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Aristoteles – Obra Biológica (página 9)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9
el semen es también un resultado de la cocción de la sangre. En la mujer, según Aristóteles, no llega a producirse porque en su cuerpo no se alcanza la temperatura necesaria para este tipo de cocción. Véase también GA 725b 32 – 727a 23 y 746b 26.

[261] Alusión a la teoría encéfalo-mielógena, que se remonta a Alcmeón de Crotona (c. 500 a.C.), según el cual el semen se produce en el cerebro. Según Hipón de Regio (siglo V a.C.), otro médico próximo a la escuela pitagórica, el semen se produce en la médula. Es probable que ambas explicaciones respondan a una común doctrina extendida entre los pitagóricos conforme a la cual el semen se origina en el cerebro y desciende por la médula. Recuérdese que para la concepción cerebrocéntrica las venas parten del cerebro (véase HA 513a 8 y ss.). En el libro de Pólibo (segunda mitad del siglo V a. C.) Sobre la Naturaleza del Hombre aparece descrito el curso de la venas que eran consideradas también conductos seminales; se supone una conexión vasal entre cabeza y testículos, pasando por oidos, nuca, columna vertebral y musculos lumbares. Un tratado hipocrático (El aire, agua y los lugares) considera como causa de impotencia un sistema de curación común entre los escitas que consistía en sangrar al paciente detrás de las orejas, con lo que supuestamente se interrumpía el paso de semen. Véase también Platón, Timeo 86 c.

[262] Que, sin producir semen, poseen médula.

[263] La misma observación se hace en HA 516b 7 y 20; 521b 13 y 15.

[264] 650b 13.

[265] Se refiere a la espina dorsal o mayor de los peces.

[266] El cerebro, en la fisiología de Aristóteles, se limita a contrarrestar el calor producido por el corazón. Mediante el frío del cerebro y el producido por la respiración se consigue una situación de equilibrio térmico en el organismo. La concepción fisiológica de Aristóteles es cardiocéntrica. El corazón es no sólo el centro productor de calor, lo es también de la producción de movimiento y de la sensación. El cerebro -argumenta Aristóteles- no puede ser centro de la sensación pues ni siquiera es sensible. A partir de esta observación cierta (el cerebro se puede incluso operar sin anestesia) y otras relacionadas con la embriogénesis que le llevan a concluir que el corarazón es la primera parte en formarse (HA 561a 3 – 562a 20), formula Aristóteles una teoría fisiológica que hoy sabemos básicamente errónea. Puede hallarse expresión del cerebrocentrismo en Platón, Timeo 73 c, 75 c,d.

[267] Cf. HA 494b 25, 495a 9, 514a 18.

[268] Cf. HA 520b y ss.

[269] La alusión puede dirigirse tanto a Heráclito, por la importancia que éste daba al fuego, como a Demócrito ya que en DA 403b 31 y s. se refiere explicitamente a él en el mismo sentido: "De ahí que Demócrito afirme que el alma es un cierto tipo de fuego…"

[270] Vena cava.

[271] Cf. HA 514a 17.

[272] Con mucha frecuencia Aristóteles utiliza comparaciones, metáforas o modelos para explicar aspectos difíciles de sus doctrinas y para dar verosimilitud a sus explicaciones estableciendo analogías con otros fenómenos conocidos. Tenemos aquí un buen ejemplo de este proceder. El estudio de los fenómenos metereológicos aludidos se halla en Mete 346b 24-32, 347b 12-20. Cf. también PN 456b 1 y ss., 457b 31 y ss.; APo 96a 3 y ss..

[273] Sobre la sede del sueño (en el cerebro), puede verse PN 457b 30 y ss..

[274] Cf. PN 455b 28, 456b 17 y ss., 458a 32.

[275] Cf. HA 494b 28.

[276] Cf. Mete 346b 26 y s..

[277] Se refiere a la fontanela, en la parte superior del cráneo, entre los dos huesos parietales y el fontal, que, tras el nacimiento, tarda aún meses en cerrarse. Cf. HA 491a 31, 587b 13; GA 744a 26.

[278] Este es uno de los errores empíricos más llamativos de la zoología aristotélica. Quizá haya que buscarle explicación en prejuicios culturales acerca de las supuestas diferencias entre varón y mujer, aunque la razón explícita es de carácter teórico: el cerebro del varón. al ser de mayor tamaño requeriría mejor ventilación y, para ello, un mayor número de suturas.

[279] Es decir, tiende a sufrir las mismas afecciones que el resto del cuerpo.

[280] Hay referencia a un tratado sobre la nutrición, por ejemplo, en PN 456b 5-6 y, más abajo en PA 674a 20. En esta referencia Aristóteles parece hablar de un tratado ya escrito. Por otro lado, una buena parte del propio PA puede ser vista como un tratado sobre la nutrición. En relación al tratado aristotélico sobre la nutrición puede verse Louis (1952).

[281] Cf. GA 776a 15 y ss..

[282] Para Aristóteles un ser vivo es animal sólo si posee sensación. La más básica y elemental de las sensaciones es la del tacto, luego todo animal tendrá, como mínimo, tacto, y la carne es el órgano del tacto o un órgano que colabora en la sensación tactil, de ahí la importancia de esta parte homeómera. Cf. más arriba 647a 19 y ss.. Sobre la teoría de la visión, podemos remitirnos a DA II, 7.

[283] El que se distribuye por todo el cuerpo, a diferencia del resto de los sentidos que se concentran en algún punto particular del mismo. El tacto requiere así mismo un contacto directo con el objeto sentido. También en este aspecto es "más corporal".

[284] En la sistemática actual se denomina así a una familia de quelonios de agua dulce, entre los que cuentan, por ejemplo, los galápagos, cuyo caparazón está totalmente osificado

[285] El tratamiento más detallado de los insectos se halla en PA IV 6, y el de los moluscos en PA IV 5 y 9.

[286] Sepión o jibión.

[287] Cf. HA 524b 23-25.

[288] PA 654a 9

[289] Todo hueso es parte de un sistema, el esquelético, al igual que toda vena es parte de lo que hoy llamaríamos sistema circulatorio. Aristóteles no habla de circulación sanguínea, pero sus observaciones implican que ve el conjunto de las venas como un todo continuo y cerrado.

[290] Cf. HA 513a 21.

[291] Lo cierto es que suele suceder al revés, entre especies emparentadas suelen alcanzar mayor tamaño las que habitan en zonas más frías, ya que esto les proporciona mejor homeotermia.

[292] Cf. HA 516b 10.

[293] Aristóteles correctamente relaciona el sistema esquelético de los delfines con el de los vivíparos y no con el de los peces.

[294] Las aves, en efecto, poseen huesos neumáticos que facilitan el vuelo.

[295] Aristóteles esta considerando el hueso y el cartílago como genéricamente iguales y específicamente distintos. La diferencia entre entidades del mismo género pero de distinta especie es de grado, mientras que la diferencia entre entidades de distinto género es según la analogía. Sin embargo, esta distinción no sirve para establecer una taxonomía de los animales con géneros y especies fijos (véase en este sentido Lennox, 1987 pgs. 339-359 y Pellegrin, 1982)

[296] Cf. HA III 9.

[297] Cf. HA 501a 8 y ss. y más abajo PA III 1.

[298] Cf. PA III 8-9 y IV 12.

[299] Cf. GA I 17 – II 3 y IV 8; HA VII 5 y 11.

[300] Cf. HA 488b 29 y ss..

[301] Recuérdese que la digestión de los alimentos por parte de los animales es, para Aristóteles, básicamente un proceso de cocción (pe¿yij). Sobre el término y concepto de pe¿yij puede verse Lloyd, 1987 pg. 204 y ss..

[302] Cf. más abajo PA 665a 10 y ss..

[303] Cf. DA 410b 23.

[304] Pudiera ser una alusión a un supuesto tratado Sobre las Plantas. Si Aristóteles llegó a escribirlo se ha perdido. Tal vez dejó de ser copiado al considerarse superado por los escritos botánicos de Teofrasto. Otra hipótesis es que el propio Aristóteles encargase la composición de un tratado sobre las plantas directamente a Teofrasto, pues sabemos que en el Liceo funcionaba un cierto principio de división del trabajo intelectual. Existe también un tratado pseudo-aristotélico Sobre las Plantas (puede verse la edición de Hett, 1980)

[305] Se refiere a la vida buena, la propia del hombre, cuestión sobre la que trata en la obras de ética.

[306] Cf. GA 737a 10 y DA 408b 29.

[307] El uso del cuerpo humano como modelo conforme al que estudiar el resto de los animales es una constante en la obra biológica de Aristóteles. La razón teórica, al margen de posibles motivos culturales, es que el hombre realiza todas las funciones propias del viviente, desde las más elementales (nutrición, crecimiento y reproducción) a las relacionadas con su carácter racional, pasando por la percepción y el movimiento.

[308] Cf. PN 477a 22.

[309] Cf. más arriba PA II 7 y HA I 8.

[310] Cf. Timeo 75 a-c.

[311] Para Aristóteles el centro de la sensación y el movimiento es el corazón, aquí argumenta contra la doctrina alternativa, cerebrocéntrica, y a continuación ofrece la explicación que el cree verdadera basada en la función refrigeradora que él atribuye al cerebro.

[312] Cf. PN 438b 25 y ss.

[313] Sobre la teoría de la visión puede consultarse DA 418a 26 y ss. y PN 439a 7 y ss.

[314] Sobre el oido, el sonido y la voz véase DA II 8.

[315] Esta frase choca frontalmente con la doctrina general de Aristóteles, según la cual la sangre es una de la partes homeómeras de los animales sanguíneos y cumple importantes funciones en la nutrición, crecimiento, reproducción y percepción (véase HA 520b 10 y ss y más abajo PA 666a 16 y ss.). Es la única vez que se enuncia esta idea. Según Peck todo el pasaje, desde "Ninguna parte no sanguínea…" hasta "…alguna de los animales", es una nota al margen que debería ser omitida del texto. La sangre, por tanto, sí es una parte del animal y lo es plenamente, y una de las más importantes en los llamados, precisamente, sanguíneos. Además la afirmación no es consecuencia de lo que se viene diciendo, pues, según Aristóteles, tanto el cerebro como la medula son insensibles y no por ello dejan de ser considerados partes del cuerpo. Tampoco hace avanzar en nada el argumento. Por tanto nos encontramos en un punto en que es preferible pensar en algún error en la trasmisión del texto.

[316] La carne es sólo intermediario a través del que la sensación tactil llega al corazón.

[317] Sobre el sentido del gusto véase DA II 10.

[318] En animales de lengua bífida (véase más abajo PA 660b 7 y ss.).

[319] Téngase en cuenta que Aristóteles está pensando en la posición del cuerpo humano como referencia general para la distribución espacial de las partes del cuerpo.

[320] Es decir, no totalmente desarrollado. Cf. HA 492a 28, 498a 30; GA 781b 23 y ss.; y, más abajo, PA 697b 1 y ss..

[321] Cf. HA 491b 23 y ss..

[322] Cf. HA 518a 1 y ss.

