- Resumen
- Marco Teórico
- Desarrollo
- La ley de la Defensa de la Competencia
- El comportamiento de las tarifas y su impacto sobre la estructura de precios relativos de la Economía Argentina
- Conclusión
- Bibliografía
- Anexos
Se cuenta brevemente la existencia histórica y actual de las empresas oligopólicas en la República Argentina, la definición de oligopolios, los mercados en los que se encuentran, las empresas participantes (muchas veces privatizadas) y su impacto en la distribución de la riqueza.
El presente trabajo abordará un tema que encontramos muy presente en la actualidad como son las empresas oligopólicas y su impacto en la distribución de la riqueza. A partir de dicho tema encontraremos relaciones con los autores leídos a lo largo de toda la materia.
El trabajo constará de tres partes globales
- Definición de oligopolio basándonos en el libro "Principios de Economía" de Julio Aníbal Vignau y Ricardo Jorge Vignau en el libro de John F. Due titulado "Análisis Económico"
- Basándonos en la ley 25.156 nos preguntaremos si la existencia de mercados oligopólicos beneficia o no al interés económico general.
- En esta última parte pasaremos del conocimiento como información al conocimiento como conciencia analizando la información encontrada con el marco teórico y relacionándola con la evidencia empírica tomada del oligopolio en el mercado energético.
A su vez el trabajo será dividido en Marco Teórico, Desarrollo, Análisis y Conclusión.
- Marco teórico: Aquí se desarrollan los conceptos de los autores a la luz del panorama social actual.
- Desarrollo: Se consignan las definiciones y clasificaciones de oligopolios. Se analiza la ley de la defensa de la competencia. Se desarrollan las principales ideas. Se presentan cuadros y estadísticas que refuerzan nuestros razonamientos.
- Análisis: Se analiza el mercado oligopólico en el sector energético. Se analiza el caso de Repsol-YPF. Se relaciona con las ideas de los autores.
- Conclusión:
En primer lugar debemos contextualizar la época en que desarrollamos este trabajo. Según Helio Jaguaribe estamos inmersos en un proceso llamado globalización. Este es la tercera fase de un proceso que se inició con el renacimiento y la Revolución Mercantil, luego continuo con la Revolución Industrial y finalmente con la Revolución Tecnológica.
Según Ricardo Sidicaro en su carácter de palabra de usos múltiples no es sorprendente que para unos sirva para nombrar las peores desventuras de una sociedad en tanto para otros la remiten a las condiciones internacionales que podrían contribuir a superar todos sus problemas. Con los procesos de globalización adquirieron primacía los razonamientos de tipo marcadamente utilitaristas, focalizados en las estrategias de cálculo económico basadas en el egoísmo de los individuos, que aparecen como casi exclusivamente preocupados por maximizar sus ganancias y beneficios. También en la época de la globalización adquiere gran importancia las reflexiones fundadas en los hechos de la esfera económica sobre los del resto de la vida social. En la década del noventa las sociedades marchaban sin brújulas. Con la caída del muro Berlines floreció un recambio por la derecha neoliberal que anunció la nueva emancipación del hombre en nombre de las virtudes de los mercados autorregulados y del librecambio a nivel mundial. La globalización y las expectativas al progreso tecnológico ilimitado y a sus supuestos derrames igualitarios de abundancia en las denominadas futuras sociedades de conocimiento, ofrecieron interpretaciones reconfortantes a quienes se hallaban mal pertrechados para los nuevos desafíos, en especial, los países de menor desenvolvimiento económico.
En la segunda modernidad en la que nos encontramos es característica la merma del trabajo asalariado bajo las condiciones que surgen de la globalización y de las nuevas tecnologías de información. También se caracteriza por un individualismo el debilitamiento de los colectivos sociales y la desconfianza frente a las instituciones.
Un avance tecnológico realizado en un país puede tener consecuencias tecnológicas en uno muy lejano, la globalización anuncia la llegada de un mundo homogéneo en el que las desigualdades nacionales tenderán a desaparecer, beneficiando especialmente a aquellos países que adoptan iniciativas en el orden político, económico y cultural favorables a las nuevas modalidades de integración en la escena internacional. En el polo opuesto se encuentran quienes diabolizan la globalización considerándola causante de la mayoría o totalidad que enfrentan los países involucrados.
