Descargar

Los orígenes del internacionalismo en Cuba

Enviado por Miriam Avila


  1. Fidel, eterno internacionalista
  2. El internacionalismo en la Revolución Cubana
  3. Conclusiones
  4. Bibliografía

edu.red

La nacionalidad cubana, mosaico de diferentes culturas, es un gran ajiaco y tiene dos troncos fundamentales: el español y el africano, aunque también se nutrió de chinos, árabes, franceses, haitianos y mexicanos. Por nuestras venas corre sangre latinoamericana y latinoafricana. Esto completa la visión universal del cubano y su natural necesidad espiritual de enrolarse en acontecimientos que van más allá de sus fronteras nacionales.

Nuestra historia reconoce la participación, en igualdad de condiciones, desde los inicios de la lucha por la independencia, de hombres de diferentes razas, latitudes y nacionalidades. En las luchas por la independencia y soberanía nacionales, junto a los mambises en el siglo XIX y al lado de los guerrilleros rebeldes en la última etapa de lucha del pueblo cubano, participaron de una manera u otra, hombres nacidos en otras latitudes.

En este sentido no puede dejar de rendirse tributo a dos hombres que para todos los cubanos constituyen paradigmas del más puro y consecuente internacionalismo: el dominicano Máximo Gómez Báez, para los cubanos: el Generalísimo y el argentino-cubano Ernesto Guevara de la Serna, para el mundo: el Che. Al referirse este último Fidel dijo: "¡Ningún hombre como él en estos tiempos ha llevado a su nivel más alto el espíritu internacionalista proletario! Y cuando se hable de internacionalista proletario, y cuando se busque un ejemplo de internacionalista proletario, ¡ese ejemplo, por encima de cualquier otro ejemplo, es el ejemplo del Che! (…) Si queremos expresar cómo queremos que sean nuestros hijos, debemos decir con todo el corazón de vehementes revolucionarios: queremos que sean como el Che"[1]

Nuestro Héroe Nacional José Martí nos enseñó a no oponer jamás el patriotismo a la solidaridad y al internacionalismo, y demostró amplitud de estos conceptos al decir: "El patriotismo es censurable cuando se le invoca para impedir la amistad entre todos los hombres de buena fe del universo, que ven crecer el mal innecesario, y le procuran honradamente alivio. El patriotismo es un deber santo, cuando se lucha por poner la patria en condición de que vivan en ella más felices los hombres. Apena ver insistir en sus propios derechos a quien se niega a luchar por el derecho ajeno"[2]

Patriotismo e internacionalismo son dos conceptos inseparables, estrechamente vinculados entre sí, que las diferentes generaciones del pueblo cubano han hecho suyos, con su actuación en función de cumplir el deber con la patria y otros pueblos del mundo.

Fidel, eterno internacionalista

Las convicciones y la concepción internacionalista de Fidel Castro se ponen de manifiesto desde el mismo inicio de su quehacer patriótico y revolucionario como líder estudiantil, al utilizar la universidad y otras tribunas populares para contribuir a la unidad del estudiantado latinoamericano frente a la política imperialista.

En 1948, encontrándose en Bogotá, se enroló en una revolución popular espontánea, conocida después como el Bogotazo, que tuvo como detonante el asesinato del activista político, progresista y liberal Jorge Eliécer Gaitán. Con respecto a esta acción señaló: "[…] En ese momento me acuerdo de Cuba, me acuerdo de mi familia […] estoy solito allí en esa división, con mi fusil y las pocas balas que tenía y me digo '¿qué hago aquí?' […] Me pongo a pensar si yo debía quedarme y por qué me quedaba. Entonces decido quedarme […] Yo en ese momento tengo un pensamiento internacionalista: 'el pueblo aquí es igual que el pueblo de Cuba, el pueblo es el mismo en todas partes, este es un pueblo oprimido, un pueblo explotado' […] yo voy a morir aquí, pero me quedo"[3].

Años más tarde al ser juzgado por los sucesos del Moncada, asumió su propia defensa y en su alegato conocido como la Historia me absolverá ya se proyectaba la política solidaria de esta, al declarar: "[…] que la política cubana en América seria de estrecha solidaridad con los pueblos democráticos del continente y que los perseguidos políticos de las sangrientas tiranías que oprimen a naciones hermanas, encontrarían en la patria de Martí, no como hoy, persecución, hambre y traición, sino asilo generoso, hermandad y pan. Cuba debía ser baluarte de libertad y no eslabón vergonzoso de despotismo"[4].