[323] Aristóteles enuncia y utiliza esta ley de compensación en más de una ocasión, por ejemplo, cuando explica que el dispendio en materia térrea que requiere la presencia de cuernos en algunos animales se compensa con la ausencia de incisivos en la mandíbula superior (cf. PA 663b 21 y ss).

[324] Una vez más Aristóteles otorga diferentes funciones biológicas a distintas zonas del espacio anatómico. Cf. IA 705a 32 – 705b 29 y ss.; PA 665a 21-26, 665b 18-21, 672b 31 y ss..

[325] Afirmación frecuente en los tratados aristotélicos: De Cael 271a 33, 291b 13; DA 432b 21 (donde señala excepciones), 434a 31; PN 476a 14; PA 661b 23, 691b 4, 694a 15, 695b 19; GA 739b 19, 741b 4, 744a 36, 788b 21; IA 704b 15, 708a 9, 711a 18; Pol 1253a 9, 1256b 20. En la mayor parte de estos textos se propone para explicar la ausencia de rasgos que serían superfluos. En alguno de los textos se señalan excepciones a este principio (DA 432b 21), y en otro se distingue entre "seres ordenados a un fin" y "acontecimientos vinculados a seres ordenados a un fin" (DA 434a 32 y ss.). Aún desde el punto de vista de la selección natural se puede admitir que los rasgos de los seres vivos o cumplen una función, o están vinculados genéticamente a algún rasgo que cumple una función, o bien tienden a perderse, como sucede con la pigmentación o la vista en seres que habitan lugares sin luz. Pero existe un pasaje de IA (704b 16-18) donde se explica con claridad el ámbito de aplicación del mencionado principio: es conforme a naturaleza lo que es para el bien de cada animal y dentro de lo posible, es decir, en las circunstancias en que se desarrolla su vida. No se trata del bien general de la naturaleza. Ademá, Aristóteles claramente pensó en rasgos no adaptativos (véase GA V) y en la necesidad de observar la forma de vida del animal antes de decidir qué rasgos considerar adaptativos y cuáles no.

[326] Más adelante se refiere a PA 697b 13 y ss. Véase HA II 1 sobre el tema de las pestañas y, más abajo, PA IV 14 sobre el avestruz.

[327] Lo que viene a continuación trata de ser una explicación de este hecho. Aristóteles utiliza su habitual esquema teleológico más la idea de la diferencia funcional y axiológica entre las distintas direcciones del espacio y el principio de compensación que ya varias veces hemos notado.

[328] Cf. HA 498b 18 y s..

[329] Este es uno de los puntos en que Aristóteles combina una explicación en clave de causa final con una en clave de causa eficiente: el pelo en la cabeza del hombre crece para proteger y por la humedad y el calor.

[330] Véase HA 498b 18.

[331] La información procede de Heródoto (IV, 183).

[332] Cf. HA 498a 8 y ss.; MA 709a 8 y ss..

[333] Aristóteles afirma varias veces en su obra esta idea de que la naturaleza aprovecha la misma parte para más de una función (PA 659b 34 y ss., 660a 20, 671b 1, 685a 5; PN 473a 23). En este caso la trompa del elefante sirve para respirar y oler, como nariz, y para asir o para llevar alimento a la boca, como mano.

[334] Está implícito en toda la biología de Aristóteles, pero aquí se llega a hacer explícito este importante punto: las partes básicamente son lo que son por su función, que es su auténtica forma, más que por su aspecto (habría que admitir que por su función primera, no por las añadidas, de no ser así se podría afirmar, por ejemplo, que la trompa del elefante es tanto nariz como mano). El instrumento clave para decir qué es cierta parte es la analogía funcional, aunque este principio tiene sus complicaciones y excepciones. Cf. HA 504a 21, 533a 23 y ss..

[335] Respiración pulmonar, se entiende.

[336] Cf. HA 589b 13; PN 470b 8 y ss.

[337] El pneu½ma innato cumple una importante función en la teoría aristotélica del movimiento animal. Aristóteles parece pensar en él como causa motriz o eficiente del movimiento. Véase, sobre todo MA 703a 10-27. Cf. también PN 456a 11, 475a 8; GA 744a 3, 781a 24; y más abajo PA 668b 36. El pneu½ma (o aire caliente) innato suple, para los vivientes que carecen de respiración, las funciones que, en relación al olfato, cumple el aire inspirado. Los órganos olfativos desvinculados de la función respiratoria no son llamados por Aristóteles narices, por lo que es probable que Aristóteles considerase como función primera de las narices la que cumplen en la respiración, aunque no sean imprescindibles para la misma (en el mismo sentido apunta PN 473a 23).

[338] Cf. HA 504a 19 y ss..

[339] Cf. HA 504b 1, 536a 20 y ss., 597b 26 y 608a 17. En este punto Aristóteles formula una importante observación: atribuye función comunicativa a los sonidos emitidos por algunos animales. Además es cierto que el canto de los pájaros es, en cierta medida y en algunas especies, aprendido, de modo que estamos ante un rasgo cultural en sentido amplio (véase en este sentido J. Tyler Bonner 1980).

[340] Cf. HA 508a 23 y, más abajo PA IV 11.

[341] Cf. HA 533a 25 y ss. y 503a 1 y ss..

[342] Cf. HA 492b 23. Aristóteles acepta de Heródoto (II, 68) la errónea noticia de que los cocodrilos, a diferencia del resto de los vertebrados, moverían la mandíbula superior y tendrían fija (se entiende soldada al cráneo) la inferior. La aceptación de informaciones procedentes de Heródoto no siempre es tan acrítica y alguna de sus supuestas observaciones son rechazadas por Aristóteles.

[343] Cf. HA 533a 26 y ss..

[344] Cf. HA 528b 30 y ss., 532a 5 y ss..

[345] Cf. HA II 1 y 2.

[346] Los incisivos

[347] Cf. PA 655b 10.

[348] Cf. más arriba nota 325.

[349] Este principio es consecuencia del más general según el cual la naturaleza obra lo mejor posible para el animal concreto en las circunstancias dadas. Cf. PA 658a 23 y 687a 10 y ss..

[350] Hay referencia al escaro (scarus cretensis) también en PA 675a 3 y en HA 505a 14 y ss., 508b 11, 591a 14, b 22, 621b 15, 632b 10.

[351] Recuérdese que para Aristóteles la función de la respiración es el enfriamiento del medio interno gracias al aire frío que se inspira.

[352] Cf. PA 694b 12 y ss..

[353] Cf. HA 491b 8 y ss..Quizá se esté refiriendo al sentido de "careta" o "máscara" que también tiene pro¯swpon o al hecho de que esta palabra parece estar fomada etimológicamente sobre la preposición pro¯j “a, hacia” y el sustantivo wÓy “vista”.

[354] Cf. HA II 1.

[355] Nuevamente Aristóteles establece que una parte es propiamente lo que es por la función o funciones que cumple.

[356] Mónapo, bóvido de Peonia, al norte de Macedonia.

[357] Cf. HA 630a 18 y ss..

[358] Se refiere al rinoceronte. Cf. HA 499b 19.

[359] No existe ningún animal de las características que enuncia Aristóteles. El pasaje se puede explicar conforme a dos hipótesis: cabe que se esté refiriendo a un animal de leyenda que Aristóteles da por existente (como opinan Louis y Vegetti), o bien que se trate del antílope que nosotros denominamos orix (y que posee dos cuernos), pero que el autor tuviese una información errónea (como sugiere D'Arcy Thompson). Cf. HA 499b 20

[360] Momo es el dios griego de la burla. Cf. La fábula del mosquito y el toro de Babrio.

[361] Cf. HA 500a 6 y ss., 517a 20 y ss..

[362] Esta afirmación apunta la conveniencia de que la explicación atienda, por un lado, de las causas material y eficiente (lo que existe por necesidad) y, por otro lado, las causas final y formal (la naturaleza según el logos). Es esta una doctrina general de Aristóteles en los tratados biológicos y coincidente con la idea de finalidad como lo mejor posible para el animal en circunstancias dadas, como se ha señalado más arriba (Cf. nota 325).

[363] El orden natural se manifiesta en los organismos, como totalidades funcionales, y en la regularidad de lo que ocurre en la mayoría de los casos.

[364] Aristóteles aplica en este punto el principio de compensación que ya hemos visto más veces, pero, el caso de la hembra del ciervo plantea un problema que se resuelve con una consideración claramente ad hoc.

[365] Se entiende que la función del cuello está primariamente relacionada con la respiración (y también con la fonación), no con la nutrición. Dadas estas exigencias funcionales, el esófago resulta necesario, pero no lo sería por sí mismo en ausencia de ellas. Por otra parte, en esta descripción del cuello se echa de menos la alusión a la laringe. Parece claro que lo que Aristóteles llama faringe incluye tanto la faringe propiamente dicha como la laringe, pues incluso le atribuye la función fonadora.

[366] Cf. Timeo 70 cd.

[367] Es decir, en los que poseen escamas o plumas. Hay que reconocer que todos los vivíparos tienen pulmón y casí todos pelo en lugar de plumas o escamas. El Propio Aristóteles afirma: "Pues ningún animal es vivíparo internamente si no coge aire y no respira" (GA 732b 30 y s.). Los selácios, que no poseen pelo ni pulmón, no son auténticos vivíparos (vivíparos internamente), sino ovovivíparos, y Aristóteles lo conoce, pues distingue perfectamente entre vivíparos y ovovivíparos (cf. HA 489b y ss; 565a 12 – 566b 10, donde establece una clara diferencia entre selácios y cetáceos en cuanto al modo de reproducción y sólo estos últimos se asimilan al hombre y a los cuadrúpedos vivíparos; también atribuye ovoviviparismo a la víbora en HA 511 12 y ss.). Tomando esto en cuenta, el pasaje es en verdad extraño; debería decir, sencillamente, que sólo los vivíparos (o los internamente vivíparos, si se quiere) tienen epiglótis.

[368] La explicación de la ausencia de epiglotis apunta en dos direcciones: los animales cuya piel y carne son secas tendrían la epiglotis demasiado rígida como para ser funcional y, por otra parte, necesitan ingerir menos líquido que los animales con pelo (cf. PA 671a 1 y ss.), por lo que la epiglotis se hace menos necesaria.

[369] El corazón es centro de la sensación y el movimiento en Aristóteles y su posición viene exigida por la diferencias funcionales y axiológicas de las distintas direcciones del espacio anatómico (cf. nota 230).

[370] Aristóteles se ve obligado a introducir correcciones ad hoc de este principio general, por ejemplo, si el corazón humano se halla a la izquierda es sólo para superar la supuesta falta de calor de este lado (cf. PA 666b 6 y ss.).

[371] Filósofo griego de Abdera,Tracia (460-370 a.C.)

[372] Cf. HA 561a 6-562a 20, donde se relata el famoso experimento mediante el que Aristóteles registra el desarrollo completo de un pollo dentro del huevo. El sistema que sigue es ir abriendo cada día un huevo de un grupo de ellos puestos el mismo día; observa el interior y lo describe minuciosamente.

