Análisis de la micropolítica en las instituciones educativas de la Región Norte del Municipio Zona Bananera
Enviado por Fernando Díaz Herrera
- Resumen
- Introducción
- Amplitud del concepto
- Abordaje teórico
- Desarrollo de la teoría micropolítica en la escuela
- Postulados de la teoría micropolítica
- A Manera de Conclusión
- Referencias bibliográficas
Este documento propone una reflexión acerca de los planteamientos desarrollados en el escenario de la escuela pública desde una perspectiva Micropolítica y la importancia de cómo se están asumiendo en nuestro territorio las relaciones de poder y desafíos que proponen las políticas estatales en busca de la calidad educativa. Se examina una amplia bibliografía en el campo internacional, nacional y regional, revisando las investigaciones desarrollados frente a la temática.
Palabras claves: Micropolítica, Educación, relaciones, poder, liderazgo.
ABSTRACT
This document proposes a reflection about the approaches developed in the public school setting from a Micropolítica and the importance of how they are playing in our territory and power relations challenges proposed state policies in search of educational quality. It reviews a vast literature on the international, national and regional research review developed against the subject.
El presente trabajo contiene la propuesta de investigación relacionada con la teoría micropolítica escolar, es decir, con las dinámicas políticas que se desarrollan dentro de las organizaciones escolares. Para cualquier persona que trabaje en una Institución educativa, posiblemente el tema no le resulte extraño; todos están implicados de una u otra manera, con su acción o su pasividad en las dinámicas políticas de la organización. Es común en sus conversaciones y relatos oírles hablar de "roscas", de "cuadrillas", de "conflictos", de "presiones", "tensiones", "posturas distintas", entre otros.
No obstante en la realidad diaria de las Instituciones Educativas, las dinámicas micropolíticas constituyen una dimensión familiar, no alejada de la cotidianeidad de la organización, sin embargo, el estudio y análisis teórico del tema no sería caracterizado, precisamente, por su notoriedad. Los teóricos de la organización escolar, tan empeñados como han estado durante tantos años en tratar de convencer de que las escuelas son organizaciones racionales, en las que las cosas pueden funcionar con certidumbre, con racionalidad y con cierta estabilidad, se han olvidado durante mucho tiempo en mirar qué es lo que pasa dentro de las escuelas.
Así las cosas en el momento que se decide empezar a observar en detalle, se han encontrado con un mundo confuso, un mundo de perplejidad, de imprevisibilidad, un mundo de personas que piensa, valora, interpreta la realidad y acontecimientos en los que están inmersas, que se relacionan unos con otros, que van configurando día a día esa organización; un universo, a fin de cuentas, en el que coexisten planteamientos desiguales, o se imponen determinados discursos, o se lucha por mantener una determinada dinámica organizativa. Se han encontrado, en definitiva, con que las cosas en las escuelas no son lineales, no son siempre tan racionales como se presupone, no son mecánicas ni asépticas, y, desde luego, no son la tranquilidad de la cual en algunos espacios se habla.[1]
La trama tan compleja y diversa que en la actualidad se presenta el campo de las teorías de la organización escolar, ha permitido realizar un análisis de esa confusión interna en las Instituciones Educativas, mediante la lectura micropolítica, caracterizada por prestar atención a las dinámicas políticas que ocurren dentro de la organización escolar.
Es muy cierto que resulta difícil, cuando no imposible, aislar las cosas y considerar que lo político que ocurre en la organización puede entenderse por sí sólo; así como también es admisible, que lo que ocurre dentro está mediatizado por lo que ocurre fuera, por las dinámicas políticas externas a la propia organización.
Los postulados desarrollados una vez revisada la teoría micropolítica, no son ajenos a la realidad circundante en las Instituciones objeto de la investigación propuesta, es decir dentro del municipio Zona Bananera del Magdalena, se evidencia gran similitud de los grupos humanos en referencia a la teoría Micropolítica, lo cual permite asimilar en forma amplia el entramado de relaciones que de una u otra forma incide en el proceso de enseñanza de las Instituciones educativas visitadas.
