6. La hiperinflacion en América latina
"En una economía hiperinflacionista, la inflación es un fenómeno tan general y un problema tan grande que domina totalmente la vida económica diaria. La población gasta grandes cantidades de recursos." La economía europea experimentó un proceso hiperinflacionario en los años veinte en países como Austria, Alemania, Hungría, Polonia y Rusia, las causas y consecuencias de éste, es lo que se ha denominado hiperinflación tradicional. Lo mismo ocurrió en Iberoamérica en los años ochenta en países como Bolivia, Argentina, Brasil y Perú, pero a excepción de Bolivia, las causas y consecuencias en estos países tuvieron una naturaleza distinta a la tradicional. Existe numerosos debates, teorías e ideas sobre las causas que provocan una alta inflación, después de la experiencia vivida en los países europeos, se establecieron teorías acerca de sus razones, causas y efectos y se aplicaron políticas económicas que resultaron ser muy efectivas aunque costosas; años después algunos países del tercer mundo se vieron en una situación similar de altos índices de inflación; sin embargo ni la teoría, ni las políticas anteriores eran del todo aplicables a este nuevo proceso inflacionario; porque si bien tenían algunos factores similares, se desarrollaron en un contexto totalmente diferente; Y si bien el paciente no era el mismo, no se le podía realizar la misma cirugía; razón por la cual, las políticas ortodoxas no fueron del todo exitosas. Una vez entendido esto se procedió a realizar diagnósticos alternativos del paciente cuyas condiciones y síntomas fueron analizadas por diferentes doctores quienes postularon diferentes teorías al respecto (heterodoxos) y formularon nuevas políticas que han tenido igualmente un costo significativo para estas economías.
Es así como diferentes médicos han evaluado a los países hiperinflacionarios de América Latina, paciente que debe ser evaluado cuidadosamente pues desde su infancia ha sufrido numerosas enfermedades. Para comprender el proceso hiperinflacionario en algunos países Latinoamericanos, se deben tener en cuenta numerosos elementos de su estructura, su comportamiento histórico, el comportamiento de los agentes e instituciones económicas , los individuos y la sociedad en conjunto: factores que influyen en las determinaciones de política económica y en el diagnostico y recomendaciones para sanearlos; esto demuestra que la inflación puede tener numerosos trasfondos: sociales, políticos, económicos o estructurales.
Desde esta perspectiva, sería interesante hacer un análisis de la cadena: Condiciones iniciales de los países Latinoamericanos (con alta inflación)® individuo® individuo racional y emocional® Sociedad® Estado ® Instituciones Multilaterales ® políticas económicas ® Respuesta de los individuos y la sociedad ® condiciones finales de los países; analizando igualmente lo que sucede al interior de esa cadena; Sin embargo este ensayo se limitara al análisis de las causas de las grandes hiperinflaciones vividas en América Latina, las políticas adoptadas y sus resultados; teniéndose en cuenta algunos de los factores anteriormente mencionados, además recoge las diferencias entre los fenómenos hiperinflacionarios tradicionales y los de la economía latinoamericana y plantea una discusión sobre el papel de la "credibilidad" como un factor / causa de este fenómeno y el juego de las expectativas en interacción con las políticas y los planes utilizados en América Latina. Adoptar una posición en favor de los ortodoxos o heterodoxos, no es tarea fácil dada la racionalidad desde la cual cada uno realizo su análisis; El problema se constituye en el circulo vicioso de transiciones continuas en la aplicación de ambos postulados lo cual influyó directamente en la actitud de los individuos y la sociedad.
Los tradicionales: El origen de la hiperinflación tradicional obedeció a factores externos, ésta se produjo tras la primera guerra mundial, sus economías presentaron altos déficit presupuestarios financiados mediante la creación de dinero. Para detener la hiperinflación se realizó un programa ortodoxo ó plan global de estabilización, el cual generó credibilidad en el publico y la certeza de que el Banco Central no financiaría el déficit presupuestario emitiendo dinero.