Argentina ha tenido una postura pasiva frente a la globalización, es decir, abrió totalmente sus economías y esferas culturales sin ningún tipo de restricciones a los poderosos factores internacionales de carácter privado, estatal o supragubernamental. En el caso de los países que han alcanzado un mayor nivel de desarrollo económico la globalización produce también efectos contradictorios, pero los positivos compensan los negativos ya que su posición activa les permite recoger los beneficios que provienen de sus empresas con implantación mundial como por ejemplo mejorar las exportaciones e implementar algunos mecanismos proteccionistas para impedir la entrada de importaciones en rubros que quedan fuera de la libertad de comercio que pregonan sus gobiernos, y usar la influencia directa de los aparatos estatales para obtener ventajas apelando a las presiones de la política internacional. La propensión a invertir en el exterior o a declarar ganancias en los paraísos fiscales es una cuestión conflictiva ya se asalariados, empresas o sistemas tributarios estatales suelen expresar protestas ante estos aspectos de la globalización. Todos los países que participan en el proceso de globalización han visto deteriorar las capacidades de intervención de sus estados en distintos dominios de la vida económica, social y cultural, los estados-nación ya han perdido un papel en la economía global del mundo, así los gobiernos nacionales solo pueden aceptar las condiciones de globalización económica, y no tienen medios para intervenir y deben esperar a partir de ese comportamiento los mayores efectos beneficiosos, no solo los gobiernos tendrán que plegarse a estas decisiones sino que todo intento de actuar en otro sentido traería consecuencias negativas, así los estados redujeron el protagonismo administrativo y control que ejercían anteriormente los aparatos estatales. Países como Argentina que adoptaron la forma de globalización desmontaron buena parte de su intervención estatal para ofrecer mejores condiciones a los eventuales inversores extranjeros haciéndose más débiles los estados y consolidándose simultáneamente los actores privados. También la búsqueda de nuevas inversiones extranjeras o el deseo de retener las existentes condujo a los gobiernos a suprimir legislaciones laborales que, supuestamente, entorpecían la competitividad de sus producciones reales o esperadas. El mapa social quedó trazado, principalmente, el aumento de sectores socialmente marginados. Los gobiernos que impulsan o aceptan la vida pasiva frente a la globalización basan sus estrategias en ofrecer a los inversores nacionales e internacionales un mínimo de regulaciones estatales junto con condiciones extremadamente favorables de contratación de asalariados. Esto trae aparejado el déficit fiscal de estos estados debilitados que en varios casos, se han resuelto acudiendo a capitales financieros internacionales con el consecuente aumento de la deuda externa. Para internacionalizar sus producciones culturales, científicas y tecnológicas las naciones que ocupan posiciones activas en los procesos de globalización encuentran situaciones propicias en los países más rezagados ya que sus problemas económicos y sus formas de inserción subordinadas suelen dar como consecuencia la imposibilidad de acceder a lo que se denomina la sociedad de conocimiento. En un mundo en que la ciencia y la tecnología asumen el carácter de recursos estratégicos básicos para mejorar las situaciones de los países, quienes no disponen de ellos entran en un círculo vicioso que los lleva a encontrarse cada vez más desaventajados. Los indicadores que mejor reflejan estas carencias son los bajos presupuestos en educación y en desarrollo científico y tecnológico y creen que las inversiones en desarrollo cultural científico y tecnológico son lujos que se pueden dar solamente las naciones ricas.
De lo dicho de este autor podemos deducir dos características básicas de la globalización. Una es que la ciencia y la tecnología ocupan un rol central dentro de ella. La otra es que en cuanto a lo económico y social adopta una actitud que, según el mismo autor, es neoliberal.
Respecto de la primer categoría José Manuel Grima este fin de siglo está marcado por los profundos cambios devenidos en los últimos veinticinco años. Nos dice que estamos en una era caracterizada por las más radicales innovaciones tecnológicas. La velocidad en la circulación de la información se aceleró en proyección geométrica, favoreciendo el desarrollo de diversas tecnologías. Sin embargo nos advierte que el avance de la revolución tecnológica no es en absoluto aséptico respecto de las relaciones de poder construidas entre las naciones del mundo. Esto sucede porque son los países centrales quienes poseen las herramientas concretas que llevan a la maximización en la renta del capital. Por ende se asiste a un ensanchamiento entre los países centrales y periféricos a partir del proceso de la globalización tecnológica.