La micropolítica es una dimensión fundamental del cambio escolar en general y, más específicamente, un núcleo central de la mayoría de enfoques tratados sobre el tema de las organizaciones escolares. Las escuelas y los sistemas escolares son organizaciones políticas en las que el poder es una característica organizativa. Ignorar las relaciones de poder y el sistema existente sería como entrar a cambiar las dinámicas que son propias de los grupos humanos presentes en la institución escolar.
En una aproximación a lo que es la Micropolitica, Blase (1991) construyó una definición inclusiva de la micropolítica, extraída de la extensa bibliografía existente:
"La micropolítica se refiere al uso del poder formal e informal por los individuos y los grupos, a fin de alcanzar sus metas en las organizaciones. En gran parte, las acciones políticas resultan de las diferencias percibidas entre los individuos y los grupos, unidas a la motivación por usar el poder para ejercer influencia y/o proteger. Aunque tales acciones están motivadas conscientemente, cualquier acción, consciente o inconscientemente motivada, puede tener una relevancia política en una situación dada. Tanto las acciones cooperativas y conflictivas como los procesos forman parte del dominio de las micropolíticas"
Esta breve pero adecuada y documentada revisión sobre los modelos políticos de las organizaciones y, en especial, de la que se denomina perspectiva micropolítica en educación, desemboca en una definición operativa formulada del siguiente modo: "La micropolítica se refiere al uso del poder formal e informal tanto por los individuos como por los grupos para conseguir sus propios objetivos y finalidades en una organización" (Blase, 1991: 11).
En la definición se alude, entre otras cosas, a todos los tipos de estructuras y procesos para la toma de decisiones en los centros: el consenso conflictivo y cooperativo, tanto a niveles individuales como grupales, formales e informales. Trata el comportamiento patente como procesos sutiles y sumergidos (p. e. la socialización) y las estructuras (p. e los planes de acción y los procedimientos) como fenómenos políticos. La perspectiva de Blase (1991) sobre la micropolítica es especialmente relevante para comprender la reestructuración escolar, diseñada para la creación de estructuras de gestión participativas (ejemplo: la gestión compartida, la gestión autónoma, el liderazgo en equipo, el afianzamiento de la autoridad del profesorado).
Aun cuando Iannaccone (1975) fue el primero en introducir el concepto de micropolítica a mediados de los 70, fue hasta el final de los 80 que se produjo desarrollo de trabajo teórico y empírico de relevancia. Así pues los estudios micropolíticos de la escuela son relativamente recientes, según lo muestran las investigaciones de sus principales exponentes. (Blase, 1991; Anderson y Blase, 1995). Sin embargo, aunque el término micropolítico puede resultar novedoso, sus antecedentes más inmediatos los podemos encontrar, por un lado, en el ámbito de la Gestión y Administración Pública, en el que ya hacia finales de los 60 se desarrolla una concepción de la organización como realidad política (Anderson y Blase, 1995; Everhart, 1991) cuestionando así los modelos apolíticos tradicionales sobre el funcionamiento organizativo; por otro, en el propio ámbito de la Organización Escolar en el que, con la aparición de perspectivas epistemológicas no positivistas se empieza a cuestionar la capacidad de los modelos racionales para dar cuenta de y contribuir a la comprensión de la organización escolar en toda su complejidad (Ball, 1987, González, 1990, 1994).
Igualmente en torno a los años 70, en el ámbito del cambio educativo se empieza a llamar la atención sobre la complejidad y de los procesos de puesta en práctica de reformas o proyectos de innovación, destacando, entre otras cosas, como la naturaleza política y las dinámicas de micropolítica generadas en los centros escolares contribuyen a dicha complejidad (House, 1981; Boyd, 1991; González y Escudero, 1987).