En los países europeos que presentaron hiperinflación, el ingreso solo cubría una pequeña fracción de los gastos totales y el colapso en los ingresos públicos coincidió con el aumento en la inflación. (caso del efecto Olivera Tanzi). En estos países, el fenómeno de la hiperinflación fue precedido por una excesivo nivel del impuesto a la inflación o señoreaje. Uno de los componentes claves de los programas integrales de políticas ortodoxas que detuvieron la hiperinflación en las economías tradicionales fue el hecho de que adoptaran políticas de estabilización del tipo de cambio que restablecieran la convertibilidad de la moneda doméstica en términos del dólar o del oro y la reducción del déficit presupuestario. Esto hizo posible la erradicación de la hiperinflación pues lograron convencer al público sobre el papel del Banco Central independiente, que se comprometió legalmente a rechazar las demandas de créditos internos inseguros y a otorgar mas crédito interno al gobierno.
En general, las hiperinflaciones tradicionales tendieron a ser de mayor duración y mas extremadas que las de los países latinoamericanos y la característica mas importante respecto a estas, fue la fuerte credibilidad y aceptación en los programas establecidos en Europa durante este tiempo. En este punto, podemos inferir que en aquella época era mas fácil adoptar un tipo de cambio como ancla pues "el mundo se regia por el patrón oro y en un ambiente en el que la deflación de precios no era común. La norma era una baja inflación" (Kiguel, Miguel A. Y Nissan, Liviatan), esto fue generando una "creencia convencional" que "indicaba que un compromiso de tipo de cambio fijo garantiza más disciplina fiscal y monetaria que otras variables" (Chris Canavan y Mariano Tommasi. 1997), esto dado que el publico percibe mucho mas fácil una devaluación o cualquier acción sobre el tipo de cambio.
Así, en las experiencias tradicionales lograron atacar ese punto álgido en el proceso hiperinflacionario y en general en todos los procesos económicos: lograr la credibilidad de los individuos. En este punto, se hace visible un elemento clave en la adopción de políticas económicas y se constituye en la forma en la cual éstas envían las señales de lo que pretenden y la forma en que los individuos la reciben (las expectativas), además el contexto y ambiente en el cual estas señales se transmiten.
A diferencia del caso tradicional, las señales que pretendían enviar las políticas económicas para disminuir la inflación en América Latina tenían un antecedente relevante y era el hecho de que eran países con una historia de inflación crónica y persistente en los cuales el publico supone frecuentemente que los planes antiinflacionarios son de corta vida, aun a pesar de las promesas del gobierno; entonces, esto deja entrever la necesidad que se tiene de que las políticas económicas pongan un acentuado interés en la transmisión de señales ya que como afirman Miguel A. Kiguel Y Nissan Liviatan refiriéndose a las hiperinflaciones tradicionales : " para detener la inflación no era necesario lograr el equilibrio presupuestario a largo plazo, aunque si lo era para dar señales inequívocas de que el Banco Central no volvería a emitir dinero para financiar el déficit" como lo muestra la experiencia de Austria en 1923. Es importante entender en este punto como en esos casos la señal que indica cambio de régimen (como señala Sargent, 1982) puede ser un factor igualmente clave cuando un gobierno pretende construir su credibilidad.
El Caso De Bolivia Bolivia tuvo un proceso hiperinflacionario que se ajusta en forma similar al proceso tradicional y representó la inflación mas alta de la historia latinoamericana y la séptima más grande del siglo veinte. El origen de la hiperinflación Boliviana se debió a tres grandes causas: Primero: Durante el proceso de endeudamiento de los países iberoamericanos, Bolivia no estuvo ausente pues adquirió una gran deuda en los setenta y al subir los intereses en los mercados mundiales a principios de los ochenta, no pudo seguir pagando su deuda ni los intereses antiguos por medio de la solicitud de nuevos créditos; al estar insolvente para pagar la deuda, el intento de devolverla creó tensiones presupuestarias desencadenando elevadas tasas de creación de dinero; Segundo: los precios de las materias primas bajaron generando una disminución en la renta real y de los ingresos del estado y, en tercer lugar la gran inestabilidad política provocó una huida de capitales nacionales y extranjeros del país creando una espiral inflacionista que generó una depreciación de la moneda y una mayor brecha entre los gastos del estado y sus ingresos.
