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Síndrome de Burnout en los docentes de la Universidad Politécnica Territorial Mario Briceño Irragorry (página 3)

Enviado por TAMESAIG VALLADARES


Partes: 1, 2, 3, 4, 5

La falta de logro personal en el trabajo se caracteriza por una dolorosa desilusión e impotencia para dar sentido al mismo. Se experimentan sentimientos de fracaso personal (falta de competencia, de esfuerzo o conocimientos), carencias de expectativas laborales y una generalizada insatisfacción. Como consecuencia de la falta de logro personal, la impuntualidad, la abundancia de interrupciones, la evitación del trabajo, el ausentismo y el abandono de la profesión aparecen como síntomas habituales y típicos de esta patología laboral. El bajo logro puede aparecer encubierto por una sensación paradójica de omnipotencia.

Con respecto a las Estrategias y Técnicas de Afrontamiento, desde la perspectiva de Gil–Monte y Peiró (1997:81), se plantea que las estrategias de afrontamiento "constituyen los esfuerzos, tanto conductuales como cognitivos, que realiza una persona para dominar, reducir o tolerar las exigencias creadas por transacciones estresantes". Por su parte, se asume la distinción que realizan Carver, Sheier y Wientraub (1989:76) para el afrontamiento, distinguiendo un afrontamiento centrado en el problema, afrontamiento centrado en la emoción y evitación al afrontamiento. El primero referido a la resolución del problema o "hacer algo" para cambiar el curso de la situación estresante, el segundo consiste en reducir o manejar el estrés emocional causado por la situación y la evitación, referida a las conductas de evasión del afrontamiento.

A partir de esta distinción en tres tipos generales de estrategias, Carver y Col. (1989:96) asocian quince Técnicas de Afrontamiento: centrado en el problema: afrontamiento activo, planificación, supresión de actividades distractoras, refreno del afrontamiento y búsqueda de apoyo social, centrado en la emoción: búsqueda de apoyo emocional y social, reinterpretación positiva, aceptación, desahogo y religión, evitación al afrontamiento: negación, desconexión conductual, desconexión mental, consumo de drogas y humor.

A continuación se detalla cada uno de los quince modos de afrontamiento propuestos por Carver y Col.(1989:98), el sujeto para alterar la situación e intentar cambiarla. Dicho de otro modo, es un proceso activo de afrontamiento, lo cual implica un incremento del esfuerzo propio a fin de remover el estresor o mejorar sus efectos. Esta técnica es similar al núcleo de lo que Lazarus y Folkman (1984, en Carver y Col, 1989:91) llaman afrontamiento centrado en el problema.

Planificación: Es un modo de afrontamiento analítico y se refiere específicamente, a pensar en cómo afrontar un estresor, ideando estrategias de acción, pasos a seguir y buscando la mejor manera de manejar el problema. Cabe señalar que la planificación ocurre durante el período que Lazarus y Folkman (1984, en Carver, 1989:93) denominan evaluación cognitiva secundaria.

Búsqueda de Apoyo Social: Las personas pueden buscar apoyo social por dos medios: instrumental y emocional. Ambos son conceptualmente distintos, aunque, generalmente, se utilizan conjuntamente.

Búsqueda de Apoyo Social Instrumental: Implica la búsqueda de recursos

humanos que le puedan dar al sujeto un apoyo instrumental para manejar el problema en forma de información, consejo, apoyo económico, etc. Esta estrategia corresponde al afrontamiento centrado en el problema.

Búsqueda de Apoyo Social Emocional: Engloba las acciones emprendidas por el sujeto para buscar en otras personas razones emocionales paliativas del estrés (el cariño, la simpatía y la comprensión). Se trata de buscar apoyo afectivo, empatía y comprensión; y es un afrontamiento centrado en la emoción.

Supresión de Actividades Distractoras: Se refiere a aquellas conductas que permiten al sujeto centrarse en el acontecimiento estresante al que ha de enfrentar, y que al mismo tiempo evite otras actividades o pensamientos que lo distraigan. Significa dejar de lado otros proyectos, evitando la distracción, y sobrellevando la situación estresante.

Reinterpretación positiva: Engloba lo referente a aquellos aspectos de crecimiento personal que pueden derivarse de la experiencia de estrés. Esto significa que la persona reconstruye una situación estresante en términos positivos. Lazarus y Folkman (1984, en Carver y Col. 1989:99)

consideran esta técnica como un tipo de afrontamiento emocional, el cual maneja el estrés emocional más que afronta el estresor en sí.

Refrenar el Afrontamiento: Describe los esfuerzos por demorar el momento adecuado para afrontar el problema y evitar que afecte al sujeto negativamente, al tener que tomar decisiones precipitadamente. Es esperar una oportunidad apropiada para actuar, manteniendo la misma actitud y no actuando apresuradamente. Este puede ser considerado un afrontamiento activo porque el comportamiento de la persona se concentra en sobrellevar efectivamente el estresor, pero también es una estrategia pasiva en el sentido que implica un "no actuar".

Aceptación: Se refiere a la aceptación del problema. Según Carver y Col.(1989:102) la persona que acepta la realidad de una situación estresante parecería ser alguien interesado en sobrellevar la situación. La aceptación consiste en dos fases del proceso de afrontamiento; la aceptación de un estresor como real ocurre en la evaluación cognitiva primaria, y por otra parte la aceptación de la ausencia de una estrategia de afrontamiento, que es parte de la evaluación cognitiva secundaria.