[373] Recuérdese que la noción de materia es relativa, de modo que aunque la sangre sea materia en relación a las visceras, la sangre tiene su propia forma y su propia materia. Hay que entender que los aspectos formales y cuantitativos de la materia a partir de la que se desarrolla un órgano se hacen patentes con más claridad en las primeras fases de dicha formación.

[374] Cf. PA 647a 31 y ss.; PN 456a 4 y s..

[375] Cf. PA 650a 32. No se hace aquí diferencia explícita entre venas y arterias, de modo que "venas" se refiere, en general, a vasos sangíneos, y "venosa", a la naturaleza de los vasos sanguíneos.

[376] Cf. HA III 3 y 4; PN 468b 28 y ss..

[377] Ha de entenderse que el corazón se halla en la parte del cuerpo imprescindible para la vida, aquélla cuya amputación o daño causa la muerte del animal. En la frase siguiente aclara que el animal puede vivir aún sin alguna de las extremidades, mas -parece indicar- no sin la parte que alberga el corazón.

[378] Cf. HA 511b 23.

[379] Hemos seguido en este caso la lectura de P. Louis : a©rxh hä phgh tou½ aiÐmatoj kai u¨podoxh prw¯th.

[380] Cf. HA 520b 10 y ss..

[381] Es decir, la conclusión a la que llega desde los principios teóricos se ve también apoyada por la observación.

[382] Sobre la anatomía del corazón véase HA I 17.

[383] Cf. HA 506b 33; PN 478b 3, 480b 16.

[384] Cf. MA 701b 5-32.

[385] Cf. HA III, 3.

[386] Cf. HA 506a 8-10; GA 787b 16.

[387] Probablemente se refiera al hecho de que el corazón ha de tener, al menos, una cavidad, ya que su función de recipiente así lo exige (cf. PA 650a 32, 650b 8, 665b 12, 666a 8).

[388] Cf, más arriba, PA 647b 5, 665b 7.

[389] Siempre que se mencione la "vena grande" o la "gran vena" o, simplemente, "la vena", habrá que entender que se refiere a lo que nosotros llamamos vena cava (tanto a la superior como a la inferior o bien a alguna de las dos).

[390] Cf., más abajo, PA 667b 15.

[391] Sugiere la diferencia entre venas y arterias, y entre sangre venosa y sangre arterial.

[392] Hoy sabemos que los animales que Aristóteles llama sanguíneos poseen circulación cerrada de la sangre. En algunos de ellos (como los peces) esta circulación es simple (es decir, de un sólo circuito) y completa (es decir, la sangre arterial y venosa no se mezclan). Esto se puede conseguir con un corazón dotado de dos cavidades. Otros animales (anfibios, reptiles) tienen circulación doble (un circuito entre el corazón y el pulmón y otro para el resto del cuerpo) e incompleta (la sangre rica en oxigeno y la sangre pobre en oxigeno circulan mezcladas). Esta combinación exige un corazón con tres cavidades. Por último, mamíferos y aves disponen de ciculación completa y doble. Ello requiere un corazón con cuatro cavidades, puesto que tiene que impulsar dos tipos de sangre que no se mezclan a través de dos circuitos distintos. Esta anatomía del corazón fue descubierta por el aristotélico William Harvey (1578-1657). Antes otros biológos, como Aristóteles, habían diseccionado el corazón de mamíferos y aves sin observar más que tres cavidades. La observación científica nunca es tan simple como mirar y anotar, con frecuencia lo que se observa esta condicionado por expectativas teóricas previas.

[393] Debe entenderse que el corazón no está formado por distintas piezas que se unen mediante suturas, como sucede con el cráneo, sino que más bien es un órgano unitario, aunque presente divisiones al modo de las circunvoluciones del cerebro.

[394] Hay que entender que se trata de diferencias de grado en cuanto a la sensibilidad, pues, estrictamente, ningún animal podría carecer de ella.

[395] Para Aristóteles el calor de la sangre está relacionado con el valor. En los animales cuya sangre es más fría se da con más intensidad el miedo. Aún hoy hablamos de miedo cerval, propio de un ciervo. El estudio del carácter de los animales se hace en HA IX.

[396] Aquí, y más abajo en V, hay que seguir entendiendo "vena" como vaso sanguíneo en general y "ventrículo" como cavidad del corazón en general, sin distinción entre venas y arterias ni entre ventrículos y aurículas.

[397] El argumento aquí va como sigue: en las venas grandes se pierde el calor, otro tanto sucede cuando los vasos pasan a través de la carne grasa, de modo que ningún animal puede permitirse la suma de estos dos elementos.

[398] Cálculos renales.

[399] Es decir, para contener la sangre. Aquí la causa es final. Cf. HA III 2 y 3.

[400] Aristóteles entiende que el corazón es el centro de la sensación y el movimiento, y que se comunica con la periferia a través de los vasos sanguíneos (probablemente, de modo concreto, a través del pneuma que contienen). Estas son las funciones propias y características del alma del animal. De modo que si un individuo posee sólo un alma (porque es esa alma), entonces sólo puede poseer un centro de recepción e integración de todas las percepciones y uno y el mismo centro de control del movimiento.

[401] La sangre materna es la materia a partir de la que se forma la sangre del nuevo animal, que comienza a poseer su propia sangre desde el momento en que la sangre materna es informada por una combinación de movimientos cuyo origen es el semen paterno, el propio residuo seminal materno y, a través de ellos, los heredados de los ancestros (cf. GA IV 3). La combinación de movimientos propia del nuevo individuo se conserva en su sangre a lo largo de toda la vida, se transmite parcialmente a través de la reproducción, y sirve para asimilar la materia procedente de la nutrición, es decir, para hacer de lo que es extraño al ser vivo una parte del mismo. La sangre, en este sentido, es la materia a partir de la que se forman el resto de las partes del cuerpo y tanto la sangre materna como el alimento son la materia a partir de la que se forma la sangre del propio individuo. El modo de formación de las partes a partir de la sangre propia es a través de distintos procesos de cocción. En los seres vivos no debe confundirse la materia de un individuo o de alguna de sus partes, que está presente en él junto con su forma, con la materia a partir de la que se forma, que desaparece en el proceso de formación. Así, mientras que para la estatua, el bronce es tanto la materia de la estatua cuanto la materia a partir de la que se hizo la estatua, para una parte del cuerpo la sangre es sólo la materia a partir de la que se formó. Aquí Aristóteles habla de la sangre como materia a partir de la que se forman las partes del cuerpo, por ello, puede decir que sólo encontramos sangre dentro de los vasos, pues una vez que se ha concluido el proceso de formación de una parte a partir de la sangre, en esa parte ya no hay sangre.

[402] Cf. GA 740 a 21 y ss..

[403] Aristóteles cree que los vasos sanguíneos, además de conducir la sangre, sirven para mantener unidas las diversas zonas del cuerpo, de ahí que se sirva de la imagen de las piedras alineadas, también con la doble función de conducir el agua y soportar la casa.

[404] Literalmente "venas".

[405] Cf. Mete 382b 28 y ss.

[406] Cf. HA III 2-4.

[407] Se refiere al pneuma interno que supone presente en los no sanguíneos de modo innato.

[408] Cf.PN 469b 7 y ss

[409] Aristóteles establece con acierto la proximidad fisiológica entre los cetáceos y el resto de los animales que hoy llamamos mamíferos, tanto en la función reproductiva como en la respiración.

[410] Aristóteles sañala con frecuencia el aspecto ambiguo de algunos animales (cf. PA 681b 1-10, IV 13 y 14; HA 499b 11, 502a 16-18). Después de trazar cualquier línea clasificatoria con carácter orientativo, se encuentra con el hecho de que algunos animales son intermedios, no caen con propiedad ni en un taxón ni en otro, o bien podrían pertenecer a más de uno. Esto muestra que el objetivo principal de la biología aristotélica nunca fue la clasificación de los animales, como ha demostrado Pierre Pellegrin (1982).

[411] Cf. Timeo 70c.

[412] Podría ser una alusión (¿irónica?) a que el hombre es el único que tiene "corazonadas" en el doble sentido (golpes de corazón / presentimientos).

[413] La sangre del pulmón está contenida en vasos sanguíneos que lo atraviesan, no en el mismo pulmón.

[414] No tiene sangre en sí mismo, pero a través del pulmón pasan muchos vasos que sí contienen sangre, como se sugiere más arriba.

[415] El grupo de los animales con pulmón no tiene un nombre propio, en contraposición, por ejemplo, al de las aves. Por otra parte, un animal es un ave si es vertebrado (o sanguíneo, en terminología aristotélica), homeotermo, ovíparo, posee pico, plumas, alas, huesos neumáticos, circulación completa y doble… , mientras que se pertenece el grupo de los animales con pulmón por el hecho mismo de tener pulmón.

[416] De nuevo Aristóteles, tras establecer una clasificación tentativa, señala cómo empíricamente se dan entidades que no encajan bien en ninguno de los taxones. La fase de creación teórica y la de crítica empírica están imbricadas en todos los niveles de la zoología aristotélica.

[417] Según Aristóteles, las venas, además de otras funciones, tienen la de mantener unido el cuerpo del animal y lo hacen sirviéndose de las vísceras como puntos de fijación o anclaje.

[418] Zwpurou½n no es una llama física sino, más bien, el calor natural.

[419] Para un análisis de esta comparación, véase Vegetti 1994, pgs. 19 y ss.. Cf. también Timeo 70a.

[420] Es decir, no es directamente necesario, sino sólo en función de otra estructura o como resultado de un proceso necesario.

[421] Cf. Timeo 72c y 79c.

[422] Están para una función determinada, no son meramente un resultado de la necesidad material. Recuérdense los distintos usos que Aristóteles hace de la noción de necesidad y, en este sentido, véase más arriba la nota 94. Sobre los riñones véase HA 496b y ss..

[423] Cf. HA 496b 34 y ss; 506b 24 y ss..

[424] Sobre la posición relativa de los riñones puede verse HA 497a 1 y ss.. Sobre la función motora de la parte derecha véase MA 705b 30 y De Cael 284b 28.

[425] Cf. HA 520a 6 y, más arriba, PA II 5 y la nota 254.

[426] La vena cava.

[427] Cf. HA 496b 10 y ss..

[428] Como ya se ha anotado, las direcciones el espacio anatómico en Aristóteles no tienen el mismo valor. Aquí utiliza para la explicación la idea de que vale más el arriba que el abajo.

[429] La relación entre "diafragma" y "pensar" parece radicar en que ambas palabras provienen de la misma raiz : frh¿n/fronei½n. Cf. el tratado hipocrático Sobre la enfermedad sagrada cap. XVII

[430] Cf. Problemas 965a 23.

[431] Antiguo poeta griego, autor de los poemas épicos La Iliada y La Odisea.

[432] Iliad.X 457 y Od.XXII 329.

[433] Región del Peloponeso.

[434] Epíteto de Zeus en Arcadia.

[435] Cf. HA 531b 30 y ss.; DA 411b 19, 413b 20; PN 467a 19, 468a25 y ss., 479a 3; MA 707a 27.

[436] Cf. HA 519a 30 y ss..

[437] Puede tratarse de un error, pues, según Aristóteles, el género porcino incluye variedades de pie hendido y de solípedos, textualmente: "el género porcino hace a ambas formas" (HA 499b 11). Pero en ningún caso se habla de la posibilidad de que sean fisípedos.