El shock en la disponibilidad de financiamiento externo llevó a que en 1982 significaran un -5.6% del PIB por lo cual se desencadenaron políticas de creación de dinero, situación que condujo a la economía al proceso hiperinflacionario. En este punto se refleja la clara similitud de Bolivia con la experiencia tradicional, pues en este país, el nivel de señoreaje efectivamente precedió a la hiperinflación, el cual se quintuplico a mas del 10% del PIB en el periodo 1983-85. La hiperinflación en Bolivia, fue erradicada por medio de la adopción de un programa de estabilización basado en el compromiso de mantener el tipo de cambio, la reducción del déficit presupuestario y la transmisión de credibilidad en el Banco Central; una característica particular en este punto, es que después, Bolivia financió sus déficits externamente sin recurrir al señoreaje y procuro mantener el equilibrio del presupuesto en relación a los ingresos en efectivo.
Los no tradicionales. Carlos A. Vegh, en su revisión analítica para detener la alta inflación, resaltó que: "La alta inflación ha sido un problema recurrente en los países en desarrollo. Es usual que los programas de estabilización diseñados para frenarla tengan corta vida y que la inflación resurja con violencia. El fracaso reiterado de los programas de estabilización lleva a que el público sea escéptico sobre las posibilidades de éxito de cualquier nuevo intento. El objetivo de erradicar la inflación se vuelve cada vez más difícil de alcanzar a medida que los países se adaptan a una mayor inflación y cada programa fallido deteriora la credibilidad de las autoridades"
Las nuevas hiperinflaciones se presentaron en un contexto distinto y con características y consecuencias diferentes a las tradicionales. Existen varios aspectos diferenciadores entre el caso tradicional y el de las nuevas hiperinflaciones: primero que todo, a diferencia de los tradicionales, las economías de países como Perú, Brasil y Argentina eran economías que seguían una tradición de alta inflación, lo que se debió en gran parte a los elevados déficits presupuestarios y al incremento del gobierno y de las empresas del sector público; Sin embargo las altas tasas de inflación fueron controladas durante varios períodos mediante mecanismos creados por los gobiernos, manteniendo los ingresos del gobierno estables y enseñando a las personas a vivir con una alta inflación, situación que retardó el proceso hiperinflacionario e influyo en las expectativas y en el aspecto de la poca credibilidad que se tenía en los programas de estabilización del Estado.
El segundo factor diferenciador, fue el hecho de que en estas economías los niveles de señoreaje no fueran tan significativos como si lo fueron en el caso tradicional, en este caso, el señoreaje no se descontroló ni precedió a la hiperinflación (a excepción de Perú); fueron las devaluaciones acompañadas de dinero barato e indización salarial, la razón que provocó los incrementos en la inflación. La incapacidad del Banco Central para contrarrestar los shocks y la mayor fragilidad en el sistema financiero se debió en estos países, a la gradual contracción de las tenencias de dinero en relación con el PIB, situación que se complicó al limitarles el acceso al financiamiento externo.
Inicialmente para el control de la inflación se establecieron programas heterodoxos caracterizados por políticas de ingresos basadas en precios y salarios, pero ante el continuo problema de las inflación, Argentina, Brasil y Perú pusieron en práctica importantes políticas de estabilización para detener la hiperinflación. En cada país los nuevos programas coincidieron con un nuevo gobierno; Menem en Argentina en 1989, Collor de Mello en Brasil y Fujimori en Perú en 1990; Los cuales buscaron romper con los anteriores programas heterodoxos, enfatizando en las políticas ortodoxas y limitando la política de ingresos, el objetivo que buscaban era el equilibrio presupuestal y el cambio en las expectativas de crecimiento a largo plazo, por lo cual incluyeron reformas estructurales dirigidas a la privatización de las empresas del sector publico y liberalización del comercio exterior para así, llegar a una estabilización continua de precios; sin embargo esta estabilización de precios no se logro tan exitosamente como en los casos tradicionales. La aplicación de estos nuevos programas ortodoxos de estabilización, tuvieron resultados diferentes a los tradicionales, pues, aunque lograron disminuir la hiperinflación, ninguno de los países logró la estabilidad de los precios.
