1964 (9, 10 y 11/1): Memorable gesta patriótica, que tuvo y tiene la virtud de concentrar en sí misma todo el significado de la lucha generacional nacionalista, por el rescate de la soberanía nacional. 1964 (3/4): Firma de la declaración Bunker-Moreno, mediante la cual se acordó designar embajadores especiales, para concertar un convenio justo y equitativo, que eliminara las causas de conflicto entre los dos países, con motivo de la vigencia del Tratado Hay-Bunau Varilla, de 1903.1965 (25/9): Firma de la Declaración Robles-Johnson, por la cual los gobiernos de Panamá y los EUA acordaron negociar, por separado, un nuevo Tratado que sustituyera el de 1903; un acuerdo relativo a bases militares y status de fuerzas armadas y un tratado según el cual pudiera construirse por nuestro territorio un Canal a nivel del mar.1967: Redacción de tres proyectos de tratados cuyo contenido no respondía a las legítimas aspiraciones reivindicativa de los panameños de todas las generaciones. 1970 (5/8): Rechazo definitivo de esos tres proyectos de tratados, cuando el General de División Omar Torrijos Herrera rescató y liderizó la bandera de lucha patriótica. 1971 (27/1): Reinicio del proceso negociador entre Panamá y los EUA, para eliminar las causas de conflicto y perfeccionar la independencia nacional.1973 (15/3): Reunión en nuestro país del Consejo de Seguridad de la ONU, entidad que respaldó las justas aspiraciones panameñas, sobre la eliminación de la Convención del Canal Istmico de 1903, así como las causas de conflicto entre ambas naciones. A partir de esto momento, el General de División Omar Torrijos Herrera, inició el patrullaje de la Patria internacional, con el que obtuvo la solidaridad consciente de pueblos y gobiernos dignos del planeta, en razón de la justicia de la causa panameña.
De igual forma, se efectuaron numerosas cumbres y encuentros en Panamá y en el extranjero del Grupo Contadora y otros dirigentes de jerarquía continental y mundial, que también ofrecieron su decidido respaldo a nuestras justas aspiraciones nacionalistas.
1977 (7/9): Firma de los Tratados Torrijos-Carter, por los cuales se elimina la perpetuidad pactada en 1903 y se estipula el fin de la presencia extranjera en el corazón de nuestro territorio, al medio día del 31 de diciembre de 1999. Estos documentos fueron ratificados por nuestro país mediante plebiscito realizado el 23 de octubre de ese mismo año y por los EUA, el 10 de abril de 1978.
1979 (1/10): Vigencia de esos pactos, fecha en que se inició un proceso ordenado de transición, que permitirá coronar los esfuerzos y sacrificios de la lucha generacional patriótica en la fecha estipulada y demostrarle al mundo que el pueblo y gobierno panameño tienen la disposición y capacidad de administrar y operar la vía interoceánica, con los mismos o mayores niveles de eficiencia con que hoy es manejada.
1993.- Un estudio conjunto hecho por EEUU, Panamá y Japón recomendó la construcción de un tercer juego de esclusas en la vía interoceánica panameña.1996-2004.- Se realiza un programa de inversiones en modernización y mejoras en el Canal por valor de 1.000 millones de dólares para aumentar la capacidad de tránsito de la vía.1999.-Panamá asume la responsabilidad total por la administración, operación y mantenimiento del Canal. Se crea la entidad gubernamental autónoma Autoridad del Canal de Panamá (ACP).2002.-La ACP modificó la estructura de peajes vigente desde la apertura del Canal en 1914.2006.-La propuesta de ampliación de la vía interoceánica, elaborada por la ACP, fue presentada por su junta directiva al presidente panameño, martín Torrijos, el 24 de abril.
2006.-El Gobierno de Panamá aprobó el 26 de junio la propuesta de ampliación del Canal y pidió al Parlamento que la debatiera y al Tribunal Electoral que convocara a los panameños a un referendo para decidir si se ejecutaba o no la obra.
