El residente en otras comunidades sabe cuán crudamente se plantea la cuestión del empleo, apartado de toda consideración coyuntural: nadie le exige agradecimiento. Sabe que las agencias de seguro son inversiones en las figuras estadísticas de las probabilidades de que pase lo malo; un juego cruel del que tiene con el que teme. La vida en Norteamérica es apta sólo para conquistadores naturales. El que mire hacia atrás, como se dice en el Libro de Dzyan, está perdido. Y los pobladores cubanos de Miami mantienen sus relojes detenidos en el último día del año 1958, aferrándose a un patriotismo híbrido en el lugar menos apropiado del mundo: la meca del egoísmo; donde los hijos no quieren a los padres porque a éstos no les queda tiempo libre que dedicarles; el lugar donde el esclavo comparte con el rico el último banquete a que los convida el Evangelio: tú gozas el cielo, yo gozo la tierra; allí donde el Cristianismo radical cedió en su lucha secular contra el Cristianismo conformista, dejando el campo libre a la más conservadora sociedad protestante burguesa. Los cubanos desarraigados del exilio son dignos más de compasión que de odio, porque saliendo del César cayeron en la intríngulis del binomio Dios y Burgués. Pero día a día destilan el odio a un pasado reciente viviendo en la quimera de un pasado lejano, con una cáscara tenaz resistiendo a la rueda de los tiempos, argumentando en perjuicio del enemigo las mismas cosas por tan largo tiempo que parece que quieren autoconvencerse.
Un joven descendiente de cubanos del exilio es fácil de detectar por sus deficiencias en ambos idiomas, por la falta de dominio de cuestiones básicas de la cultura hispánica, hasta por señas externas del genotipo. Está demostrado que la influencia del medio ambiente sobre los jóvenes durante largos períodos de tiempo hace aparecer tanto en la raza como en el individuo nuevos aspectos estructurales y mentales, modificando gradualmente a las células de las glándulas sexuales, cuyos tejidos pueden adaptarse al nuevo medio, aunque es cierto que el individuo no trasmite sus características adquiridas.El desastre moral del exilio, cualquiera que sea y en cualquier tiempo, sólo se constata después de la derrota, que aunque humilla siempre, es en este caso en que el individuo se lo juega todo y lo pierde cuando se ven manifiestaciones de derrumbe espiritual: repetición de ideas fijas, obsesión con la identidad, odio autodestructivo. Sabe que está perdido, más que nadie lo sabe, pero aceptarlo equivaldría a la aniquilación y por eso en el ghetto se aplican reglas locales para cosas universales como la masonería, la iglesia, la diplomacia, los espectáculos artísticos y tantas otras. Allí el sentido de supervivencia tiene categoría suprema y hay que reconocer que han tenido constancia en sus esfuerzos.
La gran tragedia del exilio fue confiar en la Lógica más que en la Historia. Pudo más la Geopolítica que el sentido patrio en la decisión de abandonar la batalla contra la Revolución en espera de la intervención norteamericana, una solución más racional que pasional. Nadie que se hubiera planteado la ecuación política de Enero de 1959, __con las variantes de fuerza, geografía, predictibilidad e intelecto de cada una de las partes en pugna, sin haber dado crédito a la información genética y a cuestiones ancestrales__, hubiera confiado en la permanencia de Castro por cuarenta años en pie de guerra, resistiendo a traiciones, reveses y dudas como nadie en la Historia, aunque bien es cierto que nunca tuvo un enemigo de su envergadura. No se puede considerar al Norte como el único enemigo, pues en honor a la verdad no lo ha sido para la Cuba revolucionaria en mayor medida que para todo el resto de la humanidad, ni le lleva ventaja en su afán al exilio cubano, que mayoritariamente ha jurado lealtad a la nación americana. Sólo que se le ha resisitido sin la desvergüenza usual en nuestros países latinoamericanos.