En su estudio Miguel A. Kiguel Y Nissan Liviatan, argumentan que la crisis de la deuda en los ochenta fue en orden de importancia, un factor secundario en el proceso de hiperinflación en estos países y que los mas importantes fueron los factores internos, sin embargo cabe cuestionarse la verdadera importancia de esta crisis, porque si bien los factores internos fueron de extrema incidencia, la crisis de la deuda fue generadora de desajustes internos al limitar el acceso al financiamiento externo en una situación en la que existía una debilidad del control fiscal y monetario que limitaba la disponibilidad de financiamiento interno en estos países, así pues se puede incluir la crisis como parte esencial de la cadena de causas y consecuencias de la hiperinflación latinoamericana.
América Latina, se puede considerar como un paciente con problemas en su nacimiento y en su proceso de crecimiento, afectado además por factores externos (su relación e interacción con el resto del mundo). La alta inflación por su parte, se constituyó como una enfermedad con la que aprendió a vivir generando mecanismos que la hacían alta pero tolerable, y sus raíces son tanto los problemas estructurales, como los elevados déficits presupuestarios y el crecimiento continuo de un sector publico ineficaz.
Perú: La economía peruana tuvo dos hiperinflaciones, una en 1988 que duro solo un mes y otra en 1990 que duro solo dos meses. Perú, fue el caso de las nuevas hiperinflaciones mas similar al proceso tradicional, pues en el caso del señoreaje, su incremento fue el causante de la explosión de la hiperinflación. El comienzo de la hiperinflación estuvo vinculado a la excesiva creación de dinero que se llevó a cabo en 1985 y 1986, desencadenando el proceso de aumentos persistentes de los precios a partir de 1988 llegando a su tope en 1990.
El desarrollo de la hiperinflación tuvo una marcada influencia de las políticas populistas iniciadas por Alan García; En 1985 se inició un programa de estabilización basado en las políticas de ingresos que establecían un control de precios y salarios, además estableció un tipo de cambio fijo, el cual no fue suficiente para estabilizar los precios; El gobierno peruano financió la actividad económica mediante perdidas de las reservas internacionales y desarrolló políticas monetarias y fiscales expansionistas logrando evitar en el momento, el aumento en la inflación; sin embargo, al agotarse las reservas se generó un largo periodo hiperinflacionario. Los periodos de inflación elevada pero estable, fueron acompañados de niveles crecientes de señoreaje; factor que explica el limitado control que el gobierno ejerció sobre la inflación.
El programa de estabilización aplicado en Perú en 1990, siguió las pautas del programa Boliviano; El gobierno se comprometió a mantener el equilibrio en el presupuesto y a restringir el crecimiento monetario. El equilibrio en el presupuesto, se dió por la disminución del gasto y por el aumento de los ingresos vía impuestos de emergencia, eliminación de excenciones impositivas y el aumento en los precios del sector público.
En 1990 se buscó romper con el régimen antiguo basado en el populismo y la gran intervención gubernamental por lo cual, además de unificar el mercado de divisas, trabajar en reformas laborales, de comercio y tributarias gobierno se esforzó en reinsertar la economía en los mercados financieros mundiales estableciendo nuevamente contactos con las organizaciones multilaterales y los bancos comerciales.
El proceso de desinflación en Perú, se vio afectado por el alto nivel de dolarización generado en el proceso hiperinflacionario, el cual no cambio de dirección durante el periodo de estabilización, lo cual condujo a que el proceso de detener la hiperinflación no ocasionara la expansión de la base monetaria real (M1), y a que ambas se redujeran a medida que entraban mas dólares en el sector financiero, creando un ambiente vulnerable a la reanudación de la inflación y a la convergencia en las expectativas.