Todo lo anterior, ha ido contribuyendo a configurar una concepción de la organización como entidad política, concepción de la que los autores micropolíticos toman muchos de sus referentes y conceptos, al tiempo que contribuyen a perfilarlos.[2]
Desarrollo de la teoría micropolítica en la escuela
El análisis de las dinámicas existentes en las instituciones educativas en clave política cuenta ya con una considerable tradición, especialmente en el contexto anglosajón, resaltando la investigación de Baldridge (1971; en Bush, 1989: 57-65) sobre los procesos políticos propios de la vida departamental en la Universidad de Nueva York, como una de las pioneras. En el nivel superior y en los restantes niveles de enseñanza, el enfoque político ha dado lugar a un nutrido campo de investigación, ciertamente diversificado en sus objetos de estudio y en la dimensión metodológica, que viene a sentar las bases de lo que pretende ser una teoría política de la escuela, que se integra como plataforma paradigmática en la Organización Escolar.
No parece suficiente señalar que las organizaciones escolares tienen su especificidad; es necesario aclarar desde qué óptica se quiere ver, ya que, como se ha dicho, se podría elegir entre varias alternativas. Así mismo es bastante notorio en las Instituciones educativas de la región y en particular las del sector del municipio Zona Bananera, que este entramado de relaciones se presenta como un ingrediente dentro del diario vivir de la comunidad educativa, lo que hace importante realizar el análisis a la luz de la Teoría Micropolítica.
En este caso, el análisis se intenta realizar desde la perspectiva política. El modelo político en las instituciones educativas recibe cada día mayor reconocimiento por parte de teóricos y prácticos. Para reconocer y comprender la dimensión política de las instituciones escolares es necesario relacionar dos enfoques que generalmente se presentan disociados. Por una parte, el enfoque interno, que persigue estudiar y analizar las escuelas como sistemas de actividad política-en cuyo caso estaríamos hablando de micropolítica educativa, y, por otra, el enfoque estructural, que presenta a la escuela como un aparato del Estado, responsable sobre todo de la producción y reproducción ideológica. Esta visión macro política de la escuela es necesaria, a su vez, para comprender su relación con el sistema económico, la justificación del currículo oficial, el juego de intereses políticos e ideológicos que existen en la sociedad y en el sistema político en tomo a la educación y a sus instituciones. Es necesaria la superposición de ambos enfoques para lograr un conocimiento más aproximado de la realidad.[3]
La imagen política de la escuela se centra en los intereses en conflicto entre los miembros de la organización. Estos, para lograr sus intereses, emplean diferentes estrategias, como, por ejemplo, la creación de alianzas y coaliciones, el regateo y el compromiso para la acción.
Así pues, el análisis micropolítico va a poner el acento en la dimensión política de la escuela o de aquel nivel de la organización al que nos refiramos en un momento determinado, en donde aspectos como el poder, la formación de coaliciones, la toma de decisiones, el conflicto y la negociación, serán los que determinen su análisis. Como nos dice Stephen Ball (1989) habrá que considerar a nuestras escuelas como "campos de lucha", en los que los conflictos habrá que verlos como algo natural y no como una patología que haya que evitar o desechar.
En otras palabras, desde este enfoque ha cobrado fuerza la denominación de las organizaciones escolares como "arena política" con unas reglas de juego complejas y diversas. Tanto los individuos como los grupos de intereses difieren en sus valoraciones, preferencias, creencias, informaciones y percepciones de la realidad.
Postulados de la teoría micropolítica
Tomando como base los postulados de Stephen Ball, se quiere examinar lo que serían los presupuestos del enfoque micropolítico, partiendo de los propios planteamientos del autor que van a servir de referencia para su desarrollo. Por lo anterior, se debe concretar en cuatro los presupuestos que sirven para comprender, analizar y describir las organizaciones educativas en el contexto de investigación que se plantea en el presente estudio:
El modo de control
La diversidad de intereses
La diversidad ideológica
Los conflictos y el poder
Es de aclarar, que el dividir la realidad en cuatro ámbitos no quiere decir que funcionen de forma independiente, es más, es imposible señalar la frontera entre uno y otro, y la interrelación entre ellos es total. No es fácil comprender uno sin analizar los demás. Un ejemplo de ello es evidente en la investigación que realiza Bernal en 1997, la cual se basa en estudiar los grupos directivos en centros públicos, en la que quedó claro que ninguna variable de análisis que iba surgiendo se podía comprender sin tener en cuenta todas las demás y su propio contexto.[4]
A continuación, se presenta un análisis de cada uno de estos cuatro presupuestos.