[438] Se refiere al De Generatione Animalium y a un tratado sobre la nutrición supuestamente escrito por Aristóteles y que se habría perdido. Cf. más arriba nota 280.

[439] Fisípedos.

[440] Una por mandíbula.

[441] El caso del camello supone un problema especial para Aristóteles y se ve obligado a acudir a una serie de explicaciones claramente ad hoc. Según él la razón de que los rumiantes no posean dientes en la mandíbula superior es que la materia térrea que podía destinarse a los mismos se ha empleado en la formación de los cuernos. El camello carece de incisivos en la mandíbula superior, pero también carece de cuernos. El autor explica este hecho a partir de la alimentación leñosa ingerida por el camello, cuya digestión parece exigir varios estómagos y, una vez que posee este eficaz aparato digestivo, los incisivos superiores dejan de ser necesarios. Por otra parte, la materia terrosa que se ahorra por la carencia de incisivos superiores se dirige a la formación de la parte dura del paladar. Además el camello no precisaría los cuernos como medio de defensa dado el gran tamaño de su cuerpo. Este caso ya fue tratado desde el punto de vista de la metodología de la ciencia por el por el oxoniense medieval Robert Grosseteste (1168-1253). Sus observaciones al respecto se recongen en Crombie (1953).

[442] Los incisivos.

[443] Se refiere a la panza (herbario o rumen). La redecilla también se puede denominar "bonete", el libro "omaso" y el cuajar "abomaso".

[444] Se refiere a las Planchas Anatómicas y a HA 507a 36 y ss..

[445] Cf. HA 508b 27 y ss..

[446] Se trata del scarus cretensis. Cf. más arriba nota 350.

[447] Cf. HA 507b 11 y ss..

[448] El intestino es la parte del tubo digestivo que se ubica entre el estómago y la abertura anal. En la mayor parte de los vertabrados (los sanguíneos de Aristóteles) se distingue un intestino delgado y un intestino grueso. El intestino delgado se suele dividir en duodeno, yeyuno e íleon; el grueso incluye el ciego, con el apéndice cecal, el colon, el recto y la abertura anal. Por lo que sigue, es evidente que Aristóteles conocía gran parte de estas subdivisiones.

[449] A través del recto.

[450] Cf. HA 522b 5 y ss.; GA 731b 22

[451] Sin embargo, no se encuentra esta referencia en Problemas, al menos en la forma en que conocemos actualmente la obra.

[452] Cf. HA 508a 8; en HA 508a 8 y ss. se da noticia sobre las vísceras de las serpientes.

[453] Los cuadrúpedos ovíparos.

[454] Diafragma. Cf. PA 672b10-25.

[455] Es interesante este pasaje porque, en primer lugar, Aristóteles desciende a la descripción de diferencias que se dan por debajo del nivel que nosotros llamaríamos de la especie, y, en segundo término, aprecia las dificultades del procedimiento inductivo.

[456] Una de las islas Cícladas.

[457] Ciudad de la isla de Eubea, en el mar Egeo.

[458] En algunos puntos de su obra Aristóteles incluye observaciones biogeográficas sobre variedades subespecíficas (HA 496b 24-29, 605 23 y ss., 606b 3 y ss., 607a 9 y ss.). Como es sabido, este tipo de observaciones también fueron formuladas por Darwin y serían decisivas a la hora de argumentar a favor de su teoría evolutiva.

[459] Filósofo griego, de Clazómenas (s.V a.C.).

[460] Aristóteles podría referirse aquí o bien a las disecciones propiamente dichas o bien a los dibujos o Planchas Anatómicas que realizó a partir de disecciones y que no se han conservado.

[461] Aristóteles, como ya se ha señalado, es consciente de que no todo en los vivientes ocurre para un fin, sino que ciertos fenómenos son efectos necesarios de los procesos teleológicos, sin estar ellos mismo al servicio de un fin para el animal.

[462] PA 651a 20, 672a 12; HA 520a 5 y ss.

[463] Hemos seguido la lección de los mss. SUYZ hårktai frente a la propuesta por Peck (1983) hãrthtai.

[464] Aquí el autor explica con cierto detalle uno de los procesos de cocción (pe¿yij) que son claves en su teoría fisiológica, pues dan cuenta de la diferenciación de otros tejidos (partes homeómeras) a partir de la sangre.

[465] La sangre (la proviniente de la madre y después de la nutrición) es, en efecto, la primera materia propia del animal a partir de la cual se forman el resto de las partes y el organismo en su conjunto. Los movimientos heredados presentes en la sangre son los que contribuyen a conformar la materia proviente de la nutrición de manera que pase a ser parte del organismo, de modo que sea asimilada. Cf. GA 726b 11, 766b 8; PN 469a 1.

[466] Aquí remite claramente a GA y a un tratado sobre la nutrición. Parece que Aristóteles tenía el proyecto de escribir un tratado sobre la nutrición que, en cualquier caso, actualmente no nos consta.

[467] Nuevamente remite a GA, donde, efectivamente, trata sobre las partes que intervienen en la reproducción, sobre todo en su libro I.

[468] En el estudio de los no sanguíneos Aristóteles comienza por los cefalópodos, que servirán como una suerte de submodelo para la explicación de la anatomía y fisiología del resto de los no sanguíneos.

[469] Con los sanguíneos.

[470] Entre los no sanguíneos, los cafalópodos son identificados por poseer las partes duras dentro y las blandas en el exterior, los crustáceos a la inversa. También los insectos tienen las partes duras en el exterior, pero su cuerpo aparece segmentado y, por último, los testáceos son un grupo un tanto heterogéneo que se caracteriza por la presencia de concha o alguna parte similar. Cf. HA I 6, IV 1.

[471] Puede referirse a un pasaje que se sitúa en este mismo tratado más arriba (PA 661 a 22) o bien, como señala Peck, a HA 528b 29.

[472] Hígado de los cefalópodos y crustáceos.

[473] Los cambios de color en algunos cefalópodos son, en efecto, sutiles y les sirven como sistema de comunicación.

[474] Hueso de la sepia.

[475] Hepatopáncreas.

[476] Cf. HA IV 4.

[477] Cf. HA IV 6 y más arriba PA 679b 34.

[478] Ciudad situada en la isla de Lesbos.

[479] Es decir, cinco cavidades o "huevos". De hecho, la anatomía del erizo de mar, como la de las estrellas de mar y otros equinodermos, presenta el mismo plan fundamental con simetría radial, por lo general pentaradiada, con cinco ejes simétricos que determinan la posición de los órganos.

[480] Aristóteles aprecia aquí (y en lo que sigue) la continuidad de la naturaleza, hasta entre el mundo animado y el no animado, y, en especial, de los seres vivos, incluso entre las plantas y los animales. Es uno de los textos más alejados del estereotipo conforme al cual la biología de Aristóteles sería extremamente esencialista y fijista, atribuyendo a cada especie una esencia. No es un texto aislado, pues en otros muchos puntos de su obra biológica también se reconoce la existencia de esta continuidad entre grupos (cf., más abajo, PA 696b 16 – 697b 30; HA 499b 11, 502a 16-18). Menciona, además, la existencia de varios tipos de híbridos, incluso de híbridos fértiles (cf. HA 607a1 y ss.; GA 746a 29, 746a 34-35, 747b 32-35, 767a 36).

[481] Monte de la Fócida, morada principal de las musas.

[482] Literalmente "sobre la roca". Se trata de una especie de telefio.

[483] Dia¯zwma, “diazoma”.

[484] Actinias.

[485] Cf. HA 548 a 23 y ss.

[486] Es decir, es necesario que los no sanquíneos tengan una parte análoga al corazón de los sanquíneos. Aristóteles identifica (erróneamente) la función de los órganos de los no sanquíneos que menciona a continuación con la del corazón en los sanguíneos.

[487] Cf. HA IV 7.

[488] El actual Mar Negro.

[489] En este caso creemos más completa la lectura de P. Louis (1956) al añadir tou½ sw¯matoj.

[490] Los insectos se pueden enroscar sobre sí mismos gracias a que son segmentados. Precisamente, en griego los insectos toman su nombre se esta característica, son éntoma, es decir, segmentados.

[491] Cf. HA 531b 29 y ss.

[492] Esta inversión se establece respecto al modelo más general que utiliza Aristóteles a lo largo de todo el tratado, que es el cuerpo humano y, puede pensarse que también, respecto al submodelo que emplea para los no sanguíneos, a saber, la distribución anatómica de los cefalópodos.

[493] Peck añade en este punto pero nos ha parecido más apropiado mantener la lectura de P. Louis taålla ta ti¿ktonta.

[494] Es decir, la diferencia de tamaño entre ambas pinzas es aleatoria, no depende, como en el caso anterior, de cuál de las dos usen más, pues utilizan ambas sólamente para caminar.

[495] Cf. HA IV 2, 3 y V 7.

[496] Cf. HA 525a 29 y ss, 541b 20 y ss.; y más arriba PA 678b 26.

[497] El párrafo que sigue es confuso. Hemos seguido la lectura habitual : h( fu¯sij wÐsper eiÓ tij noh¯seien e©p' eu©qei¿aj, kaqa¿per sumbe¿bhken e©pi tw½n tetrapo¯dwn z%¿wn kai tw½n a©nqrw¿pwn, prw½ton men e©pi aãkr% t%½ aÓnw sto¯mati th½j eu©qei¿aj kata to A, eÓpeita to B ton sto¿maxon, G thn koili¿an! a©po de tou½ e©nte¿rou me¿xri th½j dieco¿dou tou½ perittw¿matoj, $Â to D. tou½ton men ouån ton tro¯pon eÓxei toi½j e©nai¯moij z%¯oij, kai peri tou½to e©stin h( kefalh kai o¸ qw¯rac kalou¯menoj!

[498] Aristóteles traza un modelo general de aparato digestivo, válido para todos los animales. Lo concibe como un eje que va desde el orificio de entrada de los alimentos hasta el de salida de los excrementos. Esta modelo abstracto, basado en aspectos funcionales, le permite comparar la distribución anatómica de distintos animales. Es posible que las letras que figuran en el texto correspondiesen a algún diagrama como los que debieron constar en las Planchas Anatómicas.

[499] Una vez más Aristóteles utiliza este principio de compensación como explicación de las diferencias.

[500] Se trata, según informa Peck, de un tubo abierto por ambos extremos empleado por los médicos griegos para reducir fracturas o dislocaciones en los dedos y al que hacen también referencia los tratados hipocráticos (véase, Peri aÓrqron, en la edición de Littré, vol. IV, págs 318-320). Según entendemos, a partir del texto hipocrático, el sistema consistiría en enfundar el dedo en un tubo de tejido de palma y tirar a un tiempo y en dirección opuesta del extremo libre del tubo y de la muñeca del paciente. De ser así serviría efectivamente como comparación adecuada en el presente contexto.

[501] La observación es interesante, pues confirma que la teleología aristotélica no garantiza la perfección (del mismo modo que la adaptación perfecta no es el resultado previsible de la evolución por selección natural), sino sólo lo mejor para el cada animal dadas las circunstancias y limitaciones concretas.