Desahogarse o Centrarse en las Emociones: Alude a las respuestas emocionales asociadas a la situación estresante. Generalmente utilizan este tipo de estrategia los sujetos que visualizan el estresor como perdurable e inmodificable. Implica concentrarse en el estrés o las situaciones molestas que se están viviendo y exteriorizar estos sentimientos. Según Carver y Col.(1989:107) esta respuesta puede, a veces, ser funcional, sin embargo concentrarse en estas emociones por largos períodos puede dificultar el ajuste a la realidad, además de distraer a las personas del afrontamiento activo de la situación estresante.

Negación: El sujeto niega y evita el afrontamiento activo del suceso estresante y actúa "como si nada sucediera". A menudo se sugiere que la

negación es útil para minimizar el estrés y facilitando el afrontamiento, sin embargo se puede argumentar que la negación crea problemas adicionales, a menos que el estresor pueda ser realmente ignorado. Carver y Col. (1989:110) plantean que negar la realidad de los eventos hace que el evento se convierta en más serio y que el afrontamiento se haga más difícil de lo habitual.

Desconexión Conductual: Hace referencia al empleo de acciones que evitan afrontar activamente la situación estresante. Lo cual reduce el esfuerzo propio para afrontar la situación, incluso el sujeto se rinde al intento de lograr metas en las cuales interfiere el estresor.

Desconexión mental: Es una variante de la desconexión conductual. La desconexión mental sucede mediante una amplia variedad de actividades distractoras, las cuales permiten al sujeto distraerse de la situación estresante. Estas actividades alternativas pueden ser soñar despierto, dormir, escapar por inmersión en la televisión, etc. Aunque desconectarse de una situación es, a veces, una respuesta altamente adaptativa, a menudo impide un afrontamiento adecuado a ésta.

Consumo de Drogas: Esta se traduce a conductas motoras de adicción, de escape-evitación de la situación estresante, con el fin de disminuir el distrés ocasionado por ésta.

Humor: Alude al empleo del humor como estrategia distractora y distanciadora que ayuda a desdramatizar la situación.

Respecto de la relación entre estas técnicas de afrontamiento y el síndrome de Burnout, Carver y Col.(1998:111) plantean que los "hombres tienden a utilizar menos el desahogo como estrategia, y que las mujeres buscan más aquellas relacionadas con el soporte social". Asimismo, plantean que los profesores que utilizan aquellas estrategias de escape-evitación, pueden ser más propensos al Burnout. Estas mismas autoras plantean, además, que la reinterpretación positiva como técnica de afrontamiento parece ayudar a aliviar el agotamiento físico y emocional, y acrecentar el sentimiento de logro personal. En concordancia con lo anterior, Gil-Monte y Peiró (2000:59) proponen que el empleo de estrategias de control o centradas en el problema previene el desarrollo del síndrome de Burnout y el empleo de estrategias de evitación facilita su aparición.

La Función Docente Universitaria ha sido entendida como la actividad central, eje en el proceso de formación, capacitación y actualización de los miembros de la comunidad académica, cuyo centro es el proceso de enseñanzaaprendizaje. Percibida de manera específica, "la docencia es entendida como un proceso organizado, intencionado y sistemático, a través del cual se promueven, se dirigen, se conducen o se facilitan aprendizajes significativos y acreditables" (Zurita, 1992:66). Se consideró dentro de la función docente universitaria: docencia, extensión, investigación, administración y asistencia técnica.

Comparación del Desgaste Profesional con otros estados Perspectivas Teóricas: La necesidad de estudiar el Burnout desde una perspectiva teórica particular, es propuesta por Gil-Monte y Peiró (2000 en Buzzetti, 2005:61) que proponen que el estudio del síndrome de Burnout debe contar con la definición de un modelo teórico que pueda explicar su etiología. Existen dos perspectivas fundamentales para el estudio del síndrome: la clínica y la psicosocial.

Perspectiva Clínica: es la perspectiva que adopta Freudenberguer, el pionero en el concepto de Burnout, así, el síndrome es considerado como un estado, producto de un fenómeno intrapsíquico derivado de una predisposición de la personalidad y gatillado por el estrés en el trabajo. Desde esta perspectiva, la aparición del Burnout, se explica a consecuencia de la utilización del trabajo como sustituto de la vida social de profesionales excesivamente dedicados, que se sienten imprescindibles, y que por lo anterior, son propensos a presentar el síndrome. La razón de lo anterior, subyace en que los individuos miden su autoestima en función de cuán importantes se perciben en su trabajo, en este sentido, ante situaciones estresantes, donde no son capaces de responder a las demandas se presentaría el Burnout (Buzzetti, 2005:70).

Perspectiva Psicosocial: Según Gil-Monte y Peiró (2000:81), el síndrome de Burnout se conceptualiza por "una respuesta de estrés laboral crónico que se caracteriza por el desarrollo de una idea de fracaso profesional, la vivencia de encontrarse emocionalmente agotado y actitudes negativas hacia los compañeros de trabajo". Además, esta perspectiva considera el Burnout como un proceso que se desarrolla a partir de la relación de las características del entorno laboral y personales, con las manifestaciones que se producen en cada etapa del desarrollo del síndrome (Grau, 1998 en Buzzetti, 2005:90).