El mismo inmenso daño que ha sufrido mi pequeño país, víctima de la guerra económica __ que en definitiva es la única guerra posible __, hecha por el más poderoso y rapaz de los países, lo ha experimentado cualquier otro en la esfera de su influencia, aunque se mire desde diferente ángulo. Sucede que otros países no tienen una proporción significativa de su población en actitud vertical dentro del imperio en contra de su nación, algo sui generis en la historia del mundo. Quizás uno de los peores errores de Castro haya sido haber aceptado la rendición de la brigada mercenaria en Playa Girón. No hay nada en la jurisprudencia internacional que lo hubiera condenado por haber barrido una invasión de naturales del país traídos por el enemigo. Creo que el canje de prisioneros de guerra por medicinas y alimentos fue un acto de orgullo, con cierto valor estratégico en cuanto tiene que ver con la diplomacia, pero dejó mucho que desear en la táctica futura; hombres que se hicieron símbolo en la lógica torcida del exilio, pero símbolo al fin. El acto contrarrevolucionario del Orange Bowl con Kennedy a la cabeza, recibiendo a los mercenarios cubanos, inauguró una época de contradicciones en un mundillo raro: Los agentes de la CIA que prepararon el plan, los dirigentes cubanos del exilio y los propios mercenarios sabían que el presidente americano no se comprometería en tremenda jugada en la eventualidad de la falta de apoyo de la población. Pues bien, no hubo apoyo, se derrotó la intentona en 72 horas, entonces ¿qué se estaba celebrando?. Aún más ¿qué se le reprocha a posteriori a Kennedy?. Bastante humillación sufrió el país con el embajador ante la ONU negando los bombardeos iniciales.
Esta prueba es la primera del entreguismo del exilio; no agradecer al gobierno americano el esfuerzo hecho hasta donde pudo llegar. ¿Qué significaba la causa del exilio; justo reclamo o mascarón de proa?.La historia de las relaciones de Cuba con los Estados Unidos no puede separarse del contexto de todo el Caribe: en la medida en que crece la seguridad nacional de los Estados Unidos disminuye la de los países de la región. La Doctrina Monroe en 1823 anunció las intenciones colonialistas exclusivas respecto a los últimos reductos del imperio español: Cuba y Puerto Rico. Dos intentos de adquisición en 1848 y 1853 para convertir a Cuba en esclava. Provocación del Maine en 1898 en La Habana. Establecimiento de un protectorado por medio de la Enmienda Platt en 1901. Nueva intervención de 1906 a 1909. Imposición de condiciones después de la revolución del 33. Derogación de la enmienda Platt en 1934, luego del dominio pleno de los asuntos cubanos. Invasión de Bahía de Cochinos en 1961 con mercenarios cubanos al estilo de 1954 en Guatemala.La seguridad nacional de Estados Unidos lo mismo ha utilizado al anticomunismo más escrupuloso como ha apoyado a los regímenes más sangrientos del mundo mientras que han mantenido la estabilidad social, entendida como obediencia debida al imperio más que asunto soberano. Esgrimir la excusa de la falta de libertad en Cuba para no tener relaciones es una gran hipocresía. Algo interesante en la sicología de Miami es una especie de escalafón en la llegada al exilio, pues el mérito disminuye con el tiempo. A los ojos del exiliado es sospechoso de colaborador con el enemigo todo aquél que ha salido tarde de Cuba, cuyo pueblo supuestamente siempre ha estado sufriendo y resistiendo a la dictadura, lo que es muy contradictorio.Hay una categoría de contrarrevolucionarios que en justicia deben ser analizados con óptica especial, pues las causas y azares en que se vieron envueltos son marcadamente diferentes a los del resto: los alzados. Entre otras cosas escogieron el escenario histórico adecuado, se fueron para el monte, pensando que muy pronto se repetiría la hazaña aún fresca de los barbudos. Es cierto que aspiraban a la ayuda del Norte, pero eso nada tiene en sí de malo. Es tan así que llegaron a ser bastante populares entre los campesinos y sólo desaparecieron con la llegada de un contingente numeroso de la milicia.
