Entonces, yo…
Esta es la mano
con sus dedos y con sus
uñas,
el esfuerzo flexionando,
la secuela
que se hunde en el tiempo
imponiendo una sanción
por cada quiebre
de tinta.
Este no es el poema,
esta es la vida que me trajo
al mundo,
Este no es el infierno,
es el deseo desfragmentando
las articulaciones
en un grado de calor de
un cuerpo en atmósfera.
©Juan Carlos Vásquez
Ensoñaciones
I
Y la música,
y la rara letanía de
los colores.
Algo avisa entre las cosas
con cada pigmento
y se hace un embrión
sin memoria.
Un nacimiento
encerrado en si mismo
que no puede entender
ni caminar.
II
Debajo,
donde hubo un intento
se dibuja un círculo
cerrando.
Aquel instante
en el que hace tanto
un mundo
cuanto se mueve.
Desde entonces
giramos sobre nuestro eje
soñando con volar.
IV
Entre todas estas
cosas reales o no reales
que hoy parecen ideas
se desdibuja el contorno,
la vivida narración
que busca algo que siempre
estuvo bajo nuestros ojos.
©Juan Carlos Vásquez
Con Alicia al país de las maravillas
Te invito a descolocar aun más tu centro
desde este efecto de desinhibición,
te voy a mostrar algo más allá del cannabis,
te invito a viajar en ti misma,
por donde las convenciones sociales son cementerios.
Hay una terapia que consiste
en dos cuerpos solos que arrastran
el universo con las uñas,
que afinan la contemplación entre
descargas orgásmicas.
Se enlazan todas las fibras que al
deshacerse mataron al amor
mezclando los fluidos.
Con una aguja en la lengua se dice te amo
y se cierra la boca para entrar al alma en forma
de espiral.
Te invito a ir más allá del resplandor y los sonidos,
de las palabras, de los cuerpos, del mar
donde tu corazón ejerce un efecto
sísmico y devasta el pasado,
donde las manos se vuelven cruces
y se encadenan se desencadenan,
se acaricia hasta ser huesos
formando la atracción de donde
nos desprendemos
de cada acto y de cada día,
de esta perturbadora y estupida
simetría y alzarnos,
repetirnos en excesos.
©Juan Carlos Vásquez
LA FIESTA
En su esquina:
la silla,
el vino desatándose
en forma de auxilio
para centrar un punto
y pensar mientras
se filtran mis pupilas,
para sucumbir al sonido
con los nervios rotos
y estallar de euforia.
Fiesta conmigo
y amanezco sin rostro,
tras el latir del invierno
en júbilo secreto.
Todos los días con todos
los matices mi habitación
se inunda
y un reflejo de pirotecnias
me enceguece de esperanza.
©Juan Carlos Vásquez
Juan Carlos Vásquez
(Valencia, Venezuela, 1972). Autor del libro de relatos Pedazos de Familia (Estival teatro, Venezuela 2000). Otros textos han sido publicados en diversos volúmenes colectivos y antologías en Chile, México, Estados Unidos y España; asimismo en columnas periodísticas del Diario El Impulso (Barquisimeto, Venezuela). Formo parte del proyecto Literario y artistico Mirages from an Unreal World by Laura Orvieto, Author house (New Jersey, Estados Unidos 2010). Integrante del grupo cultural Spanic Attack (New York 2004). Obtiene distinciones en los Concursos de Poesía Pro lingüístico y Multimedia Premio Nosside (Calabria, Italia), Edizione 21/2005, Edizione 22/2006. Semifinalista en el Concurso de poesía Pasos en la Azotea (DF, México 2006). Ha vivido en Tampa, FL, Nueva York, San Francisco (California) y Barcelona (España).
