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Diferencias psicológicas de género en el deporte

Enviado por Gaelu Echeverria


  1. Introducción
  2. Diferencia de Género
  3. Conclusiones
  4. Referencias bibliográficas

Introducción

En toda sociedad del mundo existen hombres y mujeres- género masculino y femenino- con una variedad de características que los distinguen y asemejan a la vez entre sí. Es la sociedad misma quien nos da los parámetros o lineamientos, roles que espera en determinado momento del genero, en este medio donde se desenvuelve todo individuo, sea la familia, la escuela, la comunidad donde se desempeña como persona a través de actividades físicas, cognitivas, afectivas y sociales.

Dentro de lo que compete a las actividades físicas esta "el deporte", en este amito deportivo el sexo femenino ha estado apartado, esto es debido a que la actividad física ha tenido siempre un carácter masculino, y únicamente podía desarrollar las capacidades físicas de estos ya que la mujer tenía que quedarse en casa en los cuidados de ésta y a su vez estar pendiente de las necesidades de los hijos, por todo eso ella misma se llegaba a creer no apta para la práctica deportiva.

En la gran mayoría de los deportes mujeres y hombres compiten por separado y a la mujer se la protege de esfuerzos y competiciones bruscas más que por fundamentaciones verdaderas por conductas culturales, en el momento en que se descubre que la mujer puede realizar tareas deportivas similares a las del hombre se genera una sorpresa o se la cataloga de masculina, y estas reacciones se dan en ambos sexos, hay mujeres que no quieren identificarse con la imagen deportiva debido a que esto la masculiniza, otras optan por diferenciar deportes femeninos de masculinos.

     Hoy en día, va quedando cada vez más lejos la postura de que el genero femenino no debe o no puede realizar ciertas pruebas o deportes, al menos desde el punto de vista científico, aunque en lo cultural los resabios son importantes.

     En el deporte la tarea debe ser dada a los dos sexos por igual, de hecho en los deportes de fuerza existe una desigualdad; es así, pero se han encontrado situaciones de igualdad en algunas disciplinas.

     La visión del deporte femenino sostiene que la mujer se desarrolla mejor en aquellas disciplinas artísticas o de precisión, en donde se la pueda ver de acuerdo a patrones femeninos culturales, y que no es grato observar a una mujer en actitudes deportivas de confrontación o en aquellas donde se desarrolle una masa muscular voluminosa porque esas son características del género masculino. Estos aspectos no sólo son sustentados por hombres si no que en un alto grado por las propias mujeres quienes además se avergüenzan y critican actitudes de deportistas por no responder con el mantenimiento de la imagen femenina.

     Pero hoy el deporte ha tenido una evolución imponderable en todos los aspectos, desde hace más de 100 años en que se llevó a cabo el primer Juego Olímpico hasta hoy ha logrado ocupar un lugar preponderante en todos los aspectos, se ha transformado en un fabuloso negocio en el que participan más y con mayores montos de dinero, lo que lleva a asegurar que en el próximo milenio éste sea el tercer negocio legal a escala mundial.

DESARROLLO

Diferencia de Género

Una diferencia de género se define como una distinción de características biológicas y/o fisiológicas típicamente asociadas tanto con hembras o machos de una especie en general.

También dentro de la diferencia de género, se tienden a equiparar las características del sexo de las personas de su condición sexuada, el ser biológicamente varón y el ser biológicamente mujer, y por tanto de la disposición innata de cada uno de los sexos con las características que son resultado del aprendizaje sociocultural, de los condicionamientos e intereses más o menos arbitrarios de los grupos y de los tiempos sociales, y que están sujetas a las modificaciones socioculturales de la época.

Estas diferencias entre sexo y género, es decir, entre el "status" biológico de una persona en cuanto varón o mujer, y la convicción interna de una persona de ser varón o mujer, son consecuencia de la interacción entre biología y cultura, ya que las diferencias biológicas entre un hombre y una mujer, hormonales, físicas o psicológicas, influyen no sólo en su conducta social sino también en el aprendizaje sociocultural de los papeles masculino y femenino.