En Brasil y Argentina se desarrolló el efecto Olivera-Tanzi en forma contraria, pues la inflación elevó el nivel de señoreaje en las hiperinflaciones de 1989. En estas economías que ya presentaban altas tasas de inflación, la inestabilidad y los aumentos persistentes de los precios se debieron a las políticas de freno y reactivación adoptadas las cuales crearon un proceso cíclico en el cual, se daban aumentos y luego disminuciones gracias a los intentos estabilizadores, creando un escenario ideal para la explosión de la hiperinflación, pues al cerrarse la brecha en los ciclos -alta inflación/ estabilización- se desencadeno el fenómeno hiperinflacionario.
7. La inflación y el circulo vicioso de la competitividad
El Gobierno ha tenido que admitir que no se podrá alcanzar su objetivo (ya revisado) de inflación para este año después de que el Indice de Precios de Consumo (IPC) creciese un 0,2% en noviembre: ahora se prevé cerrar 1999 en una horquilla entre el 2,6% y el 2,8%, en vez del 2,4%. La revisión automática de las pensiones va a costar 116.000 millones de pesetas al erario.
Se resalta que la fuerte subida de los combustibles ha descabalado los planes, y que la inflación subyacente -en la que no entran los carburantes- es estable. Y es cierto. Sin embargo, también lo es que el resto de la Unión Europea está importando, con el crudo, la misma inflación que nosotros, pero que, pese a ello, los índices de sus países están muy por debajo de los nuestros. Un problema español, pues.
La demanda interna -suma del consumo público y privado más las inversiones en construcción y bienes de equipo- aportó 5,6 puntos al crecimiento en el segundo trimestre. Tamaña aportación -muy por encima del 3,6% que creció la economía en dicho periodo- ha tenido su contrapartida en la inflación, que vuelve a los niveles de enero de 1997. Por ello la demanda interna tiene que compensar el no menos espectacular déficit comercial, que crece sin parar sin que a casi nadie le preocupe, y eso que el sector exterior quitaba nada menos que dos puntos de crecimiento en el segundo trimestre, en términos anuales. De alcanzar el equilibrio ese sector, una demanda interna de sólo un 3,6% habría bastado para alcanzar los niveles de actividad actuales… sin presionar tanto al alza sobre los precios. Crecemos sin exportar, con lo que acentuamos la inflación, con lo que perdemos competitividad y podemos exportar menos: un círculo vicioso en competitividad.
Más allá de cuestiones coyunturales como el petróleo, el temor hoy es que, si la demanda interna sigue creciendo al ritmo actual, la batalla contra la inflación puede perderse. La tentación de enfriar la economía por la doble vía de recortar más el gasto o aumentar las retenciones fiscales sería sin duda contraproducente. Más responsable sería actuar sobre el histórico déficit comercial español, lo que sin duda no es labor de un día. Los precios en alza (a menudo injustificada, como vemos en los sectores agroalimentarios) y la eterna desidia exportadora de las empresas españolas son otros tantos lastres en ese empeño. Además, la política monetaria tiene un efecto marginal en un país como España, ya que se diseña principalmente para los países de mayor peso en la UE: Alemania y Francia. Y en política presupuestaria, las necesidades españolas de infraestructura, mucho más altas que en los países más ricos de la UE, también limitan el margen de maniobra.
Freno a los que se enriquecen a costa de nuestra inflacion Ayer se conoció el dato del Indice de Precios al Consumo(IPC) correspondiente al mes de agosto, esperado y temido tanto por el Gobierno como por los mercados, que ya el lunes anticiparon con su caída la mala noticia. La subida del 0,4% del mes pasado sitúa el índice interanual en el 2,4%: seis décimas más de lo previsto por Economía para todo el año. El Gobierno se ha visto obligado a revisar su estimación inicial, situándola precisamente en el 2,4%. El objetivo es realmente ambicioso, y el margen para conseguirlo, muy escaso, habida cuenta de lo bien que se comportaron los precios en el último cuatrimestre del año pasado. En todo caso, el nuevo índice obligará a revisar al alza las pensiones y un buen número de convenios colectivos. Los funcionarios volverán a perder poder adquisitivo. Es cierto que el Gobierno ha revisado también los objetivos de crecimiento (llegará al 3,7%) y de déficit público (bajará al 1,1%), lo cual significa que se va seguir generando empleo sobre una base sana. Pero, también lo es que el control de la inflación es la clave para que siga funcionando el círculo virtuoso que ha hecho posible la mejora del nivel de vida de los ciudadanos durante los últimos tres años.