http://arquetiposdemiyo.blogspot.com
Entrevista a Alberto Jiménez Ure
por Juan Carlos VÁSQUEZ [*]
No es lícito inclinar volitivamente la cerviz frente a criminales
con poder de mando político
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El profesor Enrique Plata Ramírez, Doctor en Literatura Iberoamericana por la Universidad Complutense, uno de los principales investigadores de la Literatura en la Universidad de Los Andes de Venezuela, dice de Alberto Jiménez Ure: «Es un escritor que no necesita presentación alguna. Su amplio trabajo narrativo, ensayístico y poético no sólo es bastante conocido sino que comienza a ser estudiado y reseñado en las más importantes universidades nacionales, e incluso en algunas del exterior, como la Universidad de Salamanca y la ya citada Complutense (ambas de España). Más recientemente, en la Universidad de Costa Rica (donde se difundió la segunda edición, ampliada, de Cuentos Abominables» y donde la Magister Shirley Montero Rodríguez publicó un libro sobre su obra intitulado Tres discursos de la postmodernidad en Cuentos Abominables de Jiménez Ure. A propósito de la publicación de sus libros Alucinados (novela, Ediciones Caminos de Altair), Dictados contrarrevolucionarios (Ediciones del Rectorado de la Universidad de Los Andes), Pensamientos profanos (ALEPH universitaria) y la novela Escoria (Edición de Los Herederos del Caos), aparte de Jiménez Ure a contracorriente (del fallecido y notable escritor Juan Liscano, ALEPH universitaria, finales de 2008) entrevistamos al irreverente escritor venezolano cuya obra literaria casi alcanza los cuarenta títulos publicados.
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-¿Vives la soledad del escritor? ¿Necesitas compartir lo que escribes con alguien? ¿Grupos o tertulias literarias, familiares, amigos…?
-Soy, entre los hijos de [Eva] la primera, un desterrado. En la actualidad, mi único arraigo está representado en la figura de mi hija Venus [de sólo 12 años]. Territorialmente, soy un desarraigado: un fustigado e incomprendido apátrida. En cambio, mi pequeña y yo somos aliados. Vivimos solos: soy su padre y su madre, su custodio, cobijo y quien ilumina su sendero. Por otra parte, admito que me agrada ser leído. Me divierte mucho, me intriga ad infinitum. Entre mis lectores y yo existe un tácito pacto para sempiternamente hibernar la disputa o comunión que pretendía emboscarnos. No doy a nadie mis libros cuando están en fase prenatal o evolutiva. Empero, ya publicados me place obsequiarlos a personas que presumo les gusta leer. Bebiendo licor en tascas, ocasionalmente discuto con intelectuales sobre Literatura y Política. Igual sobre la Filosofía: esa, «la impúdica», mi Alma Mater. Y sobre Deus y el Demonio, que si existen. Alrededor de Abraxas, que también vive y al cual todos conceden audiencia por su investidura de vieja data.
-¿Con qué género te identificas mas?
-Los críticos literarios y quienes suelen analizar mis textos en los claustrofalaces de la Educación Media o Superior afirman que soy, fundamentalmente, un narrador. Quizá por esa causa, yo debería comulgar con ellos y decir que me identifico más con la Novela o Cuento. Pero, en mi defensa frente al fraude ante el cual nunca capitularé, admito que no tengo una «partida de nacimiento oficial» respecto a géneros literarios. Durante mi niñez, escribí distinto a lo que me exigían en la escuela. A veces formulé ideas, pero igual expelí mis tormentos. En otros instantes vertí al papel [cuentos] invenciones quizá «macabras». No eran tiempos de «procesadoras de palabras» y la ficción manuscrita era un supremo acto ritual, tanto como hoy lo es propagar historias o pensamientos mediante la Tecnología Multimedia. De ese modo desahogaba mis miedos infantes, mi indefensión y profundo desarraigo que jamás se revertiría en mi existencia.
-¿Qué te sirve de fuente de inspiración?
-Mi «perversa» psique, mi percepción de una realidad pródiga en sucesos «malignos», mis vivencias, mis lecturas filosóficas, las «abominaciones» de la especie menos inhumana a la cual parece que pertenezco y que jamás cesan, mis bienaventuranzas y tragedias.
-¿Qué diferencia, entre tus primeras obras y las más recientes? ¿Cómo definirías tu evolución?
-Similar a los espermatozoides que tras la falotración son eyectados para competir por fecundar un óvulo, mis libros no parecen diferir mucho en curso del tiempo. Están diseminados. Unos parecen más tenebrosos, otros más filosóficos o perturbadores de conciencias. Fueron expulsados de mi hereje y profana mente, con obvios propósitos de fecundación. Si fracasan o tienen éxito, ello no exterminará al embrión.
