Resumen
Se destaca la importancia de profundizar en el conocimiento de la salud en la mujer de la tercera edad como ser social y la calidad de vida. Se realiza un análisis del concepto de calidad de vida y su evolución, su enfoque histórico, se hace referencias a diferentes consideraciones relacionadas con la calidad de vida.se detalla la forma de búsqueda. La organización por subtítulos pretendió hacer más asequible la consolidación de la información. Llegando a la conclusión de que la calidad de vida es un concepto eminentemente evaluador, multidisciplinario y multifactorial y resulta de una combinación de factores objetivos y subjetivos. Debe ser valorado desde las condiciones materiales y espirituales de vida imprescindibles para facilitar el desarrollo psicobiologico y social- histórico que los criterios técnicos determinan para cada lugar y época, hasta el grado de satisfacción personal de la mujer con las condiciones de vida que ha alcanzado, y que por supuesto repercuten de manera positiva o negativa sobre su salud.
«Calidad de vida» es un concepto eminentemente valorativo. En primer lugar, debemos plantearnos qué definiremos como «vida», «vida humana» y «calidad» en referencia a la vida humana. Después estableceremos criterios técnicos, éticos y subjetivos para analizar y llegar a un consenso sobre qué aceptar por calidad de vida; sin perder de vista que para otros grupos humanos, culturas, lugares o épocas este concepto puede ser diferente.
Estas consideraciones elementales hacen pensar en un arduo trabajo para definir y utilizar el concepto calidad de vida. No debemos suponer que nuestra definición debe ser entendida y aceptada por los demás, fenómeno frecuente en la literatura sobre este tema. Hurgar en la historia del concepto y en sus consideraciones teóricas pudiera mejorar la comunicación.
El concepto calidad de vida parte de la necesidad de proteger al hombre, y para lograrlo se trata de establecer cuáles son las mejores condiciones para su vida. Esto lleva implícito protegerlo de todo cuanto pueda dañarlo; cuidar del medio donde vive, de los demás hombres y de él mismo, por desconocer o no priorizar todo lo que asegura su salud, bienestar y sobrevivencia. Pero lo más importante: hay que modificar y eliminar las consecuencias nocivas de la estructura económica y de las superestructuras jurídica y política que involuntariamente el hombre ha creado, porque en ellas radican los determinantes mediatos más potentes de sus condiciones de vida. Estas crean desigualdad, individualismo y egoísmo, engendros apocalípticos aliados de la enfermedad, la enajenación, la muerte y la destrucción del ecosistema.
Si se aspira a lograr una calidad de vida digna y universal, no pueden faltar en la agenda de trabajo las modificaciones necesarias a las relaciones económico-jurídicas entre naciones, y dentro de cada nación. El aumento del control social y la divulgación de estilos de vida saludables no son suficientes para alcanzar la calidad de vida necesaria a la humanidad, para lograr una sobrevivencia feliz que pueda llevar al olvido las causas económicas y sociales de los problemas que afectan hoy día a la mujer como ser social .
Los que deciden la fabricación de aerosoles, la deforestación, las explosiones nucleares, los bajos salarios de los trabajadores, el consumo de alcohol o los derechos ciudadanos, siempre van a aplaudir o a promocionar cualquier enfoque que omita las relaciones económico-jurídicas existentes, porque en ellas radica su poder de decisión.
En la compleja lucha por mejorar la calidad de vida, la salud y el bienestar hay necesidades básicas de la mujer que no se puede evadir que les sea garantizada: a) oportunidad de empleo; b) escolarización; c) protección de la salud; d) eliminación de todas las formas de discriminación, entre otras
Además, una educación moral que favorezca la calidad de vida de la población femenina donde debe promocionarse un sistema de valores encaminado a su protección , tanto natural como cultural, y otro donde se resalte el deber de todos los ciudadanos de abstenerse de actividades nocivas para el estilo de vida dañino a su salud; como el consumo de sustancias tóxicas, alimentación desmedida, sedentarismo y falta de recreación; asociadas estas nocivas prácticas a rasgos de debilidad o irresponsabilidad de la personalidad.
Se trata de luchar por una calidad de vida que descanse en criterios técnicos, éticos y subjetivos protectores de la perpetuidad de la especie con la bienaventuranza del llamado género débil.