[502] Se retoma aquí el estudio de los sanguíneos, pero en esta ocasión se consideran las partes externas.

[503] Cf. más arriba PA desde II 10 hasta III 3

[504] Recuérdese que el corazón es el polo caliente y el cerebro el frío en la concepción de la fisiología que expone Aristóteles. Cf. PA 652b 17 y ss.

[505] Por supuesto, se trata de un error por parte de Aristóteles; la práctica totalidad de los mamíferos poseen siete vértebras en la región cervical (Cf. HA 497b 16).

[506] Nuevamente se propone la anatomía del ser humano como modelo explicativo sobre el que establecer analogías funcionales para explicar las partes del resto de los animales. El motivo es que el ser humano es el funcionalmente más completo, pues realiza las mismas funciones de reproducción, nutrición y crecimiento propias de las plantas, posee la movilidad y capacidad de percepción que observamos en los animales, y además presenta funciones que le son propias, como el pensamiento racional.

[507] La mano es un órgano, es decir, un instrumento, versatil, por ello se puede decir que es como si fuese varios instrumentos. Pero además, la mano es instrumento de instrumentos, pues puede fabricar y manejar otros (cf. DA 432a 1; HA 493b 30, 503a 25 y ss.).

[508] Se refiere al dedo pulgar.

[509] Las explicaciones más precisas sobre las partes relacionadas con la reproducción y los distintos tipos de la misma en diferentes animales se ofrecen en HA III 22, V-VIII y, sobre todo en GA.

[510] Nuevamente Aristóteles localiza seres intermedios entre dos grupos dados.

[511] Actualmente se distingue entre los ungulados (o mamíferos con pezuñas) perisodáctilos y artiodáctilos por el eje de simetría del pie, que en los primeros pasa por el centro del tercer dedo (tengan o no reducidos el resto de los dedos) y en los segundos entre el tercer y cuarto dedo. Aristóteles parece distinguir, de modo más elemental entre los que poseen una uña única o casco (solípedos) y aquellos en que la pezuña presenta dos partes (bisulcos). Los fisípedos son los mamíferos que caracen de pezuñas y tienen los dedos libres.

[512] Cf. MA 707b 20 – 708a 20.

[513] Cf. HA 503a 2 y ss., PA 660b 13 y ss..

[514] En PA 657a 24 y ss..

[515] Como se explicado más arriba, esta afirmación no implica que todas las partes y diferencias se puedan explicar sólo teleológicamente, algunas son productos necesarios y, en cualquier caso, incluso en relación a las que sí son directamente funcionales, la explicación comprende referencia a las cuatro causas distinguidas por Aristóteles (véase más arriba, en II, la nota 325).

[516] El cocodrilo mueve la mandíbula inferior respecto al resto del cráneo, no la superior como afirma Aristóteles que toma esta noticia probablemente de Heródoto (cf. HA 492b 24, 516a 23 y s.), lo que prueba que en este caso Aristóteles no comprobó los datos directamente (véase más arriba, en II 660b 27, la nota 342).

[517] Cf. GA 752b 14 y ss..

[518] Cf. MA 707b 6 y ss..

[519] Hemos seguido la lectura de los mss.PSUZ : aiÓtion de to th½j yuxh½j håqo¯j e©stin au©tou½.

[520] Cf. HA II 11.

[521] La diferencia dentro de un mismo género es de grado, mientras que entre un género y otro es de analogía. Así, consideradas las aves como un género, unas pueden tener las plumas más o menos largas, numerosas o densas, pero todas poseen plumas, sin embargo, los cuadrúpedos vivíparos poseen algo análogo a las plumas, a saber, pelo. Hay que considerar, no obstante, que las nociones de género y especie son relativas, no absolutas, y lo que en un contexto se considera un género, como el de las aves, en otro contexto puede ser una división dentro de un género, como el de los animales, o puede contener varios géneros (como ha establecido Pellegrin, 1982). En consecuancia, lo que en un contexto es una diferencia de grado en otro puede ser según la analogía y viceversa. Por ejemplo, tanto las aves como los cuadrúpedos vivíparos poseen un sistema de protección y aislamiento térmico de la piel, en unos puede ser más térreo o acuoso que en otros, más poblado mas estructurado en subunidades, etc… El hecho de que dispongamos de nombres para plumas y pelo, mientras que no tenemos uno para sistemas de aislamiento térmico y protección de la piel no cambia nada, pues es un hecho relativo a nuestro lenguaje, no a la naturaleza (cf. Lennox, 1987, pgs. 339-359 y Marcos, 1996, pgs. 44-51).

[522] Como murciélagos o insectos.

[523] La razón de que este párrafo resulte algo confuso es que, en griego, la misma palabra ptero¯n designa tanto a la pluma como al ala.

[524] Hemos omitido oÓn siguiendo la lectura habitual.

[525] Puede verse un preciso comentario de este pasaje en Lennox, 1987, pg. 356.

[526] Una vez más podemos señalar la presencia de analogías funcionales entre lo artificial y lo natural que le sirven a Aristóteles para comprender y explicar mejor las funciones de las partes de los animales.

[527] Cf. HA 498a 3 y ss., MA 704a 20 y ss,

[528] Cf. GA III 2; HA VI 3.

[529] Cf. más arriba, en II, la nota 325.

[530] Hemos creído más apropiada la lectura de P. Louis (1956) kai qermon que la que propone Peck (1983) e©cormw¯menon.

[531] Literalmente "pies".

[532] En el capítulo 14.

[533] Cf. GA 717b 5, 774a 9; HA 509b 6, 540b 33, 631b 22.

[534] Cf. más arriba 669a 3 y ss., 686a 18 y ss..

[535] Cf. más arriba, en II, la nota 325.

[536] Pectorales.

[537] Ventrales.

[538] En la costa sur de Beocia.

[539] Cf. MA 7, 8.

[540] Cf. PA 657b 30 y ss., 661a 2 y ss.; HA 505a 32 y ss..

[541] El tratado Sobre la Respiración está contenido en PN 470b 4 y ss..

[542] Cf. HA 504b 28 y ss..

[543] Recuérdese que para Aristóteles la respiración es básicamente un sistema de refrigeración.

[544] Este pasaje parece utilizar un tipo de explicación extraña a la biología de Aristóteles, pues parece aceptar que algunas diferencias de ciertos animales se producen para el bien de otros. Se trata de un pasaje singular en este sentido, pues el resto de las explicaciones teleológicas de Aristóteles refieren únicamente al bien de cada animal en las circunstancias dadas. Balme (1987, pgs. 278-279) considera que no se trata de la afirmación de una teleología global, sino que lo que hace Aristóteles es sustituir una explicación incorrecta, expuesta de modo irónico, por otra que él considera correcta. La explicación incorrecta es la da cuenta de los rasgos de un animal en función del bien de otro, la aceptada por Aristóteles como correcta sería la que da cuenta de la forma de la boca en función del bien del propio animal. Sólo otro pasaje en la obra aristélica apunta algún tipo de teleología global, se trata de Pol 1256b 16 y ss.. Está lejos de ser una afirmación seria de historia natural, más bien tiene el aspecto de una explicación divulgadora suficiente para el contexto en que se produce (cf. Balme, 1987, pgs. 278-279).

[545] De las espinas que no poseen por ser cartilaginosos.

[546] A partir de aquí son tratados algunos animales que poseen características propias de distintos grupos, que pertenecen a ambos o no pertenecen a ninguno, lo cual no parece extrañar al autor. Parece pues evidente que cualquier clasificación es tomada por Aristóteles como un apoyo para la investigación y la exposición, pero a sabiendas de que la realidad de las cosas, lo que de hecho interesa al estudioso, excede siempre los límites taxonómicos.

[547] Cf. PN 476b 15 y ss..

[548] Siguiendo lo que en él es costumbre, Aristóteles formula un pequeño resumen conclusivo al final de cada parte del texto y apunta el contenido de lo que seguirá. En el caso presente, estas líneas cierran en tratado Sobre las partes de los animales e indican que el estudio explicativo de los mismos se continuará en otro tratado. Evidentemente se refiere a Sobre al generación de los animales, donde estudia las partes de los animales que intervienen en la reproducción (y que no han sido objeto del presente tratado) y las funciones de las mismas, así como otros asuntos relacionados con la generación y la herencia.

[549] MA se presenta aquí como continuación de IA y PA.

[550] Cf. Phy 258b 4 y ss.; Meta ?, 7 y 8; DA 433b 14 y ss.. y en general Phy VIII.

[551] Este pasaje es de particular importancia. En primer lugar, en él se establece un principio general que se utilizará en el resto del tratado, un principio que puede tener una lectura tanto física como metafísica (aunque aquí importa sobre todo la lectura física): para que algo se mueva algo debe permanecer inmóvil. La aplicación de este principio afecta tanto a los seres vivos, en los que las partes móviles e inmóviles se alternan gracias a las articulaciones, como al Universo en su conjunto que se mueve gracias al motor inmóvil. En segundo lugar, el pasaje es importante por la clara indicación metodológica: hay que juzgar las teorías generales que formulamos por su acuerdo con los casos particulares y hechos sensibles, la sola lógica no es suficiente en este tipo de materias.

[552] Aquí tenemos que suponer que el texto iba acompañado por una figura, concretamente un círculo. El punto A sería el centro del círculo, los puntos B,C y D estarían situados en la circunferencia. La recta DAB sería un diámetro y la recta AC un radio. Hay que imaginar el segmento AB "girando" hasta que su extremo alcance el punto C. Por supuesto -aclara Aristóteles- esta figura no es sino una idealización geométrica de una articulación real. Podemos pensar, por ejemplo, que A representa el codo, D el hombro, B la posición de la mano cuando el brazo está extendido y C la posición de la mano con el brazo flexionado. El peor defecto de la abstracción geométrica como representación de la articulación es que, como toda entidad matemática y a diferencia de las entidades físicas, carece de movimiento. De hecho, las dos posiciones que ocupa sucesivamente el brazo tienen que ser representadas por líneas diferentes, cada una de ellas estática. Aristóteles tiene, pues, conciencia clara de la diferencia entre la realidad física y su idealización matemática y, por tanto, de las utilidades y limitaciones de ésta. Los entes matemáticos carecen de la distinción entre acto y potencia, presente en los físicos. Esta distinción permite que el mismo brazo sea en cierto modo uno y doble, cosa que no puede ser ninguna línea geométrica. Tanto es así que el segmento AB es distinto del segmento AC y sólo como licencia expositiva podemos decir que AB "gira" hasta AC; mientras que el brazo, recto o doblado, es evidentemente el mismo. Su antebrazo sí gira en sentido propio. Por tanto, mediante recursos matemáticos sólo se puede simular -ficcionar, digamos- el movimiento, que sólo es real si es físico. El pensamiento de Aristóteles en este terreno puede ser sumamente sugerente para entender las actuales simulaciones artificiales de la vida y de la inteligencia.

[553] La alternancia de partes móviles e inmóviles dentro del animal es necesaria para el movimiento (cf. IA 705a 20 y ss.), pero insuficiente. Aquí se establece la necesidad de un punto de apoyo inmóvil externo.

