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Gabriel García Márquez. Cien años de Soledad

Enviado por carito20_04


    Una Estirpe Condenada

    1. García Márquez y la Obra
    2. Cien Años de Soledad
    3. Conclusión
    4. Bibliografía

    "… una ciudad ruidosa, con paredes de espejo (..) un nombre que jamás había oído, que no tenía significado alguno, pero que tuvo en el sueño una resonancia particular:

    MACONDO."

    Introducción

    La soledad vista desde sus distintas facetas es uno de los temas puntuales que trata Cien años de Soledad, de Gabriel García Márquez. Centraré esta monografía en esa cuestión, ya que la descripción detallada de cada uno de los personajes, la ubicación espacial, Macondo, y la sutileza en el manejo del los tiempos permiten al lector ubicarse dentro de lo que significa verdaderamente la soledad, haciéndola un objetivo atractivo a realizar.

    En primer término, analizaré los factores que llevaron García Márquez, quien tras la publicación de esta novela se consagró para ganar luego el Premio Nobel de Literatura, a escribirla, así como su opinión acerca de la misma. Éste autor utiliza en variadas ocasiones el realismo mágico y es en la misma cuando lo aplica en su extensión. Describiré como lo utiliza, puesto que gracias a él resalta la soledad en la que están consumidos tanto el pueblo como los personajes.

    En segundo lugar, procederé a estudiar lo que concierne a la novela como estructura relacionándolo con el tema de la soledad. Es necesario recalcar la importancia del análisis del tipo de narrador así como también la descripción temporal puesto que es de utilidad para la comprensión del texto, ya que desde el título se presentan dos temas: la soledad y el tiempo. Éste último constituye un recurso que utiliza García Márquez para antecederse o dar a conocer hechos que sucedieron en el pasado y que el lector desconoce. Gracias a ella podré demostrar el ciclo constante que encierra Cien años de Soledad, por medio del cual el autor recalca nuevamente el tema seleccionado.

    Luego de dicho análisis, compararé la Metáfora de Macondo, que ha constituido un tema de estudio para muchos, con el eje central de la novela (la soledad, obviamente). Esto servirá para demostrar su relación y cómo a través del paso del tiempo ésta se irá acentuando cada vez más, en el pueblo mismo y en todos sus habitantes, especialmente en la familia Buendía.

    Tras haber indagado en todo lo mencionado con anterioridad es imposible no caer en el análisis del tema de la soledad. Ésta, como ya se ha mencionado, se presenta de manera sorprendente y extravagante en los personajes. Es por esto que investigaré como afecta a Aureliano Buendía, quien será su exponente por excelencia.

    A fin de cuentas espero poder haber realizado las relaciones antes señaladas entre la soledad, la Metáfora de Macondo y la soledad en Aureliano Buendía. No serán dejado de lado los demás personajes ya que se relacionan íntimamente con el tema en cuestión y no constituyen temas aislados sino que forman parte de un todo que compone a ésta sobresaliente novela.

    Gabriel García Márquez y la Obra

    Premio Nobel

    Este novelista y cuentista nació en Colombia, más exactamente en Aracataca en 1928. Esta pequeña ciudad, en la cual vivió gran parte de su vida, está situada junto al pueblo de Macondo, al que García Márquez transformaría más tarde en el escenario de Cien años de Soledad.

    Tras haber escrito esta novela fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1982. Es sorprendente cómo García Márquez, que en aquel momento carecía de recursos, se incursionó en la ardua tarea de escribir un libro que le costaría todo su dinero, y que sin embargo lo haría famoso y digno de tal premio. Según Vargas Llosa, "el éxito resonante lo mareado y algo incrédulo", aunque feliz porque por fin pudo dedicarse exclusivamente a escribir. El éxito fue fulminante: 15.000 ejemplares vendidos en pocos días, 500.000 en tres años, traducciones a todos los idiomas cultos – 18 en pocos meses – y premios por doquier en Italia, Francia y EE.UU.

    En la ceremonia del Premio Nobel, su discurso adquiere relevancia por cuanto trata el tema de la soledad. Titulado "La Soledad en América Latina", representa la forma que tiene García Márquez de ver el mundo; entre otras cosas dijo:

     "Me atrevo a pensar que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de la Letras. Todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle (…) a la imaginación porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíbles nuestra vida. Éste es el nudo de nuestra soledad".

     Así también concluyó formulando un deseo: el de "una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra".

    Con esta última frase lo que hace es refutar el fin de su novela, que dice: "… porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra". Entonces, ¿está representada en Cien Años de Soledad la historia de a humanidad? Diría que sí, ya que todos los países han pasado por las mismas cuestiones a lo largo de su historia. No es de extrañar que represente también a Colombia, su país natal, pues también ha sido gobernada por distintos grupos políticos entre los que se incluyen los conservadores y liberales, hecho que provocó diferentes conflictos, como por ejemplo, guerras civiles, levantamientos y crisis sociales.

