición actual, las probabilidades necesarias llegarían a una parte entre 10.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.[14]
Las últimas mediciones de la constante de Hubble, que permite calcular la edad del universo, nos revela un valor alto que hace que el universo sea de sólo 8.000 millones de años. Por lo tanto, habría estrellas más antiguas que el mismo universo que las cobija, y la teoría del Big bang quedaría en descrédito. Se han detectado supercúmulos de galaxias de 300 millones de años luz. Para formar esas estructuras gigantescas, se requeriría de 80.000 a 100.000 millones de años, lo que es cuatro veces la edad posible del universo de acuerdo con el Big bang. Además, ahora se sabe que la densidad de materia universal es 100 veces menor a lo exigido por la teoría; y esto ya la hace insostenible. Es por eso que ahora se anuncia un origen mucho más antiguo. Pero no sabemos cuánto tiempo durará, hasta las nuevas hipótesis cósmicas que se divulguen.
En enero de 1986 se reunieron en un simposio los cinco científicos más destacados y famosos de la física y la astronómica, entre los cuales se encontraba todavía en vida el conocido Carl Sagan. Cuando en un momento se dio lugar a preguntas, una mujer preguntó cómo pudo formarse a partir "de una sola masa cósmica" de hidrógeno, todo lo que vemos en el universo y en la tierra. Los cinco panelistas "se miraron unos a otros", y luego de un largo silencio, el Dr. Bruce Murray, vicepresidente de la Sociedad Planetaria, dijo: "Señora, Ud. ha hecho la pregunta más difícil para un astrónomo del espacio y quizás para todo científico […] No sólo no sabemos la respuesta, pero quizás la ciencia nunca lo sabrá".[15]
A pesar de esto, el astrofísico inglés Brandon Carter, habla del "Principio Antrópico" (1974), asegurando que "el universo resulta tener, con toda exactitud, las propiedades requeridas para engendrar un ser capaz de conciencia y de inteligencia".[16] Si asombra pensar que este azar logró fabricar el átomo, ¿cuánta fe necesitaríamos para aceptar que también logró formar al hombre?
3º CREO QUE DIOS ES ETERNO PORQUE "LA PRIMERA CAUSA" TIENE QUE SER ETERNA
Como sabemos desde 1842, la primera ley de la termodinámica nos dice que la energía es eterna, no se crea ni se destruye sino que se transforma. Por lo tanto, si esa energía fue capaz de generar por sí misma las leyes del átomo, la Causa Primera universal no sólo tiene que ser más inteligente que el hombre, sino también eterna.
Robert V. Gentry, físico nuclear del Laboratorio Nacional de Oak Ridge, EE.UU., descubrió que en ciertas rocas precámbricas existe un granito de grandes manchas oscuras, donde aparecen marcados "halos de polonio" radioactivos (218Po), que tienen una vida media de 3,05 minutos. Esto anuncia que la formación de estas rocas con el "polonio primordial", no pudieron ser formadas en los largos períodos evolucionistas, sino en forma instantánea, lo que apoyaría la postura creacionista. Como la investigación fue rechazada por los evolucionistas, Gentry pidió que lo sintetizaran como ellos decían que se podía producir. Pero no pudieron. Por la fuerte presión que ejercieron ellos; y ocultándole por un tiempo la documentación, las editoriales científicas se negaron a publicar el trabajo. Pero como parte de la investigación era de interés nacional, tuvo que ser presentado en el Congreso Nacional en 1982. Desde entonces ha pasado más de un cuarto de siglo; nadie ha podido negar esta realidad, y la comunidad evolucionista todavía sigue manteniendo un vergonzoso silencio.[17]
La Biblia venía diciendo: "Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento (o "energía creadora" que salió([18] de su boca" (Salmos 33:6). Aquí dice que esa energía eterna salió del Dios eterno (1 Crónicas 16:36) -porque entendemos que Dios no se crea ni se destruye -. Entonces, ¿por qué esa Causa primera, inteligente y eterna que revela la naturaleza, no puede ser ese Dios inteligente y eterno que señala la Biblia? Que le llamemos "Fuente de origen", "Causa primera", "Fiat", "Campo creador", "La Madre naturaleza", "Diseño inteligente" o "Dios", no niega el hecho ni lo cambia, siempre que admitamos sus capacidades infinitamente superiores al hombre, y su tremendo poder.