 Dejando de lado las diferencias biofísicas del ser varón y del ser mujer, centrándonos en las diferencias psicológicas que hacen referencia a aspectos cognitivos, sociales y psicosociales. Si nos centramos en el análisis de los aspectos cognitivos, hay que tener en cuenta que aunque, como veremos, los tests neuropsicológicos arrojan determinadas diferencias, también se apresuran a puntualizar que en no pocas ocasiones son las expectativas sociales las que determinan los intereses y cualidades de los dos sexos. No obstante, podemos apreciar que en el comportamiento cognitivo las mujeres poseen un pensamiento más analítico y secuencial, realizan más rápido operaciones aritméticas y se desenvuelven mejor ante situaciones concretas e inmediatas. El pensamiento de los hombres es más sintético, presentan una mayor capacidad de razonamiento matemático, planifican y se manejan mejor en situaciones abstractas. A diferencia de lo que pudiera parecer, no se ha reseñado diferencias en las capacidades verbales de hombres y mujeres. Finalmente, los ensayos científicos constatan que los hombres son más capaces que ellas para realizar ejercicios programados para medir la capacidad espacial.

 Si analizamos el componente psicológico relacionado con el comportamiento social de hombres y mujeres, y sin tener la intención de identificar si las diferencias halladas corresponden a factores biológicos o a condicionamientos socioculturales, constatamos la existencia de un mayor vínculo social promovido por parte de ellas, que algunos han definido como interdependencia. Esto significa que las mujeres tienen mayor capacidad que los hombres para estar predispuestas a influir sobre los demás y mostrarse sensibles a ello, ofrecer y recibir apoyo, dar y percibir confianza, y a sentirse vinculadas a otros. Los hombres, por el contrario, son más independientes y competitivos y utilizan la conversación para obtener soluciones mientras que las mujeres utilizan la comunicación para imitar y explorar las relaciones sociales. En este sentido, también es destacable la mayor capacidad empática de la mujer frente al varón, si bien estas diferencias no son tan acusadas cuando se miden las consecuencias físicas de esta función. Por otro lado y siguiendo el argumento, estudios afirman que tanto hombres como mujeres se sienten más a gusto en compañía de mujeres cuando precisan comprensión.

Otros aspectos a tener en cuenta dentro de los comportamientos sociales diferenciadores entre hombres y mujeres hacen referencia a la vinculación social y la dominancia social. Las mujeres expresan una mayor vinculación social que se traduce no sólo en la dedicación a los necesitados, sino también en sus actitudes profesionales. Aunque en la actualidad nos cueste admitir diferencias intersexos en cuanto a dominancia social, y que ésta parece que está en un acelerado retroceso, es cierto que todavía hoy en la mayoría de las ocasiones los hombres ostentan el papel de liderazgo dentro del grupo, adoptando una actitud directiva y autocrática, mientras que las mujeres acostumbran a ser más democráticas.

Todas estas características diferenciadas en el campo del proceso del pensamiento y del comportamiento social que se dan en la diferenciación biológica sexual y que pueden verse confundidas según los condicionamientos socioculturales de cada época y/o lugar, alcanzan una mayor equiparación en las diferencias psicosociales. Se ha señalado que los niños a edades tempranas ya son capaces de aprender formas de conducta relacionadas con el sexo típico de su género, observando, imitando y adoptando los modelos de sus progenitores. "La adquisición de la identidad sexual supone el aprendizaje del papel social previsto y culturalmente adecuado a cada sexo. Los papeles sexuales, al concretar las aptitudes, actitudes, comportamientos y tareas que se esperan de cada sexo facilitan, en principio, el aprendizaje, el rendimiento del grupo y las relaciones sociales."

Hasta hace poco tiempo, existía la creencia generalizada de que las diferencias entre la mente masculina y la mente femenina eran simplemente el resultado del efecto que ejercen las hormonas sexuales en las personas adultas y de la presión social que, en cierto modo, obliga a unos y a otras a comportarse de una determinada manera. Se consideraba que la arquitectura cerebral de unas y de otros era básicamente la misma, así como su modo de funcionamiento.