[554] Siguiendo la indicación metodológica señalada más arriba, aquí se intenta fundar la necesidad de un elemento que sea inmóvil y exterior al universo para que éste se mueva, en la observación de que los animales necesitan para desplazarse de algo estable externo.

[555] Titio es en la mitología griega (Odisea, IX, 576) un gigante al que se le atribuye una gran fuerza, hijo de Gea que al tratar de violentar a Latona fue muerto por Apolo y Artemis y posteriormente precipitado en el Tártaro donde los buitres le devoran constantemente el hígado.

[556] Personificación del viento del Norte. Es junto a Euro, Noto y Céfiro uno de los cuatro vientos principales. Hijo de un titán y de la Aurora, se le representaba con rasgos de anciano barbado con alas en la espalda, los cabellos cubiertos de nieve y una túnica flotante. (Aristóteles hace un estudio pormenorizado de los distintos tipos de viento en Mete II 4-6)

[557] La imagen del barco como sistema en movimiento respecto a la Tierra, que representa al Universo en movimiento respecto al motor inmóvil, está dentro del estilo de Aristóteles, que utiliza con mucha frecuencia comparaciones tomadas del mundo de la navegación. Esta imagen se hizo frecuente en las discusiones sobre el movimiento de la Tierra habidas durante el Renacimiento. Entonces el barco no representaba al Universo, sino precisamente a la Tierra, que se pensaba como móvil. Por ejemplo, encontramos esta imagen en La Cena de las Cenizas de Giordano Bruno. Existen precedentes medievales de tal imagen, concretamente en los textos de los nominalistas de Paris del siglo XIV. Hay que tener en cuenta que Juan Buridán comentó el presente tratado de Aristóteles. Por tanto, paradójicamente, no es difícil suponer de dónde procede en última instancia la imagen de la Tierra como un barco con la que Bruno argumentaba en contra de la física de Aristóteles.

[558] Cf. D. Cael. 290a 5-7.

[559] Se puede decir que en una esfera que gire los polos y el centro permanecen estáticos. Pero ni los polos ni el centro puede ser principios del movimiento ni puntos de apoyo. En general no se les puede atribuir ninguna función física dado que son abstracciones matemáticas que ni siquiera tienen una existencia física real (véase más arriba la nota 552).

[560] Atlas es un gigante condenado a soportar sobre sus hombros la bóveda celeste por haber participado en la lucha de los gigantes contra Zeus. Aristóteles establece la imposibilidad mecánica de que Atlas sostenga los cielos sobre sus hombros, según afirmaba la leyenda, apoyándose él mismo sobre la Tierra. Cf. D Cael 284a 20.

[561] Aristóteles trata de demostrar aquí que necesariamente el motor del universo debe ser exterior al mismo, así como su punto de apoyo. Si el movimiento de los cielos fuese impulsado por un motor interior, como Atlas, sobre un punto de apoyo también interior en el que el motor pudiese afianzarse para mover los cielos, dado que la Tierra es inmóvil, se podría suponer que es también el mejor candidato para esta función. La Tierra, además, y a diferencia del centro o los polos de una esfera, no es una mera abstracción matemática, sino una entidad física. Pero, según establece Aristóteles, el empuje que recibirían los cielos sería igual al que recibiría, en sentido contrario, la Tierra. La Tierra, por tanto, sólo podría permanecer inmóvil en el caso de que su inercia, es decir, su resistencia a ser puesta en movimiento, fuese superior a la del universo en su conjunto. Pero Aristóteles parece pensar -si bien no lo hace explícito- que la resistencia a modificar el estado de reposo está de algún modo relacionada con la cantidad de materia; de manera que la inercia del conjunto de universo superaría con mucho a la de la Tierra. El resultado de intentar mover los cielos desde la Tierra sería el movimiento de la propia Tierra, el cual, según el autor cree, no se da. En este pasaje -dicho sea con todas las reservas- Aristóteles parece aproximarse a formulaciones modernas de los conceptos de inercia, de acción y reacción y de fuerza resultante. Por otro lado, el motor no puede ser interno, con independencia de dónde se sitúe el punto de apoyo. Si una parte del universo moviese el conjunto, entonces también podría destruirlo. Aristóteles cree que el universo es imperecedero e indestructible por necesidad (física, no lógica), luego su movimiento exige un motor exterior, absolutamente inmóvil y que no pueda ser movido por nada. Desde el punto de vista de la historia de la ciencia es destacable que efectivamente la idea de una Tierra en movimiento y de un universo mecánico, exento de una acción exterior continua, hayan traído consigo la concepción de un universo histórico, evolutivo, con principio y posible fin.

[562] Cf. Phy III, 5.

[563] Cf. D Cael 281a 2 y ss; Meta 1019b 21 y ss..

[564] Cf. Phy 204a 4.

[565] En GA 761b 15 y ss. explica Aristóteles que al igual que se podría decir que las plantas pertenecen principalmente al elemento tierra, los animales acuáticos al agua y los terrestres al aire, habría un género de seres vivos que pertenecerían principalmente al fuego. Éstos habría que buscarlos, sugiere el autor, en la Luna.

[566] Cf. D Cael I, 10-12 y II, 1.

[567] Se refiere al eter. Cf. D Cael 270b 22.

[568] Cf. D Cael 274a 24 y ss..

[569] Remite a Phy y D Cael.

[570] Iliada VIII, 20-22.

[571] Iliada VIII, 20-22. Aristóteles parece citar de memoria, ya que reproduce el texto homérico con ciertas inexactitudes. El contenido de la cita indica que ni todos los dioses y diosas tirando de una cadena de oro podrían hacer que Zeus, asido al otro cabo, descendiese a la Tierra. Pero si éste tirase desde el otro extremo podría elevar a los cielos a todos los olímpicos, con la Tierra y sus mares incluidos. Si Aristóteles pretende traer aquí la cita homérica a su favor, la interpretación de la misma ha de ser bien laxa, ya que Zeus ni es plenamente externo al universo ni es inmóvil. Existe referencia a este mismo pasaje de Homero también en Platón (Teeteto 153c), donde la cadena áurea parece identificarse con el Sol.

[572] A partir de aquí, una vez desarrollada la discusión sobre la necesidad de un motor y un punto de apoyo externo para el universo, procede a discutir la cuestión análoga que se plantea al respecto de los seres naturales, inanimados y animados. El universo como un todo no se mueve a sí mismo. El motor inmóvil tampoco, dado que es inmóvil. Los elementos inanimados, como la tierra o el fuego, son movidos por otros. Cada objeto inanimado puede ser movido por otro objeto inanimado, y así sucesivamente, pero el origen de esta cadena sólo puede estar en la acción de algún ser que se mueva a sí mismo, como los vivientes. El viviente puede moverse a sí mismo, pero necesita un punto de apoyo, interno y externo. Los puntos de apoyo y las articulaciones que permiten su alternancia son condiciones necesarias para el movimiento del animal (de esto Aristóteles afirma haber hablado y probablemente se refiere a los capítulos precedentes de este mismo escrito y al IA, donde trata un tipo especial de movimiento animal, el desplazamiento), pero no son aún condiciones suficientes; habrá que discutir si hay además un motor anterior y superior a las partes. Aristóteles emprende esta discusión en los capítulos sucesivos, también ha tratado esta cuestión en DA, donde afirma que un animal se mueve a sí mismo en la medida en que sea capaz de desear (DA 433b 27 y ss.). Para ello se requiere imaginación, racional o sensible, y un objeto que sea deseado como un bien. Por tanto, el motor, en el caso de los animales, es doble: el objeto deseado, que permanece inmóvil, y el alma que imagina y desea, que es la parte móvil del motor. Es justo advertir que, en este esquema, los casos de las esferas celestes y de las plantas suscitan problemas que no son abordados aquí por Aristóteles.

[573] En el presente tratado se aborda la causa del movimiento de los animales en una acepción amplia de movimiento, que incluye el movimiento local (tratado en IA) y también la alteración y el crecimiento (Cf. Phy 260a 26 y ss.). En el caso de los animales, cada individuo es la causa de su propio desplazamiento, alteración y crecimiento. Los movimientos de generación y corrupción no pueden ser causados por el propio animal que todavía no existe cuando se inicia la generación o ya no existe cuando ocurre la corrupción (aunque este último caso admitiría discusión), por eso son el objeto de otro tratado, GC.

[574] Cf. Phy 261a 1-12; GA 735a 13; Meta 1092a 29 y ss..

[575] En definitiva se trata de establecer cómo las almas de los diferentes seres vivos mueven sus respectivos cuerpos, que están hechos de los elementos comunes. En este punto de máxima tensión y dificultad confluyen la discusión metafísica acerca del motor inmóvil, la discusión física acerca del movimiento de los elementos y las esferas y conexión con el motor inmóvil, el problema biológico del movimiento de los vivientes y el ético de la acción humana libre. Las referencias que hace el propio autor nos llevan DA y Meta, pero existen también evidentes conexiones, indicadas en pasajes próximos a éste, con Phy, EN y el resto de las obras biológicas.

[576] Este es el principio clave que servirá a Aristóteles para explicar el movimiento de los animales: cada animal mueve (a sí mismo) y es movido (por sí mismo) con vistas a un fin. Si se localiza el fin y su modo de actuar habremos dado cuenta del movimiento.

[577] Cf. EN 1139a 17 y ss., 1147a 31 y ss..

[578] Cf. DA 427b 14 y ss..

[579] Cf. DA 433a 18-31; EN 1113a 16 y ss; EE 1235b 27; Rhet 1369a 19 y s..

[580] Cf. DA 434b 34.

[581] Se trata del último en el orden cronológico. Pero en Phy (VIII 7) se defiende que el movimiento local tiene la primacía sobre los demás, lo que se puede interpretar en cuanto a su perfección, pero también en el orden cronológico.

[582] Aquí introduce Aristóteles el llamado silogismo práctico, cuya consecuencia no es un enunciado sino una acción y cuyas premisas son enunciados que se refieren al objeto deseado como un bien y al repertorio de acciones posibles de que dispone el animal para alcanzarlo (Cf. Apo 71b 11 y ss.). El silogismo práctico es aplicado por los vivientes a los problemas de la vida, no a seres inmutables, es decir, a abstracciones sin existencia independiente, de las que trata el silogismo teórico. Mediante el silogismo práctico los fines deseados como bienes se concretan en acciones (véase Lear, 1994). Las decisiones prácticas no son para Aristóteles ni pura teoría aplicada ni pura arbitrariedad irracional, son el fruto de esa forma de racionalidad que llama prudencia (véase Aubenque, 1963; Marcos, 1996, cap. 4). La falibilidad está presente en toda acción, y no sólo en su ejecución o en la adecuación de los medios, sino también porque se puede tomar el bien aparente por bien real.

[583] Cf. EN VI 4.