Según Alcira Argumedo el conocimiento será indispensable en el futuro. Las actuales tecnologías de punta producen un salto cualitativo, en término de eficiencia, productividad, productividad, velocidad y calidad de los procesos estableciendo el imperativo de incorporarlas como elementos esenciales para el desarrollo económico y social. Antes o después deben ser utilizadas en las áreas más dinámicas del quehacer económico. Se calcula que en no más de diez años el 95 por ciento de las tareas normales de una sociedad van a requerir un mínimo de 10 a 12 años, con un promedio de ocho horas diarias de estudio. Si esto es verdad y lo relacionamos con lo que dice Sidicaro, entonces, si los países más pobres consideran el acceso a tecnologías como algo "de lujo", la brecha entre países centrales y periféricos se seguirá agrandando.
La segunda característica de la globalización es el estado neoliberal. Sidicaro nos ubica en el contexto histórico en nuestra Argentina donde la globalización trajo aparejada el neoliberalismo y nos dice que los sectores socioeconómicos predominantes protestaban contra el estado intervensionista, ellos tenían ideas y propaganda liberal que eran como eslóganes para oponerse a los gobiernos y rememoraban una supuesta época dorada, previa a la creación de las instituciones encargadas del intervensionismo económico, doctrina que se fundaba teóricamente en la preservación del interés general económico.
Según Jaguaribe el debilitamiento del poder estatal es extremadamente agravado por la ideología neoliberal, que predica la reducción del estado a funciones mínimas, como las del liberalismo del siglo XIX, y proclama la autoregulabilidad del mercado – controlado en la práctica por un pequeño numero de multinacionales – y la presumida excelencia de las economías que adopten practicas neoliberales. Por otra parte Grima dice que estamos en un modelo definido por la no intervención del estado en la economía, una apertura al mercado internacional y un aparato productivo orientado al mercado externo.
Como consecuencia, hoy asistimos, en virtud de las modificaciones operadas en el modo de producción a un mundo desprovisto de trabajo. En un cuarto de siglo pasamos de una economía de pleno empleo con utilización intensiva de mano de obra orientada al desarrollo de un dinámico mercado interno y con una estructura social integrada, a la desocupación o al trabajo precario como regla. Con una economía orientada hacia los lineamientos de un mercado globalizado y generando sucesivos procesos de desintegración y fragmentación social al interior de nuestras naciones. Esto genera obviamente una desigualdad en cuanto a la distribución de la riqueza.
Tomamos en cuenta que la posición de Jean Paul Fitoussi y Pierre Rosanvallon quienes dicen que hay dos tipos de desigualdad: unas que es histórica, de origen intercategorial que son llamadas las desigualdades estructurales. Las otras son las desigualdades intracategoriales llamadas nuevas desigualdades o de status indeterminado. Estas últimas son aleatorias y no permiten ser justificadas por ningún principio de igualdad. Debilitan y modifican la estructura del sistema.
El estado neoliberal en Argentina según Petras tiene una característica fundamental que interesa a nuestro trabajo. Tal es la desregulación de los mercados financieros lo cual facilitó todo un circuito.
Entre otras cosas además de la facilitación de obtención de créditos a nivel internacional Argentina entró en un proceso de privatizaciones.