-Hay libros que siempre recordamos a lo largo de la vida, ¿Cuáles conservas en tu memoria?
-Cuando no soy quien los recuerda, me los recuerdan los lectores: las novelas Aberraciones, Adeptos, Facia y Desahuciados. Mis libros de cuentos intitulados Suicidios, Abominables, Macabros y Maleficio. Mis enunciados poéticos Luxfero, Lucubraciones, Revelaciones, Deus y Aciago. Mis Pensamientos profanos, Epitafios, Pensamientos dispersos […]
-¿Qué estás leyendo actualmente y por qué?
-Tengo interés en conocer lo que escriben los más jóvenes y en leer ensayos de profesores universitarios [Los hijos de Acteón, de Mantilla Chaparro, por ejemplo]. Siempre releo a filósofos clásicos como Shopenhauer, Mill, Niestsche, Prohudom, Marx, Cappelleti, Sartre, Séneca y otros. Hace poco leí El niño que fui, de Saramago [no me gustó, muy frívolo]. Un libro de una chica que afirma ser mi discípula, y que me impactó, titulado Mundo inmundo [Marie Josue Saintux]. Me encanta la generación de relevo de los Herederos del Caos que conformamos los hacedores nacidos a partir de la mitad del Siglo XX, y que, durante el alba del XXI, todavía podemos ser, mediante nuestros escritos, A la Humanidad Lesivos o Venerables. Qué importará a los desahuciados del mundo.
-¿Tienes planes, alguna obra nueva?
-Tengo inéditas dos novelas breves: Escorias y Decapitados. La antología máxima de mis cuentos, titulada Absurdos, y El despotismo [ensayo] que me gustará publicar durante el 2009. Fueron escritos entre los años 2007 y 2008. No escribiré durante varios meses, porque me siento intelectualmente fatigado y porque el nefasto ambiente político venezolano me inquieta u ofusca.
-¿En tu trayectoria como escritor, cuales han sido las trabas y los procesos mentales que han desligado todos los inconvenientes para que tu obra fluctúe con propiedad?
-Mis días infantes fueron felices, aun cuando plagados de «espectros» de mi imaginación, en un campo petrolero venezolano. Mi pubertad no fue tan apacible y estuvo expuesta a los peligros de la pre-iconoclasia que finalmente daría fama al desenfreno e irreverencia de los jóvenes de la famosa Década de Los Años Setenta [Siglo XX, claro]. Mi adolescencia fue sitiada por los alucinógenos, el rock, la disipación sexual, lecturas filosóficas, el hessenianismo, sartrenianismo, camusianismo, millernianismo, beatlesianismo, the peace and love, la ruptura y ningún concilio con quienes emprendieron guerras mundiales [había que esputar contra las ideas imperantes]. Mi edad adulta ha estado signada por una responsabilidad que no pretende exculparme. Trabajé durante casi treinta años en una de las universidades venezolanas mas vetustas, venerables, nunca senil, de origen clerical. Estoy en situación «de retiro legal», pero todavía mantengo cierta presencia en sus recintos.
-¿Qué opinas de la Literatura Venezolana, algún autor que desearías comentar?
-La venezolana es una nada reprochable literatura, parida por talentosos escritores: algunos de los cuales, inexplicable e inexcusablemente, se han colocado en decúbito frente a quienes capitanean ese insulto a la inteligencia denominado Revolución: que no gobierna para el vulgo sino que inflige, que fortuitamente lastima, manipula con inmoral propaganda, infecta conciencias y tima a los ingenuos e ignorantes.
La «Revolución Venezolana» es una chatarra ideológica producto de inteligencias abortadas durante los Siglos XVIII y XIX, y que, eufemísticamente, pretenden difundir bajo el nombre de Socialismo del Siglo XXI. Si menciono uno, dos, tres autores venezolanos que me persuaden […] Si lo hago, quienes no sean incluidos en mi sumario podrían sentirse aludidos. No me interesa querellarme con canallas, con quienes capitulan por mendrugos, fatua figuración pública o por cobardía. No es lícito inclinar volitivamente la cerviz frente a criminales con poder de mando político.
-¿Cómo nace tu obra «Escorias»?