    En la novela García Márquez incluye mucho esta soledad. La inmiscuye en sus personajes, en ese extraño pueblo llamado Macondo, la hace propia de cada uno de los ellos, la inserta en la historia de la humanidad. Sin embargo, ésta no fue uno de los objetivos que se había propuesto, en un principio, al comenzar a redactarla. Su pensamiento inicial era llamar al libro La Casa, pero luego de haber escrito sobre Macondo se percató de que ese no era el indicado. En cambio, en Cien años de soledad se resumían exactamente la historia del pueblo, de la familia Buendía y de los demás habitantes del mismo. Dándole un marco extraordinario para que el lector se sienta atraído por ella.

    Basada en personajes de su familia

    Luego del análisis de su biografía, resultan evidentes las semejanzas entre los hechos y personajes de su familia con aquellos de la novela. El escritor pasó gran parte de su infancia con sus abuelos, a quienes considera como la primera fuente inspiración.

    Dentro de los hechos de su vida se puede recalcar que haber elegido el calificativo Macondo no fue casual: en uno de sus viajes, cuando era chico, acompañado por su abuelo, el tren hizo una parada en una estación con tal nombre.

    Con respecto a los personajes de su vida, su abuela Tranquilina y abuelo Nicolás, son dos ejemplos bien claros:

    • Úrsula Iguarán se inspira en la abuela Tranquilina, que no sólo presta su apellido a Úrsula, si no que, al igual que el personaje, murió ciega y loca. Era quien unía a toda la familia y se encargaba de tranquilizar a su esposo en las ocurrencias que tenía.

    En una entrevista realizada por Peter H. Stone, García Márquez afirmó que en sus primeros intentos de escribir la novela pretendió contar la historia sin creerla. Descubrió que lo que tenía que hacer era creerla él mismo y escribirla con la misma expresión con la que su abuela contaba sus relatos: con cara de piedra. Para ello se esforzó para hacerla creíble, pues como comenta, uno de los mayores problemas del escritor es su credibilidad.

    • Su abuelo, Nicolás Márquez, como José Arcadio Buendía, fue uno de los fundadores de Aracataca. En la novela José Arcadio abandona su pueblo al verse continuamente hostigado por el fantasma de Prudencio Aguilar, al que se vio obligado a matar por un problema de honor. De manera similar, su abuelo había matado de muy joven a un hombre y al no soportar las críticas en su pueblo, partió para fundar otro.

    Fue un sobreviviente de las dos últimas guerras civiles colombianas y como aquél, tenía una larga progenie de "hijos de la guerra", todos de edades parecidas, que se alojaban en su casa cuando estaban de paso por el pueblo y que doña Tranquilina recibía como propios. Como es evidente, Nicolás Márquez es asimismo el modelo del coronel Aureliano Buendía quien era un emprendedor que también entró en la guerra y se enfrentó a situaciones similares.

    Realismo Mágico

    Este recurso ha sido utilizado por García Márquez como una forma de narración para relatar distintas circunstancias. El Realismo Mágico nace a partir del enlace que realiza el novel entre la convivencia de lo real y lo mágico en la novela. Parte de elementos realistas, se interna en una descripción de los hechos, los personajes y la naturaleza de América, es aquí cuando comienza la mezcla. surge en uno de los extremos de lo real, y es allí donde se establece y edifica su narración. Ciertos hechos sorprendentes son tomados como naturales.

    Los hechos característicos de esta estrategia narrativa que se relacionan con la soledad son los siguientes:

    Diálogo entre José Arcadio Buendía y Prudencio Aguilar, quien había fallecido.

    Esta conversación entre J. Arcadio y Prudencio denota una especie de locura y delirio en el personaje. Este último en un principio lo perseguía hasta que cuando más adulto J. Arcadio, lo termina aceptando como compañía en su soledad.

    "Vete al carajo- le grito José Arcadio Buendía- Cuantas veces regreses volveré a matarte."

    "Una noche en que lo encontró lavándose las heridas en su propio cuarto, José Arcadio Buendía no pudo resistir más. – Esta bien, Prudencio – le dijo-. Nos iremos de este pueblo, lo más lejos que podamos, y no regresaremos jamás. Ahora vete tranquilo"

    "Pero en realidad, la única persona con la que él podía tener contacto desde hacía mucho tiempo era Prudencio Aguilar (…) Prudencio iba dos veces al día a conversar con él (…) era prudencio Aguilar quien lo limpiaba, le daba de comer y le llevaba noticias…"

    El gran diluvio.