El que escoge el camino del exilio para seguir luchando contra el gobierno de Cuba no comprende la sicología de la geografía: aquí estoy yo, allá los demás; estar aislado es estar fuera de la isla. Prueba de que la lucha guerrillera tuvo un carácter diferente es que la inmensa mayoría de los liberados del presidio por este concepto hicieron una vida normal y pacífica hasta que hijos y nietos descubrieron la posibilidad de escapar a la tierra prometida con estas viejas causas.Resumiendo, podemos sacar de lo dicho hasta ahora varias categorías en la población del exilio en Miami: una masa civil de batistianos, palabra que en sí misma encierra la filosofía política de esos tiempos, y no una posición específica; apolíticos inadaptables al sacrificio revolucionario y simplemente simpatizantes del modo de vida americano; ex-alzados salidos de la cárcel en tiempos diferentes; veteranos ex-mercenarios y traidores. ¡Ay, los traidores!. En el último grupo aparecen los que fueron funcionarios, militares o imparciales del gobierno junto a un estrato muy especial de la sociedad cubana: los disidentes permanentes, los que continúan disintiendo del sistema en donde ya no viven, los que están fuera porque hablaron dentro, es cierto, pero que mejor se callaran la boca, si entendieran la verdadera diferencia entre disidente y traidor: su posición respecto al enemigo. Si los disidentes actuales cubanos lo fueran de veras, comprenderían que abandonar el terreno los invalida para su actividad. Puede haber razones de peso para emigrar, pero el peso de razones debiera inhibir al disidente emigrado en su nueva posición.
El verdadero enemigo
No se puede perder de vista el objetivo principal de la lucha política histórica; el principal enemigo del país__, el que escamoteó la victoria de un ejército que se enfrentó a las mejores fuerzas de España, que impuso una enmienda a la Constitución, abolida cuando ya el dominio sobre el país la hacía innecesaria, cuyas trasnacionales controlaban el grueso de la economía nacional__ siempre ha sido el país del Norte. Es perfectamente comprensible que el ciudadano se preocupe por cuestiones civiles, eso ni siquiera debe cuestionarse. Lo malo es hacerse eco de la inmensa propaganda por la cual el disidente en Cuba se convierte en partidario del establecimiento de un estado utópico respecto a la observación de los derechos humanos, que en ningún lugar del mundo existe en una medida ni siquiera menor que en Cuba. Mucho menos en los Estados Unidos, donde nada que no sea autofinanciado puede ser soberano. La defensa de los derechos humanos en Estados Unidos es un producto de exportación.
La justicia americana es un monstruo que funciona para el que pueda pagarla, un privilegio como el arte, la cultura, la salud y la educación. El abogado de oficio es una triste historia estadística de casos ganados; con una inmensa mayoría de condenados que se declaran culpables para disminuir las penas; con una muy controversial selección de jurados, donde se tienen que balancear los componentes raciales para evitar explosiones sociales. La propia administración de inyecciones letales para los condenados a muerte, en la que el país es pionero, es criticada en el mundo entero por cuanto utiliza la estética médica para ennoblecer un acto sin ninguna ética, que es en sí mismo bárbaro. Hay menos pruebas de que esto no es cruel que de la falta de efectividad de esta muerte, cuando los propios condenados han tenido que asistir a los discípulos de Hipócrates en canalizar una vena o han muerto después de horribles convulsiones. Es sabido también que esta pena de muerte es una oferta política, así como que la intercesión de gobernadores en condenas injustas más allá de toda duda razonable obedece a causas meramente políticas.
El derecho humano a igual salario por igual trabajo es una atribución que cede generosamente la sociedad capitalista al empleador. En el estado de North Dakota, en el año 1997, después de ser rechazada en dos oportunidades seguidas por ambas cámaras, se aprobó el acta de los derechos civiles donde se condenaba la violación ilegal de esos derechos. Allí donde el perro de un ciudadano es manifiestamente preferido a un niño indio, donde existen más de 120 iglesias para menos de 50 000 habitantes de su capital, hubo reacción para aprobar una condena de las violaciones ilegales de los derechos humanos, lo que hace sospechar la posibilidad de violaciones legales. Y los activistas en Cuba piensan que esta materia es el pan nuestro del ciudadano americano, cuando más bien es un producto de exportación. El primer derecho humano en el mundo había de ser el derecho a la vida, entendida como la posibilidad de desplegar las potencialidades creativas del hombre dentro del marco de su cultura y con trazos de su identidad individual, sin esas coacciones institucionalizadas de la sociedad que por tradicionales parecen inevitables; las religiones. El surgimiento del estado laico fue una necesidad dialéctica en la vida del hombre, no por concesión de la religión sino en respuesta a las evidentes incongruencias del dominio espiritual sobre los asuntos sociales y sólo al reclamo del ser social. Era demasiado contradictorio mantener un maridaje entre los negocios de Dios y del rico mientras se habían puesto en boca de Jesús palabras de negativa a la entrada de los cielos al socio principal. Por tanto sería una tendendia histórica y natural el advenimiento del estado ateo. De hecho los asuntos prosaicos del diario vivir se desentienden absolutamente del dominio religioso en los países autodenominados civilizados, pues de nada vale ser muy piadoso si no se tiene con qué pagarle a un hospital católico, bautista, u otro cualquiera.