a. Modo de control:
También conocido como las reglas del juego, plantea que la estructura organizativa de una Institución educativa, no es la concreción de un modelo neutro y racional, sino el resultado de la lucha por el control y la influencia en esa organización.
Si se revisa en profundidad este presupuesto, se entiende que Ball lo plantea en su sentido más general con relación a la organización como un todo. En este sentido, siguiendo la pauta propuesta por Collins (1979), indica que las escuelas contienen elementos de los tres tipos de organización, o sea, son organizaciones jerárquicas (como una empresa comercial), son controladas por sus miembros (como un sindicato), y son comunidades profesionales. El control no se ejerce siempre del mismo modo, sino que hay una diversidad de controles, considerando las escuelas como un lugar intermedio entre las organizaciones laborales jerárquicas y las organizaciones controladas por sus miembros. [5]
Así pues, habría que evitar todo intento de clasificar a la escuela en una única forma de control, ya que van a ser las políticas mediatizadas por diversos intereses y valores determinados, por todo tipo de luchas y presiones, las que concretarán la estructura de control en cada momento. En la investigación señalada (Bernal, 1997) se aprecia claramente cómo distintos centros, condicionados por el mismo sistema de dirección y gestión, desarrollan diferentes sistemas de control, determinado por las diferentes situaciones y procesos que se han generado en cada centro. Como señalaba en las conclusiones de la misma investigación "las opiniones que encontramos, las realidades que podemos observar, las distintas respuestas que van surgiendo, siempre responden a un contexto determinado, a unas circunstancias que determinan las respuestas, a una historia y a un marco de relaciones sociales que condicionan totalmente las percepciones de la realidad" (Bernal, 1997).
En las Instituciones o centros educativos, los diferentes grupos van elaborando las distintas reglas del juego que van estructurando distintas formas de control en función de todo el entramado de intereses.
La estructura no surge de la racionalidad sino del intercambio, por lo que es dinámica y cambiante. En algunas ocasiones se llega a un pacto tácito y perverso de "no control", que interesa en esos momentos, refugiándose los profesores en el aula y evitando los cargos directivos cualquier tipo de control. Por lo tanto, no seamos ilusos afirmando que el plano micropolítico es el único que determina el modo de control que se lleva a cabo en cada centro. La micropolítica de cada organización elaborará su propio modo de control.
Utilizando la clasificación de Ball, ya sea por intereses creados, ideológicos o personales se van formando diferentes grupos de interés que pueden coincidir con las estructuras formales, pero que en muchas ocasiones trascienden los límites formales. Es más, muchas veces se forman grupos de padres, profesores y alumnos, aglutinados por intereses concretos en un momento determinado en función del grado de poder de cada uno de ellos, que constituyen grupos de poder muy importantes.
Por todo ello, para entender el funcionamiento de un centro hay que intentar comprender estos procesos, tomar como unidad de análisis cada uno de estos grupos más que la organización formal en sí. Si logramos comprender estos procesos averiguaremos cuáles son las reglas del juego en un momento determinado y podremos actuar para transformar esa realidad.
b. Diversidad de Intereses
En el marco de estas reglas del juego, las escuelas son organizaciones formadas por personas que, como tal, disponen de sus propios intereses, valores, ideologías, metas, que en muchas ocasiones no coinciden con las que oficialmente detenta la organización en la que están inmersas. En este juego de intereses hay que tener en cuenta no solamente a los profesores, sino también a los padres y a los alumnos y, en cierto modo los inspectores y los profesionales de apoyo externos al centro. Los intereses de cada uno de estos colectivos se interrelacionan y, aunque de forma estratégica pueden presentarse de forma diferenciada, para entenderlos y afrontarlos hay que considerarlos de forma global.