    El diluvio representa el alejamiento del pueblo de lo real. Implicó la separación de los personajes, hecho que acentuó mas su solidariedad, si bien trataban de verse era muy difícil que lo lograran. El diluvio – el castigo – deja detrás de si un Macondo olvidado hasta por los pájaros, donde el polvo y el calor se habían hecho tan tenaces que costaba trabajo respirar. Allí quedan los sobrevivientes, Aureliano y Amaranta Úrsula, recluidos por la soledad y el amor y por la soledad del amor en una casa donde era casi imposible dormir por el estruendo de las hormigas coloradas.

    • "Llovió cuatro años, once meses y dos días"

    José Arcadio Buendía enloquece por el asedio de los muertos de su pasado y es dejado atado bajo un castaño.

    La soledad lo atacará aún peor, pues se encontrará alejado del mundo. No bien, Úrsula lo trataba de traer a la realidad y la pequeña Remedios le llevaba comida, J. Arcadio optaba por evadirse mostrarse distante. Es en este momento cuando comienza a hablar con Prudencio Aguilar, pues él era el único que evidentemente lo hacia olvidar la soledad.

    Cien años de Soledad

    Cien años de Soledad conjuga una especie de saga familiar, que dura un siglo exactamente, con la descripción del origen, desarrollo, apogeo y destrucción de Macondo. Constituye un mundo realista y fantástico, metafórico, alegórico y sensual, bíblico y paródico, que sin duda establece el raro hallazgo de un libro a la vez culto y popular, con su estilo de ficción embrujadora y al público más culto, cargado de símbolos y referencias culturales de todo tipo.

    Esta novela comienza cuando José Arcadio Buendía y su mujer, Ursula Iguarán, se ven obligados a marcharse de la ranchería en Riohacha donde habitaban. Acompañados por varios amigos emprenden un viaje que culmina en la fundación de Macondo, epicentro de varias generaciones marcadas por la fatalidad y la soledad congénita de la familia Buendía. Gracias a ella conocemos la historia de Macondo, del caribe y de América. La devastación de la tierra con la fiebre de los bananos, una guerra civil, la creación de los sindicatos y las demás vicisitudes que atraviesan los distintos países hasta llegar a la actualidad.

    La primera lectura coincide con una escritura que suponemos cierta: un escritor, Gabriel García Márquez, relata la historia de las genealogías de Macondo. La segunda se inicia en el momento de terminar la primera: la crónica de Macondo que ya estaba escrita en los papeles de un gitano, Melquíades, cuya aparición como personaje, cien años después, resulta idéntica a su revelación como narrador, de la misma manera: cien años después.

    Tipo de Narrador

    Quien cumple la función de contar la historia que se nos presenta en la obra narrativa es el narrador. En Cien años de Soledad, el narrador es omnisciente. Es aquel que conoce toda la historia y relata lo que ocurre en el exterior de los personajes, es decir como hablan, se mueven, etc; puede contar aquello que ocurre en su interior, como son sus sentimientos, por ejemplo. Puede predecir el futuro y contar hechos del pasado.

    Manejo del Tiempo

    La novela comienza con una frase que adelanta al lector, pues le narra una situación que habrá de ocurrir páginas más adelante. El tiempo es utilizado como recurso con el cual primero se cuenta los resultados que acarreó un hecho para luego contarlo y llegar nuevamente a aquél. Por ello no es lineal ya que no responde a una estructura en la cual un acontecimiento sucede a otro y así sucesivamente. Es más bien circular ya que se repite constantemente y no avanza en línea recta. Esto se debe por ejemplo a que los nombres, las características de los personajes, los mismos deseos, los mismo errores, se repiten una y otra vez, de generación en generación.

    A su vez, al finalizar con su lectura se puede llegar a plantear la cuestión de si es o no lineal, al percatarnos de que en realidad la historia no era más que un hecho ficcional narrado en un pergamino. Las características mencionadas se encuentran en los siguientes ejemplos:

    Saltos de presente al pasado o bien al futuro

    • "Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.."
    • "Muchos años después, cuando macondo fue un campamento de casas de madera y techos de zinc, todavía perduraban en las calles más antiguas los almendros…"
    • "Un año después del retorno (…) Amaranta Úrsula seguía creyendo que era posble rescatar a aquella comunidad elegida por el infortunio"

    Su estructura circular

    Esto se advierte en diversas ocasiones, por ejemplo, cuando Aureliano Triste expone su plan para instalar un ferrocarril " que era descendiente directo de los esquemas con que José Arcadio Buendía ilustró el proyecto de la guerra solar Ursula confirmó "que el tiempo estaba dando vueltas en redondo". Otro ejemplo es el siguiente:

    • "(..) radicaba en que Melquíades no había ordenado los hechos en el tiempo convencional de los hombres, sino que concentró un siglo de episodios cotidianos, de modo que todos coexistieran en un instante."