Realmente resulta incomprensible que en asuntos de política se utilice a Dios, que no se ve, como punta de lanza contra los ateos, que sí se ven. Hay que ver lo que significa el hombre trabajador sin temor a las enfermedades, sin la resignación de ver a sus hijos sin educación, con el goce pleno del tesoro público de su cultura. Debiera dejarse a Dios para las necesidades espirituales solamente, que el hombre conociera como primer deber el ayudar al otro, para darle una proyección lógica al Dios Innecesario que todas las religiones pintan, un Dios que tuvo su historia a partir de la irrupción de la filosofía judeo-cristiana en la Cosmogonía de los pueblos más antiguos, atribuyendo a la Causa Más Elevada y Unica, al Principio Universal Deífico, la creación inmediata de nuestra Tierra y del hombre en contradicción flagrante con el Esoterismo Oriental, que nunca ha rebajado a la Deidad Unica Infinita hasta semejantes usos. En el Rig Veda no aparece Brahma, sino muy modestamente Rudra y Vishnu, que fueron con el tiempo los dioses del credo exotérico. Todos los dioses personales desde los albores de la historia son de la tercera manifestación cósmica, siendo la primera el Rayo de la Deidad Oculta hiriendo la Materia Cósmica Primordial, propiciando al producto andrógino, la Fuerza Dual Abstracta Macho y Hembra, la segunda manifestación . Finalmente, en la tercera, esta fuerza se separa en otras siete; los llamados Poderes Creadores por las antiguas religiones y las Virtudes de Dios para las iglesias romana y griega que les rinde culto bajo las personificaciones de los Siete Arcángeles. Demasiado humana la interpretación de la batalla de los dioses y los ángeles caídos.Algo curioso y lleno de contenido es la posición de la iglesia católica en el exillio, con respecto a la de la isla. Cuando se oyen declaraciones de ambas partes no parecen alas de un mismo pájaro, con lo que queda demostrado que la conciencia religiosa es también un fenómeno geopolítico además de geográfico. La iglesia en Cuba ha pasado satisfactoriamente la prueba más difícil: perseverar en su labor evangélica sin interferir en los asuntos de un estado autoproclamado ateo. Con serenidad admirable ha convivido en una sociedad que con hechos demuestra que tampoco el reino de la tierra es accesible a los ricos, que el egoísmo es no sólo la peor enfermedad del género humano, sino que es incurable, mientras que la pobreza tiene cura.