2006.- El Parlamento de Panamá aprobó el 14 de julio en tercer y último debate el proyecto de ampliación del Canal y la convocatoria al referendo.2006.- El Tribunal Electoral (TE) de Panamá anunció el 18 de julio los preparativos para el referendo, que se celebrará el 22 de octubre, y convocó a 2,1 millones de panameños aptos para votar.
Lo interesante es que cuando los militares estadounidenses salen de un lugar y van a otro, después de cierto tiempo, la gente quiere botarlos".
La controversia se inició en el año de 1946. Una vez se cumplió el primer aniversario del cese de la Segunda Guerra Mundial, Panamá solicitó al Gobierno de Estados Unidos la desocupación de las 130 bases militares que mantenía a lo largo del territorio nacional. Al incorporarse Estados Unidos a las hostilidades, en 1942 Panamá cedió a dicho país 130 sitios para que instalara bases militares destinadas a la defensa del Canal. Se convino que las bases serían devueltas a Panamá un año después de la finalización del conflicto. La guerra terminó el 15 de agosto de 1945 con la rendición incondicional del Japón. En el mes de septiembre de 1946, Panamá pidió el cumplimiento de lo pactado a lo que no accedió la gran potencia, alegando que la guerra sólo se daría por terminada al firmarse los protocolos de paz con los países vencidos, suceso que a la fecha no había ocurrido. En el seno de la Asamblea Nacional de Panamá, los doctores Ricardo J Alfaro y Octavio Fábrega sustentaron -con irrefutables argumentos- la validez jurídica del reclamo panameño. El Órgano Ejecutivo inició una difícil negociación diplomática y ante el empecinamiento del Gobierno estadounidense se convino reemplazar el Convenio de 1942, ya vencido, por uno nuevo que en esencia
Prolongaba la ocupación de ciertas bases, primordialmente la de Río Hato, por algunos años.
La Federación de Estudiantes, el Frente Patriótico y otras organizaciones políticas y cívicas se opusieron al nuevo pacto por múltiples razones, y principalmente porque en el año de l947, fecha del nuevo acuerdo, no se daban las condiciones contractuales previstas en el Tratado General de 1936, entonces vigente, para negociar y otorgar facilidades para la defensa del Canal. En efecto, la cláusula X del Tratado General de 1936 condicionaba toda cesión de bases a la real existencia de una conflagración universal o de un peligro de guerra, y ambas condiciones no existían. Los opositores del nuevo convenio se aferraron al argumento jurídico expuesto.
La lucha fue tenaz y patriótica. El 22 de diciembre de 1947 la Asamblea Nacional rechazó por unanimidad el Convenio de Bases sometido a su consideración. Esa misma noche el presidente Truman, de Estados Unidos, ordenó la evacuación de todas las bases militares ubicadas fuera de los límites de la llamada Zona del Canal.
Lamentablemente, la poca consistencia y la mucha complacencia llevaron a algunos sectores políticos a desconocer, muy pronto, la gesta del 12 de diciembre al aprobar la Asamblea Nacional de 1955 el tratado negociado durante el gobierno de José Remón. En una de sus cláusulas se concedía en arriendo a Estados Unidos la base militar de Río Hato, por un término de 15 años prorrogable, para la defensa del Canal.
Esta clase de ambigüedades en la diplomacia panameña abunda en exceso. Sobre todo porque los gobiernos de Estados Unidos han sabido torcer la mano en la conducción de la política exterior panameña, en cada ocasión en que deben primar sus intereses. El Tratado de 1936, por ejemplo, dio un paso efectivo en el campo de la soberanía al establecer que la cesión de nuevas tierras para la defensa y mantenimiento del Canal debía ser materia de convenio; es decir, debía contar con el consentimiento previo de Panamá. Sin embargo, mediante un canje de notas del 1 de febrero de 1939, Panamá aceptó que en la eventualidad de una emergencia súbita, Estados Unidos hará frente a la emergencia y tomará unilateralmente las medidas necesarias para enfrentar la dificultad. ¿Quién califica la emergencia como súbita? ¿Cuáles eran los criterios de evaluación?