Teorías que se sustentan en la Perspectiva Psicosocial 1.- Teoría Sociocognitiva del Yo: considera que las cogniciones de los individuos influyen sobre lo que los individuos perciben y hacen, al mismo tiempo, estas cogniciones se ven afectadas por sus acciones y por la acumulación de las consecuencias observadas en los otros (Ortega y López, 2004). También, considera que la creencia o el grado de seguridad de un sujeto de sus propias capacidades determinará el empeño que el sujeto coloque para la consecución de sus objetivos (Gil-Monte y Peiró, 2000:83).

2.- Teoría de Intercambio Social: propone que el inicio del síndrome de Burnout se encuentra marcado por la percepción de falta de equidad que desarrollan los sujetos como resultado de la comparación que realizan los sujetos en sus relaciones interpersonales (Ortega y López, 2004:86). De esta manera, los sujetos perciben continuamente que aportan más de lo que reciben a cambio de su implicación personal y el esfuerzo que ponen en la tarea (Gil-Monte y Peiró, 1999:89).

3.- Teoría Organizacional: dentro de esta perspectiva se incluyen como antecedentes del síndrome las disfunciones del rol, la falta de salud organizacional, la estructura, el clima y cultura organizacional (Ortega y López, 2004:214). Se caracteriza por la importancia que se le otorga a los estresores del contexto organizacional y de las estrategias de afrontamiento utilizadas ante la experiencia de Burnout (Gil-Monte y Peiró, 2000:91).

Modelos explicativos y predictivos de Burnout. Existen varios modelos explicativos de Burnout propuestos a partir de las diversas investigaciones del tema, y que relacionan sus causas a diferentes variables que influirían en su desarrollo. Estos modelos pueden sentar las bases para predecir los factores que se conjugarían, provocando la aparición del síndrome de Burnout. A continuación se mencionarán modelos que tratan de explicar el Burnout, y más adelante, modelos explicativos específicamente en la población docente.

Modelo de procesos de Burnout de Garcés, (2003) conceptualiza el Burnout como la Interacción del marco laboral, características personales y el cambio de actitudes del individuo. En primera instancia, el marco laboral se presentaría como agente potencial de estrés, al igual que los factores potenciadores e inhibidores con los que la persona cuenta. En base a las problemáticas organizacionales, el individuo cambiaría sus actitudes para posibilitar el cambio. Según este cambio, las fuentes de estrés decrecerán o se incrementarán, dando lugar, en el último caso, a la aparición de Burnout.(p.83).

Modelo de las fases del Burnout de Golembieswski: Este modelo se basa en la conceptualización del síndrome del Maslach Burnout Inventory, entendiendo que "la dimensión que mejor describiría y predeciría el Burnout es la despersonalización, seguida de la falta de realización personal, y finalmente, el agotamiento emocional". Este modelo pretende conocer la frecuencia con la que se presenta el síndrome, así como también, si su inicio es crónico y agudo, y con esto, predecir su desarrollo y adecuar las estrategias de intervención (Garcés, 2003:28).

Modelo de los procesos de Burnout de Leiter: Este modelo se configura a la base de la influencia de cada una de las dimensiones del Burnout como determinantes de su desarrollo y las distintas relaciones de estas dimensiones con las condiciones ambientales y las características del individuo. Se considera el "agotamiento emocional como la dimensión fundamental que ocasionaría la baja realización personal, mediatizado por la despersonalización". Este modelo considera las variables organizacionales como componente fundamental, mientras que se apoya mucho menos en variables de tipo cognitivas (Garcés, 2003:45).

Modelo explicativo de Byrne: Este modelo explicativo del Burnout, se centra específicamente en la población docente y se deriva de la revisión bibliográfica, donde se correlacionan los factores más estudiados en la literatura y las puntuaciones obtenidas en las dimensiones de cansancio emocional, despersonalización y realización personal del MBI (Inventario para la Medición de Burnout de Maslach) en una muestra de profesores de varios niveles de educación. Se considera que "los factores a la base del Burnout, serían la ambigüedad y conflictos de rol, la sobrecarga laboral, clima de clase y la autoestima" (Moriana y Herruzo, 2004:65).

Modelo de Kyriacou y Sutcliffe: Estos autores consideran la generación de estrés como "un proceso en que la valoración y las estrategias frente a las demandas que se le presentan a los docentes son los determinantes de la aparición de Burnout". En este proceso, son determinantes también, las características personales, factores organizacionales y la actividad diaria (Bórquez, 2004:27).

Modelo de Leithwood, Menzies y Jantzi: Otro modelo que explica el Burnout en los profesores es el de Leithwood, Menzies y Jantzi (1999 en Moriana y Herruzo, 2004:58), que a partir de los datos obtenidos en sus estudios, plantean la "interacción de tres constructos como los causantes del Burnout: las transformaciones en la escuela y las decisiones de los administrativos y jefes de las instituciones educativas, los factores organizacionales y los factores personales".