Este trabajo se traza como objetivo, Profundizar en el conocimiento del tema de la salud y la calidad de vida describir y valorar la evolución del concepto de calidad de vida para emitir diferentes consideraciones sobre el tema.
El término calidad de vida es de reciente aparición y ha sido divulgado, principalmente, dentro de las ciencias médicas. Pero el concepto donde está contenido refleja una antigua preocupación del hombre como medio para alcanzar el bienestar y la salud.
En las civilizaciones egipcia, griega, hebrea y romana se crearon las tradiciones occidentales de la preocupación por la salud humana, pero no avanzaron mas allá de los primeros intentos de enfrentar las enfermedades, aumentar la capacidad física del guerrero, actividades en relación con la estética personal (baños, aceites), criterios dietéticos, algunos de ellos de inspiración mítico-mágica o religiosa.
En el Renacimiento ya el hombre comienza a diversificar y perfeccionar sus instrumentos de trabajo, a sentirse creador de una cultura, un arte y de una forma de organización social que puede cuestionar y modificar.4 Como expresión de esa sensación de dominio sobre la naturalezaEn los comienzos del siglo XVIII comienza un movimiento de las ideas sociales que reconocen el papel de la miseria, las malas condiciones de trabajo, la vivienda insalubre de los trabajadores y desclasados, como generadores de enfermedades.5 Fueron los higienistas sociales, Virchow, Neumann y Donders, los más avanzados en reconocer que la vida necesitaba una determinada calidad para garantizar la salud de la población, y específicamente de la mujer cuya precaria existencia fue objeto de desgarradoras narraciones en el siglo XIX.6
También en estos siglos comienzan a aparecer legislaciones acerca de la regulación del trabajo y el descanso de la actividad laboral y el trabajo de los niños y las mujeres. Además, se atendió el estado de las viviendas y el reconocimiento de los derechos de los ciudadanos. Así, en los estados del siglo XIX, el concepto de una vida con calidad adquirió una dimensión social y política, cuya expansión ya no se detiene y llega hasta nuestros días.
Recientemente se ha llegado a reconocer que la riqueza económica y la abundancia material, no siempre coinciden con el bienestar subjetivo, la satisfacción por la vida y el sentimiento de felicidad.8
En nuestros días no siempre la felicidad de la mujer no está determinada por condiciones materiales. Puede encontrarse la infelicidad, la enfermedad psíquica, la drogadicción y la criminalidad coexistiendo con una relativa abundancia de bienes materiales.9 La opulencia económica y el consumismo no significan calidad de vida.
La calidad de vida en la bioética podría enfocarse hacia cuatro puntos cardinales o aspectos más generales. Calidad de vida para o en relación con:
1. La biosfera como el ambiente del hombre.
2. Los seres vivos que componen la naturaleza.
3. El género humano. Los problemas que afectan la calidad de vida de los hombres en cualquier lugar, el hambre, desempleo, circuncisión femenina, comercio sexual de niños, discriminación social de la mujer, y otros. Así como la legislación y educación necesarias para enfrentar estos problemas.
4. Individuos y circunstancias específicas. La protección de la calidad de vida de individuos, dadas las circunstancias que rodean o determinan el problema. Si se retiran o no los cuidados intensivos a un caso de muerte encefálica o a un cuadripléjico; si se autoriza un aborto gratuito y técnicamente controlado a una mujer con 8 semanas de parida y 4 hijos; si la petición de auxilio para morir es consecuente con los principios del individuo antes de enfermar o accidentarse, o es una manifestación de la depresión causada por el daño.
Las ciencias sociales están atravesando por una etapa donde el uso de términos aparentemente inequívocos, pero en realidad de múltiple interpretación, es lo cotidiano, y hasta nos acostumbramos a usarlos sin muchas exigencias. Así sucede con términos como desarrollo, bienestar, calidad de vida, libertad y otros.