Me imagino que los diplomáticos panameños de 1939 no veían ningún peligro en lo acordado en el canje intervencionista y si acaso causaba alguna preocupación, allí estaban para ellos, como valium perpetuo, las viejas declaraciones del presidente Teodoro Roosevelt quien ofrecía a Panamá seguridad, paz, progreso, justicia y un trato respetuoso de República y no de colonia.
En la misma dirección, al aprobar Estados Unidos el Tratado de Neutralidad, se acordaron enmiendas que colocaron a todo el país, a perpetuidad, bajo el paraguas del Pentágono. Es obvio que dentro del espíritu del 12 de diciembre de 1947, es una asignatura pendiente de la nación panameña eliminar todo compromiso que lesione la soberanía y sobre todo si tal compromiso no sufrió los trámites, para su aprobación, establecidos en la Constitución panameña. La misma apreciación mereció, en su hora, el punto 7 del Anuncio Conjunto emitido el 7 de febrero de 1974 por los encargados de la política exterior de Panamá y de Estados Unidos al someternos, el referido punto 7, al riesgo de reconocer la legalidad del enclave guerrerista que venía operando en la Zona del Canal sin el consentimiento de Panamá. El riesgo se concretó bajo el señuelo de la defensa conjunta y desde 1977 hasta el año 2000 las bases militares estadounidenses fueron legalizadas. En el punto 7 citado se podría encontrar también el origen de las enmiendas calificadas por algunos negociadores -por otro no- de potables, pactadas a perpetuidad.
En verdad, el tiempo sigue su marcha y quienes actuamos en 1947 vemos que han transcurrido 55 años de aquellas jornadas tan patrióticas como llenas de amor por el país. Lo esencial es aceptar que por la existencia de algunos acuerdos residuales, propios del viejo Panamá cede, la lucha por el perfeccionamiento de la soberanía patria todavía continúa. Empeñarnos en esa lucha es un homenaje al significado histórico del 12 de diciembre de 1947. Es apenas honorable reconocerlo.
Estados Unidos entró en la II Guerra Mundial y volvió a pedir más presencia militar en Panamá. La consiguió en mayo de 1942 con el convenio Fábrega-Wilson, donde Panamá permite el establecimiento de 134 bases militares en territorio nacional, a cambio de 300 mil dólares anuales y la promesa de que aquello solo duraría hasta un año después de la guerra. Panamá se desajustó. Si bien es cierto entró mucho dinero, a causa de la presencia gringa, la prosperidad fue más ficticia que real.
La economía nacional se hizo más dependiente, se produjo muy poco durante la guerra y hubo una creciente emigración del campo a la ciudad. Estos factores provocaron el aumento del costo de vida. Cuando terminó la guerra, Panamá pidió retrotraer la situación, pero Estados Unidos intentó negociar la continuidad de las bases por 20 años más con el Tratado Filós-Hines. Ese plan, puntualmente, fracasó: en 1948 las nuevas bases fueron desocupadas. Pero continuaron en la Zona del Canal por más de 50 años.
Ciudad del Saber reemplazará bases militares en Panamá
Unas 120 hectáreas utilizadas en el pasado para actividades bélicas, ahora albergan a universidades prestigiosas, centros de investigación científica, un tecno-parque industrial y una incubadora de empresas. El sueño de cambiar soldados por estudiantes, científicos y académicos de alto nivel, y armas por libros y bolígrafos, es una realidad que promete ampliarse y perfeccionarse antes de una década.