A mediados del período de gobierno de Alfonsín se realizaron algunas privatizaciones de empresas públicas y se realizó el anuncio de otras. Las privatizaciones de empresas públicas suprimieron mecanismos estatales para orientar actividades económicas y sociales, mientras que los nuevos propietarios y concesionarios se convirtieron en poderosos interlocutores de un estado que casi carecía de instrumentos burocráticos para hacer cumplir las disposiciones que debían regular sus acciones. En general la gestión de las empresas públicas había sido criticada por lo excesivos costos de sus producciones o servicios, pero no se había debatido seriamente si un estado que no conseguía hacerlas operar de manera adecuada se encontraría luego de privatizarlas en condiciones de supervisar sus desempeños. La imagen estatal deteriorada frente a la opinión pública se encontró afectada en la etapa neoliberal por las múltiples denuncias sobre irregularidades de los procedimientos que acompañaron estas privatizaciones. Lo positivo de las empresas públicas era que aportaban a la integración regional, al doblamiento de zonas distantes de los centros urbanos y administrativos, a la promoción del desarrollo cultural y la creación de empleos en ciudades que dependían básicamente de sus actividades. Las privatizaciones, así también como la inserción pasiva en la globalización, redujeron más los mecanismos de acción estatal. Entre las manifestaciones de esta crisis de capacidad estatal la evasión impositiva era considerada como uno de los problemas más graves del país. Como ejemplo podemos citar la estadística que dice que de 1200 agentes de la Dirección General Impositiva (DGI) el 30% se encontraba permanentemente ausente, otro 30% era incapaz y un 20% no era gente de confianza. Lo único rescatable de las privatizaciones fue que sirvieron para atraer inversiones.
La corrupción que las sociedades critican en la época de la globalización tiene mucho que ver con la quiebra de referentes morales que se encontraban asociados al ejercicio de la función pública en un estado que se suponía soberano y dotado de fines que trascendían los intereses personales.
El neoliberalismo no sólo trajo consecuencias a nivel económico, sino también a nivel social. Esto lo describe muy bien Grima cuando nos dice que el neoliberalismo lleva a que amplios sectores de la población no puedan integrarse al sistema. La desafiliación en la que se encuentra este segmento de la población, a diferencia de la exclusión, denota un proceso y, por lo tanto, hace jugar factores de carácter biográfico e histórico en aquellas familias y personas que siguen este recorrido. Dice que no hay actores sociales construyendo su actor político, que la política está vacía de contenido y rellenada con el discurso neoliberal, que condena al ajuste tras ajuste. Esto se denota en el surgimiento de organizaciones no gubernamentales las cuales "deben" suplir el vacío que dejó el Estado en lo social.
Finalmente podemos establecer como inicio del Estado neoliberal alrededor de 1957. Favoreció mucho su desarrollo las políticas llevadas a cabo por algunos ministros de economía ligados a los grandes grupos empresarios. A su vez ellos se desenvolvían en gobiernos de regimenes militares que habían suspendido las garantías constitucionales, prohibido las huelgas y eliminado el congreso en muchas ocasiones, también generaron mecanismos represivos basados en la sospecha personal generalizada e instituyo la cultura al miedo en la que el poder ejerció el máximo de control individualizador de los sectores populares. Por eso dispusieron de un poder considerablemente mayor al de sus colegas en gobiernos constitucionales quienes estaban sujetos a las críticas de los medios de difusión, a la protesta de los sectores sociales que se consideraban afectados por sus medidas.
Para saber más de este proceso global y tecnológico que, según diversos autores es tecnológico y también neoliberal, debemos entender sus raíces históricas. También es esencial, teniendo en cuenta que nuestro trabajo se basa en las empresas oligopólicas a nivel local, tener en cuenta el particular desarrollo que este fenómeno tuvo en nuestro país. Es menester, asimismo, recalcar que lo que a renglón investigaremos, cuales son los oligopolios y conglomerados económicos, no son un fenómeno solamente actual sino que se inscriben en un país signado por un contexto económico y social que los ayudó a desarrollarse.
Entre 1880 y 1920 hubo un proceso económico que se basó, fundamentalmente, en la explotación de los recursos agrícolo-ganaderos.
A mediados del siglo pasado hubo una primera fase exportadora cuyo dinamismo significó una persistente expansión de la frontera agrícola. Todo esto implicó una transferencia de recursos humanos y de capital que se orientaron hacia la construcción de un sistema de transporte interno y de facilidades portuarias; la instalación de sistemas de comunicaciones; la creación de facilidades de comercialización (almacenes, frigoríficos, etc.); y finalmente, el montaje de una estructura financiera (bancos, compañías, bolsas de seguro, etc.).
Empero no se asistió como en otros Estados del "nuevo mundo" a un reparto de las tierras, sino que, muy por el contrario, se dividió entre unas pocas familias, consolidando una clase de grandes terratenientes y acarreando una fuerte concentración de los ingresos y de los excedentes generados en las pampas. La pregunta es cómo se hizo para captar al inmigrante europeo. En primer término se recurrió a elevados salarios lo que hizo que hubiese migraciones hacia estas tierras. Argentina lo hacía para competir con las otras economías de la época que eran la norteamericana, la australiana, la canadiense y otras pocas más. Con el aumento absoluto de la tasa de salarios ella quedó fija (después de haber alcanzado un cierto nivel) y todo el excedente de ingresos netos por encima de los salarios pasó a manos de los propietarios de las tierras. En otras palabras, el excedente queda en mano de un pequeño grupo de propietarios.
Un rasgo también distintivo y que forma el carácter argentino es que en esos mismos momentos se creía que lo mejor en términos económicos capitalistas era tener fondos líquidos que permitieran responder al mercado según las demandas. Vale decir, responder con la mayor prontitud posible a la demanda de los clientes de los productos que en ese momento se requerían. Esto obviamente condujo a la desestimulación en la colocación de las ganancias obtenidas en inversiones productivas especializadas. Se asistía a un crecimiento de toda la economía argentina impulsada por la expansión de la producción pampeana, que abría innumerables oportunidades para colocar los excedentes líquidos generados en el sector rural. Se asistió entonces a una rápida diversificación de actividades por parte de un mismo núcleo de empresarios, mientras se reforzaban las ventajas de un comportamiento dirigido a aprovechar las oportunidades más que aumentar la eficiencia productiva.
La ocupación de la pampa se terminó de concretar hacia 1920. El mecanismo que había propulsado un largo período de auge había agotado su capacidad y, tarde o temprano, obligaría a replantear las bases sobre las que se asentaba la economía nacional. Ese fenómeno quedó oculto a raíz de los efectos inmediatos y acuciantes provocados por la crisis mundial de 1929. Las exportaciones eran vitales para la Argentina. Sólo a través de ellas se podía pagar las importaciones de numerosos bienes requeridos por su relativamente amplio mercado interno. La economía nacional comenzó a cerrarse sobre sí misma impulsada por las nuevas condiciones del mercado creadas por las crisis luego acentuadas por la segunda guerra mundial.
Un efecto importante de esto es que el comercio exterior dejó de tener aquella importancia que había sabido conseguir a lo largo del período anteriormente descripto. Es por ello que tanto las exportaciones como las importaciones bajaron considerablemente. Esto trajo aparejado por un lado la disminución en los niveles de exportaciones se vieron afectados considerablemente, lo que hizo que el agro disminuyera sus niveles de actividad y por el otro la disminución de las importaciones lo que trajo aparejado un vacío en un mercado demandante de bienes industriales. Todo esto dio pie a una etapa de industrialización o más bien de una obligada etapa de sustitución de las importaciones y por ende de la estructura del mercado en su totalidad.
Lo curioso en Argentina es que el proceso de acumulación de capitales no quebró sino que dio nuevo aliento al modelo de funcionamiento empresario formado en la etapa anterior. La industrialización se orientó a atender el mercado local ya existente. La industria atendió un mercado cautivo en el que la imposibilidad de importar eliminaba la competencia. La producción agropecuaria había crecido horizontalmente, ocupando los espacios vacíos de la pampa; la producción industrial se extendía atendiendo los espacios vacíos del mercado interno dejados por el cierre de las importaciones.
La industrialización argentina de esas décadas se basó en grandes empresas oligopólicas nacidas en general a comienzos de siglo por obra del funcionamiento del modelo empresario que estimulaba la concentración tomaron la delantera en la ocupación del mercado local y contribuyeron a mantenerlo bajo un control relativamente estrecho.
El cierre del mercado local y su ocupación prematura por grandes grupos industriales tendió a conferir al crecimiento industrial un carácter particular. Los precios de los bienes se fijaban casi independientemente de las estrictas reglas de juego que imponen la competencia; los empresarios industriales tenían la oportunidad de elevar sus precios hasta captar parte de los excedentes generados por el agro. Se fue generando así una situación en la cual los precios relativos y, los ingresos reales de los agentes económicos se formaban en un mercado distorsionado y separado de las influencias internas.
En la Argentina la tendencia a manejarse con alta liquidez y la implantación previa de los empresarios "multifacéticos" en la industria facilitó el cambio de frente para aprovechar las oportunidades ofrecidas a esta actividad por un mercado interno ya formado. Las mismas características del nuevo contexto, en el que sucesivamente aparecían ventajas para diferentes ramas de la industria, demostraron una vez más la conveniencia de mantener una gran liquidez para desplazarse de una rama a otra en lugar de especializarse y buscar el aumento de las ganancias realizando inversiones que aumentarán la productividad del conjunto.
Hay varias opiniones acerca de por qué se pasa de un mercado industrializado a un mercado signado por las finanzas y la especulación, pero nosotros seremos de la opinión de Petras. La explicación que él nos da es que a partir de 1960 comenzó una nueva crisis en el mercado internacional que culminó en 1973 con la denominada crisis del petróleo que hizo aumentar geométricamente el valor del crudo en el mercado internacional. Siendo este recurso natural un bien transable, vale decir, un bien que en todas las partes del mundo tiende a valer lo mismo, "explotó" el mercado financiero internacional. Además este producto era en ese momento y aún es, la base de las economías modernas. Como dijimos al comienzo del presente trabajo estamos ante la presencia de un mercado global por ende esto repercutió muy duramente en el ámbito local en donde también se pasó de un mercado industrial a un mercado especulativo.
Este marco externo en el cual el mercado internacional se volcó hacia las finanzas se facilitó a nivel local la liberación del mercado financiero y la eliminación de las restricciones al flujo de divisas con el exterior. Esto respondía a la voluntad de los grupos privilegiados quienes estaban viendo amenazado su oligopolio en las industrias. Este proceso pudo ser llevado a cabo especialmente durante las dictaduras militares. Si la producción agropecuaria había crecido horizontalmente, ocupando los espacios vacíos de la pampa; y la producción industrial se había extendido atendiendo los espacios vacíos del mercado interno dejados por el cierre de las importaciones, las finanzas atendían y atienden a un mercado cada vez más global.
Ya que el concepto de monopolio absoluto es un concepto polarizado debemos comenzar diciendo lo que es un mercado de libre competencia, es decir de un mercado atomizado. No puede concebirse la idea de un mercado oligopólico, sino se considera al menos en las idea un mercado monopólico absoluto.
En realidad el oligopolio no es un caso único y definido como lo son la competencia pura o perfecta o el monopolio completo o absoluto; incluye, en cambio, una amplia variedad de casos relacionados, en los que todos se caracterizan por la interdependencia mutua, pero distinguiéndose en cuanto al grado exacto de interdependencia y a las políticas exactas seguidas por las firmas.
Existencia de un mercado atomizado
Es de la esencia de una competencia perfecta la concurrencia de muchos oferentes y demandantes, de tan pequeña magnitud económica individual que ninguno de ellos pueda, en un sentido o en otro influir sobre el precio; este debe ser determinado exclusivamente por el juego de las corrientes colectiva de demanda y de oferta. En otros términos la competencia perfecta supone que el precio no puede ser, ni siquiera indirectamente, perturbado o dirigido en la más mínima medida por la acción predominante de algún oferente o demandante o de un grupo cualquiera de ellos.
Monopolio absoluto
Monopolio significa venta por uno, es decir, implica la existencia de un solo oferente que domina el mercado e impone el precio que más le conviene, regulando con tal objeto la producción y venta de sus artículos.
En primer lugar el mercado del lado de la oferta no es atomizado, sino monolítico, constituido por un solo empresario oferente que colma todos los requerimientos de la demanda.
En segundo lugar sea por motivos legales o sea por razón del poderío de la empresa dominante, no hay libre acceso al mercado por parte de nuevos oferentes que pudieran entrar a competir con el monopolista.
Estas dos condiciones son desde luego, esencialísimas. "En ciertos casos, dice Murray, oímos afirmar y comprobamos que una persona vende grandes partidas de mercancías para hacer bajar su correspondiente precio (cuando, por ejemplo, un monopolista casi exclusivo se perjudica momentáneamente para eliminar a un competidor más débil y quedar como monopolista absoluto), o que otros restringen la producción de determinados bienes, a fin de que aumente el precio (política típica del monopolista productor).
Existen en realidad tres tipos diferentes de monopolios. Empero, sirve para el fin que tiene el presente trabajo sólo diferenciarlos en monopolios legales, naturales y artificiales y en definir únicamente al último tipo.
Monopolios artificiales o de hecho
Constituyen la forma más común en las relaciones económicas privadas, y son el resultado de gestiones realizadas por una empresa o un grupo de ellas para desalojar a las demás del mercado frustrando así toda competencia. Dentro de los monopolios artificiales existen dos clases. Estos pueden ser unitarios o colectivos, según derive de la acción de una empresa independiente que consigue abastecer o absorber sola la demanda del mercado, o de la unión de varias empresas que operan en él como una sola, formando un bloque monolítico único. (NdA: En nuestro trabajo los monopolios colectivos son llamados oligopolios).
Los distintos tipos de coaliciones de empresas, tal como es dable observarlos en la práctica, si bien no constituyen casos típicos de monopolio absoluto, tienden sin embargo, generalmente a restringir la libre concurrencia para influir directamente sobre los precios o indirectamente, mediante una regulación de las disponibilidades de un artículo en las fases de su producción o de su comercialización.
Como dice Murray, se trata de monopolios imperfectos, "en cuanto, aún sin encontrarse en condiciones de poder ejercitar un monopolio incontrovertible en la producción y en el cambio de ciertas mercancías, tienden, no obstante (al menos en la mayoría de los casos) a restringir la libre concurrencia, de tal manera que puedan influir en su ventaja sobre los precios o sobre las cantidades."
Antes de referirnos a las formas de coalición más importantes, cabe consignar como observación de interés que, aunque parezca paradójico, tales fenómenos constituyen una derivación de la libre concurrencia que acompañó al capitalismo industrial desde sus albores, ya que la gran competencia fue determinando con el tiempo, el entendimiento entre los empresarios productores con el objeto de lograr, mediante combinaciones especiales, resultados más provechosos para sí mismos, aunque perjudiciales para el público consumidor en general.
Así, distinguiendo con el nombre genérico de competencia imperfecta a todas las formas de negociación que constituyen regimenes ciertos, perdurables y dignos de una cabal importancia en los fenómenos del cambio; se llega a demostrar que pueden alterarse, y así ocurre en la práctica, tanto el principio cuantitativo (mercado atomizado; muchos oferentes y demandantes), como el principio cualitativo (mercado perfecto) de la competencia perfecta, dando margen no sólo al monopolio absoluto sino también a situaciones particulares que resumiremos a continuación.
Por alteración del principio cuantitativo
- Oligopolio absoluto: Existencia de pocas empresas todas poderosas que ejercen influencia sobre el precio.
- Monopolio parcial: Existencia de una empresa grande que domina el precio, y varias pequeñas que lo siguen obligadamente.
- Oligopolio parcial: Pocas empresas grandes y muchas pequeñas. Aquellas fijan el precio. Estas lo siguen.
Cabe aclarar la importancia de las grandes empresas en la determinación de precios ya que lo pueden hacer directamente como en el caso 1 o bien, como "fijadores de precios" en los casos 2 y 3.
Al margen de esta clasificación John F. Due, nos dice que hay otro criterio de clasificación entre aquellos oligopolios que buscan maximizar los beneficios conjuntos de las empresas consideradas como un grupo (oligopolio completo) o aquellas que no lo hacen (oligopolio parcial). A los efectos de nuestro trabajo sólo nos interesará el oligopolio completo.
Oligopolio completo
Se puede denominar así cuando las relaciones entre las firmas son lo suficientemente estrechas para permitir la maximización de los beneficios conjuntos de las empresas consideradas como un grupo. Esta condición puede ser la consecuencia de una simple coordinación espontánea de las políticas de las firmas o con mayor probabilidad de una cooperación franca de parte de los directores de la firma. Este caso no es fundamentalmente diferente del monopolio completo.
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