1. Introducción2. Referencias.
La comunicación constituye en la actualidad una categoría polisemántica, al no ser su estudio privativo de una ciencia en particular sino de varias como por ejemplo, la lingüística, la antropología social, la psicología, la pedagogía y la sociología, entre otras. En cada una se le estudia de acuerdo con su objeto peculiar y en correspondencia con el enfoque o modelo científico adoptado.
A pesar del amplio espectro que posee el contenido de la comunicación, es indiscutible su base sociopsicológica, al ser concebida dentro de la vida social como fenómeno subjetivo y extraindividual a la vez. Sin embargo, existen algunas posiciones que pretenden llevar la comunicación hasta el mundo físico y el mundo animal.
En varios sistemas filosóficos la comunicación ha sido objeto de análisis teórico general de manera más o menos explícita. En el caso de la corriente existencial, fue erigida en una de las categorías centrales dentro de su conceptualización filosófica.
La filosofía marxista concibió siempre a la comunicación estrechamente vinculada con la naturaleza social del hombre y con la evolución de su conciencia. En diferentes obras de C.Marx y F. Engels aparecen reiteradas, certeras y profundas reflexiones sobre ella (1), pero incipientes y necesitadas de un tratamiento posterior más sistemático que no se ha producido. Es en la filosofía no marxista donde más aportes a una epistemología de la comunicación se han realizado hasta el presente.
Pero la comunicación tampoco puede entenderse como una supercategoría que sustituya o suplante a otras categorías generales en la explicación de la esencia humana, como ocurrió con el enfoque comunicativo dentro de la psicología marxista a finales de los años 70 e inicios de la década de los años 80 (2).
Después de la Segunda Guerra Mundial comienzan a proliferar los estudios sobre la comunicación en varias ciencias a la vez debido a las propias exigencias de la vida moderna, de su desarrollo y el predominio de enfoques humanistas en las ciencias.
Es en el decenio de los años 60 cuando se produce lo que puede ser denominado como el boom de las investigaciones sobre comunicación al ocurrir el salto cualitativo de los trabajos iniciados décadas atrás. Este fenómeno llega hasta la actualidad con gran ímpetu, pues se incorporan cada vez más ciencias a su estudio y con resultados de gran repercusión interdisciplinaria y nivel de complejidad (3).
A pesar de los antecedentes filosóficos sobre la comunicación, es en las ciencias particulares donde más resultados concretos se han encontrado y más preocupación por estudiarla con mayor sistematicidad, lo cual promovió el estudio de aspectos aislados de ella al principio y de su intento por vincularlos entre sí después, con la limitación que provoca la existencia de marcos epistemológicos disímiles (A.Muñoz, 1986; F.González, 1993, 1995; M.Santos, 1990).
El enfoque multidisciplinario de la comunicación presupone una interpretación teórica de ella que condiciona su definición conceptual. En la misma medida en que existan diferentes concepciones epistemológicas, aparecerán varios conceptos sobre ella. En la actualidad se pueden precisar dos interpretaciones: una amplia o genérica y otra restringida o particular.
La concepción amplia o genérica concibe la comunicación como una categoría común al hombre y a los animales, a las ciencias sociales, biológicas y físicas (A.Muñoz, 1986). O sea, la comunicación no solo ocurre entre las personas, sino entre los animales, e incluso entre los fenómenos físicos cuando se produce intercambio de energía. Es obvio que este concepto es tan abarcador que resulta incómodo desde el punto de vista metodológico para operar con él, al igualar formas del movimiento de la materia muy diferentes, pero como tal constituye una conceptualización filosófica sobre la comunicación.
El concepto restringido o particular limita la comunicación a las ciencias sociales, al hombre, al ser este el único portador de un lenguaje y de hecho descarta el reino animal y las ciencias exactas en cuanto a su campo de acción (4). Precisamente este concepto es el que más resonancia ha obtenido en los medios científicos mundiales al haber focalizado múltiples investigaciones en esta dirección.
En la actualidad se habla, acorde con este concepto, de la preparación de una teoría social de la comunicación que permita elaborar una epistemología sobre ella, a partir del entronque de las ciencias de la sociedad con las ciencias de la comunicación (B.Lomov, 1989; Colectivo de Autores, 1989), es decir, que existe una mutua dependencia y condicionamiento entre el sistema social y el sistema de comunicación, pues las transformaciones ocurridas en uno provocan cambios en el otro. El sistema de comunicación es entendido, en este caso, como el conjunto de todos los elementos que participan en el intercambio de mensajes o información – objetivos y subjetivos – entre las personas, dentro de la sociedad.