[584] La comparación de los seres vivos con autómatas hará fortuna con el mecanicismo cartesiano. Tiene sus precedentes en las concepciones cosmológicas de los nominalistas de París del siglo XIV. Así, Nicolás de Oresme, discípulo de Juan Buridán, compara reiteradamente el universo con un reloj. Hay que recordar que en esta época está en auge la construcción de grandes relojes mecánicos dotados de toda una escenografía automatizada. Pero no cabe duda de que la imagen de los autómatas se puede rastrear aún más atrás en el tiempo. Este texto de Aristóteles es un ejemplo claro y existen otros textos donde incide sobre la misma comparación (GA 734b 10 y ss., 741b 9). Pero a diferencia de los auténticos autómatas, los vivientes están formados por partes que son, a su vez vivas y variables. Las alteraciones de algunas partes pueden ser causadas por la percepción de un cierto objeto o por la presentación del mismo en la imaginación o memoria. Esta alteración supone el comienzo del movimiento del animal. Es más, las partes de los animales no son simples componentes que se ensamblan para formar un ser vivo, pues antes de que exista el viviente no existen sus partes, como Aristóteles pone de manifiesto reiteradamente en PA I. En definitiva, estamos, como en muchos otros lugares de los textos biológicos, ante una imagen filtrada. La comparación con los autómatas sirve a Aristóteles para poner de manifiesto algunos rasgos biomecánicos de los vivientes, pero no se pueden atribuir, sin más, todos los rasgos de los primeros a los segundos.

[585] Aristóteles apunta que el centro sensomotor, el principio del movimiento que para él es el corazón, procesa los estímulos entrantes desde la percepción o la fantasía de modo que el efecto de los mismos en forma de movimiento puede ser considerablemente amplificado. Una pequeña alteración del corazón puede convertirse en un amplio movimiento corporal (cf. HA 590a 3; GA 716b 3, 764b 28, 766a 24 y ss., 788a 13).

[586] Cf. Phy 252a 13.

[587] Cf. GC 324b 1, 326b 29 y ss; GA 740b 21 y ss., 768b 15 y ss..

[588] Cf. Phy 256a 6 y ss..

[589] Aristóteles argumenta a favor de la tesis de que el corazón es el centro de la sensación y principio del movimiento, pues ocupa una posición central y superior a los miembros que mueve (cf. PN 439a 1, 455b 34, 456a 5, 467b 28 y ss., 469a 5 y ss.; PA 647a 24 y ss., 656a 28, 665a 10 y ss.; . En este punto, uno de los más erróneos que contiene la biología aristotélica, se aprecia la influencia de la tradición cardiocéntrica procedente de la medicina egipcia.

[590] La explicación se centra en una figura, un ángulo cuyo vértice, que es A, ocupa una posición superior a los extremos B y C, que pueden ser movidos simultáneamente desde A.

[591] Cf. DA 433b 13 y ss..

[592] una vez estudiado el aspecto teleológico del movimiento de los animales, Aristóteles trata de dar cuenta de la causa eficiente del mismo y de la posible conexión entre los dos ámbitos causales.

[593] Según una lectura vitalista se podría entender el pneuma como un nuevo y extraño elemento no material (una crítica a las lecturas vitalistas puede leerse en Balme 1987b, pg. 279. Este mismo autor remite a Sorabji 1980, pg. 170). Sin embargo, Aristóteles no acude en ningún punto a partes no materiales ni a "fluidos" o "fuerzas" especiales. Los seres vivos están compuestos por agua, fuego, aire y tierra; en ellos opera el calor y el frío, la sequedad y la humedad. El alma no es un elemento añadido, es el propio ser vivo (DA II 1), y el pneuma no es sino aire caliente (GA 735b 37 y ss.). La noción de pneuma es compleja y llena de connotaciones. Remito, para la interpretación de este punto a Gotthelf, 1987, pgs. 218-20 y Balme, 1992, pgs. 161-4. Aquí se atribuye al pneuma un papel intermediario entre el alma y el movimiento del cuerpo en la forma querida por el alma (cf. también PN 456a 15 y ss., 475a 8; PA 659b 17 y ss., 668b 36.). En este texto es evidente que está pensando en el pneuma como causa eficiente.

[594] Cf. PN 479b 17 y ss..

[595] En esta frase se han basado los que han puesto en duda la autenticidad de este tratado. En efecto, se puede entender que hay en ella una referencia al pseudoaristotélico tratado Sobre el Pneuma. Pero existen muy buenas razones para pensar que el presente tratado es auténtico y que esta frase remite a cualquiera de los textos en que Aristóteles ha estudiado la cuestión del pneuma, concretamente a los pasajes citados en las notas anteriores de PA y PN.

[596] Cf. Phy 243a 17, 244a 7; DA 433b 25; IA 704b 23

[597] Es decir, es pesado en relación al fuego y el aire, pero ligero en relación al agua y la tierra.

[598] La comparación entre organismo vivo y ciudad es frecuente en Aristóteles y se da en las dos direcciones (PA 670a 26; EN 1113a 7 y s.; Pol 1254b 5). Esta comparación puede sugerir una visión totalitaria u orgánica de la vida política. De hecho, muchos regímenes totalitarios, desde nacionalsocialistas a socialistas, se han valido de la concepción organicista de la sociedad o el estado. Sin embargo, esta no es la lectura más adecuada en el caso de Aristóteles, donde, como ya se ha señalado, las comparaciones se aplican de modo crítico, filtrado: sólo algunos rasgos de los organismos son proyectables sobre las ciudades y viceversa (sobre esta cuestión puede verse Marcos, 1996, cap. 4)

[599] Aquí establece Aristóteles la distinción tripartita entre movimientos voluntarios, involuntarios y no voluntarios (cf. EN III 1; véase también la explicación de los mismos en la Introducción de este volumen).

[600] Interpolación añadida por Jaeger.

[601] Se refiere a la misma figura que había utilizado más arriba.

[602] Cf. DA 403a 19 y ss; PN 447a 15 y ss..

[603] Como es costumbre se cierra el tratado con una referencia al punto en que se encuentra el plan de investigación. Ya se ha tratado sobre las partes de los animales (en PA), sobre el alma (en DA), sobre la sensación el sueño y la vigilia (en los respectivos escritos contenidos en PN) y sobre el movimiento (en la presente obra). Resta abordar el estudio de la generación de los animales, empresa que efectivamente Aristóteles llegó a culminar con la redacción de GA.

[604] Este tratado adopta el mismo enfoque que PA, con el cual está evidentemente relacionado. Trata de explicar las partes de los animales, en este caso las relacionadas con la locomoción. La explicación viene dada en términos de causa final. Sabemos lo que una parte es si sabemos qué hace, cuál es su función, pues su ser es básicamente su función. Por supuesto, de modo general, todas las partes tratadas aquí tienen por función la locomoción del animal, pero Aristóteles trata de explicar sus especificidades estructurales por sus especificidades funcionales. Incluso en un mismo animal cada parte del aparato locomotor tendrá determinada configuración y posición por la función peculiar que cumpla.

[605] A continuación, como es frecuente en Aristóteles, enuncia las cuestiones que serán tratadas. Habrá que explicar en primer lugar el número de apoyos con que cuenta cada ser vivo para su desplazamiento, en segundo término habrá que dar cuenta de las peculiaridades de cada uno de esto puntos de apoyo, básicamente del modo de flexión que presentan y el orden en que se mueven durante el desplazamiento. Sobre estos mismos problemas puede verse HA 489b 19 y ss., 498a 3 y ss., PA 683b 35 y 693b 2 y ss..

[606] Cf. 708a 20 y ss..

[607] Es decir, considerando los cuatro puntos de apoyo de un cuadrúpedo como los cuatro vértices de un rectángulo, se mueven simultáneamente los que se oponen según una diagonal. No es éste el caso en todos los cuadrúpedos. Por ejemplo, los elefantes mueven conjuntamente las patas que se encuentran en un mismo lado de su cuerpo.

[608] Remite a HA 489b 19 y ss., 498a 3 y ss..

[609] Tras la enumeración de los fenómenos que hay que explicar Aristóteles expone los principios a partir de los cuales serán explicados. Aquí se trata, en primer lugar, del principio de que la naturaleza no obra en vano. O sea, que siempre hace lo mejor posible para cada ser dada su esencia y circunstancia. En segundo lugar menciona el principio según el cual cada dirección del espacio está vínculada a ciertas funciones biológicas. Ambos principios han sido comentados en notas a PA 658a 8 y 648a 12-13 (véase también PA 669b 18-21). Por último, Aristóteles enuncia un principio de carácter mecánico: todo movimiento de locomoción se produce por empuje o tracción. No cabe extrañarse de la presencia conjunta de principios teleológicos y mecánicos, pues Aristóteles busca explicaciones causales completas en la medida de lo posible.

[610] Cf. DA 432a 20, 433b 25.

[611] El movimiento exige algo que se mueva y algo que permanezca en reposo, esto es así desde un punto de vista metafísico y también en el más elemental sentido físico. Para que un animal se mueva necesita un punto de apoyo que le ofrezca resistencia. Aun dentro del animal las distintas partes que intervienen en la locomoción se turnan, estando las unas quietas mientras las otras se mueven.

[612] Atletas que compiten en cinco especialidades: lanzamientos de disco y jabalina, salto de longitud, carrera y lucha.

[613] Aristóteles traza aquí las coordenadas de un espacio biológico-funcional, distinto del espacio físico de lo inerte. Las plantas, por ejemplo, tienen un arriba y un abajo biológico marcados por el eje de la nutrición. En las plantas el arriba respecto a la función de la nutrición, es decir, la parte por la que entra la comida, coincide con el abajo del espacio físico. En el hombre, que sirve como modelo para la orientación de este espacio biológico, el arriba de la nutrición coincide con el arriba físico y cosmológico. Las plantas, por carecer de funciones como sensación y movimiento local, carecen también de las dimensiones correspondientes: no tienen parte delantera ni trasera, ni diestra ni siniestra. (Pueden verse más referencias a estas dimensiones funcionales en D Cael 284b 28 y s.; HA 498b 6 y s.; PA 656b 22 y ss., 663a 20 y s., 667b 32, 669b 17, 671b 29; PN 467b 30 y s..).

[614] Cf. PA 672b 22 y ss..

[615] Cf. DA 412b 3, 416a 4; PN 467b 2, 468a 10; PA 683b 20, 686b 35; GA 741b 34 y ss..

[616] Recuérdese que la derecha biológica se define por la función, no por la posición, luego para algunos individuos puede coincidir con la izquierda física.

[617] Aristóteles reconoce que la lateralidad admite grados. Los humanos son -según afirma más abajo- los seres vivos más lateralizados. Hoy sabemos que esto es debido a la asimetría funcional del cerebro humano, que gana así nuevas funciones a costa de perder redundancia, mientras que se mantiene dentro de un tamaño anatómicamente viable.

[618] Literalmente “intestinos de tierra”. Se trata de gusanos de tierra que, según Aristóteles, se forman espontáneamente en el lodo y en la tierra húmeda (cf. HA 570a 15 y ss.; GA 762b 26 y ss.).

[619] Cf. HA 528b 9 y s..

[620] Con esta afirmación, Aristóteles está marcando la relación que parece existir entre la raíz de la palabra “pie” *pod- y la de “suelo” *ped-.

[621] Cf. HA 523b 22 y ss.; PA 684b 6, 684b 20, 685a 12

[622] Véase, no obstante, HA 490a 2 y s., donde habla de la natación hacia atrás de los crustáceos y en especial de la langosta.