En el mundo moderno, a la vez que se produjo un desarrollo no armónico entre las naciones, se desarrollaron valores en la cultura universal y en instituciones de cooperación y ayuda, como la UNESCO, OMS, UNICEF, las cuales promueven proyectos que requieren registros de datos y estados comparativos del grado de desarrollo y las condiciones de vida y de salud de las naciones. Se hizo necesario ir acercándose a una valoración de la calidad de vida de los diferentes países para poder jerarquizar y ejecutar las políticas de desarrollo y los planes de ayuda, y poder exigir el cumplimiento de acuerdos internacionales en relación con los derechos humanos. Para conocer en qué medida cada nación constituye un hogar adecuado para su población, con una equidad aceptable.
Una forma para valorar la calidad de vida, para comparar su estado en diferentes países, es inferirla del PNB o del PIB. Estos índices de ingreso social promedio _para la inmensa mayoría de los países del mundo: ingreso al capital privado promediado entre los habitantes de la sociedad_ lo que en realidad permite conocer es el ingreso per cápita, pero no su redistribución en función de las necesidades de la población. Por tanto, evaluar la calidad de vida de un país por el PNB o por el PIB es simplemente ficción, porque el cálculo matemático estimado no concuerda, en la mayoría de las naciones, con la realidad ni con las condiciones de vida de las personas.
Otro intento para evaluar la calidad de vida fue inferirla de los índices de desarrollo humano, que contemplan tres indicadores: Ingreso promedio, nivel educacional y esperanza de vida al nacer. Es indudable que reflejan un grado de desarrollo económico y social del país, pero no dan información acerca de: grado de libertad, seguridad y satisfacción de sus ciudadanos; actividades del modo de vida; estado de salud de la población; relación entre aspiraciones y posibilidades; estado del sistema de valores; y muchos más que podrían suministrar una valiosa información para evaluar la calidad de vida.
Es un fenómeno conocido que en un proceso de industrialización acelerado, en países subdesarrollados, facilitado por modelos neoliberales de atracción de capitales, puede aumentar a corto plazo el PIB y a la par el deterioro y la contaminación del ecosistema a grados sumamente nocivos para todas las formas de vida,20 ya que en estos países no se cuenta con la experiencia ni la legislación apropiadas para enfrentar este fenómeno, y menos aún si está influenciado por empresarios foráneos, ajenos a las necesidades de esa sociedad. No se trata de dividir al mundo o a las personas en malos y buenos, sino de tener presentes la realidad y las reglas del juego del capital y del comercio internacionales.
Por tanto, para el estudio de la calidad de vida que permita comparar el estado de los diferentes países, debe acometerse la selección y validación de indicadores que se acerquen más a las condiciones de vida y satisfacción valoradas con un consenso técnico y moral, como expresión de las conquistas de la cultura universal, donde estén reconocidas las necesidades de las mayorías.
El estudio de la calidad de vida en grupos e individuos, para conocer su influencia en la salud física y mental, el daño que la enfermedad ha provocado y las condiciones para enfrentarlo, es otro nivel más particular dentro de los objetivos de la bioética; sin embargo, es el más estudiado.
Estos estudios se pueden dividir en calidad de vida como causa y como consecuencia. Las investigaciones sobre factores de riesgo de enfermar o vulnerabilidad de la salud, caen en el grupo de la calidad de vida como causa. Los estudios orientados hacia el impacto de la enfermedad sobre la vida del paciente serían clasificados como de consecuencia. En este último grupo se encuentran los más conocidos en la bioética, que valoran si la enfermedad ha deteriorado la calidad de la vida de tal manera, que pudiera ser moral y legal llegar a solicitar, e incluso ayudar, a la supresión de la vida.
En numerosos artículos sobre calidad de vida en determinadas enfermedades, se enfatiza en el validismo del paciente; ya sea para medir el daño de la enfermedad o la eficacia de los tratamientos.
Calidad de vida en el ámbito de la salud debe ir mas allá del impacto de la enfermedad o el tratamiento, como se usa en medicina de corte clínico y para la promoción y venta de fármacos. Sólo una concepción más amplia podría enfrentar problemas que no son enfermedades, como es la vejez, la niñez, la promoción de salud e incluso la prevención de enfermedades.
La calidad de vida debe ser valorada desde la presencia de condiciones materiales y espirituales de vida -imprescindibles para facilitar el desarrollo psicobiológico y social-, que los criterios técnicos determinan para cada lugar y época, hasta el grado de satisfacción personal de cada individuo con las condiciones de vida que ha alcanzado.