-Se trata de una novela rigurosamente existencialista, con algunos elementos que estigmatizan mis ficciones y que críticas como la profesora costarricense Shirley Yorleny Montero Rodríguez califica como post-modernos. Mi edad y mis depresiones me han convertido en una persona más vulnerable, motivo por el cual mis experiencias con los personajes que protagonizan en Escorias me afectaron tremendamente. Al extremo que intenté suicidarme un par de veces, con sobredosis de antidepresivos mezclados con licor. Anhelé se me oficiara un tedeum.
-Dentro de la novela vemos un fuerte referente en el alcohol, ¿lo utilizas para escribir?
-No, nunca escribo cuando bebo. Tampoco platico con Baco todos los días. Puedo dejar de libar durante meses. No rindo culto a la bohemia. Quise consagrarme al ascetismo, pero me gustan las mujeres.
-Dicen que leer un libro es iniciar una aventura y dejarse en manos de un guía que te conduce a un lugar por descubrir. ¿A dónde se puede llegar de la mano de Alberto Jiménez Ure?
-Si no está psíquica e intelectualmente alerta, quien me lea con excesivo apego podría estar cometiendo un gravísimo error. En cualquier calle, me ha ocurrido toparme con jóvenes que se han arrodillado ante mi para llamarme Luxfero y ello me produce estupor.
-En una frase de tu obra «la Vindicación del Caos», dices:
Aquí estamos La Naturaleza y yo:
En el Panorama de la Literatura Venezolana,
Un hacedor que inspira suspicacias
Y murmuraciones malsanas.
¿De alguna manera te sientes excluido?
-No excluido. Me siento sistemática y absurdamente difamado, inculpado por cometer una literatura distinta y descarnada. No soy el monje, monstruo o degenerado que irrumpe en las tramas de mis novelas o cuentos. Frente a mi narrativa, soy el pontífice que se aparta. Pero, si adhiero a mis enunciados poéticos. Ese soy. Ya no narrador omnisciente, sino quien no teme a las Tinieblas cuando forzosamente transita por la jurisdicción de los que andan por el mal sendero.
-¿Has tenido algún maestro indiscutible?
-No. Nadie, jamás, se atrevió a ser mi «maestro». Pero, durante mi iniciación literaria pública, tuve el padrinazgo de Juan Liscano. Fue un notable poeta y ensayista venezolano de gran prestigio internacional. Amigo e interlocutor de Octavio Paz, Cabrera Infante, Neruda, Borges, Bioy Casares, Victoria Ocampo, Vargas Llosa, Otero Silva, Carlos Fuentes, Reinaldo Arenas, Alejo Carpentier, Uslar Pietri, Rómulo Gallegos […] Fue asesor de algunos presidentes de Venezuela y pertenecía a una familia de pudientes, de propietarios de bancos.
-¿Qué consejos darías al lector de esta revista, hombres y mujeres con ganas de reflejar sus propias historias?
-Que no tiene sentido ser un hacedor maquillado y temeroso. No importa qué pueda suceder o qué consecuencias pudieran generar nuestras invenciones o testimonios, nuestro librepensamiento. Los escritores no tenemos por qué ser culpables cuando procedemos guiados por la Razón Inmutable.
-Regálanos unas últimas palabras sobre cualquier tema que te interese…
-Durante los siglos VII-IV a. de C., los intelectuales griegos versificaron sus reflexiones y se produjo, sin interdicciones, el parto de ese objeto de la discordia que en nuestra realidad y tiempo conocemos como [Literatura] Poesía. Todos los textos eran escritos en versos y tenían rasgos épicos. La guerra por la dominación entre poblaciones fijaba esos cantos, esas formulaciones. Al cambio de las cosas, queda explícita su inmortalidad.
[*] Fundador de la Revista de Creación Los Herederos del Caos. California, EEUU.
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Alberto Jiménez Ure
Incluído en las principales antologías de cuentos que se han editado en Venezuela durante la transición entre los Siglos XX-XXI, entre las cuales Narradores andinos contemporáneos [Fundarte, Caracas, 1980], El cuento en Mérida [Universidad de Los Andes, Mérida, 1985], La narrativa corta en el Zulia [Presidencia de la República, Caracas, 1987], Relatos venezolanos del Siglo XX [Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1988] Memoria y cuento [Pomaire, 1992], Recuento [ Editorial Fundarte, Caracas, 1994], Ficción mínima [Fundarte, Caracas, 1996 y El cuento breve en Venezuela, 2005].