    Cabría destacar que Ursula es el personaje que tiene la más clara conciencia de vivir en una dimensión intemporal: cuando José Arcadio Segundo concibe el loco proyecto de establecer un sistema de navegación, el comentario de Úrsula es aquello ya se lo sabía de memoria.

    La Soledad

    Según la Enciclopedia Salvat hay cuatro acepciones acerca de la palabra soledad, pero dos son las que conciernen a la novela: "Carencia voluntaria o involuntaria de compañía y lugar desierto, o tierra no habitada."

    El primer significado se centra principalmente en la familia Buendía y de forma secundaria en el resto de los personajes, ya que a muchos de ellos, por no decir todos, las circunstancias los condujeron a la soledad. Ya sea por forma voluntaria, como por ejemplo, cuando Amaranta rechaza a Pietro Crespi (en quien ya se vislumbra una soledad involuntaria).

    El segundo sentido que se le da a esta palabra puede aplicarse al pueblo o aldea donde habitan: Macondo. Sin embargo, este está poblado pero puede interpretarse el hecho de que se encuentra en un lugar desierto, no que él mismo lo sea. Este alejamiento no les permite tener comunicación con el resto del mundo y por lo tanto deriva a una soledad colectiva que afecta a toda la colectividad.

    La Metáfora de Macondo y su relación con la Soledad

    Macondo es un pueblo alejado de todo lo que concierne a la civilización, fundado por un grupo de personas errantes que buscaban un hogar. En él lo maravilloso convive con lo cotidiano, es un pueblo donde lo imposible se vuelve real: seres más que centenarios, lluvias que duran más de cuatro años, apariciones y diálogos con muertos, entre otros. Sin embargo, lo maravilloso y lo poético se ven afectados cuando comienzan las guerras civiles, la fiebre del banano, la llegada de gente de distintos lugares a raíz de la empresa bananera, el odio político, pobreza, matanzas, sequías, el ferrocarril. Hechos que sólo acarrearon desgracias y muertes.

    Ciertamente esta metáfora acerca de la construcción de un pueblo tiene sus raíces profundas en la realidad americana. Es por ello que lo imaginario y lo real se enlazan con la historia de Colombia y con los males que afectan a Latinoamérica

    Como en el transcurso de toda historia, Macondo posee distintas etapas, dentro de las cuales tanto la soledad como el dramática vida que sufren sus personajes se van intensificando.

    1. Su evolución y la historia de los Buendía

    "El primero de la estirpe está amarrado a un árbol y el último se lo están comiendo las hormigas."

    Es indudable que el Macondo original, aquel que fue fundado por José Arcadio Buendía (el primero de todos, valga la aclaración), no es el mismo en el que habitó Aureliano Babilonia, por ejemplo. El de los primeros tiempos es idílico, representa la idea de la Creación. El pueblo nace de la pasión entre Ursula Iguarán y J. Arcadio Buendía, una pasión prohibida en cierto sentido y marcada por el destino ya que eran primos. En este pueblo aparentemente paradisíaco y aislado del mundo, todos compartían la felicidad y nadie había muerto.

    Los elementos externos cambian de forma paulatina sus vidas: la aparición de un gitano llamado Melquíades es el comienzo de la perdición; llegará la explotación y la desesperación de la guerra, la empresa bananera (representando a la United Fruit Company de Estados Unidos), el ferrocarril, entre otras cosas. Un ejemplo claro es el de Úrsula, quien tras cinco meses fuera de su hogar tratando de ubicar al fugado José Arcadio, trajo consigo un conjunto de personas que revolucionaron la vida del pueblo. "Macondo estaba transformado"

    A su vez el verdadero cambio de Macondo ocurre con la llegada de dicha empresa bananera a raíz de la implantación del ferrocarril. El pueblo se había transformado en un campamento de casas de madera poblado por forasteros. Hicieron un pueblo aparte al otro lado de la vía del tren.

    Al final de la novela la situación cambia drásticamente. La historia del pueblo se convierte en la historia de la humanidad cuyo desenlace es fatal: Macondo desaparece tal como apareció: de la más absoluta "nada". Cuando finalizaron las lluvias empezó a soplar un viento árido que acabó teniendo una potencia ciclónica que esparció sobre Macondo el polvo que arrasó para siempre el poblado.

    Es importante remarcar nuevamente que García Márquez ya desde el título de la novela establece un período: cien años, un tiempo considerable, en el cual toda una generación de padres, hijos e hijos de los hijos, dan sentido al mismo, en donde todo nace y todo muere.

    2. Pueblo cerrado al tiempo: olvido, agonía y desesperación

    "… ignorante de que nada se podía venderse en un pueblo que se hundía sin remedio en el tremedal del olvido."