Tales planteamientos permiten que se argumente que la calidad de vida tiene un aspecto objetivo y otro subjetivo. El aspecto objetivo significa la utilización del potencial intelectual, emocional y creador del hombre, dependiendo de cada individuo, de las condiciones sociales y las circunstancias externas que le permitan el pleno desarrollo de sus capacidades a cualquier edad. El aspecto subjetivo viene dado por el grado de satisfacción de los individuos y de la percepción que tenga de sus condiciones globales de vida, traduciéndolos en sentimientos positivos o negativos.
La combinación de ambos factores en la determinación de la calidad de vida, posibilita el desarrollo integral de la personalidad, dado por las capacidades del individuo y las circunstancias externas que los facilitan o entorpecen, a través del elemento subjetivo, o sea de la valoración que hace el individuo de su propia existencia.
El estudio de la calidad de vida requiere, por tanto, la combinación objetivo-subjetiva de sus múltiples dimensiones, en cuyo abordaje multidisciplinario se precisarán las variables a tener en cuenta por cada disciplina en particular.
Este enfoque exige que el criterio de calidad se complemente con un soporte técnico por un lado, y la vivencia subjetiva por otro. Esto evita distorsiones, pues no basta que las personas refieran por separado satisfacción, que posean un alto nivel de vida o que los exámenes clínicos lo declaren aparentemente sano. Debe buscarse una integración entre los indicadores para evaluar la calidad de vida.
También se dan problemas específicos al valorar la calidad de vida, que llevan implícitos problemas generacionales y de motivación. La familia y la escuela, entre otras instituciones, en ocasiones no consideran el aspecto del sentido que cada generación tiene de su vida. Problemas tales como el apego a la vivienda, a la ciudad, al centro de trabajo, al círculo de amigos, necesidad de opinar o de tomar decisiones, pueden darle a cada generación la calidad de vida a la que aspira. Esta sensibilidad para cuidar la vida, y dentro de ella, los intereses de cada generación, tiene que ser cultivada por el estado, las instituciones sociales, la religión y la familia.
Todo lo anterior evidencia que el concepto calidad de vida se manifiesta, en su aspecto más general, como una categoría socioeconómica, política y moral, pues se sustenta en un determinado desarrollo económico, cultural, jurídico, ético y en un sistema de valores sociales, que son los que permiten que la vida tenga o no la calidad que concuerda con el consenso técnico y moral de cada lugar y época.21
Después de las consideraciones y proposiciones acerca de la valoración de la calidad de vida en relación con los problemas de las diferentes sociedades, del ecosistema y del individuo, sólo podría enfatizarse que si en bioética se reconoce y se trabaja encomiásticamente en relación con la calidad de vida en el momento de la muerte, debe ampliarse el estudio sobre la calidad de vida, y sus determinantes económicas y jurídicas a lo largo de todos los momentos de la vida, los cuales merecen una valoración moral, y no dirimir la solución de los problemas éticos alrededor de decisiones y conductas individuales. Se debe priorizar la polémica a todos los problemas globales, sociales, grupales e individuales que afectan la vida, el ecosistema y la calidad de vida del género o, y también focalizar sobre qué condiciones socioeconómicas de vida, qué garantías jurídicas y qué educación moral necesita la mujer para que sus decisiones no constituyan una violación de los principios morales de la cultura universal.
Hay que trabajar en busca de una legislación y educación que proporcionen las mejores actitudes y soluciones ante los problemas; de modo que coincidan de la manera más inteligente y humana posible las tradiciones locales, las decisiones individuales y los principios éticos universales.
Existen una serie de condiciones que pueden dañar o proteger la calidad de vida, según respondan o no a una ética centrada en las necesidades humanas más racionales, y cercanas a un consenso universal.
Esas condiciones que pueden determinar la calidad de vida de sociedades, grupos o individuos son: Las relaciones económicas; las relaciones sociales; las relaciones jurídicas; la educación moral vigente; las decisiones y las acciones de los gobiernos; y las decisiones y las conductas de las personas.