Escritor venezolano nacido en Tía Juana [Campo Petrolero del Edo. Zulia, 1952], publicó con Monte Ávila Latinoamericana Cuentos escogidos, con la Universidad de Costa Rica Abominables y con la Editorial Alfadil de Caracas Perversos [1995, 2002, 2004, trilogía de compilaciones antológicas personales de narraciones breves].
Espera por la aparición de su antología máxima de cuentos, intitulada Absurdos. Es autor de casi una decena de novelas, entre las que destacan Aberraciones, Adeptos, Dionisia, Facia, Desahuciados, Decapitados y Escorias.
Sobre su obra se han escrito: del ensayista venezolano BÁEZ, Fernando: Aproximaciones a la Obra Literaria de Alberto Jiménez Ure [Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela, 1991] del argentino BENÍTEZ, Luis: El horror en la narrativa de Alberto Jiménez Ure [Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela, 1996] del venezolano LISCANO, Juan: Jiménez Ure a contracorriente [ALEPH universitaria, Universidad de Los Andes, 2008] de la costarricense MONTERO RODRÍGUEZ, Shirley:Tres visiones del discurso de la postmodernidad en Cuentos Abominables de Alberto Jiménez Ure: tiempo, espacio, erotismo y fiabilidad [ALEPH universitaria, Mérida, Venezuela, 2008] del venezolano GIL OTAIZA, Ricardo: Jiménezure ante la crítica Gilotaiziana [ensayos, en proceso de publicación] y del venezolano PLATA RAMÍREZ, Enrique: Las fantasmagorías en Alberto Jiménez Ure [Formó parte de sus investigaciones durante la realización del Doctorado en Literatura Iberoamericana en la Universidad Complutense, Madrid. en proceso de publicación].Tiene también volúmenes de poemas [Lucubraciones, Luxfero, Revelaciones, Pensamientos profanos, Dictados contrarrevolucionarios, Epitafios, Pensamientos Dispersos, Pensamientos] Hace tres décadas, fue miembro fundador de la Oficina de Prensa de la Universidad de Los Andes [a la cual está adscrito desde 1977, hoy en situación estatutaria de retiro] y del Consejo de Publicaciones de la citada institución académica venezolana.
Entrevista a Susana Medina
por Juan Carlos VÁSQUEZ [*]
-¿Qué te impulsó a ser escritora?
De adolescente, cuando tenía 14 años o así, escribía poemas nefastos, como hacemos muchos adolescentes. Por aquel entonces, una lectura vital y totalmente trasformativa fue Hojas de Hierba de Walt Whitman. Me encontré con una visión donde se celebra todo, una visión panteísta y eufórica, un canto que es energía pura, la palabra como energía, como alquimia. Fue un momento decisivo. Empecé a escribir cuentos, me dieron unos cuantos premios, tuve un profesor de literatura que digamos que me apoyó, amigos que esperaban que escribiera. Así es que me encontré con una vocación que yo no sabía si quería. Todo esto fue un primer paso.
En un segundo momento, lo que me impulsa a la escritura es la posibilidad de crear un mundo que todavía no existe. Escribo por razones estéticas. También por conocimiento, por curiosidad. Por la necesidad de imaginar, de entender, de procesar experiencias.
Hablaba antes de cuestionar la vocación literaria. El punto de partida para mi primera novela, Trozos de Una, fue Beckett, el Beckett más minimalista. Es un punto de vista catastrófico para empezar una novela. No sé hasta qué punto fue una cuestión de crear algo. Era más bien una cuestión de destruir, de deconstruir.
-En tu obra se percibe un tiempo de evaluación y rompimiento que conlleva a una inevitable crisis y un irremediable cuestionamiento de los valores establecidos, sorprendentemente estas rupturas crean un juicio condensado y renovador ¿Acaso hay que quebrantar los límites para encontrarnos con nosotros mismos?
Más que quebrantar los límites hay que explorarlos, ir más allá, volver, asomarte a lo que has sacado de esa experiencia.