4º CREO EN DIOS PORQUE, SI LA"CAUSA PRIMERA" ES INTELIGENTE, TIENE QUE SER UNA PERSONA Y NO UNA SIMPLE ENERGÍA CIEGA
Cierto día Juan, un niño de seis años, estaba jugando en la playa con su hermano
Milton de ocho. Habían terminado de hacer un palacio de arena húmeda, y se les ocurrió poner en las ventanas láminas grandes de mica, que abundaban en el lugar. Luego de recoger algunas, Milton creyó ver otra. Pero cuando la desenterró y la tomó, se dio cuenta de que era una medalla de plata que alguien había perdido.
"¡Juan, mira qué mica tan extraña!" (dijo Milton para ver qué decía su hermano menor(. Cuando Juan la vio, su hermano continuó diciendo: "Mira lo que pudo hacer la naturaleza. Es grandioso, ¿verdad?". Pero Juan dijo sin titubear: "Las rocas no pueden hacer estas cosas". Cuando un profesor presentó una síntesis de la teoría de la evolución natural, un alumno levantó la mano y dijo: "¿Quiere decir que somos polvo de estrellas?" Luego de la respuesta afirmativa del profesor, el alumno continuó: "Es increíble lo que pudo lograr ese "polvo", ¿verdad?"
El niño Juan y el profesor, pueden representar a dos grupos de personas: Los que razonan que todo diseño tiene un diseñador, y los que creen, aun contra toda razón, que el diseño en la naturaleza es el producto de la casualidad. Estos últimos son los que creen que los átomos de hidrógeno de la Gran Explosión, fueron capaces de preparar las cosas con tanta sabiduría que lograron hacer el hombre.
"Dejemos que pasen miles de millones de años y el tiempo lo logrará (dicen con convicción(. "El azar inconsciente lo puede lograr después de millones de pruebas; y aquí entra el cálculo de probabilidades". Pero la segunda ley de la termodinámica, nos dice que es justamente el tiempo el enemigo número uno de la teoría de la evolución natural. Cuánto más tiempo se deje algo en manos del azar, más posibilidades habrá que se degenere y se destruya. Sólo una fuerza externa e inteligente a la naturaleza puede anular la segunda ley de la termodinámica, también llamada "principio de la entropía" y "ley de la desorganización progresiva de la materia" (que la Biblia lo señaló 18 siglos antes como "la esclavitud de corrupción" (Romanos 8:21). Los evolucionistas creen que con la acción del sol, el sistema termodinámico deja de ser un sistema cerrado, y permite así que el protozoo evolucione hasta llegar al hombre.
Pero, ¿es verdad lo que dicen? Sí, en una pequeña parte, pero no permite dar una respuesta aceptable. Si dejamos abandonado a un lujoso automóvil por un largo tiempo, los rayos cósmicos, el sol, el óxido, el viento y la arena lo convertirán en un montón de chatarra. Aunque Albert Sent.-Giorgi (1937,1955) propuso la teoría de la Sintropía donde los seres complejos tienen un mecanismo que se opone a la entropía, sabemos muy bien que si abandonamos un bebé en una isla calentada por los rayos del sol, sin la presencia de un ser inteligente, seguramente morirá. Y si abandonamos unas proteínas en el mar o en un charco de agua, por efecto de la hidrólisis no evolucionará para llegar a ser una proteína más compleja, como el ARN y el ADN, sino que, al contrario, la molécula se desintegrará en pequeños aminoácidos. Hoy se sabe que el ARN en condiciones prebióticas, y en medio acuoso se rompe en corto tiempo.[19]
Pero hay hombres de ciencia que tienen tanta fe en la teoría de la evolución, que contra todo este conocimiento y contra todas las leyes naturales que conocen, creen que se lo puede lograr sin una causa primera inteligente y externa a la naturaleza, después de períodos de tiempo aún mayores. Así que, si esas proteínas elementales para la vida se las dejara en el agua por miles y millones de años, aseguran que la segunda ley de la termodinámica dejaría de actuar, y el azar no sólo fabricaría el ADN (que de paso sólo se lo consigue de otra vida(, sino también la vida y finalmente el hombre con todas sus capacidades intelectuales.
Note con el siguiente ejemplo las capacidades que le dan a este "azar": Según la teoría de la evolución, muchas plantas primitivas eran fanerógamas, es decir con órganos de reproducción fácilmente observables; y todas carecían de flores (gimnospermas). Las que tienen flores (angiospermas) habrían sido creadas por las plantas primitivas que observaron que los colores atrayentes atraían a los insectos, los pájaros y los murciélagos. Así que crearon formas de diversos colores, pensando que si esos animales transportaban el polen de los estambres al estigma del pistilo de otras plantas, podrían reproducirse más fácilmente.