La revisión del objetivo de inflación es muestra de un cierto fracaso en la política económica. Y no precisamente por el lado que ayer apuntaron los socialistas, que reclaman más intervencionismo, sino por todo lo contrario. Hay sectores que se aprovechan de la inflación, que le sacan jugo al exceso de demanda y a su situación de casi monopolio. A esos sectores el Gobierno debería meterlos en cintura, porque sus extraordinarios beneficios se están consiguiendo a costa de poner en riesgo la estabilidad de precios que tantos esfuerzos ha costado.
Echar toda la culpa al encarecimiento del crudo no es justo. Aunque el precio del petróleo haya tenido una influencia negativa de 0,7 puntos, no cabe desconocer que el IPC español es muy superior a la media armonizada de la UE. Por tanto, es necesario actuar rápida y contundentemente. Una parte del Gobierno es partidaria de hacerlo sin contemplaciones en los sectores claramente inflacionisas, mientras que algunos miembros del equipo económico creen que es mejor actuar puntualmente sin necesidad de aprobar un paquete de medidas de choque como el de abril.
El sector energético se está comportando como un oligopolio. Sus precios deben reflejar mejor la realidad del mercado. Si hay que dar alternativas a la distribución (facilitando la venta de gasolina en los hipermercados o favoreciendo la creación de cooperativas de consumidores) o acortar los periodos de liberalización (que en el caso del gas es excesivamente largo), hay que hacerlo, aunque eso comporte que algunas cuentas de resultados no puedan lucir beneficios por encima del 20%. Lo mismo ocurre con la vivienda, sector en el que el Gobierno tiene especial responsabilidad, por no haber acometido la necesaria liberalización del suelo. Tampoco se justifica que, por presiones políticas y mediáticas, siga limitada al 12% la rebaja del precio de los libros de texto. Rato debe pasar a la ofensiva, aunque algunas de las medidas a adoptar tengan un coste político y de imagen.
Estados Unidos | Inflacion Greenspan recomienda una subida de tipos y Wall Street reacciona a la baja NUEVA YORK .- La inflación sigue siendo una amenaza para la economía de Estados Unidos y los mercados financieros pueden esperar más aumentos de los tipos de interés, según ha dicho el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan. Las bolsas de Nueva York, que habían abierto al alza, por los buenos datos de inflación en enero; han invertido a los pocos minutos su tendencia, tras filtrarse parte del discurso de Greenspan. A los ocho minutos de su apertura, el mercado se anotaba un alza de más de 100 puntos de su principal indicador, el Dow Jones Industriales. Sin embargo, las filtraciones sobre el informe semestral que iba a entregar Alan Greenspan ante una comisión del Congreso arrastró a la bolsa a la baja. En su informe semestral ante el Comité de Asuntos Bancarios de la Cámara de Representantes, Greenspan ha dicho que la bonanza que vive Estados Unidos "no tiene precedentes en el medio siglo que he estado observando la economía de este país". La inflación ha mantenido un ritmo muy bajo si se exceptúan los precios de los combustibles, pero Greenspan sostuvo que estas condiciones favorables no pueden durar mucho más a menos que también disminuya el compás del crecimiento económico, que ha estado por encima del 4% en los últimos tres años. Desde junio pasado, la Reserva Federal ha subido cuatro veces los tipos de interés interbancarios, como válvula de alivio de las presiones inflacionarias, pero Greenspan indicó que probablemente deberán subir aún más para impedir un recalentamiento de la economía. El Departamento de Trabajo ha informado hoy de que el índice de precios mayoristas se mantuvo sin cambios en enero después de un aumento del 0,1% en diciembre, y un incremento de apenas el 3% durante todo 1999. Pero Greenspan ha dicho que le preocupa la situación del mercado laboral, donde la gran demanda de empleados puede hacer que estos exijan salarios más altos, lo cual en la opinión de los economistas aumenta el ritmo de la inflación
8. Inflación y volatilidad frenan integración andina