La estructura del centro va a reproducir esta diversidad de metas, debido a la relativa autonomía de cada una de sus unidades. Como nos dice S. Ball "los conflictos sobre el control y la definición están mediatizados por los intereses (materiales, ideológicos y propios/personales) de los miembros individuales y grupos de miembros de la organización" (Ball, 1990:209).
Así pues, los diversos intereses se concretan en aquellas estrategias que cada grupo utiliza en función de cada circunstancia. Siguiendo a Bacharach y Mundell (1993), podemos distinguir tres estrategias esenciales que pueden utilizar estos grupos. En primer lugar, formar coaliciones con otras personas o grupos que coincidan en los intereses, en cuyo proceso entrarán en juego el poder de cada grupo y la compatibilidad de las ideas de cada uno de ellos. Estos grupos cuando hacen coaliciones siempre hay que analizarlas desde su provisionalidad, ya que se van reformulando y reestructurando en relación a cómo se desarrollan los procesos micropolíticos. En segundo lugar, se puede entrar en negociaciones con otros grupos que tienen intereses diferentes, pero que podemos encontrar su apoyo o colaboración. Finalmente, el enfrentamiento, ya sea público o soterrado, encubierto en procesos rutinarios o patente en grandes conflictos, constituye la tercera estrategia.
c. Diversidad Ideológica
Este componente, no se puede entender sin los restantes presupuestos y se podría decir que es la concreción de todos ellos. Lo podemos entender partiendo de los dos enfoques que el propio Ball maneja. En primer lugar, se refiere a "las perspectivas y los compromisos educativos de los profesores. Son las ideas sobre la práctica en el aula, las relaciones entre el profesor y los alumnos y la enseñanza brindada a éstos, que a menudo reposan en creencias más fundamentales sobre la justicia social y los derechos humanos, y sobre los fines de la educación en la sociedad"
Sobre este particular Ball, (1989) habla de la ideología de la enseñanza que el profesorado posee y pone en juego en su quehacer educativo, planteada por el autor siguiendo la clásica delimitación conceptual ofrecida por Sharp y Green (1975). Con relación a los intereses del profesorado, individuales y colectivos, Ball soporta una humilde pero interesante tipología cuando nos habla de intereses creados, ideológicos y personales.
Otro significado que este concepto recibe en los estudios de Ball se concreta en la ideología de la Administración: "Usamos ideología para referirnos a ideas de las que es posible demostrar que ocultan o resuelven aspectos problemáticos de la vida social de un modo idealista o imaginario. En este sentido, las explicaciones ideológicas sirven para asegurar la posición de los grupos dominantes. Es, por lo tanto, la ideología de la administración" (Ball, 1989: 31). Como se logra entender, esta presión ideológica que pesa sobre las escuelas, ejercida por las administraciones educativas y por otros grupos de poder no se plantea por separado de la mencionada ideología de la enseñanza según la primera acepción del concepto. Pero añade el ámbito micropolítico que cada vez más se va viendo como necesario para entender la teoría micropolítica.