Con el triunfo de la Revolución Cubana los sentimientos internacionalistas de Fidel cobraron mayor dimensión. Su ejemplo constante y fecunda labor educativa han logrado enraizar en el pueblo cubano la vocación patriótica e internacionalista como un principio inquebrantable.

Al igual que José Martí, Fidel ve en el pueblo el principal elemento del verdadero patriotismo e internacionalismo al considerarlo, como el capital humano donde se proyectan y toman cuerpo las convicciones internacionalistas.

En el año 1988 en una entrevista para la NBC, la periodista hizo referencia a los grandes gastos que significó la misión en Angola, Fidel respondió: "Bueno eso es posible porque tenemos gente dispuesta a hacer eso. Quizás mucha gente en Estados Unidos no entienda como Cuba, un país tan pequeño, pueda hacer eso si n tiene divisas, si no tiene una economía fuerte, no es rico, no es un país rico. No somos ricos en dinero, pero somos ricos en conciencia, en espíritu internacionalista. Es un pueblo my rico, muy generoso, muy solidario"[5].

El internacionalismo en la Revolución Cubana

Las convicciones internacionalistas del pueblo cubano tienen como base legal el artículo 12 de la Constitución de la República. En este se señala que: "La República de Cuba hace suyos los principios antiimperialistas e internacionalistas (…) y funda sus relaciones internacionales en los principios de igualdad de derechos, libre determinación de los pueblos, integridad territorial, independencia de los Estados, la cooperación internacional en beneficio e interés mutuo y equitativo"[6].

Sin embargo, la conciencia internacionalista de los cubanos no es producto de teorizaciones y bases legales solamente, sino que se ha desarrollado y enraizado en la propia práctica del internacionalismo. El pueblo cubano asume la ayuda internacionalista como misión espiritual, y la convierte en valor moral, por eso la cumple de manera voluntaria y nunca mecánica, ni impuesta, ni por obligación.

En el cumplimiento de misiones militares como la de Angola, que fue la más justa, prolongada, masiva y exitosa campaña militar internacionalista de nuestro país, la Revolución no vaciló en arriesgarlo todo. Constituyó una hazaña de nuestro pueblo, muy especialmente de su juventud como parte del Servicio Militar Activo y la Reserva, conjuntamente con el personal permanente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Sangre cubana y angolana abonaron la libertad de aquella tierra.

Al llamado de la Revolución, miles de hombres y mujeres responden voluntariamente, así sucedió cuando las misiones militares en otras naciones como Vietnam, Etiopía, Namibia, Líbano, Libia.

Otro tanto sucedió cuando al triunfar la Revolución Sandinista en Nicaragua, se le solicitó al gobierno cubano ayuda fundamentalmente en el sector de le educación. Pero pueden citarse otros ejemplos de colaboración en Haití, El Salvador, Guatemala, Perú; así como proyectos para el desarrollo nacional de países como la Granada del Maurice Bishop, en la cual los cubanos construyeron un aeropuerto que posibilitaría el desarrollo turístico de los granadinos; la aplicación de la estructura del médico de la familia en Brasil.

Más cercana en el tiempo, también constituye una expresión clara de esas convicciones internacionalistas, la Operación Milagro, con la cual se han beneficiado con intervenciones quirúrgicas gratuitas, principalmente personas de bajos recursos económicos.

Esta misión, sin precedentes en el mundo, concebida por Fidel, comenzó por Venezuela y se ha extendido a otros países latinoamericanos y del Caribe. La cooperación con la República Bolivariana alcanza otras misiones como Barrio Adentro I y Barrio Adentro II, relacionadas con la atención primaria de salud. Las misiones Robinson I y II, Ribas y Sucre, en función de la educación, tienen como base el método cubano "Yo sí puedo".

La ayuda en la educación, Cuba la brinda también en Haití, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Nueva Zelanda, Sudáfrica, España y otros países. Del valor teórico-práctico del método cubano, da fe el reconocimiento hecho por la UNESCO como un método eficaz para enseñar a leer y escribir.

Pero la vocación internacionalista del pueblo cubano con Fidel Castro como líder indiscutible, va más allá de la colaboración por países. De acuerdo con esa concepción humanista y universal se creó un contingente internacional de médicos especializados en situaciones de desastres y graves epidemias: el contingente "Henry Reeve" que ofrece su colaboración en cualquier pedazo de la geografía mundial en la cual haga falta ayuda solidaria y desinteresada.

Al propio tiempo, miles de jóvenes de otros países cursan la carrera de medicina en Cuba, para luego contribuir al mejoramiento y atención en salud de los pueblos del mundo.