Cerca de un año después de culminada la centenaria presencia militar de Estados Unidos en Panamá, ya empieza a rendir sus frutos uno de los proyectos más ambiciosos para el aprovechamiento de las millonarias instalaciones militares estadounidenses dejadas en este país. Se trata de la Ciudad del Saber, un complejo de 120 hectáreas en la antigua base militar de Clayton, una de las más importantes del Comando Sur estadounidense en territorio panameño, a orillas del Canal de Panamá.La Ciudad del Saber es un lugar donde convergen a un tiempo centros académicos y de investigación científica, un parque tecnológico e instituciones culturales de prestigio. El sueño de cambiar soldados por estudiantes, científicos y académicos de alto nivel, y armas por libros y bolígrafos, es una realidad que promete ampliarse y perfeccionarse antes de una década.Los objetivos principales de esta iniciativa de carácter internacional son: promover la cultura, la paz, la democracia y la búsqueda permanente de soluciones a los problemas comunes que enfrenta la humanidad.
Pero la Ciudad del Saber es sólo uno de los proyectos que Panamá pretende desarrollar en las 97 mil hectáreas de terreno y 7 mil edificios e instalaciones en las riberas del Canal que recibió el pasado 31 de diciembre de Estados Unidos, como parte del cumplimiento de los Tratados Torrijos-Carter, que además puso fin a una presencia militar de casi un siglo.La Fundación Ciudad del Saber es una organización privada sin fines de lucro, creada en 1995 y dirigida por una junta de síndicos conformada por representantes de los sectores académico, laboral, legislativo y gubernamental.Funciona con estatutos y reglamentos propios, amparados en el Decreto Ley No. 6 publicado en la Gaceta Oficial No. 23,480 del 12 de febrero de 1998. Según el estudio de factibilidad preparado por la Academia para el Desarrollo Educativo (AED), con sede en Washington, y el Plan Estratégico preparado por la UNESCO, la misión de la Ciudad del Saber abarca cuatro componentes: programas de formación de recursos humanos, de investigación, parque tecnológico de innovación y foro Ciudad del Saber.El complejo ofrece programas de formación académica de nivel superior con énfasis en especializaciones, maestrías, doctorados, post-doctorados y de formación continua. Las metodologías que se utilizan van desde la presencial hasta la de a distancia, con los recursos didácticos más avanzados que faciliten el aprendizaje, procurando calidad y excelencia académica.
Las tres grandes expectativas
La Ciudad del Saber basa su programa de trabajo en tres grandes áreas: el Tecnoparque Internacional de Panamá (TIP por sus siglas), la Incubadora de Empresas de Panamá (IDEP) y el Foro Ciudad del Saber.El Tecnoparque es una iniciativa que ofrece una relación entre organismos de investigación y desarrollo tecnológico con el mundo de la producción y las empresas. Los objetivos del TIP buscan atraer empresas extranjeras con buen nivel tecnológico y/o alto valor agregado, favorecer la innovación, la transferencia de tecnología y de competencias en las empresas existentes, y promover la creación de nuevos consorcios innovadores.
El TIP dirige su atención primordialmente hacia las actividades relacionadas con la biodiversidad, la acuicultura, los recursos marinos, la medicina tropical, la teledetección, el procesamiento de datos, multimedia, la restauración del patrimonio histórico, el software bancario y actividades relacionadas con servicios marítimos.
La oferta del TIP incluye además un proyecto para constituir el Instituto de Investigaciones Científicas y Tecnológicas y Servicios de Alta Tecnología (INDISCASAT) y la negociación de un Centro de Transferencia Tecnológica en los sectores de agroindustrias, forestal y recursos marinos y acuicultura. El Tecnoparque mantiene comunicación estrecha con la Universidad estatal de Panamá, el Smithsonians Tropical Research Institute (ISR) y con el Laboratorio Conmemorativo Gorgas de Estudios de Salud (ICGES).Otra de las atracciones que ofrece el TIP es el acceso a las redes de información de la Unión Europea, lo que les permite a las empresas participar en los diferentes programas de la UE y transmitir a este organismo cualquier información que consideren importante.