Modelo multidimensional de Maslach y Leiter: Finalmente, el modelo más aceptado por la comunidad científica es el de Maslach y Leiter (1999 en Moriana y Herruzo, 2004:42) que recoge los resultados de las aplicaciones del MBI en distintos estudios realizados en la población docente, y que indican que el "Burnout se concibe como una experiencia individual y crónica de estrés relacionada al contexto organizacional". Este modelo incluye tres componentes: la experiencia de estrés, la evaluación de los otros y la autoevaluación. Este enfoque concibe al desgaste profesional como un síndrome psicológico conformado por cansancio emocional, que alude a la situación en que los profesores sienten que ya no pueden dar más de sí mismos a nivel afectivo El Desgaste Profesional en Docentes El síndrome de Burnout suele manifestarse en aquellas profesiones donde se presentan relaciones de ayuda, por lo que es muy frecuente su aparición en médicos, enfermeras y docentes, entre otros profesionales (Buzzetti, 2005:36). En el caso particular del profesorado, numerosos autores a lo largo de los últimos años han analizado y defendido la necesidad de investigar el fenómeno del Burnout en esta profesión, y todos han podido constatar que el "síndrome no es cuestionable en el caso de la docencia, ya que en estos profesionales se desarrollan problemas somáticos y psicológicos que dañan significativamente su labor académica y afectan las relaciones con los estudiantes y la calidad de enseñanza".

Uno de los primeros detonantes que dio a conocer la importancia del desgaste en esta profesión fueron los datos que las diferentes administraciones de educación tenían sobre las bajas laborales de los profesores y su evolución en el tiempo. Estos resultados señalaban un aumento anual de las bajas de tipo psiquiátrico que no se encontraban presentes en las otras profesiones y que tenían como consecuencia un incremento en el ausentismo laboral, un enorme gasto en sustituciones y un bajo rendimiento en el trabajo (Moriana y Herruzo, 2004:23). Esta profesión, se enmarca en ciertas condiciones laborales que no ocurren en otras profesiones, dado que en la docencia no todo el trabajo se realiza en la institución perteneciente, ni en el horario de clases determinados, sino que este se prolonga en los hogares, sin ser contabilizadas como horas extras (Marrau, 2004:45).

Es de importancia también tener en consideración que se espera que el profesor eduque, forme, oriente, pero a la vez que ejerza, en muchas de las ocasiones, la función de los padres. Esta responsabilidad junto con las elevadas exigencias cada vez más complejas tanto por parte de los estudiantes y familiares, como de los cambios y reformas de los planes de estudio y de la reestructuración del sistema educativo, están convirtiendo la docencia en una profesión de alto riesgo para el desarrollo de ciertos síndromes (Salanova, Llorens y García-Renedo, 2003:42).

Por otro lado, también se destaca que el tipo de pupilos juega un papel de gran relevancia a la hora de gatillar Burnout, y es así como los jóvenes, de baja motivación y con problemas conductuales, son los estudiantes que desencadenan el síndrome con mayor frecuencia en sus profesores (Ponce, 2001:65). Otros predictores de la posibilidad de contraer Burnout se relacionan con problemas de la organización del establecimiento. Es así, como se señala que en establecimientos donde existe demasiada reglamentación en el proceso de trabajo y demandas de tiempo extra a lo estipulado en la contratación, son predictores de un posible desarrollo del síndrome de Burnout.

Según Pines y colaboradores (1980:82), las consecuencias psicológicas que presenta el profesor que padece desgaste profesional son numerosas, tales como falta de autorrealización, baja autoestima, aislamiento, tendencia a la autoculpa, actitudes negativas hacia uno mismo y hacia los demás, sentimientos de inferioridad y de incompetencias entre otros. En relación a "las consecuencias personales, destacan la incapacidad para desconectarse del trabajo, los problemas de sueño, el cansancio que aumenta la susceptibilidad a la enfermedad, problemas gastrointestinales, de espalda, de cuello, etc".

Por otro lado, Salanova, Llorens y García- Renedo (2003:53) dan a conocer que los síntomas del profesor que padece Burnout "agotamiento, acompañado de malestar psicológico, baja competencia, disminución de la motivación, el desarrollo de actitudes cínicas hacia el trabajo y los estudiantes, que a largo plazo podrían desembocar en problemas de ansiedad y depresión". Todo esto se traduciría en absentismo laboral, disminución del desempeño, bajas laborales, falta de calidad de la enseñanza y el aprendizaje de los estudiantes.

Cabe mencionar, que los profesores pueden hacer frente a estas situaciones y sus consecuencias, por medio de ciertas estrategias, de afrontamiento, las cuales se pueden dar a nivel individual y organizacional. A nivel individual se pueden poner en práctica ciertas habilidades y estrategias útiles. De hecho constituye un planteamiento preventivo y de tratamiento el fomentar y promover la obtención de algunas estrategias que aumenten la capacidad de adaptación del individuo a las fuentes del estrés laboral, "la capacidad de adaptación y el afrontamiento constituyen una función de múltiples factores personales" (Guerrero, 2003:44).

Por otro lado, se encuentran las estrategias de intervención organizacional, las que en el caso del profesorado se asocian a aumentar la competencia profesional mediante la formación inicial y continua, donde los planes de formación se fundamenten en una formación realista que incluya tanto los aspectos relacionados a la tarea y funciones que deben desempeñar los docentes, como lo relativo a sus derechos y obligaciones.