Sin embargo, esa forma de ver las cosas está cambiando. Existen diferencias anatómicas notables entre el cerebro masculino y el cerebro femenino. También las hay en la estructura de los circuitos neuronales, así como en la química de las transmisiones sinápticas. Y sin embargo, casi todo lo que sabemos acerca del cerebro es lo que se ha conseguido saber estudiando cerebros masculinos (humanos y animales en general).

Antes, las únicas diferencias anatómicas de las que se tenía constancia eran las relativas al hipotálamo. El hipotálamo es una pequeña estructura que, por las relaciones que mantiene, controla un buen número de funciones viscerales. Está implicado, por ejemplo, en la regulación de la toma de alimento, en el control de los impulsos sexuales, en la regulación de la temperatura corporal, o en el mantenimiento del balance hídrico y salino, entre otras funciones. Por eso, salvo si era para ocuparse del hipotálamo, los neurocientíficos normalmente han evitado trabajar con cerebros femeninos, debido a que las variaciones hormonales asociadas al ciclo menstrual dificultaban la interpretación de los resultados.

Pero ahora se sabe que, además del hipotálamo, hay otras estructuras cerebrales que son diferentes en hombres y mujeres. Por ejemplo, determinadas áreas del lóbulo frontal, implicadas en la toma de decisiones, son mayores en el cerebro femenino; también es mayor la corteza límbica, que regula las emociones. El hipocampo, implicado en la memoria a corto plazo y en la navegación espacial, también es mayor en las mujeres (a pesar de que se les atribuya, quizás de forma injustificada, escasa capacidad para leer mapas). Las zonas de mayor tamaño en hombres incluyen la corteza parietal, que procesa información sensorial y está implicada en la percepción espacial, y la amígdala, que controla emociones y el comportamiento social y sexual. En principio nada lo demuestra, pero parece lógico que exista alguna relación entre el tamaño de una región y la función que desempeña.

También se han encontrado evidencias  de un efecto del sexo en el modo en que trabajan algunas regiones cerebrales. Al rememorar imágenes con contenido emocional, hombres y mujeres no activan el mismo lado de la amígdala; es más unos y otras rememoran diferentes aspectos de las imágenes. Los hombres tienden a rememorar lo esencial de las imágenes, mientras que las mujeres evocan los detalles en mayor medida. Todo esto sugiere que hombres y mujeres procesan la información de eventos emocionales de modo diferente, utilizando distintos mecanismos.

Todas estas cuestiones tienen una importancia enorme. En contra de lo que pretenden determinados movimientos sociales y corrientes ideológicas, mucho de lo que nos diferencia a hombres y mujeres no se debe ni a la educación ni, en general, a la influencia del entorno. Es preciso tenerlo en cuenta; de lo contrario podemos incurrir en graves vicios, pretendiendo que unos u otros seamos como no somos ni podemos ser. Porque la ideología tiene razones que la biología no entiende y viceversa.

La diferencia entre el género femenino y masculino, no solamente está marcada por la apariencia física exterior, hay una marcada diferencia estructural en el cerebro.

Las diferencias psicológicas son más controvertidas. Muchos niegan existan, alguno dicen que son fruto de una educación sexista y otros que son el resultado de una diferencia genética que nos proporciona un cerebro ligeramente dispar.

Ser diferentes psicológicamente no establece ninguna desigualdad. En algunos de los aspectos, la mujer se encuentra naturalmente dotada, en otros es el hombre quien cuenta con una ligera ventaja, pero estos pequeños aspectos, no suponen ninguna brecha que impidan la ejecución de cualquier tarea o cumplir un rol que tradicionalmente este asociado al sexo contrario.

2. Origen de las diferencias de Género.

  • Neurológicamente los cerebros del hombre y mujer, presentan dimorfismos sexuales:

  • La estructura que conecta los dos hemisferios del cerebro (cuerpo cayoso) tiene una mayor densidad de interconexión en las mujeres.

  • Flujo sanguíneo cerebral más incrementado en las mujeres que los hombres.

  • El cerebro de los hombres esta funcionalmente organizado de una manera asimétrica evidente en las regiones frontales izquierdas, mientras que en las mujeres se evidencia una función bilateral.

  • El cerebro femenino envejece más despacio.