    Esta frase ubicada al comienzo de la novela podría resumir este punto de vista, puesto que predice el futuro que tendrá Macondo. Un futuro que el lector puede predecir de acuerdo al grado de atención que le preste a los detalles.

    Es un pueblo cerrado al tiempo, negado a trascender más allá del de la novela misma, más allá de esos pergaminos de antaño. Macondo nace, vive y muere, más bien, desaparece junto con sus personajes-habitantes al finalizar la novela.

    La desaparición se anuncia desde el primer momento. La negación de trascendencia se provoca al romperse uno de los órdenes naturales: el biológico, es decir, la existencia de tantas generaciones incestuosas y por ello temerosas del nacimiento de un hijo con cola de cerdo. Desde el primer de su matrimonio, Úrsula y José Arcadio Buendía viven espantados ante la posibilidad de engendrar un hijo con cola de cerdo: "ya existía un precedente tremendo. Una tía de Ursula, casada con un Tío de José Arcadio Buendía, tuvo un hijo que paso toda la vida con unos pantalones englobados y flojos, y que murió desangrado (…) porque nació y creció con una cola cartilaginosa en forma de tirabuzón y con una escobilla de pelos en la punta".

    Cuando culmina la novela, es decir tras la traducción de los pergaminos de Melquíades, se cumple un ciclo: en la última generación nace de uno de los hijos con cola de cerdo. El penúltimo Aureliano engendra en su tía Amaranta Úrsula, al Aureliano monstruoso que los venía esperando desde hacía 100 años. Se consuma de esta forma el desenlace que lo ha de derrumbar evitando su continuidad. El destino de la desaparición ocurre como producto de la relación incestuosa de los Buendía; el esperpento muere comido por las hormigas, poniendo fin a dicha casta pues eran una estirpe condenada, hundiendo con ellos también al pueblo.

    Macondo está cerrado geográfica y socialmente en forma relativa, obedeciendo a una dinámica de nacimiento, desarrollo y decadencia como pueblo. Es verdad que sólo en algún momento es un pueblo marginado, empero siempre permanece al margen de la trascendencia temporal.

    Este pueblo es la familia Buendía y al desaparecer la misma, él también lo hace. Macondo vive una larga agonía: una suerte de agonía individual y colectiva de sus personajes —hombres, mujeres y pueblo—, que se resuelve en distintos niveles de presencia y ausencia mortal. Tiene un desenlace a nivel terrenal producto del nacimiento de dicho niño con cola de cerdo, esperpento procreado por la corrupción de la sangre de los Buendía.

    La desaparición termina con la soledad y el penar de la familia Buendía así como de todos los habitantes del pueblo. En realidad, cada uno de ellos, por separado, vive una parte de la historia total de un nombre:

    "En la larga historia de la familia, la tenaz repetición de los nombres le habían permitido sacar conclusiones [a Úrsula] que le parecían terminantes. Mientras los Aurelianos eran retraídos, pero de mentalidad lúcida, los José Arcadio eran impulsivos y emprendedores, pero estaban marcados por un signo trágico".

    En la suma de los Aurelianos y los Arcadios aprehendemos al personaje total que encierra cada uno de los nombres. Sin embargo, cada uno de los Aurelianos y Arcadios tiene su propio momento en la novela que sumarán a los otros momentos de los que, junto a él, conforman el todo del personaje. Esta peculiaridad provoca que el enigma cobre fuerza. ¿Cuál de los Aurelianos es Aureliano? Todos en conjunto y ninguno en lo individual.

    Por último, durante su agonía, a los habitantes sólo les queda la resignación ante el inevitable agotamiento temporal por la imposibilidad de continuar en un tiempo que han agotado, dilapidado los Buendía y que se derrumba al cumplirse el presagio del nacimiento.

    "En aquel Macondo olvidado hasta por los pájaros, donde el polvo y el calor se habían hecho tan tenaces que costaba trabajo respirar…"

    3. Las mujeres de Macondo: inicio, fin, poder y soledad

    Las mujeres son inicio y fin de los hombres en Cien años de Soledad. Amor y desamor son extremos que alivian y provocan sentimientos. Las mujeres son sexo, regazo, refugio, ilusión, aparición, presencia y destino. También son poder. Sobre todo, esto: ejercicio, sustento y manifestación de poder y soledad..

    Con ellas también se inicia y termina la vida en el pueblo; en ellas, también, ocurre la desaparición del mismo. Como los hombres, las mujeres Buendía se consumen y desaparecen. Al unísono de ellas y ellos, desaparece Macondo dejándonos la sensación de irrealidad de su existencia. Ellas crean a los Buendía. Sin ellas, no existiría el andamiaje del pueblo.