d. Poder y Conflicto
Se referencia uno de los puntos clave para entender esta perspectiva, como es su percepción del poder y del conflicto. "La micropolítica trata del poder, quién lo tiene, quién lo quiere y para qué propósitos y cómo se usa para lograr las metas individuales y grupales" (Anderson, G.; Blase, J., 1984: 109). Como nos dicen estos autores, solamente la micropolítica coloca la noción de poder en el centro de su análisis. Jo Blase y Joseph Blase (2002) reafirman que el papel del poder en la organización ha sido siempre considerado como algo central en la micropolítica. Varios autores clásicos como Bacharad y Lawler (1980), Pfeffer (1981) y Iannaccone (1975), hacen una referencia obligada y clave a la idea de poder en su concepción de la micropolítica.[6]
Ha habido múltiples formas de entender el concepto de poder o de autoridad en los estudios sobre organización. Podríamos citar a Larson (1997), French y Raven (1984), Bacharach y Lawler (1982), Bush (1986), Etzioni (1982), o las cuatro fuentes de poder que Hoyle (1986) planteó (estructural, personal, de experto y de oportunidad), pero entro directamente en la percepción de Ball acerca de este término, concepto que se comparte y que estructura su sentido en la micropolítica. Ball, relacionando el concepto poder con el de autoridad, entiende que el concepto "poder" es más activo, penetrante y flexible que el de autoridad. Interesa en este caso el poder no como posición sino como resultado de un proceso. La frase "el poder es disputado, no investido" (Ball, 1989: 95) recoge esta idea de forma breve y concreta, resaltando su aspecto dinámico y relacional. Su distribución en la escuela no es algo predeterminado y estático según posiciones ocupadas en el escalafón jerárquico u otras condiciones personales y/o profesionales sino que, por el contrario, es algo que se logra en y mediante una ejecución, en y mediante la acción conjunta.
La distinción entre autoridad e influencia, como dos tipos de poder, tomada de Bacharach y Lawler (1982) la recoge Ball presentando la influencia, junto con la oposición, como dos de los más importantes tipos y bases de actividad política fuera de, o junto a, la estructura formal de la escuela. Esta interacción entre poder e influencia es muy interesante y clave para entender las organizaciones educativas. Hay que resaltar que en nuestras escuelas personas con poco poder pueden disponer de inmensa influencia, por su acceso a la información, recursos u otras características, lo que los convierte en detentadores de un poder real en el proceso. La distribución de autoridad en una escuela no tiene que coincidir necesariamente con la distribución del poder en ese lugar.
Unido a este concepto de poder surge la consideración del conflicto como algo connatural a las organizaciones. El conflicto habría que verlo como un síntoma de buena salud de las organizaciones educativas, como aquello que sirve para que estas mejoren y crezcan a lo largo del tiempo. Se debería entender, pues, como revitalizador de cualquier organización, como un instrumento esencial para la transformación de las organizaciones educativas. Como nos dice Achinstein, B. (2002:440), "comunidad y conflicto forman un inesperado matrimonio", en donde tanto la colaboración como el consenso, elementos críticos en la construcción de la comunidad, generan conflicto por si mismos.
La vida de una escuela está llena de procesos rutinarios, pero no por ello exentos de conflictos, en muchos casos implícitos u ocultos, pero siempre formando parte de la vida organizativa. Las alianzas, presiones, compromisos, amenazas, resistencias,… formarán parte de estos procesos conformando la micropolítica de esa organización, lo que Ball denominaba "campos de lucha" Así pues, el conflicto está en el centro de la concepción de la micropolítica y define los dos ámbitos esenciales en la lucha organizativa, o sea el acceso a los recursos y el dominio ideológico.
Esta visión creativa y positiva del conflicto no hay que identificarla con el caos o con la idea de buscar en todo momento el conflicto como el estado natural de cualquier relación.
El conflicto surge porque es connatural a las relaciones de los individuos y de los grupos, y debe servir para mejorar y avanzar en los diferentes procesos. En la investigación de esta temática, se indica que en una de las escuelas donde llevó a cabo la investigación la similitud de problemas que se cumplen se generó un gran sentimiento de frustración y dolor entre los profesores, resaltando que el estrés que provocó dichas situaciones fue un precio muy alto que hubo que pagar, y que esos profesores veían de forma muy crítica las teorías que planteaban el conflicto como algo positivo y creativo, creyendo que ignoraban su impacto en la práctica. Esta misma percepción del profesorado la he sentido también claramente en mis investigaciones (Bernal et al, 1992, 1997, 2000).