[623] El principio que dirige el movimiento es el corazón, punto de destino de la sensación y de origen del movimiento animal (véase en este sentido PN 455b 34 – 456a 5, 467b 28 y ss., 469a 5 y ss., 474a 25 y ss, PA 647a 24 y ss., 666a 14 y ss..).

[624] Hoy sabemos que esta diferencia de integración que apreciaba Aristóteles entre unos animales y otros es uno de los signos del progreso evolutivo del sistema nervioso hacia una mayor centralización (sobre el difícil problema del progreso biológico puede verse Ayala, 1983a y Castrodeza, 1988). Es cierto, pues, que los animales cuyo sistema nervioso está menos centralizado son de algún modo plurales. La interesantísima idea de que la evolución ha procedido no sólo por competición, sino también (o principalmente) por colaboración en simbiosis y posterior integración de diversos vivientes es defendida hoy día por la bióloga Lynn Margulis (Margulis y Sagan, 1996). En Aristóteles, la idea de que cada animal inferior es un agregado de varios "simbiontes" no plenamente integrados, mientras que los superiores son más unitarios (y por tanto son más), está al margen, por supuesto, de cualquier sesgo evolutivo. Pero hay que decir que tampoco lo excluye (sobre las relaciones de la biología aristotélica con las teorías evolutivas puede verse Marcos, 1996). Aristóteles vuelve sobre la observación expresada en este pasaje en PN 471b 22; HA 532a 2; PA 682a 5. En este último texto se relaciona la posibilidad de fraccionamiento con la multiplicidad de la sede de la sensibilidad.

[625] “Nunca piensa el alma sin imagen”, afirma Aristóteles en DA, como contrapeso a la desmedida importancia que en todo tiempo se ha otorgado al pensar conceptual y a la expresión lingüística del mismo. No es accidental que aquí, como en otros muchos puntos de su obra, y en especial de su obra biológica, el autor apoye la explicación en una figura adjunta que desgraciadamente no nos ha sido transmitida. Como puede suponerse, es más difícil copiar gráficos que textos y la precisión de la serie de copias siempre sería menor. Muchas de las figuras a que Aristóteles hace referencia en su obra biológica debieron de estar contenidas en las Planchas Anatómicas trazadas por él mismo o por sus colaboradores directos. Aquí podemos imaginar el cuerpo de una serpiente, esquematizado como una línea en zigzag (cf. también HA 489b 27 y ss., PA 696a 8 y ss.).

[626] Lago del Sur de Beocia, al Norte del Atica.

[627] Cf. HA 592a 13 y ss..

[628] Se insiste aquí sobre la idea de que la naturaleza obra el bien según la esencia de cada individuo concreto, su forma de vida, y en su circunstancia concreta, no la perfección en términos absolutos. En Aristóteles cuenta como explicación aceptable de las partes de los animales la exposición de su aportación funcional a la vida de cada animal, no la inserción de las mismas en un supuesto orden cósmico.

[629] Lo que remarca aquí el autor es la necesaria armonía entre la longitud del cuerpo, su naturaleza sanguínea y la ausencia de patas. Sin tal armonía interna, o correspondencia entre las partes, ningún ser vivo sería viable.

[630] Los que saltan y además caminan necesitan un número par de pies, pues de otro modo no podrían caminar.

[631] Aquí se podría hablar con propiedad de experimentación. El supuesto teórico del que se parte es que la locomoción animal exige un número par de puntos de apoyo. Este supuesto teórico se somete a prueba empírica con el resultado de que ciertos animales pueden desplazarse con un número impar de puntos de apoyo. El supuesto teórico no se abandona plenamente, sino que -muy en el estilo de Aristóteles- se matiza, de manera que vendría a decir que la asimetría en los puntos de apoyo dificulta la marcha del animal, pero menos cuanto más se aproxime a la unidad la razón entre los puntos de apoyo de un lado y otro. Aquí hay un supuesto teórico sugerido por la observación, una observación posterior con intervención del observador y con intención de contrastar el supuesto teórico, y una revisión de la hipótesis a la luz de los resultados de la prueba que con justicia podemos llamar experimental.

[632] A partir de aquí comienza una exposición de biomecánica, muy concisa en su estilo y no fácilmente inteligible a partir sólo del texto, hasta el punto de que algunos editores, como Jaeger o Forster, han creído que el propio texto presentaba lagunas. Pero la información que falta en el texto seguramente se ubicaba en otra parte: de nuevo nos vemos en la obligación de suponer que Aristóteles, para la explicación de la biomecánica a sus discípulos, se apoyaba en una serie de ilustraciones que acompañaban al texto.

[633] La pata apoyada forma con el suelo un ángulo recto. El triángulo se podría cerrar con una hipotenusa formada por el primer segmento de la pata levantada y su prolongación en línea recta hasta el suelo.

[634] A lo largo de todo este pasaje se intenta un estudio de la marcha de los animales mediante abstracciones geométricas a partir de los fenómenos observados. La trayectoria a que aquí se refiere Aristóteles resulta de la combinación del desplazamiento rectilíneo del animal más las subidas y bajadas que se producen al caminar debidas a las flexiones de los miembros. El resultado es una línea sinuosa.

[635] Cf. HA 498a 8 y ss.; PA 659a 29

[636] Se ocupa aquí el autor del desplazamiento de los animales que carecen de pies. Estos se mueven por ondulación. Aristóteles distingue los diversos tipos de ondulación (en el plano horizontal, en el vertical o por contracción y expansión) y hace ver que no constituyen una excepción a la norma según la cual el desplazamiento exige flexión, ya que la ondulación es una forma de flexión.

[637] Cf. HA 551b 7 y ss.

[638] Si consideramos el animal como una línea recta, siguiendo el procedimiento de abstracción geométrica, entonces, al flexionarse el animal, se quiebra esta línea en dos segmentos, las dos partes a que se refiere aquí el autor.

[639] Se trata de los insectos, cada una de cuyas alas esta unida en una sola pieza, mientras que las alas de las aves están compuestas por múltiples plumas.

[640] La biología de Aristóteles está llena de analogías funcionales como recurso explicativo. A veces las analogías se trazan entre distintos seres vivos (las alas hacen en los que vuelan lo que las aletas en los que nadan), otras entre seres vivos y objetos artificiales cuya función nos resulta familiar (la cola hace en las aves lo que el timón en los barcos. Cf. HA 532a 29, 622b 13; PA 683a 36). Sobre este tema puede verse Marcos, 1996, pgs. 60-86. Aquí la analogía del barco, convertida casi en alegoría, le sirve para construir el resto de la explicación.

[641] La biología de Aristóteles no es panglossiana, no afirma que la naturaleza obre siempre la perfección en la adaptación de los animales, y la afirmación (repetida aquí mismo en 711a 7 y 711a 18) de que la naturaleza no actúa nunca en vano ha de ser entendida con las cautelas expresadas más arriba. En este pasaje se nos habla de partes del organismo de un animal que no sirven para nada (cf. HA 509a 11 y 595a 12). Unas líneas más abajo nos indica que el vuelo de los insectos es lento y carente de potencia pues sus alas, débiles, no son proporcionadas al peso de su cuerpo, mientras que en el pavo real la cola es demasiado grande y sus plumas caducas. Estos defectos no ocurren en las aves para las que la velocidad del vuelo es de interés vital, es decir, que no podrían vivir sin volar rápidamente. En estas aves la adaptación al vuelo rápido, que -repitámoslo- es esencial para su forma de vida, afecta a todas sus partes que presentan una buena aerodinámica.

[642] La marcha bípeda del hombre, esencial para su forma de vida, condiciona su anatomía. Cf. HA 499a 31 y ss.; PA 689b 14.

[643] Cf. PA 686b 3 y ss..

[644] Cf. HA 503b 32 y ss..

[645] Se refiere a las representaciones pictóricas de Eros como una figura alada.

[646] Cf. PA 687a 6 y ss., donde se afirma que el hombre no es que sea inteligente por tener manos, sino que tiene manos por ser inteligente. Si las manos están al servicio de la inteligencia, la peculiar flexión de los brazos, así como la marcha bípeda, lo están al servicio del mejor uso de las manos y, en definitiva, de la forma de vida propia del ser humano.

[647] Este pasaje estaba apoyado por un gráfico con las cuatro combinaciones posibles: A) los miembros anteriores y posteriores tienen flexión cóncava, B) tanto los anteriores como los posteriores tienen flexión convexa, C) los anteriores convexa y los posteriores cóncava y D) los anteriores cóncava y los posteriores convexa. Todas estas son posibilidades teóricas, pero sólo dos de ellas, C y D, se ven instanciadas en los animales existentes. No obstante, en HA 498a 13 y ss. afirma que ovíparos, como el cocodrilo y el lagarto flexionan según la combinación A. Cf. también HA 498b 5 y ss..

[648] Cf. HA 490b 4 y 498b 6.

[649] Cf. HA 498b 9 y ss..

[650] Cf. HA 526a 9-10, 527b 8.

[651] Aristóteles contrapone aquí las direcciones del espacio cosmológico a las direcciones del espacio biológico, relativas a cada ser vivo y al modo en que realiza las funciones vitales, como se ha explicado más arriba.

[652] Las alas contribuyen a mantener el equilibrio al andar, las patas al volar.

[653] Cf. PA 695a 6.

[654] El uso de la analogía funcional es frecuente en la biología aristotélica. La función que cumplen las alas en las aves es análoga a la de las aletas en los animales acuáticos, que también se mueven en un medio fluido.

[655] Cf. HA 610a 12; PA 684a 5.

[656] Aquí Aristóteles se corrige y no afirma, como en HA 498a 13-16, que la flexión sea hacia adelante, sino sólo lateral.

[657] Cf. HA 490b 5 y s..

[658] El autor se refiere a que incluso dentro del agua andan sobre el fondo más que nadan.

[659] Las langostas (según se afirma en HA 490a 2 y ss. y aquí mismo algunas líneas más abajo) nadan principalmente gracias a su cola. Hay que entender que las patas (que siguen siendo consideradas como tales y no como aletas) son de tal forma que pueden contribuir a la natación, pero no son los miembros que impulsan al animal cuando nada.

[660] Es decir, son asimétricos.

[661] Principio de compensación que Aristóteles enuncia y utiliza con frecuencia en su obra biológica (cf. PA 652a 31, 658a 35 y s., 694b 18 y ss.).

[662] Cf. PA 695b 26 y ss..

[663] Aristóteles diferencia en este caso la cola del ave ou©ropu¿gion de la cola de los peces ou©rai½on, aunque ambos sustantivos están formados sobre la misma raíz y, según esta afirmación, parecen cumplir idéntica función.

[664] No especifica si los considera mal formados o simplemente atrofiados. Sobre este tipo de animales habla también en HA 498a 32; PA 697b 1 y ss.; GA 737a 25 y ss.

[665] Cf. HA 487b 6 y ss..

[666] Cf. PA 684a 25-35.

[667] Esta frase conclusiva nos sirve para confirmar la conexión del presente tratado con PA y DA.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9
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