Un sacerdote de mi pueblo, se atrevió a pedir la bendición de Jesús para sus hermanos comunistas, lo que, en honor a la verdad, no fue muy bien acogido por muchos feligreses.En su bienvenida a Juan Pablo II, el arzobispo de Santiago, Pedro Meurice fue bien explícito en diferenciar el sentido patriótico cubano del apoyo político al gobierno actual, lo que es correcto en cuanto deje claro también su diferencia con cualquier sentido religioso. Habría que poner al arzobispo en la Ermita de la Caridad del Cobre de Miami para que hiciera la misma diferenciación. Yo recuerdo muy bien sus palabras en fecha conmemorativa de la parroquia de Manzanillo, a la luz de candilejas: "Tenemos miedo de todo, tenemos miedo de tener miedo". No es el miedo de una persona humana, es el miedo de la tradición judeo-cristiana, de una idiosincrasia que necesita un redentor que pague por culpas ajenas. Una denuncia al miedo parecida la podemos encontrar en el Nuevo Trato de Roosevelt en 1933 cuando dijo que el miedo es lo único a lo que hay que temer, en una época en que con el comienzo de la gran depresión y el advenimiento de Hitler, el partido comunista ganaba creciente simpatía con su coalición anti-fascista y su apoyo a los cambios sociales de la década, incluso entre idealistas de la clase media. Luego la derecha los acusó de comunistas, cargo de mucha gravedad después del pacto nazi-soviético del 39. Las convocatorias al valor por lo general siempre han estado dirigidas contra el comunismo. Hay una predisposición contra el comunismo profundamente arraigada en el espíritu humano, marcada por una cultura abiertamente egoísta, que irrumpió entre los dioses del politeísmo griego, aplastó el magnífico multipartidismo del Olimpo y lo que es peor; inculcó en la mente del hombre la noción de criatura más favorecida de Dios, haciéndolo sordo a los reclamos de justicia social.La lucha contra el Comunismo no conoce fronteras, ni límites, ni ética. Lo mismo una universidad que una institución privada o un sindicato, ha discriminado a algún comunista o socialista. Comités congresionales (HUAC), Departamento de Justicia-Gobierno ( Loyalty-Security Program; 1947), Corte Suprema, Fuenteovejuna, señor; todos a una, más allá de toda ética o justicia: persecuciones, mentiras, abusos. En la época del triunfo de Castro, los caballeros cruzados de la Libertad y la Democracia en el mundo, dejando en el campo de batalla a miles de víctimas del anticomunismo, daban una convincente demostración de tratamiento a la disidencia política.
¡No tengáis miedo, Don Karol!
Dicen que Castro invitó al Vicario de Dios a llegar a Cuba en ocasión de una de sus visitas a Latinoamérica. Pero este viejecito simpático era tan anticomunista que rechazó el ofrecimiento porque Cuba estaba demasiado alineada a la Unión Soviética de esos tiempos, con lo que parece quedar demostrado, si es cierta su infalibilidad en asuntos religiosos, que Dios es también anticomunista. Aunque el exilio cubano consideró la visita papal a Cuba como un fracaso para Castro, lo cierto es que todo lo que condenó en sentido universal pudo haberlo dicho en cualquier otro lugar, sin embargo, fue muy específico en asuntos como el neoliberalismo y el capitalismo. El cubano del exilio es, sencillamente neurótico. Claro que aquí el concepto de neurosis ha de ser más amplio que la mera transformación de los impulsos libidinales y el simbolismo sexual, comprendiendo también el dominio obsesivo de la protesta viril. Busca elevar su personalidad debido a su sentimiento de disminución, lo que lo hace enmascarar su tendencia vergonzosa de apátrida. Y como efecto compensatorio de ese complejo de inferioridad está lo mismo Dios que su idea directriz de antifidelismo.
Excepto los comunistas "to'er mundo e güeno", lo que, además de incierto sienta un precedente peligroso: la redención de los pecados, por la que en un domingo se limpian los pecados semanales del mundo. Al decir Le Rochefoucauld que jamás examinó el alma de un hombre malo; pero una vez examinó el alma de un hombre bueno y retrocedió espantado, estaba dando la clave del problema del autoanálisis de conciencia: conflicto de intereses; no se puede ser juez y parte al mismo tiempo. No tiene sentido dejar a la vaga interpretación de una escritura antigua el código moral de un ser social como el ciudadano. El objeto del hombre es un acto y no un pensamiento, aunque fuese éste el más noble, como dijo Carlyle. Y no hay otro modo de lograr la interacción de actos nobles y efectivos en la sociedad si no es con sistemas de justicia social, pues ya ha quedado bien demostrado que las instituciones caritativas han fracasado en ese objetivo. La maldad no es patrimonio exclusivo de los ateos, entre los que más bien he visto una menor proporción de canallas. Es más, la incompatibilidad entre las religiones ha sido históricamente mayor que la del ateísmo con ellas. Mucha es la sangre que ha corrido entre los hombres en nombre de Jesús. Miami estuvo de fiesta cuando llegó el Papa a Cuba. Como siempre sus expectativas quedaron en el vacío. La euforia por el Papa fue la misma que crea una visita anunciada y celebrada por el gobierno y el partido. Miami no entiende que el pueblo cubano ve en esa figura a un defensor potencial, porque siempre se ha opuesto de oficio al bloqueo del fuerte contra el débil. Se equivoca el que piense que la masa silenciosa interpretó esta visita como algo hostil. Se equivoca el Papa como se equivocan muchos de sus vicarios si creen seriamente que el pueblo cubano no actúa de otro modo por miedo; la virilidad de nuestro pueblo no necesita pruebas. Cuando el Papa se refiere a los derechos humanos se dirige a todo el mundo, pues esa es su ética.