Lo de encontrarnos a nosotros mismos es algo efímero y nunca sabes hasta qué punto se trata de un espejismo. Nada es estable, todo cambia, todo está en perpetuo flujo, movimiento. Por lo tanto si llegamos a encontrarnos a nosotros mismos, es algo temporal, nos encontramos y nos perdemos, no somos del todo dueños de nuestras vidas. No sabemos con certeza lo que va a suceder durante la próxima media hora.
-¿Qué hay en Londres que no exista en otras partes? Coméntanos sobre tus vivencias en los países donde has residido.
Me fascina la heterogeneidad suprema de todo. El poder ser público y anónimo al mismo tiempo. Esas son cosas que Londres ofrece. Y es la ciudad donde conocí a mi pareja, que es artista visual, Derek Ogbourne.
A diferencia de Nueva York, la modernidad de Londres no reside entre otras cosas en su arquitectura, sino en la multitud de puntos de vista de sus habitantes. Londres es una de las pocas capitales donde hay abundancia de zonas verdes, parques y si tienes suerte, o dinero, puedes tener una casa con jardín. Por otra parte, las casas son bajas, de un piso, o dos, y eso hace que puedas ver toda la ciudad desde varios miradores. Está el río, el Támesis. Últimamente creo que la monumentalidad de Londres la hace cada vez más frágil. Es una monumentalidad demasiado afirmativa.
… He crecido en España, vivido en Italia, me tendrás que entrevistar de nuevo para que conteste a la segunda parte de la pregunta.
– En algún instante has referido a propósito de tu obra Slumberville que te interesa muchísimo los sueños porque incluso pueden amenazar tu integridad cotidiana, podrías mencionar algunos de ellos, la interpretaciones más intensas que consideres han surgido.
Creo en la sabiduría de los sueños y también en su sentido del humor, la habilidad del sueño para tomarte el pelo, su humor negro. Los sueños se cuelan en la realidad impregnándola de conocimiento mágico. Me encantan las coincidencias. No creo en la videncia ni en el psiquismo. Sin embargo, no puedo sino aceptar que unos cuantos de mis sueños han sido premonitorios. Los sueños a menudo te cuentan cosas que ya sabes, pero que tal vez no las quieras saber del todo. Esos sueños me fascinan. A veces ejercen de abogados del diablo. No me refiero a esto. Me refiero a sueños que te dan información que desconoces, y que en ese momento es enigmática, no la entiendes. Por ejemplo, aparece un nombre, digamos "Silvia", en un contexto que no entiendes. Y luego, dos meses más tarde, aparece una Silvia en tu vida, y el contexto en que aparece es más o menos el contexto del sueño. Es increíble, en cierto modo, espeluznante. Es decir, cuando en el sueño aparece información muy muy concreta, como puede ser un nombre y su contexto. Lo único que puedo pensar es que ya conozcamos algo del futuro, que haya puntos de contacto entre diferentes mundos y tiempos.
No suelo utilizar mis propios sueños en mi obra, aunque tengo diarios y diarios de sueños. AquÍ va un sueño que aparece en Slumberville y que está basado en una serie de sueños que sí que tuve. "El sueño de la pagoda":
Eureka observó los botines rojos de nuevo, salió de ellos y aterrizó en un limbo donde era posible que no hubiera nada. Los botines rojos a su vez le transportaron a su sueño favorito. Los botines le transportaron al sueño de la pagoda. Fue entonces cuando experimentó otra revelación en la que se le revelaba de dónde venía su bolso favorito, un bolso con motivo de pagodas que ella solía llamar su bolso kistch espiritual. Lo trivial, un bolso, le traía una epifanía, aunque a su bolso favorito no se lo podía considerar una cosa trivial. Por ahora, había tenido ese sueño tres veces. Cuando tenía ese sueño permanecía todo el día extática, en un estado de bendición. El sueño era sin lugar a dudas un sueño orgásmico. Orgásmico en el sentido espiritual de la palabra, en el sentido que la experiencia mística siempre se describe en un lenguaje sensual que implica una disolución del yo para unirse a algo más amplio. El sueño era simple. De repente se encontraba en un edificio que era un lugar histórico que era un templo budista cuyo exterior iba descubriendo poco a poco para descubrir que era una pagoda rodeada de pinos que daban al océano. La visita de la pagoda se traducía en una sensación definitiva de armonía interior, en la certeza de haber alcanzado algún tipo de equilibrio consigo misma, en una expansión espiritual. El día que tuvo ese primer sueño, se sintió translúcida, sin peso material, leve. La segunda vez que soñó con la pagoda entró en su interior, en una de las salas. La tercera vez, no entró dentro. La tercera vez la exploró por fuera, subió su escalera espiral de madera burda. Era un edificio que siempre cambiaba pero siempre reconocía. Y el reconocerlo le hacía sentirse radiante, como si la pagoda fuera parte de ella misma.