Asimismo debería incluir orientación referente a la problemática a la que usualmente se verán sometidos e información sobre el síndrome de Burnout, su génesis y desarrollo, y las estrategias para su manejo y control (Guerrero 2003:11). En el caso de Venezuela, estas condiciones no se cumplen en el proceso formativo, pues se encuentra enfocado en los conocimientos teóricos de las materias y no se entrega una formación con las habilidades para una apropiada enseñanza.

Por su lado, Salanova, Llorens y García-Renedo (2003:23), plantean que la principal herramienta con la que cuenta el profesorado es la autoeficacia, la cual es definida por Bandura (1997 en Salanova, Llorens y García- Renedo, 2003) como:

"La creencia en la propia capacidad para organizar y ejecutar los cursos de acción requeridos para manejar situaciones futuras. La autoeficacia afecta a la agencia humana en la forma de actuar, pensar y sentir de las personas. Se tiende a evitar aquellas actividades que creemos que exceden nuestras capacidades y realizamos aquellas actividades que somos capaces de dominar". (p.55).

Finalmente, se debe destacar que pese a la existencia de estas estrategias y herramientas, no existen medidas paliativas ni terapéuticas efectivas para hacer frente al estrés y Burnout en el ámbito de la docencia, por lo que sería de gran importancia el diseño e implementación de programas de prevención e intervención sobre el estrés docente (Guerrero y Rubio, 2005:32).

Burnout en Docentes Universitarios Se puede entender la docencia universitaria como "una actividad de relaciones interpersonales, que pueden ser tanto fuentes de desarrollo y de realización, como por el contrario, implicar fuertes tensiones para los docentes, que van desde el pesimismo y desaliento, hasta el desequilibrio crónico" (Guerrero 2003:43). En este sentido, aparece más afectado el profesorado más comprometido e implicado. La salida y mecanismos implicados en esta situación ambivalente pueden derivarse hacia el pasotismo, el criticismo o la despersonalización (Maslach, 1982:61).

Hoy en día, existen mecanismos en el entorno que conllevan a la sobrecarga de los docentes e investigadores universitarios, desdibujando su rol profesional y, por ende, a empeorar sus condiciones laborales, su calidad de vida laboral y todo, por el mismo o menor salario, lo cual repercute en su reconocimiento social. Esta situación tiene consecuencias en la salud física y psíquica del personal docente universitario, que no conlleva a la mejora de la calidad del sistema (Guerrero, 2003:78).

Guerrero y Vicente (1999) plantean que las condiciones en que se desarrolla el trabajo, aunque sea un requisito necesario, únicamente previenen o evitan la insatisfacción, pero no proporcionan satisfacción por sí mismas. Así se puede disponer de recursos, salario digno, puesto de trabajo estable, entre otras cosas, y sin embargo, mostrar grados elevados de malestar docente e incluso el síndrome de Burnout o desgaste psíquico.

En el caso en que se desarrolle Burnout, se han señalado que son varias las causas que abren el camino sin retorno hacia este síndrome. Los doctores Maslach y Leiter (2001) destacan: la falta y premura de tiempo para terminar el trabajo relacionado con las clases, las altas ratios que padecen las clases y la falta de disciplina por parte de los estudiantes, la mala organización que padecen algunos centros y la excesiva reglamentación y rigidez a la que se ven sometidos los docentes por parte de la administración, y las respuestas y soluciones ineficaces ante sus requerimientos (Castro, 2005:91).

La presencia de Burnout, se encuentra relacionada con la producción de rendimiento de calidad de la institución universitaria, pues el Burnout afecta a toda la organización a través de la extensión de pautas comportamentales que se hacen habituales, tales como: las actitudes negativas, sarcásticas y poco colaboradoras, que dificultan la dinámica social en que normalmente interactúan las personas. Otras consecuencias son el aumento de la rotación personal y absentismo, la reducción de la satisfacción por el trabajo y la huída o retraimiento (Caramés, 2003:67).

Por otra parte, se debe considerar que el trabajo de docencia en la universidad, se ha convertido en un trabajo sometido, cada vez más, a condiciones de libertad laboral cada vez más restrictivas. Se ha encontrado que la labor de este personal universitario no alcanza su libertad ni en la cúspide de la promoción profesional, pareciendo que la libertad de cátedra sea tan sólo una quimera. Por otra parte, el tiempo invertido dentro y fuera de la organización se ve incrementado a medida que aumentan las competencias de estos individuos (Guerrero, 2003:71).

Incidencia del Síndrome de Burnout en los Docentes

Los docentes que presentan los grados más bajos de agotamiento emocional y despersonalización se sienten más competentes personal y profesionalmente que, aquellos que se sienten agotados o espersonalizados con una frecuencia media o baja.

Los profesores con un alto agotamiento emocional utilizan frecuentemente las estrategias: desahogarse, desconexión mental, desconexión conductual, consumo de drogas y aceptación.

El profesorado altamente despersonalizado emplea más frecuentemente las estrategias: búsqueda de apoyo social, desahogarse, negación y desconexión mental, cuando se compara con los restantes grupos.

Aquellos que presentan un elevado grado de agotamiento emocional y despersonalización son quienes recurren para manejar situaciones de estrés en el ámbito laboral, a estrategias pasivas de aceptación y no orientadas a la búsqueda de soluciones eficaces.