DIFERENCIAS ENTRE EL HOMBRE Y LA MUJER

  • Diferencias de densidad neuronal en ciertas zonas.

  • El cerebro masculino está capacitado para una mayor concentración (realiza menos tareas simultáneas, al leer; disminuye su agudeza auditiva).

  • El cerebro femenino puede identificar emociones ajenas con más precisión.

  • Mejor capacidad espacial y de orientación en el hombre.

  • La mujer soluciona los problemas centrada en el proceso.

  • El hombre soluciona los problemas centrado en la meta.

3. Igualdad en los Deportes.

Según la I Conferencia Nacional sobre mujer y deporte, llevado a cabo en Madrid España el año 2005 se llegaron a las siguientes conclusiones

Se observa un avance importante en el deporte femenino de alta competición en los últimos años, pero este no se acompaña del correspondiente reconocimiento social. Estos avances han estado provocados por los cambios sociales y el esfuerzo de las propias mujeres, además de actuaciones concretas por parte de las administraciones e instituciones responsables.

Martina Hingis, llego a ser número uno del ranking mundial femenino. En el 2002 se retiro por lesiones crónicas en los pies, pero volvió a las canchas en el 2006 cumpliendo una destacada actuación en el Abierto de Australia. Se evidencia, de nuevo, la menor participación y representación de las mujeres en el ámbito deportivo. 2. Se observa un avance importante en el deporte femenino de alta competición en los últimos años, pero este no se acompaña del correspondiente reconocimiento social. 3. Estos avances han estado provocados por los cambios sociales y el esfuerzo de las propias mujeres, además de actuaciones concretas por parte de las administraciones e instituciones responsables.

Las mujeres siguen encontrando barreras para incorporarse al ámbito deportivo en términos de equidad. Estas barreras son de tipo biológico, educativo, socio-cultural y deportivo. Dependiendo del ámbito deportivo donde este el atleta va a incidir en si hay o no igualdad por las diferencias características de cada género.

Por otro lado, hay que decir que el deporte por sí mismo no es discriminatorio y no tienen sexo, quien ejerce esa discriminación o esa separación entre deportes masculinos y femeninos es la sociedad y a su vez la larga tradición histórica hacia el mismo. Siempre se han clasificado deportes como fútbol, rugby, judo para el sexo masculino y patinaje, gimnasia rítmica, nado sincronizado para el sexo femenino, esto es un error hacer una clasificación tan primitiva, ya que el deporte a practicar que se elige se realiza de forma libre y sin coartaciones por el sexo. Aunque también hay que decir, que es más común ver a mujeres realizando actividades deportivas que tradicionalmente se han entendido como "masculinas" y menos usual observar a hombres realizando actividades que tradicionalmente se han asociado con lo "femenino" y esto se debe a la supervivencia del rol de hombre.

En el área biofísico, las fibras musculares, no parece existir diferencia alguna entre varones y hembras, ni en el tipo, ni en el porcentaje entre lentas y rápidas, ni en la actividad de los sistemas enzimáticos presentes en las mismas. Las únicas modificaciones evidentes son las provenientes del tipo de entrenamiento llevado a cabo, y éstas son indistinguibles de las acaecidas en los hombres.En cuanto a la fuerza muscular, es cierto que los componentes del género masculino superan a los del femenino en porcentajes variables, cuando la relación se establece con el peso total del cuerpo, pero es mucho menos claro cuando se toma como referencia el peso magro, es decir, el peso del cuerpo desprovisto de grasa, o lo que es igual la masa muscular. Nadie ha demostrado diferencias ostensibles en la propiedad contráctil y en la capacidad para desarrollar la fuerza del músculo femenino, respecto al masculino.

Es de sobra conocido que cuando las mujeres se someten a un entrenamiento de fuerza, el aumento de la misma puede ser de tal magnitud como para superar a los hombres no entrenados de la misma edad y peso; y desde luego sobrepasar con mucho a las mujeres sedentarias. Se halla en discusión el mecanismo implicado en el desarrollo de la fuerza, dado que la hipertrofia (aumento del volumen muscular) para unos es casi inexistente, mientras que para otros, no se diferencia en absoluto de la conseguida por los varones; lo que sí es cierto es que, aparte de la hipertrofia, existen otros mecanismos que podrían explicar el desarrollo de la fuerza en el sexo femenino, tales como los neurógenos, más difíciles de valorar.