El balance total de esta visita favoreció a Cuba en cuanto desmiente la persecución religiosa. Como dijo el Cardenal, las puertas siempre han estado abiertas, aunque lo que ellos querían era que les abrieran la oportunidad de la enseñanza religiosa a los niños, espacios de difusión y otros privilegios que nada aportan a la justicia social. La sabiduría popular no se deja engañar; ni la iglesia ni el Papa garantizan en el vasto mundo cristiano las mejoras sociales que se ha procurado el pueblo cubano, que en definitiva es el que produce. No se necesita ser simpatizante de Castro para reconocer los logros de la Revolución o el legado histórico que ella misma representa.Si Miami y el exilio en general encuentran en la iglesia el crecimiento espiritual de que hablan, a pesar de las desigualdades sociales, ése es su derecho; quizás la necesiten más que nosotros. Si ya han olvidado el papel parcializado de la iglesia a favor de España en nuestras luchas independentistas frustradas o el concepto nada místico de Maceo sobre Patria y Libertad cuando pone en primer término al filo del machete, el pueblo cubano lo recuerda muy bien. Es probable que en nuestra naturaleza no haya calado bien la evangelización de los primeros colonos y sea verdad la leyenda que nos enseñaban en la escuela sobre el aborigen que, a instancias del cura para darle su pasaporte al cielo, respondiera que si allá iban los españoles, él no quería ir. No es muy osado pensar que en la originalidad de nuestro sincretismo cultural de mezcla de orishas y nuevo testamento radique una diferencia fundamental con países vecinos. Sepan que estamos hablando del mismo pueblo de: ¡Cree en Dios y no corras!. De aquél que profesa su pragmatismo con: "A Dios rogando y con el mazo dando". Huelga traer a colación las más disímiles situaciones de la vida en que con ciertas frases se da un tratamiento poco delicado a Dios.
Nuestra rebeldía no es atea, es agnóstica.Nadie sabe por qué, tal vez por la tendencia a mezclarse que todo tiene en nuestro terruño,__ porque allí se fundieron en el crisol, como en ninguna otra parte españoles, canarios, gallegos, catalanes, vascos, negros, asiáticos __ pero lo cierto es que en nuestra ética y estética no nos parecemos a nadie, somos lo mismo frívolos y dicharacheros por la parte valenciana que trabajadores y toscos por la parte isleña. De Africa traemos el ritmo, de un significado mucho más profundo que en lo que a la música se refiere; el ritmo nos domina hasta en el modo de pensar. Por tanto, creo que la iglesia católica pudo librarse del panteón yoruba en la misma medida en que se internó en las masas populares; poco significativa.
Se repite la historia
La terquedad neurótica del exiliado durante casi medio siglo demuestra que la experiencia de la vida es subjetiva, preñada de mecanismos mentales viciosos, que no enseña cuando no se tiene el deseo de aprender. Lo que lo descalifica para tener un voto en el destino de Cuba. El pasado ejemplo de Estrada Palma deslumbrado por el sistema político del Norte, __lo que de paso nos llena de dudas al pensar que José Martí no debió estar ajeno a dichas tendencias y más bien lo elogió en ocasión de fundar una escuela__debe alertarnos sobre los patriarcas que pasan mucho tiempo en casa del adversario, pues suelen ser sus preferidos ante los que se quedaron. ¿Quién ha olvidado la respuesta de Bartolomé Masó, el patriota menos favorecido por la fama, al gobernador americano que le brindaba su apoyo en contra de Juan Gualberto Gómez, " un negrito de pésimos antecedentes morales"?. Perdió Masó. Ganó Estrada Palma. Perdió Cuba.