Asociaciones significativas entre un grado alto o medio de logro personal y el uso frecuente de los modos de afrontamiento.

Por otro lado, los resultados arrojados por las investigaciones llevadas a cabo durante los últimos años, cuestionan algunos hechos relevantes y asociados con la labor del docente, tales como el salario, las relaciones interpersonales, el individualismo, la primacía de la investigación y su incentivación, entre otros aspectos. Por lo que es de importancia invitar a la comunidad universitaria a participar en la reflexión sobre los posibles cambios que beneficien a la institución, la eficacia de todos aquellos que la conforman, así como quienes promueven calidad y salud laboral (Gil Monte y Peiro 2000:37). Finalmente, cabe mencionar que las universidades, están en conocimiento de los resultados de las investigaciones y se hallan actualmente en procesos de análisis sobre la conducta del profesorado, con el único objetivo de mejorar la calidad de la educación.

Causas específicas del Síndrome de Burnout en la Profesión Docente. En el ámbito de las Ciencias de la Educación se ha hecho un estudio para relacionar la satisfacción/ insatisfacción personal y profesional. Máximo Padrón H. en su tesis Satisfacción profesional del profesorado establece que el grado de complacencia personal y profesional está estrechamente relacionado con la salud mental y equilibrio personal. En el caso del profesorado, la satisfacción tiene que ver con las situaciones específicas de su labor docente y con las características de su propia personalidad, en cuanto que todo ello repercute en su estabilidad emocional creando tensión, estrés, y produciendo malestar, tanto desde una perspectiva personal como profesional.

La personalidad no es un "ente" abstracto sino que se hace presente y se realiza en la interacción con el medio. En estas relaciones cada persona va a adquirir su propio ajuste o adaptación, tanto personal como social. Para la psicología, el asunto es enriquecedor si se dan varios condicionantes: Que motive, que no sea repetitiva, que haya intercambio de valoración emocional, que exista reconocimiento, Normalmente en las actividades docentes no suele darse el caso en el que no coincida alguna de estas cuatro características. El profesorado es proclive a desarrollar pautas de cansancio emocional y fatiga psíquica, además de actitudes de despersonalización hacia el alumnado. Poco a poco van perdiendo el sentido de su realización personal. Según los especialistas, el síndrome del quemado no aparece de forma inesperada, sino que es la fase final de un proceso.

El docente aumenta su esfuerzo mientras va creciendo la sensación de estrés, con claros signos de irritación, tensión, miedo al entorno escolar, especialmente al aula, y una percepción desproporcionada de los propios errores o lagunas. Según un informe de Comisiones Obreras los problemas psicológicos son una de las causas del absentismo laboral. En concreto en primer lugar se encuentran los procesos infecciosos con un 9%, le siguen los otorrinolaringológicos y musculares con un porcentaje del 7% y los psicológicos con un 3%. No es una cifra muy llamativa pero hay que tener en cuenta que muchos de los problemas psicológicos que padecen los profesores están encubiertos o no se les da la importancia clínica necesaria.

También influye en el desempeño laboral del docente la razón entre profesor- estudiantes. La cifra ideal de 20-25 estudiantes por clase se cumple en muy pocos centros educativos. El número de estudiantes por profesor influye en el clima de convivencia porque existen más dificultades para motivar al alumnado. Otros factores que se deben conocer son: los recursos materiales, el espacio físico, la formación inicial y continua, la salud personal, las condiciones medioambientales y la motivación del alumnado.

Por otro lado, los especialistas en enfermedades psicológicas relacionadas con el trabajo han conformado unos modelos que explican cómo las causas del estrés derivan en el Burn Out siguiendo unas pautas determinadas. Cada autor se fija en una variable diferente y establecen, así, un proceso que, dependiendo de los factores que tomen en cuenta, tendrá unos resultados diferentes.

Las fuentes de estrés que los profesores consideran más importantes son por orden de importancia según Salanova (2003:44). La cantidad de trabajo que "sobrepasa" su capacidad, ya sea por falta de tiempo o de exceso de tareas, sobrecarga de tipo emocional (se les exige que se impliquen a nivel personal con los estudiantes, padres y sociedad en relaciones que son conflictivas), ambigüedad en el que el profesor no tiene claro cuál es su rol como docente, qué se espera de él/ella por parte del Centro, los padres y la sociedad en general, conflicto de rol o grado en el que el profesor percibe instrucciones contradictorias respecto a cuáles son sus cometidos laborales, falta de apoyo social por parte de los compañeros y del centro, falta de coordinación entre los compañeros en realizar trabajo en equipo, desmotivación, apatía e indisciplina por parte de los estudiantes obstáculos técnicos como problemas en el material didáctico.

Variables Sociodemográficas y el Desgaste Profesional en Profesores. Cabe mencionar que Gil- Monte y Peiró (1997 en Haya, 2000 en Iglesias, 2003:78) distinguen una serie de factores facilitadores o amortiguadores del síndrome de Burnout, es decir, existen variables, que dependiendo de la situación pueden ayudar o inhibir la acción que los estresores ejercen sobre el sujeto. En la medida que estos facilitadores estén presentes, afectarán el desarrollo de Burnout, el cual como ya se mencionó con anterioridad, se encuentra estrechamente relacionado al clima laboral percibido en una determinada organización.