En este concepto restringido de la comunicación van a operar diferentes ciencias sociales, que a su vez le confieren un matiz peculiar a su estudio, de forma tal que aparecen y se desarrollan enfoques sobre la comunicación con ópticas sociológicas, lingüísticas, psicológicas, antropológicas, etc. los cuales no implican la fragmentación de su investigación, sino el enfoque multidisciplinario imprescindible para analizar esta categoría tan compleja de forma rigurosa y sistémica.
Los resultados de este enfoque multidisciplinario no constituyen un fin en sí mismo, hay que concebirlos con una doble finalidad: hacer avanzar a las ciencias sociales en sus objetos particulares y contribuir a la conformación de una teoría general de la comunicación que integre y sistematice el conocimiento científico que se va acumulando. En la actualidad ambas finalidades constituyen tendencias en las ciencias sociales, lo que queda testimoniado en los intentos de erigir la teoría de la comunicación como una de las ciencias sociales y a concebir el fenómeno comunicativo como esencial en el origen y desarrollo social (J.L.Piñuel, 1986; B.Lomov, 1989; G.M.Andreieva, 1984; S.Ariana, 1995; J.Asensio, 1991).
También es creciente el número de trabajos investigativos y publicaciones dedicadas a abordar las cuestiones esenciales de la epistemología y teoría de la comunicación con perspectivas informacionales y sistémicas (M.Roig y A.Muñoz, 1986; A.Borzone y A.Rosemberg, 1994; I.Cuadrado, 1991; A. de Acosta y J.Serna, 1994).
Sin embargo, esta tendencia plantea, a su vez, nuevos problemas y contradicciones en el pensamiento científico contemporáneo, pues los enfoques actuales sobre la comunicación, sean de corte epistemológico o no, presentan ciertas regularidades:
1. – Reflejan un gran pluralismo teórico y metodológico.
2. – Intentan estructurar una ciencia general sobre la comunicación que agrupe a varias ciencias particulares.
3. – No solo se ha incrementado el número de publicaciones sobre el tema, sino que se ha institucionalizado en las universidades su estudio como carrera y como profesión (comunicólogo).
4. – Vincula conceptos de diferentes niveles de generalidad y de distintas ciencias con la intención de establecer paradigmas científicos de cierto grado de universalidad.
5. – Tiene un basamento experimental sistemático de carácter funcional que garantiza su aplicación práctica en la sociedad y su correspondiente teorización.
6. – Manifiesta un predominio del enfoque sistémico y cibernético.
7. – Contiene una conceptualización peculiar, con préstamos lingüísticos y científicos de otras ciencias (naturales y exactas).
8. – Ofrece cierta complejidad terminológica y conceptual al no lograrse siempre la necesaria articulación desde el punto de vista lógico formal.
9. – Se destacan indistintamente los niveles teórico generales, particulares y metodológicos de la teoría científica (5).
10. – Se reconoce unánimemente el impacto de las nuevas tecnologías informativas en el proceso comunicativo, con la aparición de la palabra impresa y las imágenes reales y virtuales.
11. – Introduce variables políticas como determinantes en la comunicación de masas (políticas estatales de comunicación).
Por tanto, la categoría comunicación y su estudio científico se inserta cada vez más en la vida moderna, sobre todo dentro de las ciencias sociales a través de cada ciencia particular, pero la situación de cada una no es la misma con respecto a la comunicación, por la propia lógica de su objeto de estudio.
Por ejemplo, la psicología, la sociología y la antropología, por la necesidad de buscar nuevos modelos explicativos que validen epistemológicamente los postulados sociológicos sobre la comunicación, proponen algunos aplicables en pequeños grupos (M.Roig, 1986), partiendo de que se produce en varios niveles:
– Comunicación personal: en el plano de la intersubjetividad.
– Comunicación interpersonal: en las relaciones entre participantes.
– Comunicación de masas: en la difusión y canalización de la opinión pública.
Los modelos son los siguientes (M.Roig, 1986):
A.- Teoría del interaccionismo simbólico (G.H.Mead): presupone el condicionamiento social de la interacción y orientación necesaria de los roles comunicativos hacia los demás y hacia sí mismo. Considera que el individuo es a la vez sujeto y objeto de la comunicación, la personalidad se forma en el proceso de socialización por la acción recíproca de elementos objetivos y subjetivos en la comunicación. A través del intercambio de símbolos el individuo aprende a utilizar códigos interindividuales, sociales y culturales.
