- El sentido de oportunidad en Simón Bolívar
- El sentido de oportunidad para demostrar magnanimidad y benevolencia
- Bibliografía utilizada
Discurso Pronunciado el 17 de Diciembre de 201, en la Sede de La Bolivariana de Venezuela en ocasión de conmemorarse el 181 Aniversario de la muerte de Simón Bolívar, El Libertador.
Por el hecho circunstancial de estar hoy en este magno recinto, uno de los altares de la patria, pudiéramos expresar que es otra oportunidad para tratar de conocer y comprender un poco más, el tránsito de el hombre grande de América, Simón Bolívar, El Libertador, dado que la vida, personalidad y su actuación en los distintos escenarios en que actuó nos muestran diversas facetas que pareciesen una rica veta minera que espera al gambusino con su pico para abrir las venas diamantíferas que nos van a enriquecer con las cosas y elementos que vamos a encontrar.
En tal sentido, podemos decir que aprovechamos esta motivación para seguir ahondando en el ideario bolivariano y nos decidimos a repasar y revisar algunos textos de los cuales sacamos varios elementos para elaborar este discurso
El sentido de oportunidad en Simón Bolívar
Hay una pregunta común en el colectivo imaginario de la gente, en relación a como se hacen y se forman los líderes, y para algunos o para muchos eso es una pregunta sin respuesta, aunque para otros la respuesta está dada cuando el hombre aprovecha las circunstancias que se le presentan y demuestra su sentido de oportunidad. Eso es lo que apreciamos cuando Alejandro Magno rompe el Nudo Gordiano en su paso a Persia, ó cuando Julio Cesar cruza el Rubicón sin esperar la decisión del Senado Romano, y en Simón Bolívar cuando emite su primer discurso político en la Sociedad Patriótica, la noche del 3 de julio de 1811, cuando le hace un llamado al soberano Congreso de Venezuela instalado el 2 de marzo el mismo año, acerca de su decisión de declarar la independencia de Venezuela.
Es el mismo sentido de oportunidad que apreciamos cuando se produce el terremoto del 26 de marzo de 1812, y desaloja a un clérigo de la iglesia católica de un túmulo de escombros, en el centro de Caracas, que estaba dando una arenga a los ciudadanos, expresándoles que el infausto terremoto era un castigo divino por desobedecer las órdenes del rey y romper las relaciones con la metrópoli española; cuestión que rebatió el futuro Libertador, explicando que los movimientos telúricos son circunstanciales e inesperados y la decisión asumida por los patriotas de independizarse nada tenía que ver con el irrespeto a las creencias religiosas.
Es también el momento del 15 de junio de 1813, cuando en la ciudad de Trujillo emite una de sus proclamas más estudiadas y discutidas. La Proclama de guerra a muerte, la cual podemos estudiar y conocer con acuciosidad en el libro de Rufino Blanco Fombona "Bolívar y la Guerra a Muerte".
Es menester entender estos momentos, dado que, ante los problemas, confusiones, aciertos y desaciertos ocasionados por los cambios suscitados por la acción bélica llevada a cabo por el rompimiento con la madre patria, cualquier duda, falta de liderazgo o vacío en la conducción del las huestes republicanas, podría crear desconciertos y desmotivar a los patriotas, por lo que se hacía necesario la fortaleza del líder que sembrara esperanzas y motivación para no flaquear en el cometido emprendido. Pero en el caso del decreto o proclama de guerra a muerte, aparte de las circunstancias señaladas, está también la acción desatada por los seguidores de Monteverde que estaban haciendo de Venezuela tierra arrasada, tanto con los pueblos, sembradíos y ciudadanos, y a eso había que darle una respuesta contundente y también la importancia de decirle y demostrar a los venezolanos que la guerra emprendida no era una guerra civil entre grupos de venezolanos, sino que era una guerra entre dos nacionalidades, dos países, por eso es que hace énfasis cuando expresa "venezolanos contad con la vida aun cuando seáis indiferentes, españoles y canarios contad con la muerte aun cuando no seáis culpables".