Uno de estos facilitadores del síndrome de Burnout corresponde a las variables sociodemográficas, donde se encuentran variables como sexo, la existencia o no de hijos, la antigüedad en la profesión y en el puesto, etc. La literatura no ha entregado datos con resultados concluyentes en relación a estas variables, tal es el caso de los estudios de estas variables en el profesorado, donde también se han encontrado resultados contradictorios, lo cual se ejemplifica en las siguientes variables (Moriana y Herruzo, 2004:56):

Sexo: Maslach (1982 en Moriana y Herruzo, 2004:58) señaló que las mujeres presentan mayor y más intenso cansancio emocional que los hombres. Sin embargo, Gil-Monte y Peiró (2000 en Moriana y Herruzo, 2004:61), encontraron mayor varianza en despersonalización, siendo los hombres los que tienen mayor sentimiento negativo hacia los estudiantes, estos resultados se contradicen con los hallazgos de Maslach.

Edad: Los resultados sobre esta variable han sido contradictorios, puesto que la relación encontrada entre Burnout y edad ha sido tanto lineal como curvilínea.

Estado Civil y Relaciones Familiares: Estas han sido dos características ampliamente estudiadas. Algunos autores plantean

que los profesores solteros presentan mayor burnout que los casados, mayor cansancio emocional y despersonalización, aunque otros estudios no han arrojado los mismos resultados.

Nivel Impartido: Parece que a medida que se asciende en el ciclo educativo, a excepción de los profesores universitarios, los índices de Burnout se incrementan siendo los profesores de secundaria los más afectados (Beer y Beer, 1992, Burke y Greenglass, 1989 en Moriana y Herruzo, 2004:93) sobretodo en despersonalización y realización personal.

Tipo de Centro: El tipo de centro donde se desarrolla la función docente tiene grandes implicaciones. Si diferenciamos éstos, por encontrarse en núcleos urbanos, rurales o centros denominados suburbanos. Todas las investigaciones apuntan a la misma dirección, existiendo mayores índices de desgaste profesional.

El Derecho a la Integridad Personal El derecho a la integridad personal es aquel derecho humano fundamental y absoluto que tiene su origen en el respeto inexcusable a la vida y sano desarrollo de esta. Es el derecho al resguardo de la persona, en toda su extensión, en su aspecto físico y mental. El ser humano por el hecho de ser tal tiene derecho a mantener y conservar su integridad física, psíquica y moral. La integridad física implica la preservación de todas las partes y tejidos del cuerpo, lo que conlleva al estado de salud de la persona. La integridad psíquica es la conservación de todas las habilidades motrices, emocionales e intelectuales. La integridad moral hace referencia al derecho de cada ser humano a desarrollar su vida de acuerdo con sus convicciones.

El reconocimiento de este derecho implica, que ningún ser humano puede ser lesionado o agredido físicamente, ni ser víctima de daños mentales o morales que le impidan conservar su estabilidad psicológica. El derecho a la integridad personal o a la incolumidad se concibe como un conjunto de condiciones físicas, psíquicas y morales que le permiten al ser humano su existencia, sin sufrir ningún tipo de menoscabo en esas tres dimensiones.

El derecho a la integridad personal o a la incolumidad se concibe como un conjunto de condiciones físicas, psíquicas y morales que le permiten al ser humano su existencia. La integridad física se refiere a la plenitud corporal del individuo; de allí que toda persona tiene derecho a ser protegida contra agresiones que puedan afectar o lesionar su cuerpo, sea destruyéndola o causándole dolor físico o daño a su salud. La práctica de desapariciones forzadas, según lo manifestado por la Corte interamericana de Derechos Humanos incluye el trato despiadado a los detenidos, quienes se ven sometidos a todo tipo de vejámenes, torturas y demás tratamientos crueles, inhumanos y degradantes, en violación también al derecho a la integridad física.

La integridad psíquica y moral se concreta en la plenitud de facultades morales, intelectuales y emocionales; la inviolabilidad de la integridad psíquica se relaciona con el derecho a no ser obligado, forzado o manipulado mentalmente contra su voluntad. De esta manera, la práctica de desapariciones forzadas por el aislamiento prolongado y la incomunicación coactiva a los que se ve sometida la víctima representan, por sí mismos, formas de tratamiento cruel e inhumano, lesivas de la integridad psíquica y moral de la persona y del derecho de todo detenido al respeto debido a la dignidad inherente al ser humano.

El derecho a la integridad psicofísica y moral no puede desligarse del derecho a la vida. Es así como la pretensión de un estudio académico sobre el tema ha de referirse -por lo menos genéricamente- al derecho a la vida, en cuanto constituye el presupuesto de todos los derechos humanos. No obstante, es necesario precisar que el bien de la personalidad protegido a través del derecho a la integridad es la vida humana, pero no considerada en su totalidad como derecho a la existencia, sino considerada parcialmente como derecho a no sufrir menoscabo en alguna de sus dimensiones fundamentales, bien sea corporal, psíquica, moral.