La comunicación humana es el mecanismo que ha hecho posible la sociedad humana. Es un principio básico de organización social, una forma de interacción singular que permite a los sujetos participar en actividades comunes, teniendo presente las actividades correlativas de los otros copartícipes. La sociedad consiste, esencialmente, en un proceso de comunicación.
La comunicación se dirige a otros y a sí mismo con implicación lógica y ética a través de la utilización de símbolos significantes (I.Sánchez, 1991).
B.- Teoría de la información: pretende optimizar los mecanismos tecnológicos de la comunicación (cambios artificiales) para lograr una mayor comunicación interpersonal. Posee la paternidad en la creación de conceptos tales como entropía, redundancia, ruido y retroalimentación.
C.- Teoría general de los sistemas: establece relación entre el sistema de comunicación y el sistema social. Aplica los principios de la cibernética al análisis de los sistemas sociales.
D.- Teorías antropológicas de la comunicación: establecen nuevas relaciones entre el lenguaje, la cultura y la comunicación. Refuerzan el papel de la comunicación en las culturas humanas.
En estos modelos se perciben algunas características comunes, a pesar de sus disimilitudes:
1. – Destacan, de forma explícita, el valor de la comunicación en el desarrollo de la sociedad, la personalidad y la cultura.
2. – Reflejan algunas posiciones del materialismo histórico sobre el origen y el papel de la comunicación en el hombre.
3. – Se aprecian intentos de aplicar conceptos y conocimientos obtenidos en ciencias no sociales.
4. – Cada una expresa la concepción del mundo de la cual parten sus autores.
5. – Por su valor heurístico, permiten profundizar científicamente en los problemas de la comunicación, desde el punto de vista que la enfocan.
6. – Constituyen modelos comunicacionales para el estudio de diferentes fenómenos sociales con lenguajes muy formalizados en algunos casos y con carácter teórico general.
Por otra parte, en la psicología social, como ciencia de interacción entre la psicología y la sociología, se ha continuado desarrollando la teoría de la comunicación, concibiéndola como un concepto bastante amplio que abarca todo contacto o interacción como requisito necesario; toda conducta humana es comunicación, según esta teoría. La comunicación exige finalidad, normatividad y bilateralidad, así como unidad del sentido y del significado (J.Asensio, 1991; C.S.Fitchen et all, 1992; A.Galindo, 1991; F.González, 1995).
En el caso de las ciencias pedagógicas se ha sentido también la influencia de los estudios sobre la comunicación, con la aparición de concepciones del proceso educativo como comunicación intencional, como mutualidad y permeados de un sentido ético-sociológico (F.Bárcena, 1987; G.Jover, 1987; J.Martínez, 1990; E.Ortiz y M..Mariño, 1995b; W.Darós, 1991).
Aunque la pedagogía tuvo un sensible retraso dentro de las ciencias sociales para investigar y aplicar sobre los problemas comunicativos, en el caso de la pedagogía de orientación marxista esta situación se hizo más crítica al comenzar a utilizar tardíamente los aportes de la psicología en este campo (6).
A partir de la década del 70, la pedagogía de orientación marxista comienza aglutinar mejor los aportes de la psicología y a utilizarlos en el plano teórico-práctico, específicamente los problemas comunicativos, pero con alcances muy limitados. Los resultados renovadores en el campo educativo, que destruían los esquemas tradicionales, los cuales obstaculizaban el desarrollo social, tuvieron muy poca generalización a nivel de toda la sociedad y muchas veces se quedaron dentro de los laboratorios.
Para lograr una comprensión teórico general de la comunicación, hay que considerar obligatoriamente al proceso educativo no solo en su comprensión institucionalizada, sino en su acepción más abarcadora de formación y desarrollo de la personalidad en diversas esferas de la vida social, desde la familia hasta el colectivo laboral.
Otro elemento importante, dentro de esta comprensión, lo constituye el lograr una mayor delimitación de sus rasgos definitorios para eludir esas posiciones que pretenden concebirla como cualquier conducta, contacto o interacción humanas. Compartir este enfoque es aceptar todo, prácticamente, como comunicación y ocurriría un proceso de identificación con otros conceptos sociológicos, tales como actividad, relaciones sociales, conducta, interacción, etc.