    El derroche viril alcanza límites fantásticos: el coronel Aureliano Buendía embaraza (preña sería más correcto en su caso) a cuanta mujer se le presenta a lo largo de los 32 levantamientos armados que promovió; Rebeca apacigua, entre aullidos placenteros, al magnífico animal de José Arcadio; Aureliano Segundo se casa con Fernanda del Carpio, pero sigue con Petra Cotes, con el conocimiento y consentimiento de su esposa, entre otros ejemplos.

    Úrsula es la gran madre; Amaranta, la madre sustituta; Pilar, la madre alcahueta; Remedios Moscote, la madre sacrificada; Petra Cotes, la madre desbordada; Fernanda, la madre impositiva, exquisita. Cada una de ellas representa una versión del poder maternal.

    Poseen un amor que no ve recompensado sus esfuerzos de madre en el éxito de sus hijos, puesto que ninguna halla satisfacción en ellos; no les proporcionan las satisfacciones que una madre podría esperar y se ven adentradas en los oscuros pasillos de la soledad. Unos, porque son hijos productores de perennes angustias y dolores de cabeza, como el coronel Aureliano Buendía; otros, porque llevan sus dudas y rencores hasta el absurdo como Amaranta; o porque mueren muy jóvenes como la primer Remedios. En Macondo no hay hijas o hijos exitosos, ninguno logra realizar sus propósitos: el coronel no gana ninguno de los levantamientos que emprende; Amaranta no se casa; Aureliano Segundo termina pobre, el último José Arcadio no logra ser Papa, para nombrar los más destacados.

    Las madres son el pilar donde se sostienen los padres Buendía y de donde resiste Macondo. Los Buendía padres, son también una presencia ausente. Los ejemplos notables de ello los constituyen, el primer José Arcadio y el coronel Aureliano Buendía. En cuanto al primero, su presencia es tan ausente que pasa años amarrado a un árbol sin que nadie repare en él y, aún muerto, continúa ahí, sólo visto por Úrsula. Y es Úrsula, precisamente, quién nos proporciona el claroscuro con el cual el lector vislumbra a ese primer José Arcadio.

    No hay que olvidar que es en la mujer donde se engendrará el último de la casta de los Buendía que terminará con la soledad del pueblo y de cada uno de ellos. Será la encarnación del estigma que perseguía a esta familia desde la fundación del pueblo. Por él Macondo desaparecerá.

    4. El rencor, la muerte y la soledad

    Si en algún momento existió amor termina siendo rencor y soledad. El rencor como camino hacia la soledad. Es como si los sentimientos positivos se fueran desdibujando con los años hasta hacerlos indistinguibles entre las telarañas y el polvo, quedando tan sólo de ellos una sensación de vacío, ecos de un recuerdo que, al vaciarse, deja un hueco que se siente sin saber qué lo originó.

    En Macondo, ¿quién no es presa de la soledad? De todos los rencores, el del coronel Aureliano Buendía es el más vívido y lacerante (será detallado más adelante); le sigue, en hondura, el de Amaranta; rencor solamente suavizado en sus últimos momentos. Frustra el casamiento de Rebeca con Pietro Crespi, para después orillarlo al suicidio con su negativa de aceptarlo como esposo. Similar destino es que le espera a Gerineldo en el rencor de Amaranta: languidecer hasta morir. No está excluida de este rencor Rebeca, que sobrevive encerrada en su casa y en su rencor, comiendo cal de las paredes y tierra del jardín. Finalmente, Petra Cotes sufre una transformación rencorosa al pasar de la abundancia a la miseria. Macondo tiene como uno de sus signos el rencor. Rencor que florece en la soledad de todos sus habitantes.

    Úrsula, por su parte, literalmente se consume sin dolor ni pena a pesar de su ceguera, mientras que Amaranta, transforma su muerte en un viaje de encuentro con los muertos del pueblo, a quienes les lleva cartas y saludos de sus familiares. Úrsula murió un jueves santo, a los ciento veinte años, y fue enterrada en una caja de zapatos. Tiempo después murieron los gemelos. La próxima huida Santa Sofía de la Piedad dejaría a Fernanda llena de ira, sin saber que ella pronto moriría.

    De esta forma iba desapareciendo de Macondo la familia Buendía, esa que alguna vez comenzó a poblarlo ahora lo abandonaba consumida en un pantano de soledades, rencores y muerte.

    La Soledad: Aureliano Buendía

    "… promovió treinta y dos levantamientos armados y los perdió todos. Tuvo diecisiete hijos varones de diecisietes mujeres distintas, que fueron exterminados uno tras otro en una sola noche. Escapó a catorce atentados, a setenta y tres emboscadas y a un pelotón de fusilamiento".