Pero no cualquiera puede ingresar a esta iniciativa. Existen requisitos claros para los interesados, éstos deben dedicarse a actividades de alto valor tecnológico e innovador, que además sean limpias, o sea, que no contaminen el medio ambiente, dedicar un porcentaje de su presupuesto y recurso humano a actividades de investigación, desarrollo e innovación de nuevos productos y servicios de alta tecnología, así como tener proyección regional.La preservación y estudio de la naturaleza es un aspecto importante en el Tecnoparque, ya que se cuenta con el material necesario para realizar esta labor. Los científicos del mundo podrán encontrar en Panamá una vasta gama de aspectos ecológicos dignos de estudiar a profundidad.
En sus 77,552 kilómetros cuadrados, Panamá cuenta con 13 zonas de vida con un mosaico extraordinario de hábitat que contienen una alta riqueza de especies y diversidad genética, que varía desde montañas de 3,500 metros de altura, tierras húmedas y secas, hasta arrecifes de coral y los fondos abisales.La flora de Panamá es una de las más ricas del mundo. Se estima que el 14%, unas 1,500 especies, de la variedad de plantas superiores en Panamá son endémicos. Para poner en su contexto esta variedad, hay que mencionar que en Panamá están representadas el 3.5% de las angiospermas y el 7.3% de los
Helechos y aliados del mundo.
Además en Panamá se calcula que las especies de insectos alcanzan unos 160 mil, cerca del 12% del total de todo el mundo.
También cuenta con cerca de 929 especies de aves, una cantidad mayor que el número de existentes en países como Canadá y Estados Unidos juntos con su gran extensión territorial. Esta cantidad suma el 10.3% del total a nivel mundial.
Una incubadora de empresas
La Incubadora de Empresas de Panamá (IDEP) ofrece acceso a los recursos y herramientas financieras, el equipamiento físico, asesoramiento y asistencia administrativa para que nuevos empresarios, con ideas innovadoras o de alto contenido tecnológico, puedan desarrollarse en un ambiente seguro y controlado.Su función primordial es proporcionar y estimular la creación de empresas de base tecnológica y acelerar su proceso de desarrollo y maduración competitiva. La IDEP tiene una junta directiva compuesta por miembros del sector privado y de las universidades más prestigiosas del país.Esta iniciativa ofrece incentivos especiales para atraer empresas nacionales e internacionales, entre los cuales se menciona, los de tipo fiscal para la importación de equipos, maquinarias y autos; para la transferencia de dinero; exoneración del pago sobre la renta al personal extranjero; libre circulación de capital y visas especiales de dos años, con entradas múltiples, para el personal extranjero y sus familiares.
Las empresas que al final del periodo de incubación demuestren las aptitudes necesarias, serán ingresadas formalmente al Tecnoparque Internacional de Panamá. La Ciudad del Saber ha sido reconocida por varias organizaciones de renombre internacional como una iniciativa altamente productiva para la humanidad. Incluso, afirman que en esta materia ha superado el uso que se les ha dado en otras latitudes a los complejos militares abandonados por diferentes países.
Conclusión
Al cerrarse las bases militares en Panamá los Estados Unidos por su victoria en la Guerra fría representan uno de los dividendos que recibe los Estados Unidos.
A pesar de la situación descrita, la Republica de Panamá celebra con júbilo en compañía de todos los pueblos del orbe.
Surgieron, además, otras causas de conflicto entre ambas naciones.
La Ciudad del Saber utilizada en el pasado para actividades bélicas ahora alberga, universidades prestigiosa, centro de investigación científica, un tecno- parque industrial y una incubadora de empresas.
El sueño de cambiar soldados por estudiante, científicos y académicos de alto nivel, es una realidad que promete ampliarse y perfeccionarse antes de una década.
Autor:
Leika H N
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