La composición corporal salvo en las medidas antropométricas (los hombres son más altos y pesados que las mujeres y poseen hombros más anchos y caderas más estrechas) y en el porcentaje de grasa corporal (21-28% en las mujeres y 10-16% en los hombres) no existen diferencias básicas en su constitución corporal, especialmente en lo que se refiere a los componentes esenciales como hueso, músculo, sangre y vísceras, salvo las relacionadas con el peso y la talla.

Sí es cierto que las hembras poseen una menor cantidad de hemoglobina (sustancia que transporta el oxígeno), cantidades más reducidas de glóbulos rojos, y menor concentración de andrógenos (hormona masculina).

En tanto que son más elevados los niveles de lipoproteínas de alta densidad (protectoras contra la arteriosclerosis) y los estrógenos (hormonas femeninas). En las mujeres se observan con cierta frecuencia déficits de hierro e incluso anemia, debido fundamentalmente a los períodos menstruales y a los embarazos.

La regulación de la temperatura corporal ha generado grandes discusiones en tiempo atrás sobre si las mujeres soportaban mejor o peor que los hombres la actividad física en ambientes calurosos, parece haberse decantado a favor de las primeras, aunque no faltan publicaciones que aseguran el mismo rango de aclimatación para los dos sexos.

Es un hecho comprobado por la experiencia deportiva que, cuando la intensidad del esfuerzo no supera el 35% de la VO2max, las mujeres pueden soportarlo con facilidad durante algunas horas, aunque la temperatura ambiental se eleve por encima de los 45ºC, siempre que el grado de humedad sea bajo.

No está claro cuál es la respuesta de las glándulas sudoríparas al estrés térmico en las mujeres entrenadas, aunque la tendencia actual es a considerarla similar a la de los hombres.

Es importante señalar la capacidad aeróbica como sucedió con la fuerza, la capacidad aeróbica (VO2) del hombre es superior a la de la mujer en un 33%, cuando se refiere al peso total del cuerpo, pero es mucho menor (17%) cuando la relación se establece con el peso magro. Hay quienes aseguran que las diferencias observadas se deben más al entrenamiento llevado a cabo (95%) que al factor sexual (5%). Las causas que podrían explicar dichas diferencias serían la menor talla y peso de la mujer, así como la de los órganos implicados en el mantenimiento de la capacidad aeróbica: corazón y pulmones, lo que daría lugar a la disminución de los volúmenes funcionales de ambos órganos (volumen sistólico y capacidad vital).

En la actualidad sabemos que los beneficios obtenidos mediante el entrenamiento aeróbico en las mujeres es idéntico al conseguido por los hombres, en lo referente al aumento de la VO2max, al volumen ventilatorio, al pulso de oxígeno y a la capacidad para llevar a cabo un trabajo submáximo, estando relacionadas las variaciones observadas con el tiempo dedicado al programa, la intensidad del ejercicio y la frecuencia de realización.

Dos aspectos a destacar es la diferencia de las personas que practican una actividad física porque su médico, psicólogo, se lo ha recomendado; para ellos es más una "obligación" para no perder su salud. Las personas que hacen deporte porque les gusta se sienten recompensados al hacer deporte, para ellos es una distracción, es tiempo de ocio.

El tiempo libre en la sociedad actual va cobrando una mayor importancia, la jornada laboral se va reduciendo, aparecen enfermedades en relación al estres provocado por el ajetreo que se vive en las grandes ciudades, es un hombre más sedentario. Las personas se plantean que van hacer en sus horas de descanso, según el estudio realizado por Manuel García Ferrando en 1990; la práctica deportiva se sitúa bastante alejada de estar con la familia y ver la televisión.