    El Coronel Aureliano Buendía, como luego será conocido, es el perfecto ejemplo de soledad descripto en la novela. Ya desde antes de nacer lloraba en el vientre de su madre, lo que según el criterio de su progenitora era una característica de su futura incapacidad para el amor. En su adolescencia fue tranquilo y solitario, se refugiaba en el laboratorio de su padre para tratar de soportar las características que le confirió su nombre. Vivía horas interminables allí dentro aprendiendo por pura investigación el arte de la platería.

    Un rasgo característico del Coronel es una especie de intuición o predicción que tiene sobre los hechos que acontecerán, por ejemplo cuando a la edad de tres años predijo que una olla se caería de la mesa. Y cuando también, posteriormente, advirtió en una carta que su padre moriría al poco tiempo. La palabra de Aureliano se convertía en realidad.

    Tras varios años de ensimismamiento en dicho laboratorio se casó con una pequeña, Remedios Moscote, que no contaba con más de nueve años y cuyos ojos eran de color verde. A pesar de su niñez y de que tenía una hermana que le doblaba la edad, Aureliano se enamora perdidamente de ella. Gracias a la intervención de Pilar Ternera, don Apolinar Moscote, su padre, le concede la mano en matrimonio a Aureliano.

    De alguna manera, al elegir una niña de tan escasa edad, Aureliano trata de algún modo de tener a alguien a quien proteger, como si por medio de aquella acción dejara a un lado la terrible soledad que lo aquejaba. Si bien pudo también hacerlo con alguna mujer de mayor edad, puedo haber escogido a Remedios por el hecho de que siendo tan niña sería capaz de acompañarlo y no envejecería rápido o moriría antes que él.

    Esto último no se cumple dado que la pequeña muere envenenada por su propia sangre con dos gemelos en el vientre, hecho que desgarra el corazón de Aureliano y lo sume más en la melancolía y la depresión. La muerte antecede a la soledad, hecho demostrable a lo largo de toda la novela. Aquí lo vemos representado con esta muerte que implicaría la desgracia de Aureliano. La muerte de Remedios no le produjo la conmoción que temía. Fue más bien un sordo sentimiento de rabia que paulatinamente se disolvió en una frustración solitaria y pasiva. Por este motivo entabló una mejor relación con su yerno, quien pronto lo introducirá en el arte de la guerra, aunque primero era necesario que eligiera entre conservadores o liberales.

    Tras elegir el liberalismo por sus sentimientos humanitarios se convirtió en Coronel y participó en numerosos levantamientos y promovió treinta y dos guerras fallidas contra el régimen conservador. Para ello fue necesario abandonar Macondo por tiempos indeterminados. Luego comprenderá que ese no era el método más adecuado para evadir la soledad. Al llegar de una de sus batallas decidió que ningún ser humano, ni siquiera su madre, se le acercara a menos de tres metros de distancia. Se encontraría en medio de un círculo circunscrito con tiza. Así fue como extraviado en la soledad de su inmenso poder empezó a perder el rumbo.

    En la entrevista realizada por Peter H. Stone, García Márquez, expresará que cuanto más poder se tiene, tanto más difícil es saber quien le está mintiendo y quien no. Cuando alguien alcanza el poder absoluto, ya no tiene contacto con la realidad, y ésta es la peor soledad que existe.

    Las realidades cotidianas lo enfadaban, tuvo riñas con varios de sus amigos y se sintió disperso y más solitario que nunca. El hecho de llegar a ser una persona tan poderosa, un dictador, lo rodeó de intereses y personas cuyo objetivo era asilarlo de la realidad. Todo está conjugado de manera tal para aislarlo. Por ello decidió buscar refugio en Macondo, para tratar de romper la dura cáscara de la soledad.

    Pasada un tiempo su estadía en el pueblo, tomó la determinante decisión de suicidarse, ya que consideraba que sus ideales liberales habían sido corrompidos y que la guerra ya había prácticamente acabado para él. Para cometer este hecho pidió al médico de la familia que le indicara en qué lugar de su pecho quedaba su corazón; esperó el momento oportuno y tal donde aquel se lo había indicado colocó el arma y se disparó. Gracias a la inteligencia del médico, quien había sabido prever este acontecimiento, la bala atravesó una parte del cuerpo donde no hay órganos que dañar. Se había salvado. Al comprender su buena intención y por lo tanto no conspirativa, fue proclamado mártir.

    El tiempo pasó y el coronel era el único habitante de la casa que no seguía viendo a su padre amarrado al árbol de castañas. Su madre lo saludaba como si todavía siguiera allí. Con el reinicio de los combates entre conservadores y liberales, Aureliano optó por refugiarse en el exilio de sus pescaditos de oro (como solía fabricar en su adolescencia). Y así lo haría hasta el momento de su muerte que justo coincidió con las últimas vacaciones de Meme.