Prevalencia del Burnout Uno de los instrumentos más utilizados para medir el burnout es el denominado Maslach Burnout Inventory (MBI) creado por Christina Maslach y Susan Jackson, que utiliza un enfoque tridimensional para su evaluación utilizando los siguientes componentes: Realización, Cansancio y Despersonalización. En función de este instrumento, dichas autoras estimaron un conjunto de puntajes comparativos del MBI para diversos campos de trabajo, pudiéndose indicar que el grado de burnout en cada uno de ellos sería:

Industria

Realización personal

Cansancio

Despersonaliza ción

Promedio general de seis industrias

Moderado

Moderado

Moderado

Hospitalidad

Moderado

Moderado

Moderado

Educación

Alto

Moderado

Alto

Otros educación

Moderado

Bajo

Bajo

Servicios Sociales

Alto

Moderado

Moderado

Medicina

Moderado

Moderado

Moderado

Salud Mental

Alto

Bajo

Bajo

Otros

Moderado

Moderado

Moderado

Maslach y Susan Jackson Taxonomía de Modelos explicativos del Burnout .Modelo Ecológico de Desarrollo Humano: Desarrollado por Carroll y White (1982:134), se basa en el conjunto de interrelaciones que debe llevar a cabo el sujeto en los distintos ambientes donde participa, y en los que debe asumir diversas normas y exigencias muchas veces contradictorias transformándose en fuentes de estrés.

.Modelo de descompensación valoración-tarea-demandan. En este modelo, el burnout se conceptualiza como un elemento que operacionalizaría el estrés docente, denominándolo como sentimientos de efecto negativo. Fue desarrollado por Kyriacou y Sutcliffe (2003:68) como un modelo de burnout aplicado al mundo del profesorado.

.Modelo sociológico Este modelo considera que el Burnout se presenta como consecuencia de las nuevas políticas macroeconómicas y fue sugerido Kyriacou y Sutcliffe (2003:112). Para este modelo la globalización explica principalmente la epidemia de Burnout.

.Modelo opresión-demografían Propuesto por Maslach y Jakson (1981:64), ve al ser humano como una máquina que se desgasta por determinadas características que la vuelven vulnerable (los años, pertenecer al género femenino, estar soltero o divorciado, etc.), combinado con la presión laboral y la valoración negativa de sí mismo y de los demás. Se ha criticado por ser un modelo mecanicista.

.Modelo de Competencia Social: Es uno de los modelos más representativos construidos en el marco de la teoría sociocognitiva del yo, y fue propuesto por Harrison (1983:34).

.Modelo demografía-personalidad-desilusión propuesto por El Sahili (2010:211), este modelo considera que el Burnout requiere de dos elementos fundamentales para su formación, a Kyriacou y Sutcliffe (2003:57) saber: (a) un estrés que presiona al organismo durante mucho tiempo y que se combina con varias fallas en la personalidad y diversos factores de riesgo, y (b) la desilusión creciente que se tiene sobre la profesión ejercida, proveniente principalmente de la falta de compromiso, poca satisfacción laboral y pérdida vocacional. En este contexto, el estrés crónico no sería una variable explicativa significativa per se del Burnout, sino que necesitaría ser combinada con el desencanto que sufre el sujeto sobre las tareas realizadas. Este modelo aún no está validado empíricamente.

Tipos de Perfiles del Síndrome de Burnout "Estar quemado en el trabajo" no es una simple expresión coloquial, obedece a lo que los expertos denominan síndrome de burnout, que se caracteriza por una situación de estrés laboral crónica. "El trabajador siente que está esforzándose más de lo que recibe a cambio", precisa Jesús Montero-Marín, psicólogo clínico e investigador en el Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud.

Este síndrome se acuño hace unos 20 años, siendo un campo reciente de investigación y se caracteriza por un agotamiento crónico y falta de eficacia en el trabajo, con manifestaciones psicosomáticas que van desde el estrés, depresión, insomnio y adicciones de cualquier tipo. Las personas con burnout presentan un sistema inmunológico debilitado que les hace estar expuestos a dolencias de todo tipo, principalmente gastrointestinales o musculares.

"Es algo grave, porque si una persona está quemada en su trabajo significa que su salud está afectada, a consecuencia de un desgaste psicológico mantenido en el tiempo, con creencias de falta de reconocimiento profesional", puntualiza este experto, señalando como estrategias terapéuticas eficaces el cambio de creencias del individuo, "porque las técnicas de relajación no solucionan la raíz del problema, es necesario cambiar la percepción y creencias del individuo" El investigador, Jesús Montero-Marín, apunta que el deseo de investigar sobre el síndrome de desgaste profesional es ofrecer intervenciones terapéuticas eficaces. Este trabajo de investigación es "pionero" y se sitúa a la vanguardia de lo estudiado hasta ahora en el síndrome de burnout, aportando una nueva definición más precisa, con la intención de facilitar estrategias terapéuticas eficaces. Estableciendo por primera vez tres perfiles o subtipos clínicos: el "frenético", el "sin desafíos" y el "desgastado".

El perfil "frenético" corresponde, según este científico, a sujetos que están muy implicados en su trabajo, con sobrecarga de tareas y responsabilidades, con "grandes ambiciones, sintiendo que tienen algo que demostrar a los demás a través de su cargo profesional". Las personas con este perfil incrementan su esfuerzo para conseguir ese reconocimiento exterior, "pero funcionan mejor a corto plazo que a largo plazo, porque su salud se ve afectada por el estrés". En esta tipología, se suelen enclavar las personas adictas al trabajo, que lo asocian como una evasión a su vida.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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