El paisaje kistch espiritual de su bolso con la pagoda de tonos ocres y amarillos no era idéntico a la pagoda del sueño. Pero era una pagoda al fin y al cabo. Y fue en ese momento, al mirar sus botines rojos, que supo que por eso se compró el bolso y se convirtió en su bolso favorito, porque la remitía a ese sueño prodigioso. Con ese sueño supo que había alcanzado un nuevo estado de discernimiento. Con el tiempo, ese sueño se convirtió en un combustible que le dio energía para siempre, que le llenó para siempre de una sustancia amiga. Miró su bolso y se dio cuenta que se trataba de un objeto fronterizo, un objeto que pertenecía a la frontera borrosa que hay entre el sueño y la vigilia.
-Hay tantos mundos y tantas percepciones de estos mundos, a menudo todo se confunde. Aun en las urbes más pobladas todo se vuelve desértico. El materialismo y el consumismo tergiversan las ideas. En una párrafo de medinaciones dices: "La visión que cada uno tiene del mundo no es sino una ficción conveniente para justificar, cobardías, maldades, envidias, inseguridades, ("tu posición en el mundo").
¿Cuál es la posición de Susana Medina en el mundo?
Mi posición es: Si sólo vivimos una vez, vamos a hacer todo lo posible para crear un mundo mejor, más interesante, más inteligente, más consciente de sí mismo, de sus posibilidades. Mi posición va cambiando con las experiencias que voy teniendo. Es una posición de asombro, perplejidad, una posición que es una oposición, "j´accuse, yo acuso". Creo que las cosas pequeñas son importantes, hacer algo a ese nivel, crear espacio, no dar espacio a las cosas que crean más basura, hasta cierto punto somos impotentes, pero todos constituimos el poder, cada uno de nosotros podemos decidir no perpetuar las cosas que no queremos que se perpetúen.
Sí, a menudo todo se confunde. El aforismo que mencionas es un aforismo provocador. Se le puede aplicar a algunas personas, la inseguridad, el miedo, la envidia que puede llevar a la maldad se esconden tras algunas opiniones, acciones. Tras la publicación de Souvenirs del Accidente y al hacer una lectura en inglés lo puse entre signos de interrogación. En ese momento, me pregunté si inicialmente iba dirigido a los lectores misántropos, a los cínicos. Algunos de los aforismos estaban ahí como objetos brutales, sin matices.
Es decir, tenemos que ser conscientes de dónde proviene nuestra posición en el mundo, nuestras ideas, nuestras opiniones, nuestras reacciones, nuestros gustos y disgustos, aquello de lo que renegamos. Todos tenemos vulnerabilidades. Cada experiencia y relación nos transforma. Si sabes ver desde dónde hablan los otros, cuál es su posición, puedes entenderlos, aunque no estés de acuerdo.
-Escribir aparte de ser una necesidad vital, es un compromiso con nosotros mismos. ¿Hasta dónde quieres llegar? ¿Cómo visualizas tu futuro?
Sin lugar a dudas, la recepción del trabajo de uno, no depende del autor. Para mí la escritura es reinvención. No me planteo llegar a ninguna parte, ni suelo visualizar mi futuro. Pero si visualizo, me visualizo viva. La supervivencia, el mantenerse vivo es ya todo un logro. Muchas cosas dependen del azar, hay muchas cosas que nosotros no elegimos. Ahora en estos momentos nos encontramos sumergidos en una crisis mundial que nos dicen supera el Crash del 29. Hay cantidad de gente que ya estaba en un estado de precariedad absoluta antes de la crisis. Por una parte, puede que sean los que mejor están preparados para enfrentarse a esta recesión galopante. A los que les afecta como algo nuevo, es algo que les que va a costar mucho procesar. Se les ha servido un fracaso económico en bandeja, es el equivalente humano de un desastre natural … Creo que no he contestado a tu pregunta. Para resumir, en parte, mi compromiso depende de mi supervivencia.