Concepción tan abarcadora de la comunicación en la sociedad también llevaría a la pérdida de la especificidad de su esencia y a la confusión terminológica, metodológica y epistemológica, así como a la tautología. Aquí se vuelve a manifestar el intento de erigirla en una supercategoría en el plano de las ciencias sociales.
En realidad, su carácter polisemántico permite que pueda ser explicada en diferentes niveles de análisis:
I – Nivel epistemológico (filosófico-sociológico): vinculado con la naturaleza social del hombre y con la evolución de su conciencia en el proceso de hominización, asociado a la actividad productiva. El enriquecimiento paulatino de las relaciones sociales y la realización de disímiles actividades condicionaron el incremento de la comunicación entre los hombres; mientras más variadas fueron, se alcanzó mayor desarrollo humano como ser social. La evolución de la sociedad hasta el presente se ha caracterizado, entre otras cosas, por el incremento, cuantitativo y cualitativo de la comunicación.
Constituye una categoría inseparable del hombre, junto con la categoría actividad, lo cual ha llevado a dos principios planteados por la psicología marxista, pero con repercusión extrasubjetiva: los principios de la unidad de la comunicación y la conciencia y de la unidad de la comunicación y la actividad (F.González y A.Mitjáns, 1989 y F.González, 1989; F.González e H.Valdés, 1994; F.González, 1995).
A través de la filogenia, la conjugación de actividades conjuntas y de la comunicación interpersonal ha condicionado un avance incesante de la conciencia, no sin contradicciones. En la ontogenia humana, salvando las diferencias, también se ha manifestado esta unidad de manera irreversible y progresiva.
La comunicación también propicia la conformación de una concepción sistematizada del mundo, de una ideología en las personas. En ella se produce el proceso de aprehensión de los significados históricamente elaborados, lo cual plantea el problema del sentido y el significado.
Se han delineado en el extranjero algunos principios para la comunicación de franco enfoque epistemológica (B.Lomov, 1983; 1989):
1. – La comunicación no se reduce al lenguaje verbal porque todo el organismo es instrumento de ella.
2. – No se restringe a la mera transmisión de información, no solo se trasmite, se crea dentro del propio proceso comunicativo.
3. – En la comunicación se resuelve la contradicción entre lo particular y lo general de los hombres, entre sus cualidades generales y particulares.
4. – El hombre se realiza y asimila en la comunicación su esencia general.
De estas posiciones se deriva la imposibilidad de la socialización del hombre sin la comunicación. Incluso, cualquier actividad humana sin ella no tiene sentido no solo a nivel individual, sino a nivel social porque ella ocurre también en grandes y pequeños grupos.
Posee, además, como características generales una especialización semiótica y un nivel de mediatización, debido a los procedimientos que utiliza: gestos, lengua y señales, y a la diferente distancia social que existe entre los comunicadores y receptores.
La comunicación es un fenómeno social conjunto, que posee una orientación y una dinámica peculiares, lo cual ha provocado que la humanidad haya creado un rico sistema de procedimientos y formas comunicativas que van variando constantemente con la impronta de la cultura de cada pueblo.
Sin embargo, todos estos argumentos están necesitados de una mayor sistematización epistemológica para obtener una coherencia conceptual y terminológica satisfactoria, que organice mejor la abundante dispersión de conocimientos y enfoques existentes y se trascienda la mera declaración de principios. Conciencia de ello han tomado las ciencias sociales contemporáneas, por lo que se trabaja en esa dirección con vehemencia, con resultados palpables y promisorios.
II – Nivel teórico particular (sociológico concreto): está asociado al conocimiento aportado por las ciencias sociales especificas. Posee cierta independencia con respecto al nivel anterior, pero lo tiene de base.
Por ser de patrimonio humano es que la comunicación tiene un fuerte arraigo socio-psicológico, individual, que parte de la subjetividad del individuo y lo trasciende al resto de sus semejantes como fenómeno social concreto también, pero vuelve a él en forma de ciclos continuos en espiral ascendente. Lo anterior permite explicar que como realidad fenoménica tenga un amplio espectro de estudio dentro de las ciencias sociales sin la posibilidad de la reiteración investigativa.
La propia definición de lo que es comunicación está matizada por los enfoques antes mencionados dentro de este nivel teórico particular. El consenso más general es considerarla como una de las formas que tienen las personas para relacionarse en el proceso de la actividad, en ella se descubren y realizan las relaciones sociales y personales. No deben identificarse los términos relación (o interacción) con comunicación, si bien están muy vinculados; el primero es mucho más general y el segundo constituye una manifestación, una concreción de aquel.