Concretando según otro estudio sobre las características de la población que ofrece los valores más altos de empleo de tiempo libre en diferentes actividades según Manuel García Ferrando. No teniendo en cuenta los grupos de población que hacen y ven deporte y que salen al campo y van de excursión. "La práctica deportiva es más frecuente entre jóvenes varones, solteros y estudiantes que residen en ciudades de la menos 50.000 habitantes (Manuel García Ferrando, 1991, p.19)

Queda constancia que una forma de detectar si tu tiempo libre lo dedicas a la práctica recreativo de un deporte u ocio está determinado por si eres hombre o mujer; en ello influyen aspectos culturales, educativos, que habría que replantearse (Manuel García Ferrando, 1993).

Los motivos de práctica es factor diferenciado de la ocupación del tiempo libre para hombre y mujer. La gran mayoría de las mujeres que se lanzan hacia la práctica deportiva es por motivos de alcanzar un mejora en su bienestar físico y psicológico.

Los modelos de un deporte masculino agresivo y violento no está bien visto que lo realicen las mujeres. La feminidad se mide por el grado de delicadeza que se tenga, por lo que lo más adecuado para ellas es gimnasia de mantenimiento (para ser más atractiva y ser vista por varón), bailes, aerobic, badminton, etc.). Pero se puede ir cambiando este modelo a medida que el deporte, la práctica de ejercicio sea vista como un estilo de vida para el bienestar psico-físico.

Durante disfrutamos de tiempo libre las actividades deportivas pueden ser en un futuro una "forma de Vida", y el número de mujeres que participe será mayor. Esta forma de entender la práctica deportiva no elimina rápidamente el poder masculino, pero cambia la idea de la actividad física no tan competitiva, no como la búsqueda de ser el mejor.

Hombres y mujeres desean una alternativa hacia deportes mixtos, el divertimento y la cooperación, con menor importancia a la competición; deportes donde las experiencias de ambos sexos coincidan y trabajen conjuntamente.

Pensando se puede llegar a la conclusión de que no hay modelo de opresión masculino en el deporte; sino que algunos hombres y mujeres apoyan los modelos tradicionales y otros se oponen a ellos (Jennifer Hargreaves, 1993).

Conclusiones

Género sería el conjunto de roles, obligaciones, formas de pensar, formas de actuar que una persona asume por el hecho de tener un sexo determinado. Una persona y el conjunto de personas de un mismo sexo, en una misma época y lugar. El género es un constructo psicosocial que intenta adaptar los comportamientos individuales a las necesidades de una sociedad concreta. Por esto, en diferentes momentos históricos y en diferentes zonas geográficas –culturas– hombres y mujeres han asumido unas u otras obligaciones y responsabilidades y se han visto y entendido unas u otras actividades como normales

¿Cuáles podrían ser los motivos de la menor participación femenina?

• Sociológicos.- Al estar el deporte de base ligado al concepto de ocio/recreación, es necesario disponer de un tiempo real de ocio. Debido a la atribución de roles por parte de la sociedad, las niñas dispones de menor tiempo de ocio que los niños, ya que a ellas se las responsabiliza de las tareas domésticas. Esta distinción de roles se aplica a los niños/as, ya que a ellos se les regalan balones, coches, etc.., y a ellas muñecas, de forma que el "juego la identifique con su futuro papel de madre; además de la distinción en la ayuda de las tareas domésticas que les dan tiempo de ocio a los niños.

• Educativos.- Aunque actualmente ya no se hace una educación física para niños y para niñas, no se puede hablar de la existencia de las mismas oportunidades educativas para chicas y chicos, que en muchas ocasiones inconscientemente, el propio profesorado tiende a orientar a las niñas hacia actividades de tipo expresivo, flexibilidad, de forma que cada vez participan menos en actividades deportivas que los chicos.

Medios de Comunicación.- Normalmente estos medios contribuyen a fomentar el estereotipo.

Sería bueno que las Instituciones deportivas y órganos competentes, promovieran un deporte mixto.

Es un reto que podemos conseguir, siempre y cuando seamos capaces de apartar de nuestra cabeza esas ideas que apartan a la niña del deporte.

No se trata de equiparar a mujeres y hombres en los rendimientos deportivos, sino conseguir un acceso igual de las niñas a las posibilidades que este deporte las proporciona para un buen desarrollo personal, así como en la formación de hábitos saludables.

Referencias bibliográficas

 

 

Autor:

MSc. Gaelú Echeverría