Muy bien. Pero, ¿con qué ojos observaron esas plantas el comportamiento de esos animales alados? ¿Y en qué lugar estaba el cerebro que llevó a esas plantas a conclusiones tan ingeniosas? Ellos responden: "Fue por casualidad; sin un propósito".
Usted puede ver, amigo lector, que los que creen que todo fue hecho por una energía inconsciente y no por un diseñador inteligente, no sólo no obran con objetividad, sino que además se contradicen y sostienen una teoría que va contra todo conocimiento científico. Basta ver, por ejemplo, el proceso sub-celular de la fotosíntesis de los vegetales, que se cree que involucra tantas etapas químicas como 500, de las cuales nosotros entendemos "completamente" sólo unas pocas. Si se reunieran todos los científicos del mundo para lograr alimentar la población humana en la forma tan sencilla y económica como lo realizan los vegetales, la noticia daría vuelta al mundo como el logro más extraordinario de todos los tiempos. Esta complejidad bioquímica sólo podría funcionar cumpliéndose todas las reacciones químicas y en su debido orden. Un proceso en etapas sostenidas por azar por millones de años, antes de ver su resultado, sólo se podría aceptar si existiera un "azar" que sabe más que nosotros.
5º CREO EN DIOS PORQUE LA VIDA NO ES UNA CASUALIDAD SINO UN VERDADERO MILAGRO
Hasta las pruebas presentadas por Luis Pasteur en 1861, muchos creyeron que la vida se puede formar espontáneamente de la podredumbre. Los hombres de ciencia no lograron ninguna molécula proteica significativa para la vida en presencia de oxígeno. Por lo tanto, por mucho tiempo se aseguró que no había oxígeno en el caldo primitivo donde habría surgido la vida. Pero desde la misión de la Apolo 16, en abril de 1972, se sabe que el oxígeno se puede formar desde la alta atmósfera.[20] Y en sus investigaciones, Kenyon y Nissebaun notaron la necesidad del oxígeno para la formación de algunos compuestos prebióticos, como las microesferas de aldocianoina.[21]
Se afirmaba que la vida se formó en el agua del "caldo primordial", fabricando por casualidad sólo los aminoácidos apropiados. De éstos eliminó la mitad para que de los aminoácidos en formación D y L sólo quedaran los 100 aminoácidos L –levógiros, es decir los que giran hacia la izquierda–; y únicamente con enlaces péptidos en una secuencia funcional. ¿Qué probabilidad por azar tendríamos para lograr esto? Bradley fijó el cáculo en 10-191. Es decir, con una probabilidad prácticamente cero. Todo esto antes que, por efecto de la hidrólisis, las proteínas se desintegraran en aminoácidos.[22] Pero los evolucionistas tienen tanta fe, que aseguran que igualmente se produjo, y continúan diciendo que su teoría es científica.
Ellos sostienen que los elementos formaron por azar las macroproteínas, como el ácido ribonucleico (ARN) y el desoxirribonucleico (ADN); luego los órganos, porque a pesar que Juan Lamarck sostuvo que "la función hace el órgano" y esto quedó desmentido, todavía insisten que se pudo lograr, y después… la vida.
Pero, si fue por azar, debemos sujetarnos al cálculo de probabilidades fortuitas para formar las moléculas proteicas. Por ejemplo, para una enzima típica de 200 aminoácidos, F. Crick obtuvo lo siguiente: Número de pruebas al azar, 10120 (10 seguido de 120 ceros). Y Wallis calculó que las 2000 enzimas comunes en toda vida, en sus 18 posiciones fijas, llega a 1040.000.[23] No bastaría la materia de todo el universo para que esto se pudiera lograr sin una intervención inteligente.[24] Aunque ya se sabe que una macromolécula no se puede sintetizar sin la intervención de otra vida, el matemático suizo Carlos Eugenio Cuy, calculó el siguiente número de posibilidades fortuitas: 10160. "La cantidad de materia que debe agitarse" para formar cada molécula proteica de significación, sumaría varias veces la materia que hay en el universo conocido, con un tiempo indispensable de "10243 años".[25] Y para formar un microbio de los más simples, Harold Morowitz calculó el siguiente número de pruebas: 10 seguido de 100 millones de ceros.[26]
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