Representa la comunicación un proceso de intercambio de informaciones que contienen los resultados del reflejo de la realidad en las personas, parte inseparable de su ser social y medio de formación y funcionamiento individual y social. Posee un carácter en extremo activo y los elementos que participan lo hacen en condiciones de sujetos de ese proceso.
El concepto de comunicación puede ser asociado a diferentes términos que contribuyen a su definición, no sin discrepancias por parte de algunos investigadores, como por ejemplo, mutualidad, reciprocidad, comunión, comunidad, posesión de algo en común, participación, transmisión, información, contaminación, expresión, codificación, accesibilidad, descodificación, similitud, trato, expansión, sociabilidad, afabilidad, afectividad, regulación y simpatía. Desde el punto de vista etimológico, proviene de la palabra latina "communicatio", que a su vez tiene su origen en el término "communis", común.
Estos términos no expresan una relación de sinonimia pero permiten describir mejor la compleja fenomenología comunicativa, pues solo existe cuando entre los sujetos ocurre un continuo, ininterrumpido y mutuo intercambio, no solo de mensajes, sino de cierta afectividad y afinidad. En términos absolutos es completamente falso hablar de incomunicación total porque resulta absurdo que entre dos personas con alguna relación temporal no exista cierto entendimiento, aunque sea mínimo.
Con frecuencia se utiliza el término comunicación en acepciones extremas. En su sentido lato se aplica a cualquier información o mensaje que se trasmite a múltiples destinatarios relativamente lejanos, como es el caso de los llamados medios de comunicación masiva, como comúnmente aparece en diferentes países y por parte de varios autores. Más riguroso sería llamarles medios de información masiva porque en realidad el fenómeno comunicativo no ocurre en su esencia.
En su sentido estrecho se restringe a la existencia en las personas de muchos requisitos para que se produzca, como por ejemplo, un mismo idioma, iguales puntos de vista, etc. En realidad, el misterio de la comunicación se puede producir sin esas condiciones, solo bastaría que ellos tuvieran algo en común, por pequeño que fuera.
Es necesario reiterar que en torno al concepto de comunicación no existe unidad de criterios, por el contrario, muchas discrepancias a partir de los enfoques generales de los que se parte y algunos de los cuales ya fueron analizados. Pero también existen coincidencias (aunque no sean totales) con lo expuesto aquí. Las ventajas de este enfoque radican en que permite una mayor integración de los aportes de la sociología y la psicología en su estudio, ya que el componente subjetivo y social es muy fuerte y decisivo para interpretar correctamente la comunicación.
Corresponde ya al análisis histórico la introducción del esquema tradicional emisor, receptor, mensaje y canal transmisor, así como la estructura ¿quién?, ¿qué?, ¿a quién? y ¿por qué canal? (R.Medina y N.Rodríguez, 1987). A partir de la década de los años 80, comienzan a desarrollarse nuevos enfoques, que superan a los tradicionales (J.Ibáñez, 1987; R.Penman, 1980; M. Pope and T. Keen, 1981), al valorar que la comunicación constituye un acto que participa en las relaciones como un proceso de interacción, critican su concepción habitual como simple intercambio de mensajes y plantean la necesidad de concebirlo como un proceso diádico (la conducta de una persona en el contexto de la otra).
Proponen, además, el enfoque sistémico al estudio del proceso comunicativo, que permita valorar varios vínculos simultáneos sin restringirse a la relación emisor-receptor y tener en cuenta el complejo flujo circular de dicho proceso. Se comienza a concebir la comunicación como un modelo, como un circuito espacio temporal de eventos concatenados que incluyen a dos o más personas que se encuentran en el campo perceptual del otro. Y se estima su conceptualización como un proceso multifacético, con función interactiva e informativa, a través de la cual se establecen las relaciones interpersonales, mantenidas y cambiantes. Por ejemplo, el español J. Ibáñez (1987) enfoca la comunicación como compartir, hacer partícipe al otro de lo que uno tiene, lo que evidencia un intento serio de trascender las concepciones antiguas sobre esta categoría.
En estos momentos su interpretación es más amplia y profunda, lo cual permite un análisis más cabal. De forma resumida se puede afirmar que la concepción teórico general de la comunicación lleva implícita:
1. – Un estudio más integral de su fenomenología.