Si se trata de establecer el momento de la vida que debe priorizarse para la investigación y la polémica ética de cómo proteger la calidad de vida, antes sería recomendable revisar los informes de la OMS y la UNICEF para conocer los problemas más apremiantes de la salud, de la vida y la muerte. Después podría proponerse una división en tres etapas: Inicio de la vida; mantenimiento y desarrollo de la vida; y final de la vida
El embarazo y el parto saludables constituyen las bases del desarrollo biológico posterior. Ello se garantiza con la seguridad social a la madre, la nutrición de la embarazada, la asistencia médica prenatal, al parto, al puerperio y a la puericultura, y las vacunas básicas para empezar la vida. Sin embargo, la mortalidad materna, infantil, la desnutrición y muerte por enfermedades evitables con vacunas en los niños, siguen siendo un azote para muchos países, donde en su mayoría existen riquezas para resolver estos problemas, causados por violaciones flagrantes de la justicia.
Por encima de muchos requisitos puede situarse la "crianza del niño técnicamente orientada", ya que los hábitos de vida, la personalidad y la conducta moralmente deseables son forjados por la crianza. Esto asegura la calidad de vida desde su inicio y es poca la literatura al respecto. Se acepta que los padres hagan de sus hijos, desde un neurótico enfermizo hasta un psicópata antisocial, y no se cuestiona el deber moral con el niño ni con la sociedad que le dará acogida. Sin embargo, estos problemas trascendentales no han sido llevados a la polémica bioética.
El grueso de la literatura sobre calidad de vida está dedicada a la etapa del final de la vida, más en detalle al momento y la decisión de morir; ni siquiera a los problemas de la tercera edad que son tan importantes para tener, por lo menos, un final feliz, con jubilación, seguro médico, admiración y trato preferencial.
Una polémica sobre el derecho a morir encierra el riesgo de estar promocionando, involuntariamente, una cultura de la muerte cuando todavía no está asegurada, para la mayor parte de la humanidad una calidad de vida elemental y digna, una cultura de la vida.
1 Cf. Kottow MH, Introducción a la Bioética, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 1995.
2 Cf. González U, "Dilucidación de concepto Calidad de Vida. Proposiciones" [ponencia], Laboratorio de Investigaciones Psicológicas y Sociales en Medicina, La Habana, ICBP-VG, 1994.
3 Cf. Rojas F, "Algunos conceptos y prácticas en Salud Pública", Promoción de Salud y Educación para la Salud, La Habana, ISCM de La Habana, 1993.
4 Cf. Quintero G y González U, "Calidad de Vida en Gerontopsicología" [mesa redonda], Congreso de Gerontología y Geriatría, Bogotá, 1995.
5 Cf. Palermo E, Salud, enfermedad y estructura social, Buenos Aires, Editorial Cartago, 1986.
6 Cf. Engels F, La situación de la clase obrera en Inglaterra, Buenos Aires, Editorial Futuro, 1965.
7 Cf. Grau J, "Calidad de vida. Problemas de su investigación", Conferencia Iberoamericana de Psicología de La Salud, UNAM, México, junio de 1996.
8 Cf. Moreno B y Ximénez C, "Evaluación de la Calidad de Vida", en Buela-Casal G et al, Manual de evaluación en Psicología Clínica y de la Salud, España, Siglo XXI, 1996.
9 Cf. Grau J, "La Psicología de la Salud en los albores del Siglo XXI" [conferencia magistral], I Reunión de Psicología de la Salud en el Occidente de México, Guadalajara, enero de 1995.
Autor:
* Lic. Neida Matos Pérez
** Lic. Mirlan Alvarado Moreno
***Lic. Olga L. Ramírez Ginart.
****Lic. Irianne Suárez Díaz.
* Lic. en Tecnología de la Salud en el Perfil `Terapia Física y Rehabilitación.
**Lic. en Tecnología de la Salud en el Perfil Laboratorio Clínico.
***Profesor Asistente y Lic. en Tecnología de la Salud en el Perfil `Atención Estomatológica.
****Profesor Asistente y Lic. en Tecnología de la Salud en el PerfilAtención Estomatológica.
Enviado por:
Ileana Álvarez Fundora
INSTITUCION: UNIDAD DE CIENCIAS MÉDICAS "Dr. Mario Muños." Colón
VII TALLER DE GÉNERO CULTURA Y SOCIEDAD
Tema: Género y Salud
2015