LIMA — Las altas tasas de inflación y la volatilidad de las monedas frente al dólar en los países de la Comunidad Andina frenan la integración del grupo. "La inflación latente y la volatilidad del tipo de cambio frustran el potencial de los productos de la región y afectan el comercio exterior del grupo", advirtió el sábado el presidente del Fondo Latinoamericano de Reservas, Roberto Guarnieri. "Son estos dos factores tremendos los que impiden avanzar en el proceso de integración", agregó el funcionario, que participó en Lima en una reunión paralela a la XII Cumbre de presidentes andinos que se clausura el sábado en la capital peruana. Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, miembros de la Comunidad Andina (CAN), terminaron el año pasado con una inflación promedio de 15,2 por ciento, una mejora frente al 18,7 por ciento registrado en 1998. Dentro del grupo, Ecuador posee la tasa más alta: 60,7 por ciento, seguida por Venezuela con 18,8 por ciento. Los tres países restantes tienen tasas de un solo dígito. Para este año la meta de la CAN es reducir el costo de vida en torno al 13,3 por ciento, según proyecciones del grupo. Guarnieri explicó que los factores de la elevada inflación en los países andinos fueron principalmente derivados de crisis políticas, que la región ya está superando paulatinamente.
Ante esto, Guarnieri recalcó que los andinos deberán enfatizar sus políticas monetarias y de precios para llegar a la meta de un mercado común de más de 110 millones de consumidores en el 2005.
Posible crédito para Ecuador Guarnieri se mostró contrario a la dolarización de las economías de la región como receta para vencer estos problemas. Ecuador acuñó la divisa estadounidense en abril de este año. "Mientras existan déficits fiscales muy marcados, imposibles de financiar sin inflación, es inútil que se piense que la dolarización va a arreglar el problema", afirmó. El funcionario resaltó sin embargo los avances en el proceso de cambio de moneda en Ecuador y dijo que su organismo contempla un préstamo puente para ese país andino. "Yo no descarto que eventualmente ayudemos con otro crédito a Ecuador que sirva de puente entre un primer crédito que le dimos hace dos años", afirmó Guarnieri. El Fondo Latinoamericano de Reserva es un organismo regional que apoya las balanzas de pago de los países miembros, otorgando créditos o garantizando préstamos a terceros. Guarnieri recordó que en 1998 el fondo otorgó a Ecuador un préstamo de 411 millones de dólares para estabilizar su economía durante el gobierno del presidente Jamil Mahuad. Mahuad fue derrocado en enero de este año tras una insurrección popular y militar. "El crédito de ahora puede ser de 40 millones de dólares con un proceso más alargado de devolución, que le alivie el peso del primer crédito y (Ecuador) tendrá un año de gracia donde no pagará capital sino solamente intereses", detalló. Ecuador, que en octubre declaró una moratoria de su deuda externa, sufre la peor crisis económica de su historia, que se reflejó el año pasado con una recesión de 7,5 por ciento. Los países andinos esperan salir de su crisis este año con un crecimiento económico de 2,8 por ciento en promedio, frente a la contracción de 4,8 por ciento en 1999, según cálculos de la secretaría general del grupo con sede en Lima.
9. Conclusión
Este tema es muy importante, ya que nos afecta socioeconómicamente, porque el pueblo que compone a un país, no esta preparado para la devaluación del dinero, por ejemplo, los deudores adquieren un producto a un precio y después de cierto tiempo este no es el mismo, en el caso de los vendedores de es lo contrario ya que ellos revalorizan los inventarios porque la inflación hace subir los precios, esto nos lleva a que el gobierno debería tener un mejor control en el manejo de la economía de un país centrando las causas que justifiquen el alza de los precios para así diseñar medidas para embatirla, si la inflación es monetaria se buscará la revalorización de la moneda a través del aumento de la paridad cambiaria.
Trabajo enviado por. Miguel Angel Vernal Gutiérrez
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