2. – Un enfoque interdisciplinario en el que los aportes de la sociología y la psicología poseen amplio destaque.
3. – La superación de los primitivos esquemas restringidos a transmitir y recibir contenido.
4. – El influjo de varios intentos muy necesarios y no fructificados totalmente de elaborar una epistemología comunicativa.
5. – Su enriquecimiento constante por el aporte ininterrumpido de varias ciencias sociales abocadas a su estudio.
6. – La precisa delimitación de su fuerte raigambre social y psicológica.
7. – La gran acumulación de hechos comunicativos diversos que todavía no están organizados satisfactoriamente en la teoría.
8. – Su aplicabilidad amplia y exitosa en muchas esferas de la vida social.
9. – Su fuerte imbricación educativa.
1. – En diferentes obras de estos grandes pensadores es posible encontrar valoraciones muy interesantes y útiles sobre el problema de la comunicación desde el punto de vista filosófico y sociológico, que contribuyen a su comprensión teórico general, por ejemplo, obras tales como La Ideología Alemana, Tesis sobre Feuerbach, El Capital y El papel del trabajo en el proceso de transformación del mono en hombre, que aparecen profusamente publicadas en idioma español, tanto en Cuba como en América Latina.
2. – Este intento por absolutizar una categoría por encima de otras se aprecia nítidamente en algunos representantes del enfoque comunicativo dentro de la psicología soviética. Distintos elementos de este enfoque los presenta B.Lomov en El problema de la comunicación en psicología, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1989, y en Las categorías de comunicación y actividad en la psicología, en el libro Temas sobre actividad y comunicación, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1989.
La polémica desatada entre los defensores del enfoque comunicativo y del enfoque de la actividad, se ha convertido en antológica dentro de la literatura marxista desde los años 70, como reflejo de la falta de un análisis realmente sistémico en la valoración del justo lugar que deben ocupar ambas categorías desde los puntos de vistas psicológico y socio-histórico. Es ilusorio y antidialéctico tratar de buscar una categoría que se baste a sí misma para explicar la esencia del objeto de estudio de una ciencia; de lo que se trata es de precisar aquellos conceptos más generales que, jerárquicamente, desde una óptica deductiva, permiten organizar mejor el sistema de conocimientos psicológicos en particular y de la ciencia en general. Sobre esta discusión se pueden consultar los artículos de H.Valdés, Teoría de la actividad y comunicación: ¿continuidad o ruptura?, p. 3-11, en Revista Cubana de Psicología, No. 2-3, La Habana, 1989; y de J. Potrony, La actividad y la comunicación: convergencias y divergencias, p.81-88, en Revista Cubana de Psicología, No. 2, Vol. 9, La Habana, 1992.
3. – Un ejemplo de ello se encuentra en la Revista Española de Investigaciones Sociológicas # 33, Enero-Marzo de 1986, la cual está dedicada íntegramente a la comunicación desde la óptica de las ciencias sociales, pero con varios enfoques alternativos.
4. – Esta precisión no es absoluta, porque dentro del estudio de la comunicación en las ciencias sociales se utilizan términos, conceptos y enfoques de las ciencias biológicas, físicas y de la cibernética, que no están desacertados ni son obsoletos.
5. – El nivel teórico general es aquel en el que aparecen expresados, de forma explícita o no en la teoría científica, los postulados filosóficos que la sustentan. El nivel particular es donde se concretan los principios de la propia teoría; y el nivel metodológico constituye el conjunto de métodos y medios para investigar el objeto de estudio. Para profundizar en ello ver los artículos de E.Ortiz Torres y otros, La crítica por niveles a la psicología burguesa contemporánea en algunos contenidos de psicología general, en Revista Cubana de Psicología # 1, Vol. IV, 1987; y La crítica por niveles a la psicología burguesa contemporánea en la enseñanza de la psicología: la corriente biogenética, en Boletín de Psicología # 1, Vol. IX, Enero-Abril, 1986.
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Autor:
Emilio Ortiz Torres
Doctor en Psicología (Universidad de La Habana, 1997). Profesor Universitario. Coordinador del Área de Estudios sobre Ciencias de la Educación Superior. Universidad de Holguín "Oscar Lucero Moya" CUBA. Dirección de contacto: Universidad de Holguín, Avenida XX Aniversario y Plaza de la Revolución, CP 80100, Holguín, Cuba.