-Como educadora y escritora, ¿cómo has percibido el cambio en la sociedad? Es decir, ¿cómo has percibido con el transcurrir del tiempo las transformaciones a consecuencia del cambio acelerado y permanente en los aspectos económicos, tecnológicos? ¿cómo influye la debilidad de creencias, carencia de ideologías, como educadora que análisis harías, como escritora que te es lo que te ha marcado más de esta nueva época?
Como fenómeno me interesa muchísimo el Internet, la cibercultura, la independencia en el pensamiento, la jerarquía horizontal, la movilización política. El Internet te abre las puertas a todo esto. Tú como lector juzgas lo que es interesante y lo que no lo es, eliges, mezclas, descartas, actúas. Es una gran sopa de la que pueden salir cosas muy interesantes, socialmente hablando.
Como profesora, veo que existen grandes ganas de saber, de explorar. También me pregunto hasta qué punto la atención de los individuos disminuye cada vez más, en el Internet sólo se tienden a leer cosas pequeñas, fragmentos, estamos ante una cultura del fragmento.
-¿Qué cosas o conceptos crees que te definen como persona o artista?
Escribir es una forma más de respirar. A veces se trata de una respiración artificial. Con cada obra intento reinventarme. Para mí, la obra, mi propia obra, debe ser un desafío, una aventura estética. Explorar terra incognita es una especie de vicio mío. Salir de mis zonas de confort, de las zonas de confort de las literaturas que conozco, si es posible, intentarlo.
Mi escritura tiende a ser bastante visual, a utilizar espacios paradójicos, metáforas visuales: colillas, mariposas, zapatos, objetos, charcos. Ese es el caso tanto de Cuentos Rojos como de Los juguetes filosóficos. Ambos libros están estructurados entorno a metáforas visuales. Y ambos libros se salen del género al que se supone que pertenecen. En Cuentos Rojos hay una tensión entre la poesía y el cuento, es un libro que está a caballo entre la prosa poética y la narración. En Los juguetes filosóficos la novela se convierte en ensayo. Creo que en este juego con los géneros hay algo de humor, la ruptura de las expectativas como humor. El humor es una constante en mi persona. Me encantan los autores cómicos. La seriedad está sobrevalorada. Los serios la sobrevaloran. Ambos enfoques tienen su lugar y su momento.
-¿Qué es lo que más te ha hecho ilusión en la vida, hasta ahora?
Me encantan las coincidencias. Y siempre me sorprende la bondad, es como que deja un rastro mágico.
La palabra "utopía" me hace ilusión. La resurrección de políticos como Gandhi me haría ilusión. Me haría ilusión que a una enfermera se le valorara tanto o más que a un hombre de negocios. Que se inventara un sistema monetario justo, que se aboliera el dinero, que hubiera una concienciación de lo ridículo de la carrera de ratas que hace que haya gente que mate, hiera, joda o explote al otro para enriquecerse.
-Eres un alma inquieta, ¿a dónde te gustaría viajar o volver a ir?, ¿qué deseo te gustaría ver cumplido?
Me encantaría viajar al futuro para ver cómo se resuelven muchos de los problemas que tenemos hoy en día. Ver las nuevas tecnologías e invenciones. Las curas a enfermedades como la ceguera, la demencia, la avaricia, la estupidez humana. Un salto que me permitiera ver lo que no puedo ver ahora.
Me encantaría volver a Islandia y poder ver la aurora borealis, que no la he visto. Ir a Méjico y pasarme dos meses.
-¿Qué autores lees actualmente?
Leo mucho del Internet, surfeo, leo a mis amigos, a mis amigas, gente con la que me tropiezo en las redes sociales. Estoy leyendo Homenaje a Cataluña de George Orwell y El maestro y margarita de Mikhail Bulgakov, que es un clásico y tardó veinte años en publicarse. Suelo leer varios libros a la vez, y claro, meterme en el que más me toca.
-¿Actualmente en qué proyecto estás trabajando?
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