Después de haber hecho un análisis de los principales conceptos de la teoría micropolítica, es oportuno concluir con una idea esencial. Las Instituciones Educativas o centros escolares son organizaciones muy complejas, los procesos que se generan en ellos vienen condicionados por una multitud de factores y de variables, muchas de ellas de muy difícil análisis y clasificación, ya que están implícitas conductas y relaciones sociales, intereses personales y colectivos. Por ello es tan difícil elaborar una teoría desde esta perspectiva.
Es claro que la teoría Micropolítica, hay que construirla en cada momento y desde la realidad, siendo esta la que va orientando y dando las pautas de análisis para la construcción de la teoría, que va a ser siempre dinámica y en proceso de continuo cambio.
Esta es la razón por la cual en muchas ocasiones se está haciendo análisis desde un punto de vista micropolítico de forma intuitiva, no intencionada, y, asimismo, podemos llegar a concretar distintas teorías que se van construyendo desde cada realidad y desde un contexto determinado. Se puede decir que sin estar usando el término de "micropolítica" se han llevado a cabo y se están haciendo numerosas investigaciones y reflexiones que podrían incluirse fácilmente en este enfoque, que, como ya se ha dicho, más que una teoría específica es un sentimiento, un modo de acercarse al análisis de la realidad. Igualmente, se expresa lo comentado por J. Lindle (1999) en la conclusion de su interesante artículo What can the Study of Micropolitics Contribute to the Practice of Leadership in Reforming Schools? Citado por Bardiza (1990), "no solamente el enfoque micropolítico es inevitable, aconsejable e ineludible para los líderes de las escuelas, sino que es INHERENTE a los procesos que se producen en ellas" (Lindle, 1999:176).
ACHINSTEIN, B. (2002): "Conflict Amid Community: The Micropolitics of Teacher Collaboration", The Teachers College Record, 104 (3): 421-455.
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BERNAL, J. L.; JIMENEZ, J. (1992): El equipo directivo en los centros públicos no universitarios. Dualidad de su situación como representantes al mismo tiempo de la Administración educativa y de la comunidad escolar e interacciones que se establecen en el centro como consecuencia de esa dualidad.
Autor:
Fernando Díaz Herrera[7]
[1] BARDISA, T. (1997): ?Teor?a y pr?ctica de la micropol?tica en las organizaciones escolares?, Revista Iberoamericana de Educaci?n: 15. http://www.campusoei. org/oeivirt/rie15a01.htm. (acceso julio 2011).
[2] BALL, S (1995): ?Poder, conflicto, micropol?tica ?y todo lo dem?s!?, WALFORD, G. [ed.]: La otra cara de la investigaci?n educativa. Madrid: La Muralla, 201-227.
[3] BERNAL, J. L. et al (2000): Liderazgo escolar: eficacia en la organizaci?n y satisfacci?n en la comunidad educativa. http://didac.unizar.es/jlbernal/inicial.html. (acceso julio 2011)
[4] BALL, S. (1990): ?La perspectiva micropol?tica en el an?lisis de las organizaciones?, Actas del I Congreso Interuniversitario de Organizaci?n Escolar. Barcelona, 195-226.
[5] BERNAL, J. L. (1997): El equipo directivo en los centros p?blicos de primaria. An?lisis de su situaci?n. Tesis doctoral. Universidad de Zaragoza. http://didac.unizar.es/jlbernal/inicial.html. (acceso julio 2011).
[6] BALL, S (1995): ?Poder, conflicto, micropol?tica ?y todo lo dem?s!?, WALFORD, G. [ed.]: La otra cara de la investigaci?n educativa. Madrid: La Muralla, 201-227.
[7] (*) Fernando D?az Herrera Licenciado en Filosof?a y Ciencias Religiosas (Universidad Cat?lica de Oriente), Contador P?blico (Universidad de Cartagena), Especialista en Revisor?a Fiscal y Control de Gesti?n (Universidad Cooperativa de Colombia), Maestrante en Educaci?n (SUE Caribe), Asesor, consultor, docente de posgrado, pregrado, b?sica secundaria y media vocacional.