    Así fue como fue el primer nacimiento en Macondo, el coronel Aureliano Buendía, estaba atrapado bajo el estigma de su nombre y destinado a una muerte segura: "Desde el principio de su adolescencia , cuando comenzó a ser conciente de sus presagios, pensó que la muerte había de anunciársele con una señal definida, inequívoca, irrevocable…". Este personaje condenado desde su nacimiento, puesto que su concepción no tendría que haber ocurrido, por la relación de parentesco entre Úrsula y José Arcadio Buendía.

    Su soledad estaba basada en la de una persona aislada y retraída del mundo, pues ya desde su nacimiento esas características estaban perfiladas. Su predilección por las actividades solitarias del laboratorio, la elección de una espesa de escasa edad, su decisión por entrar en la guerra, y su posterior vuelta a ese oficio de hacer pescaditos (que había abandonado de joven), lo caracterizan como una persona poco desenvuelta, que de la única manera que podía relacionarse con los demás era violentamente. Se alejaba él mismo, al principio no fue discriminado, pero luego otras todas las batallas se fue alejando de sus seres queridos hasta el punto de no quererlos más cerca.

    García Márquez presenta una imagen de un Aureliano que evidentemente no es el mismo que tuvo el emprendimiento de casarse, de ir a la guerra, sino más bien como un hombre mayor caído a menos y consumido por en su propia soledad, pensativo y añorante de sus buenos tiempos de dictador en época de guerra. "Ese recuerdo como todos los de los últimos años, lo llevó sin que viniera a cuento a pensar en la guerra"

    Murió en soledad, tal como había estado llorando en el vientre de su madre y como vivió toda su vida. "La familia no se enteró hasta el día siguiente, a las once de la mañana…"

    Conclusión

    " y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra".

    Al releer esta monografía es necesario resaltar otra vez la frase con la que García Márquez termina la novela, porque reúne todas la características presentadas en este trabajo. Le otorga un significado final muy especial, recalcando el sentido de la obra ya mencionado en todo el desarrollo del libro. Por eso esta historia representa lo que sufre nuestra sociedad hoy, pese que fue escrita hace ya bastante tiempo. Y, si bien el autor describe hechos mágicos o fantásticos que no suceden en la vida realidad, hoy en día pasamos en alto o tomamos como "normal" hechos que no deben ser parte de nuestras vidas, como el numerosos de desocupados, los robos, los asesinatos, las crisis sociales, entre otros hechos.

    De esta manera García Márquez llama a reflexionar, a pensar realmente qué queremos ser, y cómo debemos aprovechar la oportunidad que tenemos en la Tierra, porque esta oportunidad es única e irrepetible. Y depende solamente de nosotros el futuro, si queremos vivir felices o en soledad.

    Es una novela digna de análisis ya que se le pueden dar varias significaciones a palabras que utiliza García Márquez. Un tema al respecto para resaltar es la prohibición de los gallos en el pueblo. La palabra gallo en sí misma puede tener varías simbologías y una de ella es la de significar un secreto, algo que no debe ser divulgado. Y como se ha demostrado a lo largo del trabajo hay muchos temas que los personajes pretenden ocultar.

    También pretende dejar en claro el tema de las relaciones incestuosas que de alguna forma u otra traen aparejadas desgracias. Este pudo no haber sido el eje principal, pero es resaltado de forma notable en la novela, ya que por culpa de este tipo de relaciones es que la estirpe Buendía llega a su fin, sumado a la traducción de los pergaminos, claro está.

    Es una novela en la que se plantean varias condiciones sociales, como por ejemplo, temas religiosos, los problemas políticos, las crisis sociales etc. Por medio de cada uno de los personajes se muestra una realidad diferente. Hay que recalcar que el poder es uno de sus temas principales y que en cada generación hay un personaje que manda a los demás y se encarga de dirigir. La hipocresía, la mentira y el engaño son otros temas fundamentales, podría decirse que en base a esos antivalores se construyen los ladrillos de la soledad en cada uno de los Buendía.

    Y por último el eje principal sobre el cual se apoyan todos los demás: la soledad, que como ya se ha demostrado esta trae desgracias y es innata en todos los personajes, por más que se esfuercen por evadirla.

    Bibliografía consultada

    AA.VV. Confesiones de escritores: escritores latinoamericanos. Gabriel García Márquez. Los reportajes the Paris Review. El Ateneo. Argentina. 1995

    García Marquez. Cien Años de Soledad, Editorial Sudamericana, Argentina, 1974

    Páginas de Internet

    http://cvc.cervantes.es/actcult/garcia_marquez/presentacion.htm

    http://www.semana.com.co/imagesSemana/documentos/DiscursoGabo.doc

    Carolina Guerra