Estos ejemplos constituyen inequívocas expresiones de sensibilidad, humanismo y desprendimiento de nuestro pueblo dirigido por el Comandante en Jefe, "(…) se está escribiendo toda una hermosa historia, que en este momento se desarrollo como nunca antes en la vida de la Revolución"[7], así Fidel resumió nuestra ayuda.

Podemos afirmar que la práctica del internacionalismo y la solidaridad de nuestro pueblo bajo la dirección del Partido y de Fidel, constituye la máxima expresión de respeto a los principios de solidaridad e internacionalismo. En estricto apego a la Constitución Cubana y la Carta de la ONU; está libre de todo tipo de injerencia y se cumple, por tanto, sobre la base del mayor respeto a los intereses y voluntad de los gobiernos y pueblos que la solicitan.

Cuba se atiene al principio de opinar sobre cualquier asunto internacional siempre que lo considere oportuno. Jamás ha dado muestras de querer ejercer roles protagónicos o hegemónicos ni en la esfera militar ni en la civil, nuestra ayuda posee solo intereses humanistas, convicciones revolucionarias y eso no lo alcanzan a comprender los imperialistas.

Nuestras relaciones en el cumplimiento de cualquier misión internacionalista y de colaboración las caracteriza la fraternidad y el respeto a la soberanía y la autodeterminación. Este aspecto se ha manejado con sumo cuidado para evitar las tergiversaciones que empañen nuestro real interés solidario y altruista, como expresión de los mejores sentimientos de nuestro pueblo y bajo los principios de no injerencia e intervención en los asuntos internos de los pueblos hermanos.

Para el pueblo cubano y sus líderes, jamás el fin justificará los medios, por lo que a lo largo de estos años, la ética ha devenido en una cualidad imprescindible en todo el quehacer de la Revolución Cubana.

El cumplimiento cabal de la misión constituye nuestro único objetivo y el continente africano puede dar fe de esta realidad.

Cuando nuestros combatientes regresaron a la patria lo hicieron con la frente en alto trayendo solo la amistad de esos pueblos, el agradecimiento de sus gobiernos, las armas con que combatieron y la satisfacción del deber cumplido y los restos gloriosos de nuestros hermanos caídos.

Con el apoyo incondicional a la justa lucha de los pueblos africanos hemos escrito una brillante página de solidaridad, de la cual nuestro pueblo se siente orgulloso. Más de medio millón de cubanos han cumplido misiones internacionalistas como combatientes, médicos, trabajadores de la salud, técnicos y maestros.

Conclusiones

Para el Partido, Fidel y los cubanos, la expresión superior de la conciencia revolucionaria y comunista, la encontramos en la práctica del internacionalismo. En el pensamiento político-militar de Fidel desde sus inicios, estuvo presente la concepción de que no se haría una revolución que no fuera con sentido internacionalista, pues no concebía una humanidad reducida a la frontera de una pequeña isla.

La Revolución Cubana no es propiedad de un puñado de millonarios, sino de humildes trabajadores que sueñan con el bienestar y progreso no solo de nuestro pueblo. Nuestra filosofía internacionalista supone su aplicación práctica, aportando capital humano, recursos materiales, ofrendando hasta nuestra propia sangre.

En las condiciones actuales ante un imperialismo prepotente y hegemónico, se hace imperiosa la necesidad de mantener vigente el principio del internacionalismo proletario. El mundo está necesitado de unidad y solidaridad. Nuestra vocación internacionalista, puesta de manifiesto desde nuestras primeras luchas libertarias es parte inalienable de la ideología marxista leninista que profesamos. En cada individuo revolucionario late el corazón de las naciones, en el corazón de las naciones revolucionarias anida el alma de la humanidad.

Bibliografía

 

 

Autor:

Miriam Avila

[1] Discurso pronunciado por el Comandante Fidel Castro, en la velada solemne en memoria del Comandante Ernesto Guevara, el 18 de octubre de 1967. Disponible en: http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1967/esp/f181067e.html

[2] Martí, José: Nuestras Ideas. Periódico Patria, Nueva York, 14 de marzo de 1892. Disponible en: http://www.josemarti.info/documentos/nuestras_ideas.html

[3] _________: Sobre temas militares. Fidel Castro. Imprenta Central de las FAR, La Habana, 1990, t.I, p.259.

[4] Castro, Fidel: La Historia Me Absolverá. Ediciones Verde Olivo, La Habana, 2002.

[5] ________: Entrevista de la NBC a Fidel Castro. Colección Olivo. Editora Política, La Habana, 1988, p.39.

[6] Constitución de la República de Cuba. Editora Política, La Habana, 2010, p.26.

[7] Ramonet, Ignacio: Cien horas con Fidel. Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2006, p.603.