Mientras Masó mantenía la antorcha de lucha en Oriente junto a otros patriotas, sin la cual ni Martí, Maceo o Máximo Gómez hubieran podido encender la guerra posteriormente, algunos patriarcas exiliados desarrollaban una admiración subconsciente y un agradecimiento inmenso al país del Norte. No hay que culpar personalmente a Estrada Palma, sino a sus circunstancias. Otro quizás hubiera actuado igual. Todo es cuestión de medida en conceptos tales como agradecimiento, simpatía, admiración. En asuntos patrióticos el hombre de recto entendimiento es un caballero que rechaza cualquier ofrecimiento y guarda su corazón para su amada. De que la conversión de La Habana en Miami es un peligro concreto en la eventualidad de la derrota del socialismo en Cuba puede dar fe cualquier ciudadano imparcial que haya vivido en el país del norte. De que esto no sucederá lo sabe el que comprenda la historia y la interprete como un legado vivo de heroísmo ante la mala fortuna y la traición.
Yo no digo que la vida en los Estados Unidos sea absolutamente mala o buena, sólo que está hecha para gente diferente. El balance entre cosas buenas y malas se hace inaceptable para un cubano medio. Lo bueno no es igual. Lo malo es demasiado malo. En estos momentos el movimiento disidente en Cuba parece estar deseando lograr una unidad finalmente.Si no es que Radio Martí, como siempre hasta ahora, se deja llevar por una euforia circunstancial, __un viejo amigo mío, disidente de la línea dura, decía que uno constantemente tenía que mirar para la calle en busca de lo que estaban anunciando__ se concretaría el peligro que muchas le advertí a las autoridades cubanas: el aprovechamiento oportunista __en el mejor sentido político de la palabra__ del grueso de los grupos contestatarios; frustrados, opacados, autorrealizados en sentido peyorativo; los últimos mohicanos de la guerra fría; los que intercambian información subjetiva con El Nuevo Heraldo y con Radio Marti, cuya programación, comparada diariamente con la Radio Pública Nacional de Estados Unidos, produce estupor. Sólo que la programación de la NPR es autofinanciada por el propio radio-escucha, que no admitiría esa concepción idílica de la vida norteamericana que brinda la VOA para Cuba, gracias a una programación financiada con dinero del contribuyente.El gobierno cubano sigue perdiendo buenas oportunidades de facilitar la actuación del bloque europeo en contra de la injerencia de la ley Helms-Burton en los asuntos del mundo, que no sólo la denuncia sino que amenaza con sanciones a los miembros que la acaten. No es cambiar al multipartidismo de inmediato, cosa poco menos que imposible, porque no hay figura ni masa para tal, ni los disidentes han llegado a las plazas, ni llegarán mientras no se desentiendan de un aliado tradicionalmente odioso para el común de los latinoamericanos.
Hay menos razón para exigir una democracia multipartidista en Cuba que una democracia multirracial en los Estados Unidos. De los que apoyan el embargo, aspiran al establecimiento de una democracia americana y un neoliberalismo en Cuba, niegan lugar y necesidad históricos a la Revolución y combaten a una sociedad que los soporta como ninguna democracia del mundo tolera a sus minorías, es mejor no hablar.
Yo creo que el gobierno cubano los protege por motivos prácticos al evitar que las grandes masas se aperciban de sus actos, con lo que invalida los argumentos apocalípticos de unos cuantos, según los cuales Castro quiere hundir la isla, aunque no explican qué está esperando. De quererlo el gobierno, el movimiento contestatario quedaría aplastado en unas cuantas horas, con lo que nadie ganaría.En la conocida fórmula del enemigo y el rehén siempre ha existido un interés de la tercera parte, que es lo que dá sentido al asunto. Ahora el exilio quiere, según su lógica torcida, que el enemigo y el rehén se hundan juntos.
Autor:
Miguel L. Palomino
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