Es decir, era necesario hacerle entender a los venezolanos y americanos que no era una retaliación, o un deseo imperativo de acabar con los españoles residentes en Venezuela, sino que era necesario sembrar y motivar el respeto y la equidad entre ambas partes, a fin de crear las condiciones para una lucha entre iguales, entender tal como lo explicó Juan Jacobo Rousseau en su obra "El Contrato Social", que todos tenemos derechos, pero para exigir los mismos debemos cumplir con nuestros deberes, ya que hasta ese momento, los seguidores del rey seguían actuando de acuerdo a las creencias mantenidas por casi todos los emperadores en la historia de la humanidad, de ser designados por el máximo creador y estaban amparados por el derecho divino y eso les daba una delegación especial ante dios y la potestad de actuar impunemente, desconociendo al ciudadano. Cuestión que era menester aclarar para hacerle entender al hombre del pueblo su poder de decisión basado en la organización social. Cuestión que fue muy estudiado en nuestro país, gracias a la acuciosidad e inteligencia del prócer civil, a nuestro juicio el más importante de la época republicana, el jurisconsulto guariqueño Juan Germán Roscio, quien nos dejó su obra "El triunfo de la Libertad sobre el Despotismo", como un legado en la lucha por la independencia y libertad y en el respeto a los derechos humanos de los ciudadanos.
Ese sentido de oportunidad en Simón Bolívar no es solamente en la acción bélica, sino en la acción programática cuando pronuncia su Discurso ante el Congreso de Angostura el 15 de febrero de 1819, en el cual hace énfasis en la primacía de la organización de la república y desarrolla conceptos y teorías acerca de la importancia democrática de las naciones, y el respeto mutuo entre los gobernantes y los ciudadanos. En el desarrolla un serie de planteamientos ratificando la importancia de la educación como la viga maestra para el desarrollo de la nación y de los pueblos del mundo, los cuales son reiterativos.
Afortunadamente los mismos quedaron escritos y siempre leemos cuando vamos a un centro educativo esas frases que se mantienen como un latigazo que nos recuerda su importancia, y que en variadas oportunidades no son asumidas con la integridad del mensaje. Como son entre otras: "Las Naciones Marchan hacia el Término de su Grandeza de la misma forma que marche su Educación" ó aquella otra, "Moral y Luces son nuestras primeras necesidades", "Moral y Luces son los polos del desarrollo", y otra que es muy dura, pero la consideramos un llamado de conciencia y una exhortación en cuanto a entender el rol a jugar el ciudadano común en el trajinar de su vida, "Un ser sin estudios es un ser incompleto", dado que sin estudios se ha podido comprobar que el ciudadano es un ser preso de las realidades en las que se desenvuelve y no puede actuar con la libertad que genera la riqueza de poseer conocimiento. Recordemos el concierto dado por nativos de la etnia Pemón, en el teatro Teresa Carreño, gracias a la iniciativa propuesta por el promotor de la teoría para "El Desarrollo de la Inteligencia", El Dr. Luis Alberto Machado, lo que nos indicó que con estudios podemos cambiar el mundo, tal como lo expresó Arquímedes cuando dijo "dadme una palanca y moveré el mundo".
Va a ser una prédica constante en su trajinar, razón por la cual en sus diversas administraciones desde Venezuela hasta Perú va a proponer la creación de escuelas en diversas modalidades, las escuelas para mujeres, y las artesanales, lo que demuestra su fortaleza y sentido de pertinencia en el tema planteado, y eso lo lleva a traer a Venezuela después de los años de 1820, al educador Joseph Lancaster, a quien conoció en su viaje como diplomático a Londres en 1810. Y este viene con ideas reformadoras en la búsqueda de desarrollar planes y proyectos para el desarrollo educativo, los cuales a juicio de algunos estudiosos y de quienes administraban la república no fueron entendidos e implementados tal como proponía el educador.
Pero también es incisivo y crítico cuando plantea que la democracia es el sistema más cercano a la perfectibilidad,
"Solo la democracia, en mi concepto, es susceptible de una absoluta libertad; pero, ¿Cuál es el Gobierno Democrático que ha reunido a un tiempo, poder, prosperidad y permanencia? ¿Y no se ha visto por el contrario La Aristocracia, La Monarquía cimentar grandes y poderosos Imperios por siglos y siglos? ¿Que gobierno más antiguo que el de China? ¿Qué república ha excedido en duración a la de Esparta, a la de Venecia? ¿El imperio Romano no conquistó la tierra? ¿No tiene la Francia catorce siglos de Monarquía? ¿Quién es más grande que la Inglaterra? Estas naciones, sin embargo, han sido o son Aristocracias y Monarquías. A pesar de tan crueles reflexiones, yo me siento arrebatado de gozo por los grandes pasos que ha dado nuestra república al entrar en su noble carrera. Amando lo más útil, animada de lo más justo, y aspirando a lo más perfecto al separarse Venezuela de la Nación Española, ha recobrado su independencia, su libertad, su igualdad, su soberanía nacional. Constituyéndose en una República Democrática, proscribió la Monarquía, las distinciones, la nobleza, los fueros, los privilegios, declaró los derechos del hombre, la libertad de obrar, de pensar, de hablar y de escribir. Estos actos eminentemente liberales jamás serán demasiado admirados por la pureza que los ha dictado. El Primer Congreso de Venezuela ha estampado en los anales de nuestra legislación con caracteres indelebles, la majestad del pueblo dignamente expresada, al sellar el acto social más capaz de formar la dicha de una nación".
Ante estos conceptos y reflexiones, sobreviene la inquietud para llevar a cabo el ejercicio de la gobernabilidad, de enrumbar a su patria hacia derroteros de grandeza, de futuro, debe existir una formula real, que no sea mágica ni sacada del sombrero del mago Merlín, sino producto de la vergüenza de los hombres y de su creatividad y entendimiento, para encontrar como deben ser los gobiernos democráticos, cuestión que nos propone de la siguiente manera:
"Un gobierno republicano ha sido, es, y debe ser el de Venezuela; sus bases deben ser la soberanía del pueblo, la división de los poderes, la libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de la monarquía y de los privilegios. Necesitamos de la igualdad para refundir, digámoslo así, en un todo, la especie de los hombres, las opiniones políticas, y las costumbres públicas. Luego extendiendo la vista sobre el vasto campo que nos falta recorrer, fijemos la atención sobre los peligros que debemos evitar. Que la historia nos sirva de guía en esta carrera".
Pero no se queda en estas concreciones, sino que se explaya como el meandro cuando abre cauces ante la crecida de los ríos, y nos sigue orientando en cuanto a cómo debe ser la actuación del llamado a ejercer dicho gobierno, con sus colaboradores de una manera muy clara, precisa, cuando nos expone:
"Cualquiera que sea el ciudadano que llene estas funciones se encontrará auxiliado por la constitución. Autorizado para hacer bien, no podrá hacer mal, porque siempre que se someta las leyes, sus ministros cooperarán con él, si por el contrario pretende infringirlas sus propios ministros lo dejarán aislado en medio de la república, y aún lo acusarán delante del senado. Siendo los ministros los responsables de las transgresiones que se cometan, ellos son los que gobiernan, porque ellos son los que las pagan".
También revisa con su bitácora de estudios los diversos gobiernos conocidos hasta ese momento, los compara y nos explica cómo han sido los ejercidos por déspotas a fin de no cometer esos errores:
"En el régimen absoluto, el poder autorizado no admite límites. La voluntad del déspota, es la Ley Suprema ejecutada arbitrariamente por los subalternos que participan de la opresión organizada en razón de la autoridad de que gozan".
Pero también nos deja entrever los argumentos o argucias utilizadas por estos para mantenerse en el poder
"La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia, de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico, o civil: adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia. Semejante a un robusto ciego que instigado por el sentimiento de sus fuerzas, marcha con la seguridad del hombre más perspicaz, y dando en todos los escollos no puede rectificar sus pasos".
Y como el fanal que alumbra el camino para abrir los cauces del entendimiento, nos dedica una perla que debemos tener presente para no caer en cuentos chinos, o escuchar gastados cantos de sirena como se decía en otros tiempos, y que algunos déspotas del mundo actual pretenden imponer, razón por la cual los ciudadanos formados en democracia no pueden comprar ese paquete chileno, porque no tiene fondos, credibilidad y se le pasó su oportunidad:
"La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle, y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la Libertad Republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo Magistrado que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente".
Con estos señalamientos encontrados en ese célebre Discurso ante el Congreso de Angostura, pudiéramos expresar que la riqueza intelectual de Simón Bolívar demostró su talante y capacidad creadora. Estamos ante un ciudadano curtido en la guerra y en la conducción del estado, dando lo mejor de sí en la consolidación de su obra, la libertad de Venezuela y de la mayoría de los pueblos de Suramérica, que no cesa en el esfuerzo y en el ánimo de ver cristalizada la meta propuesta, razón por la cual el historiador L.S. Rowe, quien se desempeñó como Director General de la Unión Panamericana se expresó de nuestro personaje de la siguiente manera en la obra " Antología Enciclopédica Bolivariana":
"Bolívar combinó en un grado tan extraordinario el genio militar con el pensamiento del filósofo y con la visión del hombre de estado, que las enseñanzas de sus vida nos hacen penetrar a casi todos los campos de la actividad nacional. No obstante ser reconocido como uno de los genios militares más insignes de la historia, los fines que él tuvo en mira fueron más bien civiles que militares. La fuerza de las armas sólo fue para él un instrumento pasajero del cual se sirvió para alcanzar fines todavía más amplios como son el establecimiento sobre bases perdurables de los derechos civiles y políticos del individuo, y el mantenimiento de la integridad política de los Estados que acababan de constituirse(…) Bolívar fue más bien un hombre civil que un militar, y que consideró siempre la intromisión de los elementos militares en la vida política como uno de los peligros más graves que podrían presentarse en contra de la estabilidad de las instituciones y especialmente en contra de los derechos civiles".
Coincide con el planteamiento de Rowe ese insigne antropólogo e historiador venezolano, Miguel Acosta Saignes, en su obra "Bolívar, Acción y Utopía del Hombre de las dificultades", cuando nos señala lo siguiente:
"Bolívar sintetiza históricamente el esfuerzo de miles y miles de combatientes a quienes él condujo, pero de quienes aprendió, y sin los cuales nada hubiera podido hacer. Pardos, mestizos, negros, indios, blancos constituyeron los ejércitos de Sucre, de Páez, de Mariño, de Piar, de Urdaneta, de Flores, de Montilla; y a ellos se añadieron durante algunos años, legionarios de otras sociedades, venidos de Europa a sufrir y a luchar en tierras tremendas, a veces por la paga del mercenario, a veces por el convencimiento del inconforme.
Sin el ejército de Mariño y sus negros y mulatos antillanos, junto a los esclavos de Paria, poco habría logrado Bolívar después de La Campaña Admirable de 1813, ni habría podido volver a tierra firme, e internarse en Guayana, después de su fracaso en Ocumare. Sin Piar no habría obtenido el dominio de la Guayana: sin Páez no hubiera podido cruzar los Andes para libertar a La Nueva Granada de Boyacá. En las constituyentes y en los congresos estuvieron militares, pero de manera muy decisiva casi siempre, civiles como Revenga, Roscio, Zea, Unanue, Olmedo y otros tantos dedicados a la economía, la política, la diplomacia, a la legislación, guardianes de los intereses de su clase".
Y para demostrar que durante ese esfuerzo compartido entre civiles y militares se logró el cometido de la independencia, nos refiere también, que El Libertador tuvo que aprender a congeniar y conciliar tanto con los militares como los civiles, y aunque él nos hable de que los civiles defendían los intereses de su clase, pudiéramos decir nosotros que defendían la integración de todas las clases sociales representadas en la patria que se estaba construyendo y además era algo normal ante la situación vivida; los militares y luchadores en general estaban dando la vida por la patria en los campos de batalla, entonces otros debían encargarse de la administración de la misma, de la preparación de los códigos, leyes, normas y reglamentos necesarios para que la misma funcionase y les permitiese a sus ciudadanos espacios para la vida, su desarrollo y convivencia, tal como lo expresa Acosta Saignes expresa a continuación:
"En altos cargos directivos lo acompañaron Urdaneta, Santander, Soublette, Gual y varios que a veces, como los tres primeros fueron militares de la primera fila. No fueron, ni los militares ni los civiles, compañeros sumisos, ni áulicos sin ideas, ni marionetas complacientes. Esos y muchos otros fueron con frecuencia sus opositores, a veces hasta sus adversarios, pero todos en conjunto realizaron la gran tarea política de emancipación y contribuyeron unos a las grandes victorias cívicas de las constituyentes, los congresos, las municipalidades, las magistraturas y otros a los episodios bélicos de complejísima contienda. Conformaron naciones, vencieron a los poderosos colonialistas del imperio español y sentaron bases para las transformaciones que en medio de otras amenazas, de otros colonizadores y neo colonizadores fueron creciendo".
Ese aprendizaje permanente con sus colaboradores, le permitió abundar sociológicamente y también en lo político, en cuanto al conocimiento de las características de las diversas personalidades, y fortaleció su espíritu y su grandeza, razón por la cual tuvo que actuar con realismo cuando desempeñó labores de gobierno y eran necesarios todos los talentos y las capacidades de los mismos, razón por la cual llegó Bolívar a emitir opiniones como las siguiente:
"Para ejercer un buen gobierno hay que buscar a los mejores talentos, aun cuando estos sean enemigos" y "Cuando se es gobernante hay que aprender a escuchar las más duras verdades".
El sentido de oportunidad para demostrar magnanimidad y benevolencia
También comprendió que dadas las circunstancias especiales de ser el líder independentista que busca a través de todos los medios, el camino para lograr la libertad de la patria, no podía cerrar caminos, cauces, senderos, que facilitasen ese tránsito, había que ser audaz en la estrategia, pero magnánimo y benevolente en el trato, razón por la cual cuando se plantea la realización del encuentro con el pacificador Don Pablo de Morillo, designa un equipo de trabajo compuesto por el General de Brigada Antonio José de Sucre, Coronel Pedro Briceño Méndez y el Teniente Coronel José Gabriel Pérez, para que conjuntamente con los designados por el bando español, redacten el Armisticio o Tratado de Regularización de La Guerra, el cual fue firmado el 26 de noviembre de 1820.
Este tratado fue el testimonio fiel de las intenciones mas pleclaras por situar a nuestra patria Venezuela en el concierto de las naciones del mundo. Con La Proclama de Guerra a Muerte se pretendía hacerle entender a los ciudadanos que la guerra era entre dos naciones y ahora se estaba ratificando plenamente la soberanía de Venezuela, dado que la firma del mismo era entre representantes opuestos que representaban cada uno una nación diferente. Además, el contenido del mismo es tan importante, que se va a convertir en el referente inicial de toda la América Hispana y del mundo para la época en cuanto al respeto de los derechos humanos del ciudadano, especialmente en cuanto a las naciones que estaban bajo conflictos bélicos.
Ese espíritu esclarecido de Bolívar, de Sucre y de quienes le acompañaron en la redacción de ese primer tratado se va a mantener en los Armisticios firmados después de las batallas del Lago de Maracaibo en 1823 y de Ayacucho en 1824, en los cuales se resalta la bondad del Almirante Prudencio Padilla y del Mariscal Antonio José de Sucre, ya que en ambos, las concesiones otorgadas a los vencidos, merecieron los elogios de los gobiernos de los países en pugna y también de los observadores y críticos que entendieron la importancia de los mismos, debido a que aun cuando se estaba protagonizando una guerra, esta era realizada por seres humanos, por ciudadanos, que debían entender la dimensión de la misma y era menester buscar una solución al conflicto en el entendimiento racional de acuerdo a la inteligencia de los hombres, y para eso había un sin número de antecedentes que servía de base de apoyo para lograr el acuerdo, mediante el cual las partes en pugna salieran con menos resentimientos, pero con soluciones favorables para ambas partes.
Debemos destacar que ambos armisticios en la actualidad son la base doctrinal para la resolución de conflictos de países en confrontación bélica, así como para el intercambio humanitario de los rehenes tomados en batalla.
Dados los resultados obtenidos en la Batalla de Ayacucho y la importancia del armisticio, esto va despertar el imaginario de Simón Bolívar, de quien creemos buscó a través de las lecturas y de su conocimiento en las más importantes gestas de la humanidad para compararlas, lo cual le permitió que brotaran nuevamente algunas de sus cualidades humanísticas resaltando su magnanimidad y lo plasmó en elogios para el general Sucre de la siguiente manera:
"Este tratado es digno del alma del general Sucre: la benignidad, la clemencia, el genio de la beneficencia lo dictaron: él será eterno como el más bello monumento de la piedad aplicada en la guerra: el será eterno como el nombre del vencedor de Ayacucho".
Y la vena humanista y poética del libertador va a concebir en ese momento una obra escrita para resaltar y dar a conocer la vida del Mariscal Sucre, la cual fue publicada en Lima en 1825, la cual en su párrafo final describe al cumanés de la siguiente manera:
"El General Sucre es el Padre de Ayacucho: es el redentor de los hijos del sol; es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro el imperio de los incas. La posteridad representará a Sucre con un pie en el Pichincha y el otro en el Potosí, llevando en sus manos la cuna de Manco Capac y contemplando las cadenas del Perú rotas por su espada".
Esa actuación magnánima de Simón Bolívar la vamos a observar también en su última proclama y en su testamento, en los cuales destaca el desprendimiento y el perdón, y era lo natural del ser que se está despidiendo de lo terrenal, está consciente que su tránsito en su intenso trajinar dio lo mejor por lograr sus postulados y ahora, esa obra debe perdurar como testimonio de lo realizado, pero recuerda que a pesar de tener detractores de su obra, también tuvo benefactores que se desvivieron en elogios por lo inédito de lo realizado y construido, como José Domingo Choquehaunca, quien el 2 de agosto de 1825, a los pies de megalítico Peñón de Pucará en el Alto Perú, le dedicó en la visita realizada por El Libertador a esas tierra, la siguiente Arenga:
"Quiso Dios de Salvajes hacer un imperio y creo a Manco Capac; pecó su raza y mandó a Pizarro. Después de tres siglos de expiación ha tenido piedad de la América, y os ha enviado a vos. Sois, pues un hombre de un designio providencial. Nada de lo hecho antes de vos se parece a lo que habéis hecho, y para que alguno pueda imitaros, será preciso que haya un mundo por libertar. Habéis fundado tres repúblicas que en el inmenso desarrollo a que están llamadas, elevarán vuestra grandeza a donde ninguna ha llegado. Vuestra fama crecerá, así como aumenta el tiempo con el transcurso de los siglos, y así como crece la sombra cuando el sol declina".
Esa obra grande va a encontrar caminos en el Olimpo de la eternidad, tal como lo describe el General Rafael Urdaneta en su condición de Presidente de La Gran Colombia, quien al enterarse del deceso del héroe, va a emitir una proclama en Bogotá el 9 de enero de 1831, anunciando a los pueblos del mundo la desaparición el Sol de Colombia:
"Colombianos! Agobiado por el peso del dolor, me esfuerzo, no obstante por cumplir con el más triste de mis deberes como magistrado. Os anuncio que ha cesado de existir el más ilustre entre todos los hijos de Colombia, El Libertador, el fundador de tres repúblicas, el inmortal Simón Bolívar. Después de haber agotado hasta las últimas heces del cáliz de amargura que le ofreció la suspicacia de algunos ciudadanos suyos, ha pasado a la región de las almas, dejando un vacio inmenso en Colombia, en América, y en el orbe civilizado.
Colombianos! Las pasiones contemporáneas, aún las más encarnizadas, deben darse ya por satisfechas. Bolívar no pertenece de hoi más, sino al dominio de la historia; y mientras ella le asigna en sus páginas el prominente lugar que le han hecho acreedor sus relevantes servicios a la causa de la humanidad, nosotros, los que tenemos la desgracia de sobrevivirle, debemos reunirnos en torno a su tumba helada, a llorar la pérdida que hemos hecho, a meditar sobre la situación de Colombia, y prestarle los auxilios que necesita la patria para vivir".
De igual manera el Prefecto de Cartagena, Sr. Juan de Francisco Martín, había emitido un parte conmovedor, al anunciar la muerte del Libertador el 21 de diciembre de 1830:
"Penetrado del más acerbo dolor, lleno hoy el más triste deber: ¡El padre del patria ya no existe…las calamidades públicas y la horrible ingratitud de sus enemigos le han conducido al sepulcro el 17 del corriente a la una de la tarde! (…) Ciudadanos: El Libertador os ha consagrado hasta los últimos instantes de su preciosa existencia. Oíd su voz y respetemos con santo recogimiento, sus postreros deseos, estos deseos que deben ser una ley sagrada para nosotros y desgraciados si llegamos a violarla, la ruina nacional sería el más infalible resultado, y Colombia terminaría su existencia con la de su ilustre fundador.
Ciudadanos: El Libertador, al dejarnos para siempre, nos encarga que nos unamos, que trabajemos todos por el bien inestimable de la unión, y obedezcamos al actual gobierno para liberarnos de la anarquía".
Y Alfonzo Rumazo González, en su biografía de Simón Bolívar, nos narra lo siguiente:
"Tres cañonazos, disparados desde la vieja fortaleza del Morro de Santa Marta, anunciaron al espacio que el genio había desaparecido.
A las ocho de la noche fue llevado el féretro a Santa Marta y puesto en Velación. Dos días más tarde, el cadáver del Libertador fue guardado en una de las bóvedas del templo, de donde se trasladaron a Caracas en 1842.
¿Después? El Libertador comenzó a erguirse poco a poco, lentamente irrevocablemente en su gloriosa tumba. Y le vieron las generaciones crecer, desorbitarse y alumbrar su palabra desde una altura que domina todo el hemisferio. Fue entonces cuando los hombres de América empezaron a escucharle de veras y a poner en ejecución la sabiduría de sus grandes normas, democracia, unidad continental, fe en la paz. Bolívar continúa de Libertador el Nuevo Mundo".
Así es, el genio y la figura de Simón Bolívar da para todos; de su figura y legado han pretendido algunos imitarlo y hay quienes han querido posesionarse de él, sin importarle a cualquier mandón de turno que esa propiedad sea espuria. Así se han querido formar partidos políticos con su nombre y gobiernos también, pero a pesar de eso no han podido usurparlo del corazón del pueblo y por eso es que resuena en los anales de los tiempos, como testimonio y doctrina para seguir los parámetros democráticos de una acción de gobierno en que impere como norte la equidad y él altruismo, el siguiente testimonio citado en el discurso del Congreso de Angostura:
"Para formar un gobierno estable se requiere la base de un espíritu nacional, que tenga por objeto una inclinación uniforme hacia dos puntos capitales, moderar la voluntad general y limitar la autoridad pública: los términos que fijan teóricamente estos dos puntos son de una difícil asignación; pero se puede concebir que la regla que debe dirigirlos es la restricción, y la concentración recíproca a fin de que haya la menos frotación posible entre la voluntad y el poder legítimo. Esta ciencia se adquiere insensiblemente por la práctica y por el estudio. El progreso de las luces es el que ensancha el progreso de la práctica, y la rectitud el espíritu es la que ensancha el progreso de las luces".
Señoras y Señores.
Bibliografía utilizada
Acosta Saignes, Miguel
Bolívar, Acción y Utopía del Hombre de las Dificultades
Caracas, EBUCV, 1983.
Blanco Fombona
"Bolívar y a la Guerra a Muerte"
Caracas, Fondo Editorial Ipasme, Caracas, 2006.
Bolívar, Documentario de la Libertad.
Ediciones de La presidencia de La República. Caracas 1983.
Itinerario Documental de Simón Bolívar.
Ediciones de La Presidencia de La República. Caracas, 1970.
Pereyra Claure, José
Antología Enciclopédica Bolivariana.
Librería Editorial Salesiana. Caracas 1989.
Ratto-Ciarlo, José
Choquehuanca y la Contrarrevolución
Comité Ejecutivo del Bicentenario de Simón Bolívar
Ediciones de La Presidencia de La República, Caracas, 1980.
Romero Luengo, Adolfo
Presencia Vital de Urdaneta en La Emancipación y El Gobierno de Colombia La Grande
Ediciones de CORPPOZULIA, Tomo I y Tomo II, Maracaibo 1982.
Roscio, Juan Germán
El triunfo de La Libertad sobre el Despotismo
Fundación Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1996.
Rumazo González, Alfonso
Simón Bolívar (Biografía)
Ediciones de La Presidencia de La República, Caracas, 2006
Salcedo Bastardo, J.L.
Visión y Revisión de Bolívar
Monte Ávila Editores, Caracas, 1990.
Villanueva, Laureano
Sucre, Vida del Gran Mariscal
(Bicentenario del Nacimiento de Antonio José de Sucre)
Reedición Homenaje de La Presidencia de La República, Caracas 1995.
Autor:
